Hola! Lamento tanta tardanza, pero este último tiempo se me sobrevino muy complicado. Perdí a la chica que yo consideraba una de mis mejores amigas, y aunque me la veía venir, me tomó un poco de sorpresa.

Me ocasionó muchísimo dolor. Tanto que estuve considerando una psicóloga, pero ya lo estoy empezando a asumir.

No quiero dar muchos detalles de lo que pasó ni de ella acá (me da un poco de cosa, en sí ya lo estoy haciendo público, mejor no pasarlo a mayores...), pero lo sufrí mucho. No era nada más una amistad, yo también era amiga de la hermana, sus papás eran como mis tíos... Pero defendieron a su hija (lo cual me parece bien). No pueden ver en que se está convirtiendo... Eso me duele más que otra cosa. A pesar de todo yo la sigo queriendo mucho. Éramos amigas íntimas desde los 7 años, pero algo pasó. No sé qué, yo estoy segura de no haber cambiado, hice todo lo posible (o lo que vi posible) por rescatar la amistad, inclusive, la última discusión que tuvimos, en la que otra amiga medió y nos hizo decirnos qué nos pasaba, y ella me dijo absolutamente todo... Entré en un ciclo semi-depresivo (según mi mamá), no podía escribir. Lo que si hice fue escribir muchas letras de canciones (que tengo guardadas por ahí), leí muchísimo y traté de salir de eso.

Estuve hablando con muchas personas, tanto adultos como gente de mi edad, y todos me dijeron que yo soy una persona muy valiosa, y que yo no pierdo una amistad, me saco un peso de encima.

No puedo decir que estoy convencida de eso, pero les agradezco a todos los que me soportaron con todo mi mal humor... ¡Gracias!

Besos.

Y MUCHAS GRACIAS A: SERENITY PRINCESS, A LADY ESMERALDA, A HIK-CHAN, A ALE Y A MEGUMI-CHAN POR NO FALLARME! Pily

Cuando salía de la oficina, procuró hacerlo calmada, respirando lo más acompasadamente que pudo. Pero cuando se perdió de la vista de la mayoría de la gente, su pulso se aceleró y sintió muchas ganas de salir corriendo, cosa que no hizo.

¿Qué rayos había sido eso? "Sakura... y puedes tratarme de tú, si lo prefieres solo en privado." ¿Cómo se le había ocurrido decir eso? Seguramente parecía una desesperada... Además, ¿a él que le importaba lo que a ella le pasara o le dejara de pasar? Posiblemente solo había sido cortés al abrazarla (cosa que, ahora que lo recordaba, la ponía muy roja), y posiblemente pensaba que era una idiota.

"- Soy una idiota..." – se susurró a sí misma.

"- No lo eres. Si no, ¿cómo llegaste hasta aquí?" – le dijo una voz algo familiar.

"- ¿Señorita Li?" – se preguntó Sakura.

"- Si. Dime Mei Ling, el señorita me hace sentir un poco incómoda." – sonrió la china, y consultó: "- ¿Me puedo sentar aquí?"

"- Claro, ¿por qué no?"

"- ¿Me cuentas por qué te martirizabas?" – Sakura abrió grande los ojos y la miró.

"- ¿Yo?"

"- Si... Algo que decías que eres una idiota... Créeme que no. Si llegaste a tener esta empresa fue por tu intensa labor. Shaoran se niega abiertamente a negociar con personas que no luchan por sus ideales ni por progresar en el campo laboral. Si te dijo que sí al acuerdo, o si él te lo pidió, ¡es porque eres genial!"

"- Te lo agradezco mucho, Mei Ling."

"- No tienes por qué. Sé que mi primo tiene cierta imponencia que a veces asusta. No eres a la primera que le pasa." – dijo Mei, sin tener la mas mínima idea de lo que hablaba. Sakura, (milagrosamente) notó eso, pero no dijo nada. Algo le decía que por ningún motivo se imaginaba de la charla que habían mantenido, pero la había reconfortado.

"- De enserio, gracias." – la castaña se levantó y dijo. "- Me voy a almorzar."

