La sombra del pasado.

Capitulo tres. Crónica de un día lluvioso (¿?)

La mañana nuevamente había llegado, las nubes amenazaban con lluvia, pero aun así el entrenamiento de cierto chico se tenia que realizar, él ya estaba en la cocina desayunando un improvisado sándwich pues Tamao no se encontraba en la casa ese día, Anna le había pedido, por no decir ordenado, que fuese a la casa de los Asakura a avisar las nuevas noticias, así que ahora la cocina se había relevado a Manta y Horo Horo, quienes ni siquiera lo sabían.

Anna entró a la cocina con su característico humor, abrió el refrigerador y saco un recipiente con leche, de uno de los gabinetes extrajo un vaso y en él se sirvió algo del liquido, Yoh tan solo la miraba, cuando Anna comenzó a beberse el contenido del vaso el chico decidió hablar.

- ¿Estas enojada?- se atrevió a preguntar tragando saliva al final.

- Que tu prometido traiga a dos extrañas a tu casa es algo que no se puede pasar por alto- contestó Anna a su manera, Yoh agachó la cabeza.

- Estas enojada- repitió esta vez afirmando.

- Veo que estas arrepentido- le dijo Anna- pero si te veo a menos de cinco centímetros cerca de una de ellas, juro que le pondré diez kilos más a cada una de tus pesas.

- Entiendo, no me acercare a ellas sin tu consentimiento- Yoh dio un suspiro de cansancio, cada día Anna era mas celosa.

- Ya casi es la hora- dijo Horo Horo mirando su reloj, ya todos estaban reunidos en el bosque cercano al cementerio, el cielo aun seguía nublado.

- Yoh no vendrá- dijo Ren- seguro que sigue practicando por ahí, es mejor iniciar la pelea ya, antes de que comience a llover.

- Tranquilo, solo son tus amigos, no debes de ponerte nervioso- le decía Mosque a su shaman, Manta trataba de dominar sus nervios.

- Lo haré bien, lo haré bien- se decía una y otra vez, convenciéndose de que la ausencia de Yoh era por su confianza hacia él.

- Entonces yo peleare contra Manta- dijo Misato sacando una ballesta cuyo arco mostraba un filo similar al de una espada por las navajas que tenia incrustadas elegantemente- si gano entrare a su equipo, y si pierdo Izumi lo intentara, vamos Su, nosotras podemos- Su era su espíritu acompañante, tenia vestimenta de sacerdotisa, su piel era pálida, sus ojos azules y su cabello largo se semejaba a la miel de abeja (¿Qué fumaste?)(Yo nada, es la falta de agua, además ¿no crees que el oro y el sol ya están muy usados?)

- Estoy lista señorita Misato- le dijo Su apareciendo a un lado suyo.

- No me digas señorita, olvida las formalidades- le pidió Misato- vamos a pelear mejor que nunca.

- Si- respondió Su entusiasta.

- ¡Tu puedes Misato!- le gritaba Izumi sentada bajo un árbol cercano, ahí estaban también Horo Horo y Ren cobijándose de la lluvia que comenzaba a caer, frente a ellos estaba el campo de batalla, una extensión de tierra llena solamente de pasto lo bastante grande para realizar la pelea en ella.

Su ropa comenzaba a empaparse, tomó su hacha (¿Qué?)(Bueno es mejor que el mazo, además no hay mucha diferencia) con fuerza, era preferible comenzar antes de que el suelo se hiciera resbaloso, por fin había conseguido hacer a un lado los nervios y armarse de valor.

- ¡Estoy listo Misato! Cuando quieras- le gritó a la chica que estaba del otro lado del lugar.

- ¡Ahora mismo!- gritó Misato- ¡Su, posesiona esta arma!- Su se convirtió en una esfera de color rosa y entró a la ballesta dándole un brillo rosado.

