Luchando por ti
Acotaciones:
- diálogos
" " pensamientos
&&&&& cambio de escena
Naraku hizo una llamada telefónica y poco tiempo después se encontraba en un restaurant con una mujer de piel blanca y voz vacía para darle instrucciones nuevas, nadie podía meterse con lo que le pertenecía a él y ese niño no sería la excepción.
- ¿Estas seguro de que quieres que haga eso? No es tu estilo.
- Ahora no me sirve levantar sospechas, es mejor intentar primero con métodos más diplomáticos.
Los dos se despidieron pronto, ya que ella tenía una encomienda que realizar y él debía persuadir a su novia, cosa que no consideraba un trabajo difícil.
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Inuyasha y Kagome estaban en el aeropuerto, los días habían pasado mucho más rápido de lo que ellos esperaban. La chica tenía lágrimas en los ojos y se aferraba con toda su fuerza a Inuyasha para no tener que dejarlo ir, cuando se escuchó una última llamada para el vuelo Kagome por fin se separó pero sin dejar de mirarlo con ojos vidriosos.
- Llámame… cuando llegues… -sentía un gran vacío en el pecho y un nudo en la garganta y en el corazón que le dificultaban hablar.
- Kagome… vendré a verte pronto, en cuanto pueda… estaré un día en la puerta de tu casa para darte una sorpresa… -detuvo sus palabras para darle un último y fugaz beso – Te amo… te amo muchísimo.
- También te amo… Inuyasha vete, vete por favor… antes de que no pueda verte partir. –en un impulso se empujó alejándose de su cuerpo y empezó a correr por entre la gente y sin mirar atrás, sabía que de hacerlo le sería imposible separarse de nuevo.
Él la miró y no supo qué hacer, quería seguirla y cerciorarse de que estuviese bien, pero sabía cuales eran las intenciones que tuvo al irse así y las respetaba. Suspiró profundo deteniendo el ritmo acelerado de su corazón por un momento y conteniendo su espíritu para hacer lo que ahora debía. Así, con todos sus sentidos puestos en la mujer que amaba abordó para irse sin saber lo que le esperaba.
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Lin despertó con los ojos irritados y sin haber descansado mucho, se puso de pie mirando el silencio a su alrededor y abrió la regadera viendo como caían las gotas al suelo y poco a poco exhalaron vapor, entonces se quitó la ropa con lentitud y entró regulando la temperatura. Se bañó despreocupadamente sintiendo el agua limpiar no solo su cuerpo, sino su alma también, disipando así algunos de los monstruos que tanto la acosaban. Salió del baño y envuelta el la toalla se recostó en la cama por unos minutos hasta que sintió un hueco en el estómago y frío, se puso algo de ropa para ir a la cocina. Salió de su habitación y encendió las luces viendo así la mesa puesta para cenar y al hombre sombrío sentado en un sillón como esperándola.
- Por fin despertaste, me da gusto.
- Sí, gracias… -respondió dudosa del gesto.
- Espero que estés hambrienta… creí que no querrías salir así que volví como dije antes.
- Lindo detalle –sonrió por reflejo más que por convicción todavía sin saber si aquello era correcto, además de entrar cuando ella dormía hizo que alguien entrara a hacer todo eso que definitivamente no era de su autoría.
Así pasaron la velada tranquilos y sin hablar de nada importante, nada que causara nuevas desavenencias. Era algo tarde cuando Naraku dijo que era tiempo de que se retirara, ambos se pusieron de pie y caminaron hasta la puerta, ahí él se aproximó y la abrazó acercándola mucho a su cuerpo, pero ella opuso resistencia discretamente.
- Nos vemos mañana. –lo besó casi imperceptible en los labios y se separó definitivamente.
- Claro… - Salió de ahí con la idea más fija que antes, alguien estaba haciendo ese cambio en la muchacha dócil que había sido hasta el momento y el único que se le ocurría era Kohaku, pero eso estaba por remediarse, Kanna ya trabajaba en ello.
