Capítulo 8. Petición.
¿Qué cosa?.- exclamó Taro, asombrado.
Que Enrique Mancera es mi abuelo.- suspiró Alisse.
Todos sabían quién era Enrique Mancera. Era un conocido mafioso colombiano que más de una vez había llamado la atención por sus supuestas participaciones en el tráfico de estupefacientes, aunque nunca pudo comprobársele nada. Las autoridades siempre buscaban pruebas en su contra, sin éxito. El pensar que alguien como Alisse Farfán pudiera estar involucrada con alguien como Enrique Mancera era casi ridículo.
Es broma, ¿cierto?.- preguntó Tsubasa, dubitativo.
No.- negó Alisse.- Ojalá lo fuera...
Amor... ¿Hay algo que nos quieras explicar?.- preguntó Taro, sorprendentemente tranquilo.
Supongo que no me queda de otra.- musitó Alisse.- Enrique Mancera es mi abuelo materno. Él intentó ocultarle la verdad sobre sus "negocios" a mi abuela cuando se casaron y, cuando ella se enteró, se separó de él. No quería que mi madre estuviese involucrada con ese mundo.
Tu historia, Genzo, más o menos.- comentó Tsubasa.
Uhm.- gruñó Genzo.
El caso es que cuando yo nací mi abuelo intentó muchas veces ponerse en contacto con mi madre, pero ella también lo rechazó.- continuó Alisse.- Entonces mi abuelo se esperó a que yo cumpliera la mayoría de edad para intentar acercarse directamente a mí. Yo tampoco deseo tener contacto con él, pero de cualquier manera insistió en que, si algún día necesitara un favor, acudiera a él sin dudarlo...
Sé que esta es una pregunta idiota.- comentó Misaki.- ¿Pero por qué nunca me dijiste nada al respecto?
Porque no quería que nadie supiera sobre mi nexo con ese mundo.- explicó Alisse, algo decaída.- Realmente yo tampoco quiero tener contacto con mi abuelo. Para mí es otro desconocido más.
Nadie dijo nada por algunos minutos. A Genzo le sorprendía lo pequeño que era el mundo: tanto él como Yuri y Alisse tenían nexos con la mafia.
Así que.- Alisse cortó el silencio.- Ya lo sabes. Si deseas ayuda para encontrar a Yuri, puedo dártela, Wakabayashi.
No quiero que después quedes en deuda con tu abuelo.- negó Genzo.-Y tampoco me gustaría que después él quisiera cobrarte esto de alguna manera...
Yo creo que más bien estaría pagando lo que le hizo a mi abuela.- replicó Alisse.- Creo que no mencioné la manera en como ella se enteró de que su esposo era de la mafia: Un día la policía hizo una redada en la casa en donde ellos vivían y se la llevaron a ella presa, por no mencionar que durante toda mi vida he vivido con el temor de que alguno de los enemigos de mi abuelo se quiera cobrar sus deudas con nosotras. Creo que mi abuelo nos debe un gran favor.
Aun así... .- Genzo titubeaba.- No me gustaría.
Solo déjame ayudar.- pidió Alisse.- Quizás es lo único que pueda hacer por Yuri.
Genzo lo pensó unos momentos. Quizás no sería una mala idea...
Gracias, Alisse.- dijo él, llamando a Farfán por su nombre por primera vez.- Aceptaré tu oferta.
Entonces tendré que hacer unas cuantas llamadas... .- Alisse se levantó a hacer unas llamadas por su celular.
¿Cómo te sientes al respecto?.- le preguntó Tsubasa a Taro.
Misaki estaba como ausente. La noticia le había caído de golpe.
Francamente sorprendido.- respondió.
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En algún lugar del mundo...
Gianella Matute y sus secuaces estudiaban un grupo de diapositivas que Marco les mostraba.
No sabemos exactamente en dónde se esconde el blanco.- dijo Marco.- Nuestras fuentes informan que pudo haber huido a dos lugares posibles: a Portugal, cerca de la costa, o bien a España, en algún lugar cercano al Estrecho de Gibraltar.
Está en España.- interrumpió Gianella.- La doctora Toledo es española, y si ella la ayudó, que es lo más seguro, entonces ambas están en España.
Y el códex debe estar ahí también.- comentó alguien más.
Claro. Eso era lo lógico. Y sin embargo, Gianella estaba casi segura de que Yuri no tenía el códex con ella...
Quizás no.- negó ella.- Me parece que el códex aun está en Alemania...
¿Cómo está tan segura de eso?.- interrogó Marco.
