¡Hola, gente bella! Bueno, pues aquí les traigo un nuevo capítulo de mi fic, que espero les guste Ah! Y ya que noté que mucha gente se preguntó: "¿Y cómo le hace Sesshoumaru para enterarse de las cosas antes que nosotros?", les diré: Al igual que Colmillo de Acero, Comillo Sagrado sintió el llamado de Yume y comenzó a palpitar también (y sabemos que Sessh es mucho más intuitivo que su carnal xD) Además, con eso de que el amo bonito tiene la mente en todo, no se le escapa una ;D (Bueno, la verdad es que yo le fui con el chisme, pero eso es un secretito ;P) Bueno, ¡me dejo de rodeos! ¡He aquí el nuevo chap!
Capítulo 4:
-Por el momento, lo más prudente es que descansemos un momento aquí, pues hay nubes de tormenta en el horizonte- anunció Yume, señalando el occidente. Ahí estaban los grandes nubarrones negros, bastante increíbles si se toma en cuenta la belleza del día- No es prudente ir ahora, que Huang está en castillo y le pueda hacer algo a Hare. En la noche, cuando comience a llover y él salga para hacer los truenos, podremos pasar sin que se de cuenta.
-Pero, ¿no dijo usted que son los jins los que hacen llover?- le preguntó cortésmente Miroku- ¿Por qué no se oponen a Huang?
Yume bajó la cabeza.
-Algunos de los cortesanos en el castillo lo intentaron. Pero…- bajó el tono de su voz, a la par que inclinaba aún más su cabeza- los que no terminaron fulminados los encerraron junto con mi venerable padre… Todos le tienen miedo.
-¿Y tu hermanito?- le preguntó Sango, con una mirada preocupada. Después de todo, ella sabía mejor que nadie lo que era eso.
Yume solo agitó la cabeza, sin decir nada. Sango respetó su silencio, y ya no le preguntó nada más.
En verdad, el interior de las pagodas era hermoso. Estaba decorado con muebles de madrea muy fina, que se veían totalmente nuevos. Y sin embargo, las sombras se movían por todos lados, conversando entre ellas. Algunas volteaban de vez en cuando a ver a los viajeros, en murmullos ininteligibles, pero que se escuchaban corteses y hasta encantados. Todos tomaron asiento en unos mullidos cojines que había alrededor de una mesa de centro. La silueta de una muchacha tomó la tetera que había en esta y les sirvió té, ante los ojos maravillados de todos, excepto de Yume, quien conversaba con mucha cortesía con otra sombra: la de un anciano, que era posible distinguir por su encorvada figura. Al parecer, era el dueño de casa. Les hizo una apenas perceptible reverencia, pues las sombras no se distinguen mucho cuando están de frente. Sin embargo, ellos la contestaron. El anciano se fue, dejándolos con una cena bastante real.
-¡Esto es maravilloso! ¿No cree, Excelencia…? ¿Excelencia?- Sango volteó a ver al monje, ocupado en escudriñar algunas sombras femeninas que iban y venían, trayendo té y algunos dulces. Los de ellos eran totalmente reales; los de las sombras convidadas, eran espectros de comida que, según Yume, le había comentado el anciano señor estaban trayendo de las cocinas de los castillos más finos.
-¿Se puede saber que está viendo, Excelencia?- le preguntó Sango, preparando su mano derecha para tomar el Hiraikotsu, por si necesitaba acomodarle un "correctivo" al monje.
-Sencillamente se me hace increíble- le contestó él, previendo sus negras intenciones- toda esta cena. ¿A la gente que está degustando los platillos, no le sabrán diferentes? Después de todo, ya no tienen sombra.
Yume se rió ligeramente ante esto.
-Lo dudo mucho, excelencia- le dijo- La comida no dura lo suficiente como para que las personas se den cuenta de que ya no tienen sombra- sonrió con sinceridad, quitándose un poco del velo serio que había tenido desde que la encontraron. El que ahora lucía serio era Inu Yasha.
-¿Te sucede algo?- le preguntó Kagome con suavidad.
-No… nada en particular…
-Oye- le dijo ella, inclinándose ligeramente para verle bien los ojos- ¿te puedo hacer una pregunta?
-Mmmm… depende…
Kagome sacudió su mano, como para alejar el condicional y tomarlo como un "Claro, dime"
-¿Por qué llamaste hoy a Sesshoumaru… bueno, tú sabes… "tú" hermano? Jamás lo haces… Por lo general lo tratas solo por su nombre, o- se rió un poco, algo apenada- con apelativos como "maldito", "desgraciado", etcétera…
Kagome tomó ánimos al ver que Inu Yasha sonreía, pues le había hecho gracia su comentario.
-¿Y bien?
Inu Yasha la volteó a ver, con sus bellos ojos ambarinos llenos de seriedad.
-¿En verdad quieres saber…?
.:FLASH BACK:.
El pequeño Inu corría detrás de su tan preferida pelota amarilla, arrojándola a través del puente del palacio de su padre. Su madre lo estaba supervisando tranquilamente desde la otra orilla. De repente, el pequeño vio algo que llamó su atención y lo hizo soltar su juguete:
-¡Padre…! Y…- no podía creerlo. La persona que caminaba junto a su padre… era su hermano. Casi no iba al palacio, solo por las casi obligadas visitas que le hacía a su progenitor. Su cuerpo no aparentaba más de 16 años, aunque siendo un youkai, debía de tener bastantes más. Sin embargo, la juventud retenida en su rostro mostraba que aún era joven. Y aún así, ya cargaba armadura y todo. Según lo que su padre le contaba, "patrullaba el territorio". A pesar de la admiración que sentía por él, y que notaba que entre más crecía más se le bajaba, no terminaba de agradarle. Eso le hacía sentir mal porque su madre siempre le decía que a los miembros de la familia hay que quererlos y apoyarlos mucho, y guardar respeto a su recuerdo, si se iban. Quizá lo que no le gustaba era esa mirada que sentía que lo cortaba a la mitad, a él y a su madre, aunque ella jamás daba muestras de notarlo. Sólo tenía sonrisas para el Inutaiyoukai. A pesar de sus sentimientos encontrados, corrió a recibirles.
