Se había levantado temprano, no se sentía cansado y ya no podía dormir más, sabía que quedaban algunas horas para comenzar su trabajo pero el trabajar era lo único que le mantenía lo suficientemente ocupado para no pensar en lo que pasaba a su alrededor, tampoco le apetecía cruzarse con aquella chica que al igual que Amy le había recordado su historia de hacía 50 años, empezó a pensar que toda la gente que conocía tenía algo que le recordaba a Maria. Cogió su esmeralda y la miró un momento, demasiada fe en un ser creado en un laboratorio, debía buscar explicaciones más científicas en vez de apoyarse en la salida fácil. Alguien más le había recordado a Maria alguna vez en el pasado.
-Necesito trabajar más.- Rió en silencio Shadow.
Luego se dejó llevar por sus instintos hasta el único lugar donde había estado débil, si alguna vez se había sentido débil de verdad había podido descansar ahí. Aún era temprano y se esperaba una reacción muy a su manera, pero de todas formas llegó al Club Rouge y llamó a su habitación, tuvo que esperar un rato hasta que abrió la puerta, tenía cara de haber trasnochado, fijó la mirada en Shadow, dio un grito y cerró la puerta.
-Joder... no soy tan feo...- Rió Shadow.
En seguida abrió la puerta, en un momento se había puesto ropa más decente que la que llevaba y estaba maquillada. Se saludaron y le dejó pasar, le ofreció una taza de café y mientras lo preparaba Shadow se sentó en el sofá.
-¿Qué te trae por aquí?- Preguntó Rouge desde la cocina. –Es muy temprano ¿te has tomado en serio lo de devolverme el dinero lo antes posible? Ayer te lo dije pero era broma, tómate tu tiempo.
-Eh, sí.- Vadeó Shadow. –No vine por eso.
Shadow escuchó que Rouge le daba una patada a algo.
-¿Qué haces?- Se giró Shadow hacia la cocina.
-Nada, esta cafetera que me tiene frita, hace un ruido horrible, cualquier día la cambio.
-Si sigues golpeándola así sí que vas a necesitar otra.
Rouge salió de la cocina con un par de tazas de café, le dio una a Shadow y ella se sentó sobre el brazo del sofá al otro lado de donde estaba él.
-Bien entonces ¿qué te come el coco para que vengas tan temprano a mi casa? Realmente no puedes vivir sin mí.- Rió Rouge. –Empezaré a pensar que tienes algo más conmigo.- Estaba bromeando pero tenía cara de pilla.
-Contigo me relaciono más fácilmente.- Bebió un poco de café. –Amy dice que no es una chica complicada, pero no la entiendo. Anoche antes de irse a dormir la vi en la sala mirando fijamente su móvil, no sé si estaba pensando en llamar a Sonic pero tenía una mirada muy triste.
-Es lógico, me dijiste que habían cortado, eso no se cura de un día a otro.
-No, ya, pero estoy yo ahí con ella.
Rouge dejó sobre la mesa su taza de café.
-A ver, déjamelo claro ¿a ti te gusta Amy o te gusta lo que ella tiene que te recuerda a Maria?
Pero él calló un minuto que pareció eterno, no la miró y puso su taza junto a la de ella.
-Esperaba que me preguntases si me gustaba Amy, pero ¿Maria?- La miró. -¿Por qué me sacas el tema de Maria ahora?
-¡Ja! Justamente porque tú eres el menos indicado para extrañarse de que Amy piense en Sonic cuando tú mismo después de tantos años sigues pensando en aquella niña.- Rouge echó la mirada hacia atrás. –A veces pienso que estabas mejor con amnesia.
-No digas eso.- Shadow bajó la cabeza. –Mis recuerdos con Maria son lo único bueno que he tenido en mi pasado, sé que no puedo volver y que puede que nunca vuelva a sentirme como entonces, pero es lo único que tengo.
-De eso nada.- Rouge se cruzó de brazos. -¿Lo único que tienes? Oh, vamos, ni que intentases dar pena. Sabes que me tienes de tu lado siempre que haga falta.
-Que sí, lo sé.- Le cortó Shadow. –Siempre que no haya joyas de por medio.
