Borrowed Heaven.
Capítulo 1. Peligra el paraíso.
Munich, Alemania.
Doctora Shiozaki, favor de presentarse en el área de urgencias pediátricas.- anunció una voz femenina por los altoparlantes.
Tu primera urgencia del día.- murmura Helen.- Y apenas son las ocho…
Trabajo es trabajo.- replica Yuri.- Eso ya lo sabes.
La doctora Yuri Shiozaki, la más reciente adquisición en cuanto a pediatras se refiere que ha hecho el Hospital General de Munich, deja un pastelillo a medio terminar y se lleva en la mano el vaso desechable que contiene su café. A dicha doctora no le molesta que la interrumpan a medio desayuno, pues le encanta su trabajo. Sin embargo, no sabe que ese día le espera una sorpresa no tan agradable. Al llegar a la sala de urgencias pediátricas, Yuri se entera de que la mandaron llamar para el caso de un niño que tiene varias quemaduras de cigarro en un brazo. Ella se siente indignada, pues es un claro ejemplo de maltrato infantil.
Sabemos que ésta no es su especialidad, doctora Shiozaki.- dice Stella, la jefa de enfermeras de urgencias.- Pero el padre de esta criatura quería que fuese usted quien lo atendiera…
Yuri sonrió en sus adentros al recordar el primer día que trabajo ahí. Stella había sido muy amable con ella desde la primera vez. "Es un honor que trabaje con nosotros, doctora Shiozaki. ¿O prefiere que la llamemos doctora Wakabayashi?". Aunque no le molestaba que la llamaran por "su" apellido de soltera, Yuri hubiese preferido que la llamaran por su apellido de casada… Ella era una mujer independiente, pero el apellido Wakabayashi significaba algo profundo y verdadero, mientras que el apellido Shiozaki solo representaba una mentira…
Ya veo.- dijo Yuri.- ¿Qué fue lo que ocurrió?
El padre de este niño calificó el suceso como un "accidente".- señaló Stella.- Supuestamente el niño sin querer se quemó el brazo…
Ajá.- bufó Yuri.- Sin querer se quemó cinco veces seguidas, ¿no?
Eso dice.- respondió Stella.- El niño no ha querido decirnos nada de lo que ocurrió…
Debe estar en shock.- murmuró Yuri.- Pobre chiquito… ¿Sabe? Era de lo más común ver esta clase de casos en México, pero aquí no lo es tanto…
¿En México?.- preguntó sorprendida Stella.
Quise decir, en Japón- se corrigió Yuri, nerviosa.- No sé que manía tengo de decir que trabajé en México, si nunca en mi vida he pisado ese país…
Ha de ser porque sus padres son de ahí.- sonrió Stella.
Claro.
Yuri observó al niño, quien aparentemente estaba profundamente dormido. Le tomó el brazo quemado y observó atentamente las cinco marcas de quemaduras… Tenían una disposición extraña, como si estuviesen formando un símbolo o… De repente, una alarma se activó en el cerebro de Yuri. Aterrada, soltó el brazo del niño y se dirigió a Stella.
¿En dónde está el padre del niño?.- le preguntó.- ¡Quiero hablar con él, inmediatamente!
Lo teníamos en custodia.- respondió Stella, algo angustiada al ver que Yuri se angustiaba.- Fritz está cuidándolo…
Yuri maldijo en voz baja. Ella nunca creyó el volver a ver esas quemaduras tan peculiares… De pronto, y sin aviso alguno, el niño se levantó abruptamente de la cama y abrió los ojos. Yuri quiso detenerlo, pero se quedó helada al ver esos ojos azul hielo tan tremendamente fríos… Y tan conocidos…
El final está cerca.- le dijo el niño.- Pudiste esconderte todo este tiempo pero pronto vendremos por ti.
¿Qué cosa?.- Yuri se sorprendió.
El final está cerca.- repitió el niño.- Tu final está cerca…
Y antes de que Yuri pudiera hacer o decir cualquier cosa, el niño se arrancó la venoclisis del suero y salió corriendo de la sala de urgencias pediátricas. Se armó un pandemonium, pues al menos la mitad del personal intentó detenerlo, aunque el chiquillo era tremendamente ágil y rápido. Un par de guardias de seguridad salieron corriendo tras él.
Llamen al padre.- ordenó Yuri.- ¡Rápido!
Sí, doctora.