- ¡Mosque, posesiona este objeto!- pidió Manta a su espíritu, la batalla daba inicio (eh de mencionar que no soy muy buena narradora de peleas, bueno ustedes dirán)

Entre ataques y saltos la batalla se daba a cabo, Misato en cuanto tenia oportunidad la lanzaba varias de sus flechas desde el aire a Manta, pero éste se cubría con su posesión, en otras ocasiones lo confrontaba con las cuchillas en su ballesta, pero el chico las esquivaba al irse algunos pasos hacia atrás, también el atacaba con su afilada arma, a lo mas que llegaba era chocar con las cuchillas de Misato, la batalla era muy pareja, no solo se veían golpes, ambos chicos mostraban un gran despliegue de agilidad.

- Vaya, Manta es muy bueno- dijo Horo Horo que ahora estaba sentado al igual que Izumi, y justamente a un lado de la chica quien muy emocionada le echaba porras a su amiga.

- ¿usted que opina señoriíto?, se ve que son buenas- le dijo Bason a su amo Ren.

- No esta mal, tal vez ella sea la indicada, pero esta pelea aun no termina- dijo Ren de brazos cruzados, no perdía la mirada de la pelea.

- Así que el joven Manta dominó sus nervios- se escuchó decir a un lado de Horo Horo, era Amidamaru que había aparecido sorpresivamente, cosa que casi infarta al peliazul quien por el susto estaba abrazando a Izumi.

- Lo siento- se disculpó- el amo Yoh me pidió que viniera a observar por él la pelea.

- No te vuelvas a aparecer así- le regaño Horo Horo para luego mirar la chica que sin querer había abrazado y seguía haciéndolo- l...lo siento, no quería hacerlo, ni cuenta me di- dijo todo rojo dejando de rodear con sus brazos a la chica, al igual que él Izumi estaba sonrojada.

- No hoy problema, se que no eres un pervertido, ¿verdad?- dijo Izumi

- Para nada.

- ¿Dónde esta Yoh?- preguntó Ren sin quitar la vista de la pelea, Manta y Misato ya tenían algunos rasguños en brazos y rostro.

- No puede interrumpir el entrenamiento, órdenes de la señorita Anna- contestó Amidamaru.

El camino se encontraba vació, claro, era de esperarse estaba lloviendo y nadie querría mojarse por gusto, ninguna de las casas del rededor tenia la entrada por esa calle, los únicos sonido eran la lluvia y sus propios pasos al correr por los charcos de agua que ya eran bastantes para ese instante, ese día los audífonos se habían quedado en casa, si se los llevaba tal vez se descompondrían con el agua.

- Así que tu eres Yoh Asakura- Yoh se detuvo al escuchar esa voz, frente a él había aparecido una chica de cabello morado claro y ojos de un color similar pero más oscuro, parecía de la misma edad que el joven, traía un cinturón con una espada en su funda.

- ¿Qué es lo que quieres?- preguntó Yoh con tranquilidad.

- Tan solo quiero jugar un poquito- dijo la chica- ¿quieres jugar conmigo?- pregunto emocionada.

- ¿Jugar?

- Si, jugar- dijo la chica- el señor Hao desea saber que tan fuerte eres.

- ¿Qué?- el tan solo escuchar ese nombre causaba pánico- ¿Hao esta vivo? ¿Donde esta?

- Veo que tienes miedo- dijo la joven sacando su espada de la funda- comencemos el juego- su rostro se mostraba muy feliz.

Era una espada recta la que poseía aquella chica, con movimientos circulares comenzaba a atacar a Yoh, quien por desgracia no traía su espada Harusame a la mano, solamente le quedaba esquivar los ataques de su contrincante.

- Eres rápido, pero sin tu posesión de objeto no podrás durar mucho- en ese momento le clavó la espada en el hombro dejándola incrustada en la pared junto con el chico (eso debió doler)- ¿vez?, sin tu espíritu no podrás ganarme- dijo emocionada, ya había sacado la espada del hombro del chico.

-"Si no hago algo esta mujer me matara"- Yoh miró a su alrededor y pudo ver un tubo muy cerca de el que le podía servir (que suertudo es este chico, siempre encuentra uno), lo tomó e incorporándose al instante golpeó a la chica en el abdomen con lo largo del tubo, ella intentó darle otra vez con su espada, en esta ocasión a la cabeza, pero el chico se agacho antes de que lo consiguiera, para luego empujarla hacia la pared mas cercana y detenerle el movimiento de los brazos con el tubo que sostenía con fuerza.

