La sombra del pasado

Capitulo 8.

Sueños.

"Nunca supe lo tanto que te esperaba ni cuanto te necesitaba, tal vez si antes me hubiera enterado mi vida no seria tan solitaria"

Todo estaba en completa oscuridad, como si alguien se hubiese tragado las estrellas y todo lo que estaba por el camino dejado solo el suelo sobre el que caminaba. ¿Cuánto tiempo llevaba andando por ese sendero oscuro donde ni siquiera una brisa de aire se hacia presente, tal vez eran horas, el rumbo que seguía era desconocido para él., sus piernas eran quienes le estaban guiando como si tuvieran vida propia.

Llegó por fin a una extraña puerta sostenida por la nada y aunque su primer razonamiento fue dejarla ahí y seguirse de lado, algo se apoderó de su voluntad haciendo que su mano empujara la enorme puerta. Solo bastó de un pequeño roce para que aquella construcción en la nada se abriera de golpe. Ella le condujo a un pasillo largo por el cual siguió su marcha hasta detenerse enfrente de otra puerta de menor tamaño, una simple puerta de una escuela en la que el joven ya había estado presente, todo ese lugar le resultaba bastante familiar, ¿Qué era lo que hacia ahí?

Abrió la segunda puerta con la esperanza de que aquello que pensaba estaba detrás de ella no fuera real y que todo se tratara de un sueño.

Por desgracia se presentimiento era correcto, estaba sorprendido de hallarse en su antiguo salón de clases, cuando aun estaba en la primaria, aquellos años donde la soledad era su única compañera, cuando nadie se le acercaba. Caminó hasta aquel pupitre al fondo del salón donde el a diario se sentaba, aquel recorrido era acompañado por los viejos cuchicheos de los que era victima cada vez que entraba a la escuela, podía escucharlos perfectamente como años atrás.

- No te acerques a él, es muy peligroso- el aviso de siempre para los alumnos de intercambio que entraban a su clase.

- Me han contado que es el hijo del diablo- decía otro niño.

- Si te acercas puede robarte el alma- agregó otro de los niños.

Que dolorosas sonaba en ese momento los murmullos de aquellas criaturas en contra suya, si así eran los niños, ¿Cómo podrían pensar los adultos de él?

- ¡Basta!- murmuró Yoh, mas parecía que eso hizo crecer el numero de voces y su volumen, incluso algunas se reían de él- basta, BASTA- el dolor no pudo ser contenido por mas tiempo, arrojó una silla contra los niños que estaban reunidos, eso por fin hizo cesar aquel espantoso ruido y que los estudiantes se desvanecieran como el humo. Estaba agitado, se podía ver en su respiración entrecortada, cansado se dejó caer en el piso y por primera vez dejó salir todo lo que sentía llorando en silencio, nunca como en ese momento le había dolido tanto el pecho, nunca los comentarios de los demás habían hecho flaquear su voluntad- ¿Por qué no entienden que soy como todos?

- Estas pidiéndoles demasiado- esa voz lo dejó espantado, hace mucho que no la escuchaba, frente a él comenzaba a formarse la silueta de una persona- los humanos no quieren conocer fuerzas mas poderosas que ellos, saben que estarían en peligro, por que entonces los shamanes gobernarían como tiempo atrás el planeta.

- ¿Quién eres?- preguntó el castaño, fue entonces que la figura comenzó a tomar forma.

- ¿Para que te engañas? Sabes muy bien la respuesta a tu pregunta- frente a él estaba de pie su hermano mayor, igual que la ultima vez que lo vio, sin ninguna seña de la batalla que entre ellos se había librado.

- Hao- Yoh se puso de pie sin salir de su asombro- no- negó con la cabeza- no, tan solo eres una ilusión, este solo es un sueño, no eres real, solo eres una imagen de remordiendo.

- Es cierto, es un sueño, pero lamento decirte que yo si soy real- intentó acercarse al menor, pero aquel retrocedió ante su cercanía.

