Lágrimas de hielo 2

Por Khira

IV.

Aquello cayó como un balde de agua helada sobre la pareja, especialmente en Rukawa, quién se desesperó al comprender que todos sus planes se habían ido al traste, y por su culpa...

Ni siquiera se atrevía a mirar a Hanamichi...

El corazón le palpitaba en los oídos y sentía la boca seca, pero tenía que hacer algo, o por lo menos intentarlo.

- Yo no... – consiguió articular con voz temblorosa y con mucho esfuerzo – Yo no... no me intenté suicidar... Fueron... crisis de ansiedad...

Sakuragi le miró de reojo pero no dijo nada.

- Crisis de ansiedad? – repitió Catherine claramente escéptica.

- Sí... – continuó Kaede, aunque cada vez le costaba más hablar – Yo las... las empecé a sufrir a los quince años...

Se pasó una mano por el pelo en señal de nerviosismo. Error. Catherine vio claramente la gran cicatriz de su brazo izquierdo.

- Y dígame, señor Rukawa... Esa cicatriz de su brazo fue entonces el resultado de una crisis de ansiedad?

- Sí... – admitió, maldiciendo que fuera verano e ir en manga corta.

- Pero eso fue en el primer intento, verdad? – inquirió la mujer – Porque hace dos años los periódicos dijeron que se tomó un bote entero de pastillas...

"Los periódicos...", repitieron Rukawa y Sakuragi mentalmente. Precisamente fue la prensa quien empezó aquello...

- - - Flashback - - -

Sakuragi llegó a casa aquel día sin tener la más mínima idea de lo que le esperaba. Estaba agotado por el entrenamiento, ya que al contrario que el DKV Joventut, el equipo de Rukawa, el Winterthur FC Barcelona entrenaba mañana y tarde.

- Tadaima...! – anunció con voz cansada al traspasar la puerta.

Le sorprendió no escuchar la respuesta de Kaede. Pero se veía luz en el salón, así que se dirigió a él, preocupado.

Sentado en el borde del sofá, con una revista japonesa abierta entre sus manos, y temblando, estaba Rukawa. Alzó la vista, y Sakuragi se estremeció al ver sus ojos rojos e hinchados.

- Qué pasa? – preguntó con el alma en vilo.

- Léelo tú mismo – siseó el moreno lanzándole la revista a la cara.

Sakuragi la recogió antes de que cayera al suelo después de rebotar contra su cara, cabreado por la acción de su novio, pero decidió no precipitarse.

- Página 8... – dijo Rukawa entre dientes.

Sakuragi abrió la revista por dicha página, y perdió el color al ver lo primero las fotografías. Él y una chica estaban besándose en una discoteca de Barcelona...

Leyó el titular y gran parte de la noticia en apenas unos segundos, mientras parte de su mente intentaba ya pensar en algo para disculparse con Kaede, pero el artículo no decía nada que él no supiera... excepto que la chica era su novia formal, claro.

- Las fotos son de hace casi tres años... – susurró Rukawa, sin poder contenerse – Supongo que han esperado a que fueras realmente conocido para sacarlas...

- ... – Sakuragi enrolló la revista y miró a los ojos de su koi, sin saber aún como excusarse.

- Yo estaba aún en América, en los Celtics... – la voz de Rukawa sonaba más aguda de lo normal – Cómo pudiste...?

- Kaede, yo... – realmente el pelirrojo no sabía que decir.

- Dijiste que la distancia no nos separaría... que saldríamos adelante... pero yo no podía estar sin ti y por eso me vine... y tú... – su gesto se endureció – Tú mientras habías aprovechado para divertirte...

- Eso no es verdad – reaccionó.

- Te la follaste?

Hanamichi se mordió el labio. No quería decirle la verdad, pero tampoco mentirle.

- Sí...

El dolor que se reflejó en los ojos azules le partió el alma.

- Kaede, sólo fue una vez, te lo juro... – se apresuró a explicarse – Yo... te amaba, y te amo... Lo que pasó fue que... que... quería experimentar...

- E-experimentar...? – repitió Rukawa, mientras sentía como un doloroso frío le estaba congelando el corazón.

- Sí... Verás, yo... a mí nunca me interesó un chico hasta que me enamoré de ti... – continuó torpemente - Y al empezar a salir tan jóvenes, pues... nunca tuve la oportunidad de... bueno, de estar con una mujer...

