YoHo, a Pirate's Life For me
Capitulo 5: Mi única patria la Mar
Dedicado a Sacristhia I. Oscurathy
-¿Para qué la conservamos viva? Opino que mejor eliminarla ahora- dijo Johnny al cargar su escopeta y dispararle a Kairyu. Su bala se desvió inexplicablemente. Probablemente sólo el cadete Claude se dio cuenta de qué la estaba protegiendo. Él podía ver una especie de ala negra fantasmal saliendo del cuerpo de Brooklyn y protegiéndolos a ambos. Decidió no comentar nada, el resto podría considerarlo loco. Ralph se limitó a bufar la acción de su compañero de armas. –Olvídalo McGregor. La ejecutaremos mañana, frente a todo el pueblo, para que así cada ciudadano y tal vez hasta otros piratas escondidos sepan las consecuencias de atacar mi cuidad. Llévenselos-
Otros oficiales tomaron el cuerpo inerte y ensangrentado de Kairyu y procedieron con la orden. A Brooklyn le ataron las manos y lo empujaron, a punta de pistola, todo el camino hasta el edificio policial de Barcelona. Una vez ahí, los metieron a una pobre celda con paja por piso y dos bancas largas. Brooklyn seguía sonriendo y no se quejó ni una sola vez. Se sentó y cortésmente se dirigió a sus opresores. –Disculpe. ¿Sería tan amable de concederme algunos vendajes y agua tal vez?-
-¿Para qué los quieres?- escupió Oliver de mala gana, mirándolo con asco.
El pelirrojo se rascó la sien. –Pues si quieren que la Capitana sobreviva hasta su ejecución de mañana, hay que tratarle la herida de su mano. De lo contrario se desangrará a muerte-
Ralph Jurgen lo meditó un par de segundos antes de contestar. –Hecho. Tráiganle lo que pide pero no bajen la guardia-
-Sí Señor- respondieron sumisamente un par de policías mientras iban a buscar lo requerido. El alemán volteó ahora hacia su subordinado más próximo. –Claude, será tu trabajo vigilarlos durante la noche-
-C-como ordene, Señor- dijo, bajando la cabeza. Vio como los pies de Ralph, Oliver y los demás se retiraban presurosos fuera de la zona de celdas y se sentó en el pobre y demacrado escritorio ahí ubicado. Un suspiro cansado y nervioso escapó de sus labios mientras veía a los dos últimos policías de la noche darle a Brooklyn lo que había pedido. Se retiraron sin una palabra y lo dejaron solo con los dos criminales marinos.
El pelirrojo, con mucha paciencia y esmero, limpió la mano perforada derecha de la pirata, consecuencia de la bala de Johnny. Claude no quiso presenciar como la vendaba, el solo hecho de que Kairyu tuviera un agujero en su mano le causaba sudor frío. Una vez terminado ese asunto, Brooklyn prosiguió a examinar la herida de la espalda. Aunque ella fuera mayor que él por al menos cuatro años, parecía que Brooklyn no tenía problema alguno para mover su cuerpo como fuera necesario. Le desabotonó la gastada blusa azul y luego la colocó boca abajo. El joven policía no pudo evitar preguntar qué estaba haciendo.
-Le clavaron un sable en el hombro hace un par de días- respondió el pirata al cambiar los vendajes. –La herida no había sanado completamente todavía y uno de ustedes la pateó justo ahí-
-Ah, ya veo. Estaba comenzando a preguntarme por qué había sido tan fácil dejarla inconciente…-
-Sí, en efecto es bastante difícil cuando está en óptimas condiciones…-
Claude lo vio terminar y colocar a Kairyu sobre una de las bancas, que cumplirían la función de cama esa noche. Otra incógnita surgió en su cabeza. -¿Cómo es que estás tan tranquilo, sabiendo que mañana serás ejecutado?-
El pelirrojo, acostado en la otra banca, rió calladamente. -¿Esperarías miedo de mi parte, joven policía?-
-Es lo más normal entre presos-
-Presos, no piratas. Desde que aceptamos unirnos a la tripulación del Fragmento, se nos mete constantemente en la cabeza una idea que se vuelve una parte fundamental de nuestra mente-
-¿Y cuál es esa idea?-
-Que el cambio es constante. El miedo no se apodera de nosotros a menos que sea realmente necesario. No nos apegamos a las cosas porque cambiarán y dejaran de darnos alegría o placer. La muerte es un cambio drástico, es cierto, pero un cambio al fin y al cabo. Merece más respeto que miedo, si nos preguntas a nosotros-
Claude meditó un par de minutos las palabras del pelirrojo. Eran ciertas y lógicas; casi inaceptables por parte de un pirata. –Entonces ustedes son ¿personas sin miedo?-
Brooklyn le sonrió. –Somos personas sin miedo irracional, es todo…-
-No mates al tiburón, mata al kraken… Sabia Caimán…- murmuró la peliverde con pereza. Los dos presentes se sonrieron levemente al escucharla contar sobre sus sueños.
