Dark Kotetsu Angel: Muchas gracias por los comentarios! Capítulo segundo. Es bastante corto, pero como he oído: "un capítulo necesario". n.n. Ya saben, cualquier comentario, duda, etc, será bien recibida!
Ahora sí, al ficcie:
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Stars
II¿Dificultades técnicas?
Tucker había aprovechado para tirar pedazos de borrador a Danny, que se había quedado dormido en la clase de literatura de Lancer. Debido a que el docente estaba tan concentrado leyéndoles la poesía de Anne Stevenson, ni se había dado por enterado que Fenton estaba dando un tour de primera clase en la tierra de los sueños. Dash estaba muy ocupado garabateando en su libreta de notas como para poner la atención necesaria, de modo que Foley también le lanzó sus buenos trozos de goma en venganza. Igual hizo con Kwan, que bostezaba continuamente y murmuraba cosas inaudibles. (En coreano o Chino de seguro)
Por otro lado, Sam se daba a la tarea de regañar a Tucker cada vez que podía, aunque su boca a veces dudaba y parecía que fuera a reírse. Ya había llamado a Danny un buen número de veces, y si le hablaba fuertemente, de seguro Lancer iba a castigarlo. Se imaginaba a Danny haciendo un escándalo y gritando la respuesta a una pregunta inexistente:
"¡Canadá!... ¡China!... ¡Congo!"
- Créeme, cariño – decía Paulina en voz baja, mirando a una adolescente de cabello marrón y mirada verdosa, mientras se pintaba las uñas – juntarte con esos perdedores no es una buena idea –
Keira vaciló unos segundos antes de contestar -... no me parece que sean perdedores – sus ojos se posaban en Paulina y luego en Valerie, quienes habían estado hablándole durante diez minutos – al menos me invitaron a sentarme con ellos – añadió, a sabiendas de que ese comentario no les iba a agradar a las otras dos
- Por Dios, cuando desees ser popular, debes ganártelo – explicó Paulina, con un deje de molestia – A Valerie le costó un poco de trabajo volver a donde estaba, pero ha vuelto al fin –
- Supongo – replicó Keira, cero por ciento convencida. Alguno de sus compañeros de clase, se había encargado de pregonar que ella vivía en casa ajena, y eso había sido mal interpretado por mucha gente de la secundaria. – Quién habrá sido el idiota que dijo que me había fugado de mi casa... – se dijo, recordando esa versión de su persona, entre muchas tantas
Así que, cuando intentaba aclarar su situación, los chicos molestosos, los soberbios y los populares de la Casper procuraban hacerla quedar no muy bien. Sin embargo, pese a ser apenas el tercer día, Samantha Manson, Danny Fenton y Tucker Foley se habían mostrado muy comprensivos con ella, y así se enteró que ellos también tenían sus apodos y reputaciones en la escuela.
- ¡Señor Fenton! – bramó Lancer, con una vena temblándole peligrosamente en la sien
Danny se separó de su pupitre, con una rapidez que parecía dar a entender que se había pinchado con un alfiler, tenía toda su melena de color ébano totalmente desordenada, como si hubiera escapado de un ciclón, los pedazos de borrador se desparramaron por todo el piso y el escritorio. Lancer no le dijo nada, aunque lo taladró con la mirada. Danny lanzó una furtiva mirada a Sam, justamente, había aparecido en sus sueños, mientras paseaban por la estación de la Nasa e iban a la Luna para tomar un café.
Varios del curso rieron, pensando en las futuras represalias del profesor, lo malo, fue que la represalia era para todo el salón. Más de la mitad le protestaron a Danny.
- Un trabajo en grupos de cuatro estudiantes, para pasado mañana – murmullos de descontento – para mañana entonces – todos guardaron un silencio sepulcral – bien –
Se dio a la tarea de escribir una lista de nombres, que Danny y Tucker no reconocían. Eran siete personas, y a regañadientes de Sam, tomaron los apuntes.
