Holitas, a todos! Perdón por hacerlos esperar, jejejeje, pero al fin me tomé un tiempo para irme con Morguapo (como lo ha bautizado Hinata-chan xD) y traerles este chapi. Ojalá les guste!
Capítulo 3:
Todos se quedaron perplejos ante la oji-azul, que no se veía sorprendida de verlos. Ésta, mientras la seguían viendo, se incorporó por completo. Tendría en apariencia al menos unos 14 años. Se sacudió su yukata, aún algo húmeda por el río. Después volteó a ver a sus admirados visitantes.
-Creí que no llegarían- les dijo, de nuevo con su voz suave que parecía no perturbar el silencio de aquella villa- se demoraron bastante. Apenas alcancé- señaló hacia arriba- a salir a tiempo.
Ninguno de ellos pudo reprimir una expresión de asombro al ver los techos del flotante castillo, ya medio ocultos por una nube pasajera. El sol de mediodía estaba comenzando a inclinarse, permitiéndoles una visibilidad mejor. Inu Yasha, sin embargo, después de mirar el castillo por unos segundos, se volvió hacia la muchacha.
-Oye, ¿ya nos esperabas?- le preguntó en un tono que distaba mucho de ser un grito, como hacía un momento.
-Si- le dijo ella con una seria naturalidad- pero Sesshoumaru-sama se le adelantó- prosiguió- Él ya se dirigió al castillo. Pude verlo mientras dormía.
Inu Yasha no se mostró sorprendido, y volteó de nuevo a ver el castillo en el cielo, haciendo visera con la mano.
-¿Se… Sesshoumaru?- preguntó temblorosa Kagome, mirando hacia el hanyou.
-Si… mi hermano ya estuvo aquí… aún huele a él…- comentó Inu con una voz distante, aún distraído en ver el cielo. Sango, Miroku, Kagome y Shippo lo miraron bastante alarmados, pues él nunca utilizaba el título "mi hermano" para referirse a Sesshoumaru.
-Disculpe, señorita- dijo Miroku con cautela, pues el silencio aún era pesado- ¿podría decirnos que hace aquí, en esta aldea tan sola…?
Ella lo miró, y sonrió levemente.
-¿Les cuento solo lo que me ha usted preguntado, o la historia desde el principio?
Todos la miraron asombrados.
-C… ¿Cómo así?- balbució Shippo, extrañado. Ella lo miró, con la tranquila sonrisa aún colgada en su cara.
-Pues que podría responder la pregunta del señor monje a secas, es decir: Estaba ahí porque Sesshoumaru-sama me sacó del río; o podría contárselas desde el principio, lo cual nos lleva a la causa, motivo, razón y circunstancia que me trajeron hasta aquí.
La cara de "what?" se hizo general, por lo que la chica optó por contarla desde el comienzo.
- Mi nombre es Yume ( ), y soy una jin ( )de las nubes…
Sango interrumpió con delicadeza:
-¿Una jin?
-Así es: un jin es un genio. Soy uno de los espíritus que habitan las nubes. Cuando ustedes ven que las nubes se mueven con rapidez, somos nosotros: si es una nube muy grande, puede ser un edificio nuestro que navega el viento; si son apenas retazos, entonces es un transporte individual. Cuando las nubes se desprenden, es que tenemos que cumplir encargos en distintas direcciones; nosotros somos los que tomamos los cántaros de lluvia y los arrojamos por las nubes ( )
Mi padre es el rey de los jin- prosiguió- y vivimos en aquel castillo, desde que la gran bestia del Oeste, el señor del Viento, Lord Inutaisho, nos lo dio como hogar, hace más de 15 siglos.Pero…- bajó la mirada, apesadumbrada- el genio del Trueno ( ) se metió en nuestro hogar… encerró a mi padre y tiene a mi hermanito a su disposición…- cerró los ojos con fuerza- y mi madre… no sé si la encuentre a tiempo, porque ella sigue viajando… por eso… decidí acudir a la vieja amistad entre los jins y los Inutaiyoukai… por eso han podido ver esta aldea…
-Y… ¿cómo bajaste de allá hasta acá?- le preguntó Sango
-Muy fácil. Después de quitar la barrera desde el castillo-comentó con seriedad- me arrojé de mi ventana hasta el río de esta aldea.
Aunque lo comentó como si no tuviera importancia, consiguió arrancarles expresiones de asombro a sus escuchas.
Kagome bajó la vista, algo confundida. Sin embargo, con este gesto advirtió que algo negro, ahora lo bastante claro como para no confundirlo con una alucinación, pasó junto a sus pies.
-¡KYYYAAAA!- Gritó, brincando hacia un lado
-¡Kagome! ¿Qué te pasa?- le dijo Sango a su vez, pues su grito había desgarrado el silencio peor que un cuchillo, asustando a todos.
-¡Vi… Vi que algo se movía!
-Si… las sombras vuelven a moverse- explicó Yume, con total tranquilidad- Esa es la razón por la que vine a esta aldea. Las sombras me protegerán.