"- ¡Cierto, el almuerzo! Dejé a tu amiga con Eriol, ya me tengo que ir... Aunque, en realidad, no sé si ir con ellos... Se cayeron muy bien el uno al otro." – Mei guiñó un ojo, en señal de complicidad. "- Pero en fin, no creo que pase nada muy interesante ahora, no creo que les moleste mucho que vaya con ellos. En fin, ¡buena suerte, Kinomoto! ¡Adiós!"

"- ¡Dime Sakura!" – le gritó la castaña, antes de irse hacia otro ascensor. Se prometió procurar evitar a cualquier conocido.

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Shaoran seguía sentado en el mismo lugar hacía largos minutos, repasando mentalmente la conversación que había mantenido con la joven empresaria. Le recordaba a la que había mantenido con la chica del bar, aunque ésta le había dicho algo un poco diferente. Ella le había contado que su hermano le había hecho dejar al amor de su vida en un lugar al que ella ya no había vuelto. Sin mencionar ningún nombre aparte del de esa chica Tomoyo y el de su hermano, por supuesto.

En cierto modo, le recordaba a la chica con la que había compartido la noche anterior, que s u vez la estaba conectando con la chica que había conocido aquel verano, pero no podía ser. Era demasiada coincidencia que tuviera el mismo nombre que ella, es cierto, o el mismo físico, o el mismo color de ojos... Bueno, en realidad, no era el mismo color. Los ojos de aquella muchacha eran aún más brillantes, sonreían con la mirada. En cambio los de ella tenían dolor grabado en ellos. Algo que las diferenciaba.

La chica que había conocido era más alegre en todo sentido. Sonreía más, su vocabulario era un poco más limitado y las matemáticas no se le daban. Esta mujer había hecho que la empresa de su familia, luego de una caída, volviera a florecer.

No obstante, con todas las diferencias, había cosas que las unían. La chica de la playa y la empresaria tenían el mismo nombre: Sakura. El nombre de la chica de la fiesta no lo sabía en su totalidad, y Sakura, la chica de la playa, nunca le había dado su apellido, así como él no le había dado el suyo, cosa que lamentaba profundamente.

Sin embargo... T-chan, Saku-chan... Era demasiada coincidencia, ¿no? Por supuesto que la "T-chan" que había conocido no se dedicaba a los negocios. Se dedicaba al diseño y a la filmación.

¿Era posible que fueran ellas?

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El mareo regresó. No supo como logró contenerse cuando charlaba con la chica embarazada, Mei Ling, ya que en ese momento no se sentía tan descompuesta. No pudo evitarlo, y corrió hacia el baño y vomitó. Se cepilló los dientes y puso otra pastilla bajo su lengua, en un intento porque se le pasaran los vómitos, y deseando que no le entraran ganas de devolver otra vez, cuando estuviera negociando. Por más que daba vueltas su cabeza, no lograba entender que le había hecho contarle al chico todo lo que le contó. Le parecía una aberración. ¿A él qué le importaba? Solo había venido a hacer negocios. Volvió a repetirse que era por mera cortesía y que no podría darse el lujo de seguir hablando de cosas personales, pero la había hecho sentir muy bien, muy contenida...

Cuando dejó esas playas, supo que se iba sin algo muy importante: Su corazón. Se lo había dejado a Shaoran, el chico de la playa.

¿Serían el mismo? Lo dudaba mucho. El otro chico, aunque serio, era más relajado. Su prima, (de la cual no recordaba bien su nombre, ya que iba con muchas chicas, todas de su familia) era una chica más recatada, y dudaba muchísimo que quedara embarazada antes de los 30. Al principio creyó que Mei Ling estaba embarazada del oji-azul, ese chico llamado Eriol, pero ahora lo dudaba mucho. ¿No había dicho algo sobre que había química entre Tomoyo y él? La situación era un poco abrumadora. Tal vez por las náuseas, (que a pesar de mucha pastilla, estaban algo instaladas), tal vez por los nervios, no podía comprender que relación tenía este grupo de gente con su pasado porque, sin ningún lugar a dudas, había una relación.

También cabía la posibilidad de que los nombres fueran solo coincidencias.

¿O no?

"- Hola Mike." – le dijo al joven que la atendía. El chico trabajaba en la empresa hacía muchísimos años, y hacía cosas excelentes en la cocina. Se sentó algo mareada.

