Hola a todos de nuevo, siento no haber escrito antes, la verdad es que hace como siglos que no escribo, pero es que he tenido una pequeña/gran depresión debida a la falta de reviews, así que os pido por favor que me dejéis vuestra opinión, ya sea buena o mala. Por otro lado, me parece que ya he encontrado el foco de confusión que llevo a pensar que esto era un flash, el que el segundo género de esta historia sea un romance, no implica que sea entre Harry y Draco, es simplemente que no podía poner más personajes como protagonistas, supongo que con este capítulo lo entenderéis. Bueno os dejo ya, que me estoy volviendo algo pesada. Muchas gracias por seguir leyendo esto y espero vuestras opiniones. Un beso. Alhana.
Declaimer: Nada de lo que reconozcáis es mío, lo demás si.
Capítulo 3: " Una puerta"
Llamó a la puerta, pero nadie contestó. Decidió que lo esperaría dentro, en los últimos tiempos Draco no trasnochaba mucho, y eran casi las doce, tendría que estar al volver. Abrió la puerta, fue directamente a la cama del chico, descorrió las cortinas, y se lo encontró allí, llorando.
Mireille se quedó atónita. En los años que hacía que conocía a Draco, que eran muchos, nunca lo había visto llorar. Ni si quiera cuando eran niños y jugando en lo alto de un árbol, se cayó desde una altura de diez metros, rompiéndose los dos brazos, había derramado una sola lágrima.
En ese momento el chico levantó la vista y se encontró con la cara de sorpresa de la que consideraba casi una hermana. Intentó articular alguna clase de explicación, pero la chica lo mandó a callar. Sin más se metió en la cama del rubio, volvió a correr las cortinas, echando un hechizo que no permitiera a nadie volverlas a descorrer. En silencio abrazó al de los ojos plata, y se quedó allí, dándole el cariño que en ese momento le faltaba.
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Harry se quedó unos segundos mirando como la sombra se alejaba, era una chica, una chica de pelo largo y oscuro, una chica totalmente irreconocible en la penumbra de la incipiente noche. ¿Quién sería aquella chica¿Qué es lo que quería? Bueno, sobre este último punto el chico de los ojos verdes tenía una ligera idea. En ese instante aparecieron sus compañeros procedentes e los vestuarios, sacando de sus pensamientos todo rastro de la sombra que acababa de ver.
Parvatil¿puedes esperar un momento? Me gustaría hablar contigo.
Sí, dime Harry.
Verás, en primer lugar quería decirte que estas mejorando mucho,- una sonrisa iluminó la cara de la chica,- pero- esta vez fue un alo de sombra lo que envolvió la morena tez- necesitas perder el miedo al balón. Créeme, eres buena, pero tienes demasiado miedo a romperte una uña.
No tengo miedo a romperme una uña,- la chica parecía algo enfadada,- simplemente es que ese balón es un objeto bastante peligroso.
Parvatil, el balón no es peligroso, es un objeto inanimado. No te enfades, te aprecio mucho como jugadora, lo único que quiero es que pierdas tus miedos y a ser posible antes del primer partido.
Créeme, lo intento.
Espera un momento.
Harry se dio la vuelta y se alejó un poco, dejando a una muy extrañada Parvatil Patil en medio del terreno de juego. Volvió al cabo de unos pocos segundos con un balón rojo entre las manos. Se acercó a la chica y tendió el balón hacia ella.
Para ti.
¿Qué se supone que tengo que hacer con esto?- Preguntó la chica mirando con extrañeza el objeto rojo que tenía entre las manos.
Pues quedártelo. Quiero que lo llaves contigo en cada momento, quiero que conviertas a este balón en tu mejor amigo y así te convenzas de que no quiere hacerte daño.
Harry realmente se te va mucho la olla, pero en fin tú eres el capitán y haré lo que tú digas. ¿Realmente crees que funcionará?
En "Campeones" lo hizo – la morena puso aún más cara de desconcierto,- da igual, cosas de muggles.
Bueno supongamos, que este balón no me quiere hacer daño¿qué pasa con los jugadores del equipo contrario?
Si yo sigo volando, después de que soy un imán para accidentes, todo el mundo puede sobrevivir.
Bueno lo intentaré, pero no prometo nada.
Con eso me conformo.- Dijo Harry con una de sus carismáticas sonrisas.
