Capitulo 6: Reencuentro
Subía cabizbajo las largas escaleras el templo, lentamente y con cuidado, para lograr pensar en la muchacha que desde ya bastante tiempo no tenia noticias, aun su corazón estaba triste, aunque mas tranquilo. Levanto su vista hacia el horizonte, donde el sol se comenzaba a esconder tras las grandes montañas a lo lejos. Miro hacia arriba, donde las escaleras terminaban, faltándole solo varios escalones para llegar y en la cúspide, un hombre, vestido como monje, de piel morena, lo observaba sonriente, cruzado de brazos, esperando que llegara hasta a el.
- Papa…- susurro frunciendo el ceño, ahora preguntándose que era lo que quería su padre, seguramente venia con intenciones de molestarlo.
Apenas toco el último escalón, luego intenta retrasar su llegada, miro velozmente a su padre, asegurándose de transmitirle su amenaza a través de su mirada, para que ni siquiera intentara molestarlo, estaba agotado, luego de un día como aquel y no tenia ánimos para nada, solo para dormir. Sin embargo, su padre rió un poco divertido por su actitud, logrando sorprenderlo, levanto una ceja sin comprender el porque de la risa, hasta que Nanjiroh se detuvo y lo observo, manteniendo la sonrisa presente en su rostro.
- Tranquilo, Ryoma…- le dijo, sabía que con aquella mirada lo amenazaba a no intentar nada, pero sus intenciones no eran esas, dejo sobre el hombro de su hijo una mano.
- ¿Qué quieres?- pregunto impaciente, dando el primer paso, pues parecía que su padre estaba haciendo lo posible por hacerlo esperar. Nanjiroh bostezo…
- Ahh… pues… nos mudaremos a otra ciudad…- menciono dando otro ultimo bostezo, esta vez acompañado de un estiramiento al cuerpo, dándole la espalda a su hijo, cumpliendo con ese anuncio el deber encargado por su esposa, haciéndose el desinteresado.
Ryoma abrió los ojos, manteniendo la ceja levantada, se mudarían… aquella palabra le trajo recuerdos dolorosos, que vivió hace casi como un mes. Bajo la cabeza, clavando la vista al suelo, pensando en eso, si ella aun estuviera en esa ciudad, de seguro se hubiera negado a irse, pero ya nada importaba… al menos sus amigos si, pero estaba seguro de que los vería pronto.
- ¿A dónde iremos?- pregunto antes de que su padre se alejara, ya que había emprendido su camino hacia la campana.
- Mmm… pregúntale a tu madre.- volteo hacia su hijo, sonriendo y el muchacho lo observo sin comprender porque lo hacia. – Dice que será una buena ciudad, incluso para ti… nos mudaremos mañana.- le explico, terminando de decir todo lo que sabia, su esposa no dijo todo con detalles, se guardo lo que parecía ser una sorpresa, pues andaba muy emocionada recogiendo todo para el día siguiente.
- Hablare con ella.- dijo, luego de pensarlo un poco, caminando por el camino de piedras que conducía a la casa, de alguna forma, ansioso por saber el porque de la alegría de su madre.
Su cabello castaño recogido, como siempre hacia, en dos trenzas largas que caían por su espalda, un blanco delantal sobre su pecho con algunos adornitos sobre su pecho y con sus manos, lavaba velozmente los trastes, bajo el agua tibia, con el tiempo había ganado agilidad y esto le servia como una especie de distracción para no pensar tanto en el muchacho.
- Sakuno…- llamo su abuela desde la puerta, apenas llego, anunciándose para evitar asustarla, como otras veces había hecho y dejo los zapatos en el cemento, caminando por el suelo de madera y se acerco a la cocina de donde podía oír el agua.
- Bienvenida abuela…- saludo sin mirarla, apresurándose a terminar. Aumento la velocidad y comenzó a hacérsele mas difícil, sostener los trastes, que resbalaban de sus manos y por ello tenia que esforzar el agarre, cansando el brazo.
- Niña tonta… no te esfuerces…- le dijo su abuela, que noto el esfuerzo que hacia por terminar rápidamente, de alguna forma sintiendo que quería impresionarla con su agilidad.
- Si…- dijo en un suspiro agotado, dejando el último plato donde debía para voltear sonriendo hacia su abuela, que parecía tener buenas noticias, por la sonrisa enorme en su rostro.
