Capítulo 17. Intercambio.
Montessori había aletargado a Jazmín con un poco de cloroformo y en esos momentos el criminal la llevaba en brazos, dormida. Leonardo caminaba a un lado de Montessori, sin decir nada. Los tres llegaron hasta el mostrador en donde se encontraba una mujer sonriente de edad madura.
Tengo pasajes para el próximo vuelo a Suiza.- explicó Montessori.- Solo que me surgió un imprevisto de último momento... Se suponía que mi esposa se llevaría a mi hija, pero recibió un mensaje de que su padre estaba muy grave y partió apresuradamente, dejándome con el dilema de viajar con dos niños cuando solo tengo dos pasajes...
Señor, creo que es muy poco probable que... .- comenzó a decir la mujer.
Por favor.- Montessori usó su tono de voz más suave.- ¿Nunca ha estado en esa terrible situación? Mi suegro puede morir en cualquier instante... Y mis hijos desean ver a su abuelo...
La empleada miró a Jazmín, quien aparentemente sonreía pacíficamente en los brazos de Montessori y se conmovió.
Veré que puedo hacer.- respondió la empleada.- Buscaré si hay alguna cancelación en su vuelo.
"Vamos", pensó el mafioso. "Debe haber algo...". La mujer rebuscó en la computadora. Después de un ratito, sonrió.
Buenas noticias, señor.- dijo la mujer.- Sus hijos alcanzarán a ver a su abuelo. Hubo una cancelación en su vuelo y hay un asiento extra, aunque me temo que le saldrá un poco más caro, por los cargos extras...
No importa.- replicó Montessori.- Pagaré lo que sea necesario...
"Después de todo, dentro de poco seré tremendamente millonario".
Después del trámite correspondiente, la empleada le dio a Montessori el tercer boleto de avión. Ahora todo estaba listo para que él y sus dos pequeños invitados salieran del país... Y podría haberse salido con la suya, fácilmente. Sin embargo, Montessori tuvo un pequeño error de cálculo que lo echó a perder todo: la dosis de cloroformo que le había dado a Jazmín fue tan pequeña que la niña despertó mucho antes de lo previsto. El mafioso pensó en darle más dosis a la niña, pero tuvo miedo de llegar a matarla y eso no le convendría, por lo menos no hasta que ella le diera el códex...
Montessori y Leonardo estaban formados para inspección cuando Jazmín comenzó a despertar. La niña empezó a removerse entre los brazos del criminal.
Mami.- susurró la niña.- Quiero a mi mami...
Cállate.- murmuró Montessori al oído de la pequeña.- O te irá muy mal...
El policía que hacía el registro de rutina del equipaje de mano de los pasajeros que querían salir del país lo miró con curiosidad. Montessori lamentó el hecho de no poder amordazar a Jazmín...
Yuri y Genzo corrían por el aeropuerto, rogando con toda su alma que no fuese demasiado tarde. La agente Kamiya y el agente Lacoste iban abriéndose paso al mostrar sus placas como agentes de la INTERPOL. Kenji y Touya también se abrían paso, pero usando sus encantos... (Jajaja). Alisse y Taro iban más despacio, como si estuviesen cubriendo la retaguardia.
Si ese maldito intenta escaparse, lo estaré esperando aquí.- comentó Alisse.- No se va a largar sin saber quién es Alisse Farfán.
Recuerden, es el vuelo 987 con destino a Berna, Suiza, en la sala de abordaje 18.- comentó Vicky a través de su radiocomunicador.
Estoy tratando de hacer que se cancelen todos los vuelos.- informó Jean, quien había conseguido llegar hasta las autoridades del aeropuerto.- Pero el avión podría despegar antes de que se de la orden y entonces sería demasiado tarde.
Lo detendremos antes.- musitó Genzo.- Ténganlo por seguro.
Jazmín cada vez hacía más escándalo y a Montessori le estaba costando más trabajo el evitar que los demás se dieran cuenta de eso.
¿Le pasa algo as u hija, señor?.- inquirió el policía, mirando con cierta preocupación a la niña.
Extraña a su mamá, eso es todo.- Montessori fingió una sonrisa.
¡¡Quiero a mi mami!.- Jazmín ya berreaba.- ¡Quiero ir con mi mamá!
Montessori no pudo más y todos se dieron cuenta de que la niña gritaba. El policía ya comenzaba a sospechar.
Señor, me parece que tendré que revisarlo.- dijo el policía.
No entiendo el por qué.- se quejó Montessori.- ¿Acaso hacen esto cada vez que un niño hace algún berrinche?