Mientras la chica se dirigía al castillo, Harry se encaminó hacia los vestuarios. Por fin disponía de unos minutos de soledad, le parecía casi mentira. Sabía que sus amigos lo hacían por él, que por eso no se separaban de él ni un minuto, pero necesitaba reflexionar. Lo echaba mucho de menos, él había sido lo más parecido a un padre que nunca tendría, pero había comprendido que no regresaría, le había costado todo un verano, y que tendría que seguir adelante solo.
Sólo tendría que afrontar su carga, solo tendría que cumplir con su destino. Por eso no le había contado nada ni a Ron ni a Hermione, no quería hacerlos participes de una carga que no les pertenecía. Tenía que aprender a afrontar el día a día de una forma, e intentar llevar la vida que cualquier chico de dieciséis años llevaría, bueno más o menos.
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Los ojos de la chica se clavaron en aquel, que sinónimo de orgullo y entereza para el mundo, lloraba como un niño en sus brazos. Aquel que la había enseñado a ser fuerte, a no demostrar jamás sus sentimientos, pero que en cambio ahora se desboronaba en sus brazos.
Draco - casi susurró la morena, con su voz acaramelada, tan dulcemente como la una madre que se dirige a su pequeño- Draquin – esta vez su entonación pasó de la dulzura a casi la sorna. Pero lo importante es que aquello hizo reaccionar al chico.
Sabes que solo mi madre tiene derecho a llamarme así y eso porque es mi madre que si no… Suena demasiado, no se, esponjoso.
Oh, perdone, gran y fuerte hombre, se me olvidó que usted no era para nada esponjoso.- La chica lo miró con escepticismo, era un chico de piel blanca, rubio y de ojos grises. En realidad se le veía bastante esponjoso.
Ambos se echaron a reír, rieron tan francamente como cuando eran niños, y en medio de una pelea, sin más, uno de los dos se ponía a reír, lo que hacía que el otro lo acompañara y se acabara el problema.
La chica sacó un bonito pañuelo blanco, de batista, con sus iniciales y un escudo de familia bordados. Limpió con delicadeza las pocas lágrimas que quedaban en el rostro del chico.
¿Estás bien?
El chico asintió, ya no hablarían más del tema, siempre era así, cuando alguno de los dos estaba triste el otro simplemente estaba a su lado, sin preguntar jamás la causa de la tristeza.
Quédate a dormir.- Dijo el chico sin más, a lo que la morena respondió con cara de pícara.- No me refiero a eso, sino como cuando éramos niños. ¿Recuerdas? En casa de tía Mery en las noches de tormenta.
Lo recuerdo, entonces éramos felices.- Contestó la chaca con tristeza y melancolía, añorando tiempos mejores.
Sí, pero los tiempos cambian. Entonces¿te quedas? Aunque…¿no sospecharan tus compañeras?
Siempre dejo mis cortinas selladas con un hechizo, aprendí del mejor¿recuerdas? Aunque tu debiste haber hecho lo mismo esta tarde.- El chico la miró como suplicando perdón, lo que hizo que ambos volvieran a estallar en carcajadas.- De todas maneras, me vieron subir temprano, pensaran que ya estoy dormida.- Prosiguió la chica una vez recuperada.
Conjuró un pijama, y ambos durmieron abrazados como las noches en las que las tormentas les daban miedo en la ya lejana infancia.
A la mañana siguiente Mireille tuvo que hacer verdaderos malabares para que nadie la viera salir de la habitación de Draco. Si alguien se enteraba de que había pasado la noche en la misma cama que Draco Malfoy se podía liar la gorda. Y no porque nadie se fuera a escandalizar, ni mucho menos, aquello era Slytherin. Pero todo el mundo sabía que su mejor amiga, Nora Nott, estaba locamente enamorada del chico, y por otro lado llevaba una relación que se podría llamar de amistad con Pansy Parkinson y quería conservarla, la chica aún tomaba a Draco como de su propiedad.
Consiguió llegar a su habitación antes de que ninguna de sus compañeras se despertara, haciendo como la que acababa de levantarse se metió en la ducha dispuesta a afrontar el nuevo día.
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Algunos pisos más para arriba otra chica de quinto curso abría sus ojos aguamarinas. Al menos esa noche la habían dejado dormir del tirón, sin ninguna interrupción nocturna.
