¡Estoy viva!. Aunque no creo que por mucho tiempo u.uU bueno quiero deciros que Lo siento muchísimo, mucho mucho mucho mucho. Yo es que... me quedé atrancada en cuando Inuyasha y Kykio se besan y por eso no pude continuar, por favor perdonadme ;o;. Que por lo menos lo he continuado, más vale 8 meses tarde que nunca u.u por cierto, este capítulo quedó un poco corto, lo sé, pero es que mi mente no da para más... encima que ya Inuyasha no me gusta como antes y ahora me interesan otras cosas, claro que me gusta Inuyasha pero no como antes, pero por fín conseguí un deje de inspiración para continuar este fics n.n que ayer me di cuenta de la cantidad de reviews que tengo en un solo capítulo o.o y estaba alucinando... 143 reviews, joder no me lo creía cuando caí en la cuenta de que solo eran 9 capítulos. Pero bueno n.n lo que importa es que pese a todo lo he continuado, pese a tanto tiempo espero que lo sigáis leyendo y sobre todo, espero no quedarme otra vez parada u.u.

Disclainer: Los personajes de Inuyasha no son míos, son de Rumiko Takahashi y de la productora. Por cierto o.o en el último capítulo de manga Naraku había sido absorbido por Mouryomaru, lo que puede significar que o es una táctica para conseguir al final todos los fragmentos, o es que Naraku por fin a muerto o.o que lo primero es más creíble, pero bueno, lo que iba diciendo... ¡ya falta menos para terminar Inuyasha!. 443 capítulos... ¡solo quedan 57!

- Hablando

"Pensado o dicho en el pasado"

Un encuentro, una imagen, una mentira

La chica de cabellos azabache y mirada chocolate estaba paralizada por la imagen que tenía enfrente, su amiga pelirroja parecía como querer sacarla de ese trance en el que estaba sumisa, pero en este momento era imposible. Su corazón parecía ir cada vez más lento y la respiración pausada y nerviosa, unas tremendas ganas de salir corriendo recorrieron su cuerpo en aquel preciso momento, tragó saliva fuertemente intentando disipar las ganas de llorar que se avecinaban rápidamente... No podía creer que esa imagen fuera real, pero lamentablemente lo sabía, se mordió suavemente el labio para que su amiga no notara su angustia. Sonrió tristemente, ahora sabía que Inuyasha ese día en su habitación no había querido besarla a ella... sino a Kykio... Las palabras de Naraku rebotaron en su cabeza.

"Dicen que eres la doble de Kamasaki..."

Una sustituta... esa palabra resonó en su cabeza fuertemente. Ahora que se había dado cuenta que quería a Inuyasha más que como un amigo se daba cuenta que él no la quería de esa forma... Se negó tal posibilidad y siguió hacia delante con la cabeza agachada, mientras sus ojos marrones se cristalizaban poco a poco y las palabras de su amiga por fin le llegaban, su voz ahora sonaba suave, como si estuviera muy lejos... Intentó ignorarlas, y seguir caminado hasta que su amiga callase, punto de resignación. Silencio, eso era lo que necesitaba... silencio, ir a un lugar silencioso, sin murmullos. Cerró los ojos, solo quedaban tres clases para acabar el colegio y no podía continuar ahí, necesitaba un lugar lejano y distante. Se dio la vuelta y salió corriendo para poder desaparecer, y antes de que Ayame la pudiera seguir, Kagome ya no se encontraba en el recinto escolar.

