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- La Fortaleza Ilimitada…

Ban tenía en frente la gigantesca construcción. No comprendía nada, más que algo le mantenía, como si debiera estar en ese momento y en ese lugar. No había nadie y lo único que escuchaba era el eco de sus pasos al caminar entre los callejones.

- ¿Qué estoy haciendo aquí?… ¿Recuperar?… ¿Recuperar qué?

Súbitamente, la tierra debajo de Ban comenzó a temblar y empezó a resquebrajarse. Las ventanas explotaban y los edificios colapsaban. Corría tan rápido como podía, pero no conocía el sitio¿a dónde escapar?

- ¿Por qué no puedo huir!… ¡Quiero salir de aquí!… ¡GINJI!

Corrió en sentido contrario gritando el nombre del ex – Get Backer tan fuerte como podía mientras intentaba esquivar los escombros que caían. El laberinto era cada vez más confuso y su frustración aumentaba al no encontrar a su compañero, trataba de llegar a los techos, pero las paredes crecían de la nada y los obstáculos eran mayores. No se dio cuenta y su pie se hundió en una montaña de escombros. Intentó cavar, pero se hundía cada vez más y comenzaba a quedar rodeado.

- ¡GINJI!

- Otra pesadilla… - su corazón parecía salir de su pecho, el sudor le cubría completamente y no podía controlar su respiración.

- Ya… ya no te recuerdo… Ginji… ¿por qué no puedo recordarte!

Se levantó de la cama y buscó entre sus pocas pertenencias la pequeña fotografía que tenía de ellos los dos, la única, la que Natsumi les había tomado con su celular e impreso como regalo. Revolvía una y otra vez, sacó todo de la maleta y no estaba. Corrió al auto y la buscó por todos lados, pero tampoco estaba. Regresó al departamento y buscó de nuevo, pero la maldita fotografía continuaba sin aparecer.

Sin saber qué hacer, se sentó en el piso junto a la cama. Como niño pequeño comenzó a llorar en silencio, de desesperación, aún sin poder recordar la sonrisa de su amado. Era como si le hubieran borrado esa parte de su memoria, removido exactamente a esa persona de sus recuerdos. Algo le impedía ver el rostro de Ginji y escuchar su voz, tampoco recordaba cuáles eran sus palabras.

De nuevo, el vacío se dejó sentir en su ser. Esta vez aumentó y era peor, le carcomía las entrañas y sabía que no podía estar otro minuto sin él. Repitió el rito del Jigoku no Me, mas el mareo y el dolor fueron peores. En esta ocasión, la voluntad no le bastó para abrir los ojos rápidamente. Dedujo que estaba recostado, por lo que haciendo uso de su fuerza, se levantó y se esforzó como si fuera la primera vez que lo hiciera en su vida. Pronto, todo se fue aclarando y notó que en ese lugar era de noche.

- ¿El departamento?… no, este es más pequeño…

Por alguna razón, el lugar le era familiar y cómodo, a pesar de no reconocerlo. Entonces, sintió algo de movimiento a su derecha.

- ¡Ginji!

Fue la escena más hermosa que haya visto en su vida. Aunque no podía ver su rostro, sí pudo distinguir su cuerpo, solamente cubierto hasta la espalda baja por la suave tela de la sábana. Su respiración tranquila, su cabello dorado y la electricidad que provocaba a su alrededor ¡Era él! El corazón de Ban comenzó a latir de emoción y a irradiar ese calor que sólo sentía a su lado. No soportó la tentación, estiró su mano y rozó suavemente su brazo, pero él se le adelantó tomando la mano de Ban, entrecruzando sus dedos.

- Mmm… ¿Ban? – se giró lentamente y sentó al igual de Ban, sin soltar sus manos, con su mano libre tallaba sus ojos para despertar.

- Lo siento… no quería despertarte… - sin poder controlarse, lágrimas cubrían su rostro y una sonrisa se formó desde el fondo de su ser.

- Pero Ban… - limpió sus lágrimas provocando la mejor sensación de su vida – estoy aquí, contigo…

- Ginji, yo te… ¡No! – todo se disolvió en un oscuridad dejando a Ban gritando de desesperación, pero de repente, simplemente todo se detuvo y ya no pudo más.