Capítulo II
Mí única estrella en el cielo
Dame, llama
invisible, espada fría,
tu persistente cólera,
para acabar con todo,
oh mundo seco,
oh mundo desangrado,
para acabar con todo.
Arde, sombrío, arde sin
llamas,
apagado y ardiente,
ceniza y piedra viva,
desierto
sin orillas.
Arde en el vasto cielo, laja y nube,
bajo la
ciega luz que se desploma
entre estériles peñas.
Arde en la soledad que nos deshace,
tierra de piedra
ardiente,
de raíces heladas y sedientas.
Arde,
furor oculto,
ceniza que enloquece,
arde invisible, arde
como el mar impotente engendra nubes,
olas como el rencor y
espumas pétreas.
Entre mis huesos delirantes, arde;
arde
dentro del aire hueco,
horno invisible y puro;
arde como arde
el tiempo,
como camina el tiempo entre la muerte,
con sus
mismas pisadas y su aliento;
arde como la soledad que te devora,
arde en ti mismo, ardor sin llama,
soledad sin imagen, sed
sin labios.
Para acabar con todo,
oh mundo seco,
para
acabar con todo.
Octavio Paz
Se había quedado dormida con la ropa puesta, era una mujer de belleza soberbia, sus piernas esbeltas y su vientre plano, sus pechos firmes y brazos finos, su pelo era negro azulado y sus facciones hermosas, una mujer dulce que había sido victima de un mal hombre, su sueño parecía interrumpido por un mal recuerdo.
- flash back-
Las lágrimas caían de su rostro desencajado, su pecho se oprimía, ahí, acostada en un sillón, escuchando como se repartían los bienes de su padre... ¿qué de grandioso podía ser tener un montón de dinero... si la persona que mas amas y mas te ama ya no estará contigo? En verdad es grande la codicia... ¿ podrá algún día el hombre superar su deseo de lujo y solo saciarse del amor que un apersona pueda darle, entregarse por completo y olvidarlo todo..., si el dinero es necesario, pero si cae en manos incorrectas este puede ser mortal...
Su padre era un hombre que alrededor de toda su vida cosecho muchos éxitos... por supuesto, todo aquello era para su hija pues ella era el motor de se vida, sin embargo...
- No quiero nada- exclamó- dáselo todo a esos buitres
- Pero niña...- dijo la señora- su padre lucho toda su vida por usted...-
La chiquilla se levantó, sus ojos verdes se enfrentaron a los de la anciana mujer.
- Daría todo lo que me dejó, solo por verlo una vez mas, escuchar su voz solo una vez más... solo una...
- ¡Niña!- gritó un hombre tomándola del brazo- la última voluntad de tu padre fue que te casaras con mí hijo Sesshomaru.-
Es verdad, su padre siempre los consideraba grandes amigos, tenía la idea de que Sesshomaru era un buen partido para su hija, pero el no planeaba obligarla a nada, pues la amaba y solo quería verla feliz.
Pero ese hombre quería casarla con su hijo pues de esa manera la fortuna sería suya
- Kagome- dijo Sesshomaru, entrando a la habitación e ignorando completamente los ruegos de la nana- tu serás mí mujer- al verse acorralada lo único que su instinto le incitó a hacer fue golpear a Sesshomaru en sus partes nobles y golpear a su padre con un jarrón que había en la mesita de noche, hasta dejarlo inconciente. Corrió tan rápido como pudo, hasta que casi cae inconciente lo único que reconoció antes de definitivamente caer fue la voz de un chico, preguntandole si se sentía bien.
Un ruido la despertó.
Era un chico, muy guapo, ojos azules y su cabello negro en una coleta.
- ¿ Qu-uién eres tu?- dijo ella contrayendo su cuerpo, bastante asustada.
-Me llamo Kouga, no temas, te encontré mientras corría, me gusta hacer ejercicio- le dijo esto para que ella no se sintiera secuestrada, pues no lo estaba.
- Me llamo Kagome- dijo muy nerviosa y temblorosa, estaba ahí en una cama desconocida con un chico que le sonreía, definitivamente no podía estar tranquila.
- Oye... no creas que soy lujurioso o algo, pero note que tu ropa esta rasgada, mí hermana murió hace seis años, pero sus cosas siguen aquí, te prestare algo de ella- dijo al tiempo que salía de la habitación
- No es lujurioso... si como no- se dijo para ella mientras se cubría y el llegaba con un vestido color violeta – No es necesario- dijo
- Pero no puedes estar sí, llamare a tus padres- eso la estremeció, si el llamaba a su casa Sesshomaru sabrá donde encontrarla.
