Sengoku Shikon High: Mi primer amor (¡Los sueños sí se realizan!)
Capítulo I: La Chica Nueva
Kagome Higurashi se levantó de buen humor esa mañana, pero es que ella siempre se levanta de buenas. Digamos que hoy tenía un motivo en especial. Era su primer día de clases en una nueva escuela. Apenas y tuvo tiempo para pasar y decir "buenos días" a su madre, su abuelo y su hermano menor, no importó mucho, porque ninguno de los tres le ponía nunca demasiada atención, ni a ella, ni a ningún asunto en general. Cada quien se ocupaba de sus pequeños problemas: su madre, de la cocina. Su abuelo, de sus deberes como…. como…. bueno, pues de cosas de ancianos…. de cualquier manera, su aburrida vida no tiene absolutamente nada de interés para el desarrollo de esta historia, por que esta historia no habla de viejos, sino de la vibrante y excitante juventud…. no tan jóvenes como Souta, el hermanito de Kagome claro, él se ocupa de la escuela, y de jugar, como sea, su situación es bastante similar a la de el abuelo. Tendrá que esperar unos años, y quizá cuando sus hormonas comiencen a ebullir, le daremos chance, pero no por ahora. En fin¿en qué estábamos?... ¡Ah sí! Kagome salió de su casa con una enorme sonrisa en la boca, y su sonrisa era sincera, honesta, agradable y soñadora, digna de una chava con los sentimientos a flor de piel, un magnífico carácter y la mejor voluntad del mundo. Si a todo eso le agregamos un corazón soñador, una piel de porcelana, cabello largo y oscuro, ojos grandes y despiertos y una inmejorable figura, lo que sea de cada quien, tenemos prácticamente a la chica perfecta, el sueño de cualquier hombre, ni más, ni menos. Pues nuestra chica perfecta corría por las calles (gracias a su perfecta condición física), sin olvidarse de las elementales normas de civismo y seguridad, claro, pues en su récord perfecto no podía darse el lujo de llegar a su escuela perfecta, el primer perfecto día de clases…. perfectamente retrasada. Con tanta fuerza y desesperación corría, que no se dio cuenta de que estaba a punto de chocar con alguien y como el destino no sabe de normas de seguridad y de civismo, efectivamente, chocó, cayendo de espaldas estrepitosamente.
- ¿Quién rayos fue?
Kagome escuchó esa varonil voz, y, aturdida, levantó la vista, el problema fue que el sol brillaba precisamente en esa dirección, y sus bellos ojos no lograron distinguir a quien acababa de hablar.
- Pe-perdón…. –se disculpó ella, aun cuando en realidad no tenía la culpa de nada.
- ¡Dime la verdad!... ¿qué tal me veo?
- ¡No te arrugues brother!... ¡tú nunca pierdes el estilo!
Había otra voz, otra voz varonil, y aunque Kagome se esforzaba, no conseguía distinguir las facciones de los jóvenes que hablaban, por cierto, entre ellos, ignorando por completo su disculpa.
- A ver…. ¡déjame ayudarte!
Kagome pensó que al fin era atendida, y estiró un brazo para aceptar la asistencia.
- ¿Así? –dijo la primera voz
- ¡Así¿ya ves?... ¿qué te dije? –dijo la segunda -¡vamonos de una vez!
Sí…. antes de que alguna otra babosa venga a arruinar mi entrada.
Los dos muchachos se fueron riendo, dejando a Kagome en el suelo, con el brazo en alto, esperando por una ayuda que no era, y que más iba destinada al cabello de uno de ellos. Con algo de molestia se levantó y se arregló. Aunque ella no se dejaba decaer fácilmente, el incidente esta vez, había pasado sus límites. Una vez compuesta, prosiguió su camino.
- "Babosa" –pensó. -¡Vaya patán!
Mientras tanto, en el pasillo principal de la preparatoria "Sengoku Shikon High", varias chicas, bueno, no tantas: tres. Vestidas y peinadas a la última moda, pues el primer día de clases les era permitido acudir sin uniforme, se hallaban ubicadas estratégicamente en el sitio en donde todo aquel que pasara pudiera verlas, admirarlas y envidiarlas. Tzubaki resaltaba entre todas, si era posible. Su chaqueta carísima y de marca resultaba un fetiche bastante ostentoso como para ignorarse. Yura era la siguiente. Su maquillaje perfecto, su peinado bob y sus cortas minifaldas llamaban la atención sin mucho esfuerzo. Por último tenemos a la más sin chiste de las tres: Abi, que de saberse su secreta afición a la ornitología (observación de aves, para más señas) le hubiera restado muchos puntos en el grupo de chicas nice y populares al que tanto se había esforzado por pertenecer. Por suerte, había logrado mantener eso como lo que era, un secreto, pasando las mañanas hablando de las últimas tendencias de la moda y las andanzas de Paris Hilton en lugar de discutir el ciclo reproductivo del canario, que era lo que a ella de verdad le enchinaba la piel. Pues nos encontramos a estas tres superficiales bellezas comentando lo ocurrido en la fiesta del fin de semana que acababa de pasar.
