Nombre completo : Brenna De Lyol
Edad : No voy a revelar mi edad.
Ocupación : Soy una asesina. Suelo cobrar por mis servicios, limpio de escoria el mundo, tanto de humanos como de seres como nosotros ; lo que se tercie. Aunque a veces también mato por placer , la venganza es mi plato favorito, y siempre ejecuto según la vieja ley. Ojo por ojo, diente por diente.
Grado : Cliente
Rango Social : Alto
Cumpleaños : 12 de Diciembre. Sagitario.
Sexo e Inclinación: Me gusta el sexo. Soy bisexual, aunque me gusta más la compañía de un hombre... si es jovencito, mejor que mejor.
Altura: 1'70 más o menos
Peso: 80 kg
Color de Pelo: Pelo largo y azabache
Color de Ojos: Violetas
Pericias:
Oído y vista agudizadas. Rapidez de movimientos.
Punto
débil:
Me enervo facilmente, puedo ser en ocasiones muy
cruel.
Rencorosa y vengativa, suelo recordar cosas durante mucho
tiempo , y no cejo en mi empeño hasta que tomo la justicia por
mi mano.
Gustos:
Me gusta ir lo más cómoda
posible.
Suelo llevar una daga bajo las ropas, atada con una
fundita de cuero a la altura del muslo.
Adoro los baños de
espuma y sales que los ricos acostumbran a darse. Siempre viene bien
tras una buena sesión de sexo.
Y el agua helada, tras la
pelea. No soporto el olor de la sangre y tras la matanza corro a
encontrar cualquier lago, río, o habitación (Depende de
dónde esté) para aliviar mi cuerpo
enervado.
Desagrados: No me gusta ir con ropas demasiado ceñidas ni demasiado aparatosas.
Personalidad:
Atrevida, testaruda, rencorosa, leal.
Llevo el pelo recogido
en un moño y sujeto por lo único que dejó mi
madre para mí, y que siempre llevo consigo. Odio que me
molesten los mechones de pelo, cayendo en mi cara y mi frente, por
ello siempre los llevo recojidos, y más si estoy
"trabajando".
No me gusta taparme demasiado, así
que me cubro lo mínimo, sobretodo aquellas partes donde más
vulnerable a heridas estoy expuesta cuando voy de caza. Eso no
significa que cuando tengo que pasar desapercibida, no sepa vestirme
adecuadamente. Pero NO me gusta.
Tengo una pequeña cicatriz
en la parte inferior de la espalda, que es de la que menos orgullosa
estoy, y que en alguna ocasión me causa molestias, como si la
herida no hubiera acabado de cicatrizar. Aparte de eso, no puedo
quejarme d ninguna otra más, estoy orgullosa de ellas, además,
sólo se notan ciertos latigazos en las piernas y poco
más.
Tengo los ojos oscuros, y suelo mirar fríamente,
así que usualmente produzco desconcierto, desconfianza y a
veces temor. Pero también soy hermosa, y tengo un buen cuerpo
gracias al continuado "ejercicio", por eso suelo utilizar
esos "encantos" en algunos de mis trabajos. Nunca está
de más jugar con la presa.
Historia:
Según
me contaron, nací en Oren, pero mis padres decidieron seguir
con su nueva vida en algún rincón con más futuro
para la familia, así que se trasladaron a Aden, un pueblo
próspero emplazado estrategicamente en una montaña, en
Rumanía.
Desgraciadamente, mis padres murieron siendo yo
aún muy pequeña, por ello no puedo recordar siquiera
sus caras. Quedé al cuidado de una joven pareja, afable y
cuidadosa, que me criaron como hija de sus vientres.
Mi
infancia, feliz al principio. No hacía más que jugar,
aunque pronto tuve que hacerlo sola, ya que la gente, por algún
extraño motivo, alejaba a sus hijos de mi lado.
Al crecer
un poco más, lo comprendí, y esque no era como ellos.
No habían muchos como yo allí, y los que habían
o vivían algo alejados de Aden o sencillamente permanecían
dentro de sus casas.
Además, mis padres, o por lo menos los
que yo creía eran mis padres, eran muy cariñosos
conmigo, pero al pasar el tiempo y crecer, empezaron a verme con
otros ojos. Por lo menos, mi padre ya no me miraba con el mismo
cariño.
Pronto empezaron las peleas entre ellos, y, un día
en el que creían que aún no volvía a casa, les
escuché hablar de mis verdaderos padres, de ahí que
descubriese que no era su hija legítima, y quise entonces
saber más sobre mi pasado.
No pude descubrir demasiado.
Tras aquella pelea y el descubrimiento, las cosas no fueron como
antes, e incluso parecía que ellos supieran que yo lo había
descubierto. Una tarde en la que yo me encontraba en las montañas,
buscando algo, cualquier rastro, lo que fuese... me encontré
con mi padre, que enloqueció y, mientras me pegaba, quiso
poseerme. Así que, sencilamente, me defendí. Le maté,
y no sentí pena alguna en aquél momento. La nieve
manchada de vermellón era mi única compañera en
aquél momento, y allí le dejé, agonizando, con
la garganta abierta, y un brillo malsano en sus pupilas.
Volví
a casa, cené con mi "madre", la dejé
durmiendo en su sillón favorito... y lo último que
hice fué besarla, y huir.
No he vuelto a saber de ella. Ni
he podido saber de mi pasado más de lo que les oí
aquella noche.
He pasado toda mi vida deambulando de un sitio a
otro, haciendo encargos ,matando por placer (venganza) o por dinero.
Realmente, la única pena que tengo es la de haber Matado a
mi "padre". Podría haberlo solucionado de otra
forma. O, por lo menos, no abandonar a mi "madre" , la
única que conocí.
Familia: La que quedó atrás,rota. Y la que no conocí.
