Hola aquí estoy tras muchos meses, pero es que además de que continuo con mi depresión por la falta de reviews, al menos esta vez he recibido dos,(aunque uno de ellos sea del primer capítulo) e tenido algunos problemillas personales que no me han permitido seguir escribiendo. Al menos puedo decirle que el capítulo cinco está en progreso y a buen ritmo, no como este que me ha llevado no sé el tiempo porque no conseguía hacer la última escena de una forma lógica. Decirles que he decidido, para acabar con todo tipo de equívocos, cambiar los protagonistas por Ginny y Draco, lo cuál también se adapta bastante bien a la realidad. Bueno así que aquí os dejo con el cuarto capítulo.

Declaimer: Nada de lo que reconozcáis es mío, lo demás si.

Capítulo 4: "Una ruptura"

Por lo demás todo en el colegio se desarrollaba de una forma normal en la escuela de magia y hechicería, bueno, dentro de lo normal que puede llegar a ser. Pero un día, durante la cena Dumbledore se levantó y pidió silencio a sus alumnos:

"Señoras y señores tengo algo que comunicarles."

Los alumnos se miraron extrañados, un silencio envolvió al habitualmente ruidoso Gran Comedor. Las miradas se concentraron en el hombre de las gafas de media luna.

"No se preocupen, lo que les tengo que dar es una buena noticia, o al menos espero que se la tomen como tal." Una sonrisa tranquilizadora se dibujó en el rostro del director. "Como sabrán se acerca Halloween, con sus celebraciones típicas y su banquete. Pero este año, por eso de que a todos nos hace falta algo de diversión, vamos a cambiar un poco dichas celebraciones. Vamos a celebrar un baile de máscaras."

Las caras de las chicas se iluminaron, ¡un baile! Aquello era maravilloso, una excusa perfecta para comprar, para perder lo próximos quince días con la cabeza en las nubes, y sobre toado una excusa para quedar con chicos. En contraposición, los chicos se pusieron muy serios, la mayoría aún recordaban el mal rato que pasaron en el último, tener que hacer el ridículo delante de todo el mundo, y lo que es peor pedirle a una chica que fuese con ellos.

"Ejem, ejem." El director acalló los murmullos que se habían levantado entre el alumnado. "Pero este baile no va a ser como el que tuvimos hace dos años, vamos a hacer un baile que promueva la tolerancia y la convivencia entre casas. Para ello las túnicas serán secretas, y pobre del que revele su indumentaria, os aseguro que me enteraré, y cada uno tomará asiento en la cena donde le sea asignado. Bueno sin más les dejo continuar con su cena."

Aquello último no terminó de convencer a los proyectos de magos, pero al menos no tendrían que pedir a nadie que fuera con ellos, para las chicas resultó ser algo muy emocionante, y una excusa más para competir por tener la más llamativa de las túnicas.

En Slytherins las cosas eran muy diferentes que en el resto de las casa, ellos no estaban dispuestos a relacionarse con el resto del colegio, o al menos la mayorías de ellos.

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Ginny andaba placidamente por los alrededores del lago, había quedado con Deam, aquella tarde ambos estaban libres, y ya hacía demasiado tiempo que no se veían. Mientras esperaba, apareció por allí Anthony Goldstein, el prefecto de sexto de Ravenclaw.

"Hola Weasley."

"Hola."

"Tenía que decirte que a eso de las nueve hay reunión de prefectos, te importaría decírselo a tu hermano y a Hermione, bueno y si ves a alguno de los demás también, es que no logro encontrarlos."

"No te preocupes, así lo haré."

El chico sin más se despidió y continuo con su camino.

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Allí estaba ella, tan preciosa como siempre, le encantaba observarla sin que ella lo supiera. Era tan hermosa. Era la luz que iluminaba sus mañanas y la luna que velaba sus noches, realmente estaba locamente enamorado de ella. Quien le hubiese dicho, apenas un año atrás, que aquella que siempre había visto como la pequeña hermanita de Ron se iba a convertir en el amor de su vida.

