Séptima parte

La policía ya se recogía, no había pasado nada grave realmente, aquel policía que conocía a Amy estaba seguro que el casero exageraba y bueno, tenían una testigo, Nadia estaba sentada sobre el capó del coche patrulla, parecía estar en continua pose ante una cámara, desde luego le debía haber costado mucho tiempo de entrenamiento tomar esa actitud ante cualquier situación, con razón iba camino de ser ídolo juvenil mundial, parecía dispuesta a todo con tal de cumplir su objetivo, pero en un momento de divagación, sólo un instante en que nadie la miraba bajó la mirada, le daba rabia tener que ser ella la que estaba ahí, pero cuando se acercó el policía amigo de Amy hasta ella volvió a su actitud super guay.
-Bueno, señorita Holdfire ¿está segura que no quiere añadir nada a su declaración?- Tenía una libreta en la mano.
-Ya lo he dicho, Amy caminaba por la calle cuando ese tipo la agarró del brazo y la traqueteó, ella se debió asustar porque sacó el martillo sin girarse y se libró de él.
El policía ocultó su sonrisa bajo su gran bigote.
-Muchas gracias.- Fue un tono alegre por parte del representante de la ley. –Menos mal que usted andaba cerca para presenciarlo, el casero de Amy tiene muy mal carácter y podría haberla denunciado, ha sido usted de una gran ayuda para esa chica.
-No era mi intención.- Dijo por lo bajo Nadia girando la cara.
Pensó que por ella Amy se podía ir al infierno, bueno, quizá no pensaba eso con mucha fuerza, recordaba haber visto su cara reflejada en el cristal de un coche cuando Amy salió corriendo asustada de todo lo que le había dicho, quizá llorando por el camino, pero era su propia cara la que estaba ahí reflejada, era eso lo que le había dado miedo a ella misma, aquel rostro que mezclaba odio y satisfacción, sintiéndose superior por hacer sufrir a alguien, realmente le dio miedo, le hizo revivir un amargo y doloroso recuerdo que había encerrado en una pequeña caja en lo más profundo de su mente. Hasta que llegó la policía había estado pensando en lo que le hizo convertirse en ídolo, se fue de su tranquilo pueblo dejando a su hermana mayor sola por seguir a Sonic, por querer estar a su lado, y pensó en lo absurdo de haber querido conquistarle de esa manera creyendo en lo que la gente decía, en sus habladurías. Sabía que si mentía a la policía, si daba la razón a aquel tipejo, Sonic no se lo perdonaría, fuesen cuales fuesen los sentimientos del erizo azul, por su condición de príncipe de todas las niñas del mundo se habría vuelto a enfadar con ella por hacer daño a una de sus princesas.

Y vagando sin rumbo estaba la princesita más triste del mundo. Amy se había detenido un momento en su paso, no había pensado a donde ir, sólo necesitaba caminar para aclarar sus ideas, pero le vino a la mente lo bien que se pensaba en el tren mirando el paisaje por la ventana, era agradable así que con paso firme fue hasta la estación, miró el panel con los recorridos de los trenes, no había mucha variedad, quizá cogería el de siempre, el que va hasta Mystic Ruins, no a ver a Tails, no era buen momento, estaba destrozada moralmente y no quería cargar con esa preocupación a Tails, pero si decidía irse con Shadow debía decírselo, quizá instalada llamase a sus amigos cercanos para decirles con su voz alegre de siempre que había cambiado de domicilio, no necesitaban preocuparse con los detalles, eso siempre que escogiese esa opción, tampoco podía huir de lo que había pasado, se sentía como una fugitiva tras un crimen, se sintió mal por haber dejado a aquel hombre herido, sí, ella huyó, era lo único que podía hacer, sabía que no podía escapar, sólo huir, quizá debía entregarse a la policía y explicar lo que había pasado, debían creerla, era la verdad y no quería que por eso la investigasen y dejasen al descubierto a Shadow, siempre había la posibilidad de que alguien aún le persiguiese, debía ser duro ser la forma de vida perfecta.
-Así que estas aquí.- Sonó una voz conocida detrás de ella.