-Co… ¿¡Cómo que… "las sombras"!
-Si- les contestó ella, algo sorprendida de su asombro- Esta aldea fue construida por mi clan y el del joven Inu Yasha- ni siquiera se molestaron en preguntarle como demonios sabía su nombre- para las sombras de las cosas que ya no están.
Cuando les vio la cara de perplejidad, tomó aire y explicó de corrido:
- Cuando una persona muere, su alma se va al otro mundo, pero a veces las sombras se quedan rondando por aquí, causando problemas. Por eso, las sombras de los que ya murieron vienen a vivir aquí. El mediodía es cuando duermen, pues por la posición del sol no se proyecta ninguna sombra, por eso la quietud que notaron cuando llegaron. Pero ahora que el sol se inclina, comienzan a despertarse.
Era verdad. El silencio había comenzado a llenarse de sutiles murmullos, apenas perceptibles, como ecos de voces muy lejanas. Kagome, se acercó a Inu Yasha, algo atemorizada, por el creciente susurro de voces, que parecían una especie de melodía que iba con el río, que no había cambiado su tranquilo fluir. Pero no pasó nada. Solo un par de figuras pasaron por su lado: una mujer, o más bien la silueta de una, que cargaba un canasto, y un pequeño niño con su espectro de pelota: su risa era como cascabelitos muy lejanos, como el sonido de un recuerdo. Yume no se alteró. Parecía que ya estaba acostumbrada.
-¿Entonces… van a ayudarme?- preguntó bajito, como si le avergonzara.
-Claro- le dijo Inu Yasha, sorprendiendo a todos, pues había permanecido totalmente callado durante el relato- Ya sabes- añadió presuroso, al ver los ojos retacados de agradecimiento de Yume, y los de ternura de los demás- por el honor entre clanes.
Kagome se rió bajito. En definitiva, Inu Yasha nunca iba a cambiar su forma de ser.
Había mandado poner cortinas a los ventanales, pues tanta luz le molestaba. No es que Huang no estuviera acostumbrado a la luz, pero tanta luminosidad, sobre todo ese día tan despejado, lo fastidiaba. A pesar de que las cortinas eran vaporosas, filtraban muy poco el brillo de la luz. Le pareció extraño que, tolerando el centelleo de los rayos, no pudiera soportar tanta luz del día. Como para querer demostrar que si podía, corrió ligeramente una cortina y se apoyó en el ventanal. Las pagodas blancas y azules de la aldea de abajo parecían como un mosaico en una tela verde de pasto brillante. Un sonido ligero, el de seda rozando seda, llamó su atención. Pero no era nada: solo era Hare ( ), removiéndose para acomodarse mejor en los cojines. Se detuvo un momento a examinar las facciones del pequeño niño, como si le viera por primera vez: Su corto, pero abundante cabello púrpura, que caía directamente sobre sus igualmente violetas y grandes ojos. Destacaban mucho en su carita, de un blanco porcelana impresionante. La expresión seria de su cara lo hacía parecer realmente un lindo muñequito, un muñequito vestido de seda, con un haori de mangas enormes, y entre cómodos e igualmente grandes cojines, muy suaves. El niño continuaba sentado, solo mirándolo, con esos ojos que parecían no estarlo viendo a él, sino a través de él. Huang sonrió. Lo que más le gustaba de ese chiquillo era que no hablaba a menos que fuera absolutamente necesario; eso era una gran ventaja, pues él no toleraba el escándalo. Huang curvó sus delgados labios en una sonrisa. Luego volvió a mirar por el ventanal.
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¡Hello, hello! Pues he aquí el tercer capítulo de este, mi fic. Espero les haya agradado! A mi me gustó bastante, pero espero sus comentarios que después de todo son los que cuentan! Hoy si que me aventaré un montón de explicaciones, para que no quede ninguna duda:
( ) Yume significa "sueño", y decidí nombrarla así por razones obvias ;D
( ) Jin, efectivamente es un geniecillo de los vientos, aparece sobre todo en la mitología árabe. Su reina es Maimuna, y en este fic, Yume y Hare son hijos de ésta.
( ) Esta idea de los cántaros me la saqué de la mitología azteca: Los tlaloques, los sirvientes de Tláloc, dios de la lluvia, derramaban cántaros sobre la tierra para que lloviera. Después los rompían y eso producía el sonido de los truenos
( ) Es una leyenda china, "Huang y el Genio del Trueno". Aunque en esa historia el genio es de hecho bueno, aquí lo voy a manejar como el chan chan chan villano :P xD Y le puse Huang… pues para ahorrarme la rotura del coco en busca de otro nombre xD
( ) Hare significa "Nube". Como ven, no me complico demasiado la existencia xD ;P
Muchas gracias a toda la gente linda y bella que me escribe! Ya saben, sus comentarios son muy valiosos para mi, ¡no olviden dejarlos! Mil gracias! Matta ne!
