Gracias de verdad a todos las personas que me están apoyando en la historia debido a que sin ello, ahora no estaría escribiendo… de verdad muchas gracias por todo… en esta ocasión, me gustaría dedicar este capítulo en especial a mi querido y muy buen amigo CRISTIÁN que sin su ayuda a base de MSN no tendría el capítulo 4 todavía terminado, además, le agradezco por haber perdido su tiempo en el teléfono y en Internet por ayudarme desde Temuco (una ciudad al sur de Chile) y sé que no le hizo ninguna gracia que le pidiera ayuda con esta historia jeje xD… gracias de verdad!
Advertencias: no lo escribiré… es una pérdida de tiempo xD
Disclaimer: no, no son míos, pero si lo fueran… (Mirada maliciosa)
Muchas gracias a todas y a todos… les agradezco mucho sus reviews y por ello, aquí van las respuestas :D!
Manini: jajaja…no… no actualizaré en el 2007 porque esta historia no deberá de tener mas de 7 capítulos jeje… así que no te preocupes… y sip… al creador de Harry lo hice pensando en Quinn Blackwood (es mi hombre preferido jeje) y nop… Harry si tuvo su mentor en el arte del vampirismo pero no lo puse mucho… y no creo ponerlo tampoco… y es verdad lo que dices… los dos son súper tercos, pero tienen su coranzoncito jeje… sip… recémosle a san Juan diego por ello… oh si!... el susto fue harto… pero no lo pasó mal jeje… muchas gracias por tu review!
Rei00: sip… es una broma lo del 2007… jajaja… bueno… ojalá lo sea xD… me agrada que te guste la historia… en serio… y agradezco que te guste Draco-chan como lo escribí porque a veces le cambio las personalidades y… queda el revoltijo y sip… el vampirismo le da un toque fascinante y gracias a dios no hay muchos así jeje… gracias por tu review!
Sara: jajaja… no… no es verdad xD y aquí está mi actualización y solo espero que te guste… muchas gracias por tu review!
SAMSAHARA-CHAN Y ZEPPHI-KUN: jajajaja… su diálogo de verdad me encanta… les aseguro que me reí demasiado con ella… bueno… en mi opinión Blaise es lo más bello después de Draco, pero los veo como una "amistad" con todo que una relación en si jajaja… y ya ven… actualicé lo mas pronto que podía (bueno… me dejé estar por una semana y en la otra andaba desesperada porque no me acordaba de la idea) y espero de corazón que este capítulo les guste… gracias por su review!
Belial16: siempre leo los comentarios y de verdad no sé quien no lo haría si dan demasiados ánimos para seguir y crear historias y sip… en chile hay cosas muy caras, pero por lo menos son comprables xD… si… ya tengo varias ideas escritas como sumario y con los personajes, edades y todo eso… pero al momento de comenzarlas… mi ánimo se va para al suelo… y seguiré tu consejo y comenzaré a escribir el capítulo 5 que ya lo tengo un poco ideado jeje…. Muchas gracias por tu review!
Ritsuka-ran: sip… por fin lo continué jeje y espero ahora no recibir demandas y virus porque de verdad me demoré mucho mas de lo esperado… gracias de verdad por apoyarme en todo y trataré de seguir haciendo a Draco de esta forma… aunque no va a durar mucho jeje… ojalá que este capítulo te guste y espero seguir viéndote ¿ne? xD… muchas gracias por tu review!
Crystal Malfoy: jajaja… no… el 2007 no… pero tal vez en febrero del 2008 xD… me enorgullezco de que te haya gustado el capítulo y sip… Kail es un desgraciado… muy desgraciado xD… sip… durmieron sin hacer nada, pero te juro que tenía unas ganas de hacer que se dieran un beso… pero me comporté antes de embarrar todo el fanfic… jajaja… a mi también me gustó el beso y ni si quiera iba a terminar así… pero en fin… bueno… que actualicé pronto… no lo sé pero… actualicé al fin y al cabo y… bueno… si Draco está o no estará enamorado deberás verlo por ti misma jeje… muchas gracias por tu review!
Nota: por fin puedo poner esto… este capítulo contiene lemon! Así que puedes saltarte el final si no te gustan todavía los lemons ¿vale?
Ya saben… críticas… mesas… elogios… lo que quieran… en un review que estaré esperando con ansias.
Y ahora…
¡A leer se ha dicho!
Capítulo 4:
"Eres mío como nunca nadie lo ha sido jamás"
Harry no podía explicar claramente que es lo que recorría su cabeza con la exactitud de un reloj pero… sólo podía decir una cosa: que aquello lo estaba volviendo completamente loco.
Sus labios se abrieron paso por aquella boca con imprudencia y pasión desmedida. Abrazó las delgadas y estrechas caderas, acercándolas hasta su cuerpo frío en una fricción que sacó de aquellos belfos cadenciosos unos gemidos que mas parecían un susurro.
Su lengua recorrió todos los recovecos de la boca "ofrecida" profundizando el beso con pasión demandante que el violinista no pudo ignorar. Sus brazos se posicionaron del cuello de Harry y una de ellas acarició el sedoso pelo de este, haciendo fuerzas hacia atrás cuando sentía que su respiración se acababa.
Lo alejó un poco para poder recuperar el aliento que le faltaba y que no alcanzaba a recuperar por nada del mundo. Su cabeza latía fuertemente y no abrió los ojos para ver la mirada lujuriosa del ojiverde.
Harry vio las mejillas del rubio sonrosadas furiosamente, sus labios entreabiertos, hinchados y brillosos, revelando una pequeña lengua que los lamía inconsciente; una pequeña capa de sudor cubría su piel haciéndola brillar a la luz de la luna que iluminaba todo el lugar con su esplendor. No pudo evitar pensar que aquella imagen era la más erótica que había visto en toda su vida mortal e inmortal.
Sin aguantar más, aprovechó que aquella cavidad estaba abierta y se adentró en ella nuevamente, sintiendo el sabor a canela que despedía. No pudo evitar gemir roncamente ante aquello… incluso para él era demasiado.
Pronto sintió que la rapidez y profundidad del beso se ponían lentas y erráticas… como si se tomara el tiempo hasta que no sintió los labios del rubio en los suyos. Abrió los ojos con lentitud y notó con no sin hacer una pequeña sonrisa que el rubio violinista se había desmayado en sus brazos. Echando su cuello hacia atrás, mostrando toda la blancura que aquel cuello despedía.