Porque esa perr... huyó demasiado rápido de Alemania.- explicó Gianella.- Según los reportes, en menos de 24 horas ella ya se encontraba fuera del país. Y el códex no es cualquier cosa que ella pudiese tener al alcance de la mano para tomarlo y huir con él. Lo más probable es que no haya conseguido llevarse el códex con ella, en su prisa por huir.
Lo que significa que lo que buscamos aun está en Alemania.- completó Marco.
Exactamente.- coincidió Gianella.
El niño rubio de ojos azul hielo estaba sentado junto a Gianella, en actitud indiferente. Gracias a Yuri, Gianella había pasado los últimos cinco años lejos de su hijo y ahora ella estaba tratando de recuperar el tiempo perdido. Marco continuó con la exposición de diapositivas.
Ésta es la única imagen que hemos logrado conseguir del códex.- comentó Marco.- Como se pueden dar cuenta, su apariencia es completamente diferente a lo que en realidad es.
El niño pareció salir de su ensimismamiento al observar la fotografía.
He visto eso antes.- comentó, como si nada.
¿Cómo dices?.- Gianella no se esperaba eso.
Que he visto eso en algún otro lugar.- confirmó el niño.- Estoy seguro de eso.
Gianella sintió que la Fortuna volvía a sonreírle de nuevo.
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Enrique Mancera sabía que tarde o temprano su nieta acudiría a él, pero nunca pensó que lo haría para pedirle un favor como el que le pidió.
Señor Mancera.- le había dicho uno de sus sirvientes.- Tiene una llamada telefónica de larga distancia desde Alemania.
No acepto llamadas de larga distancia no programadas.- replicó Mancera, sin despegar la vista del periódico que leía.
Se trata de su nieta, Alisse Farfán.- informó el sirviente.
Mancera dejó de leer el periódico para mirar fijamente al muchacho.
¿Estás seguro que es ella?.- inquirió.- Mi nieta nunca me hablaría a menos que necesitara algo urgente.
Pues precisamente dijo que es urgente.- replicó el sirviente.
Mancera tomó el auricular, renuente. Sin embargo, pudo reconocer la voz de su nieta, aun cuando solo la hubiese escuchado en un par de ocasiones.
¿Señor Mancera?.- inquirió Alisse. Ella nunca había querido decirle "abuelo", de frente.
¿Alisse?.- dijo él.- ¿Le pasó algo a tu abuela?
No.- negó ella.- Mi abuela y mi madre están bien.
¿Qué ocurre, entonces?
Y entonces ella pronunció las palabras que él sabía que tarde o temprano pronunciaría:
Necesito pedirle un favor.
Cuando Alisse le explicó a Mancera lo que deseaba, éste se quedó mudo. Nunca esperó que su nieta necesitara esa clase de favor.
Es verdad que te dije que podías acudir a mí cuando necesitaras cualquier cosa.- comentó él.- Pero lo que me pides... Los Matute son gente de temer, ¿lo sabías? ¿Con qué clase de gente tienes contacto?
No puedo creer que tengas el cinismo de decirme eso.- replicó Alisse.- Y no te estoy pidiendo imposibles, solo ayuda para localizar a mi amiga y un poco de protección. Me la debes, y lo sabes.
Mancera suspiró. No le quedaba de otra.
De acuerdo.- asintió él.- Te ayudaré.
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La agente Vicky Kamiya seguía investigando sobre Yuri Shiozaki. El reporte balístico informó que la bala que mató a Ganoza no correspondía al tipo de arma que se encontró en la escena del crimen. Yuri Shiozaki estaba libre de culpa, pero aun así Vicky no la consideraba inocente...
Supuestamente, la doctora Shiozaki es graduada de la Universidad de Tokio.- comentó Jean Lacoste, uno de los compañeros de Vicky.- Sin embargo, he estado investigando, haciendo algunas llamadas y nadie recuerda a ninguna Yuri Shiozaki que hubiese estudiado en la generación en la que supuestamente ella estudió.
Y sin embargo, sí hay registro de ella.- replicó Vicky.- Hay registro de constancias y asistencias a clases, pero nadie la recuerda. Es como si hubiese ha ido a clases un fantasma...
Y tampoco encontré a ningún Masuo Shiozaki entre los abogados con licencia en Tokio.- continuó Jean.- Ni a ninguna Teresa Téllez que hubiese trabajado en México hace 25 años.
Nada de esto tiene sentido.- bufó Vicky.- ¿Acaso ella será alguna especie de testigo protegido?
Suena lógico.- aceptó Jean.- Eso justifica la huida rápida. Quizás no es la primera vez que los Matute andan tras ella...
