Capítulo 9

Fue una tarde entretenida, a Amy, como a cualquiera, le gustaba salirse con la suya, sabía que Shadow no quería, pero era su vida, no la de Shadow y ya que Marisa la apoyaba eran dos contra uno. En resumen, Amy iba a ir de aprendiza con Marisa a conocer el lugar para hacer de guía a los turistas, sabía que no era lo más indicado porque acababa de llegar, pero cualquier trabajo le servía si con ello podía echar tierra a todo lo que le había pasado en New Station Square.
-Bueno, pues si empezamos el lunes...- Continuaba Marisa. –Eh ¿me escuchas?
Amy estaba sacando algunas cosas de una caja para colocarlas en su nuevo hogar, se había quedado un momento en blanco mirando una foto de todo el grupo.
-Sí.
Sacó un calendario y lo colgó, miró el redondel que había en el sábado pasado, parecía mentira que hubiese pasado una semana desde aquel día en el que habían quedado para acampar, le pareció tan divertido que no quería que acabase nunca, le gustaba estar con ellos, se sentía mal por no haberles dicho nada, sobretodo a la pequeña Cream, pero ¿cómo explicarle lo que había pasado? Cream era una niña lista pero muy inocente, no quería que se corrompiese con las habladurías de esa gente, y pensó que a Tails le había visto el miércoles. No la había llamado para quedar ese fin de semana, no es que lo hiciesen siempre, pero cuando más ganas tenía era cuando no la llamaba, quizá debía ella tomar la iniciativa.
-¿Te corto otro trozo de pastel?- Dijo Amy.
-Ah, sí gracias, me encanta el dulce.- Sonrió Marisa.
Admitía que era raro que se llevasen bien nada más conocerse, a veces pasaba que dos personas se uniesen tanto por tener puntos en común, quizá tenía algo que ver con eso de las vidas pasadas, quizá fueron amigas en otra vida o algo así, pues la propia Marisa había admitido que no tenía muchas amigas, aunque Amy no entendió por qué. Mientras se comía otro trozo de pastel, Amy fue un momento a llamar por teléfono, no tenía saldo en el móvil, pero gracias a que Shadow pensaba en todo la casa tenía teléfono fijo, de todas formas cogió el móvil para buscar el teléfono de Tails, sabía que podía contar con él y sabría la forma más suave de contar a Cream lo que había pasado. Sacudió la cabeza sorprendida cuando vio lo que había en la pantalla de su teléfono móvil, una llamada perdida, no se había fijado, quizá Tails sí que la había llamado para quedar, le dio mucha rabia porque aunque pensaba que no le convenía ver a Sonic se moría de ganas por verle, pero el teléfono no era el de Tails, bien claro estaba el nombre de Sonic con un icono de un corazón a su lado, y pensó que quizá era lo mismo de la semana pasada, que Sonic la llamaba en nombre de Tails, aunque después de lo que pasó dudaba que Sonic se prestase a ello. Estuvo un momento mirando los detalles de la llamada, eran del día anterior, de cuando se fue de su antiguo hogar ¿para qué la llamaría Sonic? No quería creer que Sonic la llamase, imposible que fuese para quedar, no podía pedirle que le dijese a dónde iba, debía ser un error, se debió equivocar al llamar, pero como no lo cogió entonces no sabía si sólo era una llamada perdida o si realmente quería hablar con ella. Sonrió, qué dulce, una llamada perdida, un toque de saludo, de ánimo, realmente cuando se hace no se espera respuesta, es sólo un "estoy aquí" que quizá hizo para que no estuviese triste.
-Vale ya, céntrate.- Se dijo a sí misma.
-¿Dices algo?- Sonó la voz de Marisa.
-Nada, hablo sola, que no encontraba el número de teléfono.- Mintió Amy.
Y le llamó.
-¿Diga?- Tails no reconoció el número.
-Hola, Tails, soy yo.- Amy olvidó dónde había dejado la fuerza y el valor de antes.
-¿Amy, desde dónde llamas?
-...- Amy calló un momento. –Me fui de New Station Square.
No era que esperase gran reacción de Tails, pero le chocó un poco aquel "ya lo sé", Sonic se lo había contado y a Amy le pareció que Sonic era más cotilla de lo que parecía.
-No creas, me costó lo mío sonsacarle lo que había pasado.- Sonó una risa forzada de Tails. –Y... bueno, no me has dicho dónde estás.
