Lágrimas de hielo II

Por Khira

Epílogo

Hacía un calor espantoso, el pequeño ventilador que había sobre la mesa de la directora del orfanato apenas movía el aire de la habitación, lo que sumado a los nervios resultaba un malestar general nada agradable. Y es que nunca en su vida habían estado tan nerviosos como en ese momento. Sakuragi no dejaba de atusarse el pelo, despeinándoselo más que peinándoselo, y Rukawa se mordía las uñas a tal velocidad que iba ya por la novena uña de la segunda ronda. No era para menos, ya que llevaban casi un año esperando por ese día.

Por fin se iban a convertir en padres. Y el afortunado que se convertiría en su hijo era un precioso niño etíope de 14 meses, Natil, al que la directora había ido a buscar.

- Por qué tarda tanto? – se preguntó Sakuragi en voz alta por enésima vez – No soporto el clima de este país. Me estoy asfixiando.

Rukawa le miró de reojo y sonrió. Él sabía que si el pelirrojo tenía prisa no era por el calor sino porque ya hacía un mes desde que habían visto al pequeño por última vez, y se les había hecho larguísimo.

- Crees que se acordará de nosotros? – preguntó Kaede mirando al techo.

Sakuragi le miró, y antes de responder, le colocó el pelo tras la oreja en un gesto cariñoso.

- No lo sé, la verdad. Ahora lo sabremos.

Se inclinó hacia él y le dio un tierno beso en la mejilla. Kaede sonrió y le devolvió el beso.

Unos segundos más tarde por fin la puerta se abrió y por ella aparecía la directora con Natil en sus brazos. Hanamichi y Kaede se levantaron al momento.

- Aquí le tenéis – dijo la mujer en un precario inglés, acercándose a ellos. Hanamichi levantó los brazos instintivamente para cogerle.

El niño pareció reconocerles, y les miraba muy curioso con sus grandes ojos negros. También parecía algo inquieto. Quizás intuía que aquel día realizaría un largo viaje.

- Los papeles ya están listos – continuó dirigiéndose a Kaede y entregándole una carpeta que estaba sobre la mesa – Estos son los suyos.

- Muchas gracias – dijo Rukawa.

- Por curiosidad, van a cambiarle el nombre?

- No. Consideramos que no debemos borrar una parte de sus orígenes.

- Estoy de acuerdo – afirmó la mujer – Además Natil es un nombre precioso.

- Es cierto.

Rukawa se volvió hacia Sakuragi y le acarició las manitas a Natil, hasta que este empezó a mover los bracitos como un pájaro.

- Mira, ya tiene ganas de ir en avión – sonrió Hanamichi – Quieres cogerle?

- Claro.

Con el cuidado propio de padres primerizos, Rukawa cogió a Natil de los brazos del pelirrojo. Sintió un agradable cosquilleo al hacerlo, no era la primera vez pero ahora realmente estaba cogiendo en brazos a su hijo.

Sakuragi le miraba embelesado, Rukawa tenía la mirada tan iluminada que daba la sensación de que si hubiera un apagón en ese momento, no se quedarían a oscuras. Por otra parte, lo cierto es que se estaba acostumbrando a verle así, pues desde hacía bastante tiempo, concretamente desde sus últimas vacaciones el pasado verano en Mallorca, que Kaede lucía más animado y seguro de sí mismo que nunca.

- Que tal si nos vamos? – preguntó el moreno sacándole de su ensimismamiento – Me muero de ganas de volver a casa.

- Sí... – sonrió Sakuragi – Y por fin volveremos los tres juntos...

xXx

Los primeros días fueron muy difíciles. Natil lloraba sin cesar, y los pobres padres primerizos lo pasaron fatal. Más de una noche tuvieron que partir a ver al pediatra de urgencia, incapaces de averiguar el motivo de los lloros. Algunos días venían a ayudarles Yohei y su mujer, pero hasta que no tuvieran que volver a sus respectivos equipos tras las vacaciones de verano no contratarían a una niñera.

Poco a poco la situación mejoró. Natil empezó a adaptarse a su nuevo hogar y Rukawa y Sakuragi a tenerlo con ellos.

Una noche, la víspera de su segundo aniversario de boda, Sakuragi estaba apoyado en su cuna, viéndole dormir, por fin, plácidamente. Rukawa se acercó por detrás y le abrazó por la espalda, apoyando la barbilla en uno de sus hombros, y también se quedó mirando al pequeño.