Se levantó, y lo primero que encontró, al igual que cada mañana, fue a sus compañeras discutiendo sobre quien entraría primero en el baño. Tendría que recordar poner un cuadro con los turnos. Ella no estaba dispuesta a escuchar toda la sarta de tonterías que las acompañaban cada mañana. Cogió todo lo necesario y haciendo oídos sordos a sus compañeras se metió en el cuarto de baño. Mia iba a estallar en cólera.
GINEBRA WEASLEY¿CÓMO TE ATREVES A HACER ESTO?
Mia, no te alteres, no va a servir de nada, te pongas como te pongas va a seguir ahí metida.- Giselle, tan elocuente como siempre, preparó sus cosas para que nadie la pillara por sorpresa la próxima vez.
Dentro del baño, la prefecta ignoró por completo los gritos de su amiga y continuó con lo suyo. Una vez hubo terminado, salió perfecta y decidida a afrontar el nuevo día.
Bueno chicas, yo me voy a desayunar que hay clase con Snape y no me gustaría llegar tarde.
Sus amigas se quedaron atónitas mirándola, y ahora se iba sin más. Aquella chica era cada día más rara. Se iba sin ningún tipo de explicación, después de que se había colado.
La verdad es que Ginny quería estar sola. Lo del sueño de Harry la había turbado mucho. Luego estaba su situación con Deam, cada día estaba menos a gusto con él, a parte del hecho de que se estaba volviendo demasiado posesivo. Tan solo había que ver el numerito que había montado en la mañana del día anterior, el pobre Harry no sabía donde meterse.
Esos pensamientos la acompañaron hasta su llegada al Gran Comedor. Se sentó sola, sus amigas estarían aún discutiendo sobre quién sería la próxima en entrar en el baño. No podían simplemente irse metiendo conforme se levantaran. De la mañana siguiente no pasaba que ese cuadro con los turnos estuviese colgado en la habitación.
Y ahora clase con Snape y los Slytherins. ¿Quién haría esos malditos horarios? No sabía como se la arreglaban, pero llevaba cinco años teniendo que aguantar a los Slytherins en la primera hora de la mañana del lunes. Y desde luego no había otra forma peor de comenzar la semana. Habría que ver la sorpresita que les tendría preparada para ese día.
¡Es que nadie pensaba aparecer esa mañana! Ni si quiera su hermano con Harry y Hermione, ni Deam. Nadie, absolutamente nadie. Ya que había terminado de desayunar algo tendría que hacer. Así que decidió ir a la biblioteca por unos libros que necesitaba.
Se levantó, y con su habitual paso armónico se dirigió hacia la puerta. Fue a abrirla pero por lo visto había alguien al otro lado, alguien al que acababa de darla con la gran puerta en toda la nariz. POM.
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POM. Se acercaba tranquilamente a la puerta del Gran Comedor, dispuesto a tomar un gratificante desayuno antes del nuevo día, cuando la puerta decidió ir hacia él y hacer chocar el armazón de roble contra su perfecta nariz. ¿Habría alguien con peor suerte que él? En dos días había conseguido acabar con el trasero en el suelo y con… un momento¿qué era eso? Sangre, lo que le faltaba una hemorragia nasal. Mientras intentaba frenar la sangre que fluía de su nariz, sus ojos se encontraron con los aguamarina de la culpable de su situación. Rectifiquemos, soy el hombre más afortunado del mundo. A duras penas, y sobre su expresión de dolor, consiguió dirigirle una de sus seductoras sonrisas a la chica.
Oh¿eres tú, otra vez? Lo siento de veras, soy lo más patosa que hay en el mundo.- Dijo la chica visiblemente afectada.
No te preocupes, si esto no es nada,- en ese momento un caño de sangre salió de la nariz del chico para acabar en su blanca camisa,- Bueno quizás sí, pero no te preocupes, también es culpa mía, que no miro por donde voy.
No digas tonterías,- dijo la pelirroja en tono autoritario,- vamos a la enfermería que la enfermera te mire eso.- Acto seguido agarró al chico del brazo y lo arrastró camino de la enfermería.
Me está tocando¡me está tocando! Cuidado Draco, no te pongas nervioso. Y además se preocupa por ti. Ah… me sigue doliendo la nariz.Tras unos pocos minutos caminando llegaron a la enfermería. Ginny llamó a la puerta, ya que el chico intentaba bloquear la hemorragia con sus manos, y al instante la enfermera los invitó a pasar.
