HARRY POTTER Y EL REENCUENTRO

CAPITULO UNO:

Nueva vida

Entró en uno de los primeros vagones que vio vacío y se sentó al lado de la ventana para despedirse de sus padres con la mano. Un rubio mechón se deslizo por su cara, su pálida mano se poso en el frió vidrio y suspiro, ese seria su primer año en Hotwarts se sentía nerviosa, pensaba que los demás alumnos la mirarían extrañados de que una chica de 15 años entrara en aquélla institución.

Lentamente parpadeo, miro a sus padres por última vez y el tren empezó a marchar rumbo hacia su nueva escuela. Con su mano derecha quito el cabello de su cara, se acomodó en el sillón y miro al vacío. Un leve ruido se escucho desde las afueras del vagón y por la puerta entró un chico rubio y alto, detrás de el se encontraban otros dos más pero a diferencia del primero ellos eran bastante mas obesos. La chica los miro por un momento para luego volver a mirar por la ventana, el rubio se disgusto bastante ya que SU vagón estaba siendo ocupado por una cualquiera y para ser aun peor no había hecho absolutamente nada al verlo.

- Sal de aquí - ordenó el chico rubio.

- ¿Me estás hablando a mi? – Preguntó la chica como si en realidad hubieran otras mil personas en el vagón. El rubio la miro extraño, como si quisiera decirle ¿Eres tonta o que, luego se acercó a ella y la agarró con brusquedad de la muñeca.

- Te e dado una orden…Ahora ¡VETE DE MI VAGÓN! – Bufó casi escupiéndole en la cara mientras la tironeaba. Los dos orangutanes que se encontraban viendo la escena animaban al chico gritando "¡Vamos Draco!" o "¡Échala de aquí!"…

- Pues no veo tu nombre escrito por ninguna parte - dijo ella indagando con la mirada e intentando soltarse del Slytherin que la tironeaba hacía la puerta.

Draco aburrido y hastiado ya de toda esta situación soltó a su víctima y se dirigió hacía sus dos guarda espaldas.

¡Crabbe... Goyle!- chasqueo los dedos y los dos gorilas se acercaron a la chica, ella instintivamente los empujo a cada uno a los asientos de al frente y dirigió su mirada hacia Draco, el chico había quedado sin habla, después de todo ella era la primera que lograba vencer a los mastodontes sin tener que usar magia, la miro con cara de odio y se sentó a su lado, refunfuñado cosas que nadie logro descifrar.

La rubia se sonrió a ella misma y volvió a sentarse al lado de la ventana, el paisaje era hermoso; árboles, animales, flores de todos los tipos y colores, entre los animales pudo divisar una pequeña rana de color chocolate.

Después de un largo rato Draco se levantó de su asiento diciendo que ya debían ponerse el uniforme ya que pronto llegarían a su destino. Los tres chicos salieron del vagón para cambiarse, ella al ver que se iban también se empezó a cambiar de ropa; sus pantalones, polera y zapatillas quedaron esparcidos por el suelo para luego comenzar a ponerse el uniforme y por ultimo colgarse del cuello una hermosa cadena de oro con un corazón cerrado con llave.

Al llegar al castillo todos los de primer año entraron en el gran comedor de Hogwarts, la profesora Mcgonagal empezó a llamarlos uno por uno para colocarles el sombrero seleccionador sobre sus inocentes cabezas, de la boca del sombrero salieron los nombres de todas las casas una y otra vez pero después de un rato ya no quedaba nadie mas para colocarle el sombrero, la mujer guardo los nombres de los alumnos y miro hacia la puerta del lugar.

- Alumnos, este año tendremos a una nueva alumna - una sonrisa para otros imperceptible apareció en su rostro.

- Su nombre es Marian Duxe, estará en 5º año... -unos murmullos se empezaron a dispersar entre todos los alumnos.

- Si quieren saber el porqué de este extraño acontecimiento, pregúntenselo a ella. Señorita Duxe haga el favor de venir ¿quiere? -

Las puertas se abrieron ruidosamente, de entre ellas apareció la femenina figura de Marian, sus largos y rubios cabellos se mecían a la par de sus pies andantes. Entre los espectadores se podía divisar a Harry Potter y sus dos inseparables amigos Hermione Granger y Ron Weasley que observaban detenidamente a la chica que avanzaba hacia la profesora.

- Sus ojos son iguales a los tuyos - descubrió la chica, los otros dos chicos solo atinaron a asentir lentamente, su belleza les cautivaba enormemente... era demasiado bello para ser verdad.

Cuando Duxe llego al frente de la mujer de gorro se sentó en la silla más cercana. La bruja le coloco el sombrero seleccionador y este se quedo pensando un minuto... dos... cuatro... seis; creyó haberse decidido y estaba apunto de gritar el apellido de unos de los cuatro fundadores pero se detuvo, volvió a meditar y logro encontrar una casa perfecta para la chica.

