Luchando por ti

Acotaciones:

- diálogos

" " pensamientos

&&&&& cambio de escena

Kagome llegó a su departamento y encontró en la puerta una canasta algo grande, frunció el seño al pensar que estaba vacía pero al cercarse se dio cuenta de que contenía un regalo particular. Lo tomó con cuidado y miró el collar del pequeño animal "Shippo".

- Así que ese es tu nombre –le dijo al pequeño cachorro de un color café bastante claro.

Lugo miró una tarjeta que llevaba en el cuello. "Espero que te guste." No estaba firmado pero el único que podría haber hecho algo así era Inuyasha.

- Ese tonto te dejó aquí solo, es un irresponsable y qué tal si algo te sucedía. Ven, vamos dentro.

Lo que ella no sabía era que el chico de ojos dorados escuchaba todo detrás de una puerta y sonría al notar el tono en que hablaba, bastante parecido al que usaba cuando discutían por alguna tontería.

&&&&&

Kana entró en la gran mansión de su ahora prometido esperando encontrarlo ahi a pesar de que no anunció su visita antes. Subió por las escaleras con su usual semblante indiferente y entonces al dar la vuelta por un pasillo que la llevaría hasta el estudio se topó con quien buscaba… y con alguien más.

- ¿Qué haces aquí? No avisaste que vendrías.

- Quise… sorprenderte… -respondió sin mucha inflexión en la voz.

- Con que ella es tu nueva prometida, mucho gusto, mi nombre es Kikyo… una vieja conocida de Naraku –la mujer extendió la mano en forma e un saludo bastante sarcástico y hasta burlón, sin embargo la otra ni siquiera la miró y continuó su camino por los largos pasillos oscuros hasta la habitación que usualmente compartía con el dueño de la casa.- Creo que molestó.

- No le conviene, ahora que lo tiene todo tan cerca, no puede pedir más de lo que le doy.

- Nunca cambiarás, suerte con la niña. Ahora me voy, hay un asunto pendiente que debo resolver pronto.

- Nos veremos –se despidió besando el dorso de su mano y subió de nuevo las escaleras para encontrarse con la chica albina. La otra se marchó para buscar encontrarse con su víctima.

Entró con pasos suaves a la habitación y pronto alcanzó a la chica casi ausente, trató de abrazarla pero no se lo permitió, entonces suspiró fastidiado y sin quitarle los ojos de encima.

- ¿Qué te pasa?

- Creí que sólo me tenías a mi… ahora que nos vamos casar.

- Siempre me has conocido ¿Creíste que las cosas cambiarían? No seas ingenua, el que seas la que va a dar la cara ante los demás no significa que seas la única. Además… -detuvo sus palabras un momento para elegir las adecuadas antes de continuar- el caso de Kikyo es especial.

- Será mejor que me vaya –abrió la puerta de madera tallada para marcharse antes de seguir escuchado esas palabras que herían parte de ella pero Naraku se lo impidió.

- Podemos aprovechar el tiempo ya que estás aquí. –susurró en su oído, pero ella trató de alejarse lo que provocó un movimiento brusco y una fuerte presión sobre su muñeca derecha. – Vas muy bien, Kana… no lo eches a perder. –después tomó definitivamente su cuerpo como si fuese cualquier objeto.

&&&&&

Kikyo estaba en la oficina de Inu no Tashou arreglando algunos "asuntos de la empresa", según ella argumentó, a pesar de que su único propósito era encontrar a Inuyasha y ponerse al tanto de su situación con Kagome.

- Veo que en mantienes las cosas perfectas en Occidente –dijo el hombre mayor.

- Muchas gracias, es sólo que algunas veces hace falta su hijo, Inuyasha es de mucha ayuda para mí, ha sido una verdadera lástima su regreso.

- Mi hijo ha tenido algunos problemas, pero espero que pronto entre en razón. –suspiró- Mis hijos han tenido demasiados problemas últimamente –dijo más para sí mismo.

- ¿Mis hijos? Me sorprende que Sesshomaru tenga problemas… pero supongo que no es algo que me incumba… -dijo sabiendo cuál sería la respuesta del otro.