- Siete poetas de Estados Unidos, sus biografías para mañana, escojan entre los cuatro el que más les llame la atención, justifiquen, escriban poemas de cada uno de ellos en sus libretas, desarrollen conclusiones... si Smith, pueden entregarlo en un CD o en un disquete... además quiero que... – a cada punto que enumeraba Lancer, los alumnos se lamentaban más y más, Dash estaba planeando los movimientos para darle una paliza a Danny... aunque estaba aterrado de que desde hacía mucho tiempo que no le daba una buena paliza. (Cosa que ahora sí tenía ganas de hacerlo pedazos)
Sonó la campana, y Lancer salió del aula. Tenían unos cinco minutos libres, que la mayoría usaron para formar sus grupos de trabajo para la tarea de literatura. Keira suspiró, mirando los grupos formándose, indecisa a cual ir, porque no había entablado muchas amistades. Pronto se resignó a quedarse sola para hacer el trabajo... hasta que tres siluetas se pararon frente a ella
- ¡Eh! – levantó la cabeza, sorprendida – ¡Tucker, Danny, Samantha! –
- Ejem, ejem... Sam – tosió la gótica
- Sam – se apresuró a corregir Hyde - ... – se quedó callada, a la espera de lo que tenían que decirle
- ¿Te unes a nuestro grupo? – le preguntó Danny – Aquí estamos los tres y... estabas tu sola, rechazada porque nadie quería hacerse contigo y... ¡aaaauch! – recibió el pisotón de Sam ante su falta de tacto
- ¿Qué dices? – dijo esta última
- Claro... muchas gracias –
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Más o menos a las cuatro de la tarde quedaron de reunirse en la biblioteca de la secundaria, luego de quedar de llevar, además del material supuesto, la información de los poetas que recopilaran por su cuenta. La primera en llegar había sido Sam, que estaba urgida de terminar prontamente el trabajo, a causa de una reunión familiar que tenía para la noche. Luego llegó Tucker, y juntos, decidieron adelantar el trabajo en sus cuadernos respecto a lo que les pedía lancer que estuviera allí. Sam llevó una laptop para disponerse también a adelantar el trabajo del CD.
Se preguntaron acerca del retraso de Danny y el de Keira, aunque ya se estaban haciendo una idea de la razón de la tardanza del primero...
Sam comenzó a cavilar, con cierto positivismo inusual (debido a que Sam suele tener en varias ocasiones ideas fatalistas)...
4:15... "Danny se olvidó de algo en su casa, de seguro que no tarda..."
4:30... "Tal vez toca recordarle lo que es ser puntual...o quizá volvió a olvidar algo en su casa... o su reloj está atrasado"
4:40... "(Histeria total) ¿Estará bien?... ¡Qué tal que le haya pasado algo con esos fantasmas horrendos!"
Así terminó con paranoia sus hipótesis.
En alguna calle desierta de la ciudad, un muchachito de cabello plateado y ojos verde fluorescente, que flotaba en el aire, estaba metido en una pelea en contra de una dama muy hermosa, cuya piel era verde y sus ojos rojos como un par de rubíes.
- ¡Mocoso insensato! – chilló la mujer que iba vestida como una princesa de los cuentos del Rey Arturo, lanzando esferas brillantes contra Danny, pero su velocidad era muy superior. De modo que la dama medieval no tardó mucho en caer frente al termo Phantom.
- ¡Ah¡Rayos! – Danny observó con espanto su reloj - ¡Estoy tarde! – se sacudió su ropa y su cabello, tenía los brazos y la cara algo sucios debido a la lucha. Le pareció ver la figura de un fantasma, como una gelatina andante, pero ya no estaba. Sonrió para sus adentros pensando que ese 'bichejo' se había marchado debido a sus espectaculares, maravillosos, grandiosos y magnos poderes. – De seguro van a matarme por llegar tarde... –
- ¡Lo siento, lo siento, lo siento! – repitió Keira Hyde, sumamente avergonzada, colocando sus materiales sobre la mesa a toda prisa, tenía la cara con algunos... ¿rasguños, además de parecer que se hubiera rodado por unas larguísimas escaleras.
Danny y los demás no pudieron evitar mirarla como si fuera un espécimen de dos cabezas. Lo cierto es que el chico Fenton había llegado aproximadamente diez minutos antes que ella, y no hubo necesidad de que les explicara a Tuck y a Sam el motivo de su retraso. Así que se pusieron manos a la obra para acabar temprano y atender otros asuntos personales.
- ¿Es verdad que irás a presentarte ante la capitana del equipo de soccer? – preguntó de repente Sam, mirando a Keira, tras recordar lo que oyó en el pasillo en la mañana
- Sí... eh, estoy muy interesada por entrar al equipo... yo les comenté lo de mi hobbie y todo eso... – admitió con timidez, aún no les tenía la confianza suficiente
- Entonces iremos a verte a tus partidos – comentó Danny con entusiasmo
- Y echarte porras – completó Tucker, sacando un banderín (¿de dónde?... ... ...)
- Muchas gracias, en serio son muy amables conmigo –
- Porque no nos has tratado de perdedores – aclaró Sam. Keira le caía muy bien, ojalá que ella no se fuera para el bando de Dash, Paulina y los demás.
Se tardaron una hora y treinta minutos terminando el trabajo, pues no les costó mucho elegir a su poeta preferido, todos escribían a buena velocidad y casualmente, todos y cada uno debía atender un asunto-reunión-compromiso-recepción en la noche de hoy. Les quedaban solo algunos detalles que pulir.
- Viejo, parece que te dieron pelea – susurró Tucker a su mejor amigo de cabello color ébano. Danny le dio la razón, mientras los dos seguían tomando apuntes, sentados frente a Sam y Keira, que leían por su cuenta. – Parece que Keira hubiera salido de una lucha encarnizada – se fijó en el aspecto de la estudiante, nada favorable para una imagen femenina
- De seguro tuvo un accidente, que tal y si intentaron asaltarla – supuso Danny, con fatalismo, Tucker no pudo evitar echarse a reír, callando de inmediato al recordar dónde estaban.