- Mañana tenemos visita.- comento, indispuesta a entrar en detalles, con la intención de dejar aquello como sorpresa.
- ¿Quién es?- pregunto ansiosa de saber, pero recibió una negativa que la desilusiono.
- Tendrás que esperar…- y termino por irse, caminando hacia su cuarto, sin borrar la sonrisa de su rostro.
- Abuela…- susurro molesta, pero atada de manos, no podía hacer nada para convencerla de soltar la información, solo esperaba que fueran buenas noticias.
Observo por breve momento, a su madre, recogiendo con esmero y cuidado la ropa suya en su habitación, asegurándose de doblarla a la perfección, sin evitar sonreír¿tanta emoción le causaba?
- ¿Mama?- se atrevió a decir, levantando la ceja, como desconociendo a la mujer que tenia frente a el.
De inmediato ella volteo a verlo, sin girarse por completo, sosteniendo un suéter rojizo en sus manos, con los ojos algo abiertos, de la impresión, supuso, pero luego sonrió levemente, comprendiendo que ya Nanjiroh le había contado y retomo su tarea.
- ¿A dónde vamos?- pregunto, ya que ella no hablo cuando espero que le explicara sobre ese viaje inesperado del que no le habían contado.
- Decidimos ir a Kyoto, supongo que allá te sentirás mejor.- contesto, pensando que su hijo conocía el paradero de la amiga de la que Tomoka le contó aquel día que llego para hablar con Ryoma.
- No te comprendo.- dijo, como siempre distraído, pues nunca en su mente le vino la pregunta de donde podría estar el paradero de Sakuno.
Su madre dejo dentro de la maleta el suéter rojizo, para observarlo con los ojos abiertos, aun más abiertos que hace rato, sin creer en lo que decía, pero luego sonrió levemente, así era su hijo… nuevamente, retomo su tarea.
- Mucho mejor…-
Los rayos molestos del sol chocaban sobre sus párpados cerrados, en plena mañana, acompañado de una fría brisa que entraba por la ventana abierta. Abrió sus ojos lentamente, pestañeando antes de acostumbrarse a la claridad de la habitación, poco a poco se sentó sobre la cama y observo desorientada a su alrededor, buscando al causante o a la causante de haberla despertado con tan solo abrir esa ventana. Y encontró a su abuela, a quien tardo en reconocer por breve tiempo, parada muy cerca de la puerta, cruzada de brazos, pero sonriente.
- Abuela…- se limito a decir, en una especie de reproche que su abuela decidió ignorar, dando palmadas para levantarla.
- ¡Solo levántate, recuerda que tenemos visita!- exclamo pareciendo un grito estruendoso justo al oído para Sakuno, que forzosamente logro abandonar la cama, para caminar hacia el armario, con los párpados aun pesados.
- De acuerdo, abuela… déjame cambiarme…- dijo, esperando que se fuera para vestirse, ya teniendo la ropa que usaría ese día en sus manos.
Y con una sonrisa que se mantenía en su rostro, abrió la puerta saliendo por esta y cerrándola suavemente tras ella, sin poder evitar pensar en como será la reacción de su nieta, cuando vea la visita que de seguro la haría feliz, después de tanto tiempo de tristeza, que a pesar de sus intentos, aun podía ver que en sus ojos, le faltaba ese brillo que antes estaba presente en ella.
Con la camisa que usaría ese día en manos, observaba pensativa a través de la ventana abierta, el cielo despejado. Cerró los ojos, sintiendo la calida brisa en su rostro, proveniente de la ventana, mientras pensaba en quien podría ser la visita. Ignoro aquel pensamiento por un tiempo, dedicándose a cambiarse, pero sin poder evitar ver en su mente la imagen de Ryoma, de quien no dejaba de pensar desde que se fue, llevándola al momento en que llego.
Corrió varios pasos cuando las puertas del tren se abrieron, todas al mismo tiempo, buscando con la mirada cristalizada y entristecida al muchacho, queriendo convencerse de que aun seguía en su ciudad, en la misma que el habitada, pero no era así, la estación era algo mas diferente, la gente era diferente, ya estaba en Kyoto… las lagrimas comenzaron a rodar en abundancia por sus mejillas, sin sentirlas caer, concentrada en su desesperación que acrecentaba con cada pensamiento cruel, pero real.