- Y no podías quedarte con la duda... – murmuró sarcástico bajando la cabeza, de manera que el flequillo le tapara los ojos.

Sakuragi decidió dejar de lado las explicaciones. Dejó caer la revista al suelo y se arrodilló delante de Rukawa, quien no se había movido del borde del sofá. Le cogió de ambas manos y le miró los ojos fuertemente cerrados y húmedos.

- Mi amor... – susurró – Perdóname, por favor. No volvió a pasar, y no pasará nunca más. Yo te amo...

- Que pasó, no te gustó...? – preguntó gélidamente Kaede sin abrir los ojos.

No supo que contestar, ninguna de las respuestas que se le estaban pasando por la cabeza le pareció apropiada.

- Mi amor, olvídalo, por favor...

Esa respuesta pronto averiguaría que tampoco era la correcta. Rukawa abrió los ojos y se levantó a la vez que le empujaba hacia atrás.

- Que lo olvide! – estalló - Cómo puedes ser tan cínico! Me pones los cuernos con mujeres aprovechando mi ausencia, y lo único que debo hacer es olvidarlo!

Sakuragi, que había caído de culo, se levantó enseguida y le encaró.

- Ya te he dicho que sólo fue una vez! – gritó – No hables en plural, y menos como si lo estuviera haciendo cada vez que te marchas de viaje!

- Y no es así!

- No, joder, ya te he dicho que no!

- Y cómo esperas que te crea!

- ME CAGO EN LA HOSTIA, KAEDE, TE HE DICHO QUE SÓLO FUE UNA VEZ!

El pelirrojo respiró hondo e intentó calmarse. Quiso acercarse un poco más a Rukawa pero este le recibió con un nuevo empujón. Ambos tenían el cuerpo tenso y los puños apretados; Sakuragi no quería golpearle pero dudaba seriamente de si Rukawa pensaba igual.

- ERES UN CABRÓN! – gritó el zorro – UN CABRÓN Y UN MALNACIDO!

Sakuragi decidió no seguir discutiendo con él, no en ese estado. Sin decir más, dio media vuelta y cogió de nuevo la mochila de deporte que llevaba con él al entrar y que había dejado en la puerta del salón.

Rukawa se congeló en el sitio.

- Dónde vas...! – preguntó intentando que la voz no me fallara.

- A casa de Yohei... – respondió Hanamichi - Cuando te hayas calmado me avisas y hablaremos.

- Eso significa que me dejas? – preguntó en un susurro neutro.

- No digas sandeces, Kaede. Basta. Te he dicho que ya hablaremos.

El chico de ojos azules no dijo más y observó inmóvil como Hanamichi salía de la casa sin mirar atrás. Aunque le había dicho que no le dejaba, empezó a sudar frío igualmente.

Se mareó y tuvo que sentarse de nuevo en el sofá. El corazón comenzó a dolerle físicamente, y una oleada de pánico le invadió.

"No, otra vez, no...", pensó asustado y tembloroso.

El miedo a sufrir otra crisis fue superior a la propia crisis. Se levantó corriendo en dirección al baño en busca del alprazolam, pero no lo encontró donde debería. Recordó entonces que debido al tiempo que hacía que no le daba una crisis que las pastillas habían caducado y que él mismo las tiró a la basura.

Sintió que se ahogaba mientras rebuscaba en los cajones de su mesilla de noche los antidepresivos, que ya sólo tomaba a temporadas. Por fin encontró el botecito bajo unos pañuelos, lo abrió y vio que sólo quedaban cinco pastillas. Se tomó las cinco pensando que así le harían el mismo efecto que una de alprazolam.

Se tumbó en la cama y esperó paciente a que le hicieran efecto, enroscándose un poco sobre sí mismo para controlar los temblores.

Por otro lado, Hanamichi no llegó a casa de Yohei. Se detuvo en un bar cercano para tomar algo y pensar con tranquilidad. Y lo que decidió fue volver a casa y aclarar las cosas lo más pronto posible.

Cuando entró en el dormitorio, y vio a Rukawa tumbado en la cama con un bote vacío de pastillas en la mesilla, casi le dio un infarto...

- QUÉ HAS HECHO! – preguntó a gritos mientras se lanzaba a mirar el bote más de cerca, confirmando su terrible sospecha de que eran los antidepresivos.

