Tengo dos palabras para akellos k son homofóbicos y no gustan del yaoi:
SHÚ, SHÚ...! o.ó
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Maki- n.n listo. Ahora viene lo weno XD
Kohaku- n.n ahora viene la part 2 del one-shot n.nU
Tazuki- nwn mis hermanas han d xplicar xk le pusieron un cap II, ne? O.o?
Maki- n.nU wenu...
Kohaku- sere breve, k l tiempo c nos acaba TTxTT. Akellos k han scuchado a T.A.T.U., han d saber k exist una cnción cn el título MALCHIK GAY (según yo o-O)
Maki- durant unas vacaciones n.nU la scuché, y m nació la idea d una historia. Y o.O xtrañament, acoplaba perfectament cn el fic k ya había scrito antes (SE, obviamente n.nU)
Tazuki- nwn cha. Wenu, óiganla n.n y podrán llorar como yo lo hice cuando leí l fic TT.TT
Kohaku- ú.u eres un xagerado, Tazuki...
Maki- Tazuki s niña, Kohaku... o.ó
Kohaku- niño, Maki o.ó
Tazuki- ú.u ay no...
..oO0- Pa EsmeLiRail-TezcaHitomy miwa akimoto, FuMikI y Lara Himura, k leyeron el fic anteriormente TTwTT mil gracias. No saben como c los agradezco... –0Oo..
(A propósito... ahora no c k m dio k m salió algo dramático TT.TT. así k no pondré comentario final para no arruinar l ambient k (según yo)logré crear. Solo les pido k si no c aburren y leen l fic hasta el final TTxTT m dejen un review cn su comentario TT-TT aceptamos d todo... porfis TT.TTU)
.:Maki:.
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SOMEONE ELSE
2. Malchik Gay
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Jamás creí que fuera a pasarme. Pero cada mañana despierto y de pronto todo el cansancio y la flojera se van con solo pensar que llegando a la escuela podré verlo. Y entonces no sé de donde saco las fuerzas para ser la primer a en estar lista a la puerta de la casa, ansiosa por salir de camino a la escuela.
Y bueno, indudablemente siempre llegamos tarde, aunque obviamente no por culpa mía. Es mi hermano el que hace que pierda valiosos minutos de mi día!
Nunca creí que me pasara. Hace apenas seis meses antes juraba y perjuraba que NUNCA me gustaría un chico. Miraba a Anna y me burlaba al verla indecisa entre Hao e Yoh. Miraba a Tamao y me confundía por verla loca por mi hermano. No comprendía cómo mi madre pudo casarse con mi padre. Y juré que jamás me pasaría. Pero no sé cuando, ocurrió. Supongo que crecí, era inevitable.
Jamás creí que fuera a pasarme. Pero sin saber cómo, pasó. Me enamoré de un muchacho.
Y ahora, diario parezco una tonta, apresurándome en las mañanas para llegar temprano y poder verlo, mirando a cada rato el reloj y esperando que transcurran las horas para que llegue el descanso y pueda salir a almorzar con él; y luego corriendo hacia el patio para tan solo poder mirarlo.
Aunque tengo una pequeña ventaja en todo esto. Anna trata a los gemelos Asakura con demasiada violencia. Tal vez no sabe disimular que ambos le gustan. Lo contrario le pasa a Tamao. Ni siquiera se atreve a saludar a mi hermano. Creo que HoroHoro ni siquiera la conoce! Entonces, Yoh y Hao huyen de Anna. Tamao ni mira a mi hermano a los ojos. Y yo si puedo estar cerca de el chico que me gusta cuando yo quiera. Y eso es porque es el mejor amigo de mi hermano.
Ren Tao.
El muchacho por el que todas las chicas de mi salón suspiran. El muchacho por el que la mitad de las chicas del salón de mi hermano suspiran (la otra mitad suspira precisamente por mi hermano). El muchacho más guapo del Universo.
Bueno, según yo.
-Cómo puede gustarte ése cara de limón?
Me preguntó Tamao el otro día, mientras Anna, ella y yo mirábamos a mi hermano y a sus amigos jugar (discretamente, claro). Estábamos las tres sentadas en los escalones de la escuela, como otras dos docenas de chicas que gustan de admirar a los muchachos que juegan básquetbol en el patio.
Y ese día era un partido perfecto. Ni siquiera sabía quien iba ganando, claro que no! Creo que ninguna de nosotras lo sabía. Pero es que el básquetbol es una cosa tan fascinante! Sobretodo si los jugadores son, Yoh y Hao Asakura en el caso de Anna, mi hermano en el caso de Tamao, y Ren en mi caso...