- ¡La hubieras visto güey¡es que no¡no manches güey!... ¡se caía de peda! –reía Tzubaki
- ¡Y eso que te fuiste temprano! –añadió Yura –por que más tarde, otro poquito y se encuera encima de una de las mesas.
- ¡Yo no puedo creerlo! –añadió Abi, cuyos comentarios casi siempre estaban fuera de lugar. –Si ella siempre es la más centrada….
- ¿Centrada?... ¡nooooo, si yo siempre he dicho que es de lo peorcito…. ¡no me vas a decir que no viste como se le embarraba a Inuyasha!
- Ah sí, bueno…. pero es que a ella siempre le ha gustado….
- ¡Y no se le nota güey!... –exclamó Yura –a mi la verdad, si me estaba dando pena ajena….
- Ay¡a mí también!... yo la verdad creo que está bien loquita….
- ¿Quién está bien loquita?
Las tres chicas se estremecieron cuando escucharon aquella fría voz que les hablaba, detrás de Tzubaki se encontraba la muchacha a quien recién se entretenían recortando con sus filosas lenguas. Nada más y nada menos que Kikyou. La autonombrada y, por temor, reconocida, líder del grupo de chicas populares. Tras saludar a cada una con un hipócrita beso en la mejilla, con seguridad y aplomo se situó en el centro de la rueda, lugar que, comedidamente le había hecho Abi. En cuanto se sentó, repitió su pregunta.
- ¿Quién está bien loquita…. Tzubaki?
Tzubaki se había quedado muda, pensando en una buena mentira, Yura se le adelantó.
- Una chava que…. que quiso juntarse con nosotras el otro día…. ¡Ya sabes¡una perdedora¿verdad Tzubaki?
- S-sí…. ¡la misma! –respondió la otra, viéndose librada de un problema mayúsculo –Pero ya nos encargamos de decirle que ni se le ocurra…. ¡imagínate¡quería hablar contigo!
Kikyou esbozó una sonrisa que les heló la sangre a sus "amigas".
- ¿Ah sí? –preguntó, mirando despreocupada su recién arreglado manicure. -¿y qué mas?
- Esteeeeee –Tzubaki se había quedado sin habla otra vez –pues….
- ¡Estábamos comentando sobre la fiesta del sábado! –intervino Abi
- ¡Si es cierto! –exclamó Yura, sintiéndose aliviada – Platicábamos de lo bien que te veías Kikyou….
- ¡Ay amiga! –añadió Tzubaki –De veras que yo no sé cómo le haces para verte siempre tan bien.
- ¿Lo dicen en serio? –preguntó Kikyou, interesada, siempre dispuesta a recibir halagos.
- ¡Sí! –corearon las otras tres
- No creen que…. ¿bebí demasiado? –preguntó de nuevo Kikyou
Tzubaki, Yura y Abi se miraron entre sí con cara de "para nada güey", y de inmediato se lo hicieron saber.
- ¡Por supuesto que no amiga!...
- ¡Yo siempre he dicho que tú eres la más centrada! –aseguró Tzubaki
- ¿En serio tomaste? –preguntó extrañada Yura
- Y eso de que te le estabas resbalando demasiado a Inuyasha, no se notó para nada. –concluyó Abi.
