Transmisión II
Cuidado con lo que deseas.
-Buenos días a todos – saludó la capitana Hayes sonriente, entrando al puente, lista para comenzar su turno matutino.
-Buen día capitana – respondieron las conejitas, girando la cabeza fugazmente para luego regresar a su tablero.
-Alguien huele muy bien – dijo Claudia insinuante, mirando de reojo a su mejor amiga quien encendía su monitor.
-Siempre huelo bien – repuso de buen humor, agitando su cabello con coquetería.
-Siempre que coincides en turno con el comandante Hunter, querrás decir.
-Claudia… - gruñó Lisa, por lo bajo.
-Y hablando del diablo.
Una pequeña luz roja y un agudo pitido intermitente anunciaban la solicitud de intercomunicación que el líder del escuadrón Skull generaba con el centro de control. Lisa enderezó la espalda, arrojó los hombros hacia atrás y sonrió delicadamente antes de darle los buenos días al Comandante Hunter.
-Buenos días para ti también, Lisa. ¿Qué tal tu noche de chicas con Claudia?
-Todo perfecto, Comandante – contestó la capitana, con cierta indiferencia – ¿Podría proporcionarme sus coordenadas actuales, por favor?
-Sobrevolamos el cuadrante A-17, Beta 719, nivelando la formación a X-99. Tenemos una vista esplendorosa… algún día deberías subir conmigo a ver esto, Lisa. Estoy seguro de que mejoraría tu carácter.
El Puente entero, incluyendo dos afanadoras que limpiaban un par de escritorios vacíos, guardó silencio. Claudia giró la cabeza lentamente hacia Lisa como si presintiera que en menos de cinco segundos la Capitana se convertiría en un monstruo de tres cabezas. Por su parte, Lisa levantó pesadamente la mirada hacia el monitor, enterrando los ojos en el Comandante Hunter.
-¿Qué dije? – pensó Rick, como si su boca se hubiera abierto por sí sola y las palabras se le hubiesen escabullido como gotas de agua en las manos.
-Agradezco su interés por mejorar mi estado de ánimo, Comandante – replicó Lisa, con algidez –. Pero quizás debería preocuparse más en continuar la ruta que le fue asignada esta mañana. Según nuestros registros, su grupo debería dirigirse a…
-Lo siento, capitana – se disculpó Rick, con sinceridad – no fue mi intención ofenderla… pero en verdad… ¿por qué no considera salir más a menudo para que le mejore el humor?
Otro silencio sepulcral le siguió a la última frase de Rick, quien nuevamente se preguntó ¿por qué diablos estaba diciendo exactamente lo que le cruzaba por la cabeza?
-Comandante Hunter – resopló Lisa, a punto de embestir a cien tropas de enemigos alienígenas con el penetrante y ponzoñoso brillo de sus ojos –. No tengo idea de porque de repente ha decidido utilizar un canal abierto para sus absurdas observaciones, pero le ordeno que guarde sus opiniones con respecto a mi persona en donde nadie las escuche y vuelva a sus labores de inmediato, o de lo contrario …
-¿Lo ves, ahí está de nuevo "la vieja amargada Hayes" – espetó Rick, mordiéndose la lengua.
La Capitana Lisa Hayes estalló en furia, lo que fue evidente para todos al distinguir su resplandeciente mirada asesina junto con el rojo incandescente de su cara. Rick continuaba atónito a lo que su boca soltaba con descuido a una velocidad impresionante.
-¿Qué pasa contigo, Rick? – se oyó la voz de Max, a través del intercomunicador del Comandante.
-No… no lo sé – respondió el piloto, anonadado.
-Pues será mejor que mientras lo descubres cierres la boca o la Capitana Hayes mandará arrestarte cuando tu avión pise tierra.
-Comandante Hunter – llamó Lisa, con voz de mando por la otra línea – sus nuevas coordenadas serán transmitidas a su itinerario electrónico en este momento. Espero las obedezca de manera escrupulosa y le solicito atentamente pasar por mi oficina cuando termine su turno. Es todo. Cambio y fuera.
Lisa cerró el intercomunicador, dejando a Rick con el corazón en la garganta y el rostro bañado en sudor.
-¿Qué mosca te pico, jefe?
-Max… - repuso Rick, nervioso – ¿Acabo de decirle a Lisa: vieja amargada?
-Vieja amargada Hayes, para ser preciso. ¿Qué sucede, amaneciste de mal humor?
-N-no… no realmente. No sé por qué lo dije, yo solamente lo estaba… pensando.
-¿Qué dijiste, Rick? No escuché lo último.
-Nada, olvídalo. Deben ser que no dormí bien.
-Ah, por cierto. Miriya me pidió preguntarte si te había gustado el pastel de cumpleaños.
-Claro que no, sabía asqueroso – soltó Rick sin miramientos.
El Comandante tragó saliva con dificultad al volver a oír una estupidez que únicamente estaba pensando. Otra gota de sudor resbaló por su sien y esperó con vergüenza la reacción de Max a su descortés comentario.
-Bien – habló Max, con algo de frialdad –. No hay problema. Miriya está aprendiendo y poco a poco estoy seguro que…
-Max, aguarda – se apresuró a decir Rick, buscando disculparse con vehemencia –, no quise… bueno si pero… n-no, quería herir tus sentimientos.
-Las nuevas ordenes llegaron – apuntó Max, mirando su monitor central sin prestarle más atención – a trabajar, Comandante.
-Oye, Max…
Fue inútil, el Teniente Sterling apagó su intercomunicador sin detenerse a escuchar una disculpa más. Rick apretó los ojos con fuerza, maldiciendo por dentro a su gran bocota. ¿Qué pasaba con él¿Acaso se había decidido a ser el tipo más odiado de la nueva ciudad Macross, acribillando con su sinceridad al que se cruzara en su camino, así fueran sus mejores amigos?
-Estúpido, soy un estúpido – se recriminó Rick, estrujando con ofuscación los controles de su Veritech – ¿En qué rayos estaba pensando?
Un par de horas más tarde, en el SDF-2, una irascible Capitana atravesaba el centro de control bajo la mirada inquisidora de todos sus subordinados para salir hacia su oficina y aguardar la llegada de un singular y boquiflojo piloto de guerra, del que odiaba estar enamorada pero adoraba enfrentar como al más impertinente y fastidioso de sus subalternos.
Continuará...
Notas:
Sé que son capítulos pequeñísimos! pero bueno, espero que los disfruten tanto como yo al hacerlos.
Gracias Alex-chan por tu primer review.
Ja na
