YoHo, a Pirate's Life For me
Epilogo: Tesoros Piratas
Dedicado a Clow Riusaky
Todo se sentía tan bien, tan tranquilo. La brisa acariciaba suavemente sus facciones como si de una madre se tratase, llevándose consigo cualquier preocupación y duda. El sonido y el vaivén de las olas la acunaban con cariño en un mundo de cristal donde los sueños eran de luz y la risa de color. ¿Era acaso una señal de que todo había acabado? ¿De que era hora de regresar al fin del tiempo? Pareciera que sí…
-¡CAPITANAAAAAAA!- o tal vez no. Una voz perforó fuertemente en su cerebro y la hizo abrir sus ojos. Estaba en el mar, a unos 100m de la costa. Se irguió en el agua y distinguió varias siluetas dibujarse en la playa. Nadó con una rapidez muy rara hacia ellos y cuando sintió el suelo bajo sus pies comenzó a caminar. Se restregó sus ojos con una mano. Su brazo derecho se sintió bastante escamoso. Al caminar notó que un peso estaba en su hombro izquierdo, como si tuviera una armadura sobre él. Su pecho se sentía de alguna manera más rígido y protegido. Miró a los demás presentes al estar junto a ellos y saludó de una manera muy… peculiar. Cerró sus ojos infantilmente al hacerlo.
-Buenos días, gente- dijo, mientras una cola escamosa pero suave de matices azules se ondeaba en forma de saludo.
-…- nadie dijo nada. Kairyu levantó una ceja ante el silencio sepulcral y se dignó a preguntar. -¿Qué les pasa? ¿El leviatán les comió la lengua?- Se rió calladamente de su propio chiste. No obtuvo respuesta, sólo a un atónito Mystel señalando su nueva extremidad con sorpresa. La peliverde la miró tranquilamente y la movió un poco. –Sí, ¿Linda no?-
-¡AAAHHHHHHHH!- se escuchó otro grito cerca de ahí. Todos voltearon para ver a un alarmado Raúl correr hacia ellos histéricamente. -¡Capitana, quítemelo! ¡QUÍTEMELO!- gritaba al darse media vuelta.
-¿Cómo "quítemelo"? ¿Qué clase de baboso exige que le arranquen la cola!- contestó ella, revolviendo el cabello pelirrojo. El español simplemente abrió mucho sus ojos. Lo que tenía él en su parte trasera era, efectivamente, una cola, más no cualquier tipo de cola. La suya era igual a la de un caballo, blanca como las nubes.
A los pocos segundos Julia hizo su aparición, mirando atentamente el suelo. Entre sus piernas se podía ver una juguetona cola moraduzca ondear en el viento. –Diculpad, pirata- dijo con un tono muchísimo más calmado que el de su hermano. –Pero… ¿no sabéis porqué nos ha pasado esto?-
-Claro que lo sé- respondió con alegría Kairyu. Su cola se movía de izquierda a derecha como si de un animal sigiloso se tratase. –Pero primero quisiera comentar que me gusta el color de tu cabello… Momento, ¡estoy conciente de cual es el color de tu cabello! Un espejo, espejo, ¡ESPEJO!-
Mystel, Kane, Mariam y Sergei, que eran los piratas ahí presentes, reaccionaron violentamente y comenzaron a buscar entre sus ropas y pertenencias por el objeto solicitado. Mariam lo encontró, aunque por poco se le cae debido a sus torpes y rápidos movimientos. Se lo pasó a su Capitana momentos después. Kairyu se vio en el espejo y sonrió como nunca antes. –Arigatou, Ryu-sama!- gritó fuertemente dando ciertos pasos similares a un baile. Se volvió a mirar en el espejo para admirar uno de sus ojos, el cual ahora era plateado. Notó además dos "aletas", por llamarlas de alguna manera, en lugar de orejas sobresaliendo de su cabeza. Recorrió con la mirada su brazo derecho y vio que no lo tenía. En su lugar se presentaba la extremidad frontal de un dragón. Le dio el espejo a su cola y se revisó el hombro. Como era de suponerse, el peso que había sentido antes era una cubierta de escamas que le protegía donde la herida residía. Su pecho también estaba cubierto de escamas. Suspiró aliviada.