Otro pequeño silencio cubrió el lugar hasta que el joven policía se puso de pie y buscó algo dentro de una bolsa de papel que había estado sobre el escritorio todo el tiempo. –No es mucho, pero supongo que tendrás hambre- dijo, pasándole entre las barras un pedazo de pan un poco duro y frío. El pirata lo agradeció con gestos y lo partió a la mitad. Se comió su parte y la otra la dejó al lado de Kairyu.
-Se agradecen tus modales, joven policía. Cualquier otro nos estaría usando como marionetas para su entretenimiento personal-
Claude bajó la cabeza ante el comentario, apoyándola en sus manos. –Supongo que es porque inicialmente les tenía un cierto miedo-
Brooklyn arqueó una ceja. -¿Igual al que le tienes al Superior Jurgen?- El joven no le contestó. El pelirrojo se acomodó en su lugar, listo para descansar. –Esa conversación mejor la tienes con la Capitana. Buenas noches, joven policía-
El aludido se sentó a pensar una hora o dos, mirando al vacío. Mordisqueaba de vez en cuando lo que quedaba del pan, por necesidad más que por hambre. Más o menos a media noche, cuando Claude estaba en el limbo entre la conciencia y el sueño, Kairyu se levantó de pronto. -¡Fénix Carmesí!- exclamó, alargando su brazo derecho como queriendo tomar algo. Respiró hondo y se rascó la frente. –Fue un sueño… un hermoso y amargo sueño…-
El policía se puso de pie alarmado cuando la oyó, para luego sentarse de nuevo y admirarla. -¿Buenas noches?-
-¡Buenas noches!- le contestó Kairyu con alegría, como si no fuera media noche ni estuviera en una celda bajo llave. -¿Con quién tengo el gusto de hablar a estas horas tan tranquilas?-
-M-mi nombre es…Claude- le respondió, atónito de la conducta de la prisionera. –Tu eres Ca…¿Carrú? O algo así. ¿Cierto?-
-Je je, ¿Carrú?- repitió ella divertida. –A ese no lo conozco. A mi me llaman Kairyu, la pirata más temida de los seis mares y medio-
-¿Y medio? ¿Por qué no de los siete mares completos?-
-Es que… en el Océano Pacífico no soy tan temida- respondió, rascándose la nuca. –De hecho tengo varios amigos por ese lado-
-Ya entiendo…-
La peliverde se observó la mano, recordando lo que había sucedido. Negó con la cabeza. "Hmm pude haber sido menos torpe…" pensaba, regresando su atención hacia el joven policía, quien se veía autistamente un poco preocupado. -¿Qué os preocupa, Águila Bicéfala?-
Claude abrió los ojos de sorpresa y se volvió a poner de pie, recostando su figura contra la pared. -¿C-cómo me llamaste!-
-Águila Bicéfala. Eso es lo que es tu bestia mitológica, ¿no? Un águila de dos cabezas- le contestó tranquilamente. El aludido no parecía más reconfortado con la respuesta.
-P-p-puedes verla- dijo con dificultad y ¿miedo? en sus ojos. Kairyu asintió orgullosa. –¡Sip! Mi dragón me dijo que… ¡Por las botas de mi padre, PAN!- exclamó infantilmente mientras se comía la ración de harina que Brooklyn modestamente le había dejado.
Esta ilógica interrupción le dio a Claude el tiempo suficiente para sentarse de nuevo y calmarse. Siempre le había puesto nervioso que la gente notara que era "diferente". Claro, nunca nadie se lo había dicho tan directamente como la pirata frente a él. ¿Debería bajar la guardia con ella? Una difícil decisión que Kairyu alegremente tiró a la basura cuando terminó su comida. –Mmm el pan es bueno, si señor-
Claude rió. Le vino a la mente la imagen de un perro moviendo su cola después de recibir un par de caricias de su amo. –Para ser la temida Capitana del Fragmento de Plata, buscada en más de 22 países por crímenes contra la sociedad, y tener más de veinte años, pareces divertirte más de lo que se esperaría-
-¿Y por qué no habría de hacerlo? Los dragones tienen miles de años disfrutando de la vida, no veo razón por la que yo no pueda disfrutar la mía, aunque sea un parpadeo comparada a la de ellos-
El joven policía asintió de acuerdo, auque todavía un poco distraído. Kairyu se levantó de su lugar y miró por la ventana. –Hermosa noche… es una lástima que no pueda disfrutar de sus matices… Lo que me recuerda, no respondiste mi pregunta. ¿Qué te perturba?-
-No creo que te interese…-
-¿Y por qué no? Todo merece nuestro interés, aunque sea sólo una mínima fracción de el-
Claude se sorprendió de la filosofía que podía desplegar esta pirata tan inusual. –Es que… estuve conversando con tu amigo de ahí- señaló a Brooklyn con la cabeza. –Y me dejó pensando en muchas cosas, como el verdadero significado del "miedo". Por lo que entiendo ustedes piratas no parecer tenerlo-
-Ah el buen Brooklyn. Podría convertir a miles a una nueva religión falsa con el mínimo esfuerzo, arr- comentó, abriendo mucho los ojos. –¡Mi "arr"! Tenía años de no decirlo. Creo que desde que el Fénix falleció… ¡Por qué carajos me desvío tanto del tema! Águila Bicéfala, ¿por qué temes ser diferente?-
-Ehm…-
-Porque ese es tu problema, ¿no es así?- Kairyu pudo haber sido una sicóloga en tiempos modernos. –Es decir, ¡hasta yo he notado que te podría dar un paro cardiaco cada vez que Jurgen te dirige la palabra!- o una hostigadora mejor.