Después de este último comentario, la mirada de Kikyou se endureció todavía más. Las dos primeras chicas habían mirado a la tercera con expresión de "ya la ca…… güey", la hermosa pero malvada mujer se había enfurecido de veras esta vez. Si algo le disgustaba era que alguien afirmara que ella se portaba demasiado ofrecida con cualquier galán. Estaba muy, pero muy enojada, y lo hizo patente poniéndose de pie de golpe. Su bien formado cuerpo se dejaba entrever en ese atuendo que ninguna chica que se preciara de ser decente se hubiera puesto y del cual sus "amigas" ya estaban tomando nota para un recorte posterior, su cabello era largo, lacio y oscuro, sus ojos eran de un café que en ciertas ocasiones parecía oscurecerse, expresión innegable de la inmensa maldad que ella exudaba por cada poro…. Por que Kikyou era mala, pero muy, muy mala. Fría, egoísta, hipócrita y calculadora, no se tentaba el corazón ni se fijaba encima de quién tenía que pasar con tal de lograr sus propósitos…. Y había algo más, cuando algo se le metía entre ceja y ceja, se empeñaba y no retrocedía ni un milímetro hasta que lo conseguía. Las tres muchachas a duras penas lograban ocultar el temblor que las recorría de pies a cabeza, esperando con seguridad una reprimenda que iba a hacer época. Sorpresivamente, Kikyou giró y en lugar de gritarles, les sonrió.
- ¡Vamos chicas!... ¡se nos hace tarde!
- ¿Ta-tarde? –tartamudeó Yura -¿pa-para qué?
- ¿Cómo que para qué? –sonrió Kikyou, yendo hasta ella y apretando un poco su mandíbula -tienes mala memoria¿verdad querida?... Se nos hace tarde para….
- ¡Hola¿cómo están todas?
Las cuatro voltearon sorprendidas por el saludo. Miraron a la muchacha que acababa de llegar. Miraron con horror su falda larga y pasada de moda, su sweater de color contrastante, su cabello con orzuela y mal peinado, sus lentes pesados y los frenos que les lanzaban reflejos cegadores a cada enorme sonrisa. Sumamente ofendida por la visita, Kikyou soltó a Yura.
- ¿Quién es este bicho? –preguntó
- Es Sango –se apresuró a contestar Abi.
- ¿Sango?... ¿y a mí qué….?
Abi llegó hasta Kikyou, y bajando la voz, le proporcionó la información que solicitaba.
- Es la muchacha que está tratando de entrar al grupo¿te acuerdas, de la que te dijo Tzubaki….
- Esta vez la que se estremeció de pavor fue Kikyou. De inmediato se acercó a Sango con la intención de ponerla en su lugar.
- Escúchame bien bicho…. –comenzó –No sé en qué lugar de tu cabecita loca nació la simple idea de que puedes, al menos, respirar el aire que nosotras respiramos, pero de una vez te digo que puedes irte olvidando…. Nosotras, no nos juntamos con insectos como tú.
Sango tenía los ojos bien abiertos, sorprendida y asustada por lo que acababa de escuchar. Se sentía poca cosa, pisoteada, abrumada y consternada. Abrió la boca, pero lo único que salió de allí fue un débil graznido, al borde del llanto, se alejó a toda prisa, ante la mirada triunfante de Kikyou. Sus tres "amigas" estaban de acuerdo en que nunca habían visto a una mujer tan malvada, fue entonces cuando su líder decidió seguir con su rutina normal.
- Vamos chicas…. Es hora de deslumbrar a toda la escuela con nuestra presencia.
Yura, Tzubaki y Abi sonrieron al recordar esa parte de sus obligaciones que con tanto ajetreo y con tanto verano habían olvidado. Diligentemente se colocaron en su sitio, flanqueando a Kikyou, que tenía reservado el sitio central, por supuesto. Justo antes de comenzar su recorrido, Kikyou detuvo a Tzubaki.
- No quiero volver a ver esa chaqueta –le advirtió –No creas que no me he dado cuenta que tratas de opacarme…. Pero de eso chiquita: nada.
Tzubaki
asintió con la mirada gacha. Pero es que con Kikyou, no se
podía discutir.
Sin
más, las cuatro comenzaron su desfile, despertando miradas de
admiración por parte de los chicos, y la envidia de la mayoría
de sus compañeras. Eso es lo que les gustaba hacer, para eso
iban a la escuela, por que la escuela no sirve para otra cosa¿o
sí? Sin importar cuanto se esforzaran las otras tres, nunca
iban a ganarle a Kikyou, por que ella se ocupaba de eso, si era
necesario, saboteando a las demás. Fue precisamente ella, la
que al doblar la esquina, reconoció a la distancia a su más
reciente objeto de deseo. Irguiéndose aún más y
meneando todavía más las caderas, pestañeó
y utilizó su voz más seductora para saludarlo, al pasar
a su lado.
- Hola Inuyasha….
El recién nombrado no fue ajeno al saludo, y lo respondió cortésmente, guiñando un ojo y sacudiendo la mano izquierda en la dirección en la que las chicas se alejaban con su desfile.
- ¡La traes de un ala brother!