-NO es cara de limón, Tamao!- Le reproché. Ella hizo un puchero
-Claro que lo es. Está amargado...
-Siempre trae cara de pocos amigos, Pilikka- dijo Anna por lo bajo, mirando a Hao anotar un tanto artísticamente. El chico de larga cabellera dio una vuelta de honor alrededor del patio, atrayendo miradas de deseo...
Yo me enfadé.
-Ay si, pues como si mi hermano estuviera muy guapo, Tamao!
-Es que lo está...- se defendió mi amiga pelirrosada, poniéndose roja a mas no poder. Yo suspiré.
-No, no lo está. Está deforme.
-Mira Pilikka, tú eres muy bella. Y tu hermano no está feo. Ambos son muy bien parecidos, no es de extrañarse que atraigan tantas miradas...- dijo Anna conspiradoramente, señalando con la cabeza a un chico de sexto que nos miraba desde la otra esquina del patio. Yo me sonrojé, pero aparté la vista.
-Bueno, ese no es el punto. El caso es que Ren Tao me gusta, y no tiene nada de malo!
-De qué hablan, chicas...?
-Hola, Jeanne!- saludó Anna, ésta vez viendo cómo Yoh tiraba a su hermano de un empellón. Más allá, mi hermano se burlaba de ambos con una mano en la barriga, y detrás suyo, Ren los miraba desaprobadoramente. Ah, tan bello!
La muchacha de largo cabello plateado se sentó entre Tamao y yo.
-Han visto a Lyzerg por ahí...?
-Está ahí, en la sombra de aquél árbol...- señalé. Otra víctima del amor. Jeanne está locamente enamorada del amigo inglés de HoroHoro.
-Ah, tan guapo que se ve sin su chaqueta...! Hola, Lyzerg...!
Jeanne saludó a Lyzerg abiertamente, y el peliverde le devolvió el saludo, muy sonriente. Más allá, Hao lo miró con ira.
-A ver, inglecita, deja de noviar y concéntrate! Nos van ganando!- Alcancé a escuchar que le reprochaba.
Anna y Tamao miraron a Jeanne con envidia, mientras yo me tapaba la boca para que no me vieran reír. Y Jeanne, bueno...! Parecía un Sol de lo contenta y sonrosada que estaba!
-Ay amiga, a veces quisiera tener tu valor...
-O tu estupidez. Deja de saludarlo, o te vas a delatar!
Exclamó Anna con el ceño fruncido, callando a Tamao. La pelirrosada bajó la vista, avergonzada, y se llevó la botella de jugo a los labios. Jeanne no les hizo caso.
-No me importa, que se entere! Por mí que lo sepa el mundo...!
-Hey, hey, tranquila, Julieta...- le espeté, riéndome de su diálogo Shakespiaresco. Más allá, Ren recorrió el patio con la mirada, posándose sus dorados ojos en mí por un segundo, y no pude evitar sonrojarme.
Guardamos silencio un momento, mirando a los chicos jugar. De pronto, Yoh le dio un golpe demasiado fuerte al balón, que vino rodando directo hacia nosotras. Puedo hacerme una idea de lo que mis amigas pensaron cada una en sus cabezas, pero al menos por mi mente pasó "Por favor, que venga Ren por ella!"
Lamentablemente, fue Tamao la afortunada.
-Yo voy!- escuché que mi hermano gritaba a sus amigos, y acto seguido se acercaba a paso veloz hacia nosotras. A mi lado, escuché a Jeanne
-Hey, Tamao! Aquí viene tu príncipe...!
Tamao ni fuerza ni tiempo tuvo de responder, porque HoroHoro llegó hacia la pelota, que estaba en mis pies.
-Hola, chaparra...
-Cállate, hermano!- le repliqué. Odio ese estúpido apodo! No es mi culpa no haber crecido lo suficiente! Él se rió.
-Si, lo que digas... chaparra.
Bueno, yo ya estaba enojada! Pero luego sonreí confiada. Tengo un arma secreta...
-Vamos, ya coge tu estúpido balón y vete, que tus amiguitos están esperándote, HOTO-HOTO...
Horo dio un respingo y se molestó.
-PILIKKA!
-HERMANO!
Horo me colocó al balón sobre la cabeza, y me dijo burlonamente
-Será mejor que te calles, piojo, o le diré a Ren que tiene una admiradora...