-Será mejor...- Amy lo pensó. –Que por ahora no te lo diga.
-¡Qué!- Casi gritó Tails por teléfono.
-Se lo dirías a Sonic y no quiero que venga en plan "voy a ver a Shadow, no a ti"
-Vamos, Amy, sabes que Sonic nunca haría eso.
Ahora fue Amy la que rió falsamente.
-Oh, sí que lo hace, se supone que tú le conoces mejor que nadie, al menos contigo habla, y mejor lo dejamos, no quiero hablar de él ni que tú me hables de él.
Esa no era la Amy que él conocía, su amiga nunca diría algo así.
-Amy... por favor, escúchame.
-Te he dicho que no me hables de él.
-Venga, de verdad, Sonic te está buscando.
Pero Amy no le creyó.
-Eres un buen chico, Tails.- Acabó Amy. –Sé que lo haces con buena intención, pero en cierta forma eres como Cream, demasiado inocente, por eso eres el más indicado para contarle a ella lo que ha pasado.
-¿Qué quieres decir?
-Decirme ese tipo de cosas, o que Sonic me llamó para quedar porque tú no tenías saldo, gracias pero es mejor dejarlo así, más adelante quedaremos y cuando tenga la casa lista os invito a la presentación oficial de la casa, estoy bien, de verdad.
Después de despedirse, después de colgar el teléfono, Tails se quedó pensando, realmente ella lo sabía, con su actitud de siempre parecía que de verdad creía en sus intentos por juntarles, la había subestimado. No soltó el teléfono, lo volvió a acercar a su oreja y marcó el número de casa de Cream, se puso su madre pero enseguida se lo pasó a ella.
-¡Hola, Tails!- Saludó animada.
-Hola ¿recuerdas que la semana pasada me dijiste que te llamase?
-Sí.
-Pues ya está.
Se escuchó a Cream reír al otro lado del teléfono, Tails se tranquilizó un poco al oírla reír.
-Bueno y también...- Miró su reloj, era pronto. –Si tenéis un hueco para mí para cenar, yo traigo el postre.
Se tuvo que apartar el teléfono de la oreja, que bien le había sentado a Cream que Tails dijese eso, retumbó hasta el otro lado de la casa su jovial grito de alegría.
Aún tenía el móvil en la mano, Amy era fuerte pero no tanto, había vuelto a poner la pantalla de llamadas perdidas y no había sido capaz de borrar las entradas nuevas. Cuando volvió con Marisa la vio cuchicheando.
-¿Qué haces?- Se le acercó Amy.
-Te puedo ayudar a colocar cosas.
-Pues para mí que estás cotilleando...- Se cruzó de brazos Amy. –Seguro que tienes cosas más importantes que hacer.
-Que va, mi madre salió con su novio y me aburro.- Bajó un poco la voz. –Aunque pensaba quedarme sólo 5 minutos para la presentación y todo eso.
-Espero que ahora no me digas que esto es el principio de una gran amistad.
-Eh, hay poca gente joven por aquí, es un pueblo ya sabes.- Rió Marisa sacando un paquete de una caja. –Uy ¿qué es esto?
Era la baraja de cartas del tarot de Amy, en seguida se las quitó y le dijo que cada baraja era de sólo una persona, que nadie más podía tocarlas, se las quedó mirando un momento, recordaba la conversación con Sonic y ciertamente después de aquello había estado leyendo a ratos aquel librito que venía con la caja, algo así como un cursillo acelerado o un manual de instrucciones con la descripción de cada carta, también recordó cómo se lo estudió el primer día.
-¡Ah, que guay! Esto del tarot ¿me echas las cartas?- Marisa se sentó corriendo a la mesa.
Amy se la quedó mirando, qué confianza con ella, pero no le molestaba, intentó ser sincera desde el principio.
-A mí también me gustan mucho estas cosas, tengo amuletos de buena suerte, para amor y esas cosas, pero las cartas... bueno, no puedo predecir el futuro.
-Oh, venga, es para divertirnos, haz algo sencillito, pasado, presente y futuro.
Amy se sentó y comenzó a barajar las cartas, el ambiente cambió un poco, Marisa estaba callada, atenta a lo que hacía Amy, que parecía haberse tomado en serio aquello, le hizo partir la baraja a Marisa.
-Bien, empecemos.- Dijo poniendo tres cartas sobre la mesa.
-A ver qué sale.- Marisa miró emocionada las cartas.
