El tesoro de Thranduil.
Capítulo 4to: El mal día de Legolas.
Los primeros brotes de la primavera habían llegado al Gran Bosque Verde. Muchas primaveras había visto ya Legolas (si lo comparamos con nuestras cortas vidas), pero para muchos de los habitantes del bosque el príncipe hijo de Thranduil aun no era más que un niño. En realidad, Legolas estaba en los complicados años de la adolescencia. A nuestros ojos no era más que un joven de entre 18 y 20 años de edad. Había crecido en estatura, mente, y considerablemente en semejanza tanto a su madre como a su padre. Se había convertido en un novato guerrero con muchas ganas de aprender, muy apto para el tiro con arco, y en ese campo iba en camino de ser el mejor de su gente. También, como cabía imaginar, había crecido en belleza: su cuerpo infantil había hecho cambios considerables hasta llegar a tener el cuerpo de un joven atleta; habían embellecido y madurado las facciones de su rostro, los cabellos rubios y resplandecientes al sol eran largos, y se ataba un trenza de guerrero; sus ojos eran la razón por la que tantas jóvenes Elfas suspiraban; como era de esperar, tenía muchas admiradoras que le miraban de reojo sin que él lo supiera.
Con el paso de los años el Rey Thranduil había notado que su hijo ya no le necesitaba, y tristemente veía como cada día se alejaba más de él, pues se estaba convirtiendo en un hombre que ya no buscaba los consejos de su padre, sino los de sus amigos más cercanos y maestros. La verdad era que en el último año padre e hijo habían estado muy distantes. Se daban los buenos días cuando se encontraban para el desayuno, mas no surgía ningún tema de conversación entre ellos y comían en silencio, cada uno metido en sus propios pensamientos; luego pasaban el resto del día cada uno con sus asuntos, y no era hasta la noche, a la hora de la cena, cuando volvían a verse y se daban las buenas noches.
A Thranduil ésto le molestaba un poco, mas no le daba mucha importancia. Después de todo, se decía Thranduil, Legolas entrenaba muy duro el tiro con arco (lo que le ocupaba la mayor parte del tiempo) y joven que era se iba por ahí con su amiga Elenshael y 'algunos colegas más', como su hijo los llamaba. No recibía quejas de él y tampoco le hablaba de sus preocupaciones, por lo que Thranduil dedujo que era un chico feliz, y que no le necesitaba a él par los mimos y caricias que recibía antes, de niño.
Y bien, como iba diciendo, la primavera había renacido. Los dedos de Yavanna habían rozado los bosques, campos, jardines y praderas del Reino de los Elfos en el Gran Bosque Verde, extendiendo su bendición. Flores habían brotado por doquier, y las hayas habían florecido tanto que los Elfos se frotaban las manos esperando una buena temporada de frutos en otoño. Thranduil caminaba bajo el sol resplandeciente, sus cabellos dorados brillando como el mithril y los diamantes. No llevaba corona, y vestía con ropas comunes, aunque de lejos cualquiera notaría que pertenecía a la nobleza. Llevaba un ramo de flores en sus manos. Atravesó solo sus jardines y entró en un prado de flores silvestres. A esa hora del día todos los pétalos yacían abiertos hacia el sol, y las había de todos los colres y tamaños: blancas, azules marinas, rosas magenta, lilas, con rayas o manchadas... algunas eran como campanas, otras de grandes pétalos redondos, y otras de incontables pétalos alargados y pequeños; algunas flores eran tan pequeñas como hormigas y otras eran grandes como el dedo gordo del pie; las había dispersas y solitarias, y otras muchas conjuntas formando como alfombras o tapices en la hierba; pero fueran como fueran, todas las flores de ése prado colorido eran hermosas.
Al fin, en el centro del prado, Thranduil se detuvo junto a un montículo en el que había dos grandes piedras de mármol, una al lado de la otra, con runas élficas talladas, tengwar. Esto decía en una de ellas:
ARÂN OROPHER, I 1000 - II 3434
A
BERÊTH PALÚRE, I 1012 - III 1
FËA HAITHA NA MANDOS A RADO SIDH
En la otra piedra se leían las siguientes palabras.
