Luchando por ti

Acotaciones:

- diálogos

" " pensamientos

&&&&& cambio de escena

El solo sentir cómo la tenía entre sus brazos y continuaba provocándola, besando sus oídos y su cuello le hacía perder la cabeza. Lin sintió las manos de Sesshomaru buscar dentro de sus ropas y como el suave tacto de sus dedos la estremecía por completo, entonces se dio cuenta de que lo que hacía era en más de un sentido incorrecto y empezó a esquivar los besos reclinándose un poco para atrás con las manos sobre en pecho de Sesshomaru.

- Es mejor que me vaya –se puso de pie y acomodando todavía su bata se dirigía a la puerta cuando una fuerte mano sobre la suya la detuvo - ¿Qué haces?

- Hago que te des cuenta de tu error y de que esto es lo que deseas –pronto estaba acariciando su rostro con tal ternura que Lin se estremeció de nuevo y sin saber por qué varias lágrimas se agolparon en sus ojos, sin embargo todavía no estaba convencida y salió de ahí tan rápido como pudo dejando a Sesshomaru con cierta satisfacción, cada vez estaba más cerca de ella y más seguro de que hacía lo correcto.

Todavía con el alma llena de nuevas sensaciones terminó su turno a pesar de que su mente estaba en otro lugar, en cientos de ellos todos llenos de dudas y riesgos que tomar. Salió del hospital y desde la calle volteó hacia arriba, justo al piso en el que se encontraba anteriormente y ahí pudo ver dos pupilas miel que la observaban imperturbables con apariencia de hielo.

Entró a su casa y de inmediato las lágrimas aparecieron en su rostro llenándola de suspiros sin razón, ahora lloraba por él, por la confusión, porque su mundo estaba transtornado por un hombre que se iba a casar, que probablemente la quería sólo para jugar un rato y nada más.

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Sesshomaru llegó a su departamento y en la entrada se topó con los ojos rojos e indiferentes de Kagura, la miró más frío que nunca, más indiferente que a los demás y preguntó qué se le ofrecía, si ellos ya no tenían nada que ver.

- Nada en especial, sólo vine para darte la noticia antes de que tu padre te llame, él no está de acuerdo con tu decisión… y no está dispuesto a que termines el compromiso con semejante facilidad –dijo casi en tono burlón.

- Sabes que nunca me ha importado lo que mi padre diga y tú no deberías ponerte en ese papel, se supone que eres una mujer madura…

- Hay ocasiones en las que no podrás decirle que no a tu padre y ésta es una de ellas… -su voz sonaba cada vez más enfadada.

- Es mejor que te vayas antes de que sigas diciendo tonterías, creí que eras más que una ingenua que recurre a Inutashou para querer retenerme a su lado.

Sin decir otra cosa entró y la dejó ahí con una inmensa rabia que no conocía, no era una mujer de ese tipo, pero de ninguna manera perdería tanto tiempo invertido con él y si lo de su padre no era suficiente, entonces tendría que averiguar el origen del problema, el por qué o quién del cambio de Sesshomaru y ponerle un punto final.

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Algunos días pasaron todo iguales, Lin estaba nerviosa todo el tiempo de sentirlo cerca, de saber que la observaba siempre y de hacerle lo mismo, cada vez era más notoria la tensión en ella, su piel estaba más pálida y había marcas negras debajo de sus ojos. Todo producto de luchar contra sí misma constantemente, de evitar estar cerca de Sesshomaru y también de Naraku. En ese tiempo no vio a Kagura pasearse por ahí en ninguna ocasión y eso la tranquilizó un poco, ya que no sería capaz de mirarla a los ojos sin decirle lo que su prometido hacía.

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Del otro lado del mundo un joven empresario estaba en su oficina y era hora de almorzar, de repente una mujer se puso detrás suyo para empezar a darle un masaje suave al que el chico empezaba a acostumbrarse.

- Vamos a salir, has trabajado demasiado… te invito a comer.

- Pero hay muchas cosas pendientes –respondió él aún con las manos encima suyo y sin sospechar las verdaderas intenciones de su "amiga".

- No tardaremos mucho, vamos…

- Pero…

- Está bien, pero definitivamente saldremos temprano para ir a cenar y el "pero" no te servirá de nada.

