Warnings: este capítulo contine escenas que pueden resultar ofensivas o desagradables, aunque ninguna de ellas sea explícita, se comenta maltrato infantil. Si lees esto, hazlo bajo tu responsabilidad. Que conste que me he basado en una escena del animé, cuando Kuno descubre que su padre es el director, y ambos (Kuno y su padre) reconocen que le hacía "malas pasadas". Si Kuno, que nunca reconoce ser tratado mal, y no considera "maltrato" todas las palizas que recibe¿qué considerará malos tratos?

Warnings 2: Si a alguien le cae bien el director del instituto Furinkan, mejor que no lea el capítulo.

Agradecimientos: a todos aquellos que me habéis dejado rewiews, hacéis que merezca la pena seguir escribiendo, aunque no sé si defraudaré con el capítulo. Como siempre, críticas constructivas son bien recibidas, y puedo repetir el capítulo si hay una desaprobación general de su contenido. Por cierto, como sigue siendo una reflexión, el estilo de escritura sigue siendo aleatorio y ligeramente confuso, pero lo es a propósito (que conste).


DEDICATORIA: A mi tío, que siempre estuvo allí, nunca te olvidaré. Mi hermana y yo recordamos nuestro pequeño ritual los sábados por la tarde: subir a tu casa y merendar chocolate y bollos. Te echamos de menos y esperamos que hayas encontrado, al fin, la paz y el descanso que merecías. Adiós, tío.


NABIKI TENDO


Soy Nabiki Tendo, la reina de Hielo del Instituto Furinkan y tengo un secreto. Y es que puedo hacer chantaje a Kuno sobre cierto acto vandálico, pero no lo haré.

Personalmente, estoy muy agradecida de que "redecorara" el colegio con "pósters".

Todavía recuerdo el sentimiento de sorpresa al ver las fotos, reconocerlas, y saber quien había hecho todo eso. Tatewaki Kuno. Y al pasar por su lado, susurré un "gracias" que quería decir más de lo que decía. Y la cara de Kuno era de cansancio, pero de cansancio satisfecho.

Y a veces me pregunto por qué lo ha hecho. De acuerdo, a veces no, es lo único en lo que pienso¿contentos¿Por qué se molestó en hacerlo¿Por mí¿Por alguna cuenta pendiente? Obviamente, no es por su sadismo contra la gente, Kuno sería total y absolutamente incapaz de humillar a alguien de semejante manera sin una poderosa razón, así que lo más probable es que tenga que ver con él mismo, o puede que con su hermana Kodachi, y hubiera estado esperando la mejor oportunidad para la venganza.

Pero con Kuno nunca se sabe.

Aunque, sinceramente, deseo que lo haga por mí. Creo que es demasiado retorcido pensar así, pero de verdad me gustaría. Saber que Kuno, el Trueno Azul de Furinkan, el Ave Fénix, lo ha hecho por mí, una depravada mercenaria que le está constantemente estafando. Pero es demasiado imposible, demasiado irreal para ser verdad.

Pero eso no quita que haga que me sienta vengada. Y yo tengo coartada para toda la noche, así que el chico, que me ha denunciado, se ha visto obligado a retirar la denuncia por miedo a que yo le denunciara yo a su vez por calumnias, daños morales y perjuicios. Tal vez no debería de haber retirado la denuncia… Se hubiera podido conseguir un buen pellizco.

Desde luego, cada vez estoy más obsesionada. Pero ya queda poco para la graduación. Tan sólo tres meses, y me tendré que buscar un trabajo. Tan sólo tres meses, y veré como mi esperanza, débil como los últimos segundos de la llama de una vela, se extingue.