Jazmín se revolvió y alcanzó a ver a través del hombro del sujeto a su mamá...
¡Mami!.- gritó Jazmín, sin poder contenerse.- ¡Sálvame de este monstruo!
¡Cállate!.- rugió Montessori.
Señor, me temo que... .- comenzó a decir el policía.
Ya le dije que solo está haciendo berrinche.- protestó Montessori.
¡Detengan a ese sujeto!.- gritó Yuri, en esos momentos.- ¡Secuestró a mi hija y la quiere sacar del país!
¡No hagan caso!.- gritó Montessori.- ¡Esa mujer está loca!
Todos miraron a Montessori. Leonardo esbozó una sonrisilla que bien podría haberse calificado de irónica. Durante unos breves segundos, los presentes, incluyendo el policía, sopesaron la situación, tratando de decidir en si debían creerle al hombre corpulento que tenía rostro poco confiable o a la bella mujer en cuyos bellos ojos color chocolate derretido se reflejaba la desesperación... Y optaron por creerle a ella...
Me temo que tendré que detenerlo.- dijo el policía, acercándose amenazador a Montessori.
¡Quietos todos!.- el criminal sacó su arma y con ella amenazó a los demás.
Hubo un momento de pánico. Todos los demás pasajeros se dejaron caer al suelo. Genzo aprovechó para abrirse paso entre todos y llegar hasta Montessori, quien lo amenazó con la pistola.
No vayas a dar un paso más.- amenazó Montessori.- No quieras hacerte el héroe. No sé cómo fue que consiguieron escapar, pero no volveré a cometer el error de dejarlos con vida. ¿Sabes? Tu error fue el casarte con la mujer equivocada...
Se lo aseguro.- Genzo respiró profundo y confrontó al criminal- Si le hace daño a mi esposa o a mi hija, no habrá lugar en el mundo en donde yo no pueda darle alcance.
Montessori sonrió con sarcasmo.
¿En verdad?.- se burló él.- ¿Y cómo me buscarás, si te mato primero?
No le harás daño.- Yuri llegó hasta ellos.- No lo lastimarás, ni a él ni a mi hija, si es que quieres conseguir el códex...
¿De qué hablas?.- Montessori se sorprendió un poco.- Tengo a tu hija conmigo y ella lo tiene...
¿En verdad?.- Yuri mostró, triunfal, el collar de la cajita plateada.- ¿Y qué crees que es esto?
Montessori se sorprendió, como era de esperarse. Y bajó un poco la guardia...
Dame a mi hija y te entregaré al códex.- dijo Yuri.
Me darás el códex, preciosa, pero no te aseguro que te devolveré a tu hija.- replicó Montessori.
Genzo aprovechó el descuido y se lanzó contra el criminal. Se escuchó un disparo. Todos los presentes se lanzaron al suelo y el policía desenfundó su arma al tiempo que pedía refuerzos. Jazmín consiguió zafarse de su captor y corrió hacia su madre. Yuri comprobó, agradecida, que la niña estaba ilesa. Genzo y Montessori luchaban por el control del arma, y aparentemente el disparo tampoco los había lastimado a ellos...
¡Llévate a Jazmín de aquí!.- gritó Genzo a Yuri, mientras seguía forcejeando con el otro.- ¡Rápido!
¡No te dejaré solo!.- negó Yuri.
¡No te preocupes por mí, salva a nuestra hija!
Yuri no lo pensó más y se echó a correr con Jazmín en brazos, aunque no había alcanzado a adelantarse unos cuantos metros cuando varios hombres le cerraron el paso... Genzo casi conseguía dominar a Montessori cuando sintió que alguien lo golpeaba en la nuca. Momentáneamente, Genzo no supo qué pasó, pues se vio envuelto en la oscuridad. Cuando al fin pudo abrir los ojos vio que Montessori había recuperado el arma y que Manuel estaba a un lado de él, apuntándole con una pistola.
Ya fue suficiente.- dijo Montessori.- Entrégame el códex, doctora Del Valle o como te llames, o le volaré a tu esposo la tapa de los sesos.
No, por favor.- pidió Yuri, dejando a Jazmín en el piso.- Le entregaré el códex, pero deje que mi esposo y mi hija se vayan... Y a cambio, le diré cómo hay que descifrar las claves que lo abren...
¿Claves?.- Montessori no había pensado en eso.
Sí, las claves.- afirmó Yuri.- ¿No habrá pensado que eso se abría solo o sí?
Supongo que no.- refunfuñó Montessori.
Le propongo algo.- Yuri miró al mafioso con decisión.- Le daré el códex e iré con usted para decirle cómo hay que utilizarlo y a cambio usted deja ir vivos a mi esposo y a mi hija.