- Sakuno.- susurro su abuela, saliendo del tren y acercándose insegura a ella, sosteniendo todas las maletas, con los ojos fijos sobre el cuerpo que seguía mirando hacia los lados desesperada. Había presenciado la escena de hace horas, en la otra estación, cuando Ryoma se acerco a la puerta y luego de un tiempo de mirarse, el tren partió, dejando atrás a una destrozada muchacha y entonces comprendió todo.
Todas las noches, se encerraba en su cuarto, sentada sobre su cama, mirando con tristeza y sin cansancio el cielo estrellado, pensando en el muchacho. Lloraba por largas horas, hasta que el cansancio terminaba por agotarla, tuvo muchas pesadillas, entre otras cosas sucedieron… pero una mañana, luego de otro sueño, que pareció al principio pesadilla, pero termino como un mensaje a ella, se levanto finalmente de su cama y se miro en el espejo por varios momentos, decidiendo trenzarse el cabello suelto y regado que caía libremente alrededor de su cuerpo.
Cuando sus recuerdos finalizaron, ya estaba vestida para ese día, que a través de su abuela, pensó que no debería de ser tan malo como otras veces o tan aburrido. Salio de su habitación, terminando por cerrar la puerta con suavidad, y apenas abrió, el olor exquisito del pollo cociéndose lentamente al horno llego a su nariz, aspiro su aroma, logrando acumular saliva dentro de su boca que tuvo que tragar, consolándose con el hecho de que pronto probaría de aquel pollo, ahora solo tenia que ayudar a su abuela a preparar lo demás, por algo la había despertado tan temprano.
Bajo las escaleras lentamente, aun dormida, sosteniéndose del pasamano a su derecha para evitar caerse por algún mal paso. Toco el piso con el pie y miro hacia la cocina, su abuela sentada en una de las sillas que estaban alrededor de la mesa mientras leía el periódico del día.
- Abuela¿a que hora llegan?- pregunto, al menos esperando una respuesta esta vez, adentrándose a la cocina y lanzando una mirada al horno, imaginando el pollo que se cocinaba a fuego lento, de nuevo se saco aquellos pensamientos y miro a su abuela.
- Mmm… aproximadamente al mediodía.- contesto enfocando de nuevo sus ojos en la lectura interesante, que brindaba el periódico.
- Ah.- lamentablemente tendría que esperar hasta a esa hora y ella que estaba impaciente, por saber quien era la tan mencionada visita.
Apoyando su codo de la puerta del carro, observando el camino a su lado a través de la ventana abierta, de donde provenía la fuerte brisa, pero cómoda, que chocaba con su rostro, moviendo con libertad su cabello, luchando con sus parpados, para impedir que estos se cierren a causa del sueño. Cada vez más cerca de la ciudad de Kyoto, algo que le alegraba, tantas horas sentado comenzaba a hastiarlo, necesitaba levantarse y practicar algo de ejercicio, cosa que no se olvidaba tan fácil, a pesar de haber dejado de ejercitarse tanto como antes de todo lo sucedido. Agacho la cabeza tristemente, recordando nuevamente los buenos y malos recuerdos que había traído aquella confesión y sonrió levemente.
- Ya mismo llegamos, hijo.- anuncio su padre desde el volante, observándolo por el espejo retrovisor, aunque manteniéndose alerta hacia el frente para que no sucediera nada.
- Lo se.- dijo rápidamente, cuando este termino, en un tono molesto, pues no le gustaba que le dijeran algo que ya sabia y volvió a mirar por el hueco de la ventana, ahora hacia el frente, viendo el paisaje de la ciudad que supuso que era Kyoto.
Su madre lo observo sonriente, intentando ser discreta para que su hijo no la viera, aunque este ya estaba muy distraído en la ciudad que pronto seria su nuevo hogar, al que se tendría que acostumbrar y estaba segura, de que todo iría bien.
Sumire, con la ayuda de unos guantes de tela rellenos con algodón, saco con cuidado la bandeja de cristal del horno, de donde el pollo se había cocinado. Sakuno no pudo evitar enfocar sus ojos en el pollo, que de solo verlo se veía exquisito y para completar, su olor también lo era. Apenas poso sobre la estufa la bandeja, se oyeron suaves toques en la puerta y la muchacha asumió que era la visita, su corazón palpito con rapidez, la visita tan mencionada había llegado, no espero a que su abuela le dijera que atendiera, ella misma, por instinto camino hacia la puerta y abrió suavemente, primero asomándose para ver quien era. Abrió los ojos sorprendida, destellando un brillo de felicidad en ellos, de golpe termino abrir la puerta, extendiendo los brazos hacia los lados, esperando la iniciativa de un abrazo departe de Tomoka, que no hizo esperar, casi cayendo cuando esta se abalanzo emocionada, demostrándolo con gritos acompañados con el mismo sentimiento.