Me veré obligada al pluriempleo, trabajar por las mañanas en una cosa, por las tardes en otra y por las noches en casa, cuando Kasumi se vaya. Y encima no estará Kuno para pagarme tan, no "tan demasiado" generosamente por un puñado de fotos, de manera que, sin "ángel guardián", el dojo será casi imposible de mantener. Un escalofrío me recorre la espalda. Un día de éstos debo hablar con Ranma, y con Akane, sobre prometidos, ligues ocasionales, y demás. No puedo permitir que esto siga así. Si, por ejemplo, a mí me pasara algo¿quién mantendría a la familia?

Desde luego, no veo a Akane dispuesta, no es lo suficientemente madura como para aceptar esa responsabilidad. Ranma tampoco, y haría más daño que bien, sinceramente. Kasumi no quiero ni pensarlo, no podría con todo: la casa, cuidar del resto, sonreír a pesar de todo, trabajar 10 horas fuera de casa y las 9 restantes en ella, además de ir a la universidad. No, ya me encargaré de que Kasumi y el doctor Tofu se acerquen a velocidades de vértigo y la alejaré de la locura de esta familia.

El otro día volví a hablar con Tofu. Pobre hombre, es increíblemente tímido. Si no fuera porque me cae tan bien de "normal", no habría manera de soportarle cuando está cerca de mi hermana.

– P-pero Nab-Nabiki…

– Ni peros ni peras. Mañana mismo te acercas por casa y le llevas un libro de medicina de los que tengas de primer curso, y le dices que es para que vaya "entrenando" para el curso que viene.

– Pero… ¿no le has dicho tú que empezaba la universidad a distancia?

– No. – respuesta corta y seca, implicando muchas cosas, pero al parecer el doctor no se dio cuenta de nada.

Y el doctor se calló y me miró expectante.

– Usted paga su carrera universitaria, usted le da la noticia.

– ¡Pero entonces l-lo sa-sabrá!

– ¿Y? Sabrá que usted se preocupa por ella, que usted la quiere y desea que haga realidad su sueño de ser médica. No creo que eso haga daño a nadie…

– Pe- pero!

– Nada de peros. Sólo vaya alguna mañana, después de las 11 de la mañana, cuando ya haya terminado la compra, y se lo dice.

– No estoy seguro.

– Pues yo sí.

Y fin de la discusión. Todavía no se lo ha dicho, pero no creo que tarde mucho… Uno o dos días, cuando haya terminado de reunir el valor. Ya le vale, lleva 8 días reuniendo valor. ¿Es que no se va a decidir nunca? Si pasado mañana no se ha decidido, lo arrastro por los pelos hasta casa, vaya que sí. Kasumi merece el derecho a saberlo, y creo que el doctor está más que impaciente por ella…

Espero que sean felices. Más no puedo hacer sin romper mi fachada de egoísta chantajista, es lo más importante. ¿Qué sería de mi reputación de incólume estatua de hielo si no? Imaginaros a la reina de la extorsión de Nerima ejerciendo de celestina casi-desinteresada (la matrícula de la universidad es cara para nuestros reducidos ingresos, que la pague Tofu, él que puede, desde que Ranma y sus 'amigos' llegaron a Nerima, su consulta está siempre a tope de gente).

Sería casi humillante, hay que mantener la "fachada" mientras se pueda. Sólo espero que ese par aprecien lo que estoy haciendo por ellos…

Más les vale. Las fotos de Kasumi se vendían caras. Muy caras. Claro que a ella sólo le tomaba fotos "decentes". Nunca saliendo de la ducha, o en una postura incómoda. Kasumi no se merece eso. Al fin y al cabo, ha sido mi madre estos años¿no?

Si hay algún dios, que sepa que ya le vale y que le de a mi hermana un poco de la felicidad que se merece.

