"Rurouni Kenshin no me pertenece, qué más querría yo... bueh, al menos ya saben que quiero de cumpleaños¡Ah, si! Se me olvidaba, en realidad pertenece a mi sensei Watsuki-sama"
ooooooooo -> cambio de escena
'blabla' ->pensamiento
"blabla" ->diálogo (estoy harta de que esta basura no me acpete ni los guiones ni las lineas de separación...grrr)
Capítulo dedicado a una de mis más grandes y mejores amigas ( la única! ). Este va para tí Nía (aunque merezcas más que este simple capítulo), por darme la idea de Kenshin y Kaoru que tan desesperadamente necesitaba, por estar chingando pa que actualize y por brindarme tu amistad. Te quelo! (aunque a golpes lo demuestre)
Una luz entre las sombras
Capítulo 6
La otra mitad de mi alma
No podía creer lo que estaba haciendo. Definitivamente no estaba actuando normalmente ni pensando de forma racional. Pero es que ella lo hacía actuar así. Sus ojos bastaban para traspasar las barreras que en torno a él había construido, su sola sonrisa bastaba para mellar su fuerza de voluntad, su indiferencia, su frialdad. No entendía como era que alguien podía con tanta facilidad derretirlo, hacer que ese calor recorriera todos y cada uno de los rincones de su cuerpo. Hacerlo sentir diferente. Especial.
El delgado bulto se removió en sus brazos mientras corría ágilmente hacia su casa. Procurando evitar miradas indiscretas, testigos circunstanciales. Observó detenidamente al bulto entre sus brazos, sólo un golpe en la cabeza que se dió al caer pesadamente sobre el duro cemento. Se preguntó si lo odiaría, si nunca más le dirigiría una mirada, si nunca más volvía a sonreír sólo para él. Si así fuera no se lo reprocharía.
Se golpeó mentalmente. Debió de haber sido más cuidadoso, no entendía como era que no había sentido su presencia. Otro golpe. Vislumbró su casa en la cercanía. Una hermosa casa al estilo antiguo. Con grandes extensiones de jardines plantados con las más hermosas flores. Entró en su casa y anduvo con ella en sus brazos hasta llegar a su pieza. Se sorprendió pensando que no era apropiada para ella, muy austera y sin alegría o vida tapizándola. Como pudo, extendió un futón con un brazo mientras que con el otro abrazaba fuertemente a la joven desmayada. Con sumo cuidado, como si de una muñeca de cristal se tratase, la depositó encima; la cubrió con algunas mantas y revisando su herida, salió de la pieza en busca de algunas vendas y agua caliente.
Regresó y se permitió un poco de su tiempo para admirar el dulce rostro de la jovencita, perfecto. No existía otra palabra. Se arrodilló a su lado, desató la larga trenza dejando suelta su hermoso cabellera ébano y comenzó a limpiar la herida en una de sus sienes mientras, inconscientemente, peinaba con sus manos el sedoso cabello negro.
ooooooooooooooooooo
Ella abrió lentamente sus ojos, los párpados le pesaban, le costaba enfocar y sentía algo húmedo en su frente. Intentó incorporarse, mas una aguda punzada de dolor en su sien la detuvo.
"Ah, mi cabeza..." -musitó levemente mientras una mano torpe alcanzaba el lugar donde sentía con más fuerza el palpitar de la sangre.
Suspiró y cerró los ojos con fuerza al tiempo que se incorporaba lentamente y dejaba que el dolor en su cabeza pasara. Abrió los ojos y parpadeó con fuerza; en momentos, la clara visión de una habitación tradicional típica apareció. Miró a su alrededor confundida, se encontraba en una habitación austera, sin más cosas en ella que el futón, una mesita de noche y algo alargado que parecía un armario; masculina y sin adornos. Ella no reconocía ese lugar.
Hizo a un lado el paño húmedo que había caído de la frente a su regazo y retiró las sábanas. Un gesto de terror asomó rápidamente a su rostro, alguien le había quitado las ropas que traía y en cambio, vestido con un yukata blanco con olor a colonia de hombre. Levantó los pliegues del yukata y suspiró aliviada al ver que su ropa interior estaba intacta.
Miró la puerta corrediza de madera y se levantó tambaleándose, escalofríos recorrieron su espalda cuando la planta de sus pies descalzos tocaron la superficie del tatami. A cada paso que daba su curiosidad iba en aumento, al igual que su desconcierto, deseaba saber en dónde se encontraba. Respiró fuertemente y dándose valor corrió la puerta y salió al pasillo.