-El Superior Jurgen… es que… no quiero parecer… inútil, aunque se que eso piensa de mi. No me gusta hacerlo enojar-
-A ver, déjame ver si entendí bien… ¿No te importa que te tumbe, te pisotee, te tire a un barril lleno de cáscaras de maní, te atropelle con un caballo y luego te ponga a cuidar gallinas con tal de que no se enoje! No, hombre, no. Eso está peor que decirle a una ballena que tiene algo entre sus dientes. ¡Simplemente no-se-hace! ¿Dónde quedó tu auto-respeto? ¿Lo tiraste por la ventana? Eso no se vale, es ilegal. Deberías...-
En todo el rápido y semi-lógico regaño que Kairyu escupió sobre el pobre Claude, algo claro logró quedarse en la cabeza del joven. Debía comenzar a defender lo que es suyo. –Está bien que seas amable, que demuestres estupidez… o valores, como les digan, pero un Águila no debe doblegarse ante nada-
-Pero el Superior es el gran Grifón de Alemania, se le debe mostrar respeto-
-Sí, el Grifón de Doble Filo merece respeto, ¡pero no miedo!- exclamó Kairyu, levantando sus manos en el aire. –El miedo no existe. Es un irracional invento humano que sirve como excusa cuando no podemos superar algo. ¡EL-MIEDO-NO-SIRVE!-
-Pero…- intentó decir Claude, cosa que no pudo terminar.
-¡Pero nada! ¡No me vengas con excusas a mí! Ahora te quedarás ahí pensando en lo que dije mientras… tomo una siesta porque el… enojo me… da sue… ño…- terminó la Capitana antes de desplomarse de nuevo sobre la banca y seguir durmiendo.
El joven parpadeó un par de veces antes de acomodarse en su silla y comenzar a divagar mentalmente de nuevo.
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-Bien, ¿todo el mundo sabe qué tiene que hacer?- preguntó Alex en voz baja. El resto asintió obedientemente. –Así me gusta. Sólo una cosa más. Tala, creo que vamos a tener que cambiar de puesto. Me llegaron órdenes de hacer guardia con mi escuadrón en la entrada de la plaza. Giancarlo reportó haberme visto con los piratas ayer así que mis superiores están algo inquietos con ello-
-Como quieras. No tengo problemas con suplantar a uno de los guardias de la torre, pero tendría que quitarme mi parche-
-No lo aconsejo, Capitán- opinó Mystel. –Su herida podría infectarse de nuevo-
-Yo tengo medicinas en caso de que eso ocurra, puedo ayudaros- intervino Julia. El resto la miró con sorpresa. -¿Qué estáis mirando? Estudié algo de Medicina en Tarragona-
-Nada, nada…- respondió el resto, desviando la mirada. Emily llegó corriendo hasta donde estaban. Vestía un hermoso vestido esmeralda y se había arreglado el cabello en un elegante moño. –Capitán Tala, Sergei se ha infiltrado con éxito entre el enemigo. No levantó sospecha alguna-
-Cómo habría de despertarla si hasta con esposa apareció- comentó Kane desde la cubierta del barco. Una sonrisa burlona se dibujó en su rostro. Alex le sonrió a la fastidiada pelirroja. –Muchas gracias, Emily, por hacer el papel. La Policía tiende a confiar más en los hombres de familia-
-No hay problema, Alex… ¡Kane, ven acá! ¡Quiero mostrare que tan buena esposa puedo ser!- gritó con malicia mientras corría hacia la cubierta. Kane borró su sonrisa y desapareció de vista al instante.
-Entonces, el uniforme que necesitas lo tiene Mariam, Tala. El resto ya sabe su parte en la historia así que andando-
-Momento, momento- interrumpió Zeo dramáticamente. -¿Cómo va a estar el Capitán de guardia de la torre con el perico de Brooklyn en su hombro?-
-Es cierto, esa ave no se ha despegado de Tala desde que regresó- dijo Bryan, viendo como el perico le mordisqueaba un mechón de cabello al mencionado pelirrojo.