La figura que se ocultaba bajo la primera carta era la de la muerte, que aunque Marisa se asustó un poco Amy le explicó que era el pasado, no representaba la muerte sino un gran cambio en su vida.
-Esto va bien para conocerse mejor.- Dijo algo bajo Marisa, luego miró a Amy. –Mi padre murió hace dos años aproximadamente y luego mi hermana pequeña se fue a buscar fortuna a la gran ciudad, nos quedamos mi madre y yo aquí solas, ahora sale con un nuevo compañero, pero se puede decir que sí fue un gran cambio.
Amy se la quedó mirando, pensaba que era una coincidencia e incluso que al saber el significado de la carta lo único que había que hacer era adaptar su descripción a los hechos ocurridos en vidas ajenas. Levantó la segunda carta representando el presente, la emperatriz, símbolo de la fuerza de los seres vivos, la energía y la vida.
-Bueno, pues según esto estás saliendo adelante.- Dijo Amy. –Tienes la fuerza que hace falta para continuar.
-Se hace lo que se puede.- Sonrió Marisa.
La última carta, la del futuro, la que siempre es la más esperada, todos siempre esperan que esa carta contenga la figura de los enamorados, justo la que le había salido a Marisa, que casi se puso a dar saltitos cuando la vio, aunque Amy algo triste la calmó diciendo que esa carta no siempre representaba el amor.
-¿Tienes a alguien en mente?- Preguntó Amy. –Esta carta, si la pregunta está ligada a otra persona, puede llevar a un gran amor.
-Bueno... no tengo a nadie en mente realmente.
-En ese caso para tu futuro representa un dilema, una gran decisión.- Amy se fijó en que estaba algo confusa. –Bueno, también puede ser un nuevo amor en tu vida.
-Eso, eso.- Rió Marisa. –Aunque también pensándolo bien, en el futuro había pensado en si irme de aquí o quedarme, si mi madre está bien con su novio también me gustaría buscarme a mí misma en el mundo de ahí fuera como hizo mi hermana.
-Entonces del amor nada.
-Es difícil de explicar, he conocido muchos chicos, la mayoría ya se fueron, pero digamos que no echo de menos a ninguno, aunque sí que espero a alguien ¿has soñado alguna vez con alguien que no conoces?
-Si yo te contara...- Amy se paró en seco en sus palabras. –Pero a veces son sólo sueños, yo de ti no me cerraría por un sueño e intentaría vivir más la vida real.
Qué extraño sonaban esas palabras salidas de su boca, si alguien se lo hubiese dicho a ella cuando soñó con Sonic la primera vez seguro que le habría dado un martillazo.
-Ah pero si en la vida real aún no encuentras a alguien especial siempre puedes seguir con tu fantasía.- Soñó despierta Marisa.
Amy se la quedó mirando recordando cuánto había vivido ella de su fantasía, de sus sueños con Sonic.

Una cena sana, deliciosa, ligera, aunque Tails cocinaba para él mismo desde hacía mucho no iba a negar que no había nada como la comida que preparaba una madre, y Vainilla era una gran madre, no le importaba que Tails se hubiese auto-invitado, aunque tampoco era que estuviese encantada de tenerle ahí, no era lo mismo que Amy y Cream se pasasen horas hablando que hiciese lo mismo con un chico, que bueno, eran niños pero los niños también tienen su corazoncito y le parecía que últimamente Cream se entusiasmaba demasiado con la idea de que Tails la llamase por teléfono, inocencia infantil.
-Estaba todo muy bueno.- Dijo en tono educado Tails.
-Gracias, si quieres un poco más sólo has de pedirlo.- Respondió Vainilla.
-No, gracias, no quiero abusar.
-¡Come lo que quieras!- Cream le ofreció un poco de su postre.
-No hace falta, come tú.
Aunque a Vainilla sí le gustaba que Tails fuese tan educado, con su condición de superdotado podía enseñar mucho a Cream, ayudarla con los deberes y cosas así. Tras la cena, Cream y Tails se quedaron hablando en el porche un rato, la forma suave de contarle lo que le había pasado a Amy era omitir algunos detalles, cosa difícil para hacer la historia creíble, simplemente, Amy se había ido de New Station Square por algunos problemas.
-No estés triste, no es que no la vayamos a ver de nuevo.- Dijo Tails intentando consolarla, se le había quedado una cara muy triste.