¡No, Yuri!.- gritó Genzo.
Mami.- susurró Jazmín, abrazándose a las piernas de su mamá.
Montessori lo pensó por unos momentos. Y después aceptó.
De acuerdo.- dijo él, sin dejar de apuntar con su arma a Genzo.- Pero un solo paso en falso y tu marido morirá.
Yuri abrazó a Jazmín, sin hacer ningún movimiento brusco que pudiese atemorizar a los criminales.
Vete con papá.- pidió Yuri a su pequeña.- Y no te separes de él.
No me dejes, mami.- pidió Jazmín, llorando.
Pronto volveré.- Yuri trató de sonreír.
¿Me lo prometes?
Te lo prometo.
Montessori dejó que Genzo se incorporara y que Jazmín fuese con él. Los demás mafiosos mantenían a los demás a raya, incluyendo al policía que no servía para gran cosa. Genzo y Jazmín lentamente se fueron saliendo del círculo que habían formado los criminales.
Yuri.- susurró Genzo.- No lo hagas. No nos dejes...
Volveré.- Yuri sonrió, con esa sonrisa tan hermosa y especial, característica de ella.- Es una promesa.
Yuri se acercó a Montessori, justo cuando los agentes Kamiya y Lacoste, acompañados de varios agentes más, irrumpieron, levantando sus armas. Los criminales apuntaron sus armas contra ellos. La tensión llegó al extremo.
¡Alto!.- gritó la agente Kamiya.- ¡Están todos bajo arresto!
Montessori, con un movimiento rápido, amagó a Yuri con la pistola.
Si no nos dejan escapar, la mato.- amenazó Montessori.
Déjenlos ir.- pidió Genzo, haciendo que Jazmín enterrara su cabecita en su pecho para evitar que la niña viera tan espantoso espectáculo.- Por favor. Ella es mi esposa...
La agente Kamiya bajó el arma y le ordenó a sus compañeros que hicieran lo mismo. Estaban amarrados de manos. Montessori y sus secuaces comenzaron a salir del aeropuerto, con Yuri como rehén, apuntando y amenazando a todos con las armas automáticas. Alisse y Taro vieron pasar a Montessori y éste los vio a ellos.
Un momento.- pidió Montessori., deteniéndose junto a los Misaki.- Hay algo que tengo pendiente.
¿Qué cosa?.- Yuri se sorprendió.
¿Sabe, señorita Farfán?.- le dijo Montessori a la chilena.- Durante mucho tiempo deseé vengarme de Enrique Mancera de una manera en que verdad le doliera. Por años he tenido que soportar el ser solo otro más de sus lacayos...
Alisse encaró a Montessori, preguntándose qué sería lo que él podría hacer para vengarse. Y no tardó en descubrirlo... Montessori levantó su arma... Y la apuntó hacia Taro...
(Momento dramático).
¡NO!.- gritó Alisse, empujando a su esposo aunque reaccionó cinco milésimas de segundo después...
La bala hirió a Taro, aunque gracias a la reacción de Alisse la trayectoria de la bala cambió. Hubo gritos, confusión, escándalo, los cuales fueron aprovechados por los mafiosos para escapar. Yuri solo alcanzó a ver que Alisse estaba inclinada sobre Taro...
¿Qué pasó?.- gritó la agente Kamiya, seguida por sus compañeros y por Genzo.- ¿Hay alguien herido?
Mi esposo.- Alisse lloraba de dolor y de rabia.
No estoy tan mal.- respondió Misaki, tratando de mostrarse optimista.
Como había dicho, el empujón de Alisse consguió evitar que la bala matara a Taro. El proyectil habia terminado por incrustarse en la clavícula derecha de Misaki.
Ese desgraciado me las pagará.- gruñó Alisse.- Esto no se quedará así...
Lo atraparemos.- aseguró la agente Kamiya.- Te lo aseguro.
No me conformaré con eso.- negó Alisse, furiosa.- ¡Le cobraré a Montessori el haberse querido vengar con Taro!
Tranquila.- pidió Taro, sonriéndole a su esposa.- Estoy bien. Tengo suerte, hoy me he salvado de morir por dos balas...
Me las pagará.- repitió Alisse.- Lo juro.
Debemos ir tras ellos.- dijo el agente Lacoste.- No podemos permitir que escapen.
Voy con ustedes.- dijo Genzo.- Tienen a Yuri.
Supongo que, aunque trate de impedírtelo, no podré detenerte.- suspiró Vicky.