BERÊTH UNDÓMEÄREL, I 578 - III 71
HIRO HE HÎDH AB 'WANATH
Cuidadosamente, Thranduil dejó el ramo de flores frente las dos lápidas. Ese día se cumplían 1977 años de la muerte de su padre Oropher, el primer rey de los Elfos de la Floresta del Norte. Thranduil se quedó silencioso mirando las lápidas. Entonces se arrodilló y cerró los ojos, murmurando su oración. Inconscientemente una de sus manos acariciaba la lápida de sus padres; con los dedos tocó las runas de OROPHER, suavemente y con sumo cuidado, como si temiera dañarlas con el contacto.
Sintió un escalofrío y la mano le tembló. La imagen de su padre acababa de cruzar por delante de sus ojos. Le acaba de ver tal y como le vio por última vez en vida, o debería decirse en el linde de la muerte. Thranduil se encontró en los Campos Gladios, vio como una flecha orca le había atravesado el hombro a su padre, y como una de esas endemoniadas criaturas de Mordor le hundió el filo de la espada en el vientre desprotegido.
Thranduil cerró los ojos con fuerza, tratando de contener las lágrimas que se formaban en sus ojos y amenazaban con caer. Quería alejar esos oscuros recuerdos, esconderlos en un rincón de su mente de donde no volvieran a salir para atormentarle, pero todo esfuerzo fue en vano. Cerraba los ojos, pero sentía como si los tuviera abiertos al pasado, y vio como tomaba a su padre caído en brazos. El rostro de Oropher había palidecido terriblemente. Las manos de Thranduil se mancharon con la sangre que manaba a chorros de la herida mortal. Los labios del Rey Oropher se movieron, como intentado decir algo, pero no salieron palabras sino un río sangre que manchó sus labios de rojo carmesí. Entonces su cuerpo enfrió y los ojos azules se dilataron y su luz en ellas se extinguió; fue entonces cuando Thranduil supo que el espíritu de su padre había hecho su viaje a las Estancias de Mandos.
Thranduil se tambaleó hacia adelante y se lamentó aferrado a la lápida, justo como lo hizo 1977 años atrás aferrado al cuerpo sin vida de su padre, en medio del peligro en el campo de batalla. Las lágrimas de Thranduil bañaron las runas tengwar. Desde más allá del ancho Mar, en Mandos, Oropher sintió esas lágrimas en su rostro, y supo que su hijo estaba llorando por él.
Suavemente y muy silenciosamente el Rey Elfo comenzó a cantar un lamento, y el sonido del viento soplando entre los pétalos de las flores y la hierba del prado era como lamento también, por lo que parecía que las flores y la hierba lloraban compasivas del Rey Elfo.
Thranduil no supo decir cuanto tiempo estuvo allí, abrazado a la gran piedra, llorando y cantando, mas cuando sintió una gentil mano estrecharle el hombro, cesó el lamento y abrió los ojos para volverse a su amigo Elenmenel, quien le miraba con ojos comprensivos.
"Laer lín matha faeren, mellon nin."
Thranduil le respondió con una pequeña sonrisa que no le llegó a los ojos. Saëra también estaba allí, y juntos se encaminaron de vuelta al palacio subterráneo. Thranduil se sintió aliviado por la compañía de sus buenos amigos. Tan buenos amigos eran que se habían acordado de hoy y le habían buscado para ofrecerle su compañía en este día tan duro. Elenmenel le rodeaba los hombros con un brazo mientras caminaban. El contacto curó las penas de Thranduil, quien devolvió el gesto de amistad y se relajó. Tanto se relajó que no oyó lo que sus dos amigos le estaban diciendo.
"¿Thranduil? ¿Sigues aquí, o te has ido?" - rió Saëra.