- Tú estás muerto, no puedes estar aquí.

- Hermanito- Hao lo había tomado de la barbilla para tener su rostro de frente- ¿no entiendes aun que yo puedo controlar mi muerte? Mi alma puede hacer lo que quiera- Yoh no hizo el menor esfuerzo por quitar la mano de su hermano, entendía que lo que buscaba no era dañarlo, al menos no en ese sitio.

- Aun con esa libertad, no puedes irrumpir en un sueño tan fácilmente, ¿Qué haces aquí?- ya se había calmado, casi olvidada aquel sentimiento de rechazo que lo había invadido al recordar su infancia.

- Es obvio que sin un cuerpo no puedo hacer mucho- soltó a su hermano para sentarse sobre uno de los pupitres del salón- vengo a pedir tu ayuda- era evidente que ignoró el primer comentario de su hermano menor, el escenario había cambiado a un bosque de cerezos donde la brisa hacia que los pétalos de las flores cayeran alrededor de ellos.

- Debes de estar bromeando, recuerda que yo no comparto tu idea de exterminio humano- la tranquilidad con la que hablaban hacia suponer que realmente actuaban como hermanos, ambos eran muy tolerantes.

- Deberías, nunca te han aceptado en su mundo, en la escuela te temían ¿no lo recuerdas, tu mas que nadie deberías saber los crueles que son esas criaturas- Yoh apretó los puños, quería darle un golpe por espiarlo de esa manera, burlarse de su dolor era lo único que no toleraba, el mayor se mantenía tranquilo, incluso le divertía ver a su hermano de esa manera- si te pones a recordar todo tu pasado, te darás cuenta de que nunca has tenido un amigo humano- el menor bajó la mirada, tenia que darle a razón a su hermano- hasta ese amigo tuyo, ¿Cómo se llamaba, ah si, Manta, él resultó ser un shaman.

- ¿Qué te hace pensar que me vas a convencer?- Hao se paseaba alrededor del menor, pensativo, cada palabra que decía era fríamente calculada.

- Por que se que odias a los humanos igual que yo- e igual como llegó se desvaneció junto con los pétalos rosados.

- Espera- en vano Yoh extendió su brazo, ya no había podido detener a su hermano cuando se dio cuenta de su desaparición.

- ¡Espera!- se levantó agitado de la cama, aun era de noche, un sudor frío le cubría todo el cuerpo, no esperaba ver a su hermano de esa forma tan repentina. Todas las palabras que le había dicho le habían herido, incluso se sentía culpable por titubear por el ultimo comentario Hao.

Se cubrió el rostro con ambas manos dejándose caer en el futon, quería olvidar aquel sueño como todos los demás, olvidar eso malos pensamientos y hacer como si nada de eso hubiera sucedido en realidad, pensar que su hermano no era más que motivo de su imaginación, una verdadera ilusión.

- ¿Se encuentra bien, amo Yoh?- Amidamaru lo miraba preocupado, lo veía muy afectado por la pesadilla que seguramente lo había asaltado. Yoh sonrió, agradecido de tener a ese samurai a su lado, descubrió su rostro para poder mirarlo, estaba a su lado con expresión preocupada.

- Si, estoy bien.

- ¿Esta seguro? Se veía muy alterado hace unos minutos- el castaño rió al verlo de esa forma tan protectora, hasta parecía su padre.

- Te digo que ya estoy bien- el ruido ocasionó que Manta, quien dormía a un lado de Yoh, despertara.

- ¿Tuviste una pesadilla?- Manta se tallaba los ojos con una de sus manos- por eso te dije que hicieras las paces con Anna.

- No fue por eso, solo un mal sueño del que ni siquiera me acuerdo ya- mintió, no quería revelar mas, podrían creer que estaba alucinando o dejarlos muy preocupados.

- No sabia que tú podías tener pesadillas, eso comienza a preocuparme- Yoh no lo escuchó, estaba más interesado por vestirse- oye, ¿me estás escuchando?- dijo molesto Manta.

