Capítulo 15. Nuevo objetivo.

Alisse estaba atónita. No podía creer lo que acababa de ver... Varios hombres habían entrado repentinamente a la sala y habían acabado con todos los secuaces de los Matute. Gianella Matute estaba tumbada sobre la que había sido la mesita de la sala, en medio de un charco de sangre.

Quiero el códex.- había dicho Lou Montessori, con el arma que había matado a Gianella en las manos.- Ahora.

Tiene que ser una broma.- murmuró Genzo.

Claro que no es una broma. Ya lo creo que no lo es.- replicó Montessori.

¿Por qué hace esto?.- reclamó Alisse.- ¡No puedo creer que mi abuelo me haga esto!

Tu abuelo no sabe nada, preciosa.- replicó Montesssori.- Y nunca lo sabrá. Ustedes me darán el códex y después morirán. Y a Enrique Mancera le diré que, desgraciadamente, los Matute nos superaron en número y no pudimos salvar a su nieta ni a sus amigos...

Maldito.- imprecó Alisse, en español.- ¿Cómo puede traicionarnos así?

Bueno, yo llevo más de cuatro años buscando el códex.- respondió Montessori, sonriente.- Desde la ocasión en que un joven desertor del equipo de la doctora Rosalba Toledo me habló sobre ese maravilloso experimento... Yo no podía creer que eso pudiese ser verdad, siempre creí que era una leyenda urbana... Hasta que tuve la suerte de ser asignado a la protección de la nieta de Mancera... Yo pensé que se trataría de otra tontería, pero cuando la doctora Yuri Del Valle, o como quiera que se llame, nos reveló toda la verdad acerca del códex... Supe que se trataba de mi día de suerte... Ahora, podré apoderarme del códex y de esa manera conseguiré que todos me obedezcan... Derrocaré a Enrique Mancera y yo lo tendré todo.

Y lo llevamos directamente hasta él.- murmuró Taro.

Se arrepentirá de esto.- gruñó Genzo.

Lo dudo, mucho.- Montessori sonrió con sarcasmo.- Nadie impedirá que me salga con la mía. Ahora bien: ¿en dónde está la niña?

¡No se acerque a mi hija!.- gritó Yuri, dispuesta a defender con todo a su niña.- ¡O le pesará!

¿Cómo me lo vas a impedir?.- se burló Montessori.

La niña está en la cocina.- anunció Manuel.- Queremos atraparla, pero se escondió en una gaveta y no la podemos sacar...

Permítanme, por favor.- se ofreció Montessori, agarrando a Yuri por un brazo y llevándosela con él.

¡NO toque a mi esposa!.- gritó Genzo, fúrico.- ¡Tampoco se acerque a mi hija o le juro que lo va a pagar!

Cómo no.- replicó Montessori, con sarcasmo.

El mafioso se llevó a Yuri a rastras a la cocina y la hizo entrar a ella a la fuerza. Tres de sus seguidores tuvieron que detener a Genzo. El plan de Montessori era atrapar a Jazmín con la carnada de su madre... Y funcionó...

¡Mami!.- Jazmín salió corriendo de su escondite hacia su madre.

¡No, pequeña dama, no vengas!.- gritó Yuri, esforzándose por alcanzar a su hija antes que Montessori, pero él fue más rápido y atrapó a la niña.

¡Mami!.- gritó Jazmín, retorciéndose entre las manos de su captor. Su conejita de peluche cayó al piso.

¡Jazmín!.- Yuri quiso detener a Montessori pero éste la empujó.

Vámonos.- ordenó Montessori a Manuel, al tiempo que cargaba a la niña cual costal de papas. Manuel detenía a Yuri.- Ya sabes qué hacer.

Sí, señor.

Montessori salió al jardín trasero con Jazmín.

Ahora.- anunció Manuel.- Nos ocuparemos de ustedes.

Manuel regresó a Yuri a la sala, en donde ya los demás estaban amarrados de pies y manos. Manuel arrojó a Yuri a un lado de Genzo y la ató también.

¿Qué piensan hacer con nosotros?.- quiso saber Sanae.

No necesitan saberlo.- replicó Manuel.- En diez minutos estarán muertos y ya no tendrán que preocuparse por eso.

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La agente Kamiya observaba la casa a través de sus binoculares, tumbada sobre el jardín de una casa vecina y espiando a través de los arbustos. Se había escuchado una tercera detonación y a lo lejos se oían ya las sirenas de las patrullas, pero Vicky sabía que llegarían demasiado tarde...

Vamos.- murmuró ella- Dense prisa...

¿Por qué el apuro?.- inquirió Jean, acostándose junto a Vicky.