El Rey Elfo recuperó los sentidos y se volvió confuso. "¿Qué? ¿Decíais algo?"
Elenmenel le sonrió. "Decía que hoy es un día muy importante para nuestros hijos. No debemos demorarnos y llegar apunto para la prueba. Nos necesitan a su lado."
El Elfo estaba hablando de la prueba que se realiza cada diez años en la que sólo compiten los arqueros más bien preparados y seguros de sí mismos. Era una dura prueba, y quienes las superaban eran premiados con su primer aljaba de flechas echas por las manos de los grandes maestros. Estas flechas eran mucho más rápidas y mortales que las hechas por otras manos comunes, y alcanzaban más largas distancias, hasta 250 yardas (como mucho un joven arquero lograba hacer sus flechas recorrer una distancia de 190 yardas, pero eso como mucho; la mayoría no pasaban de las 130). Un verdadero arquero del Gran Bosque Verde siempre llevaba la ansiada aljaba y las flechas de plumas verdes colgando en su espalda.
Legolas y Elenshael practicaban el tiro con arco desde muy jóvenes; desde que tuvieron edad para tomar un arco. En los últimos años se habían entrenado más duramente que nunca, pues ansiaban participar en la prueba y conseguir la aljaba. El momento había llegado por fin. Legolas y Elenshael participarían este año, pues no les gustaba la idea de esperar diez años más, por más bien preparados que estuvieran para ese entonces.
"Yo... temo que no podré asistir." - dijo Thranduil, bajando la mirada apenado y avergonzado. Elenmenel y Saëra abrieron mucho los ojos.
"¿Cómo? ¿Y Legolas está de acuerdo con eso?"
Thranduil negó con la cabeza. "Aun no se lo he dicho."
"¿Y esperas en el último momento para decírselo? Ay, Legolas se va a llevar un gran disgusto." - dijo Saëra gravemente - "¿Estás seguro que, sea cual sea la cosa que tienes que hacer, no puede esperar un día más?"
"Completamente." - respondió Thranduil - "¿Recordáis la asamblea con el gobernador de Esgaroth y el Dáin de Erebor que se iba a realizar el mes que viene? Pues por razones de las que yo no he sido informado ha sido adelantada para la semana que viene, y aun tengo que prepararlo todo. Los consejeros están como locos y no me dejan en paz." - Thranduil suspiró, indignado - "Sé que es un día muy importante para Legolas, y en serio que me encantaría estar ahí con él, para ver como recibe su aljaba, pero de verdad que no puedo. A demás, no creo que se lo tome tan mal; se está haciendo un hombre y ya no me necesita."
Elenmenel y Saéra no estaban muy de acuerdo con eso, pero no dijeron nada.
Desde lejos ya oyeron las llamadas de su hijos, quienes les estaban esperando impacientes sobre el puente que cruza el Río del Bosque. Les vieron venir corriendo hacia ellos, los dos con sus arcos en mano y con una gran sonrisa en la cara.
"¡Rápido, sólo queda media hora para que empiece la prueba! ¡Todo el mundo está en el campo de tiro!" - dijo Legolas, quien aferraba fuerte su arco. Estaba claro que los nervios le carcomían.
"¡Sí! ¡Debemos llegar cuanto antes y prepararnos!" - añadió Elenshael, no menos nerviosa. Los tres Elfos rieron suavemente.
"¡Tranquilizáos! ¡No vamos a llegar antes si vamos con prisas! Ahora mismo nos iremos." - respondieron los padres de Elenshael. Entonces y antes de partir echaron una mirada a Thranduil, quien comprendió lo que significaba. El Rey Elfo dio un paso hacia su hijo.
"Legolas, escucha, hoy estoy muy ocupado, así que te irás con ellos..." - Thranduil iba a desearle buena suerte a su hijo, pero cuando vio la cara de espanto y disgusto de éste, las palabras se le atragantaron.