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En otro punto lejano de la escuela, en un cuarto de color azul, un muchacho pálido estaba en la cama tendido, su respiración entrecortada, un tarro de pastillas caídas en el suelo. No se podía leer lo que ponía en ellas pero el bote era de color anaranjado, y estaba vacío, normal, la receta era de hace un par de meses y ya debía de haber comprado un tarro nuevo, pero no... Él joven muchacho de ojos azul marino intentaba forzosamente llegar hasta el móvil que estaba unos pocos metros de él, pero no podía moverse, cada músculo de su cuerpo se retorcía y una de sus manos estaba puesta en el corazón que ahora palpitaba muy débilmente. Estiró el brazo intentando llegar inútilmente hacia la mesilla donde estaba el móvil. En su casa ahora mismo no había nadie, nadie le podría ayudar ahora, tragó saliva respirando forzosamente, como si recibiera respiración asistida, y boca estaba abierta intentando respirar mejor, cosa que conseguía difícilmente.

Su vista estaba algo nublada y a tientas en la mesillas agarró a una pata de la mesa y tiró hacia él haciendo que las cosas que había en ella fueran cayendo paulatinamente, alargó el brazo de nuevo y dio otro tirón haciendo que esta vez el teléfono sí cayera al suelo como las demás cosas, sonrió cansado y débilmente. Se inclinó hacia el lado izquierdo de la cama que era el que más cerca estaba del móvil, cayendo pesadamente en el suelo, no entendía por que una parte de su cuerpo estaba paralizada. Se impulsó con la poca fuerza le quedaba, no quería morir ahora, no podía morir en ese momento, aún le quedaba mucho por delante y no se rendiría, no ahora, no en este momento. Alcanzó el teléfono con la mano derecha y marcó el único número que se le pasó por la cabeza antes de casi caer inconsciente en el suelo de su habitación.

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Sango aún estaba en el aula de música, la clase que tomaban sus amigas no iba ella, así que tenía una hora libre para practicar con el piano, suspiró, el Cascanueces era una difícil partitura, pero le había prometido a su maestro que lograría hacer esa pieza fuera como fuera y así lo haría. Se había enamorado, y le hacía gracia, menos mal que ahí estaba Miroku para hablar con ella, eso le ponía feliz, hacía mucho que no tenía una conversación larga con él, y ayer que se lo encontró en el parque pudieron hablar largo rato. Sonrió al recordarlo aunque esa vez la conversación fue muy extraña...

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- Yo también me alegro de verte... Sango – musitó Miroku con una sonrisa.

- No contestas mi pregunta.¿Qué haces en el parque? – se acercó a él.

- Pues pasear Sango, ¿qué otra cosa voy a hacer? – comentó divertido levantándose de donde estaba.

- Deberías cuidarte más – le regañó ella – recuerda tú estado.

- Ya, ya lo que tú digas – poniéndose a su lado - ¿me acompañas hasta casa? No quiero ir solo – hizo una mueca él.

- Claro, no pienso dejarte deambular solo – rectificó algo – si algo te pasará no me lo perdonaría, soy como tu enfermera – rió ella.

Miroku tan solo asintió suavemente y caminó a la par de su amiga, su casa no quedaba muy lejos, esa era una de las razones por las que siempre venía a ese parque de pequeño y jugaba con sus amigos. Suspiró mentalmente, que tiempos aquellos en los que no se tenía que su vida, donde era libre de jugar sin saber que moriría prematuramente por un problema del corazón que desde hacía casi 3 años estaba a la espera de un transplante.

- Sí... – murmuró – mi enfermera personal –sonrió mirando a su amiga – para serlo has estado un poco ausente estas últimas semanas.¿No? – preguntó intentando parecer casual.

Ella se sonrojó débilmente, era verdad que ya no le hacía demasiado caso a Miroku, por los estudios, la música, sus clases particulares, su profesor de piano...

- Lo siento Miroku... – susurró – es que... es que tengo muchas cosas que hacer, con las clases y todo eso... ya sabes... – intentando ocultar su cara entre sus cabellos.

- Ya sé, te has enamorado, me lo dijiste – aunque Sango no lo había notado, hubo un deje de dolor en esas palabras – y me alegra que sigas confiando en mí para contarme las cosas – la miró y sonrió tristemente.