Sabía que había llegado tarde, Snape los había entretenido demasiado, pero daría su vida por pasársela así, viéndola junto al lago, pensativa, con sus rojos cabellos acompañando al viento, como si fueran acordes de la más bonita de las músicas. Y allí se quedó, observándola en su lejanía.

En ese momento apareció otro chico, era castaño, ¿no era el prefecto de Ravenclaw? ¿Y qué hacia hablando con su novia? Deam sintió como los celos lo invadían, la quería tanto que no podía soportar que nadie se acercara a ella, a su territorio, a lo que era suyo. La ira lo poseía mientras se acercaba con paso firme a la chica y su acompañante. Pero cuando llegó hasta allí, el chico ya se había ido, encontrándose con una sonriente chica que lo esperaba.

"GINNY, ¿QUÉ QUERÍA ESE?" La pelirroja pegó un respingo al escuchar los gritos de su novio por atrás. "TE ASUSTAS PORQUE SABES QUE LO QUE HACÍAS NO ESTÁ BIEN," Deam cada vez estaba más rojo de ira y la pelirroja cada vez más asustada, nunca había visto a su novio de esa manera.

"Deam cálmate, solo venía a avisarme de la reunión de prefectos que hay esta tarde, créeme no estaba haciendo nada malo."

Al chico no le pareció convencer la respuesta y continuó gritando como un energúmeno, hasta que la pelirroja, dolida por los insultos los reproches, salió corriendo entre lágrimas.

Ginny lloraba desconsolada por los pasillos de la escuela, eso era ya el remate, sabía que Deam era celoso pero no, desde luego, hasta esos extremos. La había insultado, le había gritado y la había tratado como la peor porquería que había sobre la faz de la tierra. Y ella ¿qué? Tan solo había sentido miedo y había salido llorando como una niña pequeña.

Gracias a Dios, era hora de que todos estuvieran en clase, solo una pequeña parte del alumnado tenía esa hora libre y parecía que ninguno se encontraba en los pasillos, ¿o si?

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Severus Snape tenía aquella hora libre, la primera en toda el día, y para remate el último grupo habían sido Gryffindors y Slytherins de sexto, sin duda aquel era el más conflictivo de todos. Potter, Granger, Weasley y Malfoy, no era una buena combinación para una clase, y par rematar el número últimamente Nott se había unido a la batalla. Al menos ahora era más entretenido, que únicamente Malfoy hiciera comentarios inteligentes por parte de los Slytherins los dejaba en minoría, a pesar de todo tenía que reconocer que Potter y Weasley eran más inteligentes de lo que a él le gustaba reconocer.

La puerta del despacho se abrió, y apareció Allison Stuggart, vestida de color vino, como era habitual en ella, y con a elegancia que siempre mostraba.

"Severus, puedo pedirte un favor."

"Allison," parecía que estaba escupiendo el nombre de la profesora, " me gustaría que antes de entrar llamaras a la puerta, costumbre que tengo, ¿qué quieres?2

"En realidad he llamado, pero quizás estuvieras absorto y no lo escucharas." Hacía quince años que no se veían y seguían exactamente igual que siempre, bueno igual no, con mucho más rencor. "Bueno, a lo que venía. Supongo que sabrás que estoy preparando junto a Potter y Granger el grupo de defensa avanzada," el moreno asintió, "me gustaría que los ayudases con una poción, sabes que nunca fui demasiado buena con tu asignatura, y me gustaría que esto saliese bien.2

"Me pides que enseñe al incompetente de Potter a hacer una poción, que tu misma no eres capaz de hacer, para que él luego la repita con un grupo de estudiantes. Realmente Allison, no creo que sea lo más seguro para nadie."

"Severus, he visto las notas de los TIMOS de ese chico y tiene un Excelente en pociones, y hemos hecho algunas en clase y realmente es muy bueno."

"Pues a mi nunca me lo ha demostrado, aún me estoy preguntan como hizo para sacar esa nota."