"¿Qué?" - balbuceó Legolas - "¿Como que estás ocupado? Me prometiste-"
"Yo no te prometí nada, Legolas." - respondió el rey, autoritario - "Tengo mucho trabajo por hacer que no puede esperar-"
"¿Trabajo?" - le interrumpió Legolas, alzando la voz - "¿Es que consideras tu trabajo más importante que mi prueba? ¡Llevo años esperando este día! ¡Y quería que tú estuvieras allí, a mi lado!"
"¡Por si no lo recuerdas yo soy rey de éste bosque y tengo deberes más importantes que... asistir a una prueba de tiro con arco!"
Aquellas palabras tomaron a Legolas por sorpresa. "¡Todo lo que tienes son deberes! ¡Te pasas el día encerrado en tu estudio con tu vino y tus piedras preciosas o con esos... malditos consejeros! ¡Me he estado entrenando día a día para este momento! ¡Y tú no vienes... ¿por qué tienes trabajo que hacer?!"
Thranduil sintió su sangre hervir en las venas. Ya tenía suficiente de ésto. "¡¿Cómo te atreves a responderle así a tu padre?! ¡Ni se te ocurra volver a levantarme la voz, jovencito, o tú tampoco asistirás a esa prueba!"
Thranduil lo había dicho sin pensar, dejándose llevar por la furia, pero pronto se dio cuenta de lo bajo que había golpeado a su hijo. Legolas se quedó silencioso e inmóvil de repente. Elenmenel, Saëra y Elenshael estaban cabizbajos y parecían contener el aliento. Cuando Legolas volvió a hablar, su voz sonaba herida y debilitada.
"Esto no es una simple prueba... Es mi deseo, mi futuro... Es muy importante para mí."
Dicho ésto el joven Elfo le volvió la espalda a su padre y se fue rápidamente. Thranduil se quedó paralizado, con los pies pegados al suelo. ¿Eran lágrimas lo que había visto en los ojos de su hijo? ¡Imposible! ¡Hacía años y años que su hijo no derramaba una sola lágrima! Debía haberse confundido...
Elenshael le echó una mirada al rey y salió tras Legolas. Elenmel y Saëra levantaron la mirada.
"¿Estás seguro de ésto? ¿No podrías dejarlo pasar y venir con nosotros?" - le preguntaron. Thranduil negó con la cabeza.
"Lo siento, no puedo. Mas os estaría eternamente agradecido si... diérais ánimos a mi hijo y le apoyarais de mi parte."
"Puedes contar con ello. Sin embargo no es lo mismo el apoyo de un padre que el de unos amigos."
Cuando Elenmenel y Saëra se hubieron ido, Thranduil aun estaba de pie en el mismo sitio, pensando en lo que le acababan de decir.
Legolas, su amiga Elenshael y los padres de ella, habían llegado al campo de tiro, que estaba abarrotado de jóvenes arqueros impacientes y nerviosos. Legolas observó sus rostros uno por uno. Les conocía a todos de vista; con alguno había hablado antes, pero de amigos Legolas sólo tenía unos cuantos, y hasta donde él sabía ninguno de ellos iba a competir este año.
Vio que muchos de los jóvenes Elfos se estaban preparando, comprobando que la cuerda de su arco estaba bien tensada, observando detenidamente las distintas dianas que había a la vista, buscando consejo en Elfos que ya habían conseguido la aljaba de flechas oscuras de plumas verdes en su juventud. Otros de los participantes estrechaban sus arcos entre sus manos y se aferraban a sus padres, quienes sonreían y les decían palabras de consuelo y de ánimos.
"No te preocupes, Celegorn" - le decía un padre a su hijo, a quien le temblaban las piernas pero sin embargo brillaba una llama de entusiasmo y decisión en sus ojos. - "Relájate y no pienses en si fallarás o ganarás la aljaba; tan sólo respira hondo y suelta la flecha, como siempre lo haces. Tu madre y yo estaremos aquí por si nos necesitas. Y recuerda: concéntrate sólo en el manejo de tu arco y en la diana."