La cosa aquí es: ¿por qué andan tras ella?.- Vicky no terminaba de comprenderlo.- ¿Qué puede tener una médica joven que pudiese interesarle a los Matute?
La cura para algo quizás.- aventuró Jean.
Quizás.- coincidió Vicky.- ¿Pero quién la ayudó a escapar? Salió del país en menos de 24 horas... Y se notaba que, quienquiera que la hubiese ayudado, no era un profesional, ya que no se preocuparon por cubrir sus huellas sino hasta que salieron del país.
Eso es verdad.- coincidió Jean.
Vicky volvió a revisar sus notas sobre Yuri. Evidentemente, los Matute iban tras ella. La pregunta era: ¿por qué lo hacían? ¿Qué tenía Yuri Shiozaki que les pudiese interesar a los integrantes de una de las mayores familias de la mafia siciliana?
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Alisse colgó el teléfono. Su abuelo había prometido hacer todo lo posible por rastrear la pista que dejó Yuri y también se comprometió a mandar un grupo de sus mejores hombres para que protegieran a su nieta y a sus amigos. Alisse le informó a Genzo del resultado de su entrevista con su abuelo.
De verdad, te lo agradezco mucho, Alisse.- comentó Genzo.- Nunca tendré lo suficiente para pagarte...
No te pongas sentimental.- bufó ella.- Ya luego veremos cómo te la cobro.
Gracias.- sonrió Genzo.- Eh... Misaki te está esperando.
Gracias.- dijo ella también, algo nerviosa.
Alisse encontró a Taro en la terraza. Él se veía de lo más tranquilo, contemplando la ciudad.
¿Taro?.- inquirió ella, suavemente.- Tengo que decirte algo...
Él no dijo nada.
Tienes todo el derecho para estar molesto.- continuó Alisse.- Pero solo quisiera que me comprendieras... Para mí, Enrique Mancera no es mi abuelo. Como dije hace rato, toda mi vida he vivido con el miedo y eso me ha hecho desarrollar una aversión muy grande contra él, al grado de no querer ni mencionarlo nunca. Sé que debí haberte dicho esto antes de casarnos pero... Tenía miedo.
No sé de qué.- murmuró Taro.- Yo no te hubiese juzgado.
Pero, ¿y si me dejabas por temor a que la mafia se la quisiera cobrar contigo? ¿Con nuestros hijos?
No diré que esa idea no pasó por mi mente hace rato.- admitió Misaki, observando a su esposa con esa dulce mirada.- Pero después pensé que no tengo por qué tener miedo, si estoy contigo. Tú eres mi fortaleza, Liss.
Alisse se sintió perturbada. No se esperaba esta reacción por parte de su esposo. Casi prefirió que él se hubiese enojado, gritado y despotricado, porque esa actitud de apoyo la hacían sentirse más mal.
Cuando Genzo nos contó su historia con Yuri, comprendí algo.- continuó Taro.- Y es que el amor puede vencerlo todo.
¡Ja! ¿Eso crees?.- Alisse quería sacarle pleito.
Sí.
¿A pesar de que ahora los Matute amenazan con matarlos a los dos?
Bueno, ése es un pequeño tropiezo.- admitió Misaki.- Pero sé que ellos tienen posibilidades de lograrlo. Ya lo hicieron una vez...
No es tan fácil.- replicó Alisse, cada vez más enojada.
¿Por qué estás tan molesta?
¡Porque no te enojas!.- gritó ella.- ¡Porque no me reclamas! ¡Vamos, dime algo! ¿Por qué no estás molesto?
Porque nada de esto es culpa tuya.- respondió Taro, abrazando a su esposa.- No es tu culpa ser nieta de Enrique Mancera. Quizás, si me hubiese enterado de esto antes, sí me hubiese molestado. Pero ahora que conozco la historia completa de Yuri y Genzo, puedo entender perfectamente por qué ocultaste tu historia...
Alisse enterró la cabeza en el pecho de Taro.
Quiero que te quede una cosa bien en claro.- murmuró Taro.- Eres mi esposa y siempre te voy a amar. Y siempre, siempre, estaré contigo. Pase lo que pase.
Alisse se sintió aliviada. Se había quitado un peso de encima.
Notas:
Por Dios, qué cursi salió esto ¬¬
Cometí algunos errores en el capítulo 6. Ya hice las correcciones pertinentes.
¡Ja! Jean Lacoste es un personaje creado por Lily de Wakabayashi. No sé por qué, pero me encanta este personaje "multiusos". Siempre lo pongo de relleno en mis fics P.