"- ¿Está bien, Sakura?" – preguntó el chico, muy elegantemente.

"- Oh, más o menos..."

"- ¿Resaca, eh?"

"- ¿Cómo lo supiste?"

"- Bueno, se le nota en el rostro. Aún recuerdo todos los días de resaca..." – le dijo el chico, pensativo. Pero enseguida cambió la cara y la miró afectuosamente. Ella sonrió débilmente y él le dijo: "- ¿Arroz? Solo, sé que es su favorito."

"- No te haces una idea de cuanto te lo agradezco."

Mientras el chico lo preparaba, ella volvió al negocio con Li. No era tan complicado, realmente. Solamente la presencia fue lo que la intimidó al principió, pero el joven demostró ser abierto, más tarde.

"- Aquí tiene, Sakura. Buen provecho."

"- Te lo agradezco, Mikey..."

Comió y tomó una gran píldora de Ibuprofeno. Eso debía calmarla hasta que pudiera dormir.

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Terminó de acomodar los papeles en su valija. Todos en su lugar, perfectamente alineados. Todo el veinte minutos (y por el caos que había ahí anteriormente, se trataba de toda una proeza). Pero la chica aún no llegaba. Seguía pensando en ella y su entorno. ¿Realmente sería ella? ¿Sería correcto preguntarle? No disponía de mucho tiempo, el negocio no sería eterno... Aunque podría durar.

Pero, ¿eso no sería manchar su reputación? ¿No le había dicho a Mei que quería salir de ese país lo más rápido posible? Ella y Eriol interpretaban las cosas a su gusto, sin tener la más mínima conciencia de lo que pasara por su cabeza. No obstante, la mayoría de las veces tenían razón, algo que no podía discutir. Ahí era cuando callaba por unos días o solo hablaba de negocios.

Él sabía que su prima y su amigo pensaban que estaba realmente obsesionado con el trabajo, pero era por un solo motivo (dejando de lado el tratar de ser el ideal de la familia), y era olvidar a esa mujer que lo había cautivado.

Pobre chica... él se había tenido que volver a su hogar en Hong Kong y ella había quedado sola. Bueno, no tan sola porque su hermano y sus padres estaban con ella, sin mencionar esa amiga suya tan rara que la seguía a todos lados para poder filmarla. Esa chica había logrado cambiar mucho su visión del mundo.

Hacía unos años, y para esa edad, Shaoran era un chico muy cerrado. Su madre luchaba por ver un cambio en su hijo, y todas las mañanas rezaba porque él hubiese cambiado un poco, hubiere recapacitado un poco su actitud de frialdad, y se acostaba todas las noches deseando que él pudiera ser más como sus hermanas o su prima, chicas tan abiertas, tan sociables...

Para que conociera gente nueva y saliera del entorno de "estúpidos" (como él llamaba a sus compañeros de clase) lo llevaron a pasar parte de un verano a una playa chica de Japón. Nada especial, no iba ninguna familia rica... Solamente gente normal. Al principio la idea no le había gustado. Creía que todos ellos eran inferiores al no contar con el gran capital como el que tenía la gente con la que se rodeaba, pero de esa misma gente se quejaba de que eran frívolos, todos ellos una manga de oportunistas que hacían toda su vida alrededor del dinero.

Entonces la conoció a ella. En un puesto de helados, peleando por defender lo suyo. Jamás había visto a alguien defenderse así, en parte quedó sorprendido. Por lo general, los que conocía defendían sumas de dinero cercanas a los millones de dólares, y casi sin necesidad, puesto que contaban con miles de millones más, productos de quien sabe qué cosa. Pero ella defendía un vuelto de 7 yenes, ya que le estaban devolviendo solo dos... Él se había limitado a observarla al principio, pero luego fue y la ayudó:

- - flash back - -

"- ¡Pero me está estafando! Se suponía que me diera 5 yenes más de vuelto..."

"- No, señorita, créame..."

"- ¡Ya deje de tomarme el pelo!" – gritaba la muchacha castaña al hombre, que solo la miraba con cara de 'yo no fui', que, por supuesto, ella hacía caso omiso. De repente, la chica se había vuelto hacia él y le había dicho: "- Por favor, Shaoran, ¿te parece? ¿No le vas a decir nada, amor?"