-No importa, si alguien pregunta, nada más diles que es la nueva mascota de tu hijo o algo por el estilo. Vamos ya que se nos hace tarde-
Se dispersaron rápidamente y asumieron sus posiciones en la plaza donde se llevaría a cabo la ejecución de los piratas capturados. Brooklyn y Kairyu estaban de pie sobre una especie de escenario con una cuerda alrededor de sus cuellos, sus manos atadas tras la espalda y un sol intenso cegándolos parcialmente. Un verdugo estaba a su lado con una capucha sobre la cabeza. El hombre en sí era de enormes proporciones y fácilmente podría estrangularlos con una mano. Kairyu lo miró un par de minutos, levantando la ceja de vez en cuando. –Oye, ¿te conozco de algún lado?-
Sólo obtuvo un poco amigable gruñido por respuesta. –Bueno, bueno, entonces no nos conocemos, no te enojes conmigo-
Ralph Jurgen, Johnny McGregor y Giancarlo Tornatore estaban de pie justo al lado de la tarima luciendo sus mejores trajes militares. El pelimorado volteó hacia el italiano. –Giancarlo, dile a Oliver que ya es hora de que Ozuma llegue y haga su trabajo-
-Va bene- contestó el rubio antes de desaparecer por unos momentos. Reapareció seguido del francés Oliver y de otro muchacho de ojos verde y un cabello con toques rojos y negros. Este hizo una reverencia ante sus superiores antes de subir al escenario y desenrollar un largo pergamino que traía bajo el brazo. –Capitana del navío pirata "Fragmento de Plata", se le ejecutará hoy a usted y a su acompañante por los siguientes crímenes cometidos…-
-¿Nos van a relatar todos nuestros logros antes de morir?- le dijo ella a Brooklyn, quien sonrió como respuesta. –Creo que nos quieren hacer sentir orgullosos antes de morir, Capitana-
-Probablemente tiene razón, Señor Brooklyn. Qué detalle. No sabía que la Policía de Barcelona era tan gentil, je je-
-…Robo y saqueo de las colonias francesas y británicas en el norte, centro y sur de África…- decía Ozuma mientras los dos piratas hacían muecas de orgullo e inflaban el pecho. –Alianza indebida con los nativos de las Américas e incitarlos a oponerse al poder colonizador…-
-Hey ¿y eso por qué es un crimen? ¡Ellos estaban ahí primero!-
-¡Silencio, pirata, o te cortaré la lengua antes de robarte el último suspiro de vida!-
-¡Uhh! Amanecimos con ganas de ver sangre, ¿no, Superior?-
-… Persecución y asesinato de las tropas reales en las Islas de La Tortuga, La Española y..-
-Esa vez fue cuando conseguí mi perico, ¿verdad, Capitana?-
-Así es, que buena memoria Señor Brooklyn-
En la periferia de la plaza, donde prácticamente toda persona residente estaba, Alex daba impacientes vueltas sobre su caballo. Observaba constantemente a su hermana y a Brooklyn, en el centro del lugar, o tal vez a Tala en una de las torres de la iglesia más cercana. A veces hasta se daba el lujo de recorrer todo el lugar e intercambiar breves palabras con los demás piratas que pasaban desapercibidos entre la multitud. Pronto sería medio día. Un perico se posó sin previo aviso sobre la cabeza de su caballo, estirando su pata pacientemente. El peliverde tomó el papel atado a ella y leyó el siguiente mensaje: "Todo en orden. Cuando la última pluma blanca caiga, los cuervos descenderán en picada."
Alex no pudo evitar arquear una ceja ante la poesía en el mensaje. Dirigió su mirada hacia la torre donde Tala se ubicaba. El pelirrojo le saludaba seriamente pero con cierto orgullo de su "mensaje en clave". Una gota de sudor surcó la sien del peliverde mientras asentía y saludaba de vuelta. El perico alzó vuelo y se fue. Ahora sólo restaba esperar el momento.
-… Engaño y aprovechamiento de las Monjas Superiores del Vaticano…-
-Eso no califica como engaño- argumentó Kairyu. –Ellas socorren a los necesitados, yo estaba necesitada en ese momento. Tenía hambre, sed, sueño y ellas amablemente me ayudaron-
-Claro, ¡pero más tarde entraste a la Basílica de San Pedro y te robaste invaluables piezas de oro puro!- exclamó Giancarlo con los brazos cruzados. –Claude tiene todo el inventario-
El aludido apareció a su lado y le dio una lista. Los dos piratas notaron más seguridad en el frágil cadete de policía. Su miedo estaba muy bien controlado en ese momento y eso los hacía sonreír complacidos.