- Dime ¿Hao esta vivo?- le preguntó Yoh con seriedad

- Se diría- contestó la chica mirando despistadamente al cielo.

- ¿Qué quieres decir con eso?- apretó más hacia la chica.

- Oye, duele, no te puedo decir- le contesto tratando de safarse.

- ¿Por qué?

- Por que si lo hace yo la tendría que matar- una segunda chica había aparecido sobre ellos, estaba parada sobre la barda en la contra la que su amiga estaba siendo aplastada, su cabello era negro y rizado, sus ojos semejaban el color de las hojas de un árbol, su estatura era igual que la del chico debajo de ella- y ya es hora de que este juego se termine- dicho esto sacó una vara que al hacer la posesión de objeto se le fueron agregadas dos esferas metálicas con picos, unidad a la vara por medio de cadenas, con sus dos manos comenzó a darle vueltas al grado que parecía solo un circulo café con la orilla gris.

La recién llegada saltó hacia Yoh, el chico tan solo retrocedió unos pasos para poder defenderse, pero su arma fue partida en dos por la de su enemigo, quien volvió nuevamente a atacar lanzándolo contra la barda contraria haciendo que se rompiera por el impacto (aclaro, la barda se rompió, Yoh sigue de una pieza)

- Ya vamonos- le dijo a su amiga de pelo violeta.

- Pero no logramos nada- se quejó la chica sobandose su estomago, ambas caminaban hacia el final de la calle.

- Con lo que vi fue suficiente- le contestó la otra.

- U...un...momento- las detuvo la voz de Yoh, ambas se voltearon para verlo- ¿Qué saben de Hao?

- Nosotros no te podemos decir nada- dijo la de ojos verdes- pero te diré que todo se resolverá en Norteamérica- acto seguido desaparecieron del lugar dejando a Yoh lesionado.

Una hora había pasado y la pelea no terminaba, Misato y Manta ya estaban cansados pero aun así seguían en la pelea, para uno era la oportunidad de estar en un equipo y para otro el poder demostrar su avance como shaman. En ese momento tomaban un descanso, uno enfrente del otro, totalmente mojados, casi sin aliento y con la posesión de objeto al máximo.

- Ahora o nunca- se dijo Misato corriendo hacia Manta con la cuchilla de la ballesta por delante.

- ¡Aquí voy!- gritó Manta al mismo tiempo que Misato, también corría hacia ella.

Pero para nada sucedió la afrenta que todos esperaban, el lodo había echo de las suyas, los pies de Misato comenzaron a resbalar a mitad del camino, en vez de atacar a su oponente, cayó sobre él sin remedio alguno, esto hizo perder la posesión de objeto de ambos shamanes, ¿Quien habrá ganado?, eso solo lo sabían ellos.

-¿Que rayos fue eso?- Ren estaba decepcionada de tal espectáculo.

- Ouch, mi cabeza- se quejaba Manta, ambos apenas se estaban recuperando de la fuerte embestida- Misato, quitate de encima.

- Esto solo significa una cosa- la chica se limpiaba el exceso de lodo- yo gane con mi ataque de cuerpo completo.

-Ah, ¿A eso le llamas un ataque?- le pregunto Horo Horo nada convencido.

- Si, ¿Acaso pensaron que me estaba resbalando? Jajajajaja, todo fue planeado.

- Si tu lo dices- contestó Horo Horo aun sin creerle.

- Entonces, ¿ya soy parte del equipo?- preguntó la chica mirando directamente a Ren- la posesión de Manta fue la primera en desvanecerse.

- Esta bien- le contesto el ojiverde evitando la mirada de Misato.

- MUCHAS GRACIAS- Misato se lanzó contra Ren abrazándolo lo mas fuerte que sus brazos podía presionar.

- ¿Estará rojo por la asfixia o por pena?- preguntó Manta picaramente mientras envolvía su hacha con una manta (sonó raro).

Fin del capitulo.