"Te has planteado que quizás le impongas demasiado, dadle una oportunidad, me ha prometido que hará todo lo posible por hacerlo lo mejor que pueda."

"Bueno, que estén mañana a las ocho aquí, tras la cena, pero no toleraré ni una falta de atención por parte de esos dos. Bueno dime, ¿qué poción quieres que les enseñe a hacer?"

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Draco acababa de salir de su clase de pociones, había sido agotadora, habían protagonizado la peor pelea del año. Lo más curioso es que solo les habían caído unos cuantos puntos menos, Snape debía de estar de muy buen humor. Al menos ahora tenía a Nott de su parte, con eso de que los padres de ambos se encontraban en Azkaban había conseguido a un amigo que podía tratar de igual a igual, no como ese par de gorilas que habían salido huyendo como ratas de un barco que se hunde.

Tenía que buscar a Mireille, aquella tarde había entrenamiento y ella aún no lo sabía, lo que por otra parte le tenía algo preocupado. Era la primera chica que en veinte años jugaba en el equipo de quidditch, lo que no parecía ser muy bien aceptado por sus compañeros, pero era la mejor cazadora, de eso no había duda y la seguiría defendiendo a pesar de las críticas de los demás componentes.

POM

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POM, otra esquina otro golpe y ella llorando como una tonta, ¿con quién se habría chocado ahora?

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Draco miró a la persona con la que se había chocado, y era ella, la ninfa que velaba sus noches, la flor que iluminaba sus mañanas. Pero qué le pasaba, estaba llorando como una niña pequeña, temblaba a su lado. El corazón se le rompió en mil pedazos con solo ver como su ángel derramaba cada una de esas lágrimas. La sostuvo de los hombros y mirando la a los ojos le habló:

"Ginebra, ¿estás bien?" La chica sin más se abalanzó a él y le abrazó mientras mojaba con sus lágrimas la túnica del chico.

El rubio se quedó congelado por unos instantes, la chica de sus sueños se había abrazado a él para llorar, pero en ese instante reaccionó y se introdujo e la primera aula vacía que encontró, arrastrando a la chica con él.

"Ginebra, tranquila, dime, ¿qué te ha pasado? Venga deja de llorar, las chicas tan guapas como tú no deberían llorar, no ves que te pones más fea." Draco estaba haciendo verdaderos esfuerzos por consolar a la chica, no es que fuese un especialista en ello.

La chica se separó de él un instante, lo miró y siguió llorando. Draco se quedó atónito al ver la expresión de miedo que se dibujaba en le rostro de la chica. La cogió en vuelo y la sentó sobre una de las mesas vacías del aula. La separó y la miró a los ojos.

"Ginebra, dime quién te ha hecho qué y por qué." La chica se asustó, el chico la miraba con ira, pero muy distintamente a lo que había hecho Deam minutos antes esa ira no iba dirigida a ella, sino a quien fuera que le hubiese hecho eso.

La chica consiguió hablar, pero con la respiración y la voz entrecortada, con mucho trabajo intentaba tranquilizar al chico, si se enteraba de lo de Deam, estaba segura que lo mataba.

"Draco, por favor tranquilízate,… yo te cuento lo que ha pasado... pero me tienes que prometer que no le vas a hacer nada a nadie,… te prometo que nadie me ha tocado ni un solo pelo."

"Bueno, te lo prometo, pero cuéntame qué es lo que e ha pasado."

"Había quedado con Deam…" Ginny le contó al rubio todo lo que había pasado, sin saber por qué se sentía segura a su lado, protegida, como si nada malo pudiera pasarle. Cuando terminó su historia estaba el chico estaba tan impasible como siempre, seguía siendo un Malfoy, pero sus ojos la miraban con una gran determinación.

"Draco escúchame, éste es mi problema, y lo voy a solucionar yo sola, ¿recuerdas? Soy una Gryffindors y no voy a dejar que nadie haga nada por mí. Yo sola soy capaz de poner a ese imbecil en su lugar."

