DISCLAIMER: Nada es mío, todo es de J.K. Rowling
Notas de la Autora: Me demoré tanto en actualizar porque estuve en examenes finales y el capítulo que escribí resultó mucho más largo de lo planeado, así que lo dividí en dos :D
Además quiero pedirles disculpas por cometer un "Flint". Harry está en sétimo año, así que según los libros Cho ya debería haberse graduado. Para el propósito de la historia voy a ignorar este hecho y voy a usar (con humildad) el mismo comodín que Rowling para explicar mi metida de pata: Cho repitió de año.
Una vez más, esto es Harry/Draco slash (o relación de chico/chico). Estás avisad@...
El Alma por la Puerta
...se me ha vuelto a escapar
el alma por la puerta.
...se me ha vuelto a llenar
el corazón de lluvia.
-- Mecano
Había llovido toda la noche. Harry estaba sentado en el descanso de la ventana del hotel donde se habían hospedado los alumnos de último año en Hogwarts. Miles de luces dibujaban la silueta de la ciudad de Shap Ville, bajo un cielo que de no haber estado iluminado por ellas, sería estrellado. Harry nunca se había imaginado que una ciudad tan inmensa pudiera ser completamente mágica. Pero ahora que lo pensaba, era lógico que hubiera una capital en el Mundo Mágico.
Una gota se deslizó lentamente sobre el vidrio, y al juntarse con otra en su camino, tomó un impulso y cayó veloz, dejando un camino húmedo que las otras gotas tan sólo siguieron. Harry pensó que aquello le recordaba a alguna metáfora, pero nunca había sido bueno con las palabras. Lo mejor que podía prometer era guardar la inspiración para una de sus pinturas.
Miró a su alrededor y escuchó a sus amigos dormir. Por suerte los guías no habían exagerado con el espíritu de unir las casas y les habían permitido escoger sus compañeros de cuarto. Por supuesto todos los de la misma casa habían querido estar juntos, así que Harry había terminado compartiendo un cuarto con los amigos con los que había dormido los últimos seis años de su vida. Se sintió agradecido por ello, no había nada que se sintiera más hogareño que los ronquidos de Seamus, suaves y constantes.
En esos momentos de completa soledad y tranquilidad, Harry apenas podía comprender el mal humor en el que había estado desde que Malfoy irrumpió en su vida. Sonrió. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Malfoy estaba tratando de manipular sus sentimientos, pensaba que con esos galeones no sólo había comprado la pintura sino también al pintor. Harry bostezó, se metió a su cama y se acurrucó bajo la frazada. Mañana será un día nuevo...mañana Malfoy no... Con un suspiro Harry cayó en un profundo sueño.
* * *
Harry era consciente de que no pasaba suficiente tiempo con Ron y Hermione desde que empezó a pintar, por lo que dedicó los primeros días del viaje a ellos. Además, era una buena distracción de los acontecimientos en las últimas semanas.
También se hizo amigo de Ernie Macmillan, quien resultó ser un chico muy gracioso, algo así como la versión Hufflepuff de Fred y George. Durante un desayuno, Harry se rió de buena gana al ver que Ernie puso pimienta en la gelatina de Hermione sin que se dé cuenta, y ella, muy diplomática, trataba, sin éxito, de engullir el bocado sin hacer ninguna mueca. Lo más gracioso fue cuando se dio cuenta de lo que había hecho Ernie y le colocó un hechizo para planchar su cabello enrulado. Ernie entonces había hecho una muy buena imitación de un cantante de rock Muggle, acompañado de aplausos y gritos de sus "fans".
A Harry le encantó la ciudad de Shap Ville desde la primera mañana. Cuando dio un paso afuera, no podía creer lo que sus ojos veían. Las calles estaban atiborradas de magos y brujas con túnicas de todos los colores, caminando de prisa por la vereda. No había calles sino "escopuertos", como leyó Harry en un letrero. Entendió cuando vio un mago aterrizar en medio de él sobre su escoba voladora.
Levantó la vista y su boca se abrió del todo. Decenas...no, cientos de escobas volaban en distintos niveles en el aire, todas siguiendo por grupos algún orden que Harry aún no entendía. Cuando un grupo se detenía, otro comenzaba a moverse. Harry inclinó la cabeza a un lado, impresionado. Tráfico mago... En el nivel más alto, Harry podía divisar unos vehículos mucho más pequeños, y parecían estar, ¿aleteando? Lechuzas. Cientos de ellas volaban a gran velocidad esquivándose una a la otra, cargando cartas y parceles.