- ¡Slytherin! - los habitantes de aquella casa la miraron un momento, algunos con cara de odio, otros compañerismo y los últimos con cara de no importarles. Marian se levanto y se dirigió hacia la mesa correspondiente, se colocó en un lugar vacío y observo la mesa de los profesores... Dumbledore se aclaro la garganta:

- Queridos alumnos, les doy la bienvenida a este nuevo año escolar. Debo recordarles que el bosque esta prohibido para todos los alumnos de la escuela y que este año tampoco habrá Quidich por el hecho de la retorno de ustedes-saben-quien, ya que puede ser muy peligroso para cualquiera de nosotros. Bueno que empiece el festín – la comida apareció mágicamente en todas las lustradas mesas. Todos empezaron a disfrutar las increíbles delicias que estaban servidas a su alrededor, todos excepto Marian ella acababa de darse cuenta de que en la casa que había quedado estaba también alguien muy "especial para ella" si estamos hablando del mismísimo Malfoy, este estaba sentado en frente suyo. Una mueca de asco se dibujo en ambos rostros cuando sus ojos se encontraron, la chica bajo la mirada a su comida y se limito a consumir sus alimentos al igual que el.

- ¡Maldición! Me tenia que tocar exactamente en la misma casa que el - sus pensamientos hacia el chico eran semejantes a los que el le dedicaba a ella.

Dejo su comida en la mesa y se levanto. Pudo ver como uno de los mastodontes agarraba el plato y se engullía su contenido, parecía que en eso se le fuera la vida. Lentamente sus pies empezaron a moverse, paso a paso sentía que el mundo se desmoronaba... odiaba esta escuela, sus sueños; futuro y "amigos" se encontraban muy lejos de aquel lugar. Francia su país, lo extrañaba tanto, todo era por culpa de sus padres ellos le arruinaron su vida al llevarla a Hogwarts, Marian había sido tan "feliz" en su anterior escuela... pero sus padres, sus malditos padres habían decidido mudarse, arruinándole la vida...

- Ellos simplemente dijeron, "algún día nos lo agradecerás" o si muy agradecida... ¡LOS ODIO! –

Luego de un rato en el que se había dedicado a caminar y dar vueltas, se dio cuenta de que no sabía donde estaba y que no conocía absolutamente nada de los pasillos y escaleras de esta escuela.

Miro hacia todos lados, se encontraba en las mazmorras... claro que ella no lo sabía ya que era la primera vez que estaba allí. Empezó a caminar sin ningún rumbo explorando el tan maravilloso sitio. Increíble, magnifico eran algunas de las cosas que pensaba Marian acerca de aquel espeluznante terreno.

Tac Tac Tac, el ruido de sus pies al estrellarse contra el suelo se repetía una y otra vez. Inspeccionaba cada rincón del lugar con sus penetrantes ojos verdes. De repente pegó un salto conteniendo el aliento y se dio media vuelta al sentir como la palma de una mano se depositaba sobre su hombro.

Lo que vio la dejó sin aire. Frente a ella se encontraba un hombre alto que vestía de negro, su cabello negro hasta los hombros y su seria mirada hacían notar que se trataba de Severus Snape el mas odiado por los Griffindors.

- Señorita Duxe, tan reciente y ya esta ocasionando problemas... será mejor que baya a su habitación si no quiere que le quite puntos a nuestra casa – le dijo como reproche, la chica se quedó mirandolo…

- Disculpe profesor... emm, lo que sucede es que no tengo idea en donde queda – respondió avergonzada y bajó la cabeza pues no podía sostener la mirada tan penetrante del hombre.

- Snape, profesor Snape. Sígame, yo le mostrare en donde queda - un leve tono rojizo se formo en las mejillas de la rubia. Snape comenzó a caminar con una dirección clara y Marian lo siguió casi corriendo.

- U... ¿usted es el jefe de la casa Slytherin? – su voz temblorosa logro en el hombre una sonrisa casi imperceptible, solo asintió y ella sonrió para sus adentros... algo bueno debía traer este cambio de vida ¿no?.

- ¿Clave? - una voz ronca preguntó de la nada. La chica se asusto un poco al no saber de donde provenía aquella extraña transmisión, observo a su profesor y el calmadamente dijo la contraseña.

- "Odio la sangre caliente" - las pesadas puertas se abrieron frente a sus ojos, Marian sorprendida entro a paso lento detrás de el, ya dentro de la sala común ella diviso unas largas escaleras, el le indico que subiera, Marian llego hasta el primer escalón y se dio la vuelta para ver a Snape.

- Buenas noches profesor – Y dicho esto comenzó a subir torpemente los escalones y completamente sonrojada.

- Buenas noches - fue lo último que se escucho salir de los labios de aquel individuo.

Se desvistió frente al espejo observando su figura. Casi, solo un poco mas y lograría obtener su tan deseada cintura, hacia ya medio año que había empezado a hacer sus extraños ejercicios y al fin estaban dando resultado, pero no sonrió ni mostró ninguna señal de alegría en su cara; simplemente agarro su pijama y se lo coloco lentamente.

- Talvez si se lo agradezca algún día... - un último pensamiento cruzo su mente antes de caer rendida ante el sueño.

Uno, dos, cuatro... diez, diez minutos fueron suficientes para que la chica volviera a despertarse; algo no la dejaba tranquila... pero que ¿qué?. Muy pocas personas lo sabían y ella no estaba incluida, tal vez pronto lo sabría... pronto muy pronto.

-------------------------------------------------------------------------> Continuará

:P Holas!...
Bueno espero que les gustara U...Yo se que no soy muy buena ¡Pero es lo que hay no mas! xD