El chico estaba azorado, pero, siguiéndole el juego, respondió.

"- Ella le dio 10 yenes, no 5. Ud. le devolvió dos. Hágame el favor de devolverle lo que le falta antes de que me enoje."

"- ¡Ah, sí! Tiene razón, mil disculpas, señorita..." – el hombre fingió recordar y le dio el vuelto a la chica. Ella seguía dada vuelta, mirándolo, por lo que fue Shaoran quien agarró el vuelto y le dijo:

"- Tu vuelto, mi amor."

"- ¡Gracias por defenderme, Shao!" – le había dicho ella, y le había plantado un pequeño beso en los labios, lo cual había dejado al castaño azorado y maravillado.

"- De nada, linda. ¿Vamos?"

"- Vamos..."

Y con esas palabras salieron caminando juntos...

- - fin flash back - -

El plan de la chica le había parecido raro en un principio, pero lo acató enseguida. Su reacción final también lo había sorprendido de sobremanera, se notaba que no era una chica que se dejara pisotear. Sus ojos verdes lo habían cautivado.

Pensándolo nuevamente, tal vez sí era ella. El color de ojos era exactamente igual, aunque los de la empresaria carecían de brillo, ese brillo natural que la chica en la playa poseía en una cantidad tan grande que se le llegó a contagiar. En cambio, la chica que había conocido hacía minutos tenía la misma mirada fría que él, como quien endurece el corazón para que las pruebas a las que la vida te somete ya no duelan tanto. Le recordaban en cierto modo a los de la chica de la noche anterior. Su osadía (al pedirle que se quedara a dormir con él) le recordaba a la chica en la playa... a esa Sakura.

¿Podrían ser las tres la misma?

Pero no tuvo tiempo a seguir pensando. Porque ella entró.

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Realmente deseaba que ese día se terminara. Ya no quería pensar.

No quería pensar en su amor de la playa.

No quería pensar en el chico de la noche anterior.

No quería pensar en Shaoran Li.

No quería pensar en absolutamente nada.

"Posiblemente soy inmune al Ibuprofeno" Pensó, desesperada. "¿Qué esperas para actuar? ¿Crees que tengo todo el día? ¡Yo no tengo todo tu tiempo!"

Cuando terminó de comer, le agradeció a Mike por las atenciones y le dijo que contara con ella cuando quisiera, menos hoy. Él se limitó a sonreír.

Caminó lentamente, casi a paso de tortuga, hacia la sala donde ese hombre la esperaba para continuar con el acuerdo. Le propondría dejarlo para otro momento, excusarse de algún modo, ella era una experta en excusarse si se sentía mal (era algo que había aprendido a hacer antes de aquel verano), pero por otro lado tampoco quería alejarse demasiado de ese hombre. No entendía por qué.

Ciertamente, era muy bien parecido. El traje de empresario le quedaba muy sexy, debía admitir. Alguna parte de su mente ya comenzaba a imaginárselo en traje de baño, y una vocecita le gritaba, despacio y desde el fondo, aunque se notaba que era un grito: "No estás imaginando, estás recordando..."

Y, en realidad, en su imaginación era más joven.

Cuando se quiso dar cuenta, ya estaba parada frente a la entrada de la oficina. Se debatía entre entrar o huir, pero ella no era ninguna cobarde, no señor. Ella era Sakura Kinomoto.

Ella no huiría nunca, no era su hermano.

Y entró.

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"- Buenas..." – dijo él, al verla entrar. Lucía ojerosa aún.

"- Que tal, Xiao Lang..." – respondió ella, con la mirada fija en la ventana. "- ¿No llegaron los otros, no?"

"- Lo lamento, debe ser culpa de mi prima, ella siempre entretiene a la gente con sus charlas, realmente lo siento."

"- Despreocúpese. Ellos llegarán de momento a otro." – dijo ella. Su mirada seguía fija. "- ¿Ha pensado en un término que agregar?" – preguntó ella, de un modo un tanto seco. Parecía una autómata.

"- Tal vez..." – dijo tratando de llamar su atención, mas no lo consiguió. "- ¿Le pasa algo?"