Vio la mesa con los restos de la noche y de nuevo se sintió algo desganada, a pesar de ello limpió todo y luego vio que tenía un mensaje en la contestadota.
- Hola, soy Sango… me dejaste algo preocupada cuando nos vimos en el hospital, llámame.
Entonces recordó el incidente con Sesshomaru y sus labios palpitaron de nuevo con una sensación cálida. "Ya no pienses en eso… no tiene caso…"- se repitió antes de tomar el teléfono y llamar a su amiga que estaba también en casa.
- Me dejaste preocupada…
- Es que no me sentía bien, pero fue sólo algo momentáneo, estoy muy bien, gracias.
- Oye… y… todavía quieres esa reunión para celebrar tu compromiso, supongo. –el tono y las palabras de la mujer se debían al desagrado que sentía por su prometido.
- No… sabes… en realidad no… -dijo extrañada de sí misma, de su cambio tan repentino- Creo que así estamos bien.
- ¿Estás dudando?
- No… no es eso… es que… no lo sé… creo que me estoy precipitando… no me imagino casarme… tan pronto… - sus últimas palabras fueron dichas con cierta duda, no por no creer en lo que decía, sino por la razón de ello, tal vez no era el tiempo, sino algo más lo que le molestaba.
Sango siguió indagando en las razones de Lin sin conseguir nada más, pero por lo menos ahora ya no estaba tan segura de continuar con su compromiso con ese hombre tan detestable. Al final acordaron salir a cenar una noche con Kagome, al parecer las tres que tan buenas amigas se habían vuelto necesitaban hablar… y desahogarse cada una de sus propios asuntos.
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Ingresó en el piso de terapia intensiva y sin mirar a nadie preguntó si Lin ya había llegado, al recibir una respuesta negativa dejó la orden de que cuando lo hiciera fuese a su oficina, después él mismo entró en ella. De pie dando la espalda hacia la puerta pudo ver el exterior, justo la entrada principal del hospital donde llegaban los pacientes y los médicos. Ahí de pronto pudo ver una delicada figura que llegaba, de inmediato e inconciente, dibujó una sonrisa casi imperceptible en su rostro. Algunos minutos después la misma mujer entraba con él, abrió la puerta con delicadeza y al cerrarla se mantuvo ahí todo el tiempo sin despegar las manos de la perilla.
- Qué pasa…
Te llamé para darte nuevas instrucciones, desde ahora eres completamente libre, haz lo que creas mejor con los pacientes. –de inmediato el hombre regresó sus ojos miel a la ventana.
- ¿Es decir que ya no vas a vigilarme todo el tiempo? –preguntó acercándose con leves pasos todavía desconfiados, mientras él permanecía de espaldas.
- En el ascensor… - Lin retrocedió- te lo dije todo… probablemente eres más que capaz y tienes más astucia que cualquier otro médico en este piso. Ya no tengo razones para retenerte por la fuerza –se giró y empezó a avanzar hacia ella- Ahora lo que quiero, es que te quedes por gusto –cuando se encontraron depositó una suave caricia en su cabello y se alejó de nuevo, Lin sólo cerró los ojos intentando mantener su respiración y alejarse tan rápido como le fuese posible.
Salió de ahí algo nerviosa e intentando que ninguna de las expectantes miradas de todos los que trabajaban ahí y gustaban de enterarse de la vida de los demás se fijara en ella, entonces relajó su expresión y vio entrar a Kagome, de inmediato acudió a ella.
- Hola… ¿Ya se fue Inuyasha? –no deseaba hacer esa pregunta pero sabía que era necesario. La otra sonrió leve.
- Sí…
- Hay que terminar el turno y después salimos con Sango, sólo las tres ¿Te parece?
- Claro –sonrió de nuevo apenas intentando ocultar su tristeza.
Durante todo el turno Lin estuvo pendiente de alguien sin darse cuenta, observó los movimientos del hombre cada vez que pudo, ahora todo era confuso y se argumentaba estar al pendiente para confirmar que no la estuviese vigilando, pero en el fondo sabía que sus razones eran bastantes diferentes.