-Y por último, culpable de estar en mejores términos con el Emperador de Japón que la mismísima familia Real-
-¡Objeción! No es mi culpa que ellos sean tan antipáticos. El Emperador es una persona genial-
-No tienes derecho a objetar, mujer- contestó Ralph con calma, torciendo sus labios en una sonrisa malvada. –Ya no importa, porque el medio día ha llegado. ¿Algo más que se les ofrezca antes de su viaje al Infierno?-
-Sí, de hecho. Me gustaría saber de qué color son los ojos de Claude-
-¿Qué!- exclamaron Giancarlo, Oliver, Johnny, Ralph, la multitud, los piratas, Alex, Julia y el mismo Claude.
-Sólo díganme o por las noches haré que los vampiros de Transilvania vengan a beber su sangre-
Por supuesto, la Punkelia "Kairyu" Preto sabía lo inocente que era la gente en esos tiempos y lo fácil que se creían cuentos como ese. La población entró en pánico relativo y le gritó a los policías que le dijeran lo que demandaba. Ralph gruñó internamente, mirando a Claude de manera fría. Con eso le indicaba que lo hiciera él.
-Ehm… son azules- contestó él con desconcierto. Kairyu le sonrió antes de hablar. –Entonces mi imaginación si te pinto correctamente. Hasta pronto y hasta la muerte, Águila Bicéfala-
Todos los ojos se posaron en las torres de la iglesia donde las campanas comenzaron a cantar una tonada de muerte para los dos piratas en la plaza. El corpulento verdugo alzó el hacha con la que debía cortar la palanca que desplomaría el piso debajo de los piratas y los colgaría en el acto. Arma en el aire, los piratas cerraron sus ojos a la espera de su muerte. Los policías se sonreían. El verdugo se preparó y lanzó el hacha con todas sus fuerzas. Un silbido se escuchó, demostrando que el filo era tal que hasta el aire era cortado. Luego el otro sonido hueco fue producido cuando el arma se clavó contra la madera. Brooklyn y Kairyu abrieron un ojo, inseguros de si ya estaban muertos y no lo sabían o si algo había salido mal. Las cuerdas alrededor de su cuello se aflojaron.
El hacha estaba clavada en el flanco derecho de la tarima; el verdugo la había lanzado para que cortara las cuerdas que estaban atadas a la parte superior. Ralph Jurgen estalló de ira y desenvainó su sable. –¡Piratas en la plaza! ¡No los dejen escapar!-
El verdugo tomó a los dos piratas, los cargó y corrió con ellos rápidamente entre la multitud, usándola como escudo humano contra las balas de los oficiales. Alex pasó cerca un par de veces, llevando a los civiles lejos del campo de batalla. Con gestos mudos le indicaba al verdugo hacia donde correr. Finalmente se refugiaron tras un muro y ahí descansaron un momento. El verdugo se quitó la capucha para revelar a un cansado pero sonriente Sergei. –¡Lo sabía! ¡Sería el colmo que no pudiera reconocerte, Ballena Titánica!-
-Me alegra que estén a salvo, Capitana. Pronto vendrán por ustedes. Déjenme desatarles las manos- dijo el ruso en un torpe español.
En efecto, al cabo de unos minutos aparecieron King, Queen, Julia y Raúl vestidos como oficiales de la Patrulla Ecuestre con caballos para ellos. Sergei se recibió la orden de ir al Fragmento inmediatamente y protegerlo a toda costa. Los seis restantes jinetes comenzaron la huida sin perder tiempo.
-¿Dónde está Kageryu?- preguntó Kairyu.
-Escoltando a los civiles fuera de la zona, se nos unirá apenas termine-
-¿Y Lobo Blanco?-
-Estaba en el campanario de la Iglesia suplantando a los guardias-
-¿Para qué?-
-Esté atenta al cielo, Capitana- respondió Queen con una sonrisa. En efecto Tala se venía deslizando por una cuerda que iba desde el campanario hasta un árbol un poco más delante de su camino. La peliverde sonrió. –Un espíritu libre tiene derecho a disfrutar así-
Lamentablemente no podrían recibir a Tala en su aterrizaje porque otros policías montados los venían persiguiendo muy de cerca y detenerse ya no sería una opción. –Sepárense- ordenó King al doblar a la derecha, seguido de su hermana y Brooklyn con dirección a la playa. Los gemelos españoles y la capitana doblaron en dirección contraria, hacia las afueras de la cuidad. Sus perseguidores estaban cargando sus pistolas y disparando. En uno de tantos tiros, hirieron a los tres caballos, por lo que sus jinetes cayeron violentamente al piso.
Kairyu se levantó primero y presionó a los gemelos para que hicieran lo mismo. Se adentraron en la vegetación para obtener una ventaja significativa. Otros disparos más los ponían más nerviosos por lo que aceleraron el paso. Salieron de la vegetación densa para toparse con tres policías que lograron atraparlos momentáneamente. El que atrapó a la peliverde presionaba constantemente su mano derecho, donde la herida residía, y la hacía gritar en un tono bajo mientras luchaba. Pateó hacia atrás, en la entrepierna del policía y consiguió zafarse de su agarre.