Harry sintió unas terribles ganas de enterrar sus dientes en esa nívea y sedosa piel y así darle a conocer al moreno ojimiel que ya había ganado un poco de terreno en lo que supuestamente era suyo. Su sonrisa se ensanchó hasta convertirse en una extremadamente burlona y cruel. Su venganza se estaba realizando con rapidez.
Se levantó lentamente y con el rubio en brazos, se dirigió hasta la cama en donde lo dejó acostado. Pronto supo que aquello había sido un gran y terrible error.
El rubio estaba durmiendo con un sonrojo en sus mejillas y con una ligera sonrisa nadando en sus labios. Sus ropas, como eran holgadas, dejaban entrever la mayoría de su pecho lampiño y blanco, su pelo no tenía el lazo que mantenía sus hebras unidas y estas viajaban libres por la almohada resaltando su apariencia andrógina y sensual. Parecía un ángel que no sabía que un demonio lo miraba con ganas de hacer algo no puritano y bastante lujurioso.
Acercó sus labios hasta los del rubio y le dio un pequeño beso que se prolongó bastante. Definitivamente el chico era adictivo.
Harry se alejó un poco justo a tiempo cuando escuchó el resonar de una llaves y unos pasos viajando por el pasillo hasta encontrar la escalera y subirla con lo que parecía de dos en dos. Harry aprovechó de la oscuridad que se creaba en el cuarto para esconderse de su mayor rival mientras ensanchaba aún más si podía la sonrisa… oh como se divertía con todo aquello.
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- ¿Draco?- llamó el moreno viendo de soslayo la hora y preguntándose vagamente si su amigo estaba en casa- ¿Draco, estás aquí¿Hola?
Llegó hasta la escalera y subió de dos en dos rápidamente, escuchó unos pasos y aunque débiles y bastante rápidos, le pusieron la piel de gallina. Una mala espina afloró en su mente paranoica.
¿Y si era un ladrón?
En ese caso…
¿Qué le había hecho a Draco?
Sus preguntas le causaban terror y además si fuesen verdaderas le causarían una tremenda depresión.
Sería la segunda vez que no podría… no podría ayudar a su amigo y…
Llegó hasta la puerta cerrada de su cuarto y lentamente la abrió echando al mismo tiempo, al olvido sus cabeceos innecesarios. El crujido de la puerta sonó aterradoramente y con sus dedos de la mano derecha, abrió la puerta, empujándola lentamente.
Lo que vio lo hizo sonreír y mentarse por ser tan paranoico.
Su amigo estaba durmiendo pacíficamente en la cama y no había nadie allí que lo estuviera amarrando y amenazando con un cuchillo. Se acercó hasta la cama y se sentó en ella lentamente. No queriendo despertar al formulario durmiente.
Su mente no pudo evitar recordar tantas cosas… tantos recuerdos que no cambiaría por nada del mundo, tantos momentos de soledad que habían sido eliminados con una deslumbrante sonrisa burlona, tantos pensamientos tristes borrados con divertidas acciones y frases que a veces lo enojaban en demasía.
Y todo gracias a su "ángel guardián"… su amigo del alma… su todo…
Sus dedos blancos y delgados se unieron, entrelazándose con los gráciles del muchacho dormido. Sus labios rosados se acercaron lentamente hasta la frente del rubio, posándolos delicadamente, así como una mariposa se posa en una delicada flor. Entrecerró sus ojos, disfrutando del momento que varias veces había repetido cuando eran más jóvenes.
Escuchó a Draco ronronear débilmente de gusto junto con una sonrisita pequeña y se alejó lentamente al momento de echarse en la cama a admirar la imagen al frente suyo.
Su mano izquierda fue su apoyo para poner su cabeza y miró de aquella manera a la ventana que estaba entreabierta. Frunció el ceño extrañado.
No recordaba haber visto la ventana entreabierta en ningún momento.
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Harry caminaba por las calles iluminadas refunfuñando lo que parecía ser una maldición. Sus ojos verdes ardían de un odio extremo y sus puños estaban apretados asemejándose a las rocas de la calle y su pobre sombrero de copa recibía aquel fuerte descargo.
- maldito… mil veces maldito…-
Repetía aquellas palabras fríamente. Pronto vio a una joven mujer, quien dormida en uno de los viejos y peligrosos callejones, temblaba con fuerza. No parecía tener más que 16 años.
Se acercó sigilosamente hasta ella y con un rápido, pero delicado movimiento, tomó entre sus brazos a la mujer y sin miramientos acercó sus afilados dientes al juvenil cuello.
Ah!... el elixir de la vida cobraba factura en su cuerpo, haciendo que su corazón palpitara fuertemente y su piel estuviese cálida y acogedora. La joven no se daba cuenta… o tal vez si… pero que más daba… morir temprano… morir joven… es lo mismo… la joven no dio grito alguno y se dejó asir en los fuertes brazos y sentir dolorosamente como la sangre se iba de su cuerpo que comenzaba a entumecerse con una ligera ráfaga de frío.
Harry alejó su boca dando un jadeo de satisfacción, mirando como la joven, ya muerta, tornaba un color blanco, pálido… el color de la muerte.
La dejó tirada en la misma posición en que la encontró y siguió vagando por las calles buscando mucho más satisfacción.
De la joven mujer, quedaron en las mismas condiciones un hombre de edad madura, un chiquillo no mayor de 10 años, una anciana y una prostituta.
En todos ellos no encontró la satisfacción que requería. Se sintió perdido, nublado en la razón que no alcanzaba a entender del todo. Su enojo se tornó en angustia debido a que automáticamente encontró la razón que buscaba. Y sólo en su memoria.
Lo que necesitaba era a aquel ángel violinista. Eso era lo que le faltaba.
Apoyó su espalda en una pared que dejaba frente suyo a su casa… aquel lugar que estaba lleno de vampiros… sobre todo en el subterráneo.
Apoyó la cabeza hacia atrás y se limitó a pensar… y pensar… y pensar.
Lo necesitaba… por dios que lo necesitaba.
Nunca… en sus 400 años de vida… nunca había necesitado con tanto esmero y desesperación a alguien… incluso de los que había jurado enamorarse perdidamente… se opacaban con la imagen que proyectaba su mente.