- ¡Sakuno¡Sakuno!- exclamo sin cesar sus gritos, sacudiéndola en medio de un abrazo que poco a poco fue profundizando, hasta llegar al punto de privarle del aire.
- Tomoka… me estas asfixiando…- dijo débilmente, por falta de aire, intentando escapar del agarre por si sola y cuando le dijo aquello, su amiga muy pronto se alejo sonriendo nerviosa, arrascándose la parte trasera de la cabeza.
- Jeje… lo siento…- se disculpo, Sakuno sonrió ampliamente y luego se hizo a un lado, para permitirles el paso.
- Por favor pasen.- les pidió, refiriéndose también a los familiares de su amiga que observaron la escena sonrientes y alegrados por verlas así.
La familia entro y luego se detuvo para contemplar la casa aun desconocida para ellos. Sumire se asomo por la puerta de la cocina y sonrió luego al verlos, terminando por remover los guantes de sus manos, los coloco bajo su brazo y se acerco a ellos para recibirlos adecuadamente.
- Bienvenidos, me alegro que hayan llegado bien.- saludo a la familia, parándose al frente del matrimonio que sonrieron como agradecimiento, luego miro a las chicas que hablaban y sonrió, se notaba que hace tiempo no se veían. – Sakuno, creo que tienes muchas cosas de que hablar con Tomoka, ve a tu cuarto… te avisare cuando sea la hora de la cena…- le dijo, pensando que probablemente habían muchas cosas de las que querían hablar.
Sakuno sonrió agradecida, tomo la mano de Tomoka y la halo hacia las escaleras, para dirigirla a su habitación. La muchacha, que como acostumbraba, usaba dos coletas, antes de ser halada por su amiga, hizo una reverencia y se dejo llevar hacia la habitación.
Abrió la puerta con la mano, dando un azote contra la pared sin haber querido y termino por encogerse de hombros por el fuerte ruido que provoco aquello. Tomoka rió a lo bajito y entro a la habitación, invitándose por si sola en ella, aunque esto no molesto a Sakuno. Observo el cuarto nuevo de su amiga, analizando cada detalle, terminando por compararlo con el anterior y solo termino por encontrarle no muchas diferencias.
- Oye¿Cómo te ha ido?- pregunto Tomoka sin dejar de observar la habitación, pero terminando con el silencio que inundo el cuarto por un momento.
- Pues… bien…- respondió, aunque no muy segura de eso, adentrándose a su cuarto con la cabeza a gachas¿realmente había salido todo bien? Se sentó en su cama, sin mirar a su amiga, pero sintiendo sobre ella la mirada de esta, sabía bien que sospechaba de ella.
- Mmm… bueno…- se limito a decir, sin querer iniciar una discusión, no ahora que se reencontraban luego de casi un mes y terminó por unirse junto a ella, sentándose a su lado, pero enfocando su mirada hacia el armario que quedaba frente a ella, aunque no concentrada en este. - ¿Cuándo comienzan las clases?- consulto apoyando sus manos hacia atrás, con la vista en el techo.
- En al menos una semana…- respondió, observándola curiosa.
- Ya veo…- se quedo callada por breve momento. – Te extrañé y no creo que fui la única.- agrego intentando insinuar con ello, algo obvio, pero Sakuno no entendió o al menos eso quiso aparentar.
- ¿A que te refieres?- pregunto, sin querer apresurarse a los hechos, aunque tenía una leve sospecha de quien podría ser.
- A Ryoma…- la miro levantando una ceja, como sospechando que había querido hacerse la tonta, Sakuno solo desvió su mirada sonrojada, para evitar confirmar las sospechas de su amiga, segura de que ella no creía en su "ingenuidad". - Lo haz extrañado¿cierto?- menciono sin dejar de mirarla, hasta percatarse de la expresión de tristeza que coloco luego de un tiempo, que se hizo notable a pesar de los esfuerzos que hacia porque esta no se viera.