Y ahora a mis "negocios". No puedo creer la desfachatez de ese chico… El del póster, el de la ropa interior, ese. Insultarme así. Creo que me dolió más de lo que me permito creer. ¿Es eso realmente lo que la gente piensa de mí? Yo sabía que no esta entre las diez personas más admiradas y queridas del instituto, pero nunca, nunca, le pido más dinero a alguien del que confortablemente me puede pagar. No podría hacérselo a nadie. Además, pocas veces chantajeo, sólo en casos desesperados, prefiero dedicarme al… "comercio" o intercambio. La mayor parte de las veces doy información sobre alumnos a otros que están interesados en ellos. Cosas del tipo: "¿Qué le gusta a Kuwabara hacer en una cita?" y ya está, nada más peligroso, los precios van en función del nivel de discreción que quieran, de lo difícil que sea recavar la información o de lo privada que ésta sea.

Pero al chantaje sólo recurro cuando estoy desesperada y además, sólo si la persona en cuestión de lo merece. Seré una mercenaria, pero tampoco estoy tan sin principios.

¿O sí?

A veces este pensamiento me asusta. Es horroroso desconocer hasta dónde uno puede llegar. Realmente turbante. Y duro. Ignorar tus límites es peligroso.

Y la verdad, no quiero seguir con esto, pero es el trabajo que más dinero da con menos tiempo, y de momento tengo que seguir estudiando. Así que…

Callaremos, cerraremos los párpados y nos taparemos los oídos. Para no confesar, para no ver, para no oír. Para ignorar. Para sobrevivir al dolor angustiante de la vida.

Y sólo soy una chica normal que quiere que la aprecien, tener amigos, reír, poder ir al cine, poder comprarse un capricho de vez en cuando. Comerse un bombón. Esas cosas. Cosas que una adolescente normal haría. Y desde luego, salir de vez en cuando con algún chico, ir a bailar, a tomar un helado. Cosas así. Vivir despreocupada y desahogada, sin el peso del mañana sobre tu cuerpo.

Kasumi empieza a notar el desgaste. El otro día me preguntó si estaba bien, yo le dije que sí. Mejor no preocuparla más a ella. Mejor guardar mis pensamientos para mí y olvidarnos de ellos por una temporada. Me gustaría pensar que todo se va a solucionar, que Kasumi y Tofu se casarán y serán una pareja de médicos muy felices con un par de niños adorables. Me gustaría creer que Akane y Ranma se confesaran su amor de una vez por todas. Y que Ryoga mejorará su sentido de la orientación y encontrará una chica dulce como él. Y que Mousse mandará a Shampoo a… bueno, lejos de aquí, y se buscará a otra chica que sí aprecie sus grandes cualidades y no se deje cegar tanto por unas estúpidas leyes sin sentido alguno. Y que papá se recuperará, y dejará de llorar, y volverá a ser el hombre que fue. Y que Ukyo encuentre a alguien dulce que la haga sentirse como una diosa. Ahora que lo pienso… Ryoga y ella harían muy buena pareja… Incluso Mousse y ella harían mejor pareja que… mejor no me meto en esos asuntos. También me gustaría que el director fuera sustituido por alguien que realmente se preocupara de sus alumnos y de su educación. Y que Kodachi volviera a estar cuerda, que volviera a ser la niña que jugaba conmigo cuando era pequeña y Sazuke estaba en el instituto. Y que Kuno dejara de perseguir a mi hermana y a mi futuro cuñado y se decidiera de una vez por todas a ser feliz. Y que Genma se largue de casa (También tengo derecho a un poco de crueldad tolerable¿no?)

Y quiero ser feliz.

Pero las cosas nunca son como uno las desea.

Nunca lo son.

Por eso sé que no debo albergar esperanzas, porque sólo conllevan decepción. Aunque no por ello debo dejar de luchar en lo que pueda. No puedo ayudar a la mayoría de la gente que me importa relativamente más o menos, pero desde luego, haré todo lo que esté en mi mano. El honor es importante. ¿De qué sirve vivir si no podemos hacerlo con la cabeza alta sabiendo que uno hace lo que debe?