Solo de cinco personas se había creído locamente enamorado. De su creador… a quien había abandonado luego de medio siglo de compañía mutua para conocer el mundo como era; de una joven castellana quien murió en el parto de su tercer hijo; de un joven italiano, de hermosos ojos azules como el océano que tantas veces vio de día en sus años mortales a quien había convertido en un vampiro, pero este lo abandonó luego de creer saber todo lo que su creador sabía; una francesa de rubios cabellos ondulados como la de las muñecas de porcelana, muerta por él mismo sin una razón aparente y finalmente de una londinense, que trabajaba hace 25 años en una taberna. Murió desangrada al ser acuchillada por un asesino serial. El mismo se dio el trabajo de buscar al bastardo y darle su merecido.
Y finalmente… llegamos al sexto… el rubio también londinense.
Harry tenía un miedo atroz de convertir al joven en un ser maléfico como él lo era. Tenía miedo de que al crearlo, este se largara luego de saber todo lo que quería saber. De que este no lo amara de forma tan apasionada como él lo hacía.
En todo momento de la vida hay pros y contras de los que uno no puede defenderse.
Los que uno no puede cambiar cuando desease.
La vida era irónica y mas aún lo era cuando por primera vez en toda su inmortalidad había sentido el latido apresurado de su corazón por tan solo verlo a la merced de aquellos malhechores.
Nunca, con los 5 anteriores había sentido su corazón "latir" de aquella manera.
Y solo al procesar aquella confusa información se dio cuenta de una verdad que lo perseguiría por siempre.
Se había completa y locamente enamorado.
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Draco se desperezó fuertemente al sentir el sol radiante cubrir su cara graciosamente. Frunció el ceño y abrió los ojos a un nuevo día que lo recibía.
Se sentó en la cama tocándose los cabellos que caían gráciles por su cara e hizo un mohín de disgusto al encontrarlo excesivamente largo. Debía de cortárselo como fuese.
Miró al otro extremo de la cama y vio la espalda ancha y semi musculosa de su amigo recibiéndolo. Sonrió ligeramente y se levantó cuidadosamente hasta el baño, en donde se encerró para darse un baño de tina.
Abrió el grifo y dejó el agua correr rápida y caudalosa por la cerámica blanca. Se quedó observándola hasta que el agua estuvo a punto de rebosar y caer al piso, sonrió maquinalmente y preguntándose el porqué de aquella reacción. Negó con la cabeza y se desnudó lentamente.
La ropa caía por todos lados del pequeño espacio, la camisa por un lado, el pantalón por el otro, los interiores por allá. Pronto quedó desnudo bajo el sol que aparecía por la pequeña ventana de vidrio.
No esperó ningún segundo más para meterse en el agua y lanzar un gritito gutural de satisfacción. El agua era a veces demasiado milagrosa para su gusto.
Se hundió completamente y dejó sus piernas separadas y extendidas, arqueándolas cuando su placer llegó hasta todas sus extremidades. Sus brazos se quedaron apoyados a los lados y lo único que tocaba el agua eran sus codos.
Tomó aire de pronto y se hundió en el agua como la otra vez que lo hizo cuando su depresión por la joven mujer alcanzó los límites de locura, sólo que esta vez salió a flote automáticamente cuando el aire se acabó en sus pulmones.
A flote y completamente repuesto de todo comenzó a divagar en lo sucedido de ayer en la noche y poco a poco un color carmín tomó posesión de sus mejillas.
Recordar el beso, para Draco era vergonzoso y no porque se lo había dado un hombre, sino porque él mismo había respondido dócilmente, abriendo su boca por segunda vez a una lengua demandante y lujuriosa. Se tocó los labios inocentemente.
Aquel vampiro le proporcionaba unos confusos sentimientos que temía inspeccionar por temor a lo que ya suponía.
Cada vez que lo veía, su corazón bombeaba rápido y el olor a menta que pocas veces había sentido, todavía se encontraba pegado en su mente con fuerza. Impidiendo que lo olvidase tan fácilmente. Los ojos del ser lo hacían querer entregarse a todo… y tal vez lo hubiese hecho si la noche anterior no se hubiese desmayado…
La noche anterior…
Tal vez esa noche nunca la olvidaría… como la anterior en donde lo besó con fuerza, forzándolo a rendirse, a entregarse.
Supo también… que le dolía no saber su nombre… y recién allí se dio cuenta que estaba perdidamente enamorado de alguien de quien no sabía ni siquiera el nombre.
Se le paró en corazón y un vuelco en su estómago lo hizo acercar sus piernas hasta abrazarlas con sus delgados, pero fuertes brazos, fuertemente.
Supo entonces en aquel instante, lo que más temía. Y eso que lo había pensado inconscientemente.
Se tomó la cara entre las manos y ni se dio cuenta cuando la figura morena de su amigo se cargaba en el marco de la puerta y lo miraba preguntándole con sus ojos que es lo que pasaba por su mente.
Draco solo levantó la cabeza y lo miró implorante y confundido.
Blaise se tomó su tiempo y pronto su pecho quedó falto de ropa. Sus botas había sido ya sacadas con anterioridad y su pantalón negro quedó regado en el piso de la misma forma como las del rubio.
Solo sus interiores quedaron puestos al momento de entrar al agua y quedar al frente de su amigo.
Un silencio incómodo tomó parte en el juego de miradas y preguntas silenciosas que se mandaban infantilmente.
Draco no podía mirar a su compañero debido a que un gran sonrojo y una vergüenza atroz tomaban el mando en su cuerpo que se tensó al sentir cerca el cuerpo de su amigo. Sintió también la ligera tensión de su amigo y se dedicó a inhalar, exhalar…
Oyó un chapoteo en el agua y levantó la mirada. Grave error.
Blaise sonrió divertido al ver que su compañero abría y cerraba la boca como si fuese una damisela tímida al estar cerca de su apuesto novio quien la miraba predatoriamente.
La tina era grande como para que sus cuerpos no se tocasen, pero Draco no pudo evitar el pensamiento puritano que aquella tina de cerámica no era muy grande como para que los dos estuviesen allí.
- ¿Qué te pasa, Draco?- le oyó el rubio preguntar a Blaise quien, preocupado se acercó un poco mas, claro está que sin tocarlo- dímelo… por favor… me siento impotente al no poder ayudarte… inútil, se que algo te pasa, pero por favor dímelo- le imploró con sus ojos tristes y su sonrisa marchita.
Draco lo miró de vuelta y sus ojos se tornaron acuosos, idénticos al de su amigo, al de su verdadero y único amigo. Se sintió sucio y no supo la razón de aquello.
Sus sentimientos eran una gran madeja con demasiados hoyos como para mantenerse en pie. Sintió de pronto los brazos morenos de su amigo encerrarse en su cuello, confortándolo con suavidad.