- Si…- dijo, sintiendo las lágrimas agruparse en sus ojos, pero aun así, se negaba a llorar, no ahora que estaba con Tomoka, que la había vuelto a ver.
- Vayamos de paseo.- ofreció Tomoka, luego de verla, por un momento pensó que lloraría, pero se percato del enorme esfuerzo que estaba llevando a cabo para evitar que esto sucediera, por lo que decidió alejarla de esos pensamientos.
Sakuno la miro, en sus ojos notándose un pequeño grupito de lágrimas, aun sin caer en conciencia de las intenciones de su amiga. Tomoka se levanto de golpe, colocando tras su espalda los brazos, sonriendo ampliamente, pero esperando una respuesta, un "si".
- De acuerdo.- contesto luego, respondiendo a su sonrisa.
Las cuatro personas, frente a su nueva casa, la que Nanjiroh no tardo en abrir, estaba emocionado al igual que su esposa y al abrir la puerta, ambos comenzaron a recorrer por los alrededores, analizando cada rincón, excepto la prima de Ryoma, que permaneció parada frente a la entrada por un tiempo, observando sonriente la escena y luego volteo a mirarlo, sin dejar de sonreír.
- ¿No vas a entrar?- pregunto.
- No… iré a dar un paseo por ahí…- contesto, ajustándose la gorra para esconderse bajo ella, dio un giro y camino despreocupado sin rumbo alguno, solo para matar el tiempo, en lo que acomodaban todo.
Aun daban carcajadas desde el último momento, donde Tomoka tropezó por andar de despistada con un adulto, a quien observo con el rostro completamente pálido, sin poder moverse ni decir nada, por lo que Sakuno tuvo que intervenir, disculparse en su lugar y ayudarla a alejarse, tomándola del brazo y halándola con fuerza, pero no pudo evitar reírse cuando estuvieron lo suficientemente lejos, aun recordando la palidez que se presencio en su rostro y esto no le pareció gracioso a Tomoka.
- No fue gracioso.- dijo cruzando los brazos y mirando hacia un lado, a la calle no muy transitada por autos.
- Lo siento.- se disculpo, intentando contener la risa tras su mano, situada sobre sus labios.
Miro hacia un lado, a través del espejo de la tienda y sus ojos brillaron de la emoción, al observar un traje hermoso vestido por un maniquí, trayendo recuerdos del baile, pero lo que importaba en lo hermoso que era. Pego la cara sobre el frío cristal, al igual que sus manos, para poder admirar con más precisión el vestido.
- Jejeje… Tomoka…- se limito a decir Sakuno, definitivamente era un caso perdido, ignoro por un momento a su amiga, mirando hacia el otro lado de la calle, una silueta caminando con la cabeza a gachas, parte de su rostro cubierto por esa gorra solía siempre usar. -…Ryoma…- y el nombre no pudo evitar pronunciar, sus ojos abiertos como platos, sin poder pestañear, temiendo que con ello perdiera la vista del joven a través de los autos que comenzaba a aparecer con mas abundancia en la calle y justo ahora…
- ¡Sakuno óyeme!- ordeno Tomoka, halándola con fuerza del brazo para captar su atención.
La joven la miro algo asustada, por el movimiento que la tomó desprevenida, pero se reincorporo y aun agarrada por su amiga, volvió a mirar la otra parte de la calla, donde creyó ver al chico, pero la imagen desapareció o al menos eso pensó.
- ¿Qué te sucede?- pregunto su amiga sin soltarla, mirándola confundida.
- No es nada.- respondió sonriendo levemente, algo pálida por la imagen que tuvo, que pareció tan real, que le quito el aire por un momento, cuando pensó que era el.
…
El nuevo uniforme escolar era el estilo marinero, la falda mas larga, hasta las rodillas al menos y de un azul marino no muy fuerte. Y hoy lo estrenaba en la nueva escuela, el comienzo de clases y estaba nerviosa, caminando por el camino de cemento que la lleva a la escuela, con la cabeza a gachas, sumergida en sus pensamientos¿Cómo sería la nueva escuela¿Se adaptaría? Estas y otras más preguntas circulaban en su mente inquieta sin dejar de caminar, sospechando que se acercaba a su destino. Levanto la vista, aspirando profundamente el aire mezclado con el polen de las flores y miro hacia el hermoso paisaje primaveral a lo lejos, en su escuela rodeada de árboles repletos con flores de cerezo, de donde caían los rosados pétalos con frecuencia a causa de la brisa fuerte, pero suave que rondaba en esa mañana.