Le había reconocido pero no se quería girar, fue Sonic quien se acercó, tampoco tenía ganas de mirarla a la cara, pero se le veía demasiado todo ese cansancio reflejado en sus ojos algo enrojecidos de llorar. Sonic hizo una mueca como diciéndose a sí mismo que Amy no estaba bien, había pensado que ella era lo suficiente fuerte como para luchar contra todo aquello, que Shadow era tonto por lo que dijo, pero parecía que se equivocaba, si es que se habían vuelto a encontrar y le había dicho que se quería llevar a Amy. Ella se adelantó y pidió un billete para Mystic Ruins, por su parte, Sonic se la quedó mirando ¿acaso le estaba ignorando? No sabía si le daba rabia aquello, pero le puso en alerta, definitivamente Amy no estaba bien, de manera que la siguió con un billete en su misma dirección. La tarde caía mientras Amy entraba en el tren, no había mucha gente pero no le apetecía sentarse, se agarró a una barra en un costado y se quedó quieta con la vista baja, sabía que Sonic seguía ahí, por primera vez en la vida le molestó que Sonic no hubiese salido corriendo al verla como había hecho siempre, ahora quería pensar, pero no en él, tenía que decidir una cosa muy importante y no podía dejar que sus sueños con Sonic traicionasen la verdad, pero era realmente duro todo aquello, Sonic no parecía querer poner nada de su parte, era como si lo hiciese adrede para que no pensase en ello, se había situado justo detrás de ella ¿qué pretendía con eso, decir que borrón y cuenta nueva, que no importaba todo lo que le había hecho sufrir todo ese tiempo en que salía corriendo de su lado? No, otra vez estaba soñando despierta, el Sonic de sus sueños no era real, Sonic no era ni cariñoso ni atento, no sabía de dónde había sacado esa idea. El tren dio una sacudida por el trazado y Amy se chocó con Sonic, no sabía que le tenía tan cerca, a su vez Sonic se cogió con la mano libre al agarradero donde tenía las suyas Amy, por encima de ellas haciendo notar su diferencia de altura, pero cuando el tren siguió su ritmo habitual Sonic no se separó, bajó la mano por debajo de las de ella, dejó un hueco entre su brazo y Amy, como si fuese un campo de fuerza lo suficientemente alejado para no tocarse y lo suficientemente cerca para rodearla.
-¿Qué haces?- Sonó casi en un susurro la voz de Amy.
-Te protejo.
Fue demasiado tentador, aquella voz amable, casi podía palpar su dulce sonrisa notando la fuerza de las palabras, era como chocolate deshaciéndose lentamente en su boca, tan agradable esa situación, tan pura esa acción, cayó otra vez, como un ratón en una trampa de queso se fue resbalando poco a poco hacia atrás hasta apoyarse en Sonic, lo notaba, Sonic era mayor que ella y con un simple abrazo habría podido fundirse en él y nadie la podría ver, como desaparecida, oculta en el sitio más seguro y agradable del mundo. Sólo por esa vez Sonic la dejó, pensó que podía ser un pequeño sacrificio que se podía permitir para compensar su ausencia, así que cuando Amy dejó sus manos también resbalar hasta la que Sonic tenía más abajo levantó la suya propia y la puso sobre la de Amy. Ella sonrió entrecerrando los ojos, cuando los cerró con la cabeza algo baja los sintió arder, malditos ojos estúpidos que sólo querían llorar, ahora no era el momento, pudo contenerse pero estaba triste aún, en el trayecto no había podido pensar en lo que realmente tenía que pensar, y es que Sonic fue a separar su mano de las de ella cuando la mano de ella le siguió, entrelazando sus dedos evitando que hiciese un solo movimiento más.
-Amy.- Le llamó suave Sonic. –Hemos llegado.
