Amores de Tokio
Capítulo 1º
Mi nuevo hogar

Akane- Ya te he dicho que no quiero marcharme de nuevo -grité, estaba furiosa-
Makku- Hija, ya te he explicado el motivo, tenemos que mudarnos a la fuerza- intentaba hacerme entrar en razón-
Akane- Mamá ¿y no puede papá seguir con el mismo trabajo? -comenzaba a estar desesperada-
Makku- Sí, pero no aquí. Además, piensa que estaremos en una casa más grande y tu padre ganará más dinero, viviremos mejor -se acercó a mí y me puso las manos en mis hombros-.
Kae- Venga Akane, no se lo pongas difícil a mamá, -entró por la puerta de la cocina-
Akane- Pero...pero... -miré a Kae, que se acercó a nuestra madre y ambos pusieron cara de pena, así que no pude hacer nada- está bien...nos iremos. -bajé la cara con gesto perdedor- Estos dos no tienen remedio -pensé mientras salía de la cocina para dirigirme a mi habitación-.

¡Ah! Hola a todos, perdonad por el numerito de la cocina, bueno me llamo Akane Kumitsu, tengo 16 años, aunque voy a la misma clase que mi hermano Kae (mi único hermano), que tiene un año más que yo, ya que cuando era más pequeña me adelantaron un curso porque sacaba mucha diferencia al resto de mis compañeros. Vivo en un pequeño pueblo de Japón, Miteko, bueno, al menos hasta pasado mañana, porque han trasladado a mi padre en su empleo y tenemos que mudarnos de nuevo (como hace 4 años), esta vez nos vamos a Tokio. La verdad es que yo no quiero mudarme de nuevo, aunque...no hay nada que me retenga aquí, ya que casi no tengo amigas, sólo a mi hermano, eso se debe a que soy muy tímida. La verdad es que mi hermano me quiere mucho y siempre ha sido muy protector conmigo, siempre que me he metido en algún problema, él ha salido en mi defensa.

A la mañana siguiente estaba tumbada boca abajo en mi cama, leyendo una revista, mañana nos iríamos a vivir a Tokio, ¡vaya lata, la verdad es que no me apetecía mucho tener que preparar todo el equipaje y los muebles de mi dormitorio.

Kae- Akane, ¿puedo pasar? -preguntó desde el pasillo tras llamar a la puerta de mi habitación-
Akane- Claro, pasa hermanito.
Kae- ¿¡Todavía tienes todo así? -miró a la habitación, que estaba aún sin recoger- ¡Akane! Sabes que nos vamos mañana.
Akane- Sí, lo sé -bajé la mirada- pero aún tengo tiempo.
Kae- Venga, levántate ahora de la cama, yo te ayudaré a recoger todo.
Akane- Muchas gracias Kae -me lancé a sus brazos y él respondió el abrazo-.

Por la tarde ya habíamos recogido todo, cada cosa estaba en su caja correspondiente con su nombre escrito para que fuese más rápido de encontrar todo, lo único que había quedado sin guardar era mi cama, ya que tendría que dormir esa noche en ella todavía.

Ya era la hora de la cena, y mi madre ya nos había llamado para que bajásemos. Yo estaba poniendo los platos en la mesa cuando llegó mi padre.

Akane- ¡¡Papá! -me lancé a sus brazos-
Yako- Hola hija, pareces muy contenta -me sonrió felizmente- ¿ha pasado algo especial en estos días? -miró a mamá y a Kae-

Mi padre es un empresario muy conocido en Japón, por eso hay muchos días que tiene que dormir fuera de casa, ya que suele tener muchas reuniones importantes y tiene que estar viajando muy a menudo. Ahora le han ascendido y ganará mucho más, por eso nos tenemos que ir de aquí.

Makku- Bueno...nada en especial, -se encogió de hombros- pero por fin Akane ha accedido a lo del transado.
Yako- ¿¡En serio? -me miró muy feliz y me abrazó con fuerza- ¡¡Eso es genial!

Después de cenar subí a mi habitación, la verdad es que estaba muy cansada, la noche anterior no había dormido mucho y esa misma mañana había estado con Kae recogiendo todo lo que me tendría que llevar de mi cuarto en el transado.

El despertador sonó a las 7 de la mañana, mi padre quería que todos nos levantásemos temprano para no salir tarde, ya que hasta Tokio se tardaban 5 horas con el coche y querían que comiésemos ya allí. Aún era demasiado temprano y yo estaba muerta de sueño, así que apagué el despertador, era primavera, aún hacía un poco de frío por las noches y madrugadas, me tapé la cabeza con la almohada y seguí durmiendo, pero no por mucho tiempo, porque a las 7:15 am Kae entró en mi habitación.