Me puse rojísima, y le di una patada, para que se fuera
-Ya vete, hermano! Y mas te vale no decir ni una sílaba!
-Oye, HoroHoro! A ver a qué hora, que queremos acabar el partido éste año...!
El patio entero se rió con el comentario que Hao hizo a todo pulmón. Horo se sonrojó, y sonrió, mirándome burlonamente antes de irse.
-Adiós, chaparra...
-Aaaagh, hermanoooooo!
Le aventé mi botella de refresco. Pero erré el blanco, y mi hermano se fue a jugar de nuevo, dejando a Tamao casi hiperventilándose al haber tenido a HoroHoro tan cerca y por tanto tiempo. Y a mi, furiosa.
-Vaya, tu hermanito es muuy simpático...- se burló Anna
-No lo es, es un tonto!
-NO es un tonto, Pilikka- lo defendió Tamao. La miré enfadada
-Es un completo estúpido, Tamao!
Ella elevó un poco el volumen de su voz
-No lo es! Deja de molestarlo!- Me reclamó poniéndose colorada. Yo me enfadé más
-Es mi hermano y lo conozco mejor que tú, Tamao!
-Pero no tienes derecho a insultarlo!
-Claro que tengo derecho, no en vano me paso todos los días aguantándole sus groserías!
-Al menos es MUCHO mejor que tu cara de palo ése...!
Ahí sí que me enojé. Que no se atreva a insultar a mi Ren, por que yo...!
-OYE! NO es ningún cara de palo!
-Claro que lo es! Es un arisco y grosero y mala onda! No merece estar cerca de mi Horokeu!
-TU Horokeu? Por favor! Es más mío que tuyo! Y ni siquiera te atreves a verlo a la cara!
-Tú no le hablas a Ren si no es porque está con tu hermano!
-Al menos LE HABLO...!
-Chicas, chicas, dejen de gritar... nos están volteando a ver...- Murmuró Jeanne en un vano intento por poner el orden. Yo la miré, furiosa.
-Tu no te metas!
-Está bien, está bien...- dijo ella, ofendida. Tomó a Anna de la mano, y se alejaron un par de metros de nosotras. Tamao me volvió a gritar.
-Mira... Da igual que Ren sea un amargado...!
-NO ES UN AMARGADO, TAMAO!
-Da igual! Y da igual que te guste o no, y sabes por qué?
-Por qué?- pregunté, retándola. De pronto me percaté de que su mirada se había vuelto húmeda, y que las palabras comenzaban a salirle quebradas, pero no me importó...
Tamao bajó la voz, y una lágrima solitaria recorrió su mejilla.
-Porque ni tu ni yo podremos tener jamás a ninguno de los dos. No tenemos posibilidad alguna...
-Mira, tal vez tu seas tan miedosa como para no atreverte siquiera a respirar el mismo aire que mi hermano, pero yo...!
-No, Pilikka! Ninguna de las dos tiene siquiera oportunidad! Y eso es por algo que yo sé. Algo que ni tu has descubierto, y eso que HoroHoro es tu hermano!
La miré, extrañada. De pronto Tamao se había puesto a llorar, y su cara reflejaba un dolor enorme, como si sintiera una pena infinita, y me miraba a los ojos llena de lástima. Yo me espanté, y en el acto mi furia se disipó.
-Tamao, me estás espantando. Qué sabes que yo no...?
Ella guardó silencio. Cerró los ojos y se secó las lágrimas con la mano. Respiró un par de veces, y luego volvió a mirarme, intentando parecer tranquila. O resignada.
-Pilikka... quien es el mejor amigo de tu hermano?
Qué pregunta más idiota!
-Ren, por supuesto!- le espeté, comenzando a hartarme. –Para qué me preguntas, si lo sabes perfectamen...
-Y cuantas veces HoroHoro ha salido con una chica, Pilikka? Cuantas veces ha llevado a alguien a tu casa?
Hice un gesto de fastidio.
-Ninguna, pero eso es porque es demasiado imbécil como para juntar dos palabras en una conversación con una muchacha, Tamao! HoroHoro solo puede hablar con sus amigos, es un estúpido que lo único que sabe hacer es invitar a Ren a la casa, porque es un cobarde y no puede invitar a una chica...!
De pronto me interrumpí en mi discurso. Tamao me miraba con los ojos llenos de lágrimas otra vez, y asentía con la cabeza. Me quedé muda, y ella habló lentamente y en voz casi inaudible
-Exacto, Pilikka. Horokeu solo está con su amigo Ren. No se te ocurre por qué?
