Cap. II Mal presagio

Me apresure hasta la sala, pero no entre en ella, me quede afuera con el corazón latiendo y latiendo, su ruido me provocaba amargura, dolor y alegría, puesto que detrás de esas puertas de madera podían estar dos de los hombres que más habían importado en toda mi vida, y yo tenia miedo, realmente tenía miedo de algo, algo que me emocionaba y me mataba, quería verlos, por Hades que quería verlos pero al mismo tiempo sabría que me consumiría poco a poco el verles juntos.

...No creí haberte enseñado a ser tan descortés Lune –fue la voz de mi maestro, quien seguramente había sentido mi cosmos y de seguro Aiacos-sama había hecho lo mismo, de seguro, por que ahora que dejaba de lado mis nervios sentía claramente el cosmos de ellos y ahora mi maestro me demandaba presentarme ante ellos-

Y así con el corazón más tranquilo di un largo suspiro y tome aire para tranquilizarme para después abrir la puerta que me mostraría aquello que tanto quería y tanto evadía.

Maestro Minos –susurre después de adelantarme hacia ellos mas sereno, o al menos eso es lo que mostraba, yo tenía un perfecto control de mis emociones cuando me lo proponía y en este momento no dejaría que ninguno de ellos viera mi sentir- Aiacos-sama, es un placer tenerlos en esta, mi casa – dije de forma serena y respetuosa antes de tomar asiento frente a ellos- ¿a que debo su visita? –pregunte con cortesía mientras mi nana se acercaba para cerrar las puertas de la sala-

¿Acaso no puedo venir a visitarte? – se levanto la voz segura de mi maestro quien lucia estupendo, el traje casual que traía puesto realzaba su elegancia y su estatus, mucho mayor que el mío, su elegancia y su porte era realzados con lo que fuese que usara, mi maestro, quien solía usar sus cabellos suelto y libre, ahora lo mantenía sujeto en una coletta que descansaba sobre uno de sus hombros, su falta de corbata mostraba mas su estilo casual y severo, y sus ojos, aquellos ojos inquisitivos que me vigilaban como antaño lograron que desviara mis ojos en otra dirección mientras asentía, me sentía como un chiquillo siempre que estaba frente a él-

No deberías ser tan pesado con Lune Minos –oí el suave timbre de la voz de Aiacos –sama y levante mis ojos para observarle de forma discreta y es que prefería no verle tanto, no quería ser tan obvio y mucho menos reforzar la tonta idea de mi ilusión hacía él- Minos y yo estábamos en su casa y después de unas horas de revivir momentos de antaño decidimos salir a de la casa y fue cuando nos topamos con tu casa- volvió a decir mientras mis ojos se distraía con su figura, aquella perfección que era resaltada por la ropa tan desenfadada y sexy que portaba, unos jeans de mezclilla negra ajustados que provocarían el rubor al mismísimo demonio, una camisa roja pegada a su torso, dejando marcados sus músculos frontales y a la vista sus brazos fuertes y firmes, su cabello lo traía como siempre, de esa forma tan salvaje y tan atrayente, su sonrisa adornaba sus labios mientras sus ojos se enfocaban vivos en mi maestro, quien le devolvía la mirada con una sonrisa sádica en ellos- y después de todos esos argumentos decidimos entrar y pasar a visitarte –termino de decir y cruzo una de sus piernas logrando que mis ojos le observaran directamente, y es que quería observar por completo la figura tan perfecta que honraba mi sala-

¿Qué opinas de eso Lune? –me pregunto mi maestro de forma severa y tranquila mientras sus ojos me indicaban el pecado de los míos, yo no podía observar así a Aiacos-sama y lo peor de todo es que no sabía que me hablaba mi maestro, me había distraído de las palabras de Aiacos-sama y me había concentrado en observarle a conciencia de forma furtiva- creo que estas volviéndote mas descuidado e irrespetuoso y eso que no llevas mucho de haber vuelto a la vida –dijo de forma severa antes de levantarse del sillón que compartía con Aiacos-sama- creo que deberías retomar tu educación Lune – me dijo una vez que estaba frente a mis ojos, y los suyos me mostraron un mensaje que logro que mi cuerpo se tensara, mi maestro iba a castigarme por mi pecado-

Minos recuerda lo que has prometido – oí la voz un tanto molesta de Aiacos-sama y vi como mi maestro le miraba de reojo y como después regresaba su mirada hacia mí, como si me culpara de las palabras que había expedido Aiacos-sama y entonces mi maestro se dio media vuelta dándome la espalda para volver junto a él- tu fuiste quien lo prometió, dijiste que cambiarias en ese sentido y espero que lo hagas Minos –dijo de forma sensual antes de tomar el saco de mi maestro y agacharlo hacia él, para besarlo, vi como mi maestro lo consumía con sus labios y como Aiacos-sama mantenía sus manos aun en la solapa de su saco, negándole al mundo el fulgor de sus ojos-

Basta...Aiacos-susurro contra los labios de él, y vi como le observo con severidad- no sería muy decente darle un espectáculo de esta índole a Lune –dijo mi maestro antes de hacer que le soltara suavemente- ah no ser que quieras que repitamos aquella ocasión con él –dijo de forma mordaz mientras me miraba de reojo, en ese momento sentí que mi corazón se congelo, ¿cómo podría fingir indiferencia en esa situación cuando hace unos momentos no había podido evitar el observarle de forma indecente hace un momento?- ¿te gustaría volver a sentir a mi buen alumno? – dijo de forma mordaz y hasta ofensiva y vi como los ojos de Aiacos-sama rodaban con fastidio- muy bien, tampoco tienes por que molestarte Aiacos-dijo y al momento Aiacos-sama se levanto del sillón y paso de largo hasta la salida del salón y supongo por el ruido de la puerta hasta la salida de la casa – valla se molesto –dijo de forma orgullosa antes de voltear a verme de forma triunfal- parecer que a Aiacos no le interesa en lo mas mínimo volver a tener algo contigo –dijo de forma severa y triunfante mientras yo desviaba un poco la mirada guardando silencio- iré con él o si no terminara mas molesto, pero...-hizo una pausa y se acerco hasta mi para levantarme de la camisa con un movimiento violento y rápido de su mano- después vendré a reeducarte Lune –me dijo mientras sus pupilas destallaban de forma peligrosa y entonces paso una mano por mi mejilla hasta la curvatura de mi cuello- estate preparado Lune por que no dejare de educarte mientras viva –dijo en ese tono tan conocido para mí y vi como se relamía los labios antes de soltarme de golpe y salir de la sala dejándome sentado en el sillón, en silencio-

Continuara...