Se adentro al territorio escolar, caminando hacia el edificio sin mirar demasiado a su alrededor, envidiando a aquellos que tenia compañía a su lado y ella, sin embargo, no tenia a nadie con quien hablar, y esto ampliaba su inseguridad.
No esperaba nada bueno de la nueva escuela, pero tampoco esperaba algo malo, le daba igual entrar a ese nuevo colegio en Kyoto, no conocía a nadie, algo que no le agradaba, pero tampoco tenia ánimos para andar con un amigo, tal vez apreciaría la soledad. Ryoma caminaba hacia la entrada, por el lado del muro, por un momento deseando ver a través de este, el interior del colegio, pero solo presenciaba varios pétalos rosas que volaban por encima de la pared y esto le traía recuerdos de cuando ingreso a Seigaku. Sacudió su cabeza, para esfumar los recuerdos, porque sabía que ahora tendría que concentrarse en este nuevo presente.
Piso terreno escolar y se detuvo a observar la escuela, varios estudiantes ingresando al interior de la escuela, otros quedándose afuera, hablando con otras personas, mientras esperaban a que el timbre sonara. Para el, todo se veía normal, aunque no sabia lo que le deparaba en aquel lugar.
Había dejado dentro de su aula su mochila, para dar un paseo por el colegio y memorizar cada parte, pues no quería perderse luego cuando necesitara ir al baño o ir a la oficina y salio del edificio, en busca de las canchas de tenis de las que oyó hablar, deseando revivir recuerdos, todos concentrados en cierto chico, sin tener la menor idea, de que andaba por esas partes.
- Disculpe…- dijo tímidamente a un grupo de jóvenes que hablaba hasta que ella se acerco, por un momento pensó que había interrumpido, pero decidió echar esto a un lado, solo era una simple pregunta. - ¿Dónde esta la cancha de tenis?- pregunto luego de armarse de valor, tomando como consejo las palabras de Tomoka, a quien en estos momentos, deseaba tener a su lado.
- Por ese camino al norte.- señaló hacia un camino rodeado de árboles de cerezo, a un lado de la escuela.
- Gracias.- dijo haciendo una reverencia y luego volteo, para emprender su carrera hacia la dirección dada, apresurándose para ver las canchas antes de que tocara el timbre de entrada, de alguna forma quería compararlas con las de Seigaku y es que, le agradaba recordar aquellos momentos, a pesar de que al final traían dolor.
Sosteniendo la mochila en su hombro, observo con vista serena, una de las tantas canchas de tenis, toda recogida. Levanto su vista, intentando ver las demás canchas de tenis y encontró todas igualmente limpias, levanto la ceja, admitía que este podría ser un buen lugar para jugar y para el, la escuela dejaba de ser tan… aburrida. Unos pasos ligeros tras su espalda, desde el camino que llevaba hacia esa área se escucharon cada vez mas cerca y giro hacia allá, esperando a la persona que parecía estar corriendo, ese lugar estaba desierto, entonces le sorprendía que alguien se interesara por el ahora.
Finalmente llego, deteniéndose luego de haber corrido tan rápido y comenzó a recuperar el aire perdido en aquella carrera, aun sin darse cuenta de quien la estaba mirando sorprendido, sin creer lo que sus ojos veían. Pestañeó varias veces, para asegurarse de que su mente no le estuviera jugando una mala pasada, pero la chica siguió allí y cuando ella levanto la vista para observar al fin las canchas, sus ojos terminaron por enfocarse en el muchacho que ahora se daba cuenta de que estaba allí.
- Sakuno…- susurro con los ojos abiertos, sin haber podido evitar decir su nombre. Los latidos en su pecho se hicieron más veloces, quitándole el aire que respiraba, justo como a ella le estaba pasando.
La vista se le nublo debido a las lagrimas inevitablemente se reunieron en sus ojos castaños, que destellaban además de las gotas, un brillo lleno de intensa felicidad, dudaba en moverse, sin saber porque sus dudas, el la amaba… o… ¿la había olvidado en ese tiempo? El pecho se le oprimía de solo pensarlo, no podía evitar ser negativa la mayor parte de las veces, odiaba desilusionarse por algo debido al optimismo. Agacho la cabeza, cerrando los ojos con fuerza, dejando que las lagrimas avanzaran por si misma, sobre su rostro pálido.
