CAPÍTULO XXIII
¿ANONIMOS?
Mi inspiracion la noche,
mi temor la vida,
mi curiosidad el sueño,
mi fe el reencuentro.
Esperanza da vida,
el deseo esperanza,
necesidad deseo,
y una vida necesidad.
Despues de avanzar un rato
me detengo y miro al cielo,
me percato que estar arriva,
no es mas que una falsedad
Autor desconocido.
¿Qué es lo que ves cuando te sientes feliz, ¿Algo que nunca pudiste hacer y lo ves realizado en alguien más, pero eso no es felicidad propia... Entonces lo que vemos es la felicidad de estar en ese momento tan dichosos y saber que tendremos la fuerza para luchar por mantener eso que nos hace tan felices.
-¡Me quedé dormido!- Gritó Inuyasha levantándose sin mucho cuidado del sillón donde habían dormido, tirando sin querer a la chica en su regazo- Tengo cita con un paciente- Dijo corriendo por todo el lugar buscando ropa.
-¿No te darás un baño?- le dijo Kagome con una sonrisa, poniéndose de pie.
-Claro que no mujer... ¿qué pretendes? ¿Que muera de frío?- Le contesto con la misma mirada, sabía que ella lo molestaría con eso por el resto de sus días.
-¿Has pensado en contratar a un nuevo asistente?- Dijo Kagome apenas audible, sabía que eso le recordaría a Tsubaki y por lo tanto, todo lo que había pasado, pero debían de seguir sus vidas lo mejor posible.
-¿Asistente? Claro, pero una mujer- Dijo lo último casi en un susurro, sabía que ella se pondría celosa.
-¿Por qué tiene que ser mujer?- Dijo ella, claro, celosa.
-Por que las mujeres son mas honestas...-Le recalcó el con una sonrisa coqueta sabiendo que ella comenzaba a sentir celos.-¿Y tu seguirás trabajando con Bankotzu?-Dijo él, claro si ella estaba celosa ¿Por qué el no?
-Si... sabes creo que es una buena distracción- Dijo ella aún en su camisón, con una sonrisa más amplia que la de él, bien el calibre estaba igual: ambos celosos.
La beso en los labios ligeramente y salió para subir a su auto y conducir hacía su consultorio, había pensado varias veces en cambiar de dirección, pero Kagome había insistido en que no lo hiciera, así podían estar todo el tiempo juntos.
Llegó y le dio un saludo cortes a Bankotzu, sabía que él quería a su mujer, las miradas que le daba cuando ella estaba realizando algún pastel lo delataban, había querido convencerla de que no trabajara, pero definitivamente la mujer era tan necia que no lo logró.
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Llevaba casi toda la mañana recogiendo la casa, "ese Inuyasha... no puede ser mas desordenado" pensó, claro toda la ropa de él estaba por todos lados, incluso en la regadera. Bankotzu le había aconsejado que se tomara unos días de vacaciones, y ella en realidad no estaba muy convencida... quedarse sola... no, no le agradaba mucho, aunque casi todos los días cerca de esas horas, Sango siempre la visitaba, y ese día en especial le había hablado para decirle que no podría ir ya que Miroku y ella estaban planeando irse toda la mañana a un "lugar privado", mejor conocido como hotel.
Sonrió ante el recuerdo, ambos deseaban un hijo, lo anhelaban tanto que Kagome podía sentir su desesperación por no lograrlo.
Ya casi por terminar la limpieza de su casa, encontró dentro de una de las cajas un relicario, e oro, con pequeños diamantes alrededor y una letra al estilo manuscrito "K" notó, lo abrió y vio la foto de su padre de un lado y en el otro una de ella a la edad de seis años mas o menos, sonrió al recordar el día en que se lo dio.
-Flash Back-
-Oye tesoro baja de ahí, tengo algo que darte- Le decía un señor a la pequeña niña que estaba sobre una rama, nunca entendió como una niña pequeña terminaba siempre ahuyentando a las nanas más caras de una manera bestial, se sonrió, esa era su niña, en verdad una fiera.
-¡papi, algo para mí... pero todavía no es mí cumpleaños-Dijo la niña con su cara pícara, en realidad siempre lucía angelical pero, vaya era un verdadero demonio.
El hombre se sentó en el pasto y la acomodó entre sus piernas, le acarició un momento el cabello y le sonrió dulcemente recordando el parecido que tenía con su madre... sobre todo eso de ser bestial...
-Escucha tesoro, esto- Le dijo mostrándole un relicario- Era de tu madre, ella siempre dijo que te lo daría el día en que te casaras, yo te lo quiero dar ahora por que siempre me ha gustado llevarle la contraria a tu madre.- le dijo sonriendo mientras que ella lo tomaba en sus manitas.
-Mamá debe estar molesta... lo guardaré siempre como un tesoro- Le contesto haciendo una mueca ante el comentario de su padre sobre exasperar a su madre... aunque ella había partido hace mucho, sabía que era su ángel de la guarda.
-Fin Flash back-
Pensó en lo maravilloso que sería casarse con Inuyasha usando el relicario... ya que su padre no podría entregarla.
Y antes de poder ponerse triste sonó el timbre ¿quién podrá ser? Pensó... nadie había quedado con ella, y de hecho muy pocas personas sabían su nueva dirección.
Abrió la puerta y no vio a nadie... pero en la puerta estaba pegado un pequeño sobre... Caminó hacia la cocina y lo abrió, al cabo de unos segundos terminó de leer para darle paso a una interrogante... ¿qué?
"Tu padre fue un buen hombre... lo ame mucho, no te conocí por que no se dio la oportunidad, pero te pareces mucho a él, quisiera hablar contigo... espera mí llamada"
Fin Cap XXIII