Rukawa no le contestó, ni siquiera había entendido la pregunta. Su mente vagaba entre la consciencia y la inconsciencia, apenas si se había dado cuenta de la presencia de Sakuragi en la habitación. No fue hasta que el chico más alto le empezó a zarandear que distinguió una cabellera roja.

- Hana... – musitó.

- Sí, soy yo, soy Hanamichi! Me oyes! Me oyes, Kaede! Aguanta, por favor!

Pero la voz le llegaba muy lejana...

Sakuragi se sacó el teléfono móvil y tecleó nervioso el teléfono de urgencias. Luego se quedó abrazando a Rukawa y meciéndole suavemente hasta que llegó la ambulancia, intentando que siguiera despierto, y maldiciendo por haber provocado todo aquello.

Una vez en el hospital y pasado el susto, Sakuragi creyó a Rukawa y además los médicos confirmaron que no había tomado dosis suficiente como para querer suicidarse.

Pero algún bocazas del hospital no lo creyó así y al día siguiente el rumor del intento de suicidio del jugador del Joventut se propagó como la pólvora en varios periódicos, aprovechando de paso para investigar y desvelar parte del pasado del joven, e incluso empezaron a sospechar de su relación amorosa con su compatriota Sakuragi, hasta que cansados de esos chismes lo confirmaron con nada menos que una boda.

- - - Fin del flashback - - -

- Hace dos años los periódicos mintieron – dijo Rukawa con el tono más convencido y firme que pudo – No hubo tal intento de suicidio. Sólo fue un malentendido.

- Un malentendido? – Catherine arqueó una ceja – Y su cicatriz también fue producto de un malentendido?

Rukawa abrió la boca para replicar, pero Sakuragi, que había permanecido callado los últimos minutos, se le adelantó.

- Ya basta – dijo cortante.

El chico moreno le miró agradecido, pero Sakuragi estaba mirando a Catherine.

- Vine aquí para que nos entrevistaran para saber si cumplíamos los requisitos, no para que hostigara a mi pareja – añadió.

- Esto forma parte de la entrevista – se defendió la mujer – Necesitamos saber las condiciones físicas y mentales de los padres que...

- Estamos perfectamente. Si quiere comprobarlo háganos exámenes médicos y déjese ya de remover la mierda.

Catherine y Rukawa parpadearon sorprendidos por el tono de Sakuragi. La mujer iba a replicar, pero de pronto el pelirrojo cambió de idea y se levantó.

- Vámonos, Kaede.

- Pero... – se interrumpió al ver la mirada furiosa que le dedicó y también se levantó.

Dejaron a Catherine con el adiós en la boca y salieron con prisas del edificio. Sakuragi empezó a caminar rápido en dirección al aparcamiento, con Rukawa detrás, sin atreverse a pedirle que le esperara y sintiendo unas ganas enormes de echarse a llorar.


N/A: hola! que largo me ha salido el flashback XD ¿A que esta vez no me tardé tanto? Y ahora se vienen las navidades, así que espero espabilar en todos mis fics... Perdonad por responder los reviews tan brevemente, espero dentro de poco tener más tiempo (ya terminé uno de los dos trabajos weee XD!)

Elena: no me extraña, y es culpa mía. Bueno, espero que te guste el recordatorio XD.

Kaehana9: hola! pues espérate que lo peor falta por suceder. Besos y gracias por el review.

Balucita: bue, es que ya le tenía ganas a un fic donde pudiera meter bastantes escenas de lemon sin que estuvieran fuera de lugar XD. A que he actualizado prontito?

Miguel: es que vaya nick más complicado XD! Pero gracias a él ya puedo saber qué has escrito jeje (es que leí en un review que no querías decirlo) A ver si me saco un huequecillo y los leo ambos. Me alegro que te gustara el capítulo; por cierto, has leído el nuevo que he empezado? Es que si es así me encantaría que me dieras tu opinión, me encantan tus comentarios .

JHikaru: sii y gomen, procuraré que no vuelva a pasar. Gracias por el review!

Shu-chan: gracias! Pero aún me queda mucho que aprender en esto del suspense y la intriga, las hay que me dan mil vueltas XD

Astrea: hola! que alegría recibir de nuevo un review tuyo. Me encantaría que leyeras también si tienes tiempo las dos historias nuevas que tengo, bueno una ya acabada. Pero cuando puedas, eh? que no quiero agobiarte. pero es que te echaba un montón de menos!

Muchas gracias a todo/as por los reviews, y hasta el próximo capítulo.