Una luz entre las sombras

Capítulo 08

Enemigo perdido

La pequeña niña que Sanosuke había salvado lloraba a todo pulmón. Las personas curiosas habían hecho un corro alrededor de Sanosuke y observaban atónitos sin atinar a llamar alguna ambulancia. De entre todos los curiosos una joven de largo cabello negro intentó acercarse, lo cual fue impedido por un enorme hombre que la miró despectivo:

"A un lado nena, yo tomé un curso de primeros auxilios. No me estorbes"

La mujer sonrió arrogante y contestó con las manos en la cadera mientras retrocedía un paso:

"Bien, pero cuando llegue la hora de llamar a un médico... aquí estoy"

El orgulloso hombre refunfuñó y se hizo a un lado, permitiéndole el paso a la joven de veintitrés años. Ella se acercó a un inconsciente Sanosuke mientras marcaba el número del hospital más cercano, cuando le dijeron que la ambulancia iba en camino, la joven médico procedió a examinar cuidadosamente a Sanosuke. La cabeza estaba herida y sangraba copiosamente, a pesar de la cantidad de sangre, la herida no era grave. Comenzó a palpar suavemente el tórax para descubrir si alguna costilla se había roto, y aunque al parecer ninguna había sufrido lesiones graves, necesitaría de radiografías para descartar algún órgano herido, también tenía contusiones en brazos y piernas.

La ambulancia llegó pronto entre el aullido de la sirena y las luces rojas. Los paramédicos colocaron a Sanosuke en una camilla y lo subieron a la ambulancia, la joven médico de pelo negro subió de un salto antes de que las puertas se cerraran y se encaminaron al hospital.

La noche pronto cubrió el ajetreado Hospital de Tokio y pescó a Sanosuke durmiendo plácidamente en uno de los cuartos del quinto piso. Después de los estudios convenientes, y de la admiración por parte de los médicos que le atendieron, se descubrió que no presentaba casi ninguna herida grave, si bien una pequeña fisura en una de las costillas que el mismo hueso se encargaría de reparar con el tiempo y una muñeca rota en su mano derecha.

La doctora Takani había pedido que le transfirieran a ella el cuidado del joven. Un joven bastante valiente a su criterio.

ooooooooooooooooooooooooooooo

Del diario de H.K. el 25 de junio del 2002 (Fragmento)

Hoy me siento extraño. No me siento yo mismo. No es que haya encontrado por fin mi descanso, tampoco he podido dormir. Talvez no se trate de mí, talvez es a causa de ella.

Esa mujer. Si, todo debe ser por ella.

Me sedaron y caí en un profundo sueño, no había pesadillas pero tampoco había el descanso que busco. Sólo una infernal oscuridad. Entonces pude sentir los rayos del sol atravesando mis párpados y una creciente calidez junto a mí. Desperté de mi inconsciencia y ella estaba junto a mí. De rodillas en el sucio suelo de mi habitación, su cabeza apoyada sobre uno de sus brazos descansando plácidamente en el reborde de mi mustio colchón, su otra mano sobre mi abdomen. Me incorporé, tomando su mano tersa entre la mía y la alejé de mí.

Debió sentir el movimiento porque entonces despertó. Y sus ojos miraron los míos.

Juro que en ese momento, alterada mi percepción de la realidad, creí estar viendo una de esas criaturas celestiales. El sol caía sobre su cabello y le confería un aura dorada a su rostro. Sus ojos eran de un azul tan profundo que yo nunca había visto, y ella seguía mirándome.

"Buenos días" -me dijo, con una extraña dulzura en su voz que me hizo sentir ajeno, que aún no había despertado del todo. Nadie, desde que pueda recordar, se había dirigido a mí de esa forma- "Me alegra que por fin despertaras, ¡Has dormido por casi dos días!"