Draco la miró con escepticismo, sabía que la chica era un león, y como tal no iba a dejar que nadie la pisoteara, pero no podía dejar de sentir un gran desprecio por Thomas, sería capaz de usar toda la magia obscura que conocía contra él, en ese momento.

"Bueno, te dejaré que lo arregles tú, pero como vuelva a hacer algo así, te prometo que no respondo de mis actos."

La chica, ya bastante más tranquila, se acercó a él lentamente, y suavemente posó sus labios sobre los del de los ojos grises y dejando al chico con un escalofrío que lo recorrió por completo y de pie como congelado se marchó.

"Gracias y nos vemos a las nueve." Dijo al cerrar la puerta tras ella.

Draco se quedó unos minutos mirando la puerta por la que la chica había salido, casi no se lo creía. Se tocó los labios muy despacio casi con miedo de perder la sensación del roce de los suaves labios de la pelirroja. ¡SOY EL HOMBRE MÁS FELIZ DEL MUNDO! Gritó su interior. Salió de la habitación para seguir su camino, camino que ya no recordaba, por lo que decidió dirigirse a la sala común con una sonrisa totalmente inusual dibujada en su rostro.

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La de los ojos agua marina aún estaba asombrada por lo que había hecho, pero el chico estaba allí tan preocupado por ella, tan guapo y tan adorable, que fue lo que le apeteció. Realmente no se arrepentía, pero sabía que si su hermano se enteraba de aquello los mataría a ambos, sería capaz de aguantar a cualquier chico menos a ese.

Decidió dirigirse a la sala común, se encerraría en su cuarto hasta la próxima clase, no le apetecía ver a Deam pero tenía una cosa muy clara, cuando lo viera sería para acabar con él definitivamente.

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Faltaban unos minutos para las nueve cuando Ginny y Paul, el otro prefecto de quinto, se dirigían hacia la sala de profesores para la reunión de prefectos. Llegaron, y entraron por la puerta, Draco ya estaba allí, y hablaba animadamente con Nora Nott, la prefecta de quinto año en Slytherins, cuando oyó la puerta dirigió su mirada hacia allí y sonrió al ver a la pelirroja. Ésta no pudo dejar de sonrojarse, mientras le dirigía una de sus cálidas sonrisas al rubio. Al poco llegaron Ron y Hermione, discutiendo, como siempre, por no sé que tontería.

La profesora MacGonagall apareció cuando ya todos se encontraban en la interior de la habitación. Lo que provocó el fin de los murmullos y que cada uno ocupara su lugar correspondiente.

"Buenos días señores y señoritas, les hemos reunido aquí para informarles sobre la próxima visita Hogsmeade, para lo que se les entrega el cartel correspondiente que han de colgar en sus respectivas salas comunes." dijo la profesora mientras les entregaba un cartel por casa. "Como pueden ver, por lo que pone en el cartel que se les ha entregado, las horas de visita están reducidas, esto se debe a la nueva situación que nos rodea.

» Por otro lado, también les quiero informar sobre la vuelta de lo que el año pasado fue llamado DA, supongo que la gran mayoría de ustedes conocerán la existencia de aquel club secreto durante el curso anterior, sea por las circunstancias que sea." Algunos alumnos miraron hacia Malfoy y Parkinson con resentimiento, dado que ellos fueron los que los descubrieron. "Bueno para los que no lo conocían, aquel club se formó para tomar una serie de clases extra de Defensa Contra las Artes Obscuras, debido al desacuerdo de parte del alumnado respectos a los métodos educativos de la anterior titular de la asignatura. El caso es que esas clases volverán bajo la supervisión de la señorita Stuggart, con el nuevo nombre de Ampliación de Defensa. También les voy a dar unos pergaminos que explican esto, y les hago responsables de apuntar a los alumnos interesados así como el curso al que pertenecen. Bueno eso es todo, ya pueden marcharse."

