CAPÍTULO XI
A TU LADO
Amo como ama el amor.
No conozco otra razón para amar que amarte.
¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te
amo?
Pessoa Fernando
Se levantó muy despacio, no quería despertar a la hermosa chica que tenía a su lado se coloco sus boxers y salió de la habitación con cuidado. La maratónica sesión le había causado mucha sed.
Llegó hasta la cocina y tomo un baso con agua, tuvo la apremiante necesidad de ver a su mujer dormida, desnuda y en su cama.
Entró nuevamente al cuarto y se recargó en la pared, poco a poco fue sentado de cuclillas ¿Cómo describir lo que sentía? No, no podía.
La vio moverse un poco e intentar alcanzar algo con su mano sin éxito. Entonces, abrió con pesadez sus ojos y lo vio allí sentado en el piso, se incorporo en la cama sosteniendo la manta en su pecho.
-Amor ¿Estas bien?-
-No podría estar mejor- Contesto él, acercándose a la cama y tomando su nuca para besarla profundamente.
Volvió a acostarse en la cama y se quedaron mirándose largamente hasta que una frase rompió el silencio.
-Quiero que vivas conmigo-
-Vivir contigo... ¿Sin casarnos?...- ¿Por qué no le agradaba la idea?. Es decir, era el hombre de su vida...
-Nos casaremos, pero necesitamos tiempo para preparar todo, debo trabajar aún, pero no quiero estar una noche mas lejos de ti- Y la convenció con es frase, claro que quería casarse con ella, pero era cierto, las cosas hay que hacerlas con calma, si no, salen mal.
No supo como de repente se encontraba de nuevo en el piso con la chica entre sus piernas tocando su pecho...Le gustaba sentir que podía tocarla sin restricciones, le recordaba todas las veces que volvió loca a su nana por desobedecer y hacer lo que se le antojaba...
Y Kagome era eso...lo que el quería, lo que se antojaba, sintiendo como los dedos de la mujer acariciaban su torso, Dios... que sensaciones...
Comenzó a rozar su piel con sus labios, el cuello, los hombros, sintiéndola gemir, era un poco raro, ambos estaban desnudos por el acto anterior sin embargo se tocaban como si la ropa estuviera en su lugar.
Inuyasha tocaba sus hombros como si estuviera descubriéndolos de la prenda interior así como tocaba su vientre bajo simulando el toqueteo de la ropa interior. Ambos agitados al límite, sus aspiraciones eran rápidas, Kagome tocaba su pecho y comenzaba a tocar parte de su vientre lo que a Inuyasha comenzaba a arrancarle gemido tras gemido...
Era como perderse en el mismo terreno ya palpado... las mismas caricias conocidas y desconocidas a la vez, la explosión de lo inevitable la locura de hacer el amor de la manera mas sensual y tierna a la vez...
Cuando Kagome sintió su miembro duro en su mano tuvo un impulso de hacer algo más y sintió un hormigueo en la boca, notó que no era por los besos pasionales de Inuyasha si no por la urgencia de tener esa parte de su cuerpo, que se mostraba ansiosa, en su boca, pero por arte de magia Inuyasha sintió el mismo cosquilleó, así que antes de que ella pudiera hacer algo, el la recostó suavemente, por la posición en la que se encontraban las piernas de ella quedaron totalmente abiertas ante él.
Y entonces sintió como todo su cuerpo descargaba toda su energía en esa zona, sintiendo como la lengua de Inuyasha hacía círculos alrededor de su sexo que por demás estaba húmedo.
Como si no tuviera clemencia de ella, endureció su lengua para introducirla, sin evitar pensar que eso pasaría pero su miembro tomaría el lugar de su lengua...
Oyéndola gemir... Mientras la humedad de su boca se perdia con la de Kagome, sintiendo las piernas de ella enredarse en su cuello para no dejarlo ir... que absurdo, jamás dejaría algo así...
Y no se contuvo más, la humedad de su entrepierna solo le hablaba de los deseos de ambos por estar unidos una vez más... y tomó sus muslos con sus manos, pasando sus dedos bajo sus rodillas... y se hizo uno con ella otra vez... Sensación mas gloriosa...
-Ah Inu... yasha... ah- Sólo su nombre en los labios, sintiendo la fiereza del hombre sobre ella.
-Ka..gome... ahhhh ahhhh- Jamás había gemido tanto, que su garganta parecía doler... era ella la que provocaba ese dolor... dulce dolor... tan dulce las escencias de sus cuerpos se mezclaron y automáticamente con el último ápice de energía que le quedaba a Inuyasha la tomó por la cintura y la elevó para sentarla en la cama y se quedaron ahí viéndose de una manera muy dulce, sintiendo qe se complementaban y sobre todo... que se pertenecían.