-¿Nos explicará, Capitana?- preguntó Raúl, sin dejar de ver raro su recién adquirida cola. Se alivió de ver que la aludida asintió suavemente.
-Verás, estimado Pegaso Llameante-comenzó al poner sus brazos tras la espalda. –Nosotros tres nos esforzamos al máximo y le dimos vida a nuestras bestias, ¿cierto?-
-Aja- respondieron los gemelos infantilmente.
-Pues… puede que nos hayamos excedido un poco, pero sólo un poquito no más- dijo, viendo las caras de incomprensión de los demás. –Entonces, como gastamos más energía de la que debíamos, nuestras bestias nos han hecho el enorme favor de prestarnos una parte de ellas para recuperarla-
-Pero nosotros sólo conservamos la cola, vos tenéis cola, "aletas" y una garra- replicó Julia al señalar cada facción.
-Ah si, bueno eso es porque si recuerdas bien, mi mano estaba perforada, mi hombro malherido y había un par de balas en mi pecho-
-Oh… cierto…- murmuró, un poco avergonzada de recordar que ella era culpable de la herida del hombro.
Kairyu miró a su alrededor. -¿Y el resto?-
-En el barco- respondió Mystel al dar una vuelta sobre la arena. –Fueron a buscarla-
-Claro, mucho me encontraron que tuve que nadar yo hasta acá-
-Si bueno… pero están al otro lado del risco-
-¿Risco?- repitió antes de verlo. –Ese risco… mmm….- se decía a sí misma, cuando su cola le devolvió el espejo a Mariam. –Risco, risco, risco, ¿por qué eres tan…?-
Se volteó violentamente hacia el otro lado de la playa con los ojos bien abiertos. –Meu Deus!- exclamó llena de alegría y felicidad. –Estou em casa!-
Comenzó a correr a toda velocidad hacia el extremo de la playa donde su mirada residía sin esperar a los demás. Mystel se quedó pensativo, mirando a los que todavía estaban a su lado. -¿En qué momento mencionamos que una amable señora nos recibió en la casa del otro lado de la playa?-
-Nunca lo dijimos- respondió Julia.
-¿Entonces adónde va?- preguntó Mariam.
-Mejor vamos a averiguarlo-
Y se así se fueron todos detrás de la aparentemente delirante capitana hasta ver que se detuvo frente a una decentemente construida casa de madera justo frente al mar. No babeó sólo porque existe un poder superior en los cielos. –Minha casinha!- Caminó lentamente hacia ella, subiendo las tres gradas chuecas y carcomidas por el tiempo y el mar. Miró hacia ambos lados del corredor que había con gran interés y sin dejas de sonreír. Casi ni notó a la dama de avanzada edad que estaba de pie dentro del marco de la puerta a un extremo del pasillo. Ésta abrió la puerta de golpe y corrió a abrazar a la distraída Kairyu.
-Não lo posso creer!- dijo la mujer con lágrimas en sus ojos. Estos eran de un hermoso azul cielo aunque algo apagados debido a su edad. Sus cabellos verde-grisáceos eran como el futuro de los de Kairyu. Era más baja y gruesa que la pirata, pero sus facciones eran bastante parecidas. –Meu Deus, você é grande!-
-Obrigada!- contestó Punkelia Preto con una sonrisa traviesa decorando su rostro.
-Não você, minha filha… bom, sim mas… não importa! (No usted, hija mía… bueno si pero… ¡no importa!)-
-Faz tempo minha mãe, que bom que você fique sempre muito bonitinha! (Hace tiempo madre mía, ¡que bueno que usted siga siempre muy bonita!)
-Ah Punkelinha, você está muito fraca, venha VENHA! (Ah Punkelita, está muy flaca, venga, ¡VENGA!)- exclamó ella, llevándose a la visitante dentro de la casa y sentándola en la mesa del comedor.
Los demás se quedaron atónitos ante la escena. Era completamente irreal lo que acababa de presenciar.
-No, no, a ver- dijo Kane, masajeando sus sienes. –De acuerdo a lo que hemos visto… ¿Doña Betânia es la madre de la Capitana?-
-Parece ser que sí- replicó el pelirrojo sin asombrarse demasiado.
-Ayer en algún momento Alex lo mencionó…. ¿o no?- agregó Julia. Los demás se encogieron de hombros.