Eso sí que era horrible, ahora que se dejaba llevar por la banda sonora romántica que se había instalado en su cabeza era cuando llegaban, ojalá ese tren no hubiese parado nunca, ahora Sonic ya estaba en la salida del tren, separado de ella, sin contacto, pero ya se lo esperaba, aquello no podía durar por siempre, era demasiado bueno para que durase, si se hubiese parado el tiempo no habría tenido que salir del tren y empezar de nuevo con sus pensamientos para decidir si aceptar la propuesta de Shadow o no, sólo tenía que valorar los pros y los contras, pero con Sonic ahí ¿quién podía concentrarse?
-¿A dónde vas exactamente, a ver a Tails?- Preguntó Sonic dando a entender que la iba a seguir.
-No, la verdad es que no tenía nada pensado.- Amy se puso a caminar algo confusa.
Y aunque no fuese a ningún sitio en especial, Sonic la siguió, demasiado despacio para su gusto, pero temía que Shadow tuviese razón y Amy estuviese "tan mal". El cielo ya estaba anaranjado completamente cuando Amy se detuvo en una parte algo alta, era una vista preciosa con tanta naturaleza por todos lados, y el aire era mucho más puro que el que se respiraba desde la ventana de su piso cuchitril. Respiró profundamente estirando los brazos como si estuviese sola, quería olvidarse de Sonic por un momento para poder pensar.
-¿Y ahora qué vas a hacer?- Rompió Sonic su silencio.
Amy dio un suspiro.
-He tenido algunos problemas últimamente.
-Lo sé.- Le cortó Sonic.
Ella se giró hacia él, la suave brisa agitó su pelo haciéndolo ondear con un pequeño brillo de lo que quedaba del sol, entendía que se había topado con Shadow y le habría contado lo que pasaba, que seguro era por eso que se había portado de esa forma.
-Quiere cuidar de mí, cree que soy la reencarnación de Maria.- Intentó aclarar Amy.
Sonic rió un poco por lo bajo.
-Sí, ya, me contó su teoría un poco por encima, pero vamos ¿qué importa? Tú eres tú, no importa quién fueses en otra vida, si es que lo fuiste, y eso de que te quiere llevar con él, eso ya es cosa tuya.
-Lo entiendo pero...- Amy se abrazó a sí misma mirando a un lado. –Incluso yo misma he empezado a creerlo, los argumentos de Shadow me parecen cada vez más razonables.
-Oh, vamos, no puedes estar hablando en serio ¿de verdad crees que eres Maria?- Un tono demasiado burlón para el estado de Amy.
-¿Y por qué no? Si Shadow quiere cuidarme que lo haga, no veo nada de malo en ello, es que... no sé... me dijo.- Hizo una pausa. -¿Sabías que os confundí en Metal Harbor? Cuando estuviste en prisión, le vi y pensé que eras tú.
Sonic no entendió, ella nunca se lo había contado, aunque él tampoco le había dejado que se lo explicase.
-Shadow me contó que podía ser que por tener el alma de Maria conmigo, que no le confundí contigo, sino que te he confundido a ti con él todo este tiempo.
-¡Eso es una tontería!- Saltó Sonic.
Aquel pequeño gritito le sorprendió hasta a él mismo.
-¿Tontería? Ahora le veo bastante lógica.- Amy vadeó un momento, se acercó un poquito a él. -¿Sabes qué me haría cambiar de opinión?
Mantuvieron la distancia un momento en silencio, Sonic cambió de pose y con gestos le preguntó qué.
-Ya lo sabes, yo te quiero.- Sonó tan natural y tan lleno de sentimiento a la vez, como si se lo hubiese dicho desde siempre. –Pero, Sonic, tú nunca me lo dices, no me das pistas ¿tú me quieres? Dime que sí y no habrá nadie en esta ciudad o el mundo que pueda hacerme flaquear, dímelo y no me iré, seguiré aquí siempre esperándote.
Era duro, pero tenía que pensarlo bien, Sonic resopló, se rascó la cabeza con el índice y vadeó un poco, andaba mirando a un lado y a otro, intentando no cruzar su mirada con ella.
-Sonic ¿me quieres?- Volvió a preguntar Amy.
Algo más derecho soltó el aire que le estaba oprimiendo los pulmones, la miró a los ojos y con gesto tranquilo le respondió.
-No.