- Y dime – empezó Sam, sin mirar a Keira, escribiendo en su cuaderno - ¿Qué fue lo que te pasó? –
- Eh... – la ojiverde dejó de hablar unos segundos – bueno... estuvieron a punto de robarme, además de que saliendo de la casa Lockhart me tropecé luego de salir a toda velocidad tras devolverme por olvidar mi libreta de notas – expuso a toda velocidad, de manera un poco confusa – En serio estoy tan... ¿terrible? – Sam miró el aspecto medio maltrecho de Danny, como si hubiera salido de una pelea callejera.
- Bueno... si viniste corriendo hacia acá tal vez nadie lo notó – apuntó Manson, con una pequeña sonrisa. Keira soltó una risa suave, quizá algo nerviosa. Por fortuna esa excusa sonó creíble. Ni quería pensar en decirles la verdad o la calificarían como una lunática.
En ese momento, Tucker y Sam miraron a Danny y a Keira respectivamente, pues comenzaron a fingir un ataque de tos el uno luego de la otra. En la chica la tosa sonaba lo bastante real como para desacreditar la estrepitosa actuación de Danny, por lo que los dos muchachos optaron por creerle a ella.
- ¡Danny, Danny, Danny! – dijo Tuck con un tono de inquietud mal logrado – En verdad que luces terrible, de seguro es ese virus que anda suelto... ven, vamos a la enfermería, que por fortuna está disponible –
Keira también se puso de pie, y s rehusó a que Sam la acompañara – No, por favor, no quiero sonar grosera... pero los tres nos hemos retirado... y el trabajo... – Sam lo entendió bastante bien, y al contrario de lo que su compañera de clase esperaba, no se enfadó, aunque se quedó pensando en Danny: metido en la lucha contra algún fantasma.
- hora de irme... vaya que Danny se veía grave... –
Diez minutos más tarde...
- ¿Eran dos fantasmas? – dijo Sam, Tucker y Danny asintieron
- Sí, dos, eran iguales... pero, al final terminé peleando contra uno solo... eran dos calamares sobrealimentados, no me esperé que uno de ellos se alejara... le oí decir algo como "me encargaré de este lado"... –
- Ya sabes que hay un montón de fantasmas chiflados – cuchicheó Foley
Sam los acalló de improviso - Silencio los dos, acaba de llegar Keira – tras darle oídos, comenzaron a hablar de otras cosas (más normales, al menos). A Sam le parecía que ella llegaba algo cansada – ¿Y¿Qué te dieron en la enfermería? –
- ... Una... una pasta, dijeron que eso me mejoraría. No los vi por la enfermería – se arriesgó a decir
- Es que Danny quiso ir al baño primero – justifica Tucker, ganándose un agradecimiento de su amigo – Pero tú tardaste más –
- Soy mala para tomar pastillas – hizo una mueca de desagrado, mientras tomaba asiento.
Transcurrieron otros quince minutos, Tucker lanzando chistes de vez en cuando, haciendo que todos rieran. Finalmente, terminaron el trabajo, Sam se quedó con el CD para entregarlo mañana, todos se despidieron, primero, salió Keira, luego, Tuck. Pero Danny impidió que Sam saliera y le entregó una caja envuelta en papel regalo
- ¿Danny? – lo miró con extrañeza – Aún no es mi cumpleaños... es... dentro de dos días – recibió el regalo, sintiéndose tonta al percatarse de que la sangre se le subía al rostro – Gracias –
- Bueno – Danny se llevó una mano a la nuca – Quería dártelo primero. Nos vemos mañana en clase – se despidió
- Si esto... nos vemos – y cuando Fenton se perdió de vista, se sintió la persona más feliz de la tierra.
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- Bienvenido, señor Masters – dijo el recepcionista con fineza, ante semejante figura presente en su hotel – Es todo un honor tenerlo aquí – le dedicó una mirada asesina al botones, que temblaba con el equipaje del magnate
- Te lo agradezco, mi estimado amigo – respondió el hombre
- ¿Por cuánto tiempo planeas quedarte? –
- Primeramente, será sólo por hoy –
El recepcionista suspiró con pesadumbre – Muy bien, firma, por favor –
- bien... "Vladimir...Masters" - escribió con letra pegada sobre el papel – Te confirmaré si es necesario quedarme más tiempo. Botones, a prisa¿Mi habitación? –
- La suite de siempre, señor –
- Bien, gracias. ¡Botones! Si llegas en menos de 5 minutos hasta mi alcoba, te daré una buena propina –
El joven empleado aguantó la respiración, en términos de Masters, una buena propina, era una MUY buena propina. Se dispuso a correr la maratón de su vida por esos dólares.
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Fin del capítulo 2.
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