No sabía que pensar, ni que decir, supongo que los efectos del sedante aún no pasaban del todo. Yo era un extraño, hay veces incluso que soy un extraño para mí. Ella mantenía firme su mirada y sonreía, como instándome a decir algo. ¿Pero que podría decir un hombre indigno como yo ante algo tan puro como ella? Se nota en el brillo de su mirar y en la forma de su sonrisa, ella es alguien que jamás ha conocido lo que es el sufrimiento. Las palabras dulces hace tiempo que se extinguieron dentro de mí.

Ella se incorporó, con algunos gemidos, mientras se frotaba la espalda. Su falda negra totalmente arrugada. Debió pasar toda la noche ahí, acurrucada junto a mi cama..., ¿Porqué?

"¿Por qué?"

"¿Mmm? ¿Porqué qué?"

"¿Porqué estabas junto a mi cama? ¿Que haces aquí y quien eres?"

Ella sonrió y empezó a caminar rumbo a la puerta.

"Soy Kamiya Kaoru, tu vecina de piso desde hace una semana"

¿El cuarto de enfrente estaba ocupado? Debí estar tan metido en mi mundo que no me dí cuenta. Pero esa no es una explicación de que es lo que hace aquí.

"No has contestado mis otras preguntas"

"Levántate, debes tener hambre, iremos a mi cuarto y allí te lo explicaré todo. Aquí está hecho un asco y tampoco tienes comida"

"¿Has estado hurgando entre mis cosas?"

"Sólo en tu refrigerador ¿Hace cuanto que no vas a hacer las compras?"

"No te importa"

"Claro que me importa, de todas formas iremos hoy en la tarde"

¿Quien demonios es esta mujer? No la conozco y ella me habla con tanta familiaridad

"No me conoces, ¿Como puedes tratarme con tanta familiaridad? No sabes ni quién soy ni lo que soy"

Ella estaba a punto de salir del cuarto, se detuvo y giró la cabeza mientras sonreía.

"Sí te conozco" -hizo una pausa y luego agregó- "Y también sé quien eres, eres Himura Kenshin, mi vecino y un buen instructor de kendo, en cuanto a lo que eres..., no me importa"

ooooooooooooooooooooooooooooo

Sanosuke abrió los ojos y bostezó. Sentía su mano derecha entumecida. Cuando la miró, se dio cuenta de que estaba hinchada y vendada. Se incorporó rápidamente y miró a su alrededor confundido, paredes blancas, sábanas blancas, olor a fármacos circulaba por el ambiente. Estaba en un hospital.

"Esa mocosa..."

"¿Te refieres a la niña?" -Sanosuke volteó cuando una voz femenina le habló desde la puerta de su habitación- "Gracias a ti sigue viva, fue muy heroico de tu parte arrojarte para salvarla, aunque contaste con mucha suerte, alguien menos afortunado hubiese muerto"

Sanosuke parpadeó. La dueña de la voz era una mujer extremadamente sexy, incluso con esa horrible bata blanca. Tendría aproximadamente veintitrés o veinticuatro años, llevaba el pelo negro suelto y llegaba hasta la cintura. Una silueta esbelta y muy bien delineada, con largas piernas que se lucían con la falda corta que llevaba. Labios rojos y ojos castaños. Sanosuke calculó que sería una cabeza más baja que él.

Era hermosa.

"Soy la doctora Takani, Megumi Takani" -ella le sonrió, coqueta y Sanosuke sintió saliva caer de su boca- "Ahora veamos como sigue esa mano"

Megumi se dirigió hacia él y Sanosuke no pudo apartar la vista del hipnotizante balanceo de sus caderas.

ooooooooooooooooooooooooooooo

Del diario de H.K. el 25 de Junio del 2002 (Fragmento)

Me llamó por mi nombre. Por mi verdadero nombre. Lo sabía, sabía que clase de monstruo soy y aún así sonreía para mí, y en todo el día no ha dejado de hacerlo. Sabe que puedo matarla si quiero y aún así se atreve a levantarme la voz y discutir conmigo. Me invitó a su departamento, me alimentó.