Ay, cómo dolía eso, sonaba a cristales rotos, al reflejo que tenía de Sonic en su corazón hacerse trizas, ahora hasta le hacía gracia, casi reía, porque Sonic le había mirado a los ojos, debía ser verdad.
-Uf, bueno.- Dijo Amy con lágrimas en los ojos. –Ya está, por fin lo sé.
-Amy, no llores.- Sonic parecía algo triste. –Lo siento, he intentado evitar esto todos estos años.
-Ya, lo supongo.- Sollozó Amy. –Nunca me habías querido responder.
-No quería que sufrieses por ello, nunca he pretendido hacerte daño.- Sonic dejó de mirarla apoyando sus manos en sus propias caderas. –Pensé que tú sola te cansarías y lo dejarías correr.
-Pues ya ves.- Amy se limpió las lágrimas con una amarga sonrisa pintada en la cara. –Yo te quiero de verdad, por eso si no me quieres no haré nada.
Aunque lo dijo, en verdad sí que tenía ganas de gritarle que tenía que quererla porque ella le quería mucho y tenían que estar juntos, pero se lo tragó a duras penas con las lágrimas que seguían saliendo. Y aquella expresión también le dolió a Sonic, no todos los días alguien te declara su amor de forma tan sincera, pero no podía hacer nada más que quedarse ahí de pie viendo cómo Amy lloraba mientras caminaba hacia él, pasó por su lado y siguió de largo.
-¿Dónde vas ahora?- Preguntó suave Sonic.
-A casa, ya está todo dicho.- Respondió Amy entre lágrimas.
-Te llevo...- Sonic se giró.
-Mejor que no... vamos a dejarlo aquí.- Amy pareció parar un poco de llorar.
-Venga, no pasa nada, si te aprecio mucho, dime a dónde os vais y cuando estéis instalados paso a veros y cenamos juntos, como la otra noche...- Sonic sonreía intentando que todo fuese como siempre.
-No, prefiero que no sepas a dónde voy.- Amy se giró hacia él para mirarle. –Podría tener la tentación de quedarme esperando a que vinieses un día a buscarme. –Sonrió como si aquello fuese una broma.
-No digas eso, nos volveremos a ver, seguro.- Sonic sonrió mirándola de reojo. –Siempre me has dicho que en tus cartas del tarot nos ves juntos.
-Era mentira.- Amy bajó la cabeza.
-¿Cómo?- Se extrañó Sonic.
-Nunca entendí lo que salía en las cartas, miraba los dibujos y me lo inventaba, incluso cuando alguien me venía pidiendo que buscase algo o alguien lo encontraba por las pistas que habían dejado, no porque lo viese en mis cartas.
-Amy, tienes más poder del que piensas.
-No, no lo tengo, soy débil y cobarde, siempre he dependido de ti, por eso me voy con Shadow.
Como una gran contradicción, mientras Amy se iba sentía en su adolescente mente de chica enamorada gritar su subconsciente "bésame" una y otra vez, pero sería inútil, ya le había dicho que no la quería, no le iba a dar ni un beso de despedida. Sonic la vio desaparecer en el horizonte, se sentó al borde donde ella había estado con las piernas colgando intentando asimilar lo que había pasado, esa semana había sido movidita con las chicas, primero Nadia declarando su amor loco demostrándole lo dispuesta que estaba a hacer cualquier cosa por él, ahora Amy diciéndole "te quiero de verdad" no parecía la Amy que él conocía, quizá sí que le había afectado mucho toda esa situación de que se le pusiese toda la ciudad en contra, le debieron hacer pasar un mal rato, además de la pelea con Nadia y ahora él haciendo el tonto y diciéndole que no la quería en el peor momento, encima se sentía culpable por haberla hecho llorar, pero no quería pensar mucho en ello, no quería sentirse así, tan solo, tan vacío, siempre se había sentido mal si por alguna acción suya hacía sufrir a alguien, aunque de vez en cuando también tenía que pensar en él mismo, no tenía por qué soportar situaciones que no le gustaban. Mirando hacia abajo vio el camino que tomaba Amy para ir a coger el último tren, pero cuando ella pasó él cerró los ojos, también se tapó las orejas para evitar escuchar si ella le llamaba, aunque no lo hizo, abrió un ojo un poco y miró, ya no estaba, ya no estaría más, se había ido, salido de su vida como otras veces había deseado cuando lo arrastraba a una cita haciéndole cargar con estúpidos paquetes y queriendo darle a la boca de comer como si fuese un niño pequeño, ya había acabado todo al fin, así que se puso en pie y empezó a correr como un desesperado, como pájaro enjaulado que veía la puerta de su jaula abierta.