- Ah, si, voy a caminar un poco- dijo antes de salir, Amidamaru no tardo en seguirlo, estaba igual de desconcertado como Manta.

- Pero si apenas son las dos de la mañana- no entendía por que se comportaba de esa manera.

La fría brisa de la noche le reconfortaba, ya se sentía como el de antes, dejando lo anterior como un simple sueño al que no debía darle importancia. Caminar por ese sitio tan amplio le hacia sentir libre, podía olvidarse por un momento de todos los problemas que le aquejaban y sin que nadie lo molestara.

- No creo que una simple pesadilla lo alterara tanto- fue la voz del samurai el que lo distrajo cuando sentado en una colina intentaba escuchar lo que el viento le decía- ¿Qué es lo que en realidad le sucedió?- preguntó.

¿Para que engañarlo, tarde o temprano tenia que decirle a alguien lo ocurrido, no podía negar la realidad por mucho tiempo pues podría caer en su propia mentira. Se recostó sobre la tierra para mirar las estrellas, ¿era tan calmado allá arriba como parecía? Aquellas estrellas se veían tan tranquilas y felices en aquel sitio tan alejado, un cielo tan aparentemente calmado. ¿Por qué el no podía ser igual que el de antes? ¿Por que ahora las cosas le afectaban más que en el pasado?

- Hao aun sigue aquí en la tierra, en mis sueños recibí su visita- esperó la reacción de Amidamaru, algo que nunca sucedió- ¿no vas a decir que fue solo un sueño o algo similar?- preguntó extrañado.

- Ya antes había dicho que alguien lo mencionó, debe ser real lo que vio- eso lo reconfortó, podía olvidarse de la camisa de fuerza.

- Quiere que le ayude para participar en el torneo.

- Seguramente usted lo rechazó- Yoh se volteó al lado contrario del que estaba Amidamaru- no veo cual es el problema, como shaman usted no puede ser poseído por su hermano y mucho menos después de decirle que no contara con su ayuda.

- El problema es otro- murmuró Yoh.

- ¿Cuál?

- No se que me pasa, no entiendo que es lo ha cambiado en mi, ¿me ves diferente a como era cuando me conociste, Amidamaru?- era una suplica, quería escuchar de la boca de otro la verdad.

- Amo, solo es que esta madurando, se preocupa mas por lo que sucede, eso es todo- intentó consolar al joven.

- Entonces, ¿Por qué estuve a punto de apoyar a mi hermano, ¿madurar significa que cada vez me sienta mas miserable?- el samurai no contestó, le entristecía verlo de esa manera

El oráculo virtual de tres personas comenzó a sonar en pleno entrenamiento, ese día el equipo de Yoh se había agregado a la práctica junto con los otros dos equipos, a excepción de Fausto que había decidido quedarse leyendo en una plaza no muy lejana, todos estaba ahí, vigilados por la calculadora mirada de la rubia Anna.

- En tres días contra los Blade Hunters- dijo Horo Horo en voz alta para que todos se enteraran.

- Es muy pronto ¿no?- decía Misato alarmada.

- Ya se habían tardado, comenzaba a pensar que se olvidaron de nosotros- el entusiasmo de Ren no reconfortó en nada a Misato, ¿acaso era la única que no quería pelear aun?

- Al menos ustedes no tienen que esperar una semana para el encuentro- les dijo Yoh con su sonrisa de siempre, no tenía ninguna seña de su anterior angustia, no tenia por que preocupar a sus amigos y mucho menos a los que tenían una batalla en puerta.

- La razón por la que su equipo tiene que esperar tanto es por que están guardando lo mejor para al último, Yoh- le respondió Liserg suspendiendo sus ejercicios.