-Pero me duele que se haya ido sin decirme nada, si tenía problemas podía haber venido aquí, siempre se lo estoy diciendo...- Cream hizo una pausa, miró al cielo. –Que venga a vivir aquí con mi madre y conmigo, ella no tiene por qué estar sola, no hace falta que se haga la dura así, además ¿por qué se ha ido con Shadow?
-Seguramente no ha querido que te preocupases, y ya la conoces, no le gusta reconocer que no es tan fuerte ni quiere que la veamos débil.
Cream se giró de golpe hacia él.
-¡Amy no es débil! Es la chica más fuerte que conozco y la más buena y...
-Y también tiene su corazón, también le pueden hacer daño.- Le cortó Tails.
Tuvo que callarse, tenía razón, pero ella apreciaba mucho a Amy, aunque tenía mal carácter a veces siempre la había protegido y le había enseñado muchas cosas, para ella era importante y realmente le fastidiaba que por culpa de Shadow llegasen a esa situación.

Era bastante de noche, aún no había cenado pero quería buscar un poquito más, o eso se decía a cada rato, un poquito más y lo dejo. Se detuvo en seco, miró a un lado y a otro, a punto estuvo de dar un cabezazo ¿qué hacía en medio de la nada buscando a Amy? Ya había pasado por un montón de ciudades y pueblos, dudaba que en ese llano adornado de rocas fuese del agrado de Amy para empezar una nueva vida. Sonic saltó a una de las rocas altas y se sentó.
-Si al menos tuviese una pista...- Pensó en voz alta.
Ya había ido a los lugares que ambos conocían, incluso había vuelto a Never Lake donde se conocieron, pero nadie sabía nada, ninguna de las casas recién compradas le pertenecían a ella o a Shadow. Alzó la vista y vio algo que reconoció enseguida, un haz azul metalizado cruzando el cielo, no era que tuviese ganas de meterse en problemas ni tuvo el deseo de cumplir con su obligación de héroe de detener al villano, tan siquiera pensó en pagar su frustración con el ser metálico, simplemente disfrutaba de aquellos encontronazos casuales con los robots de Eggman, que aunque últimamente lo habían mantenido a raya una temporada, casi deseaba que planease algo nuevo para distraerse un poco. Aquella sensación era más fuerte que él, tuvo que seguir a Metal Sonic hasta que éste se dio cuenta de su perseguidor. El robot frenó en seco y sin mediar palabra se giró y le atacó, Sonic lo esquivó y ambos quedaron en frente el uno del otro cada uno sobre una roca esperando el movimiento de su contrincante.
-¡Eh, tú, cuánto tiempo!- Saludó a lo chulo Sonic.
En respuesta Metal Sonic cerró los puños delante suya y se preparó para su próximo ataque.
-No hace falta que seas tan amable.- Se burló Sonic esquivándole.
-Hablas demasiado ¡lucha!- Se quejó Metal Sonic.
-Y tú hablas poco, tienes poco sentido del humor y... ¡eres muy feo!
Así como Metal Sonic le volvió a atacar a Sonic le pareció ver un reflejo en el robot, miró detrás suya, pensó por un momento en que estaba reflejando a Amy, lo sabía que era absurdo, pero con esa habilidad de Amy de meterse en todo tuvo la debilidad de pensar que ella estaría ahí. Recibió el golpe inicial y otros tantos más, Metal Sonic no era un enemigo con el que se pudiese tontear, estaba tan obsesionado con vencer al original que no dejaba pasar oportunidad para golpearle. Sonic cayó rodando por el suelo con el último golpe y casi pudo escuchar a Amy gritar "¡Sonic, cuidado!" cuando Metal Sonic le pateó estando en el suelo, le cogió por el cuello y le alzó. Fue sólo un momento, hasta Metal Sonic se dio cuenta y eso era humillante.
-¿Qué pasa?- Preguntó el robot, lo acercó un poco a él aún colgando por el cuello. -¿Dónde está mi invencible enemigo?
A Sonic casi le daba por reír con aquella expresión, pero era lógico que Metal Sonic se diese cuenta, no sólo por la forma de luchar sino porque realmente era la mejor creación de Eggman, un calco de Sonic en versión robótica, casi podía adivinar sus pensamientos.
-No es justo.- Se quejó Metal Sonic dejándole ir.
Pero a medida que caía le dio una patada que lo estrelló contra una roca haciéndola pedazos.
-¡Quiero luchar!- Le gritó el robot –Tengo que vencerte para demostrar que soy mejor que el original, y tú sin embargo no te lo tomas en serio... ¡deja de pensar en la pija de tu novia y préstame más atención!