Ya era de noche, las calles estaban oscuras iluminadas por las farolas, a través de las ventanas veía a las familias recogiendo la mesa de haber cenado, algunos habían cenado tarde a los ojos de Amy, los veía tan felices que recordó que ella deseaba tener una familia, siempre había pensado formar una con Sonic más adelante, pero era un sueño imposible ahora. Ya no lloró más, estaba harta de llorar, los ojos ya no le podían doler más y el corazón lo tenía completamente destrozado, así que se dirigió al único sitio donde ahora mismo podía estar a salvo. No hizo ruido ni subiendo las escaleras ni entrando en casa, vio que estaba todo oscuro, miró su reloj, realmente había estado mucho rato fuera, se acercó sigilosamente a la sala, Shadow seguía ahí, tumbado como todas las noches, sonrió y se dirigió a la nevera, tenía que comprobar algo, y sí, ahí había comida preparada otra vez, dejó de creer que fue idea de Sonic lo de la cena de la otra noche, una vez más no hizo ruido mientras cenaba. Realmente estaba hambrienta, desde el medio día que no tomaba nada y aquello le sabía a gloria. Dejó el plato en agua como la otra vez y volvió a la sala, se arrodilló al lado de Shadow apoyando sus brazos en el sofá a su lado y a su vez su cabeza sobre sus propios brazos, le contempló un momento, luego con una mano movió un poco el hombro de Shadow.
-Eh, Shadow.- Susurró flojo, como si alguien más durmiese ahí y no quisiese despertarle.
Shadow se movió un poco, algo perezoso, Amy le volvió a zarandear suave y él se quitó la mano de encima como si estuviese soñando con mosquitos.
-Shadow, soy yo.- Se acercó Amy.
Y poco a poco abrió los ojos, aún estaba medio dormido pero ya la veía y entendía la situación.
-Ya lo he decidido, mañana me voy contigo.
Shadow bostezó, no dijo nada en principio, se sentó y estiró los brazos, los dejó colgando por detrás del sofá terminando de despertarse. Amy se puso en pie mirándole.
-¿Qué?- Dijo Shadow.
-He hablado con Sonic.- Sonó triste su voz.
Shadow esperó un momento a que continuase.
-Le dije que le quería, pero ¿sabes qué? Él a mí no me quiere, me lo ha dicho.- Amy se tragó aquellas lágrimas que no quería volver a sentir. –Le... le pregunté ¿me quieres? Y me dijo... me dijo que no.
El erizo negro se la quedó mirando, no tenía nada más que añadir, dejó uno de sus brazos detrás del sofá, su otra mano la puso sobre su propia pierna, le hizo un gesto a Amy y le susurró "ven aquí" ella no tenía nada más que hacer, así que se sentó a su lado, donde el brazo estaba aún detrás del sofá, por poco tiempo porque con él la rodeó, la atrajo a él y la abrazó. No era el sofá más cómodo del mundo, pero se sentía bien, ahí apoyada podía sentir la respiración de Shadow calmada, somnolienta aún, y pensó que no estaba nada mal ese sitio, cerró los ojos mientras dejaba que el peso de su cuerpo venciese a sus propias fuerzas, cogiendo el sueño rápido agotada de su propio llanto, no recordaba un día más duro en toda su vida, por eso se durmió abrazada al erizo que quizá había amado en otra vida. Por su parte, Shadow ahora estaba más despierto aunque tenía los ojos cerrados, no veía el momento en que saliese el sol y pudiese hacer las gestiones que le faltaban, tenía que sacar a Amy de aquel lugar, odiaba a los humanos, aunque no a todos, algunos se había portado bien. Abrió un poco un ojo, Amy se estaba resbalando, estaba tan dormida que no se daba cuenta, intentó ponerla más cómoda pero ella resbaló hasta quedar tumbada en el sofá, Shadow tenía sus manos una a cada lado del cuerpo de Amy, no fue capaz de moverse por un momento, se le cortó un poco la respiración, tuvo que agitar la cabeza para volver a la realidad, estaba viendo a Maria, no a Amy, suspiró y se acostó a su lado, detrás de ella, volvió a pasar sus brazos alrededor de su cuerpo abrazándola evitando que cayese del sofá y así se quedó dormido.