Ah. Draco Malfoy, no me lo digas te peleaste con Potter y has salido con la nariz rota. Pero, entonces¿dónde está el señor Potter?
Es que no es eso lo que ha pasado,-fue la Gryffindors la que tomó la palabra,- es que yo salía del Gran Comedor, y en ese momento Draco- Un momento, lo acababa de llamar por su nombre.- intentaba entrar con tan mala suerte que le golpee con la puerta de madera al abrirla.
Ouch, eso a tenido que doler, chico,- Draco contestó con un gesto un tanto ambiguo, aún absorto con que la chica lo hubiese llamado por su nombre de pila,- bueno, deja que te examine.
Draco se sentó en una camilla a instancias de la enfermera, en primer lugar ésta le dio una poción que cortó al instante la hemorragia. Luego revisó milimétricamente la nariz del chico ante los preocupados ojos de la prefecta de los leones. De vez en cuando el rubio la miraba de reojo, radiante al descubrir la preocupación que sentía por él.
Sólo tienes una pequeña fisura, lo arreglaré en un momento, aunque quizás el moratón tarde unas horas en desaparecer.- Con un simple hechizo la enfermera acabó con todo el dolor que contenía la nariz del chico, dejándolos marchar al instante ante el peligro de llegar tarde a clase.
Los chicos caminaron en silencio hacia al distribuidor, a partir de ahí sus caminos se separaban, ella tenía que dirigirse a los calabozos y él escaleras arriba.
Bueno, yo tengo que ir a pociones, si llego tarde Snape me mata, pero de verdad que lo siento mucho, como me cruce mucho contigo te mato.- Dijo la chica con la preocupación reflejada en su cara.
No te preocupes no solo a sido culpa tuya yo también soy algo patoso, pero no se lo digas a nadie o mi reputación se vendrá a bajo.- Contestó el chico con sorna, lo que provocó una muda y leve risa en la chica, lo que todo sea dicho lo llenó de felicidad.
Pero, mira como vas.- El chico se miró para descubrirse entero manchado de sangre.- No puedes llegar así a clase, eso lo arreglo yo en un momento.
Con un sencillo hechizo, aprendido de su madre y muy practico con seis hermanos mayores, Ginny hizo desaparecer todo rastro de mancha de la ropa del chico.
Gracias Ginebra, te puedo llamar así ¿no?
Sí, claro, bueno me tengo que marchar, asta luego.- Y salió disparada en dirección a los calabozos.
Hasta luego, Ginebra.
Draco se quedó absorto mirando como la chica que velaba su insomnio se alejaba escaleras abajo. Era feliz, muy feliz, quizás lo más feliz que había sido en su vida. Había mantenido una conversación con ella, como dos chicos normales, no como un león y una serpiente. La chica giró una esquina y desapareció de su vista, lo que le hizo recordar que llegaba tarde a su clase de defensa contra las artes oscuras, y salió corriendo hacia arriba.
Ginebra, Ginebra, suena tan bien, como adulto. Me encanta, además él lo dice de una forma tan sensual. Joder, Ginny¿se puede saber en qué estás pensando¡Qué es Draco Malfoy! Corre, que es lo que tienes que hacer, que en ésta Snape te mata.
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Severus se había levantado de muy buen humor en ese mañana, no sabía muy bien por qué¿o tal vez sí? Bueno el caso es que estaba de muy buen humor, y no iba a dejar que Gryffindors/Slytherins de quinto año se lo estropeara. Por eso tenía el plan perfecto para mantenedlos a raya.
Llegó a la puerta de su laboratorio a la vez que la pequeña de los Weasley, la que parecía un poco acelerada, posiblemente a consecuencia de la carrera para no llagar tarde. Se encontró con que todos sus alumnos estaban ya allí, lo cual, todo sea dicho, era un buen comienzo.
Por poco señorita Weasley.- La cara de la chica se tornó blanca, realmente le daba miedo aquella sonrisa en los labios del oscuro profesor.- Buenos días señores.- Snape continuó como si el anterior comentario no hubiese existido.- Vayan sentándose conforme los llame, no sin antes dejar su tarea sobre la mesa.
Empezó a decir nombres, no en orden de lista, pero siempre uniendo en la misma pareja a un león y una serpiente. Aquel comportamiento extrañó a sus alumnos, que se miraban unos a otros desconcertados.