Sonic se estaba empezando a levantar, tenía una rodilla en el suelo y se apoyaba en lo que quedaba de roca cuando oyó eso de Metal Sonic, eso sí que era humillante.
-Tómatelo en serio...- Dijo más bajo Metal Sonic. –Te... ¡Te destruiré aquí mismo!
Se lanzó hacia él pero Sonic detuvo todos los ataques, tampoco iba a dejar vencerse así, aunque realmente pegaba fuerte el robot, le dolían los brazos de parar aquella incansable lluvia de golpes, lluvia que parecía reflejada en aquel cielo cada vez más nublado del que comenzaban a caer gotas. Ya estaba empapado cuando se detuvo un momento agarrando con una mano el brazo de Metal Sonic de haber parado su último ataque, con el otro puño alzado para contraatacar, jadeando de agotamiento, tan cansado de todo, de aquella lucha, de buscar a Amy, de que todos le dijesen a quien debía proteger, él quería elegir, por una vez quería aceptar algo que ocultaba dentro, y eso pareció captarlo Metal Sonic porque aunque Sonic siguió en la misma posición mirándose no dijo nada, lentamente alzó el puño él también y golpeó a Sonic en la cara.
-Inútil.- Dijo Metal Sonic tras aquella acción. –Siempre dejas escapar las oportunidades.
Sonic sabía que se refería a ese último movimiento, pero también le hacía pensar en el día en que Amy estaba tan mal y en vez de consolarla simplemente le dijo que no la quería. Unos disparos entre ambos hizo de muro para que Metal Sonic no le rematase, aunque Sonic no se fijó bien en lo que pasaba, así que casi no se dio cuenta de cómo Tails con su avión transformado alejó a Metal Sonic, aunque al robot ya no le interesase esa batalla, quería vencer a Sonic como fuese, pero vencer a alguien que no luchaba con todas las ganas no tenía mérito para él.
-¡Sonic!- Se escuchó la voz de Tails. -¿Estás bien?
El erizo alzó la vista, intentaba levantarse y notaba que le temblaban las piernas, miró a Tails que parecía que hasta hace un momento estaba seco y ahora empezaba a empaparle la lluvia que poco a poco se hacía más intensa.
Una vez en casa de Tails, el erizo se sentó en el sofá con una toalla en la cabeza, comenzó a frotarla para secarse las púas.
-Oye Sonic, quédate hasta que estés bien si quieres.- Propuso Tails.
-Vale.- Sonic no mostró ningún signo de emoción. -¿Qué hacías a esas horas por ahí?
-Estuve en casa de Cream y se me hizo tarde.- Admitió el zorro.
-¿Estuviste con Cream?- Levantó un poco la vista hacia él.
-Sí bueno, Amy me llamó por teléfono, pensaba que yo se lo podría contar mejor a Cream lo que había pasado.
Así como lo dijo Sonic paró de secarse la cabeza un momento, luego continuó.
-¿Hablaste con ella?- Como si no le hubiese escuchado. -¿Cómo está?
-¿Amy?
Tails se le quedó mirando, no podía verle la cara oculta bajo la toalla mientras se secaba, quizá en el fondo esperaba que le dijese que Amy estaba muy mal, que estaba deseando volver y que no podía vivir sin él, pero decirle eso habría sido no sólo una mentira sino también una traición a Amy.
-Me dijo que estaba bien.- Dijo simplemente.
-Ah.- Calló un momento Sonic. -¿Te ha dicho algo de mí?
-No, en verdad no quería hablar de ti, tampoco quiso escucharme.
-Entiendo.
Sonic acabó de secarse y dejó la toalla a un lado, ahora se le notaban más los golpes.
-Estás hecho un desastre.- Se le escapó un resoplido.
-No es nada, ese pedazo de chatarra no es tan fuerte como él se cree.- Fanfarroneó.
-Esto cada vez parece más un hospital, primero Amy con la pelea que tuvo con esa chica y ahora tú.
Le empezó a curar.
-¿Dónde está?- Preguntó Sonic sin mirarle. -¿Te lo dijo por teléfono?
-No me lo dijo.- Tails se quedó pensando. –De todas formas si te lo dijese seguro se enfadaría conmigo, no quiere que te lo diga.
-¿A qué está jugando? Si pasa algo no podré protegerla.