La reunión terminó con el entusiasmo de algunos, los que no sabían nada sobre la vuelta del DA y con la desesperación de los Slytherins a los que por un lado aquello les parecía interesante y por otro no querían aguantar a Potter como profesor, punto que por cierto no había quedado aclarado.

"Granger, ¿sigue siendo Potter el profesor de la asignatura?" Preguntó Malfoy con su habitual tono de superioridad.

"Si, Malfoy, ¿por qué? ¿Estas interesado?" Preguntó Hermione intentando superar el tono arrogante del chico.

"Depende, aún no lo he decidido." Contestó el rubio mirando significativamente a una pelirroja que andaba por allí.

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Algo menos de media hora después de su conversación con Malfoy, la única medianamente civilizada que había mantenido con el Slytherins en seis años, Hermione se encontraba junto con Harry en la puerta de otro Slytherins, Severus Snape. Eran las diez, tal y como se había convenido, cuando los chicos llamaron a la puerta del despacho del siniestro profesor.

"Adelante." Y tras que los chicos entraran continuo hablando." Tomen asiento. "Dijo señalando un escritorio con dos sillas, una mesa y un caldero que había frente a ellos. "En primer lugar comenzaremos con una introducción teórica sobre la poción que hoy vamos a realizar…"

POM POM. Alguien llamaba a la puerta interrumpiendo el discurso del profesor de Pociones.

"Adelante." Por la puerta apareció Allison Stuggart, la profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras.

"Siento haber llegado tarde, pero me entretuve en una reunión con el director." Se disculpó la castaña.

"No sabía que usted también iba a venir a esta pequeña clase."

"Te dije" los chicos se extrañaron de que Stuggart tuteara a Snape después del tono con el que este le había hablado "que quería que les enseñaras esta poción a los chicos porque yo no sabía hacerla, pues aquí estoy, vengo a aprender."

"Está bien tome asiento," dijo haciendo aparecer otro pupitre, "y como iba diciendo vamos a comenzar con una introducción teórica sobre la poción Recuerdo. Esta poción es muy complicada de hacer, así como lleva uno ingredientes bastante difíciles de encontrar. Normalmente no se enseña en los niveles de Pociones que se enseñan en Hogwarts, debido a su gran complejidad, lo que unido a la inutilidad de algunos de los alumnos de esta escuela puede llegar desastroso."

Allison miró a Severus inquisitivamente, no estaba para nada de acuerdo con los métodos que él llamaba de motivación del alumnado.

"Bueno esta poción sirve para que una persona recuerde algo que su propia mente, no mediante un Obliviate, ha escondido como método de defensa. Los beneficios de esta poción es que nos hace burlar las habilidades de Oclumancia de un mago por muy poderoso que sea. Lo que espero que veáis que aunque esta poción es muy beneficiosa en la lucha contra las artes oscuras también puede ser muy peligrosa en manos no adecuadas. Yo os voy a enseñar a hacerla, aunque no os asegura nada, porque para que la poción funcione a tiene que realizar un mago con un gran poder mental.

» Espero pongan especial cuidado en la realización de esta poción, así como que no pierdan detalle si quieren enseñársela correctamente a los alumnos que en breve se pondrán a su cargo. Bueno los ingredientes y el modo de realización se encuentran en la pizarra, y por favor pregunten cada una de las dudas que tengan por muy insignificantes que les parezcan."

Tanto los dos chicos como la profesora pusieron todo su empeño en la realización de la poción, y por primera vez en la vida Snape contestó cuidadosamente cada una de sus preguntas, sin reírse de ellas como era habitual en él.

Casi cuatro horas más tarde tanto alumnos como profesora habían terminado con la poción. Snape revisó cuidadosamente las tres pociones, antes de dar su veredicto.

"Enhorabuena señorita Granger, su poción se encuentra en su nivel habitual a pesar del aumento de dificultad. En cuanto a usted señor Potter, me acaba de demostrar cómo fue que sacó un Excelente en los TIMOS, y ahora que me ha demostrado lo bueno que puede llegar a ser que sepa que no le pienso pasar ni una en clase," Harry miró desafiante a su profesor, a partir de ahora lo haría mejor que nadie, no fuese más que para destrozarle los castigos, "y por último Allison, veo que no has mejorado nada desde que éramos estudiantes. Ahora recojan y márchense, y creo que usted, Allison, debería acompañarlos, no me gustaría estar en su pellejo si el conserje les encuentra."