Raúl a duras penas pudo con su opresor; hizo que sus mangas se incendiaran y así lo soltó pero fue trabajo de Kairyu darle una patada en la cabeza para dejarlo inconciente. Julia no estaba mejor que su hermano porque su atacante la tenía presa en un abrazo constrictor que buscaba hacerla desmayarse. -¡Dale una descarga eléctrica, Relámpago Galopante!-
-¡N-no puedo!-
-¡Claro que podéis, hermana!-
-¡Kyaaa!-
-¡Maldita sea!- gritó la pirata, sacando su pistola y jalando el gatillo. Nada ocurrió. –Pendejos, me quitaron las municiones. ¡Raúl quémale la cara!-
-Escucho y obedezco- dijo el otro, lanzándole hacia el policía y enterrándole los dedos en le rostro para después subir la temperatura de su cuerpo. El hombre soltó a la joven y comenzó a gritar de dolor. Los prófugos avanzaron hasta llegar a lo que parecía ser una cueva cerca del risco. Se desplomaron para descansar un momento.
-¿Para qué putas sellaste tus poderes!- le gritó Kairyu a la española. –Es terriblemente estúpido hacerlo, ¿sabías? Pero que digo, ¡Claro que no sabías!-
-¿Qué queréis decir con eso?- replicó Julia.
-No usas tus descargas con frecuencia, ¿verdad?-
-Ehh no-
-Mala jugada, rechazarlas de esa manera. Ahora están selladas…-
-Capitana, se acercan más policías- alertó el pelirrojo con preocupación. La aludida se asomó y los vio. -¿De qué color son sus uniformes?-
-Rojos con dorado-
-Ah carajo, son de la Guardia Real. No podemos enfrentarlos contigo así-
Julia dejó escapar un par de lágrimas de sus ojos, evidentemente asustada. Raúl la abrazó para reconfortarla pero no parecía estar funcionando. Kairyu mordió su labio inferior, pensando. –Lo tengo. Relámpago Galopante, juntas tus manos de este modo- le dijo, mostrándole cómo. –Y repite después de mí. Leciya tuwa makipanpelo. Wiyohpeyata Wakinyan Oyate kola makipanpelo (1)-
La española tuvo dificultades pero al tercer intento lo logró decentemente. No se sentía muy diferente aunque un ligero calor estaba brotando en su pecho. -¿Qué acabamos de hacer?-
-Despertar a la criatura que vive dentro de ti-
Un par de lágrimas más se deslizaron por las mejillas de Julia. El exceso de adrenalina, el peligro de muerte y el pánico parecían estar llevándose lo mejor de ella. La peliverde suspiró y puso su mano herida sobre la cabeza de la joven.
-Si tus lágrimas se quieren suicidar, impídeselos por favor. No tienes por qué temer. Si alguien ha de morir hoy seré yo, no ustedes. ¿Está bien? Si hay algo que quiero antes de dar el siguiente paso en esta vida es ver sus corazones valientes- le dijo suavemente con una sonrisa extrañamente calmada. Los gemelos simplemente la miraron con asombro. –Bien, ahora si no les molesta, tenemos que irnos-
Los tres salieron de la cueva sin ser detectados en primera instancia, más al atravesar un trecho llano fueron divisados. -¡Objetivo en la mira! ¡Tráiganlos vivos o muertos!-
Huyeron sin dirección por un par de minutos hasta que se toparon con un camino sin salida. Habían corrido, sin notarlo, hasta el risco. Se dieron media vuelta para enfrentar a los cinco policías que los arrinconaban. Ozuma, Giancarlo, Ralph, Oliver y Johnny sonreían triunfales ante su aparente ventaja. Kairyu frunció su entrecejo.
-Recordaremos este día como el día en que la mayor amenaza marina fue eliminada-
-Corrección. Recordarán este día como el día en que les pateé sus sucios traseros policiales-
-¡Córtenle la lengua de una buena vez!- ordenó Ralph con enojo. Oliver y Ozuma fueron los primeros en atacar y aunque se enfrentaban a una pirata temporalmente manca y demacrada, era la Capitana del navío pirata más temido. A base de estrategia logró tumbarlos a ambos y dejarlos boca abajo en el piso. -¿Quién sigue?-
-Muy lista, pero no lo suficiente- declaró Johnny. Al tiempo en que este disparó, ella le lanzó una cuchilla que tenía guardada en su bota. La bala rozó violentamente el hombro que ya estaba dañado y la dejó inconciente en el piso. Su cuchilla se había abierto paso por el cuello del escocés y ahora estaba sangrando en abundancia.
-Ahora sólo nos quedan esos dos niños, Superior- comentó Giancarlo. Raúl se colocó frente a su hermana en posición de defensa. Un par de esferas de fuego combustionaron en sus manos y fueron lanzadas directamente hacia los atacantes. Lamentablemente una fuerte ráfaga de viento las desvió y las apagó. –Cazzo, ragazzo! El fuego es muy peligroso- exclamó Giancarlo con rechazo.