'En cuanto a lo que eres..., no me importa' eso dijo, eso fue lo que Kaoru-dono dijo. Después de eso salió de mi habitación. Me incorporé rápidamente y la seguí. Antes miré a mi alrededor, tenía razón, estaba hecho un asco. No recuerdo que pasó, ni porqué me sedaron, lo he estado intentando toda la tarde y no he podido recordarlo. Kaoru-dono no ha querido decirme.

Ella salió por la puerta principal y yo la seguí. Cerré la puerta a mis espaldas y ella me abrió la suya.

"Vamos, pasa"

Entré y me guió a su cocina. Talvez mi departamento estuviese hecho un asco, pero no se compara con su cocina. Una bolsa enorme de comida para gatos estaba rajada por la mitad y su contenido desperdigado por todo el suelo de la pequeña cocina. Escuché a Kaoru-dono gritar histérica "Motita" y algunas amenazas para nada agradables. La bolsa de comida se movió y del centro, emergió un gato negro.

Kaoru-dono, enfadada, tomó al gato entre sus manos y salió de la cocina mientras seguía murmurando amenazas de muerte entre dientes. Fue algo que me divirtió mucho.

Me senté en uno de los sillones de su sala, ella se sentó junto a mí y me contó todo lo que había platicado con el señor Katsura. También me dijo que el doctor Genzai le afirmó que mi salud no estaba muy bien y que ella estaba encargada de cuidarme. Me gustan sus sonrisas.

No he podido detectar algo extraño en ella, algo que talvez me dé motivos para desconfiar de ella. Pero nada. Parece quedarse conmigo por el gusto de hacerlo. El teléfono celular de ella timbró y se apresuró a contestar. Intercambió algunas palabras, sonriente, y luego me pasó el celular.

Era mi jefe. Kogoro Katsura. Un gran hombre, como pocos los hay. Me preguntó amablemente como me sentía y le respondí que talvez un poco aturdido. Me confirmó lo que Kaoru-dono me contó. Intenté preguntarle lo que me había sucedido, pero contestó con un evasivo 'después'. Después de decirme que tendría "vacaciones" hasta que Genzai dijera que ya estaba recuperado, colgó. No dijo nada acerca de las clases de la correccional.

Le devolví el celular a Kaoru-dono. Pero cuando volteé ella ya no estaba. Me levanté y caminé hacia su cocina, ahí estaba ella, ordenando comida a domicilio. Colgó y se volteó. Pareció algo sorprendida y bajó la mirada. Podría jurar que la vi sonrojarse.

"Gomen, Kenshin" -dijo- "Es que... no cocino tan bien que digamos. Espero que te guste el pollo yakitori"

Comimos en silencio.

ooooooooooooooooooooooooooooo

Definitivamente esta doctora tiene manos de ángel, pensaba Sanosuke, mientras Megumi vendaba cuidadosamente su muñeca fracturada. Nada de forzar ni hacer esfuerzos con la mano, dijo ella, o sino tardará más en sanar, había añadido.

Sanosuke lo había decidido, aquella mujer le gustaba, y bastante. La invitaría a salir, la conquistaría y después quien sabe. Comenzaría en ese momento, diciéndole algunas cosas bonitas, como lo bien que se sentían sus manos sobre su piel o lo hermosos que eran sus ojos.

La puerta se abrió de repente, tan bruscamente que Megumi dio un respingo y sin querer estiró de más la venda, Sanosuke sintió un agudo dolor taladrar su mano y de pronto todas las cosas bonitas que había pensado decirle se evaporaron.

"Ahgg, kitsune tonta, si no sabes hacer bien tu trabajo entonces dedícate a otra cosa"

Megumi levantó lentamente la cabeza, la furia bailando en sus ojos.

"¿Qué dijiste?"