Los chicos recogieron rápidamente, no querían pasar ni un minuto más de lo necesario con su profesor de Pociones. Salieron por la puerta acompañados por la señorita Stuggart.

Severus Snape se quedó, por fin, en calma, la presencia de ella en la habitación lo turbaba demasiado, por eso la había mandado a acompañar a los chicos, cuando en realidad con un simple permiso hubiese bastado. Pero era todo en ella lo que lo desconcertaba, que era mucho decir tratándose del siempre frío Severus Snape. Cada vez que sentía su fragancia, u oía su melodiosa voz, un centenar de recuerdos lo abordaban.

Tantos recuerdos de una época feliz, y algo que él creía que los separaba para siempre, y sin embargo allí estaba, intentando acercarse cada vez un poco más a él, intentando romper, sin resultado, el resistente muro que ella misma forjó. Comprendía las razones de porqué en el pasado desapareció de su vida, pero no podía pedir que olvidara veinte años de resentimiento.

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Allison Stuggart acompañaba a sus alumnos hasta la sala común que tan buenos recuerdos traía a su mente. Aquellos chicos le recordaban tanto a ella misma en esa época, tan echados para delante y con ese ansia para ayudar a los demás. Había que reconocer que estaban sacrificando mucho para poder llevar adelante el DA, de buena tinta sabía que dormían poco y que descansaban aún menos.

"Chicos creo que deberíais tomaros un día libre, ¿por qué no vais el domingo al pueblo? Os sentará bien os veo muy estresados. Además tendréis que compraros algo para Halloween. También deberíais aprovechar para dormir."

"Pero tenemos mucho estudio atrasado."

"El partido de quidditch se acerca."

"Chicos olvidaros por un día de vuestras obligaciones, yo me encargo de lo de los deberes y porque no entrenéis un día tampoco va a pasar nada. Realmente necesitáis descansar, la vida que lleváis no es sana. Así que o os vais a Hogsmeade u os arrastro yo misma."

Los chico asintieron, en realidad les apetecía pasar el día con sus amigos tomando cervezas de mantequilla y golosinas. Y otra cosa era cierta tenían que comprarse algo para la fiesta. Finalmente entraron por el retrato de la señora gorda mientras que la señorita Stuggart se alejaba hacia sus aposentos.

Allison Stuggart seguía pensativa. La actitud de Severus la desconcertaba. Tal vez ella tenía parte de culpa en el extraño comportamiento del moreno profesor. Pero estaba haciendo todo lo posible porque tuvieran una relación normal, al menos como dos compañeros de trabajo.

El hombre estaba totalmente cerrado en sí mismo, no se parecía en absoluto a aquel adolescente que ella misma conoció, años atrás. Aquel que la sorprendía cada día y que tanto la hacía reír. Aunque está claro que desde entonces muchas cosas habían pasado, tanto en la vida de uno como del otro. Y también estaba aquella pelea, por mucho perdón que pidiera sabía que él nunca olvidaría lo que le hizo. Pero tendría que comprender que las circunstancias habían cambiado mucho desde entonces y que hasta cierto punto su reacción estuvo justificada.

Con sus divagaciones Allison llegó hasta la puerta de su habitación, a la soledad de aquellas cuatro paredes, la misma soledad que la había acompañado desde que quince años atrás su vida se viniera abajo.

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La semana pasó rápidamente, y el fin de semana siguiente sería la gran fiesta. Por ahora todos se concentraban en la salida que tendría ese día a Hogsmeade. La mayoría de las chicas estaban impacientes por comprar los últimos detalles para el baile de máscaras. La mayoría ya tenía los vestidos, que o bien por correo o gracias a sus madres habían comprado nada más enterarse de la noticia.