Y los últimos son Weasley y Miller. Por favor señoritas, pasen delante de mí y no olviden dejar su tarea sobre mi mesa.
Las dos chicas hicieron lo que acababa decirles su profesor y se sentaron en la última mesa del laboratorio. Ginny miró a la morena, era una Slytherins, por lo cual ya era declarada persona no grata, pero en realidad no había hablado con ella ni una sola vez, quién sabe, incluso podía ser una buena chica, la gente da sorpresas. Sólo había que fijarse en Draco. Un momento, estaba pensado bien del rubio, y además lo había llamado por su nombre. Lo que le recordó que no era la primera vez que hacía eso en lo que iba de día. Algo del desayuno me ha tenido que sentar mal. Pero en realidad había sido bastante amable con ella, y eso a pesar de que en los dos últimos días lo había tirado al suelo y le había roto la nariz.
Mireille, por su parte, no entendía lo que le podía estar pasando a su querido profesor, mezclar a Slytherins con Gryffindors, aquello podía convertirse en una bomba, el mayor desastre de todos los tiempos. Y además a ella le tenía que tocar con la pequeña comadreja, aunque, por otro lado la pelirroja era la mejor Gryffindors de su curso en pociones, aquello aún podía salir bien. Resignación, querida, tan solo te queda resignación.
Señores, se estarán preguntando el por qué de esta curiosa distribución.- La voz del profesor sacó a ambas chicas de sus pensamientos.- A lo cuál, todo sea dicho, no voy a contestar. Tan solo decirles que hay que realizar la poción que está escrita en la pizarra, y la pareja que no termine para el final de la clase estará limpiado calderos por una semana, juntos.- La última palabra resonó en los cerebros de los presentes como la mayor amenaza jamás recibida.
Hola – dijo Ginny con el fin de romper el hielo – creo que deberemos trabajar juntas si no queremos sufrir ese terrible castigo.
Eso parece,- contestó Mireille- bueno, intentemos olvidarnos a que casa pertenecemos e intentemos llevar esto a buen fin. ¿Vas tú por los ingredientes mientras yo voy poniendo el agua a hervir?
La pelirroja asintió y se dirigió al armario de los estudiantes. La clase trascurrió en una tensa calma, quitando que hecho de que el caldero que compartían Amelia Forest y Nora Nott estalló mientras las chicas se tiraban los ingredientes, aquello le costó a las chicas dos semanas del temido castigo y diez puntos menos para Gryffindors. Al finalizar la clase tanto Slytherins como Gryffindors se miraban con el ya acostumbrado odio, y las únicas que habían conseguido una poción más o menos decente eran Ginny y Mireille.
Señoritas Miller y Weasley, enhorabuena, son las únicas que han hecho una poción aceptable.
Las chicas estaban satisfechas, una felicitación por parte de Snape era todo un logro, debía estar de muy buen humor.
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Los chicos de sexto entraron en el aula de defensa contra las artes oscuras. ¿A quién mandarían esta vez? Estaban ya hartos de sustitutos, llevaba casi un mes de clase y aún no tenían un profesor definitivo.
En la línea habitual, los Gryffindors habían ocupado la parte delantera de la clase, mientras que los Slytherins la trasera. Todos cuchicheaban, lo que debía ser una de las clases más importante, dada la situación actual, se había convertido en una serie de horas de estudio salpicadas por algunas desagradables clases con Severus Snape.
Innch. La puerta chirrió al abrirse, aquello conllevó el fin de los murmullos. Apareció una mujer de unos treinta y cinco años, medianamente alta, con el pelo rizado y castaño y con unos inmensos ojos miel. Un segundo antes de que la mujer cerrara la puerta alguien la frenó desde fuera. Era Draco Malfoy. La mujer lo miró interrogativamente.
Tuve un pequeño incidente con una puerta.- Contestó el chico señalándole el moratón que tenía en la nariz, a pesar de todo, Harry observó que una sonrisa iluminaba su cara.- Tuve que ir a la enfermería.