-Qué loco- comentó Mariam, sentándose en las gradas. –Imagínense ahora tres Preto en una misma casa. Será un caos jeje-
Y efectivamente, cuando el resto de la tripulación llegó, la honorable Señora llamada Betânia de Preto ya tenía todo un banquete preparado para ellos y los tenía a todos sentados en la mesa del comedor y unas cuantas sillas y mesas más pequeñas agregadas para que nadie se quedara fuera. Alex y Kairyu se sentaban en la cabeza de la mesa junto a su madre, quien no podría emanar más felicidad aunque lo intentara. Los piratas no habían comido tan bien desde que salieron de Sicilia y ese día simplemente se llenaron hasta reventar. De vez en cuando la Sra. De Preto les ofrecía más y ellos, con sus impecables modales, no se negaban.
-¿Por qué no mandaron a avisar que Punx ya había aparecido?- demandó Alex, quien ahora ya estaba más presentable que hace unas horas cuando llegó. Sus ropas estaban empapadas y en su rostro se veían rastros de sal, probablemente de haberse sumergido innumerables veces en el agua en busca de su hermana. Ahora tenía ropa limpia color escarlata con los bordes negros. No se notaba mucho porque estaba sentado, pero él también tenía una reptílica cola negra saliendo de su cintura que le acomodaba la silla a su estimada madre.
-¿Y cómo querías que hiciéramos eso? ¿Corriendo sobre el agua para ir a avisarte del otro lado del risco?- contestó Kairyu, hundiendo sus dientes en una jugosa pierna de pavo que su madre le había sazonado especialmente a ella.
-Pues… sí, para ti no es nada difícil, Punx-
Kairyu parpadeó varias veces, todavía mordiendo la pierna de pavo. La soltó y sonrió fingidamente. –Sí bueno… yo estaba muy cansada en ese momento como para ir por ahí gastando energía-
-Siempre estás muy cansada para todo, Kairyu- se escuchó la voz de Tala cerca de ahí. El pelirrojo tampoco se había escapado a las consecuencias de liberar a su bestia y tenía dos orejas lupinas sobresaliendo de entre su cabellera. Además se podía notar fácilmente que sus colmillos habían crecido considerablemente y no faltaba mucho esfuerzo para que arrancaran la carne del pavo del hueso. El perico de Brooklyn seguía posado en su hombro y parecía negarse rotundamente a apartarse de Tala.
-Ese comentario me ofende- dijo indignadamente la peliverde al servirse más ensalada.
-Quanto tempo vocês estarão comigo?- preguntó Doña Betânia con curiosidad a sus dos luceros de la noche, sus ya crecidos hijos.
-Não sei, minha mãe- dijo Alex, mirando a Kairyu en busca de una respuesta. Con su cola mató una cucaracha que se infiltraba debajo de la mesa en busca de sobras.
-Não queremos ser uma molestia per você- respondió ella, refiriéndose a toda su tripulación. –Eu e minha tripulação queremos partir a América de novo-
-Quando?- preguntó ella.
-Amanhã não estaría mal…- dijo en voz baja, dejando su vista vagar por todo los deliciosos platillos que tenían servidos.
-¿Tan pronto?- irrumpió Rául en la conversación. Punkelia Preto le sonrió. –No es verano por siempre, Pegaso Llameante. El clima empeorará pronto en el Atlántico y si no lo cruzamos tendremos problemas-
-É uma lastima, Punkelinha- comentó su madre con cierto desaire.
-É, mas não vou partir sem dar a você ums presentes que tenho faz tempo (Es, pero no voy a partir sin darle a usted unos regalos que tengo hace tiempo)- comentó, murmurándole algo más a Brooklyn, quien estaba sentado justo a su lado. Ambos se pusieron de pie, se disculparon y salieron de la casa.
-¿Traerán aquel cofre naranja?- preguntó King medio alarmado.