Kikyo se alejó de su lado para volver s su propio escritorio y pasar el resto de la tarde pensando en qué sucedería después con el hombre de ojos dorados que tenía enfrente, de quien sabía estaba comprometido y enamorado, pero en su experiencia ningún hombre se resiste a los encantos de una mujer que sabe usarlos.

Oscureció apenas e hizo válida la promesa de en la tarde, lo sacó de la oficina más por compromiso que por alguna otra razón y lo llevó a un restaurant que le gustaba bastante, donde la música y la luz eran tenues. Sus temas de conversación versaban como siempre de la oficina, algo de la vida de Kikyo y algo de Kagome, para Inuyasha las cosas y sus sentimientos estaban más que claros, su compañera de trabajo era sólo una amiga y nada más.

"Es demasiado inocente, cualquier otro ya se hubiera dado cuenta de lo que pretendo –pensaba Kikyo- tal vez necesite otro método de persuasión un poco más convincente"

En un momento Inuyasha fue al baño y entonces se hizo tiempo de que ella actuara. Terminaron decenar y aún era temprano, Kikyo pretendía ir a otro lado pero él se sintió mareado, tal vez demasiado trabajo.

- Te llevo a tu casa, no puedes conducir así.

- Tomaré un taxi…no tienes por qué molestarte.

- No es ninguna molestia.

Luego de discutir por unos minutos más Inuyasha terminó por acceder y dejar que lo llevara hasta su casa. Entraron en el departamento y encendieron las luces, Kikyo se sentía victoriosa, ahora que estaban solos, a pesar de que él estaba completamente bien, no sería capaz de resistirse a ella. Lo hizo sentarse en el sillón mientras ella preparaba el té y lo llevaba a la sala.

Kagome estaba en el hospital y todo era muy pacífico, nada interesante o que la distrajera de su principal preocupación, Inuyasha, desde su partida, la chica lucía unos kilos menos y cargaba con algunas preocupaciones de más, confiaba en él plenamente, pero además de estar enfrentando sola a ambas familias y su desacuerdo por la prontitud y las circunstancias del compromiso, se sentía insegura de no tenerlo a su lado, había un mal presentimiento que no dejaba de asecharla desde que ese hombre que amaba se marchó, algo que no la dejaba dormir mucho.

Miró su celular y pensó en llamarle, sólo un par de minutos para escuchar su voz, ahora sería de noche donde él estaba, pero siempre se quedaba despierto hasta tarde, además hablaban todos los días… quizás sería demasiado buscarlo ahora… pero una simple llamada a su casa la tranquilizaría.

Kikyo estaba al lado del chico con la taza de té entre sus manos, lo miraba a los ojos y él se sentía intimidado.

- Inuyasha… ¿No te sientes solo en ocasiones?

- Extraño mucho a Kagome… -la chica iba a contestarle algo mientras ya empezaba a aproximarse, pero en ese momento sonó el celular de Inuyasha y él fue a contestarlo, era el que usaba para los asuntos de la oficina, no el personal.

Kikyo se quedó algo enfurecida por la interrupción y ver su esfuerzo quizás arruinado, entonces un segundo repique se escuchó y la mujer contestó el teléfono de la casa.

- Si… Inuyasha… él… está ocupado ahora, muy ocupado –dijo en tono sugerente a la mujer del otro lado de la línea. – Está a la mitad de algo, no puedo interrumpirlo… pero si quieres dejarle un mensaje… como quieras… -tras terminar la llamada sus ojos se posaron en el chico que regresaba con ella. –Kagome… era ella…

- ¿Cómo lo sabes? –respondió volteando la cara avergonzado.

- Siempre tienes esa expresión cuando hablas con ella. Por cierto, llamó la mujer que te ayuda con la casa, que no podrá venir mañana, pero ella llama de nuevo.

- Gracias…

Kikyo estaba muy exasperada pero era bastante buena ocultando sus emociones, así que su amigo no lo notó mientras ella actuaba fingiendo interés en la prometida del chico. "Tendré que esperar, pero tarde o temprano vas a estar en mis brazos…"

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La mujer de ojos rojos estaba a pocos metros de la entrada del hospital en otro de sus intentos por tener de vuelta a Sesshomaru cuando chocó contra una joven mujer que ya había visto antes, la chica la miró casi asustada y tartamudeó un poco para pedir una disculpa y cruzar las puertas casi corriendo.