- Aún me cuesta creer que lo hayamos conseguido... – murmuró Sakuragi.

- Vaya, pero si siempre decías que tarde o temprano lo conseguiríamos... – se sorprendió Rukawa.

- Ya... pero lo cierto es que llegué a dudarlo.

- Bueno, no te preocupes más, es tiempo de disfrutar...

- Tienes razón...

La mano derecha de Rukawa se deslizó silenciosamente del estómago de Sakuragi a su entrepierna, pillando al pelirrojo completamente desprevenido.

- Pero que haces? – preguntó en voz más alta de la que pretendía, por miedo a despertar a Natil.

- Ya te lo he dicho... – le susurró en el oído – Disfrutar...

- Pero... que está el niño delante!

- Está dormido – replicó Rukawa – Y además, no te lo pienso hacer aquí mismo. Vamos a la habitación...

Hanamichi sintió un escalofrío. Últimamente Kaede siempre tomaba las riendas; aunque la verdad, no le molestaba en absoluto.

- Que no ves que dentro de un tiempo, cuando Natil sea más mayor, no podremos hacerlo siempre que nos plazca? Hay que aprovechar ahora – continuó el moreno – Además, ya no somos adolescentes y...

- Nos estás llamando viejos? – preguntó Sakuragi con un leve mosqueo en el tono de voz. La realidad era que el pelirrojo no llevaba nada bien lo de acercarse a la treintena.

- Claro que no. Pero aunque me pongas igual o más cachondo que antes, ya no tenemos la misma resistencia...

Y antes de que Sakuragi, sonrojado hasta el extremo, pudiera decir nada más, Rukawa le cogió de la mano y lo condujo al dormitorio principal, contiguo a la habitación de Natil, le tumbó en la cama y se sentó a horcajadas sobre él.

Por supuesto el cuerpo de Hanamichi reaccionó al instante...

Rukawa le abrazó por el cuello y empezó a besarle el lóbulo de la oreja de manera juguetona y húmeda. Sakuragi sólo atinó a abrazarle de la cintura mientras no dejaba de estremecerse y soltar pequeños gemidos.

La mano derecha de Rukawa pasó a acariciarle el pecho por encima de la camisa del pijama, bajando poco a poco a medida que le iba desabrochando los botones.

- Mmm... – gimió Hanamichi al sentir la fresca mano de Kaede sobre su piel desnuda – Ahh! - gimió de nuevo, esta vez al sentirla otra vez en su entrepierna.

Entonces Rukawa abandonó su cuello y su posición y se dejó caer de rodillas en el suelo frente a él, con claras intenciones de hacer algo que gustaba mucho al pelirrojo...

Efectivamente, tras sacar el hinchado miembro de Hanamichi tanto de los pantalones de pijama como de los bóxers azules que llevaba, y masajearlo durante unos segundos con sus blanquecinas manos, Kaede lo envolvió con su boca y empezó a succionarlo con tal fuerza que el pelirrojo casi gritó de placer.

- Dios, Kitsune... – era lo único que podía decir. Instintivamente con ambas manos agarró a Kaede del pelo, con firmeza pero sin hacerle daño.

Rukawa continuó lamiendo y besando, notando con satisfacción el agarre de Sakuragi, hasta que el pelirrojo empezó a jadear y a gemir más fuerte, y poco después un líquido de sabor conocido se derramó en su boca, que tragó con mucho gusto.

Un sonoro suspiro se escapó de los labios de Sakuragi, quien se dejó caer de golpe de espaldas en la cama, resoplando como si acabara de jugar un intenso partido.

Pero el zorro no tenía intención alguna de dejarle reposar. Sakuragi alzó un poco la cabeza y observó extasiado como Rukawa iba desabrochándose el pijama con un sexy contorneo.

- De verdad que me vuelves loco... – confesó con una enamorada sonrisa.

- Lo sé... – dijo el chico de ojos azules, devolviéndole la misma sonrisa.

Cuando terminó de desabrocharse la parte superior del pijama, Rukawa se la quitó y la lanzó al extremo opuesto de la habitación. Luego, antes de quitarse los pantalones, hizo lo propio con los ya medio bajados de Sakuragi. A continuación le quitó los bóxers y luego se quitó los suyos con una maestría propia del mejor 'stripper'.

