CAPÍTULO XXV
PARA SALIR ADELANTE...
AHORA TE QUIERO
Ahora te quiero,
como el mar quiere a su
agua:
desde fuera, por arriba,
haciéndose sin parar
con
ella tormentas, fugas,
albergues, descansos, calmas.
¡Qué
frenesíes, quererte!
¡Qué entusiasmo de olas
altas,
y qué desmayos de espuma
van y vienen! Un
tropel
de formas, hechas, deshechas,
galopan desmelenadas.
Pero
detrás de sus flancos
está soñándose
un sueño
de otra forma más profunda
de querer,
que está allá abajo:
de no ser ya movimiento,
de
acabar este vaivén,
este ir y venir, de cielos
a
abismos, de hallar por fin
la inmóvil flor sin otoño
de
un quererse quieto, quieto.
Más allá de ola y
espuma
el querer busca su fondo.
Esta hondura donde el mar
hizo
la paz con su agua
y están queriéndose ya
sin
signo, sin movimiento.
Amor
tan sepultado en su ser,
tan
entregado, tan quieto,
que nuestro querer en vida
se
sintiese
seguro de no acabar
cuando terminan los besos,
las
miradas, las señales.
Tan cierto de no morir,
como
está
el gran amor de los muertos.
Pedro Salinas
Habían comido en total tranquilidad, de hecho así paso casi todo el día, mientras Kagome estaba en casa, el regresó a su consultorio a hacer todas esas cosas que en la mañana por estar "distraído" no logró hacer.
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En otra parte cerca de la casa de la pareja se encontraba un auto con dos personas, a simple vista cualquiera pensaría que era una pareja afortunada, es decir... ella preciosa y él muy atractivo.
A veces las circunstancias nos hacen utilizar nuestros mejores atributos a cosas que no lo ameritan, es decir: hacerle daño a alguien.
-Bueno Tsubaki, entonces Kagome no quedó de verse contigo... otro anónimo sería demasiado, tal vez deberíamos armar otro plan, tal vez secuestrarla...-
-No seas estúpido Sesshomaru... por supuesto que sabrán que fuimos nosotros... y ni todo el dinero de tu padre podrá sacarnos de esa.-
-Bueno Tsubaki ¡¿Entonces que quieres!- Consultó exasperado, claro, la mujer hasta había planeado casarse con Inuyasha, y el ya se había hecho a la idea de tener a Kagome cuando el quisiera.- No voy a seguir perdiendo mí tiempo en estas tonterías, o actuamos o yo lo haré todo y mato a Inuyasha.- Sentenció como si con eso fuera a ganar. Pero para su sorpresa a Tsubaki ni siquiera le inmutó... ¿Acaso planeaba traicionarlo?.
-Escucha Sesshomaru... será mas fácil si me dejas hacerlo a mí... tú tendrás a la chiquilla y nos repartiremos el dinero... Inuyasha tal vez pueda servir en la cama pero creo que encontraré a alguien mejor, tu sabes... que no sea un idiota enamorado...- Dijo ella con una sonrisa en la boca, el deseo por el hombre que compartía el auto con ella comenzaba a despertar.
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-¡Sango!... Sangooooooo- gritaba Miroku completamente desnudo únicamente como protección sus manos... esa mujer le había hecho un buena jugarreta... mientras se encontraban en ese hotel ella l había vendado los ojos para desnudarlo y finalmente dejarlo ahí... La veía con su ropa a través del pasillo- Sango dame mí ropa mujer...-
-No te la daré hasta que me prometas que haremos un viaje... esto de las consultas te dejan exhausto y a mí me dejan deseosa...- Dijo ella con tal convicción que Miroku temió por que tal vez tendría que andar desnudo hasta su casa...
-Esta bien mujer... haremos un viaje cuando sea posible lo prometo- Entonces la chica sonrió, sabía que lo necesitaban, además de que si todos los intentos por tener un bebe habían fallado, tal vez en el viaje podrían "recuperar los intentos"...
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Finalmente había decidido hacer la cena ella, bueno la última vez que Inuyasha cocinó la pareció que la opción de convertirse en anoréxica era mejor que probar lo que Inuyasha había cocinado, lo sabía tal vez el se molestaría pero cedería al ver el nuevo camisón color marfil que había comprado, era una pieza hermosa, que se adhería a su cuerpo como si fuera su propia piel... Y definitivamente le enseñaría la nota del anónimo y le diría la verdad acerca de esa llamada, lo tenía todo listo, tal vez si usaba ese camisón Inuyasha ni siquiera estaría consiente de las palabras de ella... Sonrió ante el pensamiento.
-Hola Kagome- Dijo el encontrándose con la comida preparada en la mesa, que si bien no estaba completa por que, para no variar, la compañía de mudaza no había hecho su aparición, estaba hermosamente decorada con velas blancas y un mantel blanco tejido a mano... Pero definitivamente se quedó sin palabras cuando la vio acercarse con ese camisón de satén...
-Hola amor- dijo ella en un tono entre tierno y seductor, lo que irremediablemente le quitó el aliento- preferí hacer la comida yo...- Claro, eso era lo que menos le importaba, cuando podía ver que la tela de su camisón parecía hacerse transparente... – Y sobre lo de la llamada... bueno... te mentí...- Dijo viendo como Inuyasha se metía dentro de sus escote con los ojos, pero para su sorpresa... giró sus ojos de su escote hacia su rostro.
-¿Me mentiste?... explícate- Le dijo él con un tono tranquilizador, pero a la vez parecía confundido...y molesto.
-Verás... antes de la llamada hubo un recado para mí en la puerta- Le dijo acercándose más sintiendo como Inuyasha se abstenía de tomar su cintura. Sacó el papel de un pequeño cajón frente a ellos, era extraño, cuando decidieron dejar aquel departamento Inuyasha insistió mucho en que ese mueble debían llevarlo ellos, le tenía mucho aprecio, era lo único que le quedaba de sus padres.
Inuyasha tomó el papel y lo leyó... que raro... parecía que esa caligrafía la conocía pero... ¿de dónde?... "Tsubaki"... Esa mujer los seguía atormentando... Pero esta vez no caerían... La miró, sabía que ella lo había hecho por la ilusión de saber algo de su padre... Y corrigió su error por que sabía que para salir adelante sólo hay que confiar... La besó apasionadamente sabiendo que algo se le ocurriría para desenmascarar a Tsubaki... estaba sumamente entretenido en el pecho de la muchacha cuando oyó el timbre... Se separó de ella y le señalo que se quedara tras él, pues tal vez sería Tsubaki. Abrió la puerta y no reconoció a esa persona... Así que kagome se asomó sólo un poco para verla y...
-¿Kouga?-
Fin cap XXV