- Siempre lo haré Miroku, eres mi mejor amigo, estaría mal no hacerlo – y aunque para ella esas palabras eran causa de risa, a Miroku no le hacía ninguna gracia.

'Amigo', esa era ahora la palabra más odiada del mundo para él, ella le consideraba 'su' amigo, 'su' mejor amigo... y por mucho que lo quisiera no podía cambiarlo. Había sido demasiado tarde cuando se dio cuenta de que su joven amiga, ya no era la chiquilla que le pegaba cada vez que hacía algo pervertido, o la molestaba o miraba una chica mayor que él con lo que Sango había bautizado 'mirada sucia'. Que recuerdos... Miró de nuevo hacia ambos lados había llegado ya a su casa, era hora de decir adiós.

- Bueno Miroku, nos vemos mañana en clases. ¿De acuerdo? – sonrió ella mientras se iba pero un brazo la detuvo - ¿qué ocurre? – se giró para ver la mirada opaca de él - ¿te encuentras bien?.

- Sí – respondió él – solo... eh... solo quiero que me prometas una cosa – dijo.

- ¿Qué te prometa una cosa? – imitó ella confundida – claro... ¿de que se trata? – preocupada.

- Quiero que me prometas que pase lo que pase serás feliz – contestó en un tono algo distinto al suyo – por favor – mirándola directamente.

Ella estaba confundida, ¿para que quería Miroku que le prometiera tal cosa?. No entendía el repentino cambio de comportamiento de su amigo.

- Está bien, prometo ser feliz – aún no entendiendo.

- Pase lo que pase. ¿Entendido? – como si le explicara algo.

- Pase lo que pase – repitió ella – ahora dime.¿A que ha venido esta promesa tan extraña? – levantó una ceja.

- Es algo que tenía que hacerte prometer – sonrió tiernamente – ahora buenas noches – se acercó a ella y le dio un beso fraternal en la frente antes de que se diera cuenta – y recuerda, se feliz – musitó dándose la vuelta para ir a su casa.

Sango estaba sorprendida, Miroku nunca le había dado un beso, ni siquiera en la frente, por lo suponer siempre le daba una cachetada antes de que pudiera tocarla. Se tocó la frente, no entendía por que su amigo se comportaba así, pero Miroku era así, espontáneo aunque... algo le preocupaba, el comportamiento del joven de ojos azul marino realmente le preocupaba.

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Miroku ayer estuvo tan raro... como si nunca más se fueran a ver, que tontería. Rió, aunque era preocupante que no hubiera venido al colegio... Mejor no ponerse en lo peor, él estaba bien y dentro de poco lo vería y le haría una de sus típicas bromas y molestándola o a saber que cosa haría para llamar la atención de las jovencitas. Entonces al parar de tocar al piano escuchó un ruido conocido, el tono de su móvil... era extraño, nadie solía llamarla tan temprano, buscó en su mochila y vio él número... ¿de que lo sonaba esta vez?. Pulsó el botón de llamada y se puso junto al auricular.

- ¿Hola? – preguntó extrañada.

Pero nadie contestaba... solo se oía una respiración entrecortada al otro lado del teléfono. Tenía miedo, había visto muchas películas de terror con Kagome, naturalmente su amiga era más asustadiza que ella, pero en todo caso... Le dio miedo, pudiese ser que alguien le estuviera gastando una broma de mal gusto, así que siguió hablando para ver si alguien le contestaba.

- ¿Diga? – volvió a preguntar – Oiga si es una broma no tiene gracia – reprochó la muchacha con algo de pánico.

- Sango... – escuchó una débil voz del otro lado.

- ¿Quién es? – nerviosa. Esa voz se parecía...

- Sango... ayuda... – de nuevo esa voz, esa voz era de...

- ¿Miroku? – preguntó - ¿Miroku que te pasa? – comentó precipitadamente, él no era del que gastaba bromas pesadas por el teléfono - ¿Miroku?.

