Qué día más maravilloso, Amy se despertó con la tenue luz del sol matinal que se colaba por su ventana con el sonido de los pajaritos revoloteando por los árboles, se sentía bien, la noche anterior había llamado el policía de New Station Square para decirle que no se preocupase por el asunto del casero, que estaba todo arreglado, se sintió realmente bien, por primera vez en muchas mañanas se sentía tranquila a pesar de que al abrir los ojos no reconoció el lugar, vadeó un poco hasta que recordó con una sonrisa que ese era su nuevo hogar, una pequeña casa en un pequeño pueblo, pero no era ni de lejos tan pequeña como su piso en New Station Square, no tenía nada que ver, tenía una sala bastante espaciosa ahora llena de cajas que aún no habían repartido a sus nuevos lugares, una cocina cerrada, dos habitaciones, un baño grande y un cuarto al que aún no le habían asignado nada. Se hizo la perezosa hasta que alguien llamó a su puerta. Shadow la llamaba para desayunar, así que se levantó, se arregló y se dirigió a la cocina, en ella había una mesa con puestos para 4 personas aunque ahora mismo sólo 2 tenían el servicio puesto.
-No sabía que había casas tan grandes tan baratas.- Comentó Amy mientras desayunaban.
-Es porque estamos lejos de la ciudad.- Contestó Shadow. –En el centro es todo más caro, pero aquí... ya ves.
-Sí, ya veo.- Medio rió Amy. –Quizá me compre una parecida cuando vuelva a trabajar.
-No tienes por qué ponerte a trabajar, no tienes la edad.
Amy le miró algo fastidiada.
-Bien algo tengo que hacer, tú no me vas a mantener.
Shadow se puso a recoger.
-¿Por qué no? Tú me mantenías cuando estábamos en tu piso.
-Pero sólo hasta que te estabilizases, además, tú deberías estar jubilado...- Le miró de reojo.
-Ya estoy estabilizado y fuiste tú quien me puso 18 años en el currículum, ahora tendrás que cargar con las consecuencias.- Le puso una cara muy seria.
-Das miedo con esa cara.- Le giró la cara Amy.
Shadow rió por lo bajo y le dijo que él ya se iba a trabajar.
-Pero si es sábado.- Se quejó Amy siguiéndole.
-¿Y?
-¿De qué trabajas exactamente?
Shadow se rascó la cabeza.
-Varias cosas, estoy en el periódico local.
-Oh, te vas a hacer periodista entonces.
Se echó a reír.
-Puede, pero empiezo desde abajo, y es el mejor sitio para conseguir información, este sitio es tranquilo pero si les llega alguna noticia de los informadores de fuera seré uno de los primeros en saberlo.
Salieron a la puerta hablando hasta que un señor mapache con un traje que debía ser de la policía del lugar les llamó la atención.
-Buenos días, vecinos ¿acabaron de instalarse?- Preguntó amable.
-Estamos en ello.- Respondió Amy.
-Me alegro por ello, si necesitan algo... ahora que lo pienso ¿qué edad tienen?- Se puso algo serio.
-Él 18, yo 14.- Dijo Amy.
Aquel tipo se les quedó mirando y Amy temió que nada más llegar ya empezasen con los problemas.
-Supongo que serán familia.- Se cruzó de brazos.
Amy dijo "primos" y Shadow "hermanos" a la vez, luego los dos a la vez "primos hermanos" pero no parecían convencerle.
-Igualmente ¿qué papeles tiene usted para tener la custodia de una menor?
-Henry, deja de hacer el tonto.- Sonó una voz a su espalda. -¿Ya estás haciendo de las tuyas?
El mapache se echó a reír.
-Ay, perdonad, realmente no soy policía.- Se quitó la gorra.
Amy y Shadow se quedaron callados un momento.
-Lo siento.- Repitió Henry riendo aún. –Soy de la tienda de disfraces de ahí abajo.- Señaló una casita con un rótulo que desde ahí se podía leer "Chachi". –Siempre hago esto a los nuevos... ruego me perdonéis.