Queen se encogió de hombros. –Probablemente, hermano. ¿Por qué lo preguntas?-
-¡Porque es demasiado pesado como para que la Capitana lo cargue en ese estado!- exclamó, saltando de su asiento y saliendo del lugar a toda prisa. Betânia lo miró con alegría y le sonrió a Alex. –É meu yerno, né?-
Alexander Preto parpadeó un par de veces antes de reírse tranquilamente. –É possível minha mãe mas não vou comentar- contestó mirando de reojo a Queen, quien al escuchar la palabra "yerno" volteó descaradamente hacia ellos. Pronto aparecieron los tres piratas; King y Brooklyn cargando un cofre naranja de tamaño normal. Kairyu venía detrás, cargando unos corales que se topó en el camino. –Minha mãe, tudo isso é pra você- dijo ella, abriéndolo y revelando innumerables joyas incrustadas en piedras preciosas y fabricadas con los metales más caros y preciados de la época. Tomo unos cuantos con su garra derecha, otros con su mano izquierda y un último objeto en el fondo del cofre con su cola. Se las fue colocando con cierto encanto hasta que sólo le quedó el objeto de su cola.
-Esto, es por siempre haber sido la mejor madre del mundo- anunció con mucho cariño mientras si cola le ponía una corona de oro sólido sobre la cabeza. –Ninguna otra me hubiera querido tanto viéndome así- comentaba, refiriéndose a su aspecto híbrido.
-Ah, Punkelinha, Punkelinha, você sempre va ser minha menina querida- dijo ella, desapareciendo una solitaria lágrima que corría por su rostro. Los piratas, muy poco esperado por los que no convivían con la tripulación comenzaron a aplaudir y silbar obscenamente mientras los tres miembros sobrantes de la familia Preto se daban un poco frecuente pero apreciado abrazo fraternal.
La mañana siguiente parecía tranquila, aunque había mucho barullo frente a la casa de Doña Betânia Preto. Acostada en una hamaca estaba Kairyu medio dormida mientras sus piratas y demás acompañantes jugaban en la playa. Una pelea la despertó.
-¡Raúl, salid de ahí!- ordenó Julia con autoridad al verlo dentro de un hueco de al menos metro y medio de profundidad en la arena. A su lado estaban Mystel y Kane cavando muy entusiastamente. Alex se rió con ganas.
-Oh vamos, nada le va pasar- dijo, encogiéndose de hombros. Julia le respondió una mirada fulminante. El rubio ayudo a los otros a salir antes de dar un impresionante salto que lo sacó a él mismo del agujero sin mucho esfuerzo.
-¿Qué hacen?- preguntó Kairyu, tapándose la boca al bostezar. Mystel se balanceó sobre una mano antes de contestar. –Estamos cavando para enterrar un tesoro pirata-
-¿Y de dónde vais a sacar un tesoro?- preguntó Julia con mucha curiosidad.
-Ahh jajaja- se rió Kairyu con ganas mientras se estiraba, su cola hacía marcas irregulares sobre la arena. –No todo lo que brilla es oro, querida Julia-
-¿Usted que pondría, Capitana?- inquirió Kane. La peliverde lo pensó unos minutos antes de sonreír triunfal. Caminó detrás de Raúl y lo empujó para que cayera dentro del hueco de nuevo, luego pasó cerca de Alex y su cola hizo el trabajo sucio. Así fue noqueando a casi toda la tripulación cuando llegó a una importante conclusión. –¡Todos ustedes no van a caber en ese pequeño hueco!-
-No me digas- dijo Tala con sarcasmo mientras de alguna manera conseguía salir de ahí. Subió la mirada hasta ver a Kairyu de arriba abajo. -¿Notaste que ya no tienes ni la garra ni las corazas de escamas?-
-No, en efecto no lo noté hasta ahora jeje- le respondió ella con alegría. –Tu ya no tienes las orejas lupinas de ayer-
-Yo tengo más tiempo consciente que tú-
-¿Me estás llamando ebria?- dijo Kairyu con fingida indignación.
-Tu sabes bien a lo que me refería, pirata mediocre- respondió el pelirrojo, viendo como el perico que ahora era su mascota comía semillas en su hombro.
-Sí, pero me diste la línea para el comentario-
Brooklyn llegó muy tranquilamente con su superior y le anunció que ya todo estaba listo, partirían apenas ella lo ordenara. Punkelia Preto asintió de acuerdo y les repitió la información a los demas. Luego volteó hacia su hermano con una mirada inquisitiva.