Porque lo único que sabe hacer con las chicas es ponerles apodos como "chaparra", pensé yo, pero me contuve de decirle eso a mi amiga. Había algo que la trastornaba profundamente, y era algo que tenía que ver con mi hermano.
Tamao me tomó de las manos y me obligó a que me sentara, ya que nos habíamos levantado de nuestros asientos después de aquella acalorada discusión. Dirigió su rosada mirada hacia los muchachos otra vez, y sus ojos se posaron en HoroHoro para luego pasar a Ren. El chico de ojos dorados estaba cruzado de brazos, mirando a mi hermano jugar, y Horo se acercaba a él, riendo de la manera en la que Yoh se había resbalado hacía un momento.
HoroHoro lo tomó por los hombros, risueño, y Ren sonrió. Eran las únicas ocasiones en la que veía a Ren sonreír, aquellas en las que Horo le hacía alguna broma. Lo mismo pasaba en casa, Ren se soltaba cuando HoroHoro lo invitaba a casa. Ahí se convertía en un chico alegre y contento. Por eso había llegado a gustarme tanto. Porque yo conocía al Ren Tao detrás de aquella cara de malas pulgas.
-Pilikka...
La voz de Tamao me trajo de nuevo a la Tierra. Mi amiga pelirrosada de nuevo había bajado la mirada, y se veía débil y derrotada. Ni que decir que yo ya estaba cansada de que Tamao se anduviera con tantos rodeos...! Si tenía algo que decirme, que me lo dijera y ya!
-Pilikka... tú sabes que yo siempre me quedo hasta tarde cuando solo tu hermano y sus amigos se quedan en la escuela, verdad?
-Sí... cuando ellos se quedan a cumplir un castigo estúpido por volarse alguna clase...
Ella asintió con la cabeza.
-Pilikka... he visto cosas...
Ah caray!
-Qué tipo de cosas...?
Tamao levantó los ojos y me miró.
-Oye, Pilikka... en serio, tú no tienes ninguna posibilidad con Ren, y nunca la tendrás. Aunque sea amigo de tu hermano...
Sonreí, algo nerviosa.
-Oye, si lo que me estás diciendo es que no tengo el valor para acercarme a él, y que crees que no tengo oportunidad con él...
-No, Pilikka- me interrumpió. –No creo que no tengas oportunidad. ESTOY SEGURA de que no tienes oportunidad con él. Así como yo tampoco la tengo.
Fruncí el seño, herida
-Oye, eso me dolió...
Tamao no hizo caso de mi comentario
-Pilikka, en serio no quiero que te hagas ilusiones con él. En serio no quiero que salgas herida, así como estoy yo. Y al doble, porque se trata de tu hermano también...
-Oye, Tamao... se puede saber de qué carajos me estás hablando?
Se nota mucho que yo ya estaba nerviosísima? Tamao sonrió tristemente.
-Eres muy chica. Y no sabes cómo me duele que tengas una desilusión amorosa con el primer chico que te gusta...!
-Tamao. Habla claro- le advertí. La pelirrosada me miró de nuevo con los ojos llorosos.
-Pilikka... Ni tu ni yo seremos nunca novias suyas. Ni te hagas ilusiones.
-Oye, ya párale a tu juego. Por qué estas tan segura, Walter Mercado, si se puede saber...?
Tamao me miró fijamente
-Deja de soñar con Ren, Pilikka. Porque él no te quiere y nunca te querrá.
-Y puedes decirme cómo lo sabes, o es otro de tus secretos innombrables?
Tamao me tomó por los hombros y susurró.
-Porque Ren ya tiene a otra persona en la mente. Más aún, en el corazón. Y déjame asegurarte que no eres tú.
Ouch, eso sí que es ser directa... Huelga decir que me quedé muda y boquiabierta.
Sentí que mis ojos me ardían, y me sorprendí a mi misma escuchando que mi voz salía temblorosa cuando pregunté
-Qué... lo has visto cuando te quedas espiándolos...?
Ella asintió.
-Y la persona con la que se ve también se queda hasta el final cuando ellos salen?
Volvió a asentir, llorando en silencio. Abrió la boca y musitó
-Ren y esa persona están profundamente enamorados. Los he visto con mis propios ojos.