Realmente la casa era enorme, y también muy hermosa, lucía limpia y brillante. Aunque mas bien parecía un laberinto ya que a ella le daba la sensación de que el pasillo que recorría no acabaría nunca. Su mareo había desaparecido y podía caminar sin tener que sujetarse de las paredes, su dolor en las sienes había amainado. Caminaba mientras acariciaba su cabello negro, largo y suelto, contrastante contra su piel pálida y el yukata color blanco.
Así estaba, cuando llegó hasta ella un delicado y embriagante aroma que parecía abrazarla con su perfume e incitándola a seguirlo. Flores. Olía a flores. Ella pudo distinguir, de entre todos los perfumes juntos, el de jazminez, sakura y otras tantas de las que no recordaba el nombre. Cerró los ojos y se deleitó con aquel dulce olor que traía consigo imágenes de un hermoso jardín, de recuerdos y tiempo pasado. Cuando abrió sus grandes ojos, brillaban, y en sus labios florecía una sonrisa.
No tardó mucho en encontrar el grande y hermoso jardín del cuál todas las flores liberaban su perfume al viento. Ella miró extasiada aquel pedacito de paraíso, flores que ella conocía y flores extrañas y hermosas que jamás había visto. Todas viviendo juntas. Lo que más llamó su atención fue el único cerezo en flor, en lo que parecía ser el centro de toda aquella flora. Las aves entonaban suaves cantos, como alabanza y el viento jugaba, colándose entre pétalos y hojas para llegar hasta ella y jugar también con su cabello que bailaba.
Con el brillo de la alegría en sus ojos, olvidó lo que pensaba y comenzó a caminar maravillándose cada vez más ante aquella riqueza floral. Tan ensimismada estaba que no se dió cuenta de que él había aparecido a su lado hasta que, mirando una mariposa amarilla, sus ojos encontraron los suyos. La sonrisa en sus labios se marchitó.
ooooooooooooooooooo
Él meditaba, como todos los días, meditaba. Sentado sobre el verde pasto de su enorme jardín y recargado sobre uno de sus árboles favoritos, el único cerezo del jardín, ubicado en el centro del mismo. Vestía una yukata azul mar y sus ojos estaban cerrados, entrenando su templado espíritu y su inquebrantable mente. Usualmente reflexionaba sobre su vida o la vida, pero ahora su mente se recreaba con pensamientos sobre cierta linda e hiperactiva joven de largo pelo negro, con imágenes que creaban un extraño brillo de vida en su ojos apagados. Y ahora no podía quitarse de la cabeza lo hemosa que se veía en ropa interior. Un leve y desapercibido sonrojo pasó rápidamente por sus pálidas mejillas. Sus ropas se habían empapado de sangre y su cabeza herido, al caer desmayada sobre el frío y duro pavimento de la calleja, necesitaba desvestirla y lo había intentado, había intentado no mirar, pero su inquebrantable voluntad había cedido. Se había deleitado con la nívea piel, las bien formadas piernas, la incitante curva de sus pechos y el cabello negro esparcido a su alrededor, como si fuese el aura de alguna diosa.
Y tocarla... tocarla fue una sensación abrasadora, había sentido sus manos arder y curiosamente, también sus mejillas. Tocarla para despojarla de sus ropas, se había permitido acunarla en su pecho para quitarle el suéter sin lastimar su cabeza herida, y verla con ropa suya para luego observarla dormir, acompañar su acompasada respirción, velar su sueño tranquilo. Por fin había comprendido los placeres que cierto escritor japones describía en su libro, el placer de observar dormir a las muchachas más bonitas, sin tocarlas, sin despertarlas, suspirando de amor en silencio mientras seguían su sueño.
Fue cuando sus ojos se posaron en sus labios entreabiertos que decidió salir de la habitación, alejarse de ella por unos momentos, pero su perfume le había abrazado, su esencia impregando y su imagen seguido. Sus sentidos comenzaban a rebelarse y salió al jardín, que era el único lugar donde su perfume se confundía, donde su esencia juguetona se divertía con el viento. Se había recargado sobre el anciano cerezo y esperado al amanecer, aún con la imagen de ella en su cabeza, que era lo único que se había rehusado a jugar en su jardín.
Y el amanecer había llegado, claro y hermoso. Trayendo consigo el fino rocío de la mañana, y las finas y casi inaudibles pisadas de alguien. Él se incorporó en silencio y en silencio también, se dirigió hacia el lugar de donde las pisadas provenían, encontrándose con una visión que le dejara sin habla. Allí estaba ella, con su yukata blanco, con su pelo negro ondeando tras ella a cada brinquito que daba con sus pies descalzos, observando por aquí y cerrando sus ojos al acercarse a oler las flores por allá. Él se quedó donde estaba, sin moverse, disfrutando de la alegría de vida que ella irradiaba. Una pequeña mariposa amarilla se posó en su hombro, sacudió sus alas y voló hacia la sonriente joven. Ella la vió y sonriendo aún más comenzó a seguirla haciendo ademanes de querer atraparla, fue entonces cuando la mariposa voló hacia él, haciendo que ambas miradas se cruzasen. Y él sintió que algo dentro suyo se estrujaba al ver como la perenne sonrisa de ella se marchitaba.
ooooooooooooooooooooo
Kaoru suspiraba en silencio. Sufría en silencio. Amaba en silencio.