"- La resaca me está matando..." – susurró ella, despacio. Todavía faltaban varias horas para terminar el día y por ende, el contrato.

"- Señorita Sakura, ¿no desearía suspenderlo por hoy?" – dijo él, sacándola de su fascinación por la ventana y logrando que lo mirara."

"- ¿Cómo dice? No podemos hacer eso."

"- Écheme la culpa. Diga que yo le pedí que lo pasáramos para mañana por, no sé, cualquier motivo. Que tenía que hacer algo de gran importancia personal. Le compraré algo al bebé."

"- ¿Es suyo?" – se sorprendió Sakura. En realidad, está mal decir que solo se sorprendió. Una decepción galopante comenzó a recorrerla de pies a cabeza.

El joven hizo unos segundos de suspenso.

"- No." – respondió finalmente, y ella sintió como si el alma le volviera al cuerpo, como si un sentimiento cálido echara a toda esa decepción que a la vez le traía soledad de una gran patada y la dejaba mucho más tranquila.

Él había hecho esos segundos de suspenso para mirarla, para ver que cambio se producía en sus ojos.

Y lo que notó lo dejó pasmado.

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Bueno, son las 5:47 AM! Me parece que lo corto acá...

¡Naa! No quiero morir joven...

Sigue...

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Notó como sus ojos cambiaban de repente. Se oscurecían más y más, como aquella vez que tuvo que despedirse de la chica de la playa y se sorprendió al ver en su dulce rostro marcas de llanto, lágrimas y una gran sombra en sus ojos, justo como la que se desplazaba ahora. Y cuando él negó, reconoció, por una milésima de segundo, aquel brillo que tenía la chica de la playa cuando lo vio por primera vez, y cada vez que lo veía.

Y supo que era ella.

El mismo pelo, los mismos ojos, la misma boca. Era ella misma. Pero cambiada.

Su vida no había sido la mejor... Estuvo a punto de decirle que era él, Shaoran, pero no pudo hacerlo. ¿Qué caso tenía? Ella no lo recordaría de seguro. No lo parecía, pero una chica bonita e inteligente como ella seguramente había tenido una pareja, había sido feliz con alguien más. ¿A quién se le ocurriría que ella lo había esperado? Ni siquiera le había contestado.

Lo que no sabía es que ella había callado el dolor de perderlo en su familia, pero que, de ese momento en adelante, todos notaron un gran cambio en ella. Y ella no se permitió volver a amar a alguien, hasta que él no le dijera que no quería más nada con ella.

Esperó por siglos una carta que jamás llegó a destino, porque jamás fue escrita. Él nunca le envió una carta para rechazarla. Tenía su dirección, y ciertamente le escribió una vez. Meses después de haber vuelto a su natal Hong Kong, le escribió una carta expresando sus sentimientos, diciéndole lo bien que la había pasado y si aceptaba ser su novia por correspondencia, hasta que él pudiera ir a buscarla.

Nadie sabe que pasó. Se extravió, cayó al mar en el medio del vuelo a Japón, ¿quién sabe? La cuestión es que la carta nunca llegó, y Shaoran no mandó otra, y Sakura jamás se enteró de que esa carta había sido enviada. Y sus vidas tomaron cursos diferentes.

O tal vez no tanto, puesto que sus caminos se habían vuelto a cruzar. Pero solo él se había dado cuenta. Ella se había limitado a tomar asiento mientras él la observaba minuciosamente, cada vez notando más lo que antes no había visto. Su nariz era exactamente igual de respingona y preciosa, idéntica a la de ella. Físicamente estaba casi tal cual la había conocido. Casi. Ahora estaba más desarrollada, su mirada era más profunda, lucía como más experimentada en la vida y sus rasgos eran más finos. Se paró lentamente y se acercó a ella, quien recorría con la mirada su valija, donde tenía los papeles. Lucía cansada y se movía casi perezosamente. Él recordaba que cuando ella hacía eso y le pellizcabas la cintura saltaba asustada. Nunca supo por qué. Y no pudo resistirse.

Se acercó a ella, y ella, de un modo muy perezoso, levantó la cabeza. Lo vio acercarse y frunció levemente el ceño. ¿Qué querría Li ahora? Cuando le dio la vuelta a la silla, sus sentidos comenzaron a activarse. Pero no fue lo suficientemente rápida.