"Gracias, ada, nana. ¡Os quiero a los dos!"- respondió el Elfo sonriente.
Legolas sintió una punzada en el corazón. Todo el mundo tenía a su padres ahí, para apoyarles, y él era el único que estaba sólo. ¿Y si algo salía mal y fallaba? ¿Y si no lograba concentrarse y la flecha no alcanzaba la diana? ¿Y si quedaba en ridículo delante de los demás arqueros y sus familiares? Legolas se hacía estas y muchas otras preguntas igual de desfallecentes. Si tan sólo su padre estuviera allí para decirle unas palabras.... lo que sea, cualquier cosa que le dijera le ayudaría a relajarse. Legolas tembló ligeramente, de tristeza y nervios mezclándose en una muy desagradable sensación. Thranduil ni siquiera le había deseado buena suerte...
Junto a él Saëra y Elenmenel habían compartido unas palabras con Elenshael, quien al terminar les abrazó. Ahora bien, la mujer Elfa vio el desaliento en el rostro de Legolas, y se acercó a él.
"Ay, Legolas, sé que no creerás lo que te voy a decir, pero tu padre quería venir a verte; créeme, puedo jurártelo."
Legolas no respondió. Se enfurruñó.
"Es verdad, Legolas." - habló Elenmenel - "Tu padre es el Rey y tiene muchos más deberes que nosotros, y es desagradable decirte ésto, pero sus deberes son más importantes de lo que piensas." - el hombre suspiró - "Debes comprenderle."
Legolas asintió con no muchas ganas.
"¡Vamos, anímate!" - le sonrieron la pareja - "Eres muy buen arquero, Legolas. ¡Seguro que no tendrás problema alguno! ¡Piensa en lo orgulloso que estará tu padre cuando vulevas a casa con la aljaba! ¡Incluso se arrepentirá de no haber estado aquí para verlo!"
"Mas si fallo estará avegonzado de mí, y se alegrará de no haber venido para ver mi fracaso y quedar en ridículo." - respondió Legolas con un hilo de voz.
"¡Ay, Legolas! ¡No seas así! Eso no es cierto, y lo sabes." - le dijo Elenmenel, tomándole por los hombros y mirándole a los ojos - "Estás enfadado con él; por eso hablas así. Pero no te preocupes y olvida la discusión con tu padre. Ya verás como todo saldrá bien."
Tras intercambiar unas palabras más Elenmenel y Saëra se dirigieron al lugar destinado a los espectadores. Desde allí se podían ver claramente toda la competición. Muchos de los padres de los participantes habían tomado su asiento, pues sería pronto que daría comienzo a las pruebas.
Legolas y Elenshael se unieron a los demás arqueros. El príncipe Elfo estaba perdido en sus pensamientos cuando entre el gentío vio llegar a un Elfo alto y robusto, de cabellos negros como la pez y resplandecientes como la noche estrellada. Aquel Elfo no era otro que Tavaro, y se estaba abriendo pasa hacia donde se hallaba nuestro Elfo. Legolas suspiró, abatido. El que faltaba, se dijo, mirando de un lado a otro buscando un camino de escapatoria que le permitiera escabullirse y librarse del mal encuentro. Pero de todos modos ya era demasiado tarde; Tavaro le había visto y se dirigía directamente hacia él.
Legolas respiró hondo y alzó la cabeza, fijando sus ojos azules en los grises del otro, pues ese día no le daría a Tavaro el placer de mostrarle su temor y descontento. Dejó de sentirse valiente cuando vió que los amigos de Tavaro también le acompañaban, y le estaban mirando con su típica sonrisa malévola.
Tavaro dio un último paso plantándose frente a Legolas. Legolas se vio obligado a alzar los ojos, pues el otro era más alto. Cuando el Elfo moreno habló, su voz le sonó a Legolas tan repulsiva como siempre.
"¿Qué haces aquí, nenaza? En esta competición sólo participan los mejores arqueros. Bueno, que importa; te habrán echado para las semifinales. Seguramente no pases de las eliminatórias."