"Además sorda..." -contestó Sano girando los ojos- "dije que eres una kitsune tonta"

"¿Ah, si?" -dijo ella indiferentemente, mientras volvía a su trabajo- "pues entonces tu eres un-estúpido-tori-atama" -añadió, al tiempo que a cada palabra ajustaba más la venda, haciendo que Sanosuke se mordiera los labios para no gritar de dolor

"Ah... doctora Takani... " -interrumpió la enfermera que había abierto la puerta- "No... no creo que eso sea bueno para su mano"

"Yo sé lo que es bueno para él" -replicó, airada

"Ah..., si..., perdone, yo sólo venía a decirle que la paciente 405 está lista para ser dada de alta y sus padres quisieran hablar con usted" -dijo rápidamente, nerviosa

"Apenas termine aquí iré para allá, Koharu"

"Sí, muy bien, gracias"

"Entonces, ¿Qué decías?" -Megumi se volteó hacia Sanosuke mientras la enfermera salía del cuarto, asegurándose de cerrar la puerta silenciosamente.

"¿Estás segura de que eres doctora?"-preguntó Sanosuke, con un hilo de voz -"Usualmente los doctores no tratan así a los pacientes"

"Pues sucede que usualmente los pacientes no le hablan así a los doctores" -replicó Megumi y luego con una sonrisa preguntó- "¿Tienes algo más que decir?"

Sanosuke observó su mano, envuelta en la mano de la joven doctora, la venda que faltaba por enrollar bailaba en la otra mano de Megumi. Estaba a merced de esa mujer. Pensó que lo más prudente sería decir simplemente no...

"No" - y dejar su orgullo por los suelos

"Muy bien, así te ves más bonito jojojo"

Megumi terminó de vendar cuidadosamente la venda y salió de la habitación mientras rezaba por no tener que volver a encontrar otra persona como la que acababa de dejar.

ooooooooooooooooooooooooooooo

Del diario de H.K. el 25 de Junio del 2002 (Fragmento)

Aún sigo pensando que no puedo confiar en ella. Hay algo tras esa sonrisa inocente, tras esos ojos amables, tras su voz placentera.

Pero..., para variar, se siente bien no estar solo.

Me dejé convencer para ir al mandado. Y además de las cosas que siempre compro, Kaoru-dono agregó a la canastilla montones de porquerías y cosas extrañas.

"Calorías, Keiichi, para ver si podemos meter algo de grasa en ese saco de huesos"

Kaoru-dono dijo que estaba muy flaco y que eso no era bueno para la salud. Le repliqué que siempre me he alimentado de esa forma y que no todo ese montón de cosas extrañas no era necesario. Pero me miró desafiante y me dijo (casi gritando) que Genzai la había puesto a mi cuidado y que ella podía decidir que era lo mejor para mi salud. Claro que todos sus argumentos eran absurdos y así se lo dije, pero lo único que recibí fue un golpe con una caja de cereal.

Y terminé llevando a casa todo el mugrero que Kaoru-dono colocó en la canastilla, y que también terminé pagando yo.

Sentí vergüenza. Al entrar a mi departamento, todo hecho trizas, al ver el desastre que yo causé y que aún no recuerdo porqué. No debería importarme, lo sé. Pero cuando la ví mirar todo ese desastre y suspirar, sentí vergüenza.

Comenzaba a caer la tarde cuando por fin terminamos de recoger. Kaoru-dono me ayudó. Oh, diablos, esa mujer... le prohibí entrar a mi cuarto, pero ella encontró la manera de escabullirse y lo limpió antes de que me diera cuenta de que no estaba en la cocina.

Me enfadé, mucho. Mi habitación es algo muy íntimo y esa... esa mujer osó entrar en el y revolver mis cosas. Muy bien, estaba agradecido con ella por lo que hizo por mí, pero esto fue demasiado. No iba a soportar esto. Le grité. Y ella en respuesta se encogió de hombros y agitó su mano como diciéndome 'feh, puedes decir lo que quieras que no te haré caso'. Me descolocó. Caminé hacia ella amenazador. Quería que sintiera miedo, que supiera que nadie puede tratarme de esa forma.

Y al rato salía de mi propia habitación derrotado, con las plumas de la almohada con que Kaoru-dono me azotó revueltas en mi cabello.

ooooooooooooooooooooooooooooo

El cielo cambiaba de colores lentamente, un espectáculo hermoso. Algunos niños jugaban en el parque y los enamorados abrazaban a sus parejas.