Hanamichi se colocó en el centro de la cama y dejó que Kaede se situara encima de él. Contempló como el kitsune humedecía dos de sus dedos con su propia saliva, y poco después sentía esos mismos dedos hurgando con suavidad en su interior para prepararle para lo que venía. Cuando estuvo listo Rukawa los sustituyó por su miembro, y aunque por su actitud el pelirrojo se había temido lo contrario, empezó a hacerle el amor de manera muy tierna.

Se aferró a su espalda casi clavándole las uñas y empujó para permitirle una penetración más profunda, lo que Rukawa agradeció con un gemido. Hanamichi no sentía ningún dolor, más bien al contrario pues su miembro estaba aprisionado y volviendo a despertar con los roces, y además un 'punto' en su interior estaba a punto de ser tocado. El pelirrojo dejó de arañarle la espalda y colocó ambas manos en las mejillas de Kaede, quien tenía su rostro casi pegado al suyo y los ojos entreabiertos, y empezó a repetirle en voz muy baja 'Te quiero, te quiero, te quiero...'

xXx

El pobre Sakuragi estaba exhausto. Rukawa no le había hecho el amor una, ni dos, sino tres veces seguidas. Se preguntó de donde había sacado aquello de 'ya no tenemos tanta resistencia', porque lo que era en su caso...

Miró el reloj situado en la mesilla del lado de su cama y vio que sólo eran las siete de la mañana. En el otro lado de la cama, de espaldas a él, Rukawa dormía aún. Con cuidado para no despertarle, le dio un suave beso en la mejilla, y después se levantó de la cama para ducharse, no sin antes pasar por la cuna de Natil para comprobar que dormía. Había sudado mucho esa noche, y no sólo por el calor...

Aquel verano no habían vuelto a Mallorca porque la agencia internacional de adopción con la que llevaban tratando casi un año y a través de la cual habían conseguido adoptar a Natil estaba en Barcelona, la misma ciudad donde vivían. Pero aún quedaban un par de semanas para que empezara la temporada, y pensó de proponerle a Kaede ir a la isla un par de días, aunque fuera a un hotel.

Salió de la ducha con energías renovadas, envuelto precariamente en una toalla, y se encontró a Rukawa vestido solo con unos pantalones apoyado en la puerta del baño, mirándolo de arriba abajo y mordiéndose los labios por la excitación.

- Eh, eh, ni se te ocurra – dijo alarmado, levantando una mano a modo de stop – Que me acabo de duchar.

- Bueno... – dijo Rukawa acercándose peligrosamente – Pues te duchas otra vez...

- Kitsune hentai! No te ha bastado esta noche!

Después de un pequeño forcejeo a modo de broma y unas cuantas risas, Sakuragi pudo 'librarse' de Rukawa y volver a la habitación para vestirse y coger algo. Luego fue a la cocina donde Rukawa había empezado a preparar el desayuno sobre la encimera de la cocina.

- El niño empieza a parecerse a ti – dijo al entrar – Cada vez duerme más.

- Muy gracioso – dijo Rukawa – No te preocupes, dentro de un rato le despertaremos. No debemos dejarle dormir durante el día, sino nos dará las noches.

Sakuragi se acercó por detrás a Rukawa, le abrazó y le dio un beso en el cuello.

- Feliz aniversario mi amor – le susurró en el oído.

- Feliz aniversario... – Rukawa ladeó un poco la cabeza para que Sakuragi pudiera seguir besándole el cuello.

- Toma... – dijo sacando un pequeño paquete del bolsillo de sus pantalones.

Rukawa se limpió las manos con un trapo, se dio la vuelta y cogió el paquete que le ofrecían. Lo abrió y descubrió un bonito –y caro- reloj de pulsera.

- Me encanta – dijo sin dejar de observarlo – Muchas gracias, Hana.

- Mira la inscripción de detrás.

Rukawa le dio la vuelta al reloj y vio que había grabado en caracteres japoneses 'Ai shiteiru Kitsune'. El moreno dejó escapar una sonrisa.

- Lo estrenaré esta noche cuando salgamos a cenar. Y también podemos estrenar tu regalo.

- Y donde está mi regalo? – preguntó Hanamichi con la expresión propia de un niño.

- En el garaje – Rukawa sacó de su bolsillo las llaves de un coche.

Sakuragi se quedó atónito. Desde el accidente que no se había atrevido ni siquiera a proponerle de comprar otro coche después de que el Audi quedara destrozado.