Y el vaso rebosó hasta caer.
De sus ojos caían lágrimas de pena, angustia, confusión y miedo. Sus brazos apresaron la espalda morena hasta su cuerpo fuertemente, asiéndose de su "salvavidas personal".
No entendía que era lo que le pasaba, pero en pocos segundos entendió que aquella pena que sentía desde temprana edad, guardada celosamente en su interior, se desbordaba junto con la angustia de no entender que era que le pasaba y que le deparaba el futuro con todo aquello… y si es que tenía un futuro.
Sus cuerpos se unieron fuertemente en un abrazo que decía todo y a la vez nada. Blaise reposó su cabeza en el cuello de Draco con suavidad, sacando lágrimas escondidas de su interior y gimiendo por lo bajo de la angustia que compartía con su mejor amigo.
Ambos dejaron de llorar amargamente luego de unos segundos y se separaron lentamente, hasta mirarse cara a cara.
Blaise fue el primero en reaccionar, acariciando con su mano derecha la mejilla mojada, limpiándola inútilmente. Sus ojos brillaban intensamente y Draco acarició los hombros de Blaise con suavidad, dándole un apoyo del que ambos necesitaban con urgencia.
Un susurro salió de sus labios y notó que Blaise le sonreía como siempre lo hacía, dándole su respuesta con la mirada. Draco entrecerró los ojos agradecidos.
Ambos se separaron lentamente y Blaise salió de la tina mostrándole al rubio su escultural cuerpo y la parte baja de su anatomía mostrada borrosamente por sus interiores ya re contra mojados.
Blaise le sonrió de nuevo y sin decir nada… salió del baño sigilosamente, sabiendo que la mirada agradecida de su amigo lo seguía en su camino.
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Draco salió poco después del baño junto con una toalla blanca que rodeaba su cintura. Sus cabellos mojados se pegaban a su espalda y gotitas de agua caían por ella y por su pecho lampiño.
Blaise no estaba por ninguna parte, sin embargo escuchó el sonido de una cacerola siendo movida incesantemente. De pronto, su estómago comenzó a rugir por alimento.
Se dirigió hasta su cuarto y sacó parte de su ropa que todavía estaba en uno de sus baúles sin arreglar y se vistió rápidamente notando un ligero toque dulzón en el aire. Sonrió al saber que era su desayuno favorito.
Bajó las escaleras de dos en dos y mirado disimuladamente vio a Blaise de espaldas a él, completamente vestido y preparando unos huevos fritos en la sartén. Se sentó en la mesa con rapidez y le sonrió cuando su amigo lo volteó a ver una mirada que decía: "sabía que sentirías el olor aunque estuvieras a 5 kilómetros de distancia"
Draco le sonrió inocentemente y comenzó a comer cuando le sirvieron. Sin embargo, Blaise no probó casi nada. Sólo lo miraba fijamente y con el rostro sereno e inexpresivo.
- Draco…- comenzó el moreno llamando la atención de un rubio que se atragantaba con la comida en su boca. Este levanto la cabeza mientras lo escuchaba atentamente- me podrías decir… no- rectificó con una sonrisa- ¿me dirás el porqué de tus acciones?-
- que acciones de qué- pregunto Draco sin entender la pregunta.
- es decir…- Blaise se tomó su tiempo para medir las palabras- ya no eres el mismo de antes… y no es que me este quejando… de verdad que no- le aclaró rápidamente al verlo levantar las cejas sarcásticamente- aunque, como eras antes me caías bien y eso… en fin- resopló un poco avergonzado de no poder decir claramente lo que pensaba sin ofender a su compañero- pero… - su mirada se tornó triste y melancólica- antes me decías las cosas y ahora… ahora no me cuentas nada… te la pasas triste y confundido y aunque juguemos como lo hacíamos antes ya no es lo mismo, incluso tu sonrisa se ha tornado triste… como si recordaras algo que te confunde y… - tomó un respiro y tuvo un mal presagio cuando Draco bajó la mirada- ¿Me lo dirás?... sabes que puedes confiar en mí…
Draco subió la mirada y se obligó a sonreír y aunque fue forzosa, se sintió bien… aliviado de que su amigo le entendiera sin que le tuviese que decir algo. Sin embargo, toda la "majamama" (revoltijo) de sentimientos encontrados y otros no tan encontrados lo hacían cerrar herméticamente la boca. Incluso podría decir que se sentía avergonzado.
¿Y es que cómo le diría a su amigo que la noche cuando lo estaban atacando, apareció un vampiro que en otras palabras lo forzó a besarlo y corresponderle con la misma pasión intensa, y luego de aquello haya llegado a su casa, abrazado a su amigo y luego volver a ser besado y saber automáticamente que su corazón ya se había entregado a aquel ser sin darse cuenta que ya Katherine se había desvanecido por completo de su corazón con una rapidez alarmante?
No, claro que no… incluso de seguro lo encerraría en un manicomio si soltase aquella semejante estupidez.
Y sin embargo…
No lo era…
Era tan real como el sol que lo acariciaba por las mañanas y la luna que lo despedía por las noches para dormir pacíficamente.
- nada… no me pasa nada Blaise… de verdad-
- vamos Draco!- le respondió Blaise indignado por tomarle el pelo- soy tu amigo desde hacer mucho tiempo y en ese tiempo eras el hielo mas impenetrable que había conocido en toda mi vida… y ahora… ahora te pasas suspirando y lanzando miradas tristes en conjunto con las sonrisas, incluso hoy cuando nos abrazábamos en la tina te pasaba algo… y no me digas que cuando lloraste era un reflejo o algo por el estilo porque no te voy a creer ni muerto.
Draco abrió los ojos sorprendido de aquel sermón y se sintió increíblemente como un niño siendo reñido por su madre. Nunca había visto a su amigo tan enfadado y a la vez tan herido.
- yo… yo…- balbuceó sin poder decir nada. Quería hablar, contar todas las cosas aunque lo creyese loco… pero su subconsciente le gritaba que no lo hiciera… que no…- no puedo… no puedo contártelo- soltó por fin entrecerrando los ojos y viendo que se tornaban acuosos- de verdad que no puedo hacerlo y aunque quisiere…. No puedo… yo…-
- ya…ya… está bien Draco- le respondió Blaise sin acercarse a él. Draco le asintió sintiendo una opresión en el pecho bastante grande… se sentía tan estúpido… tan cobarde- no me lo cuentes… ¿Pero lo harás algún día, cierto¿Draco?-
- no… no lo sé- fue su respuesta y no se escuchó nada mas durante toda la mañana.