Legolas no respondió. Miró fijamente al otro con ojos furiosos.
"¡Mirad! ¡Parece que esta mañana la princesita se ha levantado de muy mal humor!"
"¿Qué te pasa, princesita? ¿No te alegras de vernos?" Se burlaron los demás.
"No, yo sé exactamente porqué está tan enfadado hoy." - dijo Tavaro, como hablando a sus amigos pero sin dejar de mirar a Legolas - "Su padre no ha venido, como era de esperar. Después de todo, siendo rey, sería vergonzoso para él presentarse aquí y ver con sus propios ojos el fracaso de su hijo. ¡Me compadezco de él! Porque dentro de unas horas la princesita habrá manchado su nombre. ¡Mejor quedarse en su estudio con una botella de vino Dorwin antes que estar aquí contigo!"
Estas palabras golpearon a Legolas muy hondo y le hicieron hervir la sangre en sus venas. Justo entonces Elenshael intervino.
"¿Por qué no os largáis y le dejáis en paz?"
Tavaro y sus amigos se rieron. "¿Dejas a tu chica hablar por tí?" - dijo Tavaro a Legolas, y volviendose a Elenshael le habló bruscamente - "¡Lárgate y no te metas donde no debes!"
Tavaro trató de empujar a un lado a Elenshael, pero Legolas se interpuso y empujó al Elfo. "¡No le pongas la mano encima, yrchion!"
Las cosas podrían haber acabado mal, pero afortunadamente y en el momento en que Tavaro daba un paso en frente y tomaba a Legolas por el cuello de sus ropas verdes, llegó un hombre Elfo de claros cabellos castaños y ojos verdes como la hierba del prado.
"¿Qué estáis haciendo, chicos? Si los maestros se enteran de ésto podrían expulsaros inmediatamente." - la voz de Sirion (pues así se llamaba el Elfo) sonaba severa y autoritaria.
Tavaro soltó de inmediato a Legolas y se apartó. Sus amigos ya comenzaban a marcharse.
Sirion tomó getilmente a Legolas y Elenshael de la cintura y les indicó que le acompañaran. Cuando ya se alejaban, Legolas echó una mirada atrás, a Tavaro, quien se había quedado ahí solo. El Elfo moreno aun tenía unas últimas palabras para él.
"Hû úgaun!
Legolas y Elenshael se quedaron con Sirion, su hijo Dîndîr, y otros Elfos que estaban ahí para pedir consejo a Sirion, pues era uno de los mejores arqueros del Gran Bosque Verde. Sirion era un hombre simpático y a pesar de haber mostrado su rudeza a Tavaro era un hombre a quien le gustaba bromear y continuamente se comportaba como un niño. Con sus palabras y bromas les hizo reír un rato, y así se relajaron y olvidaron por completo la prueba. Incluso Legolas olvidó durante ese tiempo la discusión con su padre y rió. A diferencia de Sirion, su hijo Dîndîr era un joven tímido, por lo que le costaba relacionarse con los demás y no contaba con verdaderos amigos. A Legolas sin embargo le caía bien Dîndîr, porque era bueno y amable con él, y si lograbas mantener una conversación con él te podía contar cosas fascinantes, y te hablaba de la música y de la poesía como algo maravilloso y de ensueño.
Sirion les estaba contando un par de anécdotas graciosas de el día en que él realizó la prueba (como la flecha descontrolada que le dio en el trasero a un pobre Elfo despistado), cuando un Elfo delgado y rubio apareció bufando de cansancio porque había estado corriendo.
"¡Los maestros ya vienen!" - les anució éste. Aquello significaba que la prueba estaba apunto de empezar. Una vez los maestros se hubieran sentado, se explicarían las reglas y se llamarían a los participantes uno por uno. Entonces la prueba daría comienzo.
Al oír ésto los jóvenes arqueros dieron un pequeño salto y un grito. Sirion rió.