La miré, asombrada y continuó
-La mayoría de las veces, cuando no va con tu hermano a tu casa, se espera hasta que Hao, Yoh y Lyzerg se han ido, y ahí es cuando se ve con esa persona. Y vieras lo felices y dichosos que se ven juntos!
No pude evitar más y una lágrima resbaló por mi mejilla.
-...Por eso, Pilikka, te ruego que no comiences a fantasear con él. Porque él ya está enamorado de alguien más, y créeme, no te pareces ni siquiera a esa persona.
Me sequé los ojos torpemente con la mano
-Y cómo sabes eso...?
Ella sonrió, llena de lástima
-Porque tú eres una chica, Pilikka...
Sorprendida, la miré a los ojos. Qué fue lo que quiso decir con eso? Me estaba diciendo que era yo muy pequeña, o que a Ren le gustaban las mujeres mayores?
No pude saberlo, porque en ese momento la campana que anunciaba el final del descanso sonó, y Anna se acercó a nosotras para anunciarle a su hermana
-Chicas, siento interrumpir su club de lloronas. Tamao, yo ya no tengo clase, cuando salgas quiero que te vayas directo a la casa, entendido? Nada de quedarte a espiar al Hoto-Hoto...
Tamao asintió, y se secó las lágrimas también. Anna se despidió de su hermana y de mí, y luego saludó a Jeanne con un gesto de la mano antes de salir por el portón de la escuela junto con una decena más de chicos. Al pasar junto a Yoh y a su gemelo, los despidió con un ademán. Tal vez estoy loca, pero pude jurar que Yoh se puso colorado cuando la vio pasar.
Ni qué decir que me pasé el resto de las clases llena de angustia, tratando de que las palabras que Tamao me había dicho tomaran sentido dentro de mi cabeza. Si era verdad lo que mi amiga me había dicho, tenía que ver a mi rival con mis propios ojos. Para ver qué tenía ella que no tuviera yo. Para entonces poder dejar la competencial por Ren en paz...
Tamao siempre se escondía detrás de una pared del otro lado del patio, así tenía un lugar estratégico que le permitía ver todo sin ser vista. Yo estaba segura de que ésta tarde no iba a ser la excepción, pero no quería estar a su lado para darle la razón, porque estaba segura de que volvería a llorar. Y si hay algo que me choca, es que otras personas me vean llorar. Simplemente no lo soporto.
Jeanne no dejó de pasarme recaditos en toda la clase, tratando de sacarme el chisme, pero yo estaba tan trastornada que no tuve fuerzas para contarle. Así que ella también lo dejó por la paz, y dejó de preguntarme.
Sonó la campana. Por primera vez en meses, recogí mis cosas despacio, sin prisas, temerosa de lo que mis ojos llegaran a ver minutos mas tarde. Ya me había acostumbrado a hacerlo a toda velocidad para alcanzar a mi hermano, y por consecuencia, a Ren. Pero no ésta vez.
Jeanne se cansó de esperarme, y se fue temprano. Salí al pasillo, y ahí estaba mi hermano. Y a su lado, ÉL. No lo miré. De todos modos, él nunca me miraba. Ahora sabía por qué.
-Oye, chaparra, el viejo de química me volvió a castigar. Ren estará conmigo, así que vete, nos vemos en la casa, ok?
Asentí en silencio. Supongo que Horo se extrañó de que no le replicara por llamarme "Chaparra", porque volvió a comentar
-...Y Hao, Yoh y Lyzerg tienen práctica hasta tarde. Ellos también nos acompañarán. Escuchaste, CHAPARRA?
Volví a asentir, tristemente. HoroHoro me miró extrañado, pero Hao lo apresuró
-Ya deja a tu pobre hermana, Hoto-Hoto. Si no te das prisa te van a dar una hora más de castigo, así que vámonos ya!
Mi hermano asintió, y se fue con sus amigos, tomando a Ren por los hombros. ¡Qué envidia me dio, porque él al menos contaba con su atención y lo podía tocar...!
Obviamente no me fui a casa. Y no me importó lo que mis padres pusieran decirme al llegar. Solo me escondí en el salón de música, que tenía un gran ventanal que daba al patio, y ahí esperé, tres largas horas que se me pasaron como siglos, a que mi hermano y sus amigos salieran de sus respectivas actividades. Y en todas esas horas, la única persona que vi en el patio fue a Tamao, escondida detrás de la pared. Ella no me vio. Mejor para mí.
No vi a ninguna otra chica. A nadie que pudiera esperar por Ren.