-¡PADRE!- se abrazó con fuerza de su rodilla, la parte más accesible para él, pues aun era algo bajito comparado con su padre. La forma humana de Inutaisho era realmente imponente. No dejaba lugar a dudas, al mirar su rostro apacible y su gallarda postura, de por qué lady Izayoi se había enamorado de él. Inutaisho se inclinó ligeramente, para revolverle los cabellos con cariño al hanyou.
-Mira quien está de visita, Inu Yasha- le dijo su padre, con voz tranquila y complacida- Es tu hermano, Sesshoumaru- Éste frunció ligeramente los labios ante la visión del pequeño Inu. Éste intentó disimular los temblores que le causaban los ojos de hielo de su hermano y le sonrió.
-Que… que bueno que estés de visita, hermano Sesshoumaru… esteee… er…
-¿No había algo que querías decirme, Padre?- lo cortó secamente el youkai, como si el pequeño estuviera hecho de piedra.
-Si- afirmó Inutaisho- a los dos. Pero eso puede esperar hasta después de una buena cena- cargó a su hijo pequeño, haciéndole olvidar todo recelo hacia su hermano. Inutaisho sonrió a su esposa, la humana, para que los acompañara. Ella le sonrió de vuelta. No había más que decir, de haber tenido menos control de si mismo, Sesshoumaru habría tenido arcadas en ese momento. Pero se limitó a seguir a su parentela al interior.
Después de cenar, volvieron al jardín, a disfrutar del fresco aire del atardecer. Inutaisho tomó asiento, apoyándose en un árbol del jardín, junto al puente. Inu Yasha se sentó frente a él, con su carita infantil iluminada por la expectación. Sesshoumaru tomó asiento junto a él, como si no le quedara más remedio. Sin embargo, Inutaisho no tenía prisa por hablar. Miró el cambiante color del cielo con tranquilidad, primero llamando la atención de sus hijos hacia aquel punto, luego desesperándolos ligeramente por la falta de respuesta. El pequeño Inu estaba casi todo inclinado hacia delante, como si sus miradas sugerentes e impacientes fueran a sacar a su padre de su trance. Sesshoumaru solo lo observaba, y de cuando en cuando también observaba al hanyou, con ganas de decirle que no fuera insolente y que le diera tiempo a su honorable padre de ordenar sus ideas. Al fin, Inutaisho volteó a ver a sus hijos, a cada uno con detenimiento. Después suspiró, y comenzó a hablar.
-El mal sigue juntándose, aquí en occidente- comenzó- y ustedes saben que mi deber es combatirlo.
-¡Yo sé que tu puedes, padre!- interrumpió Inu Yasha, dando un brinco entusiasta- ¡Eres el mejor!- el pequeño Inu se sintió atraído de nuevo hacia el suelo, cayendo de sentón. El "instrumento de gravedad" había sido la mano de su hermano, que le había jalado del haori para que se callara y se sentara (tan delicado él, como siempre xD). Inu lo miró con indignación, pero su padre solo se rió.
-Tú sabes, pequeño, que hasta al mejor le pueden fallar alguna vez las fuerzas. Por eso…- su expresión se volvió seria- quiero que sepan… que si algún día me llegase a pasar algo… ustedes tendrán que defender el territorio…- Sesshoumaru solo asintió, pero Inu movió sus orejitas con incomodidad, pues no le gustaba el rumbo que estaba tomando la conversación- Pero para eso, no estarán solos- sonrió- cada uno tendrá el poder de su estirpe, y con garras y colmillos- puso un énfasis especial en la última palabra, aunque ellos no entendieron entonces por qué- quiero que protejan lo que más quieren… ¿Me comprendieron? Nuestro clan es poderoso, y sin embargo, necesitamos aliados. Nunca olviden que el honor entre clanes es muy importante. Protejan a los que aman con su honor, en batalla y en palabra- sus dos hijos asintieron. Inutaisho puso sus manos en el hombro de sus dos hijos. Inu la tomó, Sesshoumaru solo miró a su padre con más detenimiento. Parecía que esa conexión, ese lazo que había creado Inutaisho con sus brazos hacia sus dos retoños, les transmitía una especie de energía, como electricidad. Inu Yasha miró ligeramente hacia su derecha, para ver a Sesshoumaru, y, por un momento, vio en sus ojos su misma confusión y tristeza, como si tuviera los pocos años que él tenía. Sesshoumaru sintió su mirada y lo vio con brevedad, por primera vez sin esos cuchillos fríos que parecía tener en las pupilas. En efecto, se sentía como él, al oír hablar a su querido padre de esa manera.
.:FIN DEL FLASH BACK:.
-Fue la única vez- comentó Inu Yasha en voz baja- la única vez que sentí que éramos hermanos… Pero- retomó su tono normal, agitando la mano como para restarle importancia- ¡Bah! No lo hago por ese tarado obstinado- sacudió su melena plateada, como para terminar de vaciar su cabeza de recuerdos- si no por la promesa que le hice a mi padre de honrar las promesas entre clanes.
Kagome sonrió y lo vio con ternura. Así que eso era…
-Bueno- dijo Yume, llamando su atención- el sol ya se está poniendo… tenemos que ponernos en marcha.
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¿Qué les pareció este pequeño Flash Back:P espero de verdad que les haya gustado! Espero sus comentarios.