- ¿A que te refieres con lo mejor, su equipo no es nada diferente al de nosotros, Manta apenas y tiene una pelea en su historial- Ren de inmediato se sintió ofendido ante tal comparación, no podía admitir frente a los demás la diferencia que realmente había entre él y su compañero de cabello castaño.

- Prácticamente Yoh ganó el torneo pasado, ah eso se refiere con lo mejor- Anna defendió de inmediato la reputación de su prometido, todo comentario negativo hacia él era como una piedra que le aventaban a ella, pues si no fuera por ella el menos de los Asakura no seria tan fuerte como era, no en vano lo tenia constantemente entrenando. Era divertido para ella ver la cara de ese bicho envidioso cuando se enojaba, un pasatiempo que otra persona compartía con ella desde hace poco cuando descubrió el humor del chino.

- Ren-chan, no deberías de enojarte por cualquier cosa, te causaras una ulcera- se burló la pelirroja Linz para voltear luego hacia donde estaba su hermana menor realizando abdominales sin parar- y tu, Misato, no lloriquees, tienes que poner en alto el nombre de nuestra familia.

- Si claro, tú casi mueres quemada con tu propio fuego- dijo la menor decepcionada de su hermana.

- Algo muy entretenido ¿era parte del espectáculo?- Ren aprovechó para cobrarse la ofensa que le había hecho la pelirroja anteriormente.

- Síguele, Tao, tal vez le digas adiós al resto de tu cabello.

- Así que tú fuiste la que le quitó el pico a Ren- Yoh apenas se estaba enterando de los hechos del día anterior.

- Yoh, no la felicites- lo regañó el chino.

- Jejeje, es que te ves bien así- el comentario de Yoh no ayudó en nada al humor de Ren quien como siempre tomo para mal las palabras de su amigo.

- Sobre el traje que traían ayer, me recuerda mucho al que usaba antes Liserg- comentó Manta dirigiéndose a Izumi, quien se sonrojó ante el recuerdo de aquella ropa, mas la respuesta que quería Manta le fue dada por el propio mencionado en la frase.

- Esa fue idea de Linz, el traje es muy parecido al de los X-Laws, difiere en el color, pero en si es el mismo diseño- le informó el ingles, tal parecía que el entrenamiento para ese día daba nuevamente fin antes de tiempo para poder tener una buena platica.

- Un tributo- murmuró Yoh con seriedad pero de buena gana.

- Exacto- lo felicitó Linz al ver que alguien había acertado a su motivo- Liserg me contó todo sobre el torneo pasado y sobre los X-laws, se lo que representaron para él y lo importante que es que la gente sepa lo que significó su sacrificio, además, la tela con la que están echas permite resistir altas temperaturas, algo muy importante en mi caso, ser pirómana no significa que el calor no me afecte.

- Como la quemada que te diste el otro día- soltó Ren de repente, la pelirroja de inmediato comenzó a perseguirlo para cumplir su amenaza de quitarle su cabellera completa.

- Se ve que se entretienen- dijo Horo Horo- vamos, Liserg, si no los detenemos van a salir heridos- el ingles le obedeció, también había pensado en el daño que podrían infligirse en un descuido.

- Y así el descanso comienza- se alegró Misato- Izumi, vayamos por algo de comer para todos, estoy muerta de hambre.

- Esperen- Anna las detuvo antes de que se marcharan- yo también voy, no creo que lo que traigan sea apropiado para Yoh y Manta, necesitan comer algo que no les haga mal.

Eso no les agradó para nada a los dos aludidos, significaba que ese día nuevamente tendrían que comer una simple ensalada y jugo, llevaban ya semanas sin probar una buena comida, ya hasta extrañaban el sabor de la carne y las burbujas de las gaseosas.

- Será imposible engañarla si rompemos la dieta- lamentó Manta con Mosque consolándolo, Yoh cayó pesadamente en el pasto para posteriormente recostarse en él, como llevaba desde muy temprano despierto ya estaba cansado, dos caminatas en menos de diez horas no era nada placentero para sus piernas- ¿estas bien?