Su querido pelirrojo aún no despertaba, ya había pasado un día y una noche, y ella se había levantado al amanecer para ver si con el, Keiichi abría los ojos. No valían las explicaciones del doctor Gensai, diciendo que el narcótico inyectado era muy potente y que probablemente dormiría algunos días más. Para ella no valían, seguía preocupada.
Y al mismo tiempo feliz. Había sido idea de Sanosuke (que era como el joven de pelo castaño se había presentado) que ella cuidara de Keiichi, y aunque al principio pudo notar un gesto de desacuerdo en el rostro del doctor Genzai, unas palabras de Sanosuke, susurradas al oído del anciano, le hicieron cambiar de opinión. Pero a Kaoru no le importaba, lo importante era que podía estar junto a Keiichi.
El pelirrojo suspiró en sueños, un gesto de dolor asomó a su rostro y Kaoru se acercó rápidamente, justo lo suficiente para escuchar de sus labios un suave "Tomoe..."
Otra vez.
Kaoru suspiró pesadamente. Keiichi seguía dormido y el constante susurro de aquel nombre la inquietaba. ¿O acaso serían celos? Kaoru agitó su cabeza, no, ella no era celosa ¿O sería que antes no había tenido motivo para estar celosa? Se incorporó de un saltó de la cama en la que se había sentado y caminó hacia la ventana, molesta consigo misma. Una vez que se hubo tranquilizado volteó a mirar a Keiichi, parecía un ángel allí dormido, tan tranquilo y apacible. Kaoru se descubrió sonriendo.
El agudo timbre de su teléfono celular la sacó de sus pensamientos, de la pero forma posible según ella. Algo molesta, tomó el aparato y contestó.
"Moshi, moshi"
"¿Señorita Kamiya Kaoru?" -preguntó una voz masculina y tranquila que Kaoru desconocía
"Si, soy yo ¿Quien es usted?" -inquirió con recelo
"Llámeme Katsura"
"Aún no sé quién es usted, señor Katsura"
Katsura, del otro lado del teléfono esbozó una sonrisa. Sanosuke había acertado.
"Suminasen, pero aún no es el momento"
"No.."
"Me gustaría hablar con usted, Sanosuke pasará en dos horas a recogerla."
"Espere un momento ¿Acaso cree que voy a ir así sin más a la casa de alguien que no conozco?"
"Sanosuke la acompañará y el venerable Genzai la estará esperando conmigo"
"Pero..."
"Por favor, llegado el momento todas sus dudas serán contestadas. Fue un gusto hablar con usted. Matta ne"
El constante pitido al otro lado de la línea le indicó a una recelosa Kaoru que aquél hombre había cortado la comunicación. Kaoru se le quedó viendo al celular con una mirada que decía que el pobre aparatito tenía la culpa de todo. Con un nuevo suspiro de fastidio habló al director de la SUCK a decirle que había surgido un inconveniente y que por lo tanto asistiría durante el horario vespertino. Algo le decía que muy pronto iba a ser despedida.
Una vez que terminó de hablar y de escuchar los justos reproches de su jefe, se dirgió a la cama que Keiichi ocupaba y se sentó en el borde de la misma.
"Tengo que irme, Keiichi. Y luego tengo clases, pero no te preocupes, volveré antes de que anochezca"
Lo miró dulcemente mientras acariciaba uno de sus largos mechones de cabello. Sonrió tieramente y se levantó con lentitud. Con una última mirada sobre su hombro, salió del cuarto y del departamento.
Motita la recibió con un maullido cuando entró al suyo, la gatita se adivinaba sumamente enojada. Por el fuego en su mirada y por las cortinas y los demás sillones destrozados. Kaoru se golpeó la frente, 'Tonta' se dijo 'Olvidaste alimentar a tu gata'
"Miaoooo"
Los berrinches de Motita la siguieron hasta la cocina, tomó el platito azul que estaba brillante de limpio y sacó la bolsa de comida, situada en lo más alto de los anaqueles, para impedir que Motita comiera entre horas.
"Miau, miau"
La gatita daba saltos de emoción, por fin se callarían los gritos de su estómago. Kaoru guardó la bolsa (esta vez al alcance del animal, por si esa situación se volvía a repetir) y se dirigió al recibidor mientras Motita comía feliz de la vida.