Al día siguiente Amy se despertó en su cama, tenía la ropa puesta pero sin botas y tapada con una sábana, sonrió. Se levantó y se miró al espejo, se veía horrible, aún le dolían los ojos, esperaba que a lo largo del día volviese a ser la de siempre, se arregló, se cambió de ropa y salió a la sala, era bastante tarde para la hora que se solía levantar, pero de todas formas ya no tenía que ir a trabajar, se preparó el desayuno al ver que no estaba Shadow y se sentó a esperarle. La luz y el poder de la esmeralda del caos se hicieron presentes dejando paso a Shadow.
-Ah, te has despertado.- Dijo Shadow. –Ya sé que no quieres que use el Chaos Control, pero tengo prisa hoy.
-No importa.- Cortó Amy. –Supongo que forma parte de ti, no puedo impedírtelo.- Amy vio el sobre que llevaba Shadow en la mano, asomaba algo de dinero por ahí. –Dices que has conseguido una casa ¿verdad?
-Sí.- Asintió orgulloso Shadow. –Es mejor que esto, ya verás cómo te gusta.
-¿Y el dinero?
-La iré pagando poco a poco, con el trabajo que tengo allí.
-No digo eso ¿de dónde has sacado el dinero para la entrada?
Shadow se quedó un poco cortado.
-En un trabajo no te dan adelantos tan grandes y no tienes crédito en ningún banco. No lo habrás robado ¿verdad?
Se sintió indignado, todo lo que estaba haciendo por ella y que dudase así.
-¡Claro que no!
-Entonces, si es de un trabajo ¿no lo habrás ganado con trabajos sucios?- Se sentía mal por estar dudando de él.
-No, no es eso, es que...- Vadeó un poco el erizo negro. –Me lo han prestado.
-¿Quién te ha prestado tanto dinero? Pensé que no conocías a nadie fuera del grupo.
-No, ya, fue Rouge.
Amy soltó una risita sorprendida.
-¿Rouge? Pero si esa sólo piensa en ella misma y sus queridas joyas, creí que vosotros trabajabais juntos de vez en cuando pero tanto como ser amigos... y de ella sí me creo que sea dinero negro.- Rió Amy.
-No es lo que piensas, Rouge y yo tenemos una relación algo parecida a la amistad, siempre me apoya cuando hace falta, no sé por qué... amigos... dice que soy muy complicado para ella.
Amy se levantó y le dio con el índice en el hombro a Shadow.
-Es que a ella le gustan los chicos sencillos, como Knuckles, eso hace que encajen muchas piezas.
Ella se giró, pero Shadow siguió la conversación.
-No es dinero sucio ni negro, realmente ella lleva bien su club.
-¿De alterne?
-No sé por qué me parece que esta conversación ya la hemos vivido.- Se cruzó de brazos.
Y comenzaron a coger sus cosas, a ordenarlas, estaban listos para desaparecer con un Chaos Control y reaparecer en el apacible lugar que Shadow había encontrado para ellos, con una casa decente, con trabajo para él, con todo lo que pudiesen necesitar, aunque sin un gran centro comercial, si le hubiese dicho eso a Amy seguro que no habría querido ir.