- Ayuda... – fue lo último que escuchó antes de que se cortara la comunicación.

- ¿Miroku? – preocupada - ¿Aló?. ¿Hay alguien? – un poco desesperada, Miroku necesitaba su ayuda, no sabía que es lo que había ocurrido pero tenía que ser grave.

Recogió sus cosas rápidamente y salió corriendo del colegio, puede que la castigasen al faltar a clase, pero no podía dejar a Miroku... ¡Era su mejor amigo!. Y si le ocurría algo sería su culpa por no estar con él... Entonces la palabras de ayer fueron... ¿una advertencia?.

"Prométeme que pase lo que pase será feliz"

Se mordió el labio fuertemente... ¡Por que no se dio cuenta entonces! Se reprochó, si le sucediera algo a Miroku por no haberse dado cuenta de eso antes, no se lo perdonaría en lo que le quedaba de vida. Se levantó rápidamente y salió corriendo como alma que lleva el diablo, sino llegaba a tiempo... no, no quería imaginarse que podía suceder sino llegaba a tiempo al lugar donde se encontraba Miroku, mientras que en la casa de su amigo, respirando intentando no ahogarse, luchaba entre la vida y la muerte el muchacho con el que había convivido estos últimos años.

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Naraku se encontraba en la puerta de la escuela con una curvada sonrisa en sus labios, Kykio había hecho bien su trabajo, esa parte estaba cumplida, ahora le tocaba a él consolar a la chica. Kagome había salido corriendo de la escuela hacía unos minutos, su amiguita pelirroja se había quedado sola en el patio y él cuando tocara el timbre también saldría en busca de su 'amiga'. Suspiró levemente, esa chica tan parecida y distinta a Kykio era su obsesión, más por que Kimitaka la tenía, por que era... en cierta forma parte de él, eso iba a cambiar.

- ¿Y esa sonrisa Hanuki? – preguntó Kykio.

- No es por nada, pero has hecho muy bien tu trabajo, aunque no sé como conseguiste que te besara – alzó una ceja.

- Una tiene sus secretos muy bien guardados, solo cumplía la parte del trato – se miró las uñas – solo querías que esa chica nos viera, y yo solo quiero a ese chico para vengarme de su hermano – cerró un puño – juegas mucho con los sentimientos de las personas, eso es cruel – sonrió – pero es la vida.

- Y tú lo has aprendido a base de caídas, tus padres, el abandono de tu amigo, el encuentro con él tan desagradable... – ella frunció el ceño – reencontrarte conmigo después de tu repentino cambio de centro... que cruel destino para la pobre Kykio.

- Sabes que si me fallas Naraku, la venganza que tendré para ti será más que cruel, tengo muchas ganas de que te lleves tu merecido algún día, pero por ahora me aguantaré y callaré – se cruzó de brazos.

- Ambos jugamos con fuego, y si no tenemos cuidado nos quemaremos – su rojiza mirada se iluminó.

- Pues tendremos que encontrar a algún bombero en nuestra vida – con esto sonó la campana y la chica sonrió – nos veremos mañana, me voy a clase.

- Adiós – inclinó la cabeza, Kykio hizo lo mismo mientras se dirigía a su clase y él se iba en busca de su conquista.

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¿Cómo había podido?. No... no lo entendía... ¿cómo había acabado besándose con Kykio?. Era algo ilógico, estaba en una situación... que no podía comprender, y era tan parecida a Kagome que por un segundo pensó que era ella... ¿cómo llegó a esa situación con la nueva?. Se pasó la mano por la frente que ahora estaba húmeda del agua del lavabo, suspiró mientras una y otra vez se preguntaba el por que de la situación... ¡él no quería a esa chica!. Entonces... ¿por qué habían acabado besándose?. Todo le resultaba muy confuso ahora, como si fuera un lejano eco, y palabras entrecortadas.