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Blaise se había marchado hacía rato ya para su trabajo. Draco se ofreció luego de bastante rato para lavar las cosas mientras le preguntaba cual era su nuevo caso y éste le había respondido sobre unas muertes demasiado extrañas que estaban ocurriendo desde hacía ya varios meses en distintos lugares de Inglaterra.
- lo mas extraño…- le había respondido Blaise mientras ordenaba su maletín con las cosas necesarias- es que todas las víctimas no tienen en su cuerpo ni una gota de sangre… además tienen en sus cuellos unas dos incisiones que de seguro fueron usadas para quitar toda la sangre de su sistema circulatorio y del cuerpo en si- Blaise se volteó y vio a Draco pálido y tembloroso- ¿Qué te pasa Draco?-
- no, nada… pero… ¿Qué crees que sea?- le había preguntado Draco mirándolo a sus ojos mieles.
Blaise le sonrió y le respondió:
- algún maniático que se cree vampiro de seguro… porque no creo que haya sido ese ser en particular cuando no se tienen pruebas fehacientes de que hayan existido, además claro que en las historias contadas por la gente- su sonrisa se ensanchó y no vio la mirada triste de Draco quien la tapó rápidamente con una sonrisa.
Sin embargo… vio aquella mueca de tristeza tapada rápidamente y sospechó, haciendo uso de su excelente mente, que algo realmente extraño estaba pasando en todo aquello. La tristeza, la mueca de lo mismo demostrada todo el día, aquella mirada cabizbaja y melancólica lo apoyaban en su teoría. Sus ojos mieles se entrecerraron suspicaces y notó rápidamente nerviosismo en Draco al haber hecho aquella mueca.
Draco no quiso levantar la mirada para que el otro viese lo tan transparente que se había convertido, pero los dedos delgados de Blaise tomaron su barbilla y la levantaron lentamente haciendo cruzar sus ojos. Se miraron largamente hasta que blaise suspiró cansado. Draco se preocupó por aquello, mas no dijo nada.
- bueno Draco… debo irme…- empezó el ojimiel con el rostro sereno- el trabajo me espera y…- sus ojos recorrieron rápidamente el cuerpo del mas bajo sin discreción- tal vez deberías cortarte el pelo… ya pareces mujer con el pelo tan largo que llevas- una risita burlona salió de sus labios siendo mal recibida por el otro de hizo un pequeño puchero por el enojo- cuídate, no invites mujeres a la casa y… eso es todo…- besó su frente dulcemente y haciendo un ademán rápido tomó su chaqueta y su sombrero, salió por la puerta dejando a Draco con el silencio.
Draco se tocó los cabellos largos y se fue a mirar rápidamente al espejo y se enojó al tener que darle la razón a su amigo por esta vez. Gruñendo mientras se tomaba el cabello en una coleta, agarró su chaqueta y salió de su casa hacia la barbería más cercana.
Al llegar allí, entró y saludó cortésmente a toda la gente y le dijo a uno de los que atendía como quería el corte.
Mientras dejaba su hermoso pelo a manos de la persona, se limitó a verse en el espejo.
Mechón de pelo caía al suelo mientras que su mirada grisácea viajaba por el gran espejo que abarcaba todo el lugar. Por ella, podía ver a dos hombres ya ancianos jugar al ajedrez, podía ver a otra persona que atendía cortándole la barba a un hombre de mas o menos 40 años. Todos viejos, él era el único joven allí.
- listo- escuchó el rubio en un pequeño susurro y rápidamente sacudió su cabeza y se miró en el espejo. Sus ojos se abrieron de par en par.
Desde pequeño, su padre, Lucius Malfoy quien fue un gran violinista en sus tiempos, le había hecho tener siempre el pelo largo quedando fuera de lugar bajo los estándares de la época. Toda su juventud quiso cortarse el pelo y la razón, más que nada era porque, obviamente con la vergüenza hasta al tope, los hombres que lo miraban siempre juraban y re juraban que era absolutamente una mujer.
Uno de esos días, en donde tenía 16 años y luego de haber tocado para un burgués de aspecto cruel y déspota, estaba terriblemente cansado y lo único que quería era dormir pacíficamente.
Más se dio cuenta con no sin cierto desagrado, que había alguien detrás y enfadado se dio vuelta encarando a un hombre joven, calculaba unos 25 años, de pelo castaño, corto y rizado y de ojos cafés oscuros llenos de lo que parecía ser lujuria.
- ¿Qué desea?- le había preguntado Draco soltando un bufido mientras guardaba su violín, regalo hecho por su abuelo antes de morir.
- oh… nada en especial.- le dijo el hombre demostrando una voz ronca que lo hacía ver aún mayor.- solo quería… verte…
Draco se dio vuelta encarando al hombre que ya lo recorría con su mirada. Era mas alto que él, unos 15 centímetros tal vez, y sus manos fuertes y grandes apresaron su pequeña y estrecha cadera acercándolo hasta su cuerpo. Draco solo puso sus manos en el pecho haciendo distancia.
- eres una bella chica, fuerte y dura y…
- espere… espere- le cortó Draco con una sonrisa de bufón en sus labios- yo no soy mujer… soy un hombre…-
- ah!...- le respondió el hombre con falsa sorpresa. Draco frunció el ceño temeroso- me lo suponía… ese orgullo y fuerza no se asemeja a la de una mujer… pero, es mejor así… yo-
- SUÉLTEME- vociferó Draco pisándole el pie con fuerza y corriendo hasta la puerta con rapidez- LLAMARÉ A LOS POLICÍAS…-
-llámalos y diles lo que quieras… no te harán caso…- susurró el hombre malignamente mientras encerraba con su cuerpo al rubio en la pared- además…. Cuando lleguen…. Ya estaré completamente satisfecho…
Draco abrió la boca y a pocos segundos de que sus labios fuesen profanados por un hombre…. La voz de su amigo apareció detrás de él con fiereza.
- ¿Qué está haciendo aquí, señor?- le pregunto y aprovechando su desconcierto, apoyó a Draco en su pecho, asiéndole de los brazos- nadie puede estar aquí… salvo los artistas.
- y tu quién eres si se puede saber, claro está, de este hermoso joven-
Draco escondió su cara en el pecho fuerte de Blaise y este lo miró tiernamente. Todo esto lo vio el hombre que abrió su boca en una perfecta O.
