Capítulo 5. ¿Más secretos?

Alisse se acercó hasta donde estaban Taro, Genzo y Kenji.

Oye, Wakabayashi.- comentó Alisse, como quien no quiere la cosa.- ¿Dónde le compraron a tu hija esa joya que lleva al cuello?

¿Cuál?.- momentáneamente Genzo no supo a qué se refería Alisse.

Ese dije que tiene forma de una pequeña cajita, de plata.- respondió Alisse.

¡Ah!.- Genzo lo pensó unos momentos.- La verdad no sé de dónde la sacó… Se supone que esa joya es de Yuri y a Jazmín siempre le ha gustado pero Yuri nunca la deja jugar con ella… Debió agarrarla sin permiso. ¿Por qué la pregunta?

No lo sé.- Alisse se encogió de hombros.- Es solo que es una joya muy peculiar… Y me parece haberla visto antes…

Quizás se la viste a Yuri alguna vez.- sugirió Taro.

Sí, quizás…

Pero esa teoría no convencía a Alisse. Más aun: ¿por qué le llamaba tanto la atención esa joya?

En fin.- musitó Genzo.- Creo que es hora de que les cuente la verdadera historia de Yuri…

¿La verdadera historia?.- preguntó Alisse.

Sí. Yuri no es quien ustedes creen que es…

¿No prefieres esperar a que lleguen Tsubasa y Sanae para que no tengas que repetir la historia?.- inquirió Taro.

No será necesario, ellos ya saben la historia.- contestó Genzo.

¿Cómo? ¿Ellos se la saben y nosotros no?.- Taro estaba algo indignado.- ¡También somos tus amigos!

A veces hay cosas que es mejor no decirlas.- interrumpió Alisse, enigmáticamente.- En todo caso, si Wakabayashi ya está preparado para decirnos la verdad, que nos la diga. Es mejor que sea ahora en vez de nunca.

Taro no respondió. Genzo tomó aire y comenzó a explicarles todo a Alisse y a Taro, desde cómo conoció a Yuri hasta la manera en que la había reencontrado en México después de la captura de los Matute. Kenji escuchaba con interés, ya que él solo se conocía la parte de la historia que contó su padre, pero le faltaban por conocer muchos detalles. Al final, Taro estaba boquiabierto, aunque Alisse se veía extrañamente tranquila.

Es increíble.- murmuró Taro, cuando Genzo terminó.- Vaya que tu vida parece una novela, amigo.

Lo sé.- suspiró Genzo.- Y por eso es que me urge tanto encontrar a Yuri…

Alisse dirigió la mirada hacia donde los niños jugaban y volvió a enfocarse en el dije que traía Jazmín. Aun no lograba ubicar de dónde lo recordaba, pero con la historia que Genzo le había contado las cosas parecían esclarecerse un poco…

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En algún punto, en algún lugar…

A ella le dio gusto llegar y encontrar la residencia preparada, dándole la bienvenida. Y no solo eso, sus más fieles seguidores estaban también ahí, esperando su llegada.

Bienvenida, señorita Gianella.- dijo uno de los sujetos.

Gracias, Marco.- respondió Ella, con una sonrisa glacial.- Me da gusto estar en casa.

Ya está todo listo.- comentó otro tipo.- Pudimos rescatar algo del trabajo que Paolo hizo.

Ese estúpido.- bufó Ella.- Si hubiese hecho bien su trabajo ahora tendríamos a la chica y al códex…

Nadie dijo nada. Para todos había sido un golpe duro el enterarse de la muerte de uno de sus compañeros y además la huída del blanco…

Tendremos ahora que planear las cosas con más calma.- habló Ella.- Ahora que estoy libre podré corregir los errores que ustedes han cometido…

Sí, señora.- respondieron los demás.

Gianella Matute se sentó en un diván. Alguien le pasó un sobre grande, del cual ella extrajo varias fotografías y un resumen. Dos de las fotografías correspondían a una niña de cuatro años, de cabello negro y ojos del color del chocolate derretido. "Como los de esa perr…", pensó Gianella. Otras tantas imágenes representaban a un hombre joven de cabello negro y ojos oscuros, que usaba una gorra blanca. "Con que éste es el sujeto que lo arruinó todo", pensó Gianella. "Bueno, pues también me las pagará".

¿Y bien?.- se aventuró a decir Marco, el que le había dado la bienvenida a su jefa.- ¿Qué hacemos? ¿Secuestramos a la niña y al hombre?

No.- negó Gianella.- Por ahora no. Según sé, él es hijo de uno de los integrantes más importantes de la Yakuza, los que nos arruinaron los planes hace cinco años. No será recomendable enemistarnos con ellos nuevamente… Primero debemos conseguir el códex y a la chica y ya después nos encargaremos de él y de su pequeña hija…

"Pequeña Lily Del Valle", pensó Gianella Matute. "Te arrepentirás de haberte cruzado en nuestro camino. Primero haré que me des lo que quiero. Después te cobraré muy cara la muerte de mi hermano".

