Capítulo 4: los dos admiradores

Era increíble, en serio, Momo. Había gran cantidad de chicos pegados a ella como garrapatas, algunos con hermosos, caros y lujosos regalos y yo como un imbécil intentando competir con ellos con un estúpido ramo de flores-dijo un desesperado Ryoma.

Te dije que no sería fácil, que esto sucedería, que te prepararas ¿no?- dijo Momo.

Es que no puedo competir con ellos, no se como hacerlo- dijo Ryoma cada vez más desesperado.

Ryoma, Ryoma, tranquilízate ¿si, ella te dijo que te amaba ¿no? Ryoma¿te dijo que te amaba si o no?- dijo Momo empezando a desesperarse por la actitud de su amigo.

Si, me dijo que me amaba ¿y eso que?- dijo Ryoma

¿Cómo que y eso que? Ryoma es que acaso no te das cuenta, TE AMA, ella misma te lo dijo. Le importas solo tu no los chicos que la merodean- dijo Momo.

¿Te parece, ah es que Momo yo….

¿La amas Ryoma? -dijo Momo cortándolo.

Claro que si baka, sino por que razón estaría tan desesperado en reconquistarla- dijo Ryoma.

Entonces no te des por vencido Ryoma, si ella verdaderamente te ama, no el importará los otros chicos por regalo más caro lujoso o hermoso que reciba- dijo Momo apoyando su mano en el hombro de su amigo- Vamos Ochibí, fuerza, reconquista al amor de tu vida.

Lo haré, no perderé lo que más amo. Adiós y gracias Momo -dijo Ryoma saliendo corriendo del lugar.

Una chica que caminaba por una calle oscura y peligrosa se fijo la hora en su reloj, este marcaba las 22:30.

Es tarde, no me gusta este lugar -dijo apurando el paso- Y todo por abstraerme en mi entrenamiento.

La joven siguió caminando cada vez más apurada. Empezó a levantarse viento y a caer algunas gotas de lluvia.

Justo lo que me faltaba- dijo casi echándose a correr.

plaf, plaf, escucho detrás de ella.

Esas pisadas por algún motivo la ponían nerviosa.

Plaf, plaft las pisadas se hacían cada vez más fuertes a medida que se acercaban.

Las gotas de lluvia empezaron a caer cada vez con más intensidad hasta convertirse en una potente lluvia que de pronto dejo de mojarla. Al darse vuelta se encontró cara a cara con un chico muy apuesto de 1,80, pelirrojo y con ojos color avellana.

¿Qué hace una hermosa chica como tu caminando sola a estas horas y por estos lugares?- dijo el chico.

Mmm, es que me entretuve haciendo algo -dijo la chica sonrojándose levemente por el cumplido y la cercanía del chico.

Entrenado ¿no?- la chica lo miró sorprendida- no me mires así, es que te vi mientras entrenabas Sakuno Ryuzaki.

¿Cómo sabes mi nombre?- dijo Sakuno sorprendida y con ganas de echarse a correr.

No debería de sorprenderte que sepa tu nombre. Sakuno eres más popular de lo que crees-dijo el chico.

Ya se que soy popular, pero no sabía que tanto- dijo Sakuno mirando su interlocutor.

El alcance de tu popularidad puede verse con el despliegue de chicos con regalos que te ha estado siguiendo desde siempre y aun más desde que cortaste con Echizen- dijo el chico.

Jaja¿Oye, como sabes esas cosas y por que te interesan?- dijo Sakuno entre divertida y sorprendida.

Ahh, pues mira, es que...- dijo el muchacho llevándose una mano a la cabeza- la verdad es que, ahhh, mira ¿te acuerdas de un partido que tuvo el equipo de Seigaku contra un colegio llamado Yamabuchi hace ya casi 1 año?

Ahh, si me acuerdo¿pero eso que tiene que ver? -dijo Sakuno intrigada.

Es que, mmmm, es que en ese partido vi un ángel -dijo el muchacho mirando para otro lado.

¿Un ángel?- preguntó Sakuno sorprendida.

Si un ángel, era la chica más bella que había visto en mi vida- dijo el chico ruborizándose.

¿Y eso que tiene que ver con migo? -dijo Sakuno aunque creía saber la respuesta.

Es que ese ángel eras Tu- si, no se había equivocado- Me enamoré de ti aquel día, y cuanto más se de ti, más me enamoro, y mas hermosa me pareces -dijo el chico mirándola de frente rojo como un tomate.

La verdad es que no se que decirte- dijo Sakuno incomoda mirando hacia otro lado.

No tienes que decir nada. No dejes que lo que acabo de decirte te cohíba¿si?. Mejor olvídalo, es que ya no soportaba más, tenía que decírtelo -dijo el muchacho con una hermosa sonrisa que cautivó por unos instantes a Sakuno- por cierto, obnubilado con tanta belleza me olvidé de presentarme, Mi nombre es Tákato Miroku.

Encantada de conocerte Tákato, y no me cohíbe lo que me dijiste mejor dicho me halaga -dijo Sakuno mirándolo a los ojos.

Jaja, oye¿que te parece si vamos a tomar algo por ahí? -dijo Tákato sonriendo.

Ahora no, tal vez otro día -dijo Sakuno también sonriendo.

Esta bien pero por lo menos déjame acompañarte a tu casa. No me perdonaría si llegara a pasarte algo y además creo que el paraguas puede serte útil- dijo Tákato.

Está bien acompáñame, pero mira que mi casa queda lejos¿eh?- dijo Sakuno que comenzó a caminar seguida de Tákato.

Eran las 23: 20. Habían llegado a su casa. Hacía unos minutos que había dejado de llover. Sakuno se despidió de Tákato no sin antes intercambiar direcciones de correo.

Subió a su cuarto, y encontró sobre la cama un hermoso ramo de margaritas (sus flores preferidas) del que cayó una tarjeta en la que se leía el siguiente poema:

Por 1 beso de tu boca, 2 caricias te daría, 3 abrazos que demuestran, 4 veces mi alegría, y en la 5º sinfonía, de mi 6º pensamiento, 7 veces te diría, las 8 letras de un "te quiero", porque 9 veces por ti vivo y 10 veces por ti muero.

Atentamente tu admirador secreto.

Sakuno, al terminar de leerla, se dejó caer sobre su cama quedándose a los minutos dormida sujetando todavía el ramo, con una sonrisa en los labios.

A unas cuadras de allí, en el cuarto de una casa, se encontraba un chico sentado en la baranda del balcón mirando con sus fríos ojos celestes hacia el horizonte.

Espero que te haya gustado mi regalo amor -dijo el muchacho entrando al cuarto y apagando la luz.