¿Qué hora era? No miró su reloj de pulsera, siguió ahí arriba, en lo más alto de uno de los puentes de la ciudad por el que pasaban los coches de un lado a otro. Ahí había estado todo el día, casi no había comido y no era capaz de coger el sueño, era por la tarde y seguía con aquello recomiéndole por dentro. Miraba al cielo con su cabeza apoyada en sus brazos, se giró a un lado, se sentía mal, le dolía y no lo entendía, se sentó con las piernas cruzadas, cruzó a su vez sus brazos, no podía hacer nada, sólo correr, así que se puso en pie y corrió con los ojos cerrados dejando que sus pies le guiasen y sus instintos evitasen que se diese de bruces contra una pared. Cuando se detuvo, cuando por fin abrió los ojos, no podía ser, estaba frente a la casa de Amy, en aspecto el edificio por fuera era igual, y se sintió tonto pensando en que se fijaba en ese detalle, el edificio no iba a cambiar por mucho que ella se hubiese ido, le hacía pensar si realmente lo había hecho, de manera que corrió por la fachada y se asomó por la ventana, le costó mirar al interior, pero cuando lo hizo vio la verdad, la casa estaba vacía, no había muebles ni signos de que hubiese alguien ahí, le parecía poder escuchar su propia respiración haciendo eco. Apoyó su frente en el marco de la ventana, intentado pensar qué hacía él ahí, saltó y corrió de nuevo, esta vez sabía a dónde quería ir pero no sabía cómo llegar, era frustrante pero él mismo había buscado esa situación ¿qué iba a hacer ahora que ya no podía hacer nada? Buscó el primer teléfono que encontró y mientras empezaba a marcar se detuvo, rió algo tonto, cogió su móvil y se sentó al lado de la cabina en el suelo, dejó que la señal sonase sólo un tono, enseguida colgó, no podía llamarla, después de lo que le había dicho sería absurdo, volvió a marcar esta vez otro número, poco sonó lo cogieron en seguida.
-¿Diga?- Sonó una voz infantil.
-Ey, Tails, coleguita ¿tienes planes?- Hacía esfuerzos por mantener su tono habitual de voz.
-¡Sonic, no, no tengo planes!- Que alegre se le escuchaba por teléfono, entusiasmado. -¿Vienes a buscarme o voy yo? Eh ¿a dónde, vamos a algún sitio?
-Tranquilo amigo, sólo quería saber si te apetecía ir por ahí, hace mucho que no vamos de recreativas y comida basura solos.
-Sí, sí, es verdad.- Realmente estaba muy alegre.
-Ok pues, te espero al lado de la hamburguesería.
Él estuvo en el lugar acordado en un segundo, se apoyó de espaldas a la hamburguesería esperando, Tails no tardó mucho, no entendía lo del Tornado a control remoto, porque saltó de él y el avión solito se volvió a casita.
-¡Sonic!- Gritó alegre Tails cuando llegaba a su altura. -¿Qué hacemos primero?
Se sintió más tranquilo, cenaron y gastaron algo de dinero en las recreativas, pasaron un buen rato en general, se había hecho tarde pero Sonic seguía con ganas de fiesta ahí sentado en el bar, uno en frente del otro con la mesa separándoles.
-Venga Sonic, ya están cerrando por aquí, es hora recoger.
-Pues vamos a otro sitio...- Dijo Sonic sin hacerle mucho caso.
-Esa no es la cuestión... ¿qué pasa? Hacía mucho que no quedábamos como hoy, no es que estuviese demasiado ocupado, puedo hacer lo que me queda mañana, pero no entiendo a qué ha venido esto.
Sonic ya lo sabía que Tails era muy listo y acabaría dándose cuenta de que algo no iba bien, pero esperaba que su locura de fan le diese más tiempo.
-Amy no ha hablado contigo ¿verdad?
Se temió lo peor.
-¿Le ha pasado algo? Vamos, tuvo una pelea pero parecía estar bien.
Le contó un poco por encima lo que había pasado.
-Me dijo que no se iría si le decía que la quería.
-¿Y?- Tails parecía un adulto con ese semblante y esa paciencia al escucharle.
-Le dije que no.
Fue algo que le asustó, Tails dando un golpe en la mesa poniéndose en pie, dejando sus manos en ella con semblante enfadado, Sonic casi cae de la silla.