"¿Te gusta Higuarashi?. Que pena que a ella no le gustes tú"

"¿No sabías que sale con Hanuki?"

"Pobre iluso... enamorarte de tu mejor amiga... ¿no sabías que los cuentos de hadas no existen?"

Mentira, mentira y más mentiras, esas cosas no podían ser verdad, primero que nada Kagome le diría que le gustaba un chico, segundo no lo habría besado, aunque bueno, él inició todo, aunque... lo que vio esta mañana... estaba tan confuso, que no supo como llegó a esa situación mientras la chica no paraba de hablar hasta que su tono de voz se tornó como un susurró.

"Ella parece que no ve lo que tiene delante de sus ojos..."

"Aunque... puede que yo si pueda verte como eres... Inu"

Esas cosas habían conseguido engatusarle hasta que cerró los ojos cuando escuchó el nombre que solamente le decía su mejor amiga, esos ojos chocolate hipnotizantes, y ese perfume a jazmín. Esa fantasía le provocó el beso involuntario que sin saberlo le había partido el corazón a la chica de sus sueños, sin saber que ella lo había visto, sin saber que ella creía que era una sustituta, sin pensar que podía ser una marioneta sin más motivo que la diversión.

"Yo podría hacerte olvidar..."

Sin saber que era lo que ocurría en realidad.

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Sango había llegado corriendo y medio agotada a la casa de su amigo, no había podido coger el autobús y se había caído dos o tres veces por el camino, sus nervios a flor de piel y el corazón palpitando fuertemente, no quería llegar cuando fuera demasiado tarde, no quería. La urbanización era muy grande y la casa de Miroku estaba al fondo, tenía una copia de la llave pues él había insistido en cosa de hacía un año que tu casa es mi casa, se quitó los zapatos rápidamente y tiró la mochila a un lado con el móvil en la mano preparado para llamar a emergencias.

Subió las escaleras mirando por todos los lugares donde se encontraba su amigo, Miroku no estaba tirando por ningún lugar, sino que caído al lado de su cama inconsciente y si no fuera por el silencio que reinaba en la casa diría que no estaba respirando.

- ¡Miroku! – gritó horrorizada mientras cogía el cuerpo de su amigo y lo balanceaba - ¡Miroku responde por favor! – desesperación corría por sus venas antes de que rastros salinos corrieran por sus mejillas – por favor... – con voz congoja.

- Sango... – muy débilmente mientras intentaba abrir los ojos, al parecer no había perdido todo el sentido.

- ¡Miroku! – feliz de que estuviera vivo medio sonrió – no hagas esfuerzos, solo quédate aquí.

- Sango yo... – tragó mientras tosía – yo... quiero...

- Sh... tranquilo, ya me lo dirás luego – acariciándole el pelo mientras llamaba por el móvil – Necesito una ambulancia para un ataque al corazón... Avenida Kanon la urbanización Kamiyi... casa número 23... sí... sí, está consciente... de acuerdo, dense prisa – y colgó.

- Sango... – volvió a decir insistiendo, como si no estuviera entre un paso de la muerte.

- Calma, ya todo pasó, en unos minutos estarán aquí – sonreía pero seguía llorando – idiota - murmuró – me he llevado el susto más grande de toda mi vida ¿cómo se te ocurre ponerte así?.¿Qué crees que me pasaría si muriera mi pervertido favorito? – obligó a sonreír al chico por la broma.

- Se... serías... feliz... – susurró – lo... prometiste.

La chica calló y la sonrisa se borró de su rostro... era idiota, su amigo era idiota, idiota, idiota... ¡Como se le ocurría decirle que iba a ser feliz si él muriera!. Lágrimas corrieron por su rostro negando con la cabeza, no quería imaginarse si no tenía a su amigo a su lado, él que siempre estaba con ella cuando lloraba, al que siempre pegaba por pervertido a su acompañante durante tantos años. Miroku entrecerró los ojos y llevó su mano a la mejilla de la chica.