- ¿Por qué lo mencionas?- preguntó Yoh girando un poco la cabeza para ver a su amigo sentarse a su lado, en su ingenuidad no reconocía el motivo por el cual Manta le hacia aquella pregunta.

- En la madrugada algo te alteró, no me digas que fue un simple sueño por que no te voy a creer, tiene que ser algo en realidad importante como para que te altere de esa forma, dime la verdad.

El castaño desvió la cabeza de nuevo al cielo, ¿Por qué su amigo tenia que conocerlo tan bien, si seguía insistiendo no podría seguir mintiéndole como en la mañana, por desgracia aquella persona podía verlo desde adentro con gran facilidad, las mentiras nunca podrían mantenerlo engañado por tanto tiempo.

- Tenemos que averiguar el paradero de Hao, es raro que aun no veamos a sus compañeras en el torneo, pensé que serian las primeras en presentarse- desvió el tema algo que invariablemente llevaba a la misma persona que el anterior.

- No me he olvidado de eso, pero quiero saber lo que te esta quitando el sueño- Manta fue tajante, ya estaba harto de no saber la verdad, sabia muy bien que Yoh no quería decirle nada del tema, pero seguiría insistiendo.

- Amo Yoh, debe decirle- aquel era un regañó por parte de Amidamaru, por primera vez el samurai se rebelaba contra su amo, Yoh tenia todo en contra. Suspiró resignado, tenia que obedecer.

- Está bien, te lo diré, Manta.

Ella también lo escuchó todo, sabia desde antes lo que iba a preguntar Manta, pues el chico que comentó en la mañana lo que ocurrió aun de noche, tal vez ella fue la que se preocupó mas, nunca tuvo la sensación de que su prometido pudiera tener ese tipo de sueños, eso solo podía deberse al todo lo que estaba experimentando desde que fue atacado en Japón, tenia por seguro que no eran simples casualidades todos esos acontecimientos y en ese momento mientras los escuchaba escondida tras de un árbol comprendió lo tanto que sufría aquella persona que nunca antes había experimentado aquellos sentimientos tiempo atrás.

Al concluir la platica ninguno de los oyentes dijo algo, incluso ella se acercó como si de nada estuviera enterada, molestarlo con su impertinencia no era lo que quería, tenia que estar lo mas cercana a él para poder protegerlo, por primera vez veía que de todos ellos el que mas apoyo necesitaba no era otro mas que Yoh, tal vez él antes era el pilar del que todos podían sostenerse, pero ahora eso estaba cambiando, algo que creyó nunca iba a suceder.

La hora de descansar llegó ese día, tenían que dormir temprano para poder despertar a primera hora para poder terminar el entrenamiento lo antes posible.

- Mañana las buscaremos, lo mas seguro es que Hao este utilizando a alguien que sabe entrar a los sueños de la gente o tal vez sea el vinculo que tienen- le explicó Manta, sentado en su futon con la ropa de dormir ya puesta, a Yoh que miraba por la ventana el cielo.

- ¿Cuál vinculo?- preguntó sin humor, no quería seguir fingiendo al menos a esa hora, la verdad no quería dormir, tenia seguro que otra vez vería a su hermano al cerrar los ojos fuera o no obra de él. Tenía miedo de ver su voluntad quebrada. Manta no pasó por alto el aspecto derrotado que tenia su amigo, eso lo entristecía, pero tenia que hacerlo ver que las cosas no estaban tan mal como pensaba.

- Ustedes son gemelos, en muchos casos existe un vinculo muy fuerte entre ambos hermanos, pueden llegar a sentir lo que el otro percibe y comunicarse mas allá de la distancia o el tiempo, es lo que he escuchado hablar del tema, tal vez solo esta tratando de molestarte con esa conexión, lo mejor es ignorarlo.