-Su querida Capitana está muerta, ahora siguen ustedes- apuntó Johnny con debilidad al apuntar una última vez su escopeta. Jaló el gatillo y las balas se incrustaron en carne viva sin dificultad alguna. Lástima para el escocés, no fue en sus objetivos iniciales.
Kairyu había tacleado a los gemelos cuerpo a tierra y recibido, por tercera vez, una bala por ellos. Este último disparo perforó peligrosamente en su pecho y la hizo perder el balance. La temida Capitana pirata, como si en cámara lentamente sucediera todo, comenzó a caer por el risco. Los españoles observaron una pequeña sonrisa en sus labios y sus últimas palabras. –Muéstrame… tu cora… zón valien…te…-
Raúl extendió su mano como si tomarla quisiera, aunque fuera en vano. Amargas lágrimas brotaron de sus ojos al apretar fuertemente sus puños y darse vuelta. El aire comenzaba a calentarse a su alrededor. –Tenéis razón, policía; El fuego es muy peligroso y estoy por mostraros exactamente cuánto. ¡Capitana, ahora os mostraré mi corazón valiente!-
Todo el lugar estalló en llamas como si del mismo Infierno se tratase. Un círculo de fuego se formó alrededor de los presentes, impidiéndole el paso al próximo en vengar la muerte Kairyu. Alexander Preto había visto el último disparo de Johnny desde lejos y venía galopando hacia ellos a máxima velocidad. No perdonaría tal atrocidad. Dos jóvenes chinos se habían interpuesto en su camino. Rei y Lee venían a caballo pisándole los talones.
-¡Déjenme en paz, traidores! ¡Debo vengar la muerte de mi hermana!-
-Tu hermana era una mugrosa pirata sin honor, Alex, no tienes porqué perder el tuyo debido a ella-
-Eres un completo imbécil, Rei. Estoy casi seguro de que te lo dijeron antes-
-Calláte- replicó Lee en defensa del otro neko.
-Ahora no tengo el tiempo para jugar con ustedes, así que saluden al demonio de mi parte-
-¡Superior! ¡No podemos escapar! ¡Si usamos nuestras ráfagas podríamos hacer peor esta tempestad de fuego!- exclamó Oliver con mucho pánico.
-¡Así es! ¡Sufrid, mal nacidos, por habérsela llevado!- gritó Raúl, furibundo. Su hermana se puso de pie y se colocó a su lado. –Contigo siempre, hermanito. ¡Hagamos que esta muerte valga la pena!-
- Sheiße (2)– murmuró Ralph. –Son niñitos suicidas-
-¿Por qué lo dice?- preguntó nerviosamente Giancarlo.
-Creo que van a liberar sus bestias-
-¡Están locos!- gritó Ozuma.
-¡Vamos por ellos!- exclamó Julia. Nubes del color del carbón se formaron rápidamente sobre sus cabezas. Los ojos de la española parecían brillar de un extraño amarillo eléctrico y los de su hermano con un rojo llameante. –Ahora sabrán lo que es un impacto profundo-
Tres relámpagos con sus respectivos truenos impactaron a tres de los policías sin piedad mientras que los restantes corrían en busca de refugio. -¡Nos van a matar!-
-Cálmate, maldita sea- ordenó el Superior, intentando ignorar a los dos pegasos que cabalgaban las nubes sobre él, relinchando victoriosos.
-¿Qué planeas hacer, Alex?- preguntó Lee al sentir un sudor frío en su espalda. No lo habían notado, pero sus sombras habían desaparecido.
-Matarlos, ¿qué más parece?- dijo el otro con sarcasmo. –Sus almas serán consumidas por sus propias sombras-
-¡Mierda!- gritó Rei al ver que sus tobillos comenzaban a ser absorbidos por una rara masa negra que se expandía del piso.
-Las sombras son engañosas, amigos míos- rió Alex cínicamente. La sustancia oscura comenzaba a tomar forma. Tenía garras y escamas sobre ellas. Unos ojos ámbar emergían lentamente del suelo. Una hilera de dientes brillaba en lo más profundo.
La consecuencia de los relámpagos, además de la muerte de tres policías, fue la destrucción de los cimientos del risco. Estaban por comenzar a caer hacia las escarpadas piedras al final del acantilado sumergido en el mar. Los gemelos lo sabían pero no lo lamentaban. –La veremos pronto, Capitana- murmuró Raúl al abrazar a su hermana. Comenzaban a caer lenta, paciente, fatalmente. Cerraron sus ojos en señal de paz a la espera de su muerte. No fue hasta que sintieron sus espaldas mojadas sobre una superficie escamosa que abrieron los ojos.