Pasaron todas las horas debidas y las amigas ya iban a salir, cuando la menor notó a una anciana que recién bajaban de cirugía y por ser un caso difícil él se haría cargo, entonces sin dudarlo se acercó a dar su opinión. Todos miraban expectantes a Sesshomaru, esperaban un regaño o suspensión, como era con ella, sin embargo nada parecido pasó.
- ¿Estás segura de que quieres hacer eso?
- Sí.
- Hagan lo que ella dijo –indicó a la sorprendidas enfermeras mientras Lin sonreía alegre. Sesshomaru se giró hacia ella y en un rápido movimiento que nadie notó introdujo su mano en la bata de la chica para abrazarla por la espalda y acercarla mucho.
- Ves, ahora quieres quedarte –al tiempo en que susurró las palabras, besó su oído de forma tan imperceptible que para ella fue apenas un roce que le cortó de tajo la respiración, mientras, él regresaba con la paciente.
Lin volteó a su alrededor pensando en si alguien había notado eso, pero a la única que vio fue a Kagome que la esperaba en recepción.
De prisa tomó sus cosas y se quitó la bata para ir con sus amigas a una de esas reuniones donde más de algún secreto terminaba por saberse, o por ser aceptado por la propia dueña.
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Bastante lejos de ahí, al otro lado del mundo un joven de ojos dorados entraba en la que sería su nueva oficina, un lugar bastante sobrio que no le gustaba en lo más mínimo, además de lo mucho que extrañaba a Kagome. De inmediato se acercó a él una mujer bastante delgada y de rasgos finos, su cabello era negro y muy largo, pero lo que más llamó la atención de Inuyasha fue su parecido con la mujer que amaba.
- Buenos días señor, mi nombre es Kikyo, soy la encargada de enseñarle el funcionamiento de estas instalaciones. –la mujer habló con voz fría y hasta calculadora.
- Buenos… días – Inuyasha no podía dejar de mirarla.
- Si le parece bien, podemos empezar por dar un breve recorrido…
- Sí…
La mujer lo llevó por todas las instalaciones sirviéndole de guía, sin embargo él no prestó demasiada atención, sólo podía notar a Kagome en ella. Al final regresaron al punto de partida y resultó ser que estarían juntos, a sólo unos metros de distancia todos los días, cosa que a Inuyasha no le importó demasiado pero a ella le provocó una notoria sonrisa.
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Las tres mujeres se reunieron y hablaron de muchas cosas, algunas sin importancia y otras demasiado relevantes, el compromiso, la partida de Inuyasha, la cita con Miroku, la desconfianza hacia Naraku, la duda por el compromiso, la tarde con Kohaku… pero nada referente a Sesshomaru. Todo el tiempo el hombre rondó sus pensamientos, lo que más deseaba era hablarles de él, que le dijeran si hablaba en serio o terminaran por desilusionarla, pero no tuvo el valor para decir algo, las tres volvieron a sus casas y entonces se preguntó por qué o habló cuando pudo con sus amigas.
"Es sólo una tontería… no tiene importancia… no tengo miedo… no… no temo que me digan la verdad y sólo sea un juego… no quiero saberlo ahora, sólo pretendo… no sé qué pretendo… no quiero engañarme, no quiero dejarme llevar por alguien a quien no le importo… ¿Te importo?... ¿Cómo saberlo?... ¿Cómo no dejarse llevar por ti?"
Al final se recostó en la sala y observó el reloj de pared entre lágrimas, no faltaba demasiado para que tuviese que regresar al hospital y debía dormir. Se detuvo un momento al sentir su cansancio, un par de horas no serían suficientes, pero su turno era pronto ¿Por qué si sólo habían pasado unas cuantas horas desde que salió? "Yo tomé los turnos esta vez…".