Ye en el piso de terapia intensiva, Lin trataba de no toparse de nuevo con Kagura, no podría resistirlo de nuevo, así que se refugió en el salón donde sólo podían entrar médicos y enfermeras, pero a la otra al parecer no le importó demasiado e igual se pasó.

- ¿Sabes dónde está Sesshomaru? –preguntó altanera.

- N…no…

- ¿Te sientes bien? Te ves pálida, demasiado…

- Sí, estoy bien.

- ¿Y tú trabajas mucho con Sesshomaru? –preguntó interrumpiendo a Lin mientras intentaba salir.

- No, bueno… como todos, supongo.

- No, tú eres quien me contaron alguna vez… y lo vi, él ponía especial atención en ti.

- No… claro que no. –trató de esquivarla pero no pudo.

- Pero no te pongas nerviosa, no es para tanto. Nos vemos –salió de ahí, pero no para ir con quien ella decía, sino que se fue del edificio con una suposición que podría causar mucho daño.

Lin se quedó ahí casi temblando de los nervios, ella era la prometida de aquel hombre, de él que la buscaba, que la provocaba y que la hacía perder la cabeza. Casi temblando, más por su conflicto interno que por la mujer en sí, se dejó caer lentamente en un sillón y cubrió su rostro con las manos intentando detener la lágrimas.

- ¿Estás bien? – se sorprendió al escuchar que le preguntaba Kagome mientras le tomaba las manos para verla a los ojos.

- Sí… estoy bien… es que… -la otra la miraba expectante- Hoy… -Lin pensaba si decirle o no lo que sucedía, si por fin podría externar eso que tanto la lastimaba, lo meditó unos segundos más hasta que al final su misma amiga le dio la salida más fácil, aunque no la más apropiada.

- ¿Es por Naraku?

- Sí… peleamos de nuevo

- ¿Crees que vaya a buscarte a tu casa como siempre?

- Sí… bueno no… en realidad… no lo sé…

- Tengo una idea… hay un departamento, es del padre de Inuyasha pero nadie vive ahí, yo tengo unas llaves ¿Por qué no pasas ahí la noche?

- Pero no… no tengo por qué estar ahí… gracias pero…

- No digas nada –la interrumpió con amabilidad- Salgo en unas horas y te traigo las llaves. –se puso de pie y se alejó hacia la puerta – Sabes… no sé si sea la indicada para hacerlo, ni si sea el mejor momento, pero Naraku no es lo que piensas.

Entonces salió dejándola más confundida que antes… ahora no sólo estaban Sesshomaru y su compromiso con Kagura, sino también el comentario sobre su prometido… miró hacia la puerta y suspiró profundo poniéndose de pie para ir con sus pacientes, sin embargo, la ansiedad en su pecho seguía aumentando, parecía que nada que pudiera hacer ahora la calmaría.

Pasó el tiempo y cuando se dio cuenta Kagome le entregaba las llaves del departamento, intentó negarse de nuevo diciendo que Naraku la había llamado, pero nada fue suficiente para persuadir a la otra, no tuvo remedio más que resignarse y aunque no quería pasar una noche en un lugar desconocido tal vez no le caería tan mal estar lejos de las paredes que ya la habían visto llorar tanto.

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Abrió la puerta y respiró el ambiente solitario del lugar tanteando a oscuras los apagadores, cuando los encontró pudo ver el sitio en plenitud, resultaba bastante acogedor a pesar de la ligera capa de polvo que cubría las mesas y las televisiones. Caminó con sus cosas buscando una habitación, abrió una puerta blanca, como casi todo ahí, y descubrió lo que le pareció un lugar perfecto para descansar. Respiró profundo y dejó su pequeño equipaje en la alfombra para ver el baño, un sitio impecable con una tina, no pudo evitar sonreír pensando en que aquella noche podría devolverle algo de la paz perdida.

Abrió las llaves viendo como el nivel de agua aumentaba poco a poco, luego se quitó la ropa con lentitud y una vez listo, se metió en la tina. El agua estaba caliente y todo era silencio, sus piró profundo y sonrió por fin después de tantos días de sólo derramar furtivas lágrimas y perderse en dudas atormentando su alma. Se sumergió en el agua y luego salió de nuevo con el cabello mojado adherido en su rostro, lo hizo un poco para atrás y continuó ahí por largo rato hasta que la temperatura del agua le causaba molestia.