Se miraron y echaron el aire que no habían podido tragar durante el interrogatorio, dijeron que no pasaba nada y mientras le veían irse aún riendo se fijaron en la chica que había hablado, una eriza color rojo de ojos azules con una coleta, su pelo era algo anaranjado y llevaba una gorra.
-No le hagáis caso, aunque no seáis familia nadie os va a decir nada, es un pueblo pequeño, ya sabéis.- Dijo la chica.
-Me voy a trabajar.- Dijo Shadow algo rudo.
-¡Eh, Shadow, no seas así!- Le medio gritó Amy.
Pero no le hizo caso y siguió su camino.
-¿Siempre es así de simpático?- Dijo la chica. –No me ha dejado ni presentarme... bueno, él es Shadow ¿verdad? Así le has llamado.- Vio que Amy asentía. –Yo me llamo Marisa, vivo dos casas más arriba, como el sitio es pequeño no contamos por manzanas sino por casas.- Rió aunque admitió que era un chiste algo malo. –Soy guía así que si quieres saber algo.
Aún no había acabado de decirlo cuando Amy casi le salta encima.
-¿Hay centro comercial?
Marisa dio un paso atrás.
-Eh, tenemos una tienda de ropa que al cambio de temporada se pone de rebajas.
Vio por la expresión de Amy que esa no era la respuesta que esperaba, casi se había puesto en blanco y negro.
-Oh...- Se lamentó. –Yo me llamo Amy Rose.- Dijo sin mucha gana. –Dentro de unos días cumplo 14 años.- Fue cambiando el tono. –Me gustan las fiestas, las aventuras de Sonic, ir de compras, aprender cosas nuevas como recetas para cocinar, ayudar en lo que pueda, aporrear cosas con un martillo... ¿he dicho ya Sonic?
Cuando acabó su tono ya era el de siempre, aunque se fijó que Marisa ya estaba a unos pasos de ella con cara de asustada murmurando "se nos ha colado en el pueblo una psicópata..." Después de un rato charlando en la puerta empezaron a hacer migas.
Estaban impresionados, era su primer día y ni se había quejado de trabajar en sábado, era completamente eficiente y no se había parado a tomar café ni a hablar con nadie, pensaron que era tímido nada más.
-Oye.- Le llamó la atención un compañero. –Shadow ¿verdad? Si quieres descansar un poco puedes venir con nosotros, vamos a almorzar.
Después que había ayudado a clasificar los anuncios de la edición de la tarde, cargado el camión con algunas cajas y recogido los informes de los compañeros aún seguía haciendo cosas.
-No, gracias.- Dijo casi sin mirarle.
-Bueno, si quieres que te traigamos algo o si tienes alguna pregunta.- Cogió su cartera grande y extendió la mano hacia él. –Yo soy Kaiser.
Shadow le dio la mano, luego se quedó pensando un momento.
-¿Cómo es que un pueblo tan pequeño necesita un camión tan grande para llevar periódicos?
Kaiser sonrió.
-Bueno, es que pertenecemos a un grupo de varios pueblos pequeños donde el nuestro es el que tiene el periódico más importante, también tenemos revistas varias y reporteros trabajando fuera del pueblo.- Explicó Kaiser.
-¿Y los jóvenes? No he visto muchos y los que veo están trabajando.
-Puf, la mayoría de jóvenes se van a buscar fortuna a las grandes ciudades, los que quedamos trabajamos más por hobbie.- Le mostró su cartera. –En la gran ciudad hay 50 periodistas en una misma sección compitiendo los unos con los otros por las noticias, aquí somos 5 y yo soy el mejor.- Le hizo un gesto algo arrogante. –Y sólo tengo 17 años ¿para qué irme a un sitio donde no me van a dar ninguna posibilidad?
Lo vio lógico pero carente de ambición, si su sueño era ser el mejor periodista y decía que aquí lo era había sido demasiado fácil y un sueño que se hace realidad fácilmente no es realmente un sueño.