Volvieron a acostarse y se quedaron profundamente dormidos hasta entrada la mañana. Se levantaron y se dieron un baño. Subieron al auto e Inuyasha manejo hasta sus trabajos, estaba decidido, después de trabajar irían al lugar donde Kagome rentaba para darle las gracias al viejo Myoga por haber sido tan amable con Kagome y luego se irían a su hogar para seguir con la vida juntos que ya habían comenzado.
Tsubaki los vio bajar del auto y después los vio tomarse de la mano y besarse con ternura, definitivamente tenía que hacer algo con la mocosa, por que a ese paso terminarían por casare y ella no habría cumplido con su capricho.
La encaminó hasta su trabajo, aún tomados de la mano, Bankotzu los vio y dedujo que ellos se habían reconciliado, así que salio a saludar a Kagome con un fuerte abrazo el cual ella tímidamente correspondió, Inuyasha los miro peor aparto la vista después, es verdad, confiaba en ella, pero aún así le daban celos... cosas de enamorados.
-Pasaré por ti en cuanto termines, trabaja duro, por que no creo poder esperar mucho- le dijo rozando sus labios con los de ella.
-Espero no tardar, no puedo esperara a que nos vayamos a casa-
Y dicho lo anterior se despidieron con un beso, el día paso volando y fueron por las cosas de Kagome, después se fueron al departamento que ahora se convertía en su hogar, en cuanto llegaron dejaron las cosas tan desordenadas como pudieron e hicieron el amor toda la noche.
Es increíble como a veces sentimos que nada vale la pena, para Inuyasha ese pensamiento lo abordó todos los días hasta que la conoció a ella, ahora que cada día podía despertar a su lado no tenía nada mas que pedir, todos los días ella trabajaba y llegaba antes a casa para tener el almuerzo listo, Inuyasha había dejado de ir a la cocina económica de Kaede, a quien a veces se encontraba y le reprendía que ya tenía "otra" mujer, pues la señora se sentía la única en la vida de Inuyasha.
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En otro lado dos personas fumaban en le lobby de un hotel.
-Te dije que no le pusieras mucho, pero tan poco que le pusieras nada- se burlaba de ella, por haber fallado en su plan.
-Cállate- le contesto molesta- Tu deberías ayudarme, yo te ayude en tu favor...-
-Ya te dije que primero tengo que encontrar a esa chiquilla Tsubaki... ella va a ser mia le guste o no-
-Sesshomaru, siempre con tus caprichos..., esta bien, tal vez yo pueda... ayudarte a encontrarla... ¿cómo se llama?-
-Higurashi... Kagome Higurashi-
"Kagome" ese nombre... ese nombre era el de la ahora novia de Inuyasha, la mujer que le arrebató a SU hombre, la que lo tenía todo: belleza, dulzura, todo... pero ¿Y si no era la misma chica, tal vez no debía decir nada, no quería cometer errores, el plan debía ser perfecto, no diría nada... hasta asegurarse de que la chica era la misma que Sesshomaru buscaba y sólo entonces compartiría con el su plan, Inuyasha sería de ella y Kagome... desaparecería del mapa.
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-Ya te dije que allí no va tonto- Le dijo Kagome riendo al ver como Inuyasha intentaba acomodar uno de sus vestidos.
-Feh ¿Por qué tiene que tener tantos cierres? No podrías comprar uno más fácil de armar-
-Si serás bruto, no es cierre, esta es la bolsa de la tintorería, no mí vestido, este- dijo sacando el vestido de la bolsa- es mí vestido-
-¿Qué, no, no,no, ese es el vestido- refiriéndose a la bolsa, Kagome reventó en risas e Inuyasha la abrazó en verdad resultaba muy tranquilizador la convivencia con ella.
Al cabo de unas horas Inuyasha caminaba por la penumbra del departamento, no encontró a Kagome en la cama, de hecho su lado estaba ordenado, entonces ella todavía no se dormía.
La encontró sentada en un sillón, Inuyasha pensó que tal vez se había arrepentido de vivir con él, se acercó con cautela y se sentó frente a ella en el piso, se recostó en sus piernas y ella comenzó a acariciar su cabello con ternura, entonces el entendió que ella nunca se arrepentiría de estar a su lado.
La guió hasta la habitación y sin decir nada la acomodó en la cama, la abrazó y se quedaron profundamente dormidos. Sintiendo que nada podría separarlos, con esa brisa y calma que la noche entrega, donde no importa cuan duro sea el clima, con el rose del cuerpo de esa persona, es suficiente para pasar la mejor de las noches.
Fin Cap XI
GRACIAS A TODOS POR SUS REWIEVS:
MARIEMAC: DE VERDAD NO ME KIERO DESHACER DE TI!
HIKARU DARK: JAJAJAJAJ OYE NO NO TE RETRASES! IO YA KIERO LA CONTI DE T FIC! GRACIAS POR APOYARME!
SERENA TSUKINO CHIVA: ... A TSUBAKI LE FALTA MUUUUUUCHO POR HACER, YO YA LA ODIO JAJAJA GRACIAS POR APOYARME.
BEXOS Y ABRAXOS
JIMENA-CHAN