Inuyasha, de diecisiete años, el chavo más guapo, fuerte, simpático, tierno, bromista y popular de toda la Sengoku Shikon High, era aquel al que Kikyou deseaba insanamente, pero¿quién no? A decir verdad, no había chica en toda la escuela que no hubiera dado su brazo derecho con tal de salir al menos una sola vez con él. En ese momento paseaba su musculoso y atlético cuerpo por todo el lugar, para beneplácito de las féminas. Se hallaba acompañado de su mejor amigo y segundo al mando, Miroku, un tipazo de cabello corto y oscuro y radiantes ojos azules que no tenía nada que pedirle a Inuyasha, si no fuera por que… pues él era solo eso, el segundo al mando, y se encontraba feliz con esa posición. Él era precisamente el que acababa de afirmar la más que evidente disposición de Kikyou a contar las pestañas de su amigo. Inuyasha, por su parte, disfrutaba del efecto que causaba en todas sus compañeras.
- Ya lo sé…. pero qué quieres…. Es algo que no se puede evitar.
- Inuyasha¿me das tu autógrafo?
Despreocupadamente, Inuyasha estaba a punto de tomar la pluma y el cuaderno que la sudorosa y emocionada púbera acababa de ofrecerle, de no haber sido por la oportuna intervención de un tercer personaje.
- ¡Momento¡momento!... a ver linda¿tienes cita?
Houjo, el que acababa de intervenir, era un joven más bien flacucho, o tal vez no tanto, pero es que, comparado con Inuyasha, cualquier otro resultaba un enclenque muchachillo. Bueno, lo que importa aquí, no es la complexión de este joven, sino su misión en la vida, que era registrar y administrar las actividades del capitán del equipo de fútbol, o sea, de Inuyasha. Para eso lo seguía a todas partes, con su agenda perfectamente ordenada y organizada, todo con tal de alcanzar, aunque fuera por salpicadura, un poco de el estilo y el aplomo de Inuyasha.
- Entonces, qué…. ¿cómo dices que te llamas?
La pobre fanática bajó la cabeza, señal inequívoca de que estaba tratando de "saltarse la fila" como quien dice. Houjo estaba contento de haber llegado a tiempo. Confiscando la libreta y la pluma, se dio a la tarea de asignarle una fecha y una hora adecuada para venir a pedir su autógrafo, cuando la hubo despachado, se dirigió a Inuyasha, que había ocupado ese tiempo en revisar su maravilloso peinado en un espejo del corredor.
- ¡Ya estuvo jefe! –gritó Houjo –Nomás voy a pedirle un favor…. ¡no deje que lo tomen por sorpresa!...
- ¡Ya estuvo bien Houjo! –le regañó él -¿Qué quieres que haga?... ¡Ellas vienen a mí!
- ¡Me consta! –intervino Miroku.
- Sí
pero….
El regaño
de Houjo se vio interrumpido por un flashazo inesperado. Un par de
chicas con una cámara rieron y se alejaron corriendo, felices
de haber conseguido un recuerdo de Inuyasha. El diligente Houjo se
fue corriendo tras ellas.
- ¡Oigan!... ¿A dónde creen que van con eso?... ¡Esas fotos valen mucho dinero!
Inuyasha sonrió y con una palmadita le indicó a Miroku que tomaran asiento en una banca del pasillo. Así lo hicieron los dos galanes, embelleciendo con su presencia el lugar.
- ¡Ese Houjo de veras que se toma en serio su papel! –rió Miroku
- Sí…. –respondió Inuyasha, pasándose una mano por su sedoso y brillante cabello rubio, el cual le gustaba llevar largo, un poco más abajo de los hombros. -¡Déjalo!... ¡me da lástima!
- ¡Tienes un corazón de oro brother!
- ¡Ya lo sé Miroku!... ¡qué puedo hacer yo! –al decir esto último, echó para atrás un mechón de cabello, infinidad de suspiros femeninos se dejaron escuchar a los alrededores.
- ¿Ves como todo ha salido a pedir de boca? –comentó Miroku -¡Y tú que te preocupaste con el incidente de hace rato!
El rostro de Inuyasha se descompuso con este último recuerdo.
- ¡Ya ni me lo digas Miroku!... ¡Creí que todo se iba a arruinar!
- Las chicas chocan contigo todo el tiempo Inuyasha….lo hacen a propósito.
- Ya lo sé…. –respondió el galán, pensativo. –Menos mal que no pasó a mayores…. Espero no encontrarme nunca con esa tarada, por que si no….