El desayuno era un hervidero de nerviosos alumnos deseando salir de aquellas cuatro paredes entre la que pasaba nueve meses al año. La mesa de Gryffindors como casi siempre era la más revoltosa.

Algunas chicas de quinto hababan nerviosas sobre la cercanía del gran evento, todas sonreían y estaban deseando salir a comprar los últimos detalles. Por su lado una de ellas, una chica pelirroja miraba de reojo y disimuladamente a la mesa del fondo donde un chico rubio parecía un poco tenso.

Aquel chico rubio, fingía que escuchaba a Nora Nott, a la cual no había mandado ya a…, porque siempre era una buena fuente de información además de la hermana de su mejor amigo.

"Draco, ¿me estás escuchando?"

"¡¿Qué! Ah, si Nora es que estoy un poco distraído, no he dormido bien esta noche."

"Draco, creo que lo mejor, si queremos llegar con buena hora a Hogsmeade, es que nos subamos ya." Theo corrió al rescate de su hermana. De esa manera no le daba tiempo a traumatizarse porque "el gran" Draco Malfoy la estaba ignorando.

"Si yo también creo que será lo mejor, chicas nos vemos en Las Tres escobas para almorzar, ¿vale?" El último comentario iba dirigido más a Mireille que a Nora pero decidió que lo mejor era incluirlas a ambas.

Ambos chicos se dirigieron hacia la puerta del gran comedor, donde se cruzaron con Thomas y Finnigan. El moreno observó como la cara de su amigo soy-frió-como-un-témpano-Malfoy se cambiaba. Apretaba los nudillos con fuerza y miraba a los chicos con inmenso odio. Nott no quiso preguntar pero no le gustaría estar en el pellejo de ninguno de los dos chicos. Tras dejarles paso, los dos Slytherins se dirigieron camino de su sala común.

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Harry y Hermione se iban a tomar un día libre tras muchos de agotador trabajo, Ron les metía prisa, no quería llegar tarde al pueblo, debido a la incipiente guerra habían reducido notablemente el tiempo de excursión, y debían aprovecharlo al máximo.

"Harry, Hermione, vamos a llegar lo últimos." Ron daba vueltas desesperado alrededor de la sala común.

Dicha sala estaba casi vacía, la gran mayoría del alumnado había salido ya hacia donde la subdirectora pasaba lista. Y en cambio el estaba esperando que sus dos mejores amigos terminasen de vestirse, tanto estudio y trabajo había hecho que se volvieran mucho más tranquilos en su único día libre.

"Jo, Ron, tampoco vamos tan tarde, quieres relajarte." Harry bajaba tranquilamente de su habitación.

"Lleváis semanas trabajando sin descanso, y para un día libre que tenéis no os dais prisa por salir de las cuatro paredes de éste colegio. Lo siento, pero yo no lo entiendo."

"Pues Ronald es muy fácil, para un día que tenemos libre no vamos a ir corriendo a todos lados. Eso es precisamente lo que hemos hecho durante las últimas semanas y es de lo que tenemos que evadirnos." Contestó Hermione que acababa de bajar de su habitación. "Cuando quieras nos podemos marchar."

Los tres chicos salieron por la puerta de la sala común. Ron iba por detrás de Hermione y Harry, que hablaban animadamente, mientras refunfuñaba algo sobre que no le gustaba que le llamaran Ronald.

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Ginny Weasley paseaba tranquilamente por Hogsmeade junto a sus inseparables amigas. Ya habían comprado lo que les faltaba para el baile. Y a penas era la hora de comer, todo un record tratándose de ella, decidieron que los mas acertado sería ir a comer a "Las tres escobas". Además, había quedado allí con Harry, Hermione y su hermano, así como con el resto del equipo de quidditch, Harry tenía que decirles algo sobre el entrenamiento del día siguiente.