La mujer asintió, lo que hizo que Draco ocupara el sitio libre que había junto a Theodore Nott. Tras aquel pequeño contratiempo, la señora se dirigió, meciendo con sutileza su túnica burdeos, a la pizarra y escribió con letra clara:
SEÑORITA STUGGART
Buenos días señores.- Se dirigió, a continuación, hacia el alumnado.- Como pone en el encerado soy la señorita Stuggart, Allison Stuggart, y voy a ser su nueva profesora de defensa contra las artes oscuras.- A Harry, aquella voz, le resultaba extrañamente familiar, pero estaba seguro de que no había visto a esa señora en su vida.- Debido a circunstancias laborales me ha sido imposible incorporarme a darles clase a su debido tiempo. Por las mismas razones el señor director no ha podido anunciar con anterioridad mi venida, ya que hasta ayer no fue segura mi incorporación al puesto. En primer lugar pasaré lista, y de ese modo poder ir conociéndoles.
Mientras la señorita Stuggart iba pronunciando uno a uno cada uno de sus nombres, Harry la observó con detenimiento. El chico sospechaba que quería dar una imagen de seriedad que en realidad no concordaba con su personalidad, lo que en realidad pretendía era, suponiéndola conocedora de la rivalidad entre leones y serpientes, no perder el control sobre una clase tan conflictiva como esa.
Potter, Harry.- Aquello sacó al moreno de sus pensamientos, para sumergirlo de nuevo en la realidad, justo a tiempo para levantar la mano, aunque estaba seguro de que ella sabía quien era sin necesidad de aquel gesto por su parte.
Sin que nada revelara su rostro, siguió pasando lista calmadamente, fijándose en cada uno de sus alumnos, hasta llegar a Zabinni, Bleise.
Bueno señores,- continuo mientras que guardaba la lista de nombre en una carpeta que traía con ella,- hoy, en realidad, no vamos a comenzar con el temario, tan solo me gustaría informarles sobre lo que haremos durante este curso, así como comentar algunas cosas sobre lo que vieron los anteriores. En primer lugar, quizás al avanzar el curso tengamos que tomar algunas clases extra, en sábado,- un murmullo de desacuerdo se extendió por la clase,- todo dependerá del ritmo de la clase, aunque recuerden que ya llevamos casi un mes de retaso.
»Por otro lada, y según tengo entendido han tenido algunos problemas con los responsables de la asignatura en el pasado. Por lo que tengo entendido, y según las informaciones puestas a mi disposición por el profesor Dumbledore, el único curso en el que se adaptaron al temario y consiguieron un nivel normal de enseñanza, fue durante su tercer año, con el profesor Remus Lupin.
Un murmullo de protesta se levantó entre los Slytherins, que no aceptaban que un licántropo, como Remus Lupin hubiese sido un buen profesor.
Conozco personalmente a Remus Lupin, y sé que es un gran profesor.- Dijo acallando los murmullos.- En cuanto al temario de este curso, nos dedicaremos principalmente a hechizos, contrahechizos, y escudos protectores, dedicando un trimestre a cada uno de ellos. Dada la situación actual, con el comienzo de la segunda guerra, tanto el director, como yo y como la asociación de padres, creemos que es lo más adecuado con respecto a lo que será su enfrentamiento con el mundo real. Bueno, pues eso es todo, y ahora, a pesar de que aún quedan unos minutos, pueden marcharse. - Un murmullo recorrió la recogida de las maletas por parte de los alumnos.- Señorita Granger y señor Potter, hagan el favor de quedarse.
Hermione y Harry se miraron extrañados mientras el resto de sus compañeros abandonaban el aula. Se acercaron a la mesa de la profesora y se quedaron mirándola de forma interrogativa. ¿Qué querría la profesora de ellos?
Me han contado que el año pasado estuvieron a punto de ser expulsados por algo relacionado con mi asignatura.
Los chicos dirigieron su mirada hacia el suelo, sabían a lo que se refería, a las clases de DA. Aún recordaban que por culpa de aquello el director acabó en busca y captura, teniendo que huir del colegio, lo que conllevo que recibieran a cambio a la odiosa Dolores Umbrige.
Bueno, resulta que tanto al director, como a la asociación de padres, les ha parecido acertado que aquellas clases extra oficiales de defensa se reanuden, aunque de una forma mucho más controlada y bajo mi supervisión. Siempre de forma optativa, para aquellos chicos que la quieran cursar.
Y, señorita Stuggart¿qué tiene que ver todo eso con nosotros?- Preguntó Hermione, algo tímida.
Bueno, según tengo entendido usted fue la organizadora, señorita Granger, y el señor Potter el profesor.
Sí, pero aquello fue una forma de rebelarnos ante un sistema educativo que en aquel instante, y dada las circunstancias que se avecinaban no nos parecía el adecuado. En cambio, y según su plan de estudios, aquello ya no es necesario.