Tails no rió aunque tenía ganas, aquella era una excusa muy tonta para intentar esconder las ganas que tenía de verla.
-Me llamó con el fijo de su casa.- No lo podía evitar, no quería ver a Sonic así. –Mira.
-Aunque sea el teléfono de su casa, si la llamo no va a querer hablar conmigo.- Se cruzó de brazos Sonic.
-No es por eso, mira bien el número.
Sonic lo miró.
-¿Qué?- No entendió.
-Ay, Sonic, fíjate, el prefijo, con el número se puede saber desde dónde llama, menos mal que no llamó con el móvil, sería más difícil localizarla.
Sonic abrió mucho los ojos, por fin una pista fiable, aunque ahora debía descansar estaba más tranquilo porque al menos tenía un punto de partida para arreglar todo lo que había pasado.

Riendo un poco por la cara de soñadora de Marisa, Amy no se sintió tan mal y en ese momento llegó Shadow, las miró desde la entrada un momento, dejó su bolsa de trabajo en el perchero ignorándolas un poco.
-¡Shadow!- Le gritó Amy desde su sitio, se cruzó de brazos. -¿Qué se dice?
Él se la quedó mirando de nuevo sin cambiar su expresión, entró en la sala.
-"Estoy en casa"- Dijo en tono burlón imitando a Amy y su pijería.
-Uh... Shadow...- Se tapó la cara con una mano. –Mira la hora, a saber dónde has estado.
Por su parte Marisa se echó a reír.
-No sabía que era tan tarde.- Dijo intentando calmarse. –Aprenderé a echar las cartas yo también y el próximo día me cuentas tu vida.
Shadow seguía en la misma actitud que por la mañana, pasando de todo.
-Hola y adiós, Shadow.- Marisa se puso en pie. –Que esta mañana no dejaste que me presentase.
El erizo negro no dijo nada, la miró, cogió uno de sus libros de una caja y se sentó a la mesa.
-¡Shadow!- Le gritó Amy dándole un manotazo en el hombro.
-¿Qué?- Dijo con una voz algo profunda. –No necesito que la gente de aquí sea simpática conmigo.
Lo que luego ocurrió fue como un deja vi, una actuación extraña, Marisa le había arrebatado el libro a Shadow, le puso una mano en la cabeza para que no pudiese avanzar y estiró su otro brazo para mantener fuera de su alcance el libro.
-Hazme un poco de caso, luego me voy y os dejo tranquilos.
Aunque el ambiente, el lugar y el tiempo fuesen diferentes, aquello dejó a Shadow sin poder reaccionar. Marisa se le acercó un poco y le dijo su nombre, edad y profesión, luego le devolvió el libro medio lanzándolo desde la entrada, Shadow lo cogió en el aire mirándola fijamente, luego giró la cara con una expresión algo triste.
-Amy, si quieres me paso mañana y te ayudo con la decoración.- Dijo Marisa.
-Muy bien, hasta mañana.- Se despidió Amy.
Marisa pensó que quizá había hecho algo mal porque no le gustaba aquella expresión en su nuevo vecino. Mientras volvía a casa se le pasó de nuevo la imagen de Shadow con aquella cara, se paró en seco un momento, aquella expresión la conocía, sabía lo que era, ella misma la había tenido, el reflejo de ella misma viendo un gesto en alguien que le había recordado a su padre, esa era la cara de la tristeza, de la pena y el dolor que ocasiona la pérdida de alguien importante, aunque ella como había dicho Amy ahora tenía la fuerza para seguir adelante, las ganas de vivir y la energía para conseguir lo que se propusiese, por eso le daba pena ver en alguien aquella cara de sufrimiento, así que se propuso cambiar todo aquello, hacerlo por aquel sueño que tenía a menudo, aquel en el que alguien esperaba por ella.

"No me importa que se burlen de mí, que me digan que estoy loca, si escucho esa voz que me llama, aunque esté sola no me sentiré como tal, aunque no sea capaz de distinguir si es un recuerdo de mi pasado, de mi padre llamándome al llegar del trabajo o si es una voz que llega del futuro trayendo consigo un nuevo amor como decían las cartas de Amy. Tengo la energía y el poder de la vida para salir adelante, pero sería tan bonito que esa voz me acompañase, que me dejasen escucharla por siempre y estar junto a ella cuando una vez más caigan sombras sobre mí, porque parece una voz real, no sólo en mis sueños, una voz que me llama desde algún lugar del mundo."

continuará...