Por fin, después de tan larga espera, escuché risas y burlas. Levanté la vista, y vi a HoroHoro con sus amigos. Y a Ren. Tan malhumorado como siempre, con su cara de fastidio y los brazos cruzados. El Ren que tan mal le caía a Tamao. Y el Ren por el cual, unas horas antes, todavía suspiraba.
Charlaron un rato. Hicieron algunas bromas a Lyzerg, y rieron alegremente. Ren, como siempre, miraba a sus amigos en silencio.
Después de algunos minutos, el chico inglés se despidió, y se fue. Fue el primero. Después de otro rato, fueron Hao e Yoh quienes se fueron ésta vez. Y quedaron mi hermano y Ren solos, mirando cómo los gemelos se alejaban por el portón de la escuela. Hacía mucho Sol afuera, y Ren y Horo se acercaron al árbol en cuya sombra Ren se había estado aquella mañana durante el juego.
Yo miré, nerviosa y dolida, a ambos lados de la cancha, el portón por el que Hao y su hermano se había ido, y también en el que Tamao se escondía. Pero no vi a nadie llegar. Ren y mi hermano estaban solos, charlando en voz baja, en la sombra de aquél árbol, recargados en el tronco. Muy juntos.
Tuve un mal presentimiento.
Mi hermano atisbó a su alrededor para ver si alguien venía, pero el lugar se veía desierto. Se dio la vuelta, colocándose frente a Ren. La cara del chico que tanto me gustaba se veía de nuevo contenta, relajada. Era de nuevo el Ren que solo mi hermano y yo conocíamos. El Ren que tanto había llamado mi atención.
El Ren que estaba enamorado de otra persona.
Y entonces, sucedió.
Horo sonrió dulcemente, sus ojos llenos de luz. La distancia entre él y Ren, que de por sí ya era muy corta, desapareció de repente. Mi hermano elevó una mano, y con ella acarició la mejilla de Ren. El chico de ojos dorados sonrió, sonrojado, y apoyó su cara en la mano de Horo. Mi hermano susurró algo que no alcancé a escuchar.
Sentí que se me paraba el corazón. Que alguien me robaba la respiración, y de nuevo sentí aquel ardor en los ojos, sentí las lágrimas que no me gustaba mostrar a nadie de nuevo luchando por salir.
Y de pronto, casi pude escuchar mi corazón rompiéndose en mil pedazos.
Porque mi hermano se agachó, y sus labios rozaron los de Ren. Ahí se quedaron un momento, antes de que el chico de ojos dorados levantara la barbilla e hiciera contacto con la piel de HoroHoro.
El beso que tantas noches soñé con recibir, el beso más dulce que una persona puede dar, Ren se la estaba dando a una persona que no era yo. A la última persona que pensé podría ser mi rival. A Horokeu Usui.
"Pilikka, en serio no quiero que te hagas ilusiones con él. En serio no quiero que salgas herida, así como estoy yo. Y al doble, porque se trata de tu hermano también..."
Ren estaba enamorado de mi hermano. Y lo que era peor: era completamente correspondido...
"...Él ya está enamorado de alguien más, y créeme, no te pareces ni siquiera a esa persona.
"Y cómo sabes eso...?
"Porque tú eres una chica, Pilikka..."
Me quedé sin aire, clavada en el suelo del salón de música, viendo cómo los brazos perfectos de Ren Tao rodeaban el cuello de mi hermanito, y cómo las manos de HoroHoro tomaban a Ren por la cintura. Anulando cualquier distancia. Y mi posibilidad con Ren también.
Sentí que había perdido, al mismo tiempo, a las dos personas que más amaba en este mundo.
Mis libros cayeron al suelo, pero no me molesté en recogerlos. Miré por última vez aquélla escena, aquella tierna pareja, aquél par perfecto, besándose y abrazándose con tanto amor; antes de salir corriendo. No miré atrás. No podía.
Salí del salón y corrí por el pasillo. No me molesté en ver si mi hermano me había visto. De seguro estaba muy ocupado como para percatarse de mi presencia.
Escuché el cielo tronar, y de pronto comenzó a llover. Salí por la puerta que quedaba más lejana a ellos, y me dirigí a mi casa al mismo tiempo que la lluvia empapaba mi cara, confundiéndose con mis lágrimas.
Pasé, en mi carrera, por la pared donde solía esconderse Tamao. Casi sin darme cuenta, la busqué con la mirada.
Ella ya no se encontraba ahí.