- ahh!... ya veo… es tu amante ¿No es cierto?- Draco y Blaise balbucearon incoherencias y sus mejillas estaban rojas de la vergüenza- bueno… debo irme… y chico… agradécele a tu amante… porque de la próxima no te salvas.
Riéndose burlonamente, el hombre desapareció y Draco y Blaise suspiraron aliviados aunque sin poder verse a los ojos por un buen rato.
Y ahora… ahora que su apariencia era de un verdadero varón con facciones ligeramente femeninas, suspiró aliviado y salió de aquel lugar, pagándole una gran suma al barbero quien sonrió de verdadera alegría.
Al salir de aquel lugar, el sol le pegaba en la cara con fuerza. Empezó a recorrer Londres con tranquilidad, maravillándose inmensamente de las flores, los puestos de comida y de los niños que jugaban divertidos en la acera.
Las jóvenes mujeres lo miraban con asombro tatuados en sus ojos pintados de colores diferentes mientras que con sus abanicos de plumas o de género caro se lanzaban aire como si se fuesen a desmayar de un momento a otro, como si de tan solo ver aquella bella imagen se fueran a morir.
Draco solo ignoró aquello, aunque no podía evitar que su mente de vanagloriase por ello, diciéndose con el ego en alto que era lo mas hermoso pisando la tierra.
Sus pasos lo llevaron sin querer hasta un hermoso parque que contenía un pequeño lago en su centro. Lo recorrió con una sonrisa inocente junto con los niños que correteaban felices detrás de la pelota mientras que sus nanas los cuidaban. Vio los pequeños patos siendo alimentados y otros sobrevolando el lago. Las palomas caminando por las aceras y los ancianos sentados mirando todo a su alrededor y recordando los buenos momentos.
Sus pasos se detuvieron y subió la cabeza la cual la tenía gacha sin saber el porque. Una casona antigua se erguía orgullosa frente a él con su color blanco totalmente desgastado y sucio al igual que sus ventanas raídas y taponadas con madera mal clavada. Solo una de ellas tenía una cortina negra en la ventana.
El joven rubio se quedó parado, embelesado mirando la casa. Sintiendo como su corazón palpitaba con fuerza y un vuelco en su estómago producto de un extraño nerviosismo salido de no sabía donde lo llenaba por completo. Se sentía ingrávido y flotando en algo que no era real.
Miró una vez más la casona y se alejó rápido de allí, temeroso de todos los recuerdos y del hombre de mirada verde.
- debo olvidar… debo olvidar…- se repetía como mantra y sin quererlo. Cada vez que se obligaba a hacerlo… se sentía más triste y melancólico.
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Ya la noche había llegado más temprano que lo que ningún humano o ser maléfico habían pensado. Kail fue el primero al salir de la casona para recorrer nuevamente todo el lugar como lo había echo siempre hace 100 años atrás.
Kail miraba embelesado la luna cuando los pasos de una joven, típica prostituta que aparecía por esos lados, llegaron hasta su oído plenamente. Volteó la mirada indiferente y la vio, con las ropas rotas, su delicado rostro lleno de moretones y de marcas junto con su maquillaje corrido debido a sus lágrimas. Sabía lo que había pasado con aquella pobre infeliz.
- ayuda… ayúdeme por favor- le había dicho la joven silenciosamente al acercarse a él y aferrarse a sus brazos con fuerza para no caer al piso desmayada.
Kail sonrió cruelmente y la tomó en sus brazos apresándola a su cuerpo frío e inerte. La joven pasó sus brazos delgados y débiles a su cuello y cerró los ojos respirando aliviada de por lo menos sentirse segura.
Kail le levantó la cara con sus dedos delgados y sin miramientos la besó delicadamente siendo correspondido con sumisión. Ah! Como disfrutaba esos momentos de sumisión total pensaba el vampiro en pleno éxtasis.
La joven cerró los ojos disfrutando de aquel momento y sin darse cuenta, aquellos labios mortales se encontraban en su cuello, mordiéndola y sacándole el motivo de su vida. La sangre… la exquisita sangre.
Kail se separó jadeante en el mismo instante en que la joven caía al piso con los ojos cerrados y con una sonrisa de satisfacción en sus labios carnosos. La miró por unos segundos eternos y se volteó rápidamente echándose a caminar mientras silbaba contento.
Poco tiempo después, lo que en verdad fueron horas de vagancia extrema, se vio enfrente de un largo y hermoso edificio que en uno de sus pilares tenía puesto "Policía". Hizo una mueca burlona y entró en el lugar tranquilamente.
Tal parecía que adentro había un gran revuelo debido a que todos estaban llamando y se miraban entre ellos preocupadamente con una cantidad enorme de papeles en cada escritorio de madera.
- ¡Vamos¡Han encontrado otra nueva víctima!- le oyó kail decir a un hombre canoso y de aspecto duro- Steven, Jordan, Peterson- los hombres llamados se levantaron rápidamente dispuestos a escuchar a su comandante- vayan junto con un grupo de hombres a investigar. Zabini, quédate aquí… te llamaremos cuando sea debido… ahora… ¡En marcha!-
Toda la gente salió mientras que el aludido asentía y se enfrascaba nuevamente en lo que buscaba. Revisando papeles y papeles con rapidez. Sus ojos volaban por las letras y fruncía el ceño cuando los terminaba.
Kail recordó que aquel chico que había visto en la ventana era el mismo que ahora veía con total fascinación.
Lo notó preocupado y mirando la hora constantemente y Kail pudo ver en su mente que era el violinista rubio que le preocupaba. Perfecto.
Kail se lamió los labios lentamente y caminó sigilosamente hasta el hombre, quedando detrás de él. Vio que los papeles eran unos contratos, preguntas y respuestas, fotografías… todo lo que uno deseara encontrar estaba allí.
Una fotografía de lo que parecían ser dos hoyuelos en un blanco cuello de mujer, era la que tenía en sus manos antes de tirarla al piso y apoyar sus manos en su cuello mientras lo giraba. Kail ya estaba deseoso de acercarse un poco más.
- no entiendo nada… nada de nada- le escuchó susurrar lentamente y Kail solo sonrió burlonamente antes de poner sigilosamente su boca en su oreja derecha.
- ¿Porqué no lo entiendes? Si es tan fácil-
Blaise se volteó rápidamente hacia la ronca voz que había sido lanzaba a su oreja con sensualidad. Un jadeo brotó de sus labios rosados con solo ver los ojos violáceos de la otra persona. Kail rió como un niño, tapándose la boca con sus manos blancas como el mármol.