El pellizco (por muy chiquito que fue, él no deseaba lastimarla) la hizo saltar de su silla y darse vuelta asustada. Sus ojos estaban muy abiertos.

"- ¿Qué cree que hace?"

"- Lo lamento." – respondió él, tratando de ocultar una sonrisa.

"- ¿Por... por qué lo hizo?"

"- Yo, solamente sabía que..."

"- ¿Sabías qué? ¿Cuál sería mi reacción?"

"- Sí. Lo lamento mucho si la asusté." – Dijo serio, aunque por dentro una sonrisa enorme como las que jamás demostraba pugnaba por salir. Ella había dejado de demostrarse asustada, ahora lucia sorprendida.

"- Ya... ya no tiene importancia. Volvamos a los negocios."

"- ¿No preferiría seguir mañana? Disculpe, pero no luce muy bien."

"- Y tiene toda la razón, jejeje. Luzco terrible."

"- Yo no dije terrible."

"- Debió haber dicho temible, entonces. Lo lamento, es que estoy muy cansada."

"- Sé lo que es una resaca."

"- Mmmmmm, ¿enserio no le molestaría?"

"- No, está bien. A mi me conviene ir al departamento a organizar un poco. Hace mucho que no paramos por aquí."

"- ¿No están parando en un hotel?" – se sorprendió ella. "- La mayoría de los ejecutivos lo hacen."

"- Lo sé, pero consideramos que no vale la pena. En China vivimos como reyes, casi, pero eso no nos libra de limpiar un poco de vez en cuando. Y, aunque sé que el dinero de la compañía es mío, prefiero no gastarlo demasiado en caso de que sea innecesario. Imagínese que ocurriese una catástrofe económica de la que la empresa no pudiera salir. No me molestaría dejar todas mis cosas en parte de pago, pero cuanto más dinero se ahorra, menos posibilidades hay de caer en ese pantanoso terreno del fracaso. Sin mencionar la cantidad de trabajadores que tenemos ahí. Imagínese 15.000 cobrando 100 yenes menos, sólo porque se me ocurrió que la habitación del hotel no era suficiente. Para esa gente, tal vez 100 yenes representen la vida como la viven ahora o necesitar de otro trabajo."

"- ¿Siempre da ese discurso?" – preguntó ella. Le había observado interesada mientras él decía todo eso.

"- De hecho, salió técnicamente de mi alma, o sea, no sé como surgió, o dónde. Pero le dije la verdad."

"- Eso habla bien de usted. ¿Sabe? En mi familia, 100 yenes representaban la vida o la muerte, en algunas ocasiones. El dinero estaba muy bien contado. Por eso, cuando el dinero comenzó a entrar a raudales, no teníamos ni idea de que hacer con él. Comenzamos a donar a organizaciones de beneficencia, comedores, Usted sabe. Luego comenzamos a vivirlo un poco nosotros, pero siempre reservando cierto capital."

"- Parece que estamos en la misma frecuencia."

"- Así parece, señor Li." – dijo ella, casi forzando una sonrisa. Digo casi, porque ella trató de que se viera un poco más fingida de lo que era realmente. Le gustaba el modo de pensar que tenía ese hombre, que primero consideraba a la gente a la que dejaba sin dinero antes de su comodidad personal. "- En fin, me retiro. Realmente se lo agradezco, Li."

"- Te dije que puedes llamarme por mi nombre de pila cuando estemos solos, a mi no me molesta, Sakura. ¿O es que acaso hay micrófonos?"

"- No, sólo cámaras de seguridad, en la puerta, pero no micrófonos."

"- Entonces, no hay problema, nadie nos oirá si no desea que el trato en público se convierta en algo remotamente más informal."

"- ¿Sabe qué, Shaoran? Lo pensé." – dijo ella, sinceramente. "- Pensé en vender la compañía."

Shaoran, que justo se le había dado por tomar un vaso de agua que había ahí, la escupió por la nariz.

"- ¿CÓMO?"

"- Sí. Es una multinacional muy renombrada, ¿verdad? Y ya me lo he planteado sinceramente, ¿qué caso tiene manejar una multinacional si no te interesa en lo más mínimo los negocios?"