¡Hasta que llegas!.- gritó ella.- ¡Adentro pasa algo grave y tenemos que detenerlo, pero ya!

No te preocupes.- replicó Jean.- Tenemos rodeada la casa...

No escaparán, entonces.- dijo Vicky.- Los detendremos.

Sin embargo, y justo cuando los agentes estaban listos para entrar en acción, se escuchó un estruendo espantoso: un automóvil cercano se había convertido en una bola de fuego incandescente...

¡Hubo una explosión!.- gritó Jean, por su radio.- ¡Despejen el perímetro!

Entre la confusión, Montessori y sus secuaces escaparon de la casa. Básicamente, se armó un caos. El escuadrón de bombas entró en acción, casi al mismo tiempo que los bomberos, los cuales llegaron tan solo tres minutos después de la detonación.

¿Había gente en el automóvil?.- quiso saber Vicky.

Aun es demasiado pronto para saberlo.- respondió alguien.

Quiero que revisen toda la cuadra.- ordenó Jean.- Debemos descartar la presencia de más bombas...

Vicky observó la casa. Y tuvo un presentimiento...

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Los minutos transcurrían lentamente, en eterna agonía. Touya, Kenji, Genzo, Yuri, Alisse, Taro, Sanae y Tsubasa, estaban desesperados por soltarse de sus amarras. No se escuchaban los sonidos de nadie más que no fueran los de ellos...

¿Los habrán matado a todos?.- inquirió Taro.

Tenlo por seguro.- farfulló Touya.

¿Por qué nos habrán respetado la vida?.- preguntó Sanae.

Quizás como última e irónica muestra de respeto hacia el abuelo de Farfán.- respondió Kenji.

Si esos malditos le hacen algo a mi hija... .- musitó Yuri, con una voz cargada de odio y rabia.

Lo van a pagar muy caro.- completó Genzo.- Se arrepentirán de habérsela llevado...

Lo más importante ahora, me parece.- intervino Alisse.- Es encontrar la manera de liberarnos.

¿Acaso podremos salir de ésta?.- murmuró Sanae, llorosa, observando a Tsubasa quien ya se encontraba en un estado de sopor.

Ten fe.- murmuró Yuri.- Saldremos de ésta...

¿Qué sorpresa habría preparado Montessori? ¿De qué manera eliminaría a los jóvenes? Al menos no se encargo de ellos como se había encargado de los secuaces de Matute... En ese momento, más gente armada irrumpió en la casa.

¡Todos quietos!.- ordenó alguien.- ¡Manos arriba!

Yuri, Genzo, Alisse, Taro, Sanae, Kenji, Touya y hasta el pobre de Tsubasa lo miraron con cara de "hello con tu hello".

Va a ser un poco difícil que hagan eso.- dijo Vicky.- ¿No ves que están amarrados? Vamos, desátenlos cuanto antes. Tenemos que salir de aquí, rápido.

Vicky se acercó a Kenji y comenzó a desatarlo.

¿Por qué la prisa, agente Kamiya?.- inquirió Kenji.

Porque tenemos que salir de aquí cuanto antes.- repitió Vicky.- Montessori dejó una bomba antes de marcharse.

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Manuel conducía la camioneta blindada a gran velocidad por las principales avenidas de Munich. Montessori iba en la parte trasera, con Jazmín Wakabayashi a un lado suyo, atada y amordazada, y Leonardo Matute del otro. Montessori nunca supo bien la razón por la cual se había llevado al niño con él. Lo primero que Montessori pensó fue que debía matarlo, cuando lo vio agachado sobre el cadáver de su madre, pero en el último momento le faltó el valor. Leonardo había aceptado irse con Montessori, como si su voluntad hubiese quedado a manos de él.

Jazmín se retorcía y lloraba en el asiento. A Montessori no le quedó más remedio que amarrarla y amordazarla debido a que la niña no dejaba de patalear y berrear. Si no hubiese sido porque ella tenía el códex, Montessori no se la hubiese llevado. Detestaba a las niñas.

Ya veré la manera de acabar contigo cuando me des lo que quiero.- murmuró Montessori, en francés.

Manuel miraba por el espejo retrovisor. Le parecía que un automóvil los estaba siguiendo... Debían ser solo alucinaciones suyas. Era imposible que alguien les pudiera estar siguiendo la pista...

Ya pasaron más de diez minutos.- comentó Montessori a Manuel.- Ya debió haber detonado la bomba...

No bien acababa de decir eso cuando hubo un estallido a lo lejos. Montessori sonrió, satisfecho.

Adiós, adiós.- murmuró, divertido, a Leonardo.- Al menos tu madre podrá agradecerme algo, muchacho: maté a Lily Del Valle...

El niño lo miró con una expresión muy seria.