New Station Square se despertó como siempre, las prisas de la gente por coger el tren a su hora, las salidas preparadas de los grupos extraescolares, los funcionarios que no trabajaban aún durmiendo y los que sí debían continuar su labor quejándose de que en sábado no se debería trabajar. Una mañana como otra que pasó lentamente al parecer sin novedad, pero cuando llegó la hora del cambio de turno en la cafetería sí hubo un cambio inesperado, la compañera de Amy con la que se llevaba bien llegó al lugar y le extrañó no verla por ahí, en su lugar había una aprendiza muy torpe que había traído de cabeza al jefe toda la mañana.
-¿Y Amy, está enferma?
Pero la respuesta que obtuvo de la nueva no fue lo que esperaba, la habían despedido, no lo entendió, trabajaba bien, cuando le pidió una explicación a su jefe éste no fue capaz de decirle nada coherente, así que no se lo pensó dos veces, se sacó el delantal que acababa de ponerse y lo dejó sobre una silla. Su jefe intentó detenerla, que era su turno de trabajo, que la nueva no le llegaba ni a la suela del zapato a Amy, pero ella ya estaba decidida, sabía que ese trabajo era imprescindible para mantenerse, la casa, la comida, la ropa, tenía que ir a casa de Amy, hablar con ella, darle su apoyo y sabía que podría salir adelante, no podía presumir de que la conociese mucho, pero siempre había sido una chica muy alegre y muy optimista, a veces una persona sólo necesita que alguien le diga "ánimo" para seguir. Llamó varias veces al portero automático, aprovechó que un inquilino entraba para pasar ella detrás, pero a la puerta de casa tampoco respondía nadie, así que con algo de desanimo fue hasta la hamburguesería donde la chica de las sonrisas la saludó y le recordó el menú habitual. Mientras comía una hamburguesa preguntó si ella había visto a Amy, pero tampoco tenía noticias de ella. Entró más gente y el chico de la hamburguesería siguió despachando mientras la otra chica freía más patatas sin dejar de sonreír casi viéndose unos pequeños corazoncitos flotando a su alrededor cada vez que el chico le decía un nuevo pedido. Entre los que llegaron estaba el chico que trabajaba en el supermercado tomándose un descanso, reconoció a la compañera de trabajo de Amy y se le acercó, la saludó y se sentó al lado, le preguntó cómo estaba Amy, ahí fue el punto de unión en común, el chico dijo que eso parecía una conspiración, primero el asunto del supermercado y ahora su despido, su compañera pudo atar cabos, llamó corriendo a la de la hamburguesería y se sentaron los tres juntos.
-Se empezó a rumorear que Amy se aprovechaba de su fama de novia de Sonic para conseguir cosas, pero vamos, yo sé que no es verdad.- Dijo el chico. –Pero cuando la vecina la vio con el erizo negro realmente pensó que sí era una tapadera lo de Sonic.
-¿Shadow? Que va, sólo son amigos.- Dijo la compañera de trabajo. –Si me lo quería presentar formalmente y todo para intentar encasquetármelo... esta Amy...- Rió.
-Además, el otro día mismo estuvo aquí Amy con Sonic comprando comida para llevar, al parecer cenaron los tres juntos, deben ser amigos los tres.- Añadió la chica de la hamburguesería.
Uniendo las partes que tenían cada uno de información pudieron echar algo de luz a ese asunto, y decidieron que tenían que encontrarla, si ahora no estaba en su casa ¿dónde podía estar? Quizá buscando nuevo trabajo, lo que sí sabían era que le gustaba mucho la tienda de antigüedades.
-¡Eh, espera!- Llamó el chico de la hamburguesería. –Aún no ha acabado tu turno, ayúdame un poco y más tarde nos tomamos un descanso.
Su compañera le miró un momento algo seria, se le acercó y le dijo:
-Me gustas mucho ¿sabes? Si entré a este trabajo fue sólo por estar contigo, pero ahora una buena amiga está en apuros y no puedo dejarla en la estacada, prometo volver cuando lo arregle.- Hizo una reverencia disculpándose.
Los tres amigos de Amy salieron por la puerta decididos a todo dejando a aquel chico tras la barra ruborizado.
-Uh... bueno... como quieras...- Alcanzó a balbucear.