- No, tú eres casi de la familia, es una lástima que hace años mi hijo y tú no hayan podido formar una relación…

- Pero él está por casarse… con Kagura –sus palabras arrastraban algo de odio contra la mujer que tiempo atrás le arrebató al mejor partido que tuvo.

- No, terminó con ella por… por una jovencita que no me parece adecuada… alguien que no se dio a respetar y puso a mi hijo en el difícil papel no sólo de dejar a su novia casi en el altar… sino que ella también estaba por casarse. Los rumores contra ambos ahora son de lo peor y todavía no me atrevo a ver a al señor Naraku a los ojos…

- ¿Dijo Naraku¿Era su prometida?

- Sí… ¿Lo conoces? –preguntó extrañado haciéndola darse cuenta del grave error que cometió, definitivamente no le convenía que la relacionaran con él.

- De nombre… es alguien muy importante…

- Sí lo sé… -dijo al fin resignado para poder cambiar el tema de conversación. – Pero lo que nos trajo aquí son negocios…

El resto de la plática fue precisamente sobre eso, pero la chica no despegó ni un momento sus pensamientos de lo irónico del asunto, una niña fácilmente engañada por Naraku tenía ahora al hombre que ella nunca pudo. Salió del lugar con algo más de información de la que esperaba y con tanta suerte que se topó al menor de los hijos mientras visitaba a su madre.

- Inuyasha… qué agradable sorpresa…

- Kikyo… ¿Qué…

- vine a ver a tu padre, cosas de negocios, ya sabes. Creo que es el destino que se empeña en que nos encontremos.

- O quizás sólo la casualidad… con permiso –se excusó e intentó marcharse después de la clara y desagradable insinuación de la otra.

- Espero que no te hayas molestado –fingió sinceridad- no dije nada con mala intención -agachó la mirada sabiendo de antemano el efecto que tendría en Inuyasha.

- No, lo siento… sé que no fue así. –la otra lo miró a los ojos y se acercó para despedirse con un beso en la mejilla.

- Nos vemos…

La mujer se marchó en ese momento, pero ahora era fácil averiguar más sobre él, sólo tendría que hacer uso de algunos de los recursos que Naraku siempre ponía a sus órdenes.

&&&&&

Lin firmó un papel y se lo entregó al hombre que se encargaría de llevar todas sus cosas hasta su nueva casa, algo lejos de Tokio en unos suburbios tranquilos y algo escondidos que eligió especialmente para estar alejada de todo ahora que comenzaba una vida nueva. Dio un rápida mirada hacia lo alto del edificio recordando su departamento con nostalgia pero alivio de no estar más ahí. Suspiró profundo y subió a su auto camino al hospital para despedirse de algunas personas. Entró en el edificio y primero buscó a Sango, por fortuna estaba de guardia y aunque fue bastante difícil decirle adiós a una amiga no sería la persona de la que más le dolería estar lejos. Continuó su camino hasta el piso de terapia intensiva y le dijeron que Kagome estaba ocupada, entonces se despidió de los demás y dejó su carta de renuncia en la oficina vacía de Sesshomaru, el tiempo ahí pasó rápidamente, más de lo que deseaba pero al fin se encontró con la doctora de cabellos negros.

- Vine a despedirme.

- Escuché que te mudas… ya sabes, los rumores del hospital –le dijo sonriendo con melancolía- pero… me parece extraño después de que tú y…

- ¿Sesshomaru?... Sí, será difícil estar lejos de él luego de todo lo que ha pasado pero esto es necesario, debo irme si quiero que todo termine y, sobre todo… librarme de la sombra que me persigue…

- Te deseo mucha suerte –las chicas se abrazaron y terminaron su conversación a pausas, tanto como las gotas de agua salada amenazantes de hacer su aparición les dejaron.

&&&&&

Después de ese día los siguientes fueron todos iguales, cada personaje inmerso en su propio mundo, resolviendo sus asuntos pendientes. Inuyasha siguió cortejando a Kagome con obsequios que más que por lo material significaban todo lo que conocía de ella, cada detalle, cada gesto, sentimiento y pensamiento que cruzaban por su mente parecían compartidos. Ella se dejó encantar una vez más por lo que él era, por su Inuyasha que ni un segundo dejó de amar y de extrañar, ahora sólo el amargo recuerdo y la duda de un "¿Por qué?" la detenían de llamarlo y restaurar lo que hasta el momento parecía inexistente.