Yo también iré.- dijo Alisse, decidida.- Como dije, esto ya se hizo demasiado personal.
No vayas.- pidió Misaki.- No te arriesgues por esto...
No dejaré que se sañga con la suya.- respondió Alisse.- Me las tiene que pagar...
Los paramédicos llegaron para atender a Taro, quien afortunadamente no estaba grave. Touya se ofreció a cuidar a Jazmín y, por petición de Alisse, también estaría pendiente de Taro.
Esto ya está por terminar.- le dijo Genzo a Alisse.- Solo un poco más.
Ese desgraciado se arrepentirá.- dijo Alisse.
Sin dudarlo.
La agente Kamiya, el agente Lacoste y Genzo, Alisse y Kenji marcharon inmediatamente tras de los mafiosos. Se inició una persecución apresurada por tratar de alcanzarlos. Montessori y sus secuaces se marcharon por las avenidas más atestadas. Vicky maniobraba entre el tráfico, metiéndose entre aquí y allá. Montessori observó por uno de los espejos retrovisores el automóvil oscuro que luchaba por darles alcance.
Me lleva... .- murmuró el hombre.- No saben cuando rendirse.
Montessori se asomó por la ventanilla y comenzó a disparar hacia el automóvil. Vicky tuvo que hacer maniobras de evasión.
Sosténganse de donde puedan.- pidió Vicky a los demás.- Esto será algo movido...
Jean se asomó también por la ventanilla y comenzó a dispararle a la camioneta, con el afán de ponchar las llantas. Montessori correspondía los tiros y cerca estuvo de darle a Jean en la cabeza.
Debo estar loca por haberlos dejado venir conmigo.- murmuró Vicky a Genzo, Kenji y Alisse.- En cuanto se enteren de que permití que tres civiles vinieran conmigo a una misión, me pondran de patitas en la calle...
Pon atención al camino.- pidió Kenji, cuando Vicky casi se estrella con un camión de 16 ruedas.
Ya, ya.- bufó Vicky.- Tienes suerte. Lacoste me dice que Yuri es mucho peor…
Sí, pero ella no viene manejando…
No, porque si lo viniera haciendo ya desde cuando habría estampado el coche contra el vehículo de Montessori…
Que de eso no les quede la menor duda.- intervino Genzo.
La persecusión se mantuvo casi por media hora más. Vicky hacía hasta lo imposible por esquivar las balas y los automóviles. Jean se dedicaba a querer darle a las llantas del otro vehículo, pero el conductor era realmente muy bueno y esquivaba todo. Desgraciadamente, en una maniobra evasiva, Vicky no pudo evitar que el automóvil pasara por un montón de vidrios, producto de un accidente reciente. Las llantas se poncharon y Vicky estuvo a punto de perder el control. Afortunadamente, sus años de entrenamiento permitieron que la chica lograra controlar el vehículo, el cual fue a golpear la barrera de contención, pero sin hacer daños de consideración. Ninguno de los pasajeros se lesionó de gravedad, solo algunos golpes y rasguños.
Hasta aquí llegamos.- bufó Kenji, desanimado.- Les perderemos la vista…
Pero no bien acababa de decir eso cuando un vehículo gris oscuro se detuvo a un lado del coche chocado. A través de la ventana, los jóvenes pudieron observar a Miguel y a la doctora Toledo.
No nos queda mucho tiempo.- dijo ella.- Vamos.
Los demás lo tomaron como una interpretación de que debían irse con ella. El vehículo era lo suficientemente grande como para que todos cupieran en él. Miguel reemprendió la marcha cuando todos hubieron abordado.
El pequeño problema aquí… .- murmuró Kenji.- Es que ya le perdimos la pista a Montessori…
Eso crees tú.- replicó la doctora Toledo, enigmáticamente.
Después de cinco minutos de esquivar el tráfico (todos salieron cafres en esta historia XD), Miguel llegó a una bodega abandonada y estacionó el vehículo en un sitio desde donde no podía verse la bodega.
Bien, llegamos.- dijo la doctora Toledo.- Es el momento del enfrentamiento final.
Genzo, Alisse, Kenji y Vicky lo sabían. Y estaban preparados para ello…
Notas:
Bueno, pues ya el capítulo siguiente, si todo sale bien y no me emociono, es el capítulo final. Quise hacer esta historia con la misma cantidad de capítulos de "To sweet beginnings and bitter endings".
"Cafre" es como se le conoce en México a una persona que es muy loca para conducir XD.
Una vez más, mil disculpas. Puse la capital de Suiza, Berna, con "V" en el capítulo pasado. Nuevamente, fue error de dedo ¬¬