Se dirigían a la tienda con la muchacha diciendo todo el rato:
-Se lo he dicho, se lo he dicho.
Realmente parecía feliz, la de la cafetería la traqueteó.
-¡Céntrate! Tenemos que buscar a Amy ¿recuerdas?
-¡Sí!- Hizo un enérgico movimiento. –Gracias a ella tuve el valor para decírselo.- Y volvió a soñar despierta.
-Chicas...- Resopló el chico.
Desgraciadamente en la tienda no pudieron averiguar nada nuevo, supieron que el dueño había hablado con Shadow y que Amy realmente estaba mal, pero después de aquello no había vuelto a tener noticias de ella.
-Esos viejos idiotas con sus chocheces chismorreando sobre Amy... no es justo.- Se cruzó de brazos la chica de la cafetería.- Y mi jefe no hizo nada... admite que la nueva no le llega a la suela del zapato, pero la despidió de todas formas.
-No tenía otra opción.- Dijo el dueño de la tienda. –O la despedía o le mandaban una inspección, sabéis que Amy es menor para trabajar.
-Pero no es justo.- Añadió el chico. –Seguro que fue cosa de mi jefa, nunca le cae bien nadie.
-¡Ah debemos encontrarla! Vamos a mirar al centro comercial, a lo mejor fue a pasar la depresión ahí.- Propuso la chica de la hamburguesería.
-Si descubro algo nuevo os mantendré informados.- Dijo el dueño de la tienda de antigüedades.
Dieron las gracias y el número de móvil de uno de ellos. Aunque buscaron y preguntaron por todo el centro comercial y algunas tiendas de ropa que Amy solía frecuentar, tampoco encontraron nada, nadie la había visto desde el jueves, debían volver a su casa, a lo mejor había vuelto, o puede que realmente no había salido, que simplemente no le apetecía hablar con nadie, y si todo aquello lo habían empezado las chismosas de sus vecinas seguro que al timbre ya le habría dejado de hacer caso, pero cuando estuvieron cerca de su casa, antes de girar la esquina, la chica de la cafetería detuvo a sus compañeros y los mantuvo detrás de la esquina, se asomó un poco y los otros hicieron lo mismo, buscaban la dirección en la que miraba ella y entendieron rápido de qué iba. Un poco alejado del portal, en el límite entre la acera y la carretera, mirando hacia arriba con una expresión algo triste estaba el erizo azul, parecía mirar hacia la ventana del apartamento de Amy.
-¡Pero si es Sonic!- Medio gritó la chica de la hamburguesería.
Sus compañeros no alcanzaron a ponerle la mano en la boca, Sonic les escuchó y aunque le gritaron que no se fuese no les hizo caso, fue verles y salir corriendo. Se acercaron al portal, tocaron al piso de Amy pero seguía sin responder. El chico tocó a otro piso y dijo:
-Si es tan amable de abrir traigo propaganda.
-¡En esta comunidad no aceptamos publicidad!- Se escuchó gritar.
Se asustaron un poco de los gritos, pero probó suerte con otro piso.
-Abra, traigo una pizza.
-Se ha equivocado, no hemos pedido nada.
Y una vez más no les abrieron, necesitaban algo que obligasen a abrir, a la chica de la cafetería se le ocurrió algo y al chico le pareció buena idea, llamó a otro piso.
-Traigo un paquete, necesito que abra para que lo firme.
Por fin alguien abrió, subieron corriendo las escaleras hasta la puerta de Amy, insistieron mucho llamando a la puerta, intentaron mirar por la pequeña mirilla de la puerta, que estaba algo baja, pero no alcanzaron a ver gran cosa. La chica de la cafetería sacó una tarjeta, dijo que si no estaba cerrada con llave podría abrirla, y aunque sus compañeros la miraron de reojo ella aseguró que no lo hacía a menudo, pero debía darse prisa, escucharon una puerta abrirse, el piso al que habían llamado el inquilino se debió extrañar que no trajesen el paquete, así que comenzó a caminar por el pasillo, la chica de la cafetería comenzó a ponerse nerviosa intentando abrir, escuchaba cada vez más fuerte los pasos, más cerca, pero cuando pasó por el piso de Amy siguió de largo, ellos ya estaban dentro, él escuchó el ruido pero no hizo caso, pensó que quizá fuese algún gamberro y volvió a su casa. Los chicos respiraron aliviados.