Eso la hizo reír, se sentó a su lado y le puso una mano en el hombro.
-Tu problema es que te alejas de todos y de todo pensando todavía que te hicieron para hacer daño, pero tú no eres mal tipo, date una oportunidad.
Se levantó y cogió las tazas usadas para llevarlas a la cocina.
-Soy un arma, las armas hacen daño.- Se puso en pie Shadow.
Rouge salió de la cocina con una sartén.
-Esto se hizo para cocinar, por lo tanto para hacer algo bueno, pero si te arreo con ella a la cabeza ¿crees que te hará daño?
-¿Pero qué me cuentas?- Se cruzó de brazos Shadow.
-¿Aún no lo entiendes?- Se puso una mano delante. -¿Por qué eres tan complicado?
-¿Yo complicado?- Se la quedó mirando. –Claro, como a ti te gustan los chicos sencillos... como Knuckles.
Se puso tan roja que casi se escondió la cara tras la sartén de la vergüenza.
-Pe... pero ¡qué dices!- Parecía enfadada. -¿De dónde has sacado esa tontería? Ese equidna idiota y yo no tenemos nada. Desde que estás con Amy dices cosas raras, es una mala influencia para ti.
-Ya, claro, ella aporrea con un martillo y tú con una sartén.
Se quedaron callados un momento y luego se echaron a reír, la verdad es que Rouge no recordaba haber reído tanto con él, Amy sí era buena influencia para el siempre triste Shadow.
-Por cierto.- Dijo Shadow. –Realmente no venía a contarte cotilleos, es que anoche me dijiste que tenías unos contactos en el club.
-Sí, hablé con ellos antes de cerrar, caramba, cerré tardísimo, tenía en el club un grupo de música nuevo y parece que gustó.- Dio un resoplido. –Bueno, la cuestión es que pude hablar con ellos y te conseguí la información que querías.- Sacó una libreta. -¿Te suena ARMS next-generation?
Shadow negó con la cabeza.
-Al parecer es una compañía que en las sombras vende armas a terroristas en el este, nada fuera de lo normal hasta que uno de mis contactos me dio nombres de colaboradores de esa compañía que también estaban en las listas de GUN.
-Eso explicaría que sepan de mi existencia, se suponía que el gobierno lo había llevado todo de tapadillo lo de mi asunto.
-Ese era el trato, el gobierno no puede publicar datos de ninguno de nosotros.
-Eso no significa que no nos tengan controlados ni que sigan indagando sobre nosotros.
-De ti ya no hay nada que indagar.- Se burló Rouge. –Es Sonic que nadie sabe de dónde ha salido ni dónde estuvo los años anteriores a hacerse un héroe, se supone que es de Green Hill pero ¿por qué nadie de allí le conoce?
-Eso es asunto suyo, entonces ¿qué quieren esos tipos de mí?
-Bah, lo de siempre, poder, recuerda que el Dr. Gerald destruyó todos los datos sobre tu creación, eres un tipo único.
-El profesor... supongo que en el fondo intentaba proteger sus investigaciones de malas manos.
-Es decir, intentaba protegerte a ti.
Shadow no dijo nada, pero sentía que le agradaba la idea de que Gerald intentaba protegerle, para él había sido alguien importante, le enseñó todos los conocimientos que ahora poseía, realmente había sido su profesor. Su última información sobre ARMS fue que estaban cerca de New Station Square, no andaban mal encaminados, pero el rastro acababa ahí, como se fue con Amy sin dejar evidencias de a dónde habían ido estarían tranquilos una temporada. Se despidió de Rouge y le agradeció sus investigaciones, ya faltaba poco para empezar el trabajo así que se puso en marcha. Por el camino pensó en lo que había dicho Rouge, la tontería de la sartén, y no lo encontró tan ilógico recordando el deseo de Maria, aunque el gobierno le quisiese usar para el mal a él le habían creado como una esperanza para el mundo.