Se puso de pie y se cubrió con una toalla blanca y algo delgada, salió del baño y sintió de nuevo ese aroma que llenaba el ambiente. Después se recostó en forma horizontal en la cama utilizando la toalla como sábana, se quedó así un rato, suficiente para que las gotas que colmaban su cuerpo se secaran casi por completo. Poco a poco sintió que el sueño la invadía liberándola de sus pensamientos y dejándola en un estado de paz infinita. Comenzó a sentirse contenta sin razón alguna, sólo estaba feliz con su vida, con todo lo que la rodeaba.

Su estado de conciencia era poco y sus sentidos estaban por completo ausentes cuando escuchó el leve ruido de la puerta de la habitación y algo sobresaltada alzó la vista para encontrarse con la persona de la que intentaba estar lejos. Sus ojos se abrieron enormemente al ver ahí de pie al hombre de ojos dorados y mirada fría vestido con una camisa blanca y pantalón negro, llevaba un saco en el hombro y permanecía de pie como si analizara la situación.

Lin lo miró atónita y nerviosa, se sintió totalmente indefensa y desprotegida al saberse casi desnuda en ese sitio ajeno y con Sesshomaru tan cerca, no sabía de lo que era capaz él, ni tampoco ella. De repente empezó a acercarse, arrojando el saco sobre las almohadas se posó encima de ella sosteniéndose con las manos recargadas a los lados del cabello negro todavía mojado y dejando una separación entre sus cuerpos. La chica lo miró casi aterrorizada, lo que más temía estaba pasando, lo tenía tan cerca como antes, tanto como cuando perdía la razón de sí misma y no quería, no deseaba en lo absoluto hacer lo creía pasaría.

Pronto Sesshomaru empezó a besarla con pasión desmedida, entró en su boca casi sin pedirle permiso, sólo guiado por el deseo de estar con ella, Lin esperó rechazarlo pero no lo hizo, sino que al contrario, respondió sus besos como si los demandara. Así estuvieron por pocos momentos hasta que él terminó con la distancia entre sus cuerpos y empezó por mover un poco la toalla y recorrer sus brazos, ella sintió su acto e intentó alejarlo sin fuerzas, Sesshomaru pronto tomó sus muñecas firme pero delicadamente y las puso encima de su cabeza para con su mano libre acariciar su cuello.

Las cosas estaban ciertamente fuera de control con las respiraciones agitadas y sus cuerpos demandando más. Continuaron besándose mientras él siguió acariciándola, soltó sus muñecas al sentir que dejaba de luchar y posó sus manos en la cintura de Lin buscando el borde de la tela para inmiscuirlas y tocar su piel. Los ojos cerrados de ella derramaron pequeños hilos de agua salada mientras seguían besándose, reflejo de lo mucho que deseaba contenerse, de cómo cada caricia que deseaba la hacía sentirse culpable.

Por fin las varoniles manos encontraron lo que buscaban y con el primer tacto ella se estremeció erizándosele la piel y dejó escapar un leve suspiro, Sesshomaru intensificó sus besos y empezó a recorrer su cuerpo, primero su vientre varias veces con delicadeza, después se deslizó por sus muslos, tocándolos con suavidad pero mucha firmeza pues sabía que cada roce era bien recibido.

Lin continuaba llorando en silencio y repitiéndose la orden de alejarlo, pero su cuerpo ansioso de recibir más no sólo no la obedecía, sino que respondía a los besos y a las caricias, a la cercanía entre ambos. Sus delicadas manos se posaron sobre el pecho de Sesshomaru dándose cuenta de lo marcado de éste y de los latidos apresurados de su corazón.

En un momento él por fin abandonó sus labios para besar su cuello, entonces ella fue capaz de susurrar algo con voz temblorosa que ninguno de los dos pareció entender.

-Ya… por favor… detente… Sesshomaru… por favor…

Nadie hizo caso a la súplica que murió pronto por un nuevo suspiro producto de los besos húmedos que él dejaba en un camino directo a su escote. De repente ella se dio cuenta de que la distancia inexistente entre ellos le dejaba sentir la hombría de Sesshomaru contra su propia intimidad y de lo excitante que era eso, de lo mucho que deseaba tenerlo más cerca, sentirlo dentro de su ser.