"- ¿Cómo que no le interesan?" – otra pista que ella le daba, sin tener ni la más remota idea: Sakura, la chica de la playa, ODIABA terminantemente las matemáticas. Estaba casi seguro de que tenía que ser ella.

"- Usted sabe, no son lo mío. No es que no pueda con ellas (eso era antes), si no que no son lo mío. Me dediqué a ellas cuando mi hermano decidió que yo me haría cargo de la compañía hasta que él quisiera, y, aunque ahora las entiendo, no me llaman la atención en lo más mínimo."

"- Yo nunca fui malo para ellas, y sinceramente me gustaban muchísimo más que idioma, de modo que esta carrera no me molesta... Pero creo que no debería venderla."

"- ¿Y por qué no?" – replicó ella.

"- Es un recuerdo de sus padres, algo que le legaron a Ud. con la confianza de que lo haría."

"- ¡Je! Eso cree Ud., Shaoran. La empresa se suponía que quedaba para mi hermano, sólo que él, de repente, tenía otras aspiraciones."

"- ¿Segura que la quiere vender?"

"- Aún no. Es una loca idea que tengo hace un tiempo, pero tengo que consultarlo con T-chan, es decir Tomoyo. Ella conoce mejor del estado económico en el que estamos como para aconsejarme qué sería lo mejor."

"- Es tu decisión. Si no puede con esto..."

"- ¿Qué quiere decir con eso?"

"- Solo digo que comprendo que no pueda manejar la empresa por sus propios medios."

"- ¿Quién te dijo cosa semejante? ¡Por supuesto que puedo! ¡No por nada la empresa es tan grande! ¡No por nada es una internacional, Li! ¡Soy una experta en mi trabajo, y nunca lo dude!"

"- No lo dudo." – dijo él, en un tono que hizo que su rostro enojado desapareciera por arte de magia. "- Solo considero que es tonto que venda su empresa y no duda de sus capacidades. Aunque sea espere a poder heredarla, o dejarla en manos de alguien más. ¿Para que venderla?"

Él sabía que tenía cierto poder de convencimiento sobre la gente.

"- Agradezco su opinión." – dijo ella, en un tono impasible. "- Pero tomaré mi propia decisión al respecto."

"- De nada. Me parece perfecto que elija..." – dijo él, en un tono una tanto cálido y un brillo en sus ojos que ella no pudo entender. "- Ahora, si no le molesta, me retiro. Voy a conseguir algo para ese bebé."

"- Perfecto. Me retiraré a descansar, si no le importa." – dijo ella.

"- Me parece bien también."

"- Bien."

"- Bien."

Se quedaron mirándose las caras. Él no quería irse. Ella no lo quería cerca.

"- Adiós, señor Li."

"- Adiós, Sakura."

Y cada uno, por una puerta diferente, se retiró.

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Lo que ella no pudo ver, (ya que él se había dado vuelta) era que una sonrisa de autosuficiencia había aparecido en el rostro del magnate chino. Pero no era por un motivo financiero (ya que no habían llegado a nada concreto)

La había encontrado, a ella, ¡A ELLA!

El objeto de su amor.

Y así tuviera que hacer durar años el negocio, así tuviera que perder miles de millones de su cuenta bancaria, así su compañía estuviese prácticamente en la ruina, ni loco pensaba abandonarla ahora que la había encontrado.

A Sakura, la chica de la playa. A la chica de la noche anterior. Y a Sakura Kinomoto, la mejor empresaria de Japón, que ahora había ocupado su corazón.

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WOLAS GENTE! TERMINÉ LAS CLASES!

YES, I'M HAPPY!

Bueno, les dejo muchios besos! Extraño a mi amor (es que lo veía en el cole, y ahora ya no voy a poder :'( )

LKM!
Se aceptan sugerencias, tomatazos, felicitaciones, ¡cualquier cosa!

Y díganme, por favor, ¿de qué podría ser la empresa de Shaoran? ¿Y la de Sakura? Estoy como con un vacío... ¡no se me ocurre!

¡¡¡¡¡Confío en Uds.!

LKMMPM! (Las kiero mucho mucho pero mucho! Aixa me entiende)

Besotes

No olviden un review!

Pily