- ¡Ya no pienses en eso brother!... acuérdate lo que dice el entrenador, "pensar no es bueno para el fútbol"
- ¡Si es cierto!... en fin…. Yo creo que esta temporada pinta de lo mejor….
Inuyasha se calló un momento volteó y regaló una de sus mejores sonrisas, presintiendo un par de flashazos que venían por la espalda. Unos grititos ahogados y el sonido de un par de desmayadas cayendo se dejó oír. Suerte que Houjo no estaba allí para verlo, por que si no, le hubiera dado algo. Miroku sonrió y palmeó la espalda de su mejor amigo.
- ¡Eres bien generoso brother!
- Ya lo sé Miroku…. Ya lo sé.
Los dos jóvenes rieron y se quedaron un rato, siguiendo las indicaciones de su entrenador: sin pensar en nada. De pronto, un rayo de inspiración tocó a Miroku y preguntó.
- Oye brother…. Yo tengo una duda¿cómo es que tú, siendo el galán más deseado de la escuela, el más popular, el más guapo, el más simpático, el más grandioso, el más atlético, el más audaz, el más sagaz, el más perspicaz, el más avispado, el más cordial, el más amable, el más confiable, el más modesto, el más apuesto, el más intrépido, el más virtuoso, el más ejemplar, el más caballeroso, el más valioso, el más impetuoso, el más hot, el más elegante, el más honesto, el más sobresaliente, el del mejor carácter, el del mejor record, el mejor estudiante, el mejor deportista, el más increíble en la cancha, el mejor bailarín, y en resumen, el mejor amigo….¡y mira que te lo digo sinceramente y sin envidia, por que me considero tu amigo!... ¿cómo es que no sales con nadie?... ¿cómo es que no tienes novia?
Inuyasha cambió su habitual sonrisa de millón de dólares por una expresión dubitativa que derretiría a cualquiera que hubiera tenido la suerte de verla.
- ¿Sabes qué Miroku? –contestó –no es fácil de explicar…. Es que, en el fondo, también soy bien sentimental…. Miroku…. Eres mi amigo….
- ¡Soy tu brother!... ¡que no se te olvide!
- Eso pues…. Te voy a decir¡pero no te vayas a reír!
- ¡Nunca mi brother!
La buena disposición de Miroku le dio confianza. Suspiró y comenzó.
- Lo que pasa es que yo sé que podría tener a las chavas más guapas, sé que cualquiera de por aquí mataría por tener mi amor, que cualquiera vendería a su abuela por conseguir un beso mío…. Pero yo….yo no puedo engañarme. Yo estoy esperando a la chava ideal, al amor de mi vida….
- ¿Al amor de tu vida, brother?... ¿así¿de plano?
- Sí Miroku…. Algo dentro de mi corazón me dice que ella está en algún lugar, esperándome…. No sé…. podría estar cerca, a punto de chocar conmigo….
- ¡Me sorprendes Brother!... ¡que calladito te lo tenías! Oye…. –Miroku bajó la voz -¿Por qué no le das chance a Kikyou?... total. Se nota que se derrite por ti. Y está bastante bien, es la más popular de la escuela…. Todo eso le da puntos.
Inuyasha recordó los ojos de Kikyou, bueno, allí comenzaba, luego iba bajando y bajando…. Y sí, tenía puntos. El problema era cuando sus recuerdos llegaban de nuevo a los ojos. Esa mirada abominablemente fría y malvada en esencia….
- No Miroku…. No sé….te digo. La chava ideal, el verdadero amor….algún día lo encontraré….
Inuyasha se levantó, con esos dulces pensamientos, tan distraído que no se dio cuenta que de pronto, no todas las miradas se concentraban en él, como era costumbre, que las exclamaciones de admiración no eran por que él había llegado, como era costumbre, y tan distraído estaba, que no se dio cuenta que caminaba directo a chocar con alguien.
- ¡Ay!... perdón.
Inuyasha miró a los ojos a la muchacha con la que acababa de toparse de frente, la miró a los ojos, y se perdió en ellos, eran tan puros, tan bellos, tan sinceros, tan alegres, tan, tan, tan, tan, tan…. La muchacha, que era Kagome¿quién más? desvió la mirada, tal vez apenada y siguió su camino, Inuyasha estaba embelesado, contemplando aquella grácil y hermosa figura femenina. Así estuvo, con la boca abierta hasta que Miroku llamó su atención.
- Entonces brother…. ¿qué me decías de tu mujer ideal?
- Inuyasha no volteó a verlo, comenzó a caminar, siguiendo a su corazón.
- Ya la encontré. –dijo.