- ¿Quién eres tú?- le preguntó el moreno levantándose de la silla y quedando frente a la "persona entrometida". Sus ojos se cruzaron y Blaise se sintió perdido entre aquel peligroso, pero atrayente mar violeta.
- yo… soy Kail, Blaise- respondió Kail con una sonrisita mientras acercaba su cuerpo frío al caliente y lleno de sangre del moreno. Blaise trató de alejar, más su escritorio le impidió un próximo escape. Sin embargo, quedó completamente estático cuando el ojilila le sonrió malévolamente mostrándole sus largos dientes.
- ¿Acaso… tu…?- balbuceó Blaise con el cuerpo plagado del más puro pánico- ¿Tu… eres el…?
- si, lo soy- le respondió Kail con falsa modestia sonriendo verdaderamente divertido cuando Blaise boqueó con los ojos abiertos de par en par.-además… si crees que he venido ha matarte… te equivocas… ya comí antes de venir aquí- la risa escalofriante llenó todo el lugar y Blaise ató rápidamente todos los cabos.
- ¡TU¡TU ERES EL ASESINO DE AQUELLA POBRE GENTE¡MALDITO… IRÁS A LA…!- los dedos de Kail se depositaron en sus labios lentamente acallando toda su perorata sin sentido aparente. Hizo un sonido de desaprobación y con su mirada lo recorrió completamente.
- eres realmente hermoso Blaise Zabini- le susurró Kail posando su dedo índice de la izquierda en su mejilla- no entiendo porqué no estás con alguien… ah! Verdad que si estás con alguien… ese chico rubio… bastante atractivo cabe destacar… tienes un exquisito gusto… además, tienes unos hermosos ojos mieles, cautivantes… tu pelo es bello, brillante y sedoso- su dedo recorrió sus cabellos con lentitud agobiante. Blaise no pudo evitar temblar por la caricia- tus labios… tus labios son perfectos… y tu cuerpo… tu cuerpo es escultural y…- Kail se acercó un poco mas hasta quedar a pocos centímetros de la boca ligeramente entreabierta- dios! Eres tan hermoso! Todo tu cuerpo me llama con fuerza… me mareas… me-
No dijo nada más y aprovechó el impacto que le provocó sus palabras para besarlo con fuerza. Blaise dejó sus ojos abiertos de par en par y rápidamente trató de alejarlo, pero poco a poco su fuerza se iba. Kail lo miró durante todo el beso, hipnotizándolo con la mirada hasta que, de pronto, los ojos mieles del moreno se tornaron opacos y sin vida. Kail lo había dejado en su poder.
Alejándose de a poco, kail le hizo en el labio inferior una herida de la cual brotaba sangre lentamente, signo de que no era tan profunda. Y de ella tomó sangre, maravillándose de los dulce y adictiva que era. Renuente, se alejó del cuerpo más pequeño que el suyo mismo (no por nada lo habían convertido a los 25 años junto con una estatura envidiable), el cual cayó a sus brazos completamente inerte.
- es una verdadera lástima que seas tan bello… una verdadera lástima- fue el susurro de Kail antes de abandonar la estación de policía con uno de sus mejores detectives en sus brazos.
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Draco estaba preocupado… y preocupado es muy poco comparado con la hora que era y su amigo no aparecía por ningún lado.
Y temió por un instante de que le haya sucedido algo terrible y él estuviese allí, comiendo ansias en la casa… esperando como un idiota su regreso.
Y una mala espina se cultivó en su alma… diciéndole incansablemente de que sí le había pasado algo… de que estaba en peligro y necesitaba de su ayuda.
Y lo que menos quería hacer era darle la espalda y dejarlo solo.
"nah… de seguro está con alguna chica y yo aquí preocupándome como esposa celosa" fue su pensamiento mientras negaba con la cabeza automáticamente. Sin embargo… aquella espina seguía allí… atormentándole.
Unos pasos resonaron en el primer piso de la casa y suspiró aliviado, creyendo ilusamente que era su amigo.
- ¡BLAISE!- fue su grito bajando de dos en dos la escalera junto con una dulce sonrisa. Mas al bajar no vio a absolutamente a nadie, pero el sonido de los pasos se acercaban con mas rapidez… volteó rápidamente con una sonrisa.
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Deberán asumir rápidamente que me enojé bastante cuando escuché AQUEL nombre saliendo de sus dulces labios. Y si… me enojé… bastante…
Cuando se dio vuelta y me miró con los ojos abiertos cual ventanas, temerosos y confundidos. No pude evitar compararlo con una vitrina. Mostraba absolutamente todos sus sentimientos, confusiones y preocupaciones.
Me acerqué tanto que nuestros labios estaban a pocos milímetros, su respiración desbocada me daba de lleno en mi piel. Y sus ojos… ah! Sus increíbles ojos metálicos me llamaban… si… me llamaban… a mí…
- … - abría y cerraba su boca constantemente y supe que quería preguntarme algo. Más temía la respuesta.
Ahondé en su mente y ví que su pregunta estaba relacionada con el moreno. Lancé un suspiro de aburrimiento y negué con la cabeza. Lo noté tranquilo y sonrió como muestra de alivio mientras cerraba los ojos… visiblemente agradecido.
Apreté mis puños y no lo pude soportar más… ¿Qué?... el es mío…
Lo besé… si… lo besé con fuerza… atrayéndole como las otras veces hasta mi cuerpo, de sus labios dóciles y entregados salió un gemido que en mi oído me sonó como música.
Apresé su cuerpo caliente y desbocado por su respiración agitada entre la pared y mi cuerpo caliente gracias a las víctimas que había agarrado antes de llegar allí. Mi corazón latía fuerte e irregular y mis labios abrían mucho más los labios de mi pequeño, ahondándolos, probándolo por completo y gemí de gozo, sintiendo que en cada beso, encontraba algo nuevo… algo diferente de lo monótono.
Mis manos traviesas se adentraron en su ropa sintiendo la piel caliente palpitar por entre mis dedos rápidos y curiosos. Sus ojos estaban cerrados y sus brazos estaban en mi cuello, apresando mi cabeza entre sus dedos, pidiéndome… no… ordenándome a que lo recorriese con más fuerza. Y yo… complacido… como iba a decir que no.
Una de las cosas que pocos de nosotros han abandonado es el placer carnal. A decir verdad… son contados con los dedos de las manos los que habitan en Londres que tienen mi condición. La razón de aquello era simplemente porque… a decir verdad ni si quiera lo sé… y no me importa… no ahora.