-Pero ¿qué significa esto?
El chico del supermercado y la chica de la cafetería miraron hacia su compañera y luego al lugar donde ella miraba, tenía razón ¿qué significaba eso? El piso estaba vacío, no había muebles ni objetos personales, no había ropa de cama, es más no había ni cama.
-Vaya mierda de piso.- Dijo la chica de la cafetería dando una pequeña patada a una puerta. –Esto es enanísimo.
-Bueno, Amy es pequeñita... los humanos somos más grandes.- Le buscó lógica la chica de la hamburguesería.
-De todas formas esto es pequeño incluso para ella.- Añadió el chico. –Y encima el grupo de viejos seguro se sentía orgulloso de ser tan buenos de cederle este armario empotrado como casa.
Exageró un poco, pero era lo que parecía.
-Entonces... Amy se ha ido...- La chica de la cafetería puso gesto enfadado. –Qué egoísta, podría haberme dicho algo.
-No nos ha dicho nada a nadie, realmente no la conocemos ni ella nos conoce tanto a nosotros.- Dijo el chico.
-Serás tú, yo trabajaba con ella.- Le puso morros.
-¿Creéis que Sonic lo sabe?- Cortó la conversación la chica de la hamburguesería.
Se había asomado un poco por la ventana, intentando no ser vista desde la calle mirando por una rendija de la cortina. Los otros dos se asomaron con ella, ahí abajo estaba Sonic otra vez. Él realmente miraba la casa de Amy intentando averiguar alguna pista de a dónde había ido, ella no se lo había querido decir pero alguien debía saberlo.
-Si le llamamos se irá otra vez.- Dijo el chico.
-Tengo una idea, vosotros dos bajad y escondeos en el portal.- Dijo la chica de la cafetería.
-¿Tú qué harás?- Preguntó la compañera.
-Ya lo verás, esperad abajo a mi señal.
No la entendieron bien, pero lo hicieron, bajaron y vieron cómo ella subía, y subió mucho hasta la terraza, una vez ahí subió la borde y se puso a gritar.
-¡Socorro que perdí el equilibrio, me caigo!- Y se tiró.
Sonic con sus reflejos y su velocidad la salvó, en cuanto la tuvo en el suelo ella le agarró fuerte.
-¿Qué hacéis ahí parados?- Se giró hacia los compañeros que habían salido del portal y estaban alucinados. -¡Cogedle!
Entre los tres le agarraron y Sonic dejó de resistirse.
-¡Vale! Ya podéis soltarme, no me escaparé, os doy un autógrafo a cada uno y a casita ¿ok?
Sonó gracioso pero no era el momento.
-Amy no está ahí.- La chica de la cafetería le señaló la casa.
-Lo sé.- Dijo tranquilo Sonic.
Los tres se quedaron parados. Fue una explicación corta y sencilla, pero efectiva "Amy se ha ido y no sé a donde" fueron sus palabras exactas. La chica de la cafetería le tomó por los hombros y lo traqueteó un poco de rodillas a su lado.
-¿Cómo que no lo sabes?- Le gritó. –A nosotros no nos ha dicho nada, pero a ti te quiere ¡tiene que haberte dicho algo! Ella no está bien, no es justo, cuando yo necesitaba ayuda ella estaba ahí para apoyarme, ahora es mi turno de devolverle el favor.
El chico miró a los ojos a Sonic, podía ver más allá de la falsa expresión de despreocupado, como si el brillo de sus ojos no fuese por la luz sino por esas ganas de llorar que se tienen a veces y se tragan las lágrimas, puso su mano sobre el hombro de ella.
-Déjale, es obvio que la está buscando.
-Yo no he dicho eso.- Giró la cara Sonic murmurando.