Tres días de turismo después, la señora Graham, una de los guías que acompañaban a los alumnos en el viaje ya que los profesores pasarían la Navidad en Hogwarts, les indicó que irían al castillo de Yorkshire. Al llegar Harry notó que el castillo era pequeño a comparación de Hogwarts, pero los colores de los muros y ventanales eran brillantes, y tenían una tonalidad azulina. Dentro, las numerosas cámaras habían sido decoradas para los turistas. Varios salones exhibían antiguos objetos que pertenecieron a la época. Ron estuvo prácticamente babeando sobre la Snitch que se usó en la primera Copa Mundial de Quidditch. Hermione, en cambio, no se había movido de la Cámara del Oráculo, donde una esfera parlante color azul metálico era la Enciclopedia Mágica más antigua de la Historia.
Harry se paseó por los corredores del castillo hasta que una gran puerta con las palabras "Magia Creativa" le apresuró a entrar. Era un salón circular. Las paredes parecían hechas de un cristal grueso u opaco; lo que sea que había del otro lado no se podía distinguir. Harry caminó hasta el fondo. Encontró un pergamino que mostraba las instrucciones: "Con la pluma proporcionada, escriba la actividad creativa de su preferencia."
Harry se encogió de hombros, tomó la pluma del tintero, y escribió bajo las instrucciones con letra imprenta: "Pintura." Tan pronto como terminó, el pergamino se enrolló y desapareció en una nube de escarcha. Harry se estaba preguntando cómo hacía para siempre meterse en líos, cuando un podio emergió de una abertura en el piso con gran estrépito. Se acercó después de recuperarse del susto, y sobre el podio vio un instrumento parecido a una varita de plástico, un cubo de colores, y una inmensa superficie plana.
No le tomó mucho tiempo entender el mecanismo. La varita se transfiguraba en su mano en el instrumento que él deseaba con sólo pensarlo. Pensó en una tiza, luego en un aerosol, y finalmente se decidió por un pincel de acuarelas. El cubo hacía lo mismo que la varita, sólo que con colores. Probó hacer un trazo sobre la superficie y saltó de la sorpresa. Primero, el trazo también apareció en medio del salón, ampliado unas diez veces, y segundo, un sonido, leve pero brillante, se hizo escuchar.
Sonrió. Así que esto es Magia Creativa. Con la mente repleta de nuevas ideas, pincel en mano y color escogido, Harry se puso a pintar.
Tan sólo quince minutos después -aunque para Harry se sintieron horas- estaba poniendo los últimos toques a su pintura. Al leve sonido se le habían unido otros en armonía, y Harry nunca se había sentido más artista que entonces. La melodía que había compuesto estaba íntimamente ligada a la imagen que había pintado, y parecían complementarse. Por más que no deseaba terminar, no había nada más que agregar, su obra era exactamente lo que había imaginado, y más.
Mientras la música cantaba sus últimas notas, Harry admiró su obra amplificada. La criatura lo miraba feroz pero dócil, aleteando lentamente pero con fuerza, podía distinguir el patrón de la piel escamosa y con vida, como había imaginado en su cabeza pero no recordaba haber pintado. Los ojos era lo que más lo enternecía, grandes y fríos, y mostraban una dulzura en el fondo, reservada, pero estaba allí. Era un dragón encantador, las garras simples y no del todo como las había imaginado, y es que eran imposibles de pintar. Un dragón de ojos grises. Un dragón... ¿Draco?
Antes de caer en la cuenta de lo que eso significaba, escuchó un aleteo rápido que se volvió cada vez más intenso. Miró alrededor y las paredes se volvieron cada vez más claras, hasta transparentarse del todo. Harry sintió un calor correrle la espalda y llegar a las orejas cuando vio que detrás del cristal estaban Ron y Hermione, la señora Graham y todos sus demás compañeros de año. Lo que le parecían aleteos eran en realidad los aplausos del público invisible que seguramente había presenciado todo desde el principio. Harry no pudo más que sonreír un poco, y asintió para reconocer el entusiasmo de sus amigos.
Entonces notó una figura apoyada sobre una columna. Si Harry no había existido para Malfoy durante toda la semana, en ese momento era el centro de su atención. Malfoy lo observaba con una expresión intrigada, y su mirada, como la del dragón, era dura pero escondía algo ilegible, a menos -tal vez- que fuera mirada de más cerca.
Harry asintió nuevamente, esta vez dirigiéndose exclusivamente a Malfoy. Este se enderezó de pronto, como si no hubiera esperado que Harry lo viera. Su expresión había cambiado, se la veía perdida, casi vulnerable. Miró hacia el suelo, pasó una mano por entre sus cabellos y sobre la nuca. Dio una última mirada al dragón y se fue.
* * *
Quedaban dos días para Navidad, y al día siguiente Harry y sus amigos tendrían que regresar a Hogwarts. Aquello no impidió que el tiempo pareciera ir más lento que nunca. Desde su experimento con Magia Creativa, Malfoy se le había aparecido por todos lados. En la fila del comedor, en el baño, en los paseos, Harry no parecía poder sacar a Malfoy y Cho de su vista. Aún cuando no estaba presente físicamente, Malfoy invadía la mente de Harry, llenándola de recuerdos deformes y sentimientos encontrados. Hoy visitarían la Cueva de las Caídas. Harry no pudo evitar recordar los ojos vivos y la sonrisa blanca de Malfoy cuando le contó de ese lugar.
