Piscis

Try

Nelly Furtado

Aquella suave brisa por fin lo había arrullado, hundiéndolo en el silencio que envuelve ahora a las doce casas, perdido en medio del enorme lecho de columnas salomónicas, el chico de cabello aguamarina puede escuchar claramente los latidos acompasados de su cansado corazón.

Y se pregunta ¿por qué sigue latiendo?

¿Cómo puede, un ser como él no tener una razón para vivir y aun así seguir existiendo?

Muerto y resucitado, mil veces muerto en vida y enterrado, solo el ansia de poder y de gloria dominaban sus sentidos, frustrado en sus intentos no se dio cuenta que la vida le pasaba rozando el hombro, que lo abandonaba lentamente, atrapado en la vanidad, en su adoración a él mismo.

Y ahora como un falso Dios derrocado del templo, los restos del corazón caballero de Piscis yacían desperdigados por cada uno de los rincones de sus culpas, de sus frustraciones, insatisfacciones y complejos, tan perfecto y hermoso, como la manzana que engaña con su piel tersa y colorada, mas en el interior de ésta solo puedes encontrar oscuridad y podredumbre, ni siquiera es capaz de dar lastima así mismo, de sentir compasión o paz.

Nadie es responsable de su suerte, la causa de su perdición fue él mismo, conquistador de reinos imaginarios, rey de países de papel, poseedor de una belleza repulsiva, Afrodita ahora comprende que su necesidad física de conquistar con su belleza y su poder le ha arrebato su verdadera belleza, se ha llevado de si toda virtud.

Esta completamente solo, aterradoramente vacío.

Sólo al saberse en la muerte preso, supo apreciar la vida desperdiciada, la energía malgastada, en destruir y hacer añicos los sueños suyos y de otros con las manos.

El viento ese tenue murmullo que llega hasta su corazón diciéndole que aun hay esperanza, aquello que le muestra la mano extendida del verdadero amigo, ese que le dirá la verdad aunque duela, que se rebela ante su error aunque le enfrente.

Gruesas lagrimas surcan el bello rostro de alabastro, el dolor purga su cuerpo, limpiando de él su negro veneno... tratara, puede hacerlo, dejar de esconderse tras la falsedad de un reino de papel, de una belleza y poder efímeros, Afrodita despide la caricia nocturna de la brisa antes de perderse en sus sueños, porque ahora por primera vez, Afrodita podrá soñar, aprendida la primera lección de una larga jornada de verdad y arrepentimiento.

Un soñador no destruye, un soñador crea, y en cada cosa que forma va parte de su vida, hasta la ultima gota, hasta el ultimo aliento.