-Kageryu, hay un asunto de suma importancia que debemos discutir-
-Soy todo oídos-
-¿Nos acompañarás o no a este viaje a las Américas? ¿Te apuntas a una aventura más o te quedarás para resguardar a mi madre hasta nuestro regreso?-
Alex pareció ofendido por la pregunta. –Creí que la respuesta era obvia-
-Yo nada más chequeo mis suposiciones, no quiero crear situaciones incómodas-
-Pues ya tienes mi respuesta-
-Sí, sólo me falta la del Relámpago Galopante- dijo, volteando hacia ella. –Te prometí devolver lo que tomé hace seis años. Ahora te doy la opción de irte con tu hermano adonde más lo desees, proporcionándote nosotros el transporte, o acompañarnos y embarcarte a conocer horizontes que nunca imaginaste-
La española no estaba muy segura de aceptar, dado que ya tenía lo que había buscando en esos piratas. Aún así, había conocido a Alexander y había aprendido a apreciarlo enormemente. La "piratucha esa" también había demostrado tener un gran corazón aunque poca lógica dentro de la cabeza. Los demás piratas esperaban lo peor y ya se estaban comenzando a despedir de su pequeño amigo pelirrojo. Doña Betânia había sacado un par de bolsas llenas de deliciosa comida que había preparado para sus invitados.
-¿Y bien?- pidió Kairyu por la respuesta. Todos esperaban en silencio. Julia se cruzó de brazos y pensó seriamente, luego suspiro. –Ya no podemos regresar limpiamente a España… y ¡tampoco creas que te vas a librar tan fácil de mi, Pirata!-
-Eso mismo pensé yo- cantó la Capitana con alegría mientras bailaba en círculos con el apenado King. -…¿Qué hacen todos ustedes ahí parados? ¡Estamos por partir y se quedan babeando ahí en medio de la playa? ¡Muevan sus perezosos traseros YA!-
En menos de cinco segundos todos se habían dispersado, cuestionando fuertemente la posibilidad física de que salieran tan rápido del agujero en la arena. Los únicos que quedaban eran Kairyu, Alex y Julia, acompañados de la recién llegada Sra. de Preto. Ésta le dio un último abrazo a sus hijos y a quien ella sospechaba sería la próxima miembro de su reducida familia. Era curioso y gracioso a la vez las miradas sugestivas que le dirigía a Julia, quien inevitablemente se sentía incómoda.
Ya la tarde estaba comenzando a perder sus colores y el Fragmento de Plata estaba listo para emprender el viaje. Desde la cubierta se podía ver a la matriarca de Preto sobre la playa despidiéndolos a todos en su nativo portugués y con lágrimas haciendo surcos en su rostro. Kaiyu se despedía con sus dos manos y la cola que todavía le quedaba mientras que su hermano lo hacía con un discreto saludo militar. Cuando no la pudieron observar ni distinguir, voltearon hacia el otro lado del barco. Kairyu se aclaró la garganta. –Fragmento de Plata, ¡quiero ese horizonte! Regálamelo- pidió con una sonrisa.
La brisa entonces sopló con más ganas y un eco distante parecía responder benévolamente al deseo de Punkelia Preto. Si se tomaban el tiempo para ubicarlo, un gran dragón blanco oriental estaba sobrevolando el lugar en esos momentos, sus ojos amatista brillando intensamente con el sol. –Punky-chan, Alex-kun…-
Alexander volteó de repente hacia su hermana y le preguntó. -¿Sientes tanta nostalgia como yo?-
-Mi padre nos recuerda, y nosotros debemos honrar su memoria cuando lleguemos-
-Así será entonces-
-Larga vida a los dragones sempiternos- dijeron a la vez mientras la luz solar del atardecer los envolvía por completo y parecía querer llevar el barco más allá de lo que jamás soñaron. ¿Sería una ilusión o una profecía? Se los dejo a su imaginación…
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-
¡Alas! Se me acabó el fic estimados lectores. De nuevo mis agradecimientos a quienes hayan dejado review para los capítulos anteriores. Fue un placer escribir sobre piratas y espero poder sorprenderlos con otro fic en un futuro cercano… o lejano… o mas o menos… eso!
Gracias.
PD: Clow! Te dedico este capítulo a ti xq sin tus necedades continuas nunca habría terminado el epílogo jejeje… Grazie mille, bello!
Razz, se acabo el fic! O.o