"¡Tranquilos, chicos! ¡Q-Qué no cunda el pánico! ¡Aah!" - exclamó, fingiendo estar tanto o más nervioso que ellos, temblando frenéticamente. - "¡E-Estad tranquilos y relajáos, como yo!"
Los otros rieron, y ahora más decididos que antes tomaron sus arcos.
Balrog of Altena: Como era de esperar me he vuelto a alargar demasiado en el cap y voy a tener que dividirlo en dos. Tendréis que esperar al próximo capítulo para saber que hará Thranduil, como le irá a Legolas la prueba, y una parte de humor que esperaba poder escribir ya en este capítulo. *suspiro* bueno, si me dejáis muchos reviews puede que me dé prisa en escribir el próximo ^_~
~ Uialwen: Hola wapa! Com va s'escola? anims que ja acabas! Que t'ha semblat en Legolas adolescent? Ai que aquest fic esta apunt de acabar! ;_; me fa pena acabarlo perque aquest és es meu primer fic que ha tingut éxit. Una pregunta: quin d'es teus fics ha tingut més exit? només curiositat... ^_^
~ Usagi-cha: XD pues tienes razón con eso del Rey León! No me acordaba, en serio! XDY me ha quedado exactamente igual! voy a tener que cambiarlo... ¡no, es igual, me gusta así! Seguramente solo tú, como fan de el Rey León, te has dado cuenta de ése detalle XD ¡Muchas gracias por tu review!
~ VaniaHepskins: Aiya! ¿Tienes imágenes de chibi Legolas? ¡Ay, quiero verlas! :-) yo tengo dos imagenes encantadoras de el pequeño Legolas en brazos de su papi. si quieres te las mando por e-mail. Parece que pronto terminarás con tu fic, yo también terminaré éste pronto; calcula que tendrá 10 capitulos en total. ¡Muchas gracias por tu review!
~ Brazgirl: I want to spank that Tavaro little bum too! ^_^ I'm so glad you liked the last chapter. ¡Agradezco mucho tu opinión! So, you only studied Spanish for two years? Spanish is a very difficult language, I hope that you have no problems reading my story. I'm so very thankful that you try hard to read it.
I feel like reading another chapter of yours soon! but well, I understand that professors can be annoying... Curse them and their projects! Grr!
Have a good day, mellon!
~ Ieliania Greenleaf: Aiya! bueno, la canción no me la inventé yo; la encontré en una página web, pero yo le puse tres o cuatro pequeños cambios para que se relacionara con Undómeärel. ¿bonita, verdad? Si tuviera tiempo las escribiría yo misma, pero con sólo escribir dos frases en qwenya ya estoy dos horas...XD ¡Muchas gracias por tu review!
~ Forfirith: ^_^¡Gracias! Espero que no te haya disgustado el hecho de que Legolas ya no sea niño. Pero trataré de hace los capítulos de Legolas mayor igual de buenos. ¡Muchas gracias por tu review!
~ txiri: ¿Qué tal, mellon? Ai, tus preguntas se verán respondidas en el próximo cap, o más tarde. Me alegro que te gustara la historia. Si la gente las disfruta me dan ánimos de escribir, aunque no confío mucho en mi talento ^_^ sigue leyéndola, por favor. Muchísimas gracias por tu review :-)
* Tengwar = Letras (Qwenya)
* Oropher = Alta haya
* Palúre = seno (Qwenya)
* Fëa haitha na Mandos a rado sidh = [Que] sus almas lleguen a Mandos y encuentren paz (Sindarin)
* Arân Oropher a Berêth Luithuren = Rey Oropher y Reina Luithuren (Sindarin)
* Hiro he hîdh ab 'wanath = [Que] encuentre paz después de la muerte. (Sindarin. "He" = "Ella")
* Laer lín matha faeren = Tu canción me llega al corazón.
* Yrchion = Hijo de orcos.
* Hû úgaun! = Perro cobarde.
* Dîndîr = El Silencioso/Hombre Silencioso (Silent One) (Sindarin)