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La mujer y el enviado seguían muy de cerca a Montessori.

La INTERPOL se encargará de rescatar a Lily y a los demás.- comentó ella.- Nosotros nos encargaremos de su hija. No vayas a perderles la pista, Miguel...

No, señora.- respondió él, muy serio.

La especialidad del francotirador español era la facilidad para esconderse y hacer invisible su presencia. Y estaba más que dispuesto a hacer todo lo posible con tal de cumplir con la misión que la mujer que lo salvó de la muerte le había encomendado.

"Tengo suerte de tenerte a mi lado, Miguel", pensó ella. "Nos has salvado la vida en tantas ocasiones... Estamos en deuda contigo".

Ella no sabía que Miguel pensaba lo contrario. Cuando la doctora Toledo salvó a Miguel de una muerte segura al instalarle una válvula aórtica artificial, él juró serle fiel y defenderla a ella, y también a Lily, de cualquier peligro, aun cuando pusiera su propia vida en riesgo.

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Los vecinos miraban sorprendidos al cuerpo de bomberos, al cuerpo de policías y a los agentes de la INTERPOL que corrían de aquí para allá, desalojando gente y tratando de apagar el incendio. Yuri contemplaba las llamas, hipnotizada…

¿Estás bien?.- inquirió Genzo, suavemente.

Sabes que no.- respondió ella, mirándolo con tristeza.- No estaré bien mientras ellos tengan a Jazmín…

La rescataremos.- dijo Genzo, abrazándola.- Hasta ahora hemos conseguido librarnos de todo. Esta vez no será la excepción.

Yuri volteó a ver a sus amigos. Alisse abrazaba a Daniel y Taro cargaba a Kaoru. La niña estaba muy asustada, pero ilesa. De hecho, ninguno de los niños había sufrido daño alguno. Tsubasa al fin había sido trasladado al hospital, ya inconsciente, y Sanae se había marchado con él. Kenji se ofreció a cuidar de Daibu y Hayate. Touya hacía llamadas frenéticas por su celular… La agente Kamiya iba de aquí para allá, en compañía de ese hombre moreno de ojos grises llamado Jean Lacoste…

Mira en qué lío los hemos metido a todos.- murmuró Yuri.- Mejor dicho, mira en qué lío los metí a todos… Incluyéndote…

No digas eso.- la contradijo Genzo.- Yo nunca me he arrepentido de haberme casado contigo, nunca me he arrepentido de haberte conocido… Ni un instante…

Yuri nunca dudó de eso. Pero su corazón se ponía triste al pensar que, sin ella, Genzo hubiese llevado una vida de lo más normal… Y así se lo hizo saber.

¿Para qué desearía tener una vida normal, sino te tendría conmigo?.- contestó Genzo, enfáticamente.- Prefiero mil veces tener esta vida llena de peligros, pero contigo a mi lado, a tener una vida normal sin el privilegio de haberte conocido y amado…

(Cursi ¬¬)

A Yuri se le llenaron sus ojos de lágrimas y se abrazó a Genzo. Ambos se quedaron así, por un rato, sin decirse nada…

Perdón que interrumpa.- dijo Touya, al poco rato.- Pero debemos darnos prisa antes de que Montessori consiga sacar a Jazmín del país.

No lo permitiremos.- dijeron Genzo y Yuri, al unísono.

La verdad, cada vez resulta un tanto difícil el localizarlo.- comentó Vicky, pesarosa.- Ya tenían todo preparado…

No se saldrá con la suya.- negó Genzo. Yuri lo apoyó.

¿Por qué están tan seguros?.- inquirió Kenji.

Porque esta vez lucharemos juntos.- aclaró Yuri, al momento que tomaba la mano de su esposo.- Además, Montessori no podrá irse de Alemania tan fácilmente cuando descubra que lo que busca no lo tiene con él…

¿Qué quieres decir?.- inquirió Vicky.

Que Montessori regresará cuando se de cuenta de que Jazmín no tiene el códex.- anunció Yuri.

Genzo sonrió. Los demás se quedaron boquiabiertos cuando Yuri sacó de la bolsa de la chaqueta de Genzo (la cual aun traía puesta) el dichoso dije de la cajita plateada que escondía el códex.

Notas:

Uhm, esto va a ser complicado de explicar… El corazón tiene unas válvulas que controlan el flujo de sangre. Una de ellas es la válvula aórtica, que se encuentra en la unión del corazón con una arteria llamada aorta. Muchas veces, cuando estas válvulas ya no funcionan, se colocan otras artificiales de reemplazo. ¿Se entendió?

Perdonen si el capítulo quedó algo corto. Regresé muy cansada de mi viaje y no tuve energías para más.