- Ves, ahora quieres quedarte
Sin meditarlo más, antes de que su cabeza empezara a dar vueltas, cayó en un profundo sueño del que no quería despertar, no si tenía que volver a lo mismo.
Horas más tarde la chica de cabellos azabaches y ligeras marcas negras debajo de los ojos entraba al hospital y empezaba su trabajo mientras sólo lo rondaba con los ojos, ahora eran los suyos clavados en él y los dorados sólo obsequiándole furtivas miradas que ella entendía pero se negaba a interpretar.
- Tengo que llevar esto a su oficina… odio entrar a ese lugar –escuchó murmurar a una de las recepcionistas.
- Yo puedo ir –respondió dudosa luego de meditarlo unos segundos y realmente actuar sin considerar las posibles consecuencias de encontrarse con él a solas.
- Claro… ¿Ya no te acosa?...
- ¿Me acosa?... no… él no, nunca ha hecho nada… ahora vuelvo. –se retiró con los papeles lo más rápido que pudo, aquellas palabras la pusieron realmente nerviosa. Segundos más tarde tocó ligeramente en la puerta y escuchó la voz varonil que le indicó pasar todavía sin saber de quién se trataba. – Vine a traer esto –dejó las cosas en el escritorio pero no se alejó.
- ¿Algo más? –le preguntó acercándose a ella más rápido de lo que esperaba.
- No… -respondió estando ya los dos a muy poca distancia y sin intenciones de separarse, al contrario ambos podían sentir la adrenalina en su sangre y los deseos de sentir los labios del otro.
- ¿Por qué te engañas a ti misma? -Lin frunció en seño.
- ¿Me engaño?
- Con ese hombre por el que no sientes nada…
- ¿Cómo sabes que no lo amo? –ahora empezaba a estar a la defensiva, se alejó unos pasos.
- Porque si lo hicieras no estarías aquí.
Con un sorpresivo movimiento se acercó y la tomó por la cintura con fuerza para terminar con la distancia entre sus cuerpos y mirarla a los ojos. Acarició sus labios con una suave caricia de sus dedos. Lin sintió su corazón desbocarse y su respiración agitada, no soportaba la tortura de tener a ese hombre tan cerca ni de que fuese así, tan tierno y firme a la vez, como si la obligara a estar ahí pero ella no quisiera marcharse. Sólo fue capaz de cerrar los ojos y humedecer sus labios inconcientemente al sentir que las dos manos de él la tomaron por la cintura y la espalda.
Sesshomaru observó su reacción y sonrió complacido por tener ese efecto en ella, por ser plenamente correspondido, a pesar de que no lo admitiese al estar así sus sentidos también se salían de control. Miró sus labios entreabiertos y sus ojos cerrados, la vio esperando porque la besara y no dudó en hacerlo. Rozó sus labios con audacia, una caricia más apasionada que tierna a la que ella respondió de la misma forma.
Lin lo rodeó por el cuello para acercarlo más a sí y sentirlo más dentro. Rozaron sus labios una y otra vez ininterrumpidamente captando la esencia del otro. En unos instantes ella recuperó un poco la cordura y se dio cuenta de que estaba sentada sobre el escritorio y no habían parado de besarse, podía sentir su respiración estrellarse con el aliento de Sesshomaru, podía sentirlo tan cerca como nunca antes.
"¿Qué estoy haciendo?". Se preguntó mientras él abandonaba sus labios para dar leves mordiscos en su oído…
CoNTiNuaRá...
Hola! Aqui estoy, disculpen la tardanza... problemillas con el internet :p En fin ojalá que este capi haya quedado bien jaja con algo de suspenso, creo. Estoy planeando una escena especial para el que sigue... entre Lin y Sessho... jaja, ojalá que les guste.
Muchísimas gracias por todo su apoyo, soy muy felia, todo lo que me dicen es muy importante :D :D
Y ya para no aburrirlas me voy y les pido si tienen un segundo, un review... para guiarme y que me digan cualquier cosa, ya saben, lo que sea. GRACIAS!