Hacía tiempo que había salido del hospital. Con la kitsune recordándole que si no quería volver a verla antes de tiempo sería mejor que no intentara nada con esa mano. Tendría que pasarse por el hospital en unas cuantas semanas, pues tenían que revisar si ya estaba en buenas condiciones.

Sanosuke bufó. Con la mano lastimada ya no podría conducir. Así que ahora atravesaba el parque caminando, confiaba llegar antes de que oscureciese a casa de Kenshin. Había telefoneado a Katsura para comunicarle lo de su accidente y éste le había dicho que Kenshin ya había despertado. Katsura insistió en que regresara a su casa y descansara la mano, pero él se negó. Quería ver a su amigo cuanto antes, preguntarle como estaba.

Y cómo le ha caído la sorpresita, pensó mientras esbozaba una sonrisa traviesa

Además aprovecharía para dejarle aquél sobre, allí en donde se comentaban los principales asuntos que se habían discutido en la reunión a la que Kenshin había faltado. Tenía que saberlo, tenía que estar informado. Probablemente ese hombre le buscaría por ser uno de los principales subordinados de Katsura y Kenshin tendría que estar sobre aviso.

No faltaba mucho para llegar. Sólo tenía que cruzar unas cuantas calles y caminar tres cuadras. Llegó en cuestión de minutos. Se preguntó que estaría haciendo Kenshin en esos precisos momentos y si estaría con la chica Kaoru.

Sonrió mientras subía los escalones hasta llegar al quinto piso (¿Porqué no tienen elevador? -se preguntó) y llegaba frente a la puerta del departamento de Kenshin. No se oía nada, todo estaba en silencio. Entonces tocó (o mas bien, aporreó) la puerta, con su mano sana. Un golpe sordo llegó hasta los oídos de Sanosuke, después unos pasos rápidos y una alegre Kaoru apareció al abrirse la puerta.

Sanosuke enarcó una ceja. Kaoru estaba sudada, sus ropas arrugadas y sucias. Pero ella sonreía.

"¿Acaso pasó algo?" -preguntó, mientras Kaoru lo hacía pasar

"Nop, como verás, sólo estuvimos limpiando todo el desastre que había" -contestó ella. Sanosuke se impresionó, todo estaba brillando de limpio

"¿Y Kenshin?"

"En la cocina, preparando la cena"

"¿En serio? Ya voy"

Sanosuke se encaminó a la cocina, efectivamente ahí estaba Kenshin, de espaldas a ellos, muy concentrado en lo que estaba cocinando. También se sorprendió de ver los estantes más llenos que de costumbre.

"Hey, Kenshin, eso huele muy bien ¿Me convidarás o es una cena para dos?" -preguntó, con un toque de diversión en sus palabras

"Puedes comer tú también" -dijo, sin voltearse- "¿Viniste sólo a visitarme o hay alguna otra razón?"

"Pues un poco de ambas, llamé a Katsura y me dijo que ya habías despertado asi que..."

"¡Ah!" -exclamó Kaoru de pronto, interrumpiendo a Sanosuke- "Sanosuke ¿Qué te pasó en la mano?"

Kenshin dejó lo que estaba haciendo y volteó. Sanosuke le mostraba a Kaoru su mano vendada. Frunció el ceño.

"¿Que te pasó, Sanosuke?"

"Oh, no es nada" -dijo él, como si no le diera la menor importancia- "Un pequeño accidente que involucra a una niña traviesa, una pelota y un carro. Nada grave"

"¿Estás seguro Sanosuke?" -preguntó Kaoru mientras la veía más de cerca- "Se ve bastante hinchada"

"Eso es lógico si te rompiste la muñeca"

Kenshin gruñó mientras regresaba a su trabajo y seguía meneando la pequeña sartén.

"Deberías tener más cuidado"

"¿Y qué me dices de tí, amigo? Dormiste bastante"

"Me siento bien"

"Está perfectamente bien, yo me he encargado de cuidarlo" -dijo alegremente Kaoru. Kenshin gruñó y Sanosuke sonrió.