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En algún lugar de Europa…

Una mujer de cabello castaño claro, piel muy blanca y ojos verdes, está esperando impacientemente a que su invitada llegue. Ella espera que no haya sido demasiado tarde… Sin embargo, su enviado le informa que consiguió llegar a tiempo, aunque la mujer duda de qué tan a tiempo pudo llegar… Un automóvil negro se estaciona a tan solo unos metros de donde la mujer está parada y de dicho coche descienden su enviado y la invitada a la que estaba esperando.

Tanto tiempo.- dice la mujer.- Me alegra verte de nuevo.

A mí me sorprende.- responde la invitada.

Quizás a todos.- replica la mujer.- Lamento mucho todo esto, pero desgraciadamente no pudimos darnos cuenta antes…

No se preocupe.- la invitada está bastante cansada de pensar.- De cualquier manera le agradezco que me haya ayudado a escapar.

Es lo mínimo que podía hacer.- replica la mujer.- Hace cinco años tú me salvaste la vida…

La mujer le da las gracias a su enviado por haber cumplido bien el encargo. La invitada hace lo mismo, le agradece enormemente el haberle salvado la vida. Después, los tres entran a una pequeña cabaña localizada a pocos metros de ahí.

Lo que sí, debo informarle que no tengo conmigo el códex.- murmuró la invitada.- Lo busqué, pero no conseguí encontrarlo… Alguien debió haberlo tomado antes… Espero que no hayan sido ellos…

No tendría sentido.- replica la mujer.- Porque entonces Ganoza no habría ido tras de ti… Quizás alguien más lo tomó, pensando que se trataba de otra cosa…

Ésa es otra opción.- concuerda la invitada.- Después de todo, el códex aparenta ser otra cosa muy diferente a lo que en realidad es.

La mujer asiente. Sabe que las cosas pueden complicarse mucho más de lo que ya lo están…

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Tsubasa y Sanae llegan a Alemania. Genzo, Taro y Alisse ya los están esperando en el aeropuerto. Los niños se quedaron con Kenji, quien no ve del todo bien el tener que hacer el papel de niñero, pero no le queda de otra. Y peor aun: han llegado dos niños más. Ya están en circunstancias de poner una guardería… Genzo pone a Tsubasa y a Sanae al corriente de lo ocurrido y les informa también que Taro y Alisse también saben ya lo que ocurrió. Todos quisieran poder hacer algo más que únicamente decirle a Genzo que todo saldrá bien…

Lo peor del caso es que la INTERPOL cree que Yuri mató a ese hombre.- gruñó Genzo.- Y se ha convertido en fugitiva para ellos.

Así que ahora, además de tener tras ella a la mafia siciliana, tiene a la INTERPOL siguiéndola.- comentó Tsubasa.

Sí. ¡Y yo sin poder hacer nada al respecto!.- gritó Genzo, desesperado.

Si tan solo tuviésemos una pista de a dónde pudiera haber ido… .- comentó Sanae.

Lo difícil es porque no tenemos los medios necesarios para rastrearla.- contestó Taro.- Porque no creo que Genzo quiera pedirle ayuda a su padre otra vez…

No, eso no.- negó Genzo, enfáticamente.- Prefiero hacerlo solo…

El problema es que necesitarás ayuda de la mafia otra vez.- opinó Sanae.- El fuego solo se combate con fuego.

Sí, pero… ¿Quién me puede ayudar? Rompí todo contacto con mi padre al casarme con Yuri y eso significa que nadie de mi familia puede brindarme ayuda. Si estoy viviendo con Kenji es porque solo es temporal… .- contestó Genzo.- No conozco a nadie más que pueda brindarme ayuda…

Solo Alisse no dijo nada. Estaba de lo más pensativa. Cierto era que Yuri Shiozaki no era la persona que ella creía que era, pero Alisse también tenía un secreto que guardar… Consideró por un momento las opciones. Ella había jurado nunca más tener contacto con ellos pero Genzo se veía realmente desesperado. Además, Alisse tenía cierto aprecio por Yuri, ella le agradaba mucho y había encontrado en ella a una buena amiga…

¿Te pasa algo, amor?.- le preguntó Taro a Alisse.

No, nada.- ella sonrió.- Solo pensaba.

¿En qué?

Cosas mías… .- Alisse se encogió de hombros.

"Pero si lo hago, Taro se enterará de todo", pensó Alisse, cuando su esposo se distrajo hablando con Tsubasa. "Y no sé cómo pueda reaccionar a eso…".

Ya en el departamento de Kenji, éste se veía de lo más aliviado ya que los tres niños estaban quejándose de que se morían de hambre.