Pero el chico sonrió de todas formas, ayudó a levantarse a su compañera que ahora miraba al suelo y dejó irse a Sonic. La chica de la hamburguesería que se había quedado sin palabras ante la reacción de su compañera por fin habló.
-¿Por qué has dejado que se vaya?
-Él no sabe dónde está pero ¿has visto su cara? Sí que la está buscando, sé que si él la busca todo irá bien, no hay nada que nosotros podamos hacer ahora, no sé qué ha pasado pero es algo que deben solucionar ellos, al fin y al cabo es su héroe.
Tenía razón, era su héroe, su ídolo, su chico, eso le hizo recordar que había hecho su declaración sin esperar la respuesta.
-¡Tengo que volver a la hamburguesería! Mi chico me debe estar esperando...- Dijo ruborizada. -¡Si descubrís algo nuevo ya sabéis dónde encontrarme!
Salió corriendo, más que corriendo dando saltitos. Por su parte la otra chica se había quedado inmóvil, con la cabeza baja y los brazos cruzados, el chico se la quedó mirando.
-Bueno, ha sido algo loco eso que hiciste, imagina que Sonic justo se hubiese ido corriendo o que no le hubiese importado que saltases.
-Que va.- Se giró hacia él, estaba seria. –Amy me ha hablado muchas veces de él, aunque no le importe salva a todos.
Comenzó a caminar con el chico a su lado.
-¿Por qué te has puesto así con él, tan importante es para ti Amy?- Preguntó con los brazos por detrás de la cabeza.
-Cuando mi novio y yo rompimos ella me ayudó mucho, me sacaba a rastras de casa y nos íbamos de compras y eso, no es justo que ahora que ella tiene problemas yo me quede de brazos cruzados.
Hubo un momento de silencio.
-Seguro que Amy lo hizo porque es una buena chica, no espera realmente que la vayas a ayudar, además, algo me dice que nos estamos preocupando demasiado, es una chica fuerte.
-Ah, pero hasta las chicas fuertes necesitan que alguien las anime.
-Bueno, pero ese erizo, Shadow, es su amigo, seguro que él ya la anima, y si no le ha dicho a Sonic donde está puede que sea porque el otro día después de la cena no quiso darle beso de despedida.
La chica rió.
-¡Qué dices! Con lo loca que está Amy por Sonic, aunque si es por picarle un poco parece que está surgiendo efecto, que sufra, todos los hombres merecen sufrir un poco de vez en cuando.
-Pues ahora que ya sonríes otra vez ¿qué tal si te invito a tomar un café?- Sonrió el chico.
-¿De qué vas? Ni hablar, qué cara tienes.- Le giró la cara. –Además, trabajo en una cafetería, lo último que haría sería ir a tomar un café con alguien.
El chico comenzó a caminar más despacio desanimado.
-Aunque, bueno, después de tirarme desde tan alto la verdad es que se me apetece un helado.
Se detuvo y le miró, él sonrió.
"Realmente me siento tan frustrada y tan impotente, yo que en aquel entonces lo único que quería hacer era quedarme sentada en un rincón a llorar por aquel estúpido problema necesité que me sacases adelante, y ahora que tú me necesitas, ahora que nos necesitas a todos te hemos fallado, no hemos sabido ver lo que pasaba y te has debido ir pensando que aquí nadie te quería o necesitaba. Tú sigues adelante, te has ido con un amigo y has dejado todo esto atrás, has tenido valor para hacer lo que yo no me atreví a hacer hace tanto tiempo ya, ojalá me lo hubieses contado, te habría convencido de que te quedases, que no merece la pena preocuparse por esos viejos chismosos, por esos cuarentones y cincuentones que no tienen otra cosa que hacer que buscar trapos sucios, inventarlos si hace falta, para sentirse vivos. Pero no te preocupes, pronto irá tu héroe a sacarte del abismo, tú espera y una vez más podrás ver llegar a tu caballero de brillante armadura."
continuará...
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Bueno, este capítulo marca el principio de la nueva temporada con personajes nuevos que alargarán la vida del fanfic. Una vez más gracias por vuestro apoyo, seguiré escribiendo tratando de que sea lo más original posible.