"Bien, me alegro de escucharlo, pero saber como estabas no era el único motivo de mi visita" -comentó Sanosuke. Nadie dijo nada así que continuó- "Katsura me pidió que te trajera algo, es sobre lo que discutimos en aquel citatorio"

Con la excusa de que tenía que alimentar a su gatita, Kaoru los dejó solos. Sanosuke esperó hasta que la puerta se hubiese cerrado para volverse a Kenshin y preguntar:

"Adivina que viejo conocido ha decidido aparecer de nuevo"

ooooooooooooooooooooooooooooo

Makoto Shishio.

Había escuchado hablar de él, pero nunca le conocí. Además de lo poco que se yo, Sanosuke me platicó lo que el sabía. A grandes rasgos, Shishio fue un hombre de corazón negro, soñaba con hacer de Japón el mismo infierno. Fue una época de terror. Su mayor enemigo era Katsura, quién, después de mucho tiempo y sangre derramada logró acabarle, poniendo un fin a todo su horrible reinado.

Pero al parecer no murió. Sobrevivió y vivió escondido en cierta montaña por once años, reclutando y entrenando a un ejército personal. Sanosuke no le da la importancia debida, dice que si una vez pudimos derrotarlo, lo haremos otra vez y para siempre. Pero yo tengo otro presentimiento.

Kaoru-dono regresó después de veinte minutos, nos dio el tiempo suficiente para hablar en privado. No he tenido tiempo de revisar los detalles del sobre que me entregó Sano, ya lo haré después, cuando Kaoru-dono regrese a su departamento. Después de cenar, Sanosuke se fue, agradeciendo el que le hayamos ahorrado unas cuantas monedas y después de recoger la cocina Kaoru-dono también se fue.

Me dio las buenas noches con una sonrisa.

Kami. Creo que estoy empezando a acostumbrarme a ella y no ha pasado más de un día.

H.K

25/junio/2002

ooooooooooooooooooooooooooooo

Continuará…

Próximo capítulo: eh, aun sin cap, sorry. Tengo planeado que sea un especial Aoshi/Misao, pues como bien dijo KimmyAngy, me voy con una pareja y ora con otra, me revolví yo sola y compliqué de más las cosas. Así que sería un capítulo para redimir eso.

Bueno, bueno, supongo que tendré que disculparme por no actualizar (casi seis meses, desde antes que entrara a la facu…), si actualicé es por culpa de nia-sama, no saben que lata dio (jeje si, tú, nia), ella publicó un fanfic muy bonito de Get backers y ya lo terminó! (deberían leerlo, si gustan del yaoi, de las sorpresas y del angst) Ahgg, y yo no puedo terminar ni un capítulo, vaya fiasco de escritora que soy…

Procuraré organizarme mejor, lo prometo.

Espero que les haya gustado, quería que quedara bien la parte ken-kao, tuve alguno algunos problemas al escribir el diario de Kenshin, pues no me salía una forma de redacción adecuada a su personalidad y que describiera bien el 'encuentro' al fin escribí esto y bueno, me gusto como quedo.

De nuevo gracias, si alguien todavía sigue leyendo, y también a quienes dejaron review:

Kimmy Angy (si, lo se! Tienes razón, ya me revolví con esto, pero intentaré enmendarlo), Karau (oh, bien, no fue pronto, lo siento), Ghia-Hikari(jaja, me gusto eso 'así sabe como mandarlo' yea! Ojala aun sigas por ahí), AoMe Hisoshima (oh, diablos, eso del asesino… no estarás hackeando mi compu y viendo mis notas verdad?), gabyhyatt (nooo, no podría dejar que Sano muriera, o ya tendría a alguien con un cuchillo a mi cuello desollándome viva) y Satsuki Haru (eh.. creo que has debido pensar que lo dejé otra vez, verdad?).

Prometo solemnemente que no abandonaré. Aunque me tarde años (que esperemos no sea así) pero voy a terminar este fanfic. Lo juro.

.Karura