- No llores... – limpiándole las lágrimas – no me gustas llorando, te ves fea – esa típica broma de Miroku le hizo a Sango hipar mientras se tumbaba encima de su amigo y paraba de llorar lentamente, aunque no lo supiera, esas palabras iban con una confesión escondida.

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Sentada en uno de los columpios con la cara agachada de encontraba Kagome, por sus mejillas estaba el notorio rastro que las lagrimas hacían contra la piel, y el olor salino que ese rastro traía consigo. Se encontraba muy triste, deprimida, decaída, decepcionada, traicionada... muchas formas de sentir en un mismo tiempo. No lograba quitarse a su amigo de la cabeza, en cierta forma no debería sentirse así, por que era su amigo y solo eso, además lo del beso podía ser... bueno solo eso, sin sentimientos aunque para ella significara mucho, para él había sido solo... un beso. No tenía por que sentirse traicionada por que Inuyasha nunca había sido suyo, solo eran amigos... pero en su corazón, así se sentía... ella quería a Inuyasha, lo amaba... pero... no era correspondida y no hay más dolor que ese en el mundo.

- ¿Puedo sentarme? – preguntó una voz que no reconoció.

- No hay nadie que ocupe ese lugar – musitó mientras oía el correr de las cadenas.

- ¿Ha pasado algo malo? – curioso.

- No... – agachó más la cabeza, entonces supo de quien era la voz - ¿por qué estás aquí Naraku?.

- Por que estas triste, y como me considero tu amigo quiero ayudarte – la miró - ¿por qué estas triste?.

- No estoy triste... – mintió.

- Eso no se lo cree nadie Kagome, se nota que has estado llorando ¿es por alguien? – ella le miró - ¿alguien especial?.

- Podría decirse... – bajó otra vez la mirada.

- ¿Alguien a quien quieres? – ella asintió - ¿qué ha hecho?.

- La verdad yo... no sé por que me enfado... él no es mío... le quiero mucho sí, pero... no me quiere del mismo modo – Naraku sonrió.

- Un amor no correspondido... – intentó entenderla aunque siempre fingía.

- Sí, lo he visto besándose con otra... y solo he podido correr - cerró fuertemente los ojos – y cada vez que cierro los ojos los veo una y otra vez en mi cabeza besándose, quiero... quiero olvidar ese momento, como si nunca hubiera existido.

- ¿Te ayudo? – esa pregunta no la entendió Kagome.

- ¿Qué? – confusa mientras Naraku sonreía.

- Yo podría hacerte olvidar...

Continuará...

Bueno, como siempre pasa, lo dejo en lo mejor u.u es que no sé como dejar un buen final ;-; me está en los genes, tengo que dejarlo en lo mejor sino, no puedo dormir tranquila, menos en los fics humorísticos que ahí como lo deje se quedó, por que no hace falta mucho para ponerlo bien, creo que debo cambiar el género del fics ó.o ya de humor no tiene, así que sería mejor ponerlo en otra parte... por cierto se acerca el carnaval xD que buenos tiempos para actualizar antes de encontrarme perdida en las calles que es el milagrito del carnaval para mi jeje. Bueno tengo que agradecer eternamente a aquellas que me han dejado un review ToT chicas sois geniales, las mejores, siempre os recordaré, por cierto Gaby tranquilízate que yo actualizar actualizo, más tarde o más temprano.

Kaori Asamiya; LR – CHAN; Gabyto; Kagome – N; Naru – Chii; Akisukis shadowcat; Aome Hisoshima; Piskix; Floflo91; Mikky – chan; Aiko – 1993; Saira Love.

Bueno ¿cómo queréis que lo continúe?. Por favor dadme ideas que estoy cortita ;-; ni siquiera sé como se llamará el próximo capítulo así que fijaos u.u un besazo chicas y por favor no me metéis si?.

Atte: Asumi - chan