Kae- ¿Aún en la cama dormilona? -se burló de mí guiñándome un ojo y sacándome la lengua-.
Akane- Kae...déjame un ratito más porfa...-se lo dije con voz de recién despertada-.
Kae- Ni hablar -me quitó la almohada, me destapó, me cogí y me echó a su hombro- te he dicho que te levantes y es que te levantes, sino se nos hará muy tarde y aún tenemos que llevar todas las camas hasta el camión de la mudanza.
Akane- Umm... (uu) está bien, está bien... -dije un poco molesta porque tenía mucho sueño-

A las nueve de la mañana ya estábamos los cuatro en el coche, bueno...cinco, se me olvidó contaros que tengo un perrito, se llama Sasha, es un Husky Siberiano, es hembra y tan sólo tiene 4 meses, me lo regaló Kae hace un par de meses por mi cumpleaños, el 29 de febrero, sí, ya se que febrero sólo tiene 28 días, pero nací en un año bisiesto, así que ese tuvo 29, y yo tuve que nacer justo ese día, así que suelo celebrar mi cumpleaños el 1 de marzo, si se piensa bien...sólo tengo...4 años, jajaja, que bien me conservo, jajaja. Bueno, creo que me he desviado un poco del tema. A las 2 de la tarde acabábamos de llegar a Tokio, la verdad es que el viaje se me había pasado muy rápido y tranquilo, en gran parte porque las dos primeras horas fui dormida. Mi padre giró a la derecha con el coche y aparcó.

Makku- Bueno...ya hemos llegado, a partir de ahora viviremos aquí -se volvió hacia atrás montada aún en el coche para decirnos esto a Kae y a mí-
Akane- ¿En serio? -salí muy contenta del coche con Sasha entre mis brazos para poder ver la casa donde íbamos a vivir de ahora en adelante-
Kae- ¡Vaya hermanita, parece que te legras de haber venido! -se bajó también del coche-
Akane- ¡¡¡¡Vaya! ¡¡¡¡Qué grande! -solté a Sasha en el suelo y salí corriendo hacia el interior del recinto seguida alegremente por Sasha-.

La casa era enorme, bueno, la verdad es que aún no había entrado, pero desde fuera lo parecía, tenía un jardín inmenso lleno de árboles, matorrales, preciosas flores...el jardín estaba partido en dos por una camino que llevaba hasta la entrada de la casa. Corrí para rodear la casa y poder ver que había por la parte de atrás, para mi sorpresa había una inmensa piscina con trampolín y otro jardín con una fuente en el centro por la que salía el agua a través de la mano de una sirena subida al lomo de un delfín.

Yako- ¡¡¡Akane, ven! -gritó mi padre desde la parte delantera de la casa-
Akane- ¿Qué ocurre? -llegué sofocada de tanto correr-
Makku- Nada, es sólo que queremos que veáis el interior de la casa.
Kae- ¿No os parece demasiado grande para nosotros cuatro?
Yako- Esto...bueno...-puso cara de habernos ocultado algo- veréis...es que...vamos a compartir la casa con otra familia.
Akane- ¿¡QUÉ? -No me podía creer que nos hubiese ocultado eso-
Yako- Bueno...lo siento hija. Pero tranquila, no viviremos exactamente en la misma casa, ya que esta casa está dividida en dos partes independientes en su interior, nuestra casa es la de la parte izquierda y la suya la de la derecha -al abrir la puerta pudimos ver a que se refería, había un pasillo a lo ancho con una puerta en cada extremo- ¿Veis?
Kae- ¿Y quién vivirá con nosotros?
Yako- Mi nuevo socio, el señor Teki Meyina, su esposa Naoko, su hija de 17 años Hibiki y su otra hija pequeña de 10 años Kari...aunque... -puso cara de pensativo- ahora mismo están de vacaciones y no llegarán hasta dentro de tres días.

Entramos en la casa y comprobamos que aunque nuestra parte fuese la mitad de toda la casa, aún así era bastante grande. Tenía dos plantas, en la planta de abajo había dos enormes salones, una cocina muy amplia, una habitación que sería el despacho de mi padre, un cuarto de baño y un patio interior que se comunicaba con la zona de los Meyina. En la planta de arriba había cuatro dormitorios (el de mis padres, uno de invitados, el de Kae y el mío, que los unía un cuarto de baño que deberíamos compartir, aunque yo ya estaba acostumbrada), el dormitorio de mis padres tenía baño propio. La habitación de Kae y la mía tenían dos grandes balcones que daban a la fachada principal de la casa por la cual se podía ver la verja de la entrada.

Antes de cenar ya habíamos terminado de organizar más o menos todas las cosas, gracias a las personas que nos ayudaron con el transado como los conductores de los camiones de mudanzas y algunos amigos de mi padre y algunos de Kae. Después de cenar me encontré tremendamente cansada.

Kae- Akane, será mejor que te duches y te acuestes, mañana comenzamos las clases en el nuevo instituto.
Akane- ¿¡Qué? ¿Tan pronto? -me quedé muy sorprendida- pero pensé que mamá y papá nos darían al menos un día para acostumbrarnos un poco.
Kae- Pues no, parece ser que en el instituto al que iremos tienen un nivel muy alto y es mejor que no perdamos ni una sola clase.
Akane- Está bien -bajé la cabeza y me dirigí al baño para ducharme y luego acostarme-.

Estaba en la cama, eran sólo las 22:00 pm pero sería mejor que me durmiese pronto, ya que el día siguiente sería muy duro. Poco a poco mientras pensaba como serían mis nuevos compañeros, el instituto y todo lo demás, me fui quedando profundamente dormida -menos mal que Kae está conmigo- pensé antes de dormirme del todo.

Continuará

¿Cómo será el nuevo instituto de Akane? ¿se llevará bien con sus nuevos compañeros? ¿se hará amiga de su nueva vecina? Todo eso y más en el próximo capítulo