-¡Hai Long Wang (3)!- gritó Rei, señalando hacia atrás justo antes de que las sombras de Alex consumieran su vida. El peliverde volteó sobre su caballo para ver a lo que se refería, mentalmente ajeno a cualquier cosa que pudo haber imaginado. Un majestuoso reptil de matices azules se levantaba imponente sobre las olas y superaba con su gran tamaño el risco que se había hecho pedazos momentos antes. Sus ojos y sus garras eran de plata pura, haciendo juego con la brillante perla que se mantenía justo debajo de su mandíbula. Una escarpada espalda de picos negros se erguía peligrosamente y su magnifica cola no era ni visible, de lo largo que se encontraba.
Sobre su cabeza se ubicaba una expirante Kairyu apoyada sobre los cuernos del animal mientras que en la garra izquierda se sentaban dos gemelos españoles bastante desconcertados. Al frente y testigos de todo, se encontraban todavía Ralph y Giancarlo, inmóviles ante semejante ser divino. –Desearon mi muerte y ahora yo les presento la suya- dijo Kairyu. El enorme dragón marino abrió su boca y se lanzó hacia su presa. Minutos después ambos policías yacían inertes en el aparato digestivo.
Un silbido en el aire les hizo voltear a todos y ver un dragón muy parecido al de Kairyu acercarse. Tenía tres cuartas partes de su tamaño, su cresta era plateada y su perla se encontraba en una de las garras. Sobre su cabeza venía un agitado Alex con una radiante sonrisa y una lágrima solitaria que se desvanecía en el aire. –¡Punx!-
-Kageryu, mi adorado Kageryu- le respondió esta con mucho cariño en sus palabras. El dragón azul miró hacia arriba, siguiendo con la vista el galope de un Pegaso negro con alas de fuego acompañando de uno blanco y radiante, igual que un relámpago.
-Mis estimados gemelos, creo que han venido por ustedes- dijo la pirata al sentarse.
Alex y su dragón se acercaron a los seres marinos y se posaron a su lado. –Adelante, móntenlos-
Era un sueño hecho realidad, montar una bestia mitológica de esa manera. Una inexplicable energía irradiaba de ambos caballos alados y parecía transmitirse a sus jinetes. Las heridas y el cansancio desaparecían rápidamente para ser reemplazados por la sensación de que nada es imposible. El viento trajo el sonido de la cristalización y todos vieron hacia abajo. Un gigantesco lobo blanco se abría paso sobre el agua, congelando cada paso, hacia ellos. Cuando llegó al peñasco comenzó a subirlo verticalmente y con increíble rapidez. Tala podía ser observado en el lomo del animal y un saludo como nunca antes de había visto lo acompañaba. –Me alegra ver que todos están en una pieza. Presento mis respetos ante los Dragones Hermanos y a los Pegasos Gemelos- dijo, haciendo él y su lobo una reverencia.
-Los Dragones muestran igual respeto hacia el Lobo Señor de las Tundras- dijeron los peliverdes con otra reverencia. Los gemelos españoles no se quedaron atrás. –Es todo un honor presenciar vuestros cuerpos y almas-
-Y ahora, ¿qué dicen si nos vamos hacia el sol?- preguntó Tala, dando media vuelta.
-Ese horizonte me está llamando- concordó Kairyu, siguiéndolo.
-Vamos entonces, ¡hacia el fin del mundo!- gritó Raúl, volando en el flanco derecho de la Capitana.
-No nos quedemos atrás, Alex- dijo Julia con una sonrisa, avanzando sobre el agua.
Alex dio una vuelta en el aire y terminó la marcha. Se colocó directamente sobre Kairyu y le sonrió. -¿Estás en casa ahora, Punx?-
La Pirata se acostó sobre la cabeza de su dragón y le dedicó su mejor sonrisa a su estimado hermano. –Por supuesto, Kageryu. Mi única patria, la mar-
»FIN«
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1. "Cantamos esto para dar la bienvenida a la Nación del Trueno" en el idioma de la tribu lakota sioux, nativa de América del Norte.
2. "Mierda" en alemán.
3. "Rey Dragón Marino" en chino.
Capitulo final, dama y caballero! Mi obra maestra! Mas de 5700 palabras en menos de 6hrs! Todo en un dia! Debo de estar zafada de siete fusibles pero que importa! Soy la prueba viviente de que la imaginación se desboca de vez en cuando XD! Espero que les haya gustado mi humilde fic sobre piratas. Para mi cada capitulo fue un placer indescriptible debido a ser sobre dos pasiones que son los piratas y las bestias mitologicas. Mil gracias a Clow Riusaky y a Sacristhia I. Oscurathy x su apoyo.
PD: Sacris no se si notaste que Kairyu dijo una frase tuya como a la mitad del fic, jeje es que en ese momento de acorde de ti asi que ahí te honro, amiga mia y prima. Gracias x dedicarme el otro capitulo de Apocalixia, fue mi favorito ;). Y a mi amigo Clow… yo que tu me quedo pendiente de este fic xq podria aparecer algun capitulo extra o.O
Si has llegado a esta parte del fic (que ya termino) deja un review x favor.
Atte,
El Cadejos.