Otro par de guardias fueron a buscar al padre del niño fugitivo, pero cuando llegaron al área en donde se supondría que tendría que estar, el lugar estaba vacío. Ahora, la otra mitad del personal del hospital se ocupó de buscar al padre en todos los lugares posibles. Al final, ni se encontraba al niño, ni se encontraba al padre, y lo que era peor, no aparecía Fritz.
Espero que el señor no lo haya atacado.- murmuró Stella.- Quizás haya sido mala idea no dejarlo esposado o algo similar.
Fritz sabe defenderse solo.- replicó Yuri.- Los que me preocupan ahora son el niño y su padre.
Mucho rato después, los guardias de seguridad regresaron diciendo que nadie había visto al niño o al papá. Ya estaban todos preocupados por el pobre de Fritz cuando escucharon su alegre silbido por los pasillos.
¡Policía Fritz!.- gritó Yuri.- ¿Está usted bien?
¿Por qué no tendría que estarlo?.- Fritz estaba sorprendido.- ¿Qué pasó?
¿Qué ocurrió con el hombre al que te dijimos que pusieras en custodia?.- preguntó Stella.- ¿Te lastimó?
¿Eh? No, si era un hombre de lo más callado… Incluso lo dejé solo un rato mientras iba a buscar un pastelillo a la cafetería…
¿Qué hizo qué?.- gritó Yuri.
A ella le dio muy mala espina todo el asunto. Las cosas no marchaban bien…
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Yuri dio gracias cuando pudo llegar a su casa, la cual aun se encontraba vacía. Ella dejó sus llaves en la mesita de la entrada y tomó la correspondencia que Mine, el ama de llaves, había dejado ahí. Cuentas por pagar, una invitación a la fiesta de cumpleaños de Daichi y Hayate Ozhora, propaganda… Yuri miró su reloj. Mine no debería de tardar en llegar de la guardería con Jazmín, su hija de cuatro años. Y quizás su esposo tampoco tardaría en volver, a menos que el entrenamiento se hubiese prolongado demasiado…
Yuri se entretuvo con la invitación de la fiesta de cumpleaños de los gemelos Ozhora. Dicho matrimonio siempre había sido muy cercano al matrimonio Wakabayashi. Sanae Ozhora era una de las mejores amigas de Yuri, por no decir que la más íntima, ya que ella era la única que realmente conocía su secreto… De pronto, una alarma se activó en el cerebro de Yuri. Algo o alguien había provocado un ruido mínimo, pero perceptible. Yuri se puso en alerta. Tomó una pesada lámpara y con cautela se dirigió al sitio en donde se había dejado oír el ruido. Yuri caminaba muy lentamente, como si eso pudiera amortiguar sus pasos… Sí, había alguien más en la casa, Yuri pudo percibir su sombra… Ella rodeó para atrapar al tipo por la espalda. Se preparó, levantó la lámpara con una mano y con la otra abrió una puerta y…
¡Wow, tranquila!.- Genzo, con increíbles reflejos, agarró la lámpara en el aire, justo antes de que lo golpeara.- Solo quería sorprenderte, no lo vuelvo a hacer…
Perdóname, mi amor.- suspiró Yuri, aliviada.- Es solo que hoy en el hospital me pasó algo extraño y estoy algo paranoica.
¿Qué ocurrió?.- Genzo abrazó a su esposa y le dio un beso suave.
Un niño con quemaduras de cigarrillo en un brazo.- murmuró Yuri.- Escapó y se hizo un escándalo porque…
Ella estuvo a punto de contarle todo a Genzo. Pero entonces vinieron a su mente unas imágenes de hechos ocurridos unos cuantos años atrás… "Deje a mi hijo. No le hará bien estar con usted…".
Bueno, no importa.- susurró Yuri.- Ya pasó…
No, dime lo que te ocurre.- quiso saber Genzo.- Sabes que me preocupa todo lo que te pase, mi amor…
Es solo que hubo un caso de maltrato infantil en el hospital hoy.- dijo Yuri.- Ya sabes cómo me afectan esos casos…
Lo sé.- Genzo besó a su esposa en la mejilla.- Pero tampoco deberías de involucrarte tanto, acabarás destrozada…
Es lo que todos me dicen pero no lo puedo evitar…
Y eso es lo que más amo de ti.- Genzo sonrió.- Tu interés desmedido por tus pacientes…
En ese momento, la puerta principal se abrió y se escucharon las voces de Mine y de Jazmín, seguidas del sonido de unos pasitos que corrían impacientes rumbo a la cocina.
¡Mami!.- gritó la niña, al abrir la puerta y ver a sus papás.- ¡Papi!
