Transmisión III
La verdad no mata…
Lisa Hayes taconeaba su zapato impaciente cuando Rick Hunter entró a su oficina con la cabeza en alto, la mirada al frente y las facciones endurecidas como si mover cualquier músculo de la cara le doliera hasta morir.
-Comandante Hunter, reportándose – saludó con arresto al subir y bajar enérgicamente el brazo.
-Descanse – ordenó Lisa, correspondiendo a su gesto –. Muy bien, Comandante, iré al grano.
-Sí, Capitana – asintió Rick, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.
La joven caminó con los brazos sobre el pecho hacia el piloto y lo confrontó cara a cara, a pocos centímetros de distancia. Rick movió los ojos nerviosamente hacia el rostro de la capitana para devolverlos velozmente a su lugar cuando se encontró con dos verdes pupilas encolerizadas, a punto de lanzar una violenta llamarada de enojo.
-¿Cómo te atreves a insultarme delante de todo el mundo, Rick?
-Yo… no quería… insultarla, Capitana.
-Deja ya las formalidades y aclárame de una vez qué te sucede – demandó Lisa, buscando su mirada – ¿Sigues molesto por lo de ayer?
-¿A… ayer?
-Sí, ayer. Cuando me exigiste mantenerme alejada de tu vida privada.
-Bueno… te dije la verdad – confesó Rick, relajando un poco la postura – pienso que no deberías entrometerte en mi vida amorosa.
Lisa sintió todos los colores subirle a las mejillas, a la vez que un gran vacío le calaba el estómago. Le dolía más que cualquier insulto de Rick, el recordatorio de que para él, ella no significaba más que una compañera de trabajo o si se aventuraba demasiado, hasta una amiga afectuosa y solidaria.
-Lo sé – aceptó Lisa, cabizbaja – y te ofrezco una disculpa si te he dado esa impresión.
-Pero no fue por eso por lo que dije esas cosas esta mañana, Lisa. También te ofrezco una disculpa si te lastimé de manera innecesaria.
-¿Entonces por qué las dijiste? – inquirió Lisa, sentándose en su sillón.
-Por… que… - respondió Rick, luchando contra sí mismo al darse cuenta que su boca se abrió por voluntad propia – t-todo… e-esso… esss… v-ver… v-verdd…
-¿Rick, te sientes bien?
Rick empezó a sudar nuevamente como si luchara contra una fuerza invisible que lo impulsaba a decir lo que nacía directamente de su corazón.
-N-nno – contestó, enormemente incómodo e incluso mareado – me siento espantosamente mal cada vez que estoy en esta oficina.
Lisa contuvo el aliento y se puso de pie casi de inmediato, oyendo como su corazón se partía en cuatro partes. ¿Rick podía ser más cruel de habérselo propuesto? Ahora la capitana lo tenía muy claro. Rick la detestaba por ser una vieja amargada y le producía nauseas encontrarse con ella. ¿Quedaba alguna duda respecto a los sentimientos del Comandante Hunter por su superior?
-No entiendo lo que te pasa, pero espero que no se repita – dijo Lisa, volviendo al frente de su escritorio, sin dirigirle la mirada – puedes retirarte.
-Lisa, no quise decirlo así… no es lo que estás pensando.
-Tú no sabes lo que estoy pensando – refutó, con la voz descompuesta – te pedí que te fueras.
-No eres tú… - insistió Rick, acercándose al escritorio – es esta oficina la que no me gusta. Cada vez que entro aquí pienso que recibiré un terrible castigo, como si estuviera en la escuela elemental.
-Rick, parece que no escuchaste mi orden. Sal de mi oficina.
-Es horriblemente fría y siento que sólo vengo aquí para que puedas gritarme con libertad.
-¡Rick, te advierto que te vayas en este instante¿Quieres infringir todas las reglas de conducta el día de hoy?
-¿Lo ves¡Ya estás gritándome y no he hecho nada malo! – declaró Rick, con indicios de enfado – ¡Te estoy diciendo la verdad!
-¿Eso también dijiste esta mañana, no es cierto? la verdad – lo enfrentó Lisa, azotando las manos contra el escritorio al levantarse de su asiento – eso piensas de mí. Que soy una vieja amargada, una pesada y una… una…
Un par de lágrimas inoportunas se agolparon en las cristalinas pupilas de Lisa pero hizo un esfuerzo sobrehumano para mantenerse firme y tragarse la tristeza que emanaba sin control de su alma.
-¡Si tanto me odias, deberías pedir tu cambio, Rick! – vociferó Lisa, respirando hondamente para contener su sollozo.
-¡Yo no te odio¿Te has vuelto loca?
-¡No me insultes!
-¡No te odio Lisa, es todo lo contrario!
-¡No mientas, acabas de admitirlo¡Largo de mi oficina o mandaré que te arresten!
-¡No quiero irme hasta que comprendas lo que te digo!
-¿Comprender qué? Anda, habla… - le provocó Lisa – ¿Quieres seguir insultándome? Bien, pues dilo ya… ¿Qué más piensas de mí?
-Pienso que…
-¿Qué!
-¡Yo pienso que…! – dijo Rick, luchando una vez más contra su voz – que… pienso que…
-¡Habla o vete!
Rick forcejeó con sus sentimientos por unos segundos, sintiendo como una descomunal fuerza empujaba cada una de sus palabras desde el estómago a la garganta. No quería decirle la verdad, no deseaba confesarle lo que pensaba y sentía por ella ya que ni siquiera él se había dado cuenta de eso. Pero no pudo más y liberó, como un torrente incontrolable, una revelación que dejó helada a la Capitana Hayes y paralizado al Comandante Hunter.
-¡Me gustas mucho, Lisa! – exclamó Rick – ¡Eres hermosa y me gustas mucho!
-¿Q-qué… dijiste? – susurró Lisa, temblando.
-¡Me gustas, quiero salir contigo… y quiero besarte ahora mismo!
Continuará...
Notas:
Hey! creo que no me había divertido tanto haciendo un minific de Robotech, ojalá algún día la cabeza me dé para escribir un fic completo pero mientras tanto, espero les esté gustanto este ensayo como entremés...
Arigato. Ja na!
Emera