Dejo en el suelo la mochila y no dudo en avanzar, para detener el llanto de la muchacha, sin entender porque lloraba, pero solo albergaba en su mente, el que tenía que consolarla, porque el mismo compartía su tristeza, cuando ella lo estaba. Y sin pensarlo, cuando estuvo frente a ella, extendió su mano al rostro que noto algo pálido, excepto su nariz y mejillas, rojas seguramente debido a los sollozos que intentaba ella, mantener silenciosos.
- ¿Por qué lloras?- le pregunto terminando por colocar su mano en su rostro y ante aquel tacto, ella abrió los ojos de donde salio una ultima lagrima que rodó por su mejilla y enfoco su mirada sobre la de el, cesando la tristeza de inmediato.
Ella no quiso contestar, solo tomo su mano entre las propias, acariciándolas con desesperación, para asegurarse de que era el, de que no era un sueño y era real, nada era de mentira, cerro los ojos, liberando nuevas lagrimas, cada una llenas de felicidad por verlo ahí frente a ella. Y no se dio cuenta de la cercanía de su rostro, hasta que sintió su aliento mezclarse con el de ella, se sonrojo abriendo sus ojos con rapidez con ello cesando la caricia a su mano.
Sabia que ella quería asegurarse de que el era real y quiso comprobárselo con un beso que ansiaba darle desde hace mucho. Cerro los ojos cuando con su mano en la espalda baja, la acerco a el, sintiendo su corazón latir con rapidez acompasado con el suyo, ya no tenia miedo a ser rechazado y esta vez, no la dejaría ir, no como la vez anterior.
- No me dejes…- le pidió con los ojos cerrados, esperando el beso y aferrándose a su cuerpo, con ambas manos sobre su pecho, aun sintiendo las lagrimas en su rostro, cada una llena de intensa alegría.
- No lo haré.- dijo ya sobre sus labios como una especie de promesa, que el mismo se haría cargo de cumplir y termino por unir sus labios con los de ella, esta vez sin miedo, entregándose a sus sentimientos.
Desde el tercer piso del edificio escolar, cruzada de brazos estaba Sumire observando la escena con una inmensa alegría de ver a esos dos juntos, siempre sospecho de una relación entre ellos y decidió unirlos con ayuda de la madre de Ryoma, en esta escuela que se encargaría junto con ese muchacho a hacer una de las mejores en el tenis…
Se separaron, pegando solo la frente al otro, Sakuno sonrojada, observaba a Ryoma susurrar algo, pronunciándolo en sus labios para que ella entendiera por medio de esto y sonrió, sabía lo que significaba aquello que quiso decirle y ella lo imito.
"Te amo."
Fin
Seh, ya se, todo cursi xD ¡Ah! Ya dejo de importarme si Ryoma se parece o no al de la serie, tal vez demostró un lado todo cursi frente a Sakuno, todos lo tienen frente a la persona que quieren o es que lo guardan para esa persona en especial o es mi imaginación toda cursilera .o.n Hice dos versiones, pero esta fue la que me gusto mas, fue mas romántica xDU y me gusta sentirme conforme con lo que siento, espero que les haya gustado el fic, al menos estoy conforme, he hecho un final TxT es algo triste también, pero ni modo, si lo extiendo haré sufrir mucho a los personajes xDUu Tan genial que se siente escribir la palabra: Fin En serio, es genial xD los invito a sentir esa sensación terminando sus fics, ¬w¬ Conozco a varias personas que no lo hacen, soy una de ellas .o. pero me voy a encargar de terminar mis fics, eso lo aseguro o0ó Tal vez algún día no muy lejano escriba otro de P.o.T .-. Solo si ustedes me dan permiso xDU porque¿para que escribir si no los tendré a ustedes? Espero que me manden reviews de lo que les parezca en este capitulo, hay personas que tienen el fic en favoritos pero no dejan comentarios ¬¬ Espero que dejen comentarios, estoy segura de que les molestaría escribir un fic y que nadie diga nada, solo te agregue a favoritos… bueno ya dejo mi discurso, espero sus comentarios, me encargue de cumplir mi palabra, hasta la próxima ((xD si hay))
P.D: Agradezco a Chris que me ayudo a corregir los errores xD gracias loca!
Lucid K. Nightmare