Ahora me siento peor. Porque yo he sacrificado el mío (mi honor) para alimentar a mi familia, y lo volvería a hacer gustosa, pero saber que todo el mundo me considera poco más que una víbora no es agradable. Bueno, me consideran una víbora venenosa. Me hace sentirme peor. Como cuando mi madre acababa de morir y todo parecía borroso y nada tenía nunca más importancia. Cuando creía que mi pequeño mundo se acababa y nunca más volvería a ser feliz. Cuando mi pequeño mundo se acabó, mi infancia se truncó y me vi obligada a sustentar a mi resquebrajada familia. No debería sentirme así, han pasado muchos años, han pasado muchas cosas, he crecido, madurado, ganado y perdido. Pero en el fondo, me sigo sintiendo tan abandonada como aquél día de cuando tenía doce años en el que perdí mi ilusión en las artes marciales, mi mejor amigo y mi madre. Además de mi infancia y mi familia, que nunca volvió a ser igual. Sé que lo que digo es duro, pero a pesar de todo, no puedo evitar pensarlo. Que yo no debería haber sobrevivido a ese día. Pero entonces hubiera sido el doble de duro para mi padre y mis hermanas. Y no puedo hacerles eso. Sé que mi egoísmo me conduce y reconozco que me siento avergonzada de mi vida, aunque si volviera a vivirla, volvería a actuar tal y como lo he venido haciendo.

A veces la vida sería más fácil si no hubiera que vivirla. Y eso duele.

A veces la vida es dura y cruel. Un asco, en definitiva, y la mayoría de las veces no podemos hacer nada para mejorarla.

Pero eso no quita, que, como obstinadas criaturas que somos los humanos, no sigamos intentándolo. Yo seguiré intentándolo. Por Akane, y por Kasumi, y por mi padre. Y por mi madre. Y por Kuno. Y por todos aquellos locos que viven en esta cuidad, en Nerima. Algún día seremos felices, espero.

Ahora sonrío. Parezco diferente, mi mente divaga y mis pensamientos se hilvanan sin orden ni concierto, desperdigados, brillando un fugaz momento. Caras conocidas se suceden ante mis ojos, y se detienen en una. Kuno.

Últimamente, desde el incidente de los pósteres, que no dejo de pensar en él. Bueno, pienso más de lo habitual, y eso me incomoda. Porque me siento vengada y no debería, porque seguramente no lo ha hecho por mí. Pero eso no quita que ahora esté definitivamente nerviosa a su lado y me comporte como una perfecta imbécil. Una adolescente reprimida y tonta dispuesta a reírle las gracias. Porque por mucho que me importe Kuno, está claro que sus chistes son pésimos, y desde luego, no pienso reírme de ellos. Sin embargo… algo me indica que estoy empezando a cambiar demasiado aceleradamente, sólo por una tontería. Ahora nos saludamos todos los días, aunque no tengamos negocios. Es sólo un "Buenos días, Nabiki Tendo", respondido con un ligero asentimiento de cabeza y un murmuro de "Buenos días, Kuno" o Tatchi, para mí. Debo de quitarme esa manía. No es saludable seguir pensando así tantos años después. ¿Es que no puedo olvidar?

La respuesta es no. Y por eso sonrío nerviosa a Kuno, y espero que no se fije lo suficiente en mí como para notar mi nerviosismo, apenas aparente por un leve repiqueteo de mis dedos contra la superficie de mi pupitre, mientras trato de concentrarme en mis negocios. Claro que él también está nervioso a mi alrededor, más de lo usual. Generalmente es frío conmigo, pero creo que sabe que conozco al "misterioso" autor de la gamberrada, aunque sigo sin explicarme como pudo hacerlo tan rápido. Pero debería saber a estas alturas que no pienso delatarle, aunque no me pague. Es una cuestión… de honor. O, dado que no tengo honor, pues de orgullo. No pienso denunciarle, y ya está. Así que debería de quitarse esa capa de nerviosismo. Prefiero que me trate como siempre, estoy acostumbrada a su indiferencia, aunque me duela.