Estaba desesperado, si, desesperado y ansioso de recorrerlo con mas tranquilidad. Y así borrar por fin aquellas asquerosas marcas que aquel moreno ojimiel había dejado en su dulce cuerpo que es totalmente mío.
Un gemido ahogado brotó de sus cuerdas vocales y me supo a gloria. Y fue aquel increíble sonido del más puro placer que me accionó aquella parte "muerta" y perdí total razón.
Lo tomé entre mis brazos y Draco apoyó sus piernas en mis caderas sin dejar de besarme y yo de besarle. Subí por las escaleras y al llegar al cuarto que estaba lleno de la esencia del moreno y del ojigris, no pude evitar hacer un mohín de verdadero disgusto mientras apretaba posesivamente al rubio hacia mi cuerpo.
Lo eché en la cama conmigo arriba y desesperadamente le empecé a sacar la ropa. La camisa fue la primera en salir junto con la corbata negra, luego fueron los pantalones y sus calcetines y zapatos al mismo tiempo. Me puse de rodillas entre sus piernas y me saqué mis ropas brutalmente, sabiendo que alguna de ellas salió bastante herida (rasgada sería la mejor palabra) y estando completamente desnudo. Me aproveché de sacarle los interiores que ya me estaban molestando demasiado.
Me fijé en su cara por primera vez y reprimí un jadeo de pasión a duras penas. Sus ojos estaban vidriosos y llenos de placer y deseo; sus labios estaban entreabiertos, lanzando gemidos al por mayor con fuerza; su piel estaba perlada de sudor y me sentí envidioso de esas gotitas que lo recorrían, como burlándose de mí.
Le abrí las piernas y me situé allí, apegando nuestros cuerpos sudorosos; un jadeo salió de mis cuerdas vocales junto con el rubio que abrió los ojos y arqueó la espalda, comenzando la fricción enloquecedora.
Me moví sobre él, sintiéndole de a poco despertar de su letargo. La fricción era fuerte y candente. Mis brazos estaban estirados y posicionados a los lados de su cabeza, notando así todo el cambio de facciones. Desde una de placer diminuta hasta una que abría los ojos grandemente y gritaba con fuerza, más no eran totalmente audibles afuera.
Estaba perdido en el torbellino de pasión y noté que el rubio estaba por acabar así que paré tan rápido que de sus labios brotaron gritos de protestas que fueron acalladas por mi lengua juguetona atravesando toda su boca.
Mis ojos seguían abiertos, expectantes a algún cambio que me dijera que había incomodidad y me sentí satisfecho de no encontrarlas.
Pero…
Mi pasión y mis deseos de por fin poseerlo en cuerpo y "alma" me hicieron abrirle las piernas con fuerza inhumana de la cual no me di ni cuenta, levantarle las caderas y penetrarle sin ni siquiera preparación previa.
Tuve que escuchar su fuerte grito de lamento y de verdadero dolor, sentir la estrechez alarmante que me cubría dolorosamente el miembro y ver sus lágrimas caer como una verdadera cascada de sus ojos para darme cuenta de que había profanado algo que nunca había sido mancillado en su vida. Mi pequeño violinista había perdido su virginidad conmigo.
Menté con todas mis fuerzas a Kail por mentirme de aquella vil manera y me sentí culpable de haberlo hecho. Quise retirarme y desaparecer por la vergüenza que me llenaba de a poco. Sin embargo, mi rubio… porque ahora de verdad era mío… puso dolorosamente y lo sé por sus facciones de dolor, sus piernas alrededor de mis caderas y así, empujarme con sus talones mi trasero hasta llegar al fondo de su cuerpo.
Su estrechez palpitaba fuerte y dolorosamente y si yo sentía ese dolor… como sería el de Draco… no quise pensar más, solo que estaba arrodillado entre sus piernas blancas, sosteniendo sus caderas fuertemente y con mi lengua lamiendo lentamente su cuello.
Comencé el vaivén.
Sus gritos con el tiempo se tornaron fuertes y ahogados debido a que el aire no le llegaba como antes y tuve la necesidad de sentarlo en mis piernas y hacer de aquella penetración profunda y completa.
Sus delgados y níveos brazos se agarraron a mi cuello y comenzó a moverse torpemente, dándome como regalo una mirada mezclada de placer y vergüenza. Yo… por respuesta, le respondí sus embates con unos más profundos, tocándole adentro de su cuerpo el punto que lo llevaba hasta la cima del mismísimo placer.
Sus gritos eran como la música más hermosa de la tierra y se que quedé embelezado… mirándolo perderse entre la pasión y el desenfreno al que lo llevaba. Su cabeza se acercó a la mía, pegando su sudada frente a la mía, juntando nuestras narices y nuestros alientos enloquecidos.
- mío…- susurré roncamente dándole mayor potencia a los embates, sentía que de su parte baja corría el fluido que me encantaba y tal vez por esa razón, bajé la intensidad a una lenta sin perder su profundidad…. O tal vez fue por un grito de dolor que emanó de sus dulces labios.
Mis labios besaron sus mejillas, sus parpados, su frente perlada de sudor, todo lo que alcanzaba mientras mis uñas se enterraban dolorosamente en sus caderas.
El momento culmine estaba más cerca de lo que jamás había creído… y llegó tan fuertemente que hasta yo mismo me sentí mareado.
De sus labios brotaba un hilo de saliva y un grito potente de descargo y sentí húmedo mi estómago con algo caliente. Poco después yo terminé todavía dando embates erráticos y profundos… perdido en mi propio placer egoísta.
De mis labios brotaba la palabra mío… parecía una oración al mismísimo dios y aunque no recibí una respuesta a base de palabras… lo supe por la respuesta de su cuerpo.
Su cabeza cayó sobre mi hombro y sentía su acelerada respiración junto con el rápido palpitar de su corazón. Yo estaba en las mismas condiciones… con la única diferencia de que ya mi corazón había dejado de latir hacía rato.
Mis dedos se entrelazaron en su cintura y noté que la colcha de la cama estaba llena de sangre.
- eres mío… eres mío como nunca nadie lo ha sido jamás- le dije en su oído. No hubo respuesta de su parte, más solo un leve asentimiento que me supo a total victoria.
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Continuará (ahora si nos vemos el 2007 porque este capítulo es de 17 páginas xD)
p.d¿alguien se ha podido meter a la página amor- yaoi . com ultimamente? por favor avisenme ¿vale:D