Hola, corazón.- Yuri besó a su pequeña y la cargó.- ¿Cómo te portaste hoy?
Bien, mami, hice muchos dibujos.- respondió la pequeña.
Mi pequeña será toda una artista.- Genzo besó la cabecita de la niña.
Creí que querías que fuese futbolista.- bromeó Yuri.
Podríamos tener otro hijo.- sonrió Genzo, pícaramente.
Yuri bajó a su hija para que ésta se fuera a prepararse para la cena. Mine preparó la mesa y al poco rato la familia se sentó a pasar una noche tranquila como cualquier otra… Hasta que Mine soltó la bomba…
Por cierto, señora Wakabayashi.- dijo Mine.- En la tarde llamaron preguntando por alguien que no vive aquí.
Eso no es nada nuevo.- respondió Genzo, enfurruñado.- Muchos reporteros llaman preguntando por otras personas para que les contestemos que no, que aquí solo vive la familia Wakabayashi…
Es verdad.- suspiró Yuri.- Siempre pasa.
No, pero esta vez fue diferente.- contradijo Mine.- Porque llamaron 11 veces. Las conté. Y en todas, preguntaron siempre por la doctora Lily Del Valle.
Yuri dejó caer al piso el vaso de cristal que traía en la mano. Genzo soltó la revista de fútbol que estaba leyendo. Solo Jazmín permaneció tranquila, sin entender lo que pasaba.
¿Qué les contestaste, Mine?.- preguntó Yuri, aferrándose a una silla. Se había puesto pálida.
Que aquí no vive ninguna doctora llamada Lily Del Valle.- respondió Mine, encogiéndose de hombros.- Que solo vive la doctora Yuri Shiozaki…
¿No anotaste el número que se registró en el identificador de llamadas?.- preguntó Genzo, con una calma que no sentía.
La verdad es que siempre fueron números distintos.- contestó Mine.- Por eso no me preparé ni hice el intento de no contestar la siguiente llamada.
Ya veo.- asintió Genzo.- Gracias, Mine, por la información.
No hay de qué, señor.- la muchacha hizo una reverencia.
Yuri estaba pálida, pero fingió una sonrisa. Jazmín no notó que el ambiente se había puesto muy tenso. Ella platicaba alegremente de sus aventuras en la guardería más prestigiosa y mejor resguardada de Munich, sin darse cuenta de nada. Mine sí alcanzó a percibir el cambio de humor que hubo en los esposos Wakabayashi con esta noticia, pero como buena sirvienta que era, no dijo nada. Al final de la cena, la muchacha se despidió. Jazmín se fue a la sala a ver "La Sirenita", y como siempre, no se fue a dormir hasta que la película y dos series de caricaturas más finalizaron. Su padre, como siempre, tuvo que cargar con ella a cuestas ya que la niña se quedó dormida en la alfombra, frente al televisor. Cuando Genzo regresó a la sala, encontró a Lily mirando nerviosamente por la ventana.
No hay razón para espantarse.- murmuró Genzo.
¿Cómo saben de la existencia de Lily Del Valle?.- Yuri miró preocupada a su esposo.- ¡Casi nadie sabe de su existencia!
Tranquilízate.- murmuró Genzo.- Quizás alguien se enteró de cuando yo te busqué hace cinco años. Hice muchas llamadas para localizarte, ¿sabes? Tal vez alguien encontró esos registros y han de creer que era una antigua amante…
No lo sé.- Yuri negaba.- Casi nadie sabía de la existencia de Lily Del Valle en este país… Nunca me conocieron por ese nombre aquí…
Tranquilízate entonces.- Genzo besó a Yuri en la boca.- Recuerda además que Lily Del Valle está oficialmente muerta. Si alguien pregunta, diremos que no sabemos quién es.
Yuri ya no dijo nada, pero tenía mucho en qué pensar. Habían sido demasiadas señales, el niño quemado y el mensaje que le dio, las 11 llamadas preguntando por Lily Del Valle… Ella tenía miedo, su corazón le decía que su paraíso prestado estaba por terminar…
Notas:
Bienvenidos a mi fic número treinta y no sé cuantos. Esta vez, haré una segunda parte del primerísimo fic de CT que escribí: "To sweet beginnings and bitter endings". Cuando escribí este fic que acabo de mencionar, no pensé en ponerle una continuación, pero el año pasado me di cuenta de que la historia me la pedía a gritos. Les recomiendo a todos que lean la primera parte para que puedan entender la segunda, ya que no me voy a estar deteniendo mucho a recordar escenas o a hacer aclaraciones.