O tal vez no esté nervioso por eso. Parece que últimamente falta bastante a los entrenamientos de kendo. Y no es para nada normal que Kuno falte a un entrenamiento de kendo. Y menos a varios. Y menos a varios, y tan seguidos. No está enfermo, Kodachi no está enferma, y nada le preocupa, no más de lo normal. Me pregunto qué le pasará. Aunque siempre mantiene su fachada de pervertido, impidiendo al resto ver que es lo que le está martirizando o en qué se le puede ayudar. ¿Por qué tendremos que ponernos esas odiosas corazas? Ah, sí, protegernos a nosotros mismos, porque, yo la primera, tenemos miedo de mostrarnos tal y como somos y ser despreciados o rechazados. Al menos Akane y Kasumi tienen la decencia de mostrarse casi como son en realidad, pero casi. Kasumi no está siempre alegre. Y Akane desearía llorar más veces de las que lo hace. Pero en el fondo, es una apariencia ante nosotros mismos. Porque parte de esa coraza es para nosotros mismos. Yo misma me esfuerzo en creer que soy fuerte, que puedo continuar y que debo intentar seguir adelante. Pero claro, sé que no seré capaz. Y por eso me obligo, sólo para comprobarlo.

Y ya estoy divagando otra vez. Increíble pero cierto, ni siquiera puedo tener una conversación conmigo misma coherente. Me pierdo en reflexiones, salto de un sitio a otro, sin ningún tipo de razón especial. Puedo estar hablando de dinero, y de pronto, me pongo a pensar en qué andará haciendo Ryoga, si estará en Inglaterra o en Brasil. Si comerá bien, si estará bien, esperando que nadie se haya comido a un adorable cerdito negro. Si Mousse estará herido, vapuleado de nuevo por Shampoo, o si Kasumi aceptará el 'regalo' de Tofu. Y cosas por el estilo.

Y lo que más me extraña es que sea capaz de mantener unas buenas notas. Las mejores del colegio, de hecho. Y no exagero. Están en los listados, si alguien quiere comprobarlo, que acuda a ellos.

La verdad es que me gustaría de verdad entrar en la universidad. Sé que podría conseguir una beca fácilmente, pero me tendría que ir de casa y además no habría nadie que mantuviera económicamente a la familia, porque no me imagino a mi padre y a Genma trabajando, sinceramente. Tampoco creo que nadie los quisiera contratar.

Así que aquí estoy otra vez, y ni tan siquiera me he puesto a estudiar para el examen. Fantástico. Menos mal que es de matemáticas, que ya más o menos me lo sé.

Tal vez debería retirarme a dormir.

Estoy cansada, muy cansada, y cada día me cuesta más seguir adelante, porque mi pequeña coraza empieza a oxidarse y a resquebrajarse, esperando que me construya una nueva para cuando acabe el instituto.

Y aquí sigo. Esperando a que el milagro llegue, un milagro que sé perfectamente que no va a llegar.

Y estoy tan cansada. Y tan agotada. Y tan harta. Y no creo que pueda seguir mucho más tiempo así. Necesito un cambio.

Pero claro, lo que quiera yo no importa. No, lo que importa es lo que necesita mi familia.

Si, eso es lo que importa.

Porque eso es lo que importa.


Gracias a aquellos que han aguantado la larga espera, pero sigo con mi horroroso bloqueo para con esta historia y mis nervios se empiezan a desesperar. Últimamente he estado muy ocupada, además, mi tío ha fallecido y ha sido muy duro. Igualmente, agradezco los maravillosos rewiews que he recibido, pero voy a hacer un KunoxNabiki, con apariciones estelares de otros personajes.

Gracias al Gran Kaiosama por recordarme mi deber con este fic. Espero también que continúas con "El amor es ciego como un pato"

Hasta pronto, gracias por aguantarme.


Davinci