Aquello no fue de mucho consuelo a la hora de apagar la luz, tal vez fueron mas de dos horas lo que duró mirando al techo luchando contra el sueño, pensando en lo que le había dicho Manta, aunque eso perdió importancia para él cuando comenzó a perder la conciencia, su cuerpo ya le pedía a gritos que descansara.

Por primera vez sentía miedo de cerrar los ojos, quien sabe con qué se encontraría en esa ocasión dentro de la inconciencia.

Despertó de improviso, no tenía la mínima idea de cuanto tiempo llevada durmiendo, en aquella oscuridad no le era posible calcular el tiempo, llevaría cuando menos tres días ahí en el encierro, el hambre se lo decía. Comenzó a sentir miedo, estaba empezando a recordar la razón por la cual estaba ahí, habían sido traicionados por sus empleados, el descubrimiento de una gran cantidad de valiosas antigüedades y el miedo que le infundaban a esos hombres toscos e ignorantes bastó para que los encerraran en aquella cripta sobre la tumba de un antiguo sacerdote, sin agua ni alimento, y lo suficientemente lastimados como para no tener la fuerza necesaria para invocar a sus espíritus acompañantes.

Podía todavía del otro lado de la gruesa piedra la fiesta que organizaban aquellos hombres victoreando su nueva fortuna y gritando que los demonios estaban encerrados donde debían, la verdad es que los tenían encerrados por el temor que les inspiraban, en variadas ocasiones habían sido testigos su poder para mover las pesadas puertas de tumbas y templos antiguos, y también como en cuestión de minutos podían obtener de la nada la suficiente información para no perderse en los laberintos que eran muchas veces las pirámides en el interior. Aquello no cualquier humano podía hacerlo, eso los condujo a la determinación de tomarlos por la espalda y con lujo de violencia arrastrarlos hasta aquella maloliente habitación de apenas tres metros cuadrados, en otra habitación similar su padre había sido colocado aparte de ellos, para que así no unieran fuerzas, ya no tendrían la necesidad de obedecerlos, gracias a aquel botín podrían vivir cómodamente por una buena temporada.

- Tengo miedo- dijo esperando que su hermano le contestara, temía que fuera la única persona con vida en ese sitio, él y su padre fueron quienes habían recibido la mayoría de las heridas para protegerle.

- Yo también- le contestó su hermano con desanimo, parecía portavoz de una mala noticia- he perdido mucha sangre, no se si pueda estar contigo por mas tiempo.

- No digas eso, saldremos de aquí, papá debe tener un plan, esperaremos a que se marchen- le insistió con una pequeña llama de esperanza en su alma, tarde o temprano estarían a salvo, confiaba en el poder de su padre, siempre los había sacado de todos los problemas.

- Papá ya no podrá ayudarnos- gracias a la luz que entraba por una grieta pudo ver los ojos cafés de su hermano, estaba llorando.

- ¿De que hablas?- preguntó asustada, tenía un mal presentimiento- hermano, dime que le pasa a papá.

- Lo aca….lo acaban de asesinar- el mayor de los dos soltó en llanto la noticia- logró salir del encierro, pero por intentar sacarnos fue asesinado por esos hombres.

- Debiste de confundir la situación, tal vez solo fue una pelea entre ellos, ya sabes lo ambiciosos que son, tal vez tuvieron diferencias al repartirse las cosas- cualquier cosa era mejor que las palabras de su hermano.

- Debemos de marcharnos de aquí, no me importa que ellos estén aquí, tenemos que utilizar el libro- dijo determinantemente su hermano poniéndose de pie, tuvo que ayudarlo a no caer en su intento por llegar a la entrada.

- Pero se nos tiene prohibido, podríamos llamar a un espíritu indeseado…podría matar a todos los que están aquí.

- No nos costara mucho poder espiritista.

- Causaras una masacre.

- Eso es lo que quiero- se quedó en silencio, nunca había visto esos ojos irradiando tanto odio, fue entonces que se dio cuenta de que no podría detenerlo, nunca podría doblegar la voluntad de su hermano.