Recogió un poco del desastre hecho por su adorable mascota y se dirigió a su cuarto para bañarse y arreglarse. Kaoru aún no lo sabía, pero después de esa mañana, ya nada sería igual. El mundo feliz y despreocupado en el que ella vivía desaparecería, para dar lugar a uno más realista, donde el dolor y el sufrimiento existían.
ooooooooooooooooooooo
La brisa arrancaba los más débiles pétalos de las delicadas flores de cerezo. La tormenta rosada los envolvía, mirada a mirada, la de él con desasosiego, la de ella con miedo.
Los labios de él se entreabrieron, luchando por hechar al aire las palabras que se atoraban en su garganta, aquellas que había estado ensayando por la noche y sin embargo, sólo pudo pronunciar su nombre...
"Misao"
...cargado de sensaciones que jamás pensó experimentar.
oooooooooooooooooooo
Continuará...
Actualizado: 23-03-05
Próximo capítulo: Vaina
Volví! Después de quien-sabe-cuanto con un nuevo capítulo, muy cortito (creí que sería mejor no hacerlas esperar más), y un día después de ver las primeras cuatro ovas de Kenshin (en las que casi terminé llorando, ah! me gustaron mucho!).
Yaaaa! Sé que había dicho que en este capítulo iba aclarar las cosas entre Kenshin y Kaoru pero quería que esa parte me quedara mejor que solamente bien. Hice como tres capítulos, uno peor que el otro, y terminé desesperada a causa de esta falta de inspiración. Al final, hablando con una amiga (Nía!) de lo desesperada que estaba, ella me contó como creía que podían encontrarse y pues me gustó (la idea está buena, lástima de la escritora). Perdón si esperaban más KK en este capítulo, pero ¡Piedad!... lo de AM fue muy fácil de escribir, de hecho quedó a la primera... perdón, pero les prometo que en el próximo capítulo habrá más, Kaoru se enterará de muchas cosas sobre kenshin y veremos si su mirada hacia él no cambia. Con un poco de suerte (y si las musas vuelven de sus vacaciones) Megumi entrará a la historia, si no es en el siguiente capítulo, entonces en el que le sigue, para las seguidoras de MS. Como han visto, Misao sigue vivita y coleando, no podía matarla, ella me hace reír.
Sé que el nombre del jefe de Kenshin es Kogoro Katsura, pero nunca he sabido cuál es el nombre y cuál es el apellido, así que para evitarme confusiones lo dejé simplemente en Katsura, que es como todos le llaman...
Gracias por su paciente espera, en serio. Y tambien gracias a Justary-san por creer que este humilde fanfic se merezca un lugarcito dentro de "Los romances más anhelados" me puse muy contenta. Y gracias también a quienes dejaron review en mi otro fic "Anhelo" me puso muy, muy feliz (je, publicidad gratis jaja)
Nía: espero que te haya gustado el capítulo y ojalá pueda ser lo suficientemente buena como para no decepcionarte. Creo que nunca te he agradecido realmente por ser mi amiga, pero eres muy importane y especial para mí (Que conste ¡Lo estoy haciendo público! jaja). Gracias por aguantarme a mí y a mis golpes y blasfemias. Gracias por estar conmigo. (A pesar de no tener corazón todavía me queda una vena sensible, amiga)
Ora sí, no tengo mucho timepo ahorita como para contestar los reviews como me gustaría, pero aquí estan:
Eleanor Miríel: De todas formas es bonito. Por fin, aquí la continuación.
Gabyhyatt: Jamas podría matar a Misao, es uno de mis personajes más queridos.
Justary-san: Pues si puse bastante AM, espero que Kenshin despierte en el próximo capítulo, para que por fin ya pueda empezar el romance. GRACIAS
Mikomi shinomori: Espero que después de tanto tiempo sigas leyendome, no se por que pero tengo el presentimiento de que el numero de mis lectores bajara bastante... ¿Como sigues de la operación? Supongo que ya bien... ha pasado mucho tiempo... como ves no poensaría en matar a Misao, así que si pude enmendar mi error jeje
KaOrA-FGV-16: Por fin la actualización, supongo que habrás adivinado que le va a decir Katsura a Kaoru ¿O no fue tan predecible como pensé? Gracias por leerme. Iba perdida por ahí cuando llegué a tu perfil y me metí en historias favoritas y encontré mi fanfic! Muchas gracias por eso, en serio. Ja ne!
Yuken: Un modo muy metafórico de verlo, me gustó mucho. Espero que sigas leyendo y que este capi te haya gustado. No pude actualizar rápido, pero ya me puse mi cinturón de clavos para castigarme. Matta ne!
Y eso fue todo. Ora debo apresurarme a subirlo.
Karura