- Me has comprado un BMW? – exclamó al mismo tiempo que se las arrebataba, comprobando que eran las llaves ni más ni menos que de un BMW serie 1.

- Nos he comprado un coche – replicó el moreno – Yo también lo usaré. Bueno, aunque primero tendré que sacarme el carné – rió.

Como Hanamichi le miraba aún muy sorprendido, Kaede se encogió de hombros y añadió con una sonrisa:

- Creo que ya es hora, no crees?

Por toda respuesta Sakuragi le cogió por la cintura y le plantó un largo beso en los labios que le dejó casi sin aire. Luego se separó de él y casi a brincos escapó hacia la puerta de la casa.

- Ey, espérame!

Dejó el reloj sobre la mesa de la cocina, pero antes de seguir a Sakuragi escuchó ruidos en la habitación de Natil y supo que el niño ya se había despertado. Aunque bajar al garaje de la finca a ver el coche sólo sería un momento, no quiso dejarlo solo en el piso. Así que fue a por Natil y con él en brazos bajó al garaje, donde Sakuragi ya estaba dando vueltas alrededor del coche, abriendo todas sus puertas, entrando y saliendo, y tocando todos los botones.

- Te gusta? – preguntó Kaede colocándose enfrente.

- Que si me gusta? – exclamó Hanamichi – Adoro este coche!

Parecía más que nunca un niño con juguete nuevo. Mientras que Sakuragi continuaba probando todos los extras del coche, una sensación extraña empezó a apoderarse de Rukawa, algo que no sentía desde hace mucho tiempo. Y es que allí parado en medio del garaje de su piso de Barcelona, con su marido dentro del coche que le acababa de regalar, y sobretodo, con Natil en brazos bostezando con carita de sueño, Kaede Rukawa se dio cuenta de que, por fin, tenía de nuevo una familia.


N/A: Se acabó! No me he tardado mucho, verdad? Que les pareció el epílogo? Ya sé que era evidente que acabarían adoptando, pero tan lejos? XD En realidad es que una amiga de mi madre ha adoptado un niño etíope y me gustó reflejar ese gesto en esta historia. Hasta le he llamado igual jeje, solo me faltaba escribir 'basado en hechos reales' XD. Muchísimas gracias por los reviews, están contestados a continuación:

Kaehana9: pues mira, es una buena idea jejeje. Pero en este capi no será por regalos, verdad? XD

Elena: ay no, sería la versión gigante del enanito gruñón, no? XDD Y eso la verdad yo no lo sabía, es que he tenido la suerte hasta el momento de que nunca me han tenido que anestesiar a mí ni a nadie cercano, excepto una vez a mi padre al operarlo de apendicitis, pero cuando llegué ya estaba despierto. Espero que te haya gustado el epílogo y muchas gracias por tu review!

Kaoru.Moon: la verdad es que aún no me he decidido, sería muy fuerte pero esa era mi intención al empezar el fic, no en vano me inspiraron los fics de Yukino XD. Resurrecciones no, que parecería DragonBall, pero la reencarnación es un tema que me encanta, pero creo que me lo reservaré para un fic original que tengo en mente desde hace mucho tiempo.

Nikie Blue: jejeje pues ya ves que sí. Quería sacarte en Rea, como le llamas, pero Ru te necesitaba más XD.

Ran: pos no, hay demasiado mono de reviews también, jejeje, y a ver si tu también te animas y actualizas aquí (después de poner al día tus historias, claro XD), que me va a dar algo si no leo la continuación de 'It can't be so easy', aprovecha que ese sí que va por donde toca XD!

Relena: wolasss, me alegro de que te gustara más, es verdad que ya fue más animado, aunque no más que el epílogo jeje. Cúidate tú también, besos.

Yui: hola! es que a Hana lo encuentro muy poco 'matable' jejeje y Ru lo habría pasado demasiado mal sin él. Como ves no he tardado mucho en acabar este fic, ahora veremos cuando continúo los otros. Muchos besitos y gracias por el review.

Amary: gracias por la confianza, espero que el epílogo te haya gustado.

Miguel: jajaja gracias por esperarme y por tus buenos deseos. Tranquilo que Rukawa no se librará tan fácilmente de mí XD.

Besos y hasta dentro de muy muy poco (es que lo del mono de yaoi lo he llevado muy mal... y bueno, que empecé otro fic T.T XD).

Khira