Domingo por la mañana pero las noticias nunca paran, más que nada eran noticias de la semana destacadas, pero había que trabajar, o al menos Shadow había pedido trabajar todo lo posible, sabían que necesitaba el dinero así que no se opusieron, y aunque cuando llegó había un par de trabajadores charlando y tomando café él se puso a trabajar. Estaba mirando las noticias que iban a montarse para imprimir el periódico pensando que era el mejor lugar para encontrar alguna relación con ARMS, entonces fue cuando lo leyó, el nuevo anuncio donde habían participado Sonic y Nadia con una foto incluida, recordaba a Sonic nombrar el anuncio y por fin veía a Nadia, puede que estuviese influenciando por estar del lado de Amy, pero no la vio tan impresionante como para convertirse en ídolo. Rápidamente por su mente pasaron los recuerdos de aquella semana, de Amy en el suelo herida tras la pelea con Nadia, el rato que pasó en el sofá abrazada al peluche de Sonic, todas las lágrimas por él ¿realmente Sonic la había dejado por esa? No, eran todo inventos de la gente, ya había comprobado lo que Sonic no se había atrevido a confesar, pero igualmente ahora Amy vivía con él y pensó que lo que menos necesitaba ahora era ver aquel estúpido anuncio con la aprovechada de turno acosando a la persona más importante para Amy. Aunque se jugase el trabajo y su nueva vida, por lo que le debía cogió aquel preparado para maquetación y se lo guardó.
Por su lado, Amy ya estaba terminando de colocar la ropa en el armario cuando llegó Marisa, que con un cambio de planes radical no tuvo que insistirle cuando propuso ir de tiendas, aunque Amy no llevase dinero no era problema para probarse ropa.
-¿Y este cambio?- Se giró hacia Marisa abrochándose un botón de un vestido que se estaba probando. –Se supone que hoy la tienda estaba cerrada.
-Bueno, es verdad que hay truco, como el sitio es pequeño nos conocemos casi todos y le pedí que por una vez librase el lunes en vez del domingo.
Amy se la quedó mirando, miró al espejo y dio una vuelta haciendo ondear la falda del vestido.
-Te dije que me gustaba ir de compras, pero ¿no crees que has exagerado un poco?
-Mi padre.- Marisa cruzó sus brazos a su espalda. –Me dijo que tenía mucha empatía, que entendía fácilmente cómo se sentía la gente.
Dejó el vestido en su sitio y se volvió a poner el suyo rojo.
-Tú eres muy fuerte.- Amy no se giró. -¿Lo tienes superado? Hablaste de lo que le pasó a tu padre, me has contado lo que te hizo daño casi sin conocerme, y yo sin embargo ni siquiera siento que sea capaz de pensar en lo que me ha traído hasta aquí.
-Es normal, con el tiempo lo malo se hace pequeño y contra más hablas de ello menos duele, por eso siempre le aconsejo a todo el mundo que hable de lo que le molesta.
-Se de alguien a quien le vendría bien seguir ese consejo.- Sonrió falsamente Amy.
-¿Lo dices por Shadow? Anoche parecía triste.
Salieron de la tienda, Marisa compró un par de refrescos en una máquina y se sentaron en un banco.
-Digamos que Shadow perdió a alguien muy importante para él pero que después de muchos años aún piensa en ella, lo peor es que le sigue doliendo.- Bebió un poco del refresco. –Le he intentado hacer entrar en razón, no hace falta que la olvide pero debería superarlo y guardar los buenos recuerdos.
-Y eso es lo que estás haciendo tú ¿no?
Amy se la quedó mirando.
-Yo no he perdido a nadie como él lo hizo.
-Pero parece que has perdido a alguien.- Como Amy bajó la cabeza continuó. –Sí, lo sé, soy una entrometida, todo el mundo me lo dice, pero si soy capaz de notar cómo se siente la gente a mi alrededor lo mínimo que puedo hacer es ayudar a los que se sienten tristes.
Se extrañó con la reacción de Amy, se había echado a reír de forma exagerada, quizá intentando disimular que en el fondo sí le dolía mucho.
-¡Ahhh! Pero lo que a mí me pasa es muy normal ¡soy una adolescente!
-Jaja, sí, dijiste que tenías 14.
-En unos días los cumplo.- Amy hizo el signo de la victoria con los dedos.