Las chicas del quinto curso de Gryffindors entraron en el establecimiento y ocuparon una de las mesas del fondo. La pelirroja prefecta observo a su alrededor. Su hermano, junto con Harry y Hermione, aún no había llegado, pero al otro lado del estaba un apuesto rubio q la miraba con descaro.

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"Draco, te estoy hablando." Theodoro Nott estaba desesperado con su amigo, no había quien lo entendiera, se había pasado un mes como alma en pena, aunque el rubio creía que nadie lo sabía, el moreno lo había visto levantarse de madrugada cada noche, y ahora sin razón aparente había pasado a una, al menos extraña, felicidad. El chico de los ojos oscuros sospechaba que alguna chica era la causante de tan radical cambio, aunque también sabía que si su amigo quería que se enterara ya vendría a contárselo.

"¿Decías algo Theo?" Contestó el rubio saliendo de su ensimismamiento.

"Te estaba diciendo que seguramente las chicas tardaran y que será mejor que empecemos a pedir nosotros."

"Ahh, vale, me parece buena idea, aunque quizás se enfaden si…" el rubio no terminó la frase, se quedó mirando a la puerta con una expresión que pocas veces había visto su amigo.

El moreno giró la cabeza para ver a quién dirigía su amigo aquel odio tan profundo, y se encontró con Dean Thomas entrando por la puerta.

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Estaba desesperado, llevaba tres días buscando a la pelirroja por todos lados, ella estaba evitándole, de eso no había duda, pero lo único que él quería era pedirle perdón, sabía que se había pasado con ella.

Después de dar como doscientas vueltas al pueblo decidió entrar en "Las Tres Escobas" a comer algo, cuál fue su sorpresa cuando allí, en el fondo de la sala se encontraba Ginny Weasley con sus amigas. Se dirigió derecho hacia la mesa que las chicas de quinto compartían, sin notar como una mirada lo atravesaba con un odio indescriptible.

"GINEBRA WEALEY, SE PUEDE SABER DÓNDE TE HAS METIDO ESTOSÚLTIMOS TRES DÍAS." La pelirroja se giró despacio y miro al chico del pelo paja con desprecio.

"Eso a ti no te importa." Dijo muy despacio la de los ojos agua marina. "Y hazme el favor de desaparecer de mi vista, no te quiero volver a ver." Con esto la chica se dio la vuelta para continuar la conversación con sus amigas.

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Draco Malfoy no salía de su asombro, había que tener cara para plantarse así delante de la chica y sin más comenzar a gritarle. Tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no levantarse y romperle el cuello al león en aquel mismo instante.

Pero se tranquilizó al ver como la chica, con aquel orgullo que caracterizaba a los Gryffindors lo mandaba a tomar viento, estaba muy orgulloso de ella.

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"¿CÓMO TE ATREVES A HABLARME ASÍ?" El chico estaba rojo de ira. "LO QUE ERES ES UNA..."

"¿Una qué? Thomas." La pelirroja se levantó muy lentamente de su silla y sacó su varita, al chico no le dio tiempo de reaccionar cuando ya se encontraba en el suelo desmayado. "Seammus creo que lo mejor será que te lo lleves al castillo." Y tranquilamente se volvió a sentar para continuar con el almuerzo.

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Draco no pudo reprimir que una sonrisa se dibujara en su rostro, la chica tenía carácter, y eso le gustaba, de hecho cuanto más la conocía más le gustaba.

En ese instante Nora y Mireille aparecieron por la puerta de "Las Tres Escobas". Venían visiblemente contentas, seguramente por haber comprado todo lo que tenían planeado. Tras ellas apareció el Trío Maravilla, lo que hizo que la felicidad de la que Draco había disfrutado se desvaneciera.

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Bueno espero que os haya gustado, y prometo, y esta vez de verdad no tardar tanto en actualizar. Por favor dejadme vuestra opinión, me haríais muy feliz. Ahora paso a contestar los Reviews que he recibido, y como por lo visto aquí no se puede voy a copiar la iniciativa de otras autoras y a contestarlo en un autoreview. Pues eso que un beso y hasta la próxima.