- No tengo casa... bueno la tuve pero huí...
- Ya veo, ¿quieres contarme?- ella negó con la cabeza y el posó su mano en su mentón para levantarlo y observar sus ojos.
- verdes- dijo casi babeando, provocando el sonrojo de ella- bueno, te dejaré descansar, mañana hablaremos.
Al llegar el día ella estrenó ese vestido, pues Kouga se lo había regalado a u hermana pero ella jamás lo uso.
-Buen día- dijo Kouga recorriéndola con la mirada
- Hola- dijo sin mucho ánimo la ausencia de su padre aún dolía demasiado.
El día paso tranquilo. Kagome cocinó ese era en verdad uno de sus talentos, al llegra la noche, ella ya había ordenado todas sus cosas había reparado su ropa y estaba lista para irse, pues Kouga no le había dicho que podría quedarse, pero tampoco que debía irse...
Salió del cuarto de manera silenciosa y solo entonces pudo apreciar la belleza de la casa, se paró frente a un ventanal y observó una estrella que brillaba mas que las demás, sintió una mano posarse en su hombro y antes de poder voltear el dueño de la mano le dijo:
-En esa estrella, esta mí hermana- su voz sonaba dulce, Kagome volteo y le regalo una sonriso dirigió su vista nuevamente a la venta na y dijo:
- También mí papá.
Un fuerte golpe en la puerta se dejo escuchar y una voz de estruendo irrumpió en el silencio
-¡¡ Kegome! Se que estas aquí- era Sesshomaru, quien seguía insistiendo con la puerta. Koega la miro confundido, ¿sería esa dulce chica una criminal? Era imposible, ella le miro con ojos llorosos – quieren casareme... ayudame-
Abrió la puerta- ¿Si?- dijo calmado, por dentro rogaba por que Kagome saliera lo mas rápido por la puerta de atrás
- ¡¿ dónde está ¡? La quiero ahora-
- No se de quien me habla, la única mujer que aquí vivía era mí hermana y murió hace 6 años.- concluyó cerrando la puerta.- Huye ... Kagome-
-Fin flash back-
Despertó algo agitada, sabía que Sesshomaru la buscaría hasta el fin del mundo, era su capricho y lo conseguiría, miró la ventana y se encontró con aquella estrella – papá por favor... ayúdame-
---------------------------------------------------------------------------------------------------
Lejos de ahí un joven miraba por la ventana de su departamento esa misma estrella
-Vamos amigo, salgamos a cenar- le dijo Miroku sonriendo
- No, no tengo ganas- dijo Inuyasha sin apartar la vista de la estrella- ¿crees que ella este ahí?
-¿dónde?... Inuyasha... Mira, no se en verdad lo que es perder a alguien que amas, pero si Dios te pudo esta prueba es por que puedes superarlo...- silencio...- ¡vamos amigo! Ya han pasado dos años, date otra oportunidad
Inuyasha reacciono con tristeza sentándose en el sofa de la sala y tomando su cabeza entre sus manos
-No puedo... cada vez que te veo con sango, me imagino con kikyou... y me siento... tan... solo...- Miroku comprendió que el estaba cansado
-te veré mañana en el consultorio
-si
---------------------------------------------------------------------------------------------------
Llegó a su casa, sango lo esperaba
- Amor...- le dijo y cuando vio la cara de Miroku supo que Inuyasha no había aceptado cenar con ellos esa noche
- Ya pasaron dos años...- dijo sango ya en la habitación
-Lo se amor- continuo Miroku- lo conozco desde la preparatoria, cuando entramos a la Facultad de Psicología y conoció a Kikyou su mundo se centró en ella- se recostó en la cama abrazando el cuerpo de su mujer que se había envuelto en un camisón de seda blanco- aunque ella nunca demostró la misma pasión que Inuyasha desbordaba por ella- se recostó al lado de sango y esta a modo soñoliento le dijo:
- lo superará... el amor llegará otra vez y lo besó como puedo para dormir tranquilamente en los brazos de su esposo.
---------------------------------------------------------------------------------------------------
Se encontraba recostado en su cama que era para dos, el insomnio le saludaba cual gran amigo, se levantó y camino por el pasillo del departamento, entró a un cuarto en donde no había cama , solo un escritorio con una computadora y un mueble lleno de carpetas, tomo una...
-Soko Hanik- pronunció- perdió a su esposa, intento de suicidio... yo lo entenderé- y volvió a mirar por la venta la estrella que resplandecía mas que las otras...- Mí único amor, mí única estrella en el cielo... Kikyou- y regresó a su cama para dormir intranquilo, como todas las noches desde hace dos años.
Fin capítulo II