-¿Pero qué...? cómo has podido... ¡eres tonto!
Se encogió de hombros, no esperaba una reacción así de su mejor amigo.
-No hace falta que te pongas así.- Giró la cara Sonic apenado.
Tails se sentó de nuevo y se cruzó de brazos.
-No lo entiendo.- Se entristeció Tails. –Yo pensé... bueno, nunca te lo había preguntado pero había dado por supuesto que ella te importaba.
-¡Y me importa!- Se giró Sonic hacia él decidido.
-Entonces ¿por qué le has dicho algo tan cruel? No me creo que no la quieras, tú no te has visto, cómo la miras, cómo le sonríes ¿es que no te has dado cuenta?
-Déjalo, Tails, tú no has salido con ella, a veces era una verdadera pesadilla, deseaba que Eggman atacase algo para poder escapar de sus locuras.
Estuvieron un momento en silencio.
-¿Tan mal estaba la cosa?- Preguntó Tails.
-No es que estuviese mal.- Sonic movió la cabeza. –No sé por qué le dije que no.- Susurró como en secreto.
-Pero a ver.- Tails estaba mucho más calmado ahora. –No me digas que la quieres o no la quieres, dime ¿qué sientes cuando estás con ella?
Lo pensó, eso sí que podía responderlo, era mucho más sencillo a su forma de ver.
-Siento... cuando no está en plan agobiante... que no quiero que sufra, quiero protegerla, que no llore, sé que Shadow la ha estado protegiendo, pero no sé, me gustaría ser yo quien haga eso, ya sabes, es mi protegida...- Sonic miró a Tails. -¿Qué?
Tails le miraba y sonreía.
-Ojalá tuviese aquí mi cámara... para que vieses lo dulce que te pones hablando de ella.
Sonic rió diciendo "¡Eh!"
-¿Qué? Diga lo que diga Amy, yo sí que soy tu fan nº1.
Hablaron un rato más ameno, juntos podían buscar una solución a eso, ya cuando llegó la hora de despedirse, cuando Sonic se giró para irse, se quedó un momento de espaldas a Tails.
-Por cierto, gracias por ser mi mejor amigo, supongo que soy algo torpe en estos temas.
-Nada, para eso estoy, para echarte una mano en lo que sea.- Tails sonrió. –Y bueno, fue Cream la que me dijo que tú y Amy erais el príncipe y la princesa de sus cuentos.
-Jeje.- Rió Sonic. -¿Erais? Somos... supongo... ¿sabes qué?- Se giró hacia él un poco girando el cuerpo. –Ella siempre me está buscando, pero ahora, por esta vez, soy yo quien va a ir a buscarla.
Y salió corriendo.

"Amy siempre será Amy, da igual quien fuese en otra vida, no quiero que cambie ni que se transforme en su otro yo, haré lo que sea para que vuelva a ser la chica que conozco, alegre, simpática, encontrando fácil solución a cosas que a simple vista parecen difíciles. Al menos ella lo tiene claro, sabe lo que quiere y ha hecho todo lo posible por conseguirlo, admiro su fuerza y dedicación, no quiero volver a verla como ayer, tan decaída y débil, ni siquiera se enfadó conmigo ni me dijo nada parecido a que era mi deber quererla, supongo que sólo pensé en lo malo cuando me lo preguntó, en que no me gusta ir de compras ni cargar paquetes y no recordé que ella no me obligaba a ir, que era yo dentro de mi rol de protector el que la acompañaba. Que tonto, siempre fingiendo que ella me obligaba a salir juntos, con lo fácil que habría sido negarme siempre, como había hecho otras veces en las que sí estaba ocupado. Por todo eso, por los momentos que pasamos juntos, por las veces que he dejado que se preocupe por mí, es el momento de que yo me preocupe por ella, de aceptar que me importa, aunque no me la lleve conmigo, que sepa la verdad, que vuelva a pensar que siempre volveré a ella al final de cada uno de mis viajes. Espérame que esta vez voy yo a por ti."

continuará...