La Cueva de las Caídas era una serie de cavernas rocosas que habían sido formadas por varias caídas de agua. No había tanto para ver como para escuchar. La señora Graham contó una larga historia sobre la creación de la Caja de Pandora, acompañada por una orquesta de sonidos, desde torrentes de agua que se abalanzaban sobre los precipicios, hasta pequeñas gotas que caían inocentes, corroyendo la roca con admirable perseverancia.
A la hora del almuerzo Harry, Ron y Hermione fueron a explorar las demás cuevas. Hermione quiso quedarse junto a un pequeño lago color violeta en el que las piedritas no rebotaban, sino se deslizaban sobre la superficie del agua, como si estuviese congelada. Pero Ron la convenció de seguir con la exploración.
Llegaron a una caverna principal, con un techo altísimo, y varias otras entradas en el primer y segundo piso indicaban que la mayoría de túneles terminaban allí. En medio y junto al piso, una gran masa de agua caía de abajo hacia arriba. Harry siguió el fluído del agua hacia arriba y vio que la Caída terminaba en el techo, que estaba cubierto de agua, tan calma y apacible que pareciera que la gravedad hubiera decidido hacer una excepción. Algunas gotas, ya sea por rebeldía o por costumbre, se resistían a quedarse con sus hermanas, y caían del techo a una velocidad casi imperceptible. Habían llenado todo el espacio de una especie de rocío flotante. Era lluvia sabiamente despistada, o una falla perfecta en el tiempo. Harry cerró los ojos, y caminó un trecho. Sintió su cuerpo encontrarse con las gotas, y éstas engancharse en su cabello y rostro, sin desintegrarse. Sonrió.
Harry volteó cuando sintió unos golpecitos en el hombro y entonces se le fue la sonrisa al reemplazarla una conocida sensación de calor en el estómago, que subió por su espalda hasta las orejas.
-Cho...hola -dijo sin saber qué decir.
Ron tomó la muñeca de Hermione y la jaló lejos de Harry y Cho. Harry tenía que recordar agradecerle más tarde.
-Hola, Harry -dijo Cho con una sonrisa linda- ¿No es precioso?- añadió dirigiendo su vista alrededor.
-Sí- dijo Harry algo distraído, y sin poder aguantarse, preguntó -. Así que tú y Malfoy se han hecho....amigos, ¿no?
Cho abrió un poco los ojos de la sorpresa y luego dijo, algo tímida -Draco y yo hemos estado viéndonos seguido últimam...
Una sola palabra dejó a Harry tonto. Draco. Así que ella ahora lo llamaba Draco. Regresó a la realidad cuando oyó su nombre. Cho lo estaba mirando algo extrañada, como si le hubiera hecho una pregunta y Harry no hubiera dado respuesta.
-Me parece genial, Cho, me alegro por ti -dijo Harry sin sentimiento, y ella le dio una sonrisa inmensa.
-Gracias, Harry, no sé por qué sentía que necesitaba tu consentimiento. Tal vez porque tú fuiste la última persona que estuvo con...con... -Cho había perdido su sonrisa y no parecía encontrarla de nuevo.
Harry le sonrió sinceramente. -Claro que sí, sé que él también se sentiría feliz por ti.
Cho lo miró con ojos húmedos y con labios serios. Harry se sorprendió de poder mirarle a los ojos sin miedo. Cho se acercó y él no sintió nervios. Entonces Cho lo abrazó fuertemente y Harry la abrazó de vuelta. Quedaron así por unos instantes y luego Cho se separó, miró a Harry con ternura y se alejó. La vio acercarse a un grupo de chicas de su año, y se dio cuenta que la mayoría de sus amigos habían llegado a la caverna central a través de los distintos túneles. Sus ojos fueron más fuertes que su voluntad, y pronto se encontró buscando el cabello casi blanco, la nariz altanera, las manos imponentes. No lo encontró. Sintió como si las gotas a su alrededor se hubieran filtrado a su corazón, llenándolo de lluvia.
En el próximo capítulo Draco baila, Harry se enoja y los dos finalmente se enfrentan.
Nota adicional:
Magia Creativa pertenece a Underwater Light de Maya. No se pidió permiso a esta autora pero el crédito es de ella. Los que saben inglés, lean esta fic -- altamente recomendada.
Si quieres hacer un fanarte de esta historia, ya sea del retrato de Draco, de Harry y su dragón, de la Cueva de las Caídas, etc., mándamelo por e-mail (no archivos más grandes que 400 KB, por favor). Las mejores pinturas serán publicadas en una web de fanficciones de HP en español que pornto abriré. Para recibir un e-mail cuando haya un update, escríbeme a arclaud@hotmail.com