¡Auxilio!.- gritó Kenji.- ¡Pensé que me comerían vivo!

No es para tanto.- Sanae rió.- No te preocupes, yo me haré cargo.

Tendremos que empezar a tomar decisiones aquí.- señaló Genzo.- Para empezar, no puedo seguir viviendo aquí. Si mi padre se entera, también desterrará a Kenji.

Para lo que me importa.- bufó éste.

Aun así… .- Genzo sonrió.- Debo irme a otro sitio. Evidentemente, no puedo regresar a casa, no solo porque ésa es la escena del crimen sino porque todo me recordará a Yuri…

Quizás podamos rentar una casa para nosotros.- sugirió Tsubasa.- Ahí podemos quedarnos todos, sirve que tu hija estará con niños de su edad y tú no te sentirás solo.

¿Dos parejas, un hombre y cinco niños viviendo en una misma casa? Ya quiero ver eso.- sonrió Kenji.

Sería una versión modificada de "Más barato por docena".- se burló Alisse.

Como sea, no será una mala idea.- aceptó Taro.

De verdad, amigos, no quiero meterlos en esto.- negó Genzo por quien sabe cuánta vez.- Ya es suficiente con que hayan venido hasta acá y…

Otra vez con eso.- interrumpió Sanae.- Entiende de una buena vez que si lo hacemos es porque queremos hacerlo y punto. Y no nos importa lo que pueda pasar, estaremos contigo.

Sin dudarlo.- dijeron Tsubasa y Taro.

Alisse seguía observando el dije de Jazmín. De verdad que le recordaba algo pero no podía precisar bien qué era.

En todo caso.- habló Kenji.- Soy dueño de una casa ubicada a pocas distancias de aquí. Normalmente la uso para hacer fiestas pero se las dejo a su disposición. Es suficientemente grande para su guardería…

¿Y cuánto nos cobras de renta?.- preguntó Genzo.

¡Oye! Pues claro que nada, eres mi hermano…

¡Qué generoso!

Jazmín en ese momento se resbaló y cayó, lastimándose una rodilla. La pequeña inmediatamente comenzó a llorar, pidiendo a su mamá. Genzo fue a levantarla, la cargó y se la llevó al baño para lavarle la herida y tranquilizarla. La niña pedía a gritos a su mamá y Genzo no sabía cómo pedirle un poco más de paciencia. Jazmín se tranquilizó después de mucho rato. Genzo observó entonces la joya que le había mencionado Alisse.

¿De dónde sacaste esto?.- le preguntó a la niña.

De la cajita de mi mami, donde guarda sus collares y esas cosas.- respondió ella, apenada.

Pero mamá te dijo muchas veces que con eso no puedes jugar.- la regañó Genzo.

Ya sé, pero es que me gusta mucho y pues un día ví la cajita de mi mami abierta y nomás agarré el collar tantito para verlo pero después ya no se lo pude regresar sin que se diera cuenta… ¿Me vas a regañar?

Sabes que no es correcto tomar así lo que no es tuyo.- respondió Genzo.- Y yo no te voy a regañar. Eso lo hará tu mamá cuando regrese.

Sí.- curiosamente, esto tranquilizó a Jazmín, ya que significaba que su madre volvería, aunque fuera para regañarla por haberle tomado su collar sin permiso.

Genzo le quitó a la niña la joya por un momento, para verla bien. Se trataba de una diminuta cajita de plata, que tenía grabada una cruz en todas las caras. La cajita estaba cerrada con un curioso broche que Genzo no pudo zafar. Jazmín lo miraba con tristeza, como si fuese a llorar porque su padre le quitó el único recuerdo que tenía de su madre. Genzo suspiró.

Solo cuídala bien.- le dijo a la niña, al tiempo que le colgaba el dije al cuello.

Sí, papi.

Jazmín regresó con los demás. Genzo se enjuagó la cara, para despejarse ya que no había dormido bien con tanto lío en la mente. Se secó el rostro y después sacó de su playera el dije que él usaba desde hacía más de cinco años: el caduceo de plata que Yuri le había regalado. Genzo nunca se lo había quitado, nunca, porque era el símbolo del amor que había entre él y Yuri…

¿En dónde estás, amor?.- preguntó Genzo, en voz alta.

¿Genzo?.- interrumpió Sanae, y no se oía muy bien.

¿Qué ocurre?.- Genzo regresó a la sala.

Te buscan.- dijo Alisse.

En la entrada estaba parada la agente Kamiya, con ese curioso peinado hacia arriba que siempre traía.

Señor Wakabayashi.- dijo la agente Kamiya.- Solo vengo a decirle que, dadas las circunstancias, se ha girado una orden de detención contra su esposa, por probable homicidio.

Éstas palabras fueron seguidas por un silencio absoluto…

Notas:

Yakuza: La mafia japonesa.

Ver "To sweet beginnings and bitter endings".