Justo antes de retirar la toalla de sus formas femeninas y besarlas libremente hizo una pausa para probar sus labios de nuevo, los rozó varias veces antes de inmiscuirse en su boca y ser bien recibido con un poco más de ansias que antes. Al mismo tiempo corrió la tela blanca un poco con intenciones de retirarla, pero entonces Lin abrió los ojos, la realidad de las cosas le cayó con increíble frialdad, eso no era correcto, no decían ser así las cosas en lo absoluto.

Tomando fuerzas de la nada esquivó sus besos y lo empujó con determinación para que se alejara, Sesshomaru la miró respirar agitado y con las marcas de las lágrimas sobre su rostro, estaba llorando y él no lo sabía. Por algún motivo se sintió culpable de lo que hacía, de tomarla de esa forma y creer que era correspondido. En un gesto de ternura buscó sus ojos con la mirada pero no los encontró así que acercó el dorso de su mano al bello rostro colmado de tristeza y lo acarició despacio y seguro, luego susurró algo en su oído antes de salir de la habitación.

-Lo siento, sabes que no quiero lastimarte pero me gustas demasiado.

Lin lo sintió alejarse y segundos después miró alrededor, estaba sola, en un impulso se puso de pie y cubriéndose apenas cerró la puerta y le puso seguro recargándose en ella. Sintió el frío del material en su espalda y los roces de la tela, su piel estaba todavía atenta al exterior y sus labios latentes esperando por un beso que no sería dado. Lentamente se dejó caer todavía recargada en la puerta abrazándose a sí misma y aferrando la toalla a su cuerpo, esta vez las lágrimas cían al suelo en enormes cantidades, estaba triste y se sentía sola y confundida, deseosa de estar con él, de no haber detenido el momento, en ocasiones hacerle caso a la razón era demasiado doloroso.

Sentada en el suelo no supo si él continuaba en el departamento, no sabía qué hacer o pensar, si él continuaba ahí o se había marchado, sólo estaba entristecida y sola, más sola que nunca. De repente escuchó un sonido que parecía provenir de la sala, no tenía la certeza, pero seguramente seguía ahí. Miró hacia todos lados y encontró sus cosas dentro de la pequeña maleta, se miró a sí misma y supo que no podía estar así. Con suma rapidez se vistió, pero no con pijama sino con ropa para salir a la calle, luego guardó todo en su pequeña maleta y despacio llevó su mano hasta la perilla, no dabía qué iba a encontrar en el exterior. Respiró profundo y tratando de convencerse a sí misma de que era capaz de manejar la situación, a él y a sí misma, salió del cuarto para dejarse cuenta de que en efecto, no estaba sola.

Sesshomaru caminaba por la sala de un lugar a otro, pero no se notaba molesto, al contrario, era como si sólo esperara hablar con ella. Lin lo vio y no consideró necesario arriesgarse, además, sólo era una inquilina ahí y lo mejor sería retirarse

- No te vayas –interrumpió imperativo el silencio- Tenemos que hablar.

- No hay nada de que hablar –le respondió sin detener su camino hacia la salida pero muy alerta de lo que hacía, no podía dejarlo acercarse de nuevo.

- Claro que sí, si no¿Por qué respondes así? No puedes fingir indiferencia.

- Me voy a casar y tú también. –le dijo mientras intentaba abrir la puerta principal, pero fue detenida por un par de fuertes manos que se posaron sobre sus hombros.

- Rompí el compromiso -susurró en su oído todavía sosteniéndola pues no estaba dispuesto a dejarla ir así ahora que la tenía tan cerca y a solas para mostrarme cómo eran las cosas.

CoNTiNuaRá...

Hello! Espero que les haya gustado y que no quieran matarme por interrumpirlos por milésima vez. Pero uno nunca sabe, jaja si ya están hablado tan vez se decidan jaja...

Muchas gracias por todo sus comentarios, me animan muchísimo siempre y me dicen cómo ir jaja gracias!

Ahora si tienen un segundo les pido un review, porfis ya saben todo tipo de comentarios son bien recibidos y me alegran. Bueno pues ya me voy, muchas gracias otra vez y nos vemos en el próximo capi. jaja probablemente lemon.