Capítulo 12

-Cáncer?...cáncer...?

-Así es...aún no estamos totalmente seguros pero es posible que, debido a los síntomas que presenta...su esposa tenga cáncer de hígado...

-Pe...pero cómo es posible?...no...esto no puede ser...está seguro?...cómo puede estar tan seguro?

-Tranquilícese señor...este es el primero diagnóstico que puede otorgarnos su historial médico y algunos síntomas...aún no estamos totalmente seguros pero las posibilidades de que sea esa la causa de su malestar son de...casi un cincuenta por ciento...

-...cómo...está ella...?

-...-

-Mierda!...

Y pensar que...había comenzado con una inusual pérdida de peso... Recuerdo lo contenta que se sentía aún cuando por momentos eso parecía ocasionar que su salud se debilitara...No quise interponerme en sus deseos...su sonrisa encandilaba mis sentidos cegándolos en el más profundo de los placeres...por qué arriesgarme a perderla?...el cinismo del tiempo habló por mis respuestas inexplícitas más tarde...mostrándome que aquello que había pretendido proteger a base de miedo...finalmente lo perdería por ello...

La fatiga devino en fiebre...progresiva pérdida de apetito...casi como una bella peonía marchitándose...porque ella era hermosa y su belleza no podía ser más que la analogía de una exótica planta cuya rareza es otra virtud de su gracia pues no hay igual a ella.

Cómo pude si quiera pretender su inexistencia?...adjudicar su debilidad notoria y el continúo decrepitar de su cuerpo a ocasionales razones que parecían encajar inusualmente a fuerza de convencimiento en cada situación de malestar...Como a penas un impulso casi inconsciente atiné a sugerir la necesidad de algún médico aunque en realidad pensara que no hacía gran diferencia porque no parecía algo que no pudiera ser curado por el tiempo...mas Asako estaba preocupada...yo no podía más que complacerla...apoyarla en las decisiones que creyera adecuadas...

´´Y ahora qué?...y ahora qué?...palabras incrustadas en mi cerebro...repitiéndose una y otra vez mientras me acercaba a la puerta de su habitación...recordando y sabiendo que podía haber hecho algo mejor que simplemente aparentar una preocupación que consideraba innecesaria...y disfrutar de su amor y otorgar el mío...de qué había servido todo aquello?...

Pero estaba feliz en aquel entonces...pretendiendo que las preocupaciones eran cuestiones de otras esferas...y nosotros un sencillo pero autónomo universo absento de todas ellas...Todavía no consigo entender el porqué de tales sentimientos...quizás el mito que ocupa la conciencia de nuestras mentes sobre la eternidad de la vida y sobre todo...la eternidad de las personas que queremos...

No quería verla en ese estado...suponía que no podía haber otra cosa que...infelicidad en su rostro...una bella peonía marchitada por el abuso...sin embargo...se lo debía...cargar el peso que yo mismo había puesto sobre sus hombros...y sin darme cuenta cuando abrí giré el picaporte y abrí la puerta descubrí tras la bruma de un ambiente enfermo y desolado, una imagen que luego no sería más que un deja vu...un dibujo tatuado en mis sueños...

-Asako...?...

Bebiste de la hiel...del amargo sabor del dolor...a tu pesar no fue un simple sorbo...

Encerrada...un cuarto que no deja respiro a la libertad...rehusándote a salir...ocultando tu cruel fragilidad...

Como una vid cuya textura se arruga cambiando de forma...como una piedra lacerada por el frío...quieta...aguardando por lo que no llega como el desierto espera la lluvia...

Adquiriendo esa textura sólida...tu corazón...como si la analogía de la dureza que se vale de una piedra para representar tal estado no tuviera el mismo efecto...porque tu corazón es la piedra..

Y mientras mi cerebro se empeñaba en disociar las imágenes...en producir el efecto retardado que hace de las consecuencias un escollo más difícil de superar...tú estabas ahí muriendo lentamente...y yo apenas dándome cuenta siempre después...casi demasiado tarde...


Valía la pena mencionar aquel pequeño cambio que había notado?...Inundar el ambiente de una posible premonición de guerra justo cuando las cosas parecían haberse calmado?Y sin embargo algo había en su conciencia que no lo dejaba terminar con el maldito cigarrillo de una vez por todas. Probablemente era porque en esas condiciones el tabaco sabía incluso más amargo de lo que en realidad era...quizás porque había cosas más amargas que neutralizaban aquella amargura. Y qué podía hacer?estaba allí entre sus dedos...mientras la llama consumía el papel...acercándose dispuesto a quemarlo...calar hondo y terminarlo...siempre tenía la posibilidad de tomar otro de la caja o más aún llenar sus labios hasta hacer inevitable el poder cerrarlos. Expulsó el humo fuera del auto, sabía que Mu no fumaba y poco le importaba que algún transeúnte inoportuno bebiera de aquel gas intoxicante...por qué habría de importarle un hombre sin rostro sin alma?...