Naraku siguió con sus planes de boda, claro, sin dejar de ver a Kikyo cada que le era posible, mientras su prometida iba acumulando detalles de indiferencia y hasta desprecio. Si había algo que Kana no esperó en esas condiciones era que el hombre al que le fue leal por tantos años la hiciera a un lado con extremosa facilidad por una mujer que apenas veía y que además, era la única que tenía el privilegio de no ser exclusivamente de él. La chica albina nunca entendió qué era lo que lo hacía atender y "compartir" a la otra y ser tan déspota y posesivo con ella y antes con Lin, al parecer detrás de su fría e inescrupulosa relación con Kikyo había algo más.

La misma mujer sombría que ahora aplazó su estancia en Japón de dos meses a un tiempo indefinido encontró el domicilio de su presa sin mayores dificultades y no se sorprendió que estuviese tan cerca la de ex prometida, ni que a pesar de ello no se lo dijera. Nunca dejó de provocar encuentros en apariencia casuales con él ni de mostrarle un aparente apoyo para que arreglara las cosas con Kagome, la amistad que le brindaba seguía intacta según sus palabras. Pro fortuna él ya no confiaba y ella hasta ese día nunca visitó a la chica cortejada, aunque ese encuentro todavía lo tenía pendiente, sólo era cosa de postergarlo un poco para que fuese un golpe letal.

Kagura intentó mantenerse alejada de todo, dejó de lado su sentimiento de venganza y celos con la pura intención de recuperar su libertad de Naraku, a pesar de lo cual eso le fue imposible. Una vez cerca de él no había muchos caminos para elegir y el ser independiente de nuevo podría costarle demasiado, tal como él mismo se lo demostró con varias marcas en la piel.

Sesshomaru continuó con su trabajo en el hospital, ahora parecía más frío y distante que nunca, más severo con los otros e intolerante con cualquiera que osase dirigirle la palabra. Nunca más vio a su padre, no quería un nuevo enfrentamiento con alguien que no le interesaba en lo más mínimo desde el momento en que hirió a la persona que más amaba en el mundo y que en esos momentos, por infinita desgracia, no tenía a su lado.

Lin encontró con facilidad, debido a su experiencia, un trabajo en la clínica cercana a su nueva casa. Emprendió así un largo camino nuevo y todavía algo incierto pero en definitiva mejor que el que ya tenía labrado en Tokio. Mejor era no someterse a las visitas de Naraku y a sus constantes amenazas, además de que no quería enfrentar a un mundo cruel que la acusaba por sus actos con las miradas y murmullos. Lo único que deshacía su paz y le arrancaba sutiles pero pesadas lágrimas con cierta frecuencia era la ausencia de él, de sus besos y su forma única de amarla.

Una de las cosas que más notó fue lo despejado del cielo en ese lugar, por la noche era posible divisar un sin número de estrellas brillantes, en un principio les prestó atención pero pronto se dio cuenta de que ni la suma de todas ellas se asemejaba a la majestuosidad de la luna que a diario miraba a la par de Sesshomaru, aunque ninguno de los dos lo sabía, eso les provocaba un sentimiento de plenitud poco explicable pero muy tangible.

Unos noventa días pasaron así con caminos demasiado separados por las circunstancias, pero entonces un golpe maestro sería planeado por más de una persona pero sólo con Naraku como principal autor y maestro controlador de todo y de todos, ahora el único recurso o tal vez esperanza de una pareja que se reunía a escondidas algunas veces para amarse, era que las cosas cayeran a tiempo por su propio peso.

CoNTiNuaRà...

Hello! Perdòn por la tardanza jeje y por lo extraño del capìtulo, pero era necesario el paso del tiempo jeje... ojalà que haya quedado bien. Y bueno, no me queda màs que pedirles un comentario jeje ya saben cualquier tipo de crìtica es bien recibida, sobre todo ahora que creo estamos muy cerca del final.

Saludos, byes!