Al cerrar los ojos y volverlos abrir pudo verse bajo el mismo árboles de cerezo de la noche anterior, aun estaba conmocionado por lo que había visto, todo aquella experiencia fue tan real que no podía evitar sentir el dolor como propio.

- Una visión nada placentera, ¿verdad?- preguntó su hermano mayor apareciendo frente a él como si de pronto se viera frente a un espejo, un espejo que le mostraba un rostro sonriente, insensible al dolor que su hermano menor sentía en ese momento.

- ¿Qué fue ese sueño?- preguntó son enojo, no podía odiar en ese momento a su hermano, otras cosas le importaban mas que eso, cosas como saber la identidad de aquellos dos hermanos.

- Si te preguntas que tan real era, te diré que eso sucedió hace unos años, es un hecho real, yo no lo invente- el mayor se sentó recargando su espalda en el tronco del árbol y poniendo sus manos tras su nuca para descansar- es un suceso del que me entere hace tiempo y del cual indague para mostrártelo tal cual sucedió. Espero que con esto te pueda convencer para unirte a mi lado, ¿te es suficiente una muestra mas del sufrimiento que nos causan los humanos, atacaron a esas personas solo por ser shamanes, la única y exclusiva causa, tu has tenido suerte, solo te han dado rechazos, tarde o temprano llegara el día en que nos quieran a todos en una hoguera como lo hacían con las brujas.

- ¿Quiénes eran esos dos chicos? Tu debe de saber- ignoró las palabras de su hermano, le interesaba más la identidad de aquellas dos personas, por decirlo de una forma su dolor lo habían conmocionado.

- Te preocupa saber lo que ocurrió con ellos ¿no?- una sonrisa maliciosa se dibujó en su cara, sabia muy bien lo que quería su hermano, veía que sus palabras estaban comenzando a dar efecto en la mente del menor, muy pronto lo tendría de su parte- te diré sus nombres para que vallas a conocerlos, ellos están en el torneo al igual que tu- eso sorprendió a Yoh, no esperaba saber eso, pero luego dejó la sorpresa a un lado, de seguro eso ya lo tenia planeado su hermano- sus nombres son…

Se levantó con un gran bostezo, era hora de que se preparara para ese día, que aunque no tenía entrenamiento por ser día de descanso según la rubia, tenían una búsqueda muy importante que realizar para encontrar a Hao y así detenerlo en lo que estuviera planeando. Al salir del baño miró hacia la terraza que tenían contigua a la habitación, ahí, en compañía del samurai, su amigo miraba cabizbajo las casas que estaban frente a él, como eran iluminadas lentamente por la luz del alba.

- Buenos días, Yoh- lo saludó para intentar animarlo, el castaño se incorporó de donde estaba recargado para girar y mirar a su amigo con una sonrisa, aunque su amigo bien sabia que aquel gesto solo era una mascara, de seguro otra visita se su hermano había ocurrido mientras dormía.

- Buenos días, Manta, te despertaste muy temprano.

- Recuerda que tu mismo me dijiste que despertaríamos a esta hora a examinar el lugar- lo regañó como siempre, si quería fingir para sentirse normal entonces le seguiría el juego.

- Si lo se, es que yo no tenia planeado despertar a la hora, pero aquí me ves, que tal si vamos a desayunar- a empujones condujo a Manta hasta la salida, no era bueno sentirse triste todo el tiempo, tenia que intentar ser como el de antes, su hermano no lograría afectarlo fuera de sus sueños.

Lo único que le preocupaba era saber el deseo que los traía ahí a esos hermanos que vio en sus sueños, tal vez ellos le tendrían algunas respuestas.

Fin del capitulo

Eh aquí la gloriosa entrada del gran Hao Asakura, quien a partir de este capitulo estará molestando a Yoh, así que para saber lo que planea el mas popular de los Asakura y saber lo que esta loca autora esta tramando con los lindos gemelos, por favor sigan leyendo.

Hasta luego.