Toda la defensa que podáis aprender será poca, señorita Granger, y más con los duros días que se nos acercan.
Bueno, supongamos que son necesarias, pero con usted aquí sigo sin entender que pintamos en todo esto Harry y yo.
Es bastante obvio, Hermione, quieren que nosotros lo organicemos¿no es cierto, señorita Stuggart?- dijo un Harry que hasta entonces había permanecido en silencio.
Así es señor Potter. Está claro que para ello ustedes deben estar de acuerdo, aquí no tenemos intención de obligar a nadie a hacer algo en contra su voluntad. Y sabemos que en la actualidad ustedes tienen muchas ocupaciones, pero también creemos que será beneficioso para dos alumnos destacados como ustedes dos. Además, en esta ocasión, tendrán toda la ayuda que yo les pueda ofrecer.
Vale, en el supuesto de que aceptemos¿cuándo se supone que vamos a hacerlo? Además, no podemos juntar en un mismo grupo alumnos desde primero hasta séptimo.
Eso ya está pensado, señor Potter, los alumnos se dividirán en dos grupos. Según tengo entendido el grupo del año pasado se compondría de alumnos desde cuarto a séptimo, pues bien, ese será un grupo, el otro lo compondrán los alumnos de primero, segundo y tercero. Las clases serán de ocho a once de la noche, dos días a la semana, uno por grupo, dichos días serán a elección vuestra.
Pero ese horario conlleva que los alumnos lleguen a las salas comunes sobrepasada la hora del toque de queda.
Exacto, señorita Granger, para eso los prefectos se encargaran de que todos lleguen de forma ordenada a las salas comunes sin que ningún alumno se extravíe por el camino. Ahora piénsenselo, no los vamos a presionar, díganme lo que han decidido durante la próxima clase.
Tanto Hermione como Harry abandonaron el aula, los dos chicos se dirigieron pensativos hacia su siguiente clase, aquello que les ofrecían era tentador, pero supondría apretar aún más sus ya ajustados horarios. En la actualidad disponían de poco tiempo para el estudio, por no hablar de que carecían por completo de tiempo libre.
¿Qué opinas?- Harry fue el primero en romper el silencio que acompañaba los pensamientos de ambos chicos.
Que cuando haya visita al pueblo me recuerdes que le encargue a Ron que compre una agenda para cada uno de nosotros, tendré que hacer un plan de estudios¿crees que es necesario que comamos?
Los dos chicos entraron riéndose en su siguiente clase, lo que levantó aún más curiosidad entre sus compañeros.
Se puede saber que os pasa a vosotros dos¿tan gracioso es lo que os ha dicho la señorita Stuggart?- Preguntó Ron.
No, en realidad no es gracioso, tan solo nos ha anunciado la próxima vuelta del DA.- Contestó Harry, a las insistencias de su amigo.
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Los días fueron pasando y poco a poco se evaporó la primera quincena de Octubre. Para Harry y Hermione fueron quince días agotadores. El primer partido sería el seis de Noviembre frente a las serpientes, los que los obligaba a intensos entrenamientos diarios, que con demasiada lentitud daban sus frutos. Por no hablar de que las clases de DA, que habían levantado un gran interés entre el alumnado, comenzarían el día dos, lo que hacía que pasaran casi todo su tiempo entre la biblioteca y el despacho de la Señorita Stuggart preparando las lecciones. Raro era el día que acababan los deberes antes de la una, realmente estaban agotados.
Por otro lado Ginny y Draco continuaban con sus casuales encuentros, choques y demás, lo que hacía que ambos chicos cada día se acercaran más a tener una relación normal entre amigos. Mientras la relación de la pelirroja con Deam se iba deteriorando día a día, ya que el chico cada día estaba más celoso de todo bicho viviente que se acercara a la prefecta.
Por lo demás todo en el colegio se desarrollaba de una forma normal en la escuela de magia y hechicería, bueno, dentro de lo normal que puede llegar a ser. Pero un día, durante la cena Dumbledore se levantó y pidió silencio a sus alumnos:
Señoras y señores tengo algo que comunicarles.
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Espero que os haya gustado este nuevo capítulo e intentare escribir lo antes posible. Espero vuestras opiniones. Alhana.
PD: Siento lo de los guiones pero no me deja ponerlos.