-Es horrible, la adolescencia digo, todo va más deprisa, te cambia el humor a cada rato y no sabes si lo que sientes lo sientes de verdad.- Marisa rió. -¡Sobretodo los calores cuando en la playa pasea un tío bueno!
-¡Hala! No me digas eso que aún soy joven para esas cosas.- Se sintió más descansada Amy. –Aunque admito que empecé tempranito con los ataques de calor y los abrazos de la muerte.
Realmente Marisa no sabía a qué se refería, pero rió igualmente.
-Entonces tú sí que tienes a alguien en mente.
Su expresión cambió, sabía dar en el clavo.
-No.- Lo pensó de nuevo. –Un platónico, ya sabes, como una estrella de cine, lo ves en las películas y aunque no le conoces realmente te parece que es el amor de tu vida.
-¿Te gusta un actor? Pero debías conocerle fuera de la pantalla, por un actor no acabas en este pueblo apartado de todo lo "grande" de la ciudad.
-Incluso en un pueblo como éste tenéis que conocerle.- Cogió aire. –Durante un tiempo compartí aventuras con Sonic The Hedgehog.
-¿El erizo azul, el héroe?- Intentó disimular. –Sí, algo me suena.
Por la cara que puso Amy supo que no se lo tragaba.
-Vale sí, aquí también se le conoce pero no a escala de las ciudades, yo lo que sé de él es por mi hermana pequeña que siempre fue una fan histérica de él.- Rió sintiéndose ridícula. –Entonces no es una coincidencia tu parecido con la foto de una chica que tenía mi hermana en su habitación a la que le lanzaba dardos.
-Eh, eso no hace gracia.- Amy se rascó la cabeza. –Entonces ¿ya me habías reconocido?
-No, no estoy muy metida en el tema, además tenía entendido que eras un huracán rosa de energía que no paraba nunca, aunque admito que lo de que te gusta aporrear cosas con un martillo me llamó la atención, pero en general te veo más seria.
Aunque se había creado el ambiente, aunque se sentía segura, tranquila y en confianza, no fue capaz de continuar, sentía que como reprodujese de sus labios las palabras de Sonic de aquel día se iba a echar a llorar. Marisa debió entenderlo porque subió las piernas apoyando los pies en el banco y sus brazos sobre sus propias rodillas quedando un momento en silencio sin mirarla.
-Tómate tu tiempo.- Dijo Marisa al rato. –Al fin y al cabo has sido la chica que más cerca ha estado del príncipe de todas las niñas.- Luego le sonrió. -Y mientras tanto vamos a tu casa, aún tenías cosas por colocar, libros y así ¿verdad?
Amy asintió.
Por fin todo en su sitio, tampoco había sido tanto trabajo, al menos la casa ya tenía aspecto de casa con decoración incluida.
-Estoy en casa.- Dijo Shadow desde la puerta.
-Hola, hoy sí que llegas pronto ¿has comido?- Amy miró su reloj.
-No.- Shadow vió que al lado de Amy estaba Marisa. –Hola.
Marisa le miró y sonrió de forma graciosa saludándole moviendo los dedos de una mano. Justo entraba a la sala cuando sonó el timbre de la puerta, Shadow se dio la vuelta y abrió, era Kaiser agotado de correr.
-Ah... joder, sí que corres...- Intentó recobrar el aliento. –Casi no te alcanzo.
-¿Qué haces aquí?- Algo rudo como siempre a la defensiva.
-Tranquilo que no te acoso.- Medio rió Kaiser con sus brazos tras su cabeza. –Me olvidé una cosa muy importante en el trabajo.
-Y no puede esperar.- Le cortó Shadow.
-¡Hazle pasar!- Se oyó desde dentro Amy. –Es amiguete tuyo ¿no?
-Es un compañero de trabajo.- Shadow abrió del todo la puerta y le dejó entrar. –Se llama Kaiser.
El lince saludó animado a Marisa.
-¿Os conocéis?- Preguntó Amy.
-Te dije que esto era pequeño.- Rió Marisa enseñando los dientes. –Él, mi hermana y yo nos criamos juntos.
Amy se presentó y luego se enganchó al hombro de Shadow.