-Qué te pasa Mu?

Había algo en él que no encajaba...sería la sonrisa que no se materializaba?...o la súbita velocidad e esa enemiga de la calma que obligaba al pelimorado a presionar con desesperación el acelerador...apretar con fuerza el volante...fijar la mirada...sí, eso era y quizás un sutil jadeo de respiración descontrolada...

-Nada...

Y el silencio por el que jamás rogaba...por qué ahora lo prefería?por qué callar y no decir nada?...

-Está bien...como quieras...

No era falta de compromiso...ni una indiferencia injustificada...muy al contrario lo comprendía y era por eso que lo aceptaba...porque su esencia era el silencio y muchas veces su espada...

Estrujó la colilla en el pequeño basurero de la puerta y alejó la caja...dejaría de fumar alguna vez?no lo veía como una posibilidad incluso lejana...

El auto aparcó de repente...la fricción de los neumáticos gastados contra el asfalto anunciaban un freno improvisado...una urgencia que no meditaba los medios para conseguir su fin.

Mu bajó repentinamente sin prestar demasiada atención al rubio que aguardaba expectante en el asiento trasero. Shaka lo vio pasar junto a su ventana sin siquiera bajar la mirada o despedirse...se veía absorto en sus pensamientos...esbozó palabras mudas pero no dijo nada, permaneció quieto en el asiento...le daba miedo descubrir que la indiferencia también podía ser parte de su personalidad...y a ese sentimiento era al que más temor le tenía.


-No quiero internarme...no quiero tener que hacerme todos esos estudios...son dolorosos!no quiero vivir sufriendo!...tengo miedo...

-Pero...Asako...vamos,mira...ehh...si lo haces te recuperarás...

-Quién puede asegurarlo?...y si jamás me recupero?...y si jamás vuelvo a ser yo misma?...no quiero sufrir en vano...no quiero no quiero!

-Asako Asako...tranquilízate...por favor...escúchame...hazlo por mí...por favor...hazlo por mí...no quiero perderte...

-Seguirías amándome si...no vuelvo a caminar jamás...?...si un día...me despierto y ya no puedo abrazarte?...

Seguía amándola?...por qué engañarse...ya no lo hacía. Pero...no porque él hubiera cambiado desde que su esposa había enfermado, sino...porque Asako había cambiado desde que estaba enferma. Sería la constante presencia de la muerte que no podía escapar de su habitación la que segregaba aquel veneno?...Tenía miedo de lo que podía hallar tras la puerta...Faltaban a penas dos pisos para llegar a su departamento y su corazón palpitaba fuertemente anunciando el miedo...

Alistó levemente su traje antes de entrar, sabía que Asako enfurecería de verlo desalineado. Abrió la puerta con gentileza y depositó sus pies en la alfombra que daba la bienvenida. La oscuridad cubría cada rincón de la casa pues podía verse claramente cómo una mancha negra se extendía por el corredor sin que ningún objeto fuera capaz de sobresalir por encima de ésta. Depositó las llaves sobre una mesa...sólo la oscuridad podía decir si se trataba de la que se encontraba cerca de la cocina o la que estaba próxima al living. Prefirió no dar cabida al pedido de sus labios...quería gritar el nombre de su esposa...corroborar que todo estaba bien...pero y si todo aquello no comprendía algo más que sus estúpidas especulaciones?...Se decidió por continuar el silencioso camino que sus pies conducían hacia el cuarto de la mujer...

Siempre lo dejaba cerrado mas...ese día se veía particularmente solitario...ominoso...espectral...Quizás el miedo distorsionada más de lo que él quisiera sus pensamientos...pero el sólo ver las persianas cerradas de la casa...la luz de un día que aunque nada de día tenía por lo lluvioso podía traer algo de luz a la casa...

Giró la perilla conteniendo el aliento, notando cómo cada músculo de su mano se tensaba al contacto con el frío metal. La puerta rechinó levemente en su apertura y luego calló...y el silencio reinó...durante diez minutos eternos...hasta que desde el interior de su garganta surgió un susurro a penas masticado...

-Asako...asako?...

Sus piernas reaccionaron más rápido que su mente...prendió una luz tenue...una de las tres que decoraban el techo de la habitación...por un momento creyó que estaba aliviado...su rostro se veía casi tan normal como cuando dormía profundamente...pero entonces por qué?...

-San..gre...

En la comisura de su labio inferior...

-Asako?...-gemido-Asako...ASAKO!

Bastaría con abrasarla para traerla de vuelta?...bastaría con sacudirla hasta que abriera los ojos nuevamente simplemente para decirle que no lo odiaba?...Y qué si no bastaba?qué podía hacer sino eso?...sino estrecharla con todas sus fuerzas y llorar...llorar por culpa, por tristeza...por pena...