-¿Sabes qué haremos? Ya que yo tengo una amiga en casa y tú has traído un amigo, haré una tortilla de patatas con cebolla enorme y comemos todos ¿vale?
Shadow se ruborizó un poco pensando que eso de que le chiflase la tortilla fuese algo humillante. Luego Amy estiró del brazo a Marisa para que le ayudase dejando solos a los chicos.
-Bueno ¿qué quieres?- Sonó ahora más tranquila su voz.
-La foto.- Dijo simplemente Kaiser.
-¿Qué foto?- Tampoco le importaba mucho.
-La del anuncio que suprimiste.
"Mierda" pensó Shadow, Kaiser lo sabía, aunque había venido hasta ahí a pedírselo en persona en vez de delatarle.
-Podrías perder el empleo por cambiar la maquetación.
-Sólo es un anuncio.
-No es sólo un anuncio si te importa lo suficiente como para exponerte tanto.- Kaiser sonrió pícaramente.
-Sale Sonic.- Shadow se sentó de mala gana en el sofá.
-¿No te gusta Sonic? Se supone que es un héroe y que todo el mundo le adora.- Sonó burlón el tono de Kaiser.
-No todos le adoran, también muchos le persiguen para atraparle.
-Entonces has suprimido la foto para que ella no le vea, para que no le vea con otra chica.
Shadow se le quedó mirando, Kaiser se sentó a su lado y le dijo algo bajo:
-Sé que esta Amy Rose es la "pareja oficial" de Sonic, soy periodista ¿recuerdas? Estoy informado de muchas cosas, sé que ella está aquí porque ya no están juntos.
-Sí que llegan lejos las noticias.
-De aquí sólo lo sé yo, no necesitas quitar las noticias ¿ella lee el periódico?
-A veces, pero tampoco quiero que el resto de gente lo vea y alguien le comente algo al respecto, y tampoco tengo dinero para comprar todos los periódicos.
-Así que quitar la foto era la mejor salida.- Kaiser se echó hacia atrás. –Pero para esta profesión recuerda que lo importante es sacar la verdad de debajo de las piedras y mostrarla al mundo, hay quien la disfraza pero al final siempre se termina sabiendo.- Le miró sin girar la cabeza. –También sé quién eres tú.
Pero antes de que pudiese decir nada volvieron las chicas. Kaiser y Shadow no cambiaron la expresión ni dejaron de mirarse por un momento hasta que las chicas les llamaron la atención.
-Tenéis que ayudar también.- Insistió Marisa, estiró del brazo a Shadow. –Venga, relaciónate un poco ¿es que no te gusta relacionarte con la gente?
Shadow se la quedó mirando.
-No me gusta la gente.
Y aunque lo había dicho serio, todos se echaron a reír, cosa que él no entendió.
-No hace gracia. Por eso vine a este pueblo pequeño en vez de vivir en una gran ciudad.
-Pobre, tiene aglomerofobia.- Se burló Amy.
Había pasado rápido, la comida, la tarde, se empezó a hacer de noche y Marisa y Kaiser se tuvieron que ir, aunque a Shadow le había dejado tocado aquello que le había dicho antes de la comida Kaiser, antes de irse le tomó por el hombro y se le acercó, le susurró cerca de la oreja:
-He traído a Amy aquí para apartarla de los cotillas que con sus habladurías le hicieron la vida imposible, si en nombre de la verdad le haces daño te arrepentirás de saber quién soy.
Kaiser se puso serio por primera vez desde que se conocían, no dijo nada, no hizo nada, le miró y luego volvió a su ser normal y se fue con Marisa.
Ya habían cenado y estaban viendo la tele, habían cruzado un par de frases y Shadow decidió que se iba a dormir, por hacer algo realmente, no era que tuviese mucho sueño. La cuestión era que cuando pensó que Amy se había ido a dormir y él volvió a coger uno de sus libros para leer un rato en la cama la vio en la sala igual que la noche anterior, con el móvil en la mano. Eso en cierta forma le molestaba, que llamase o que dejase el móvil, pero estar ahí de pie mirándolo sin hacer nada no tenía sentido. Se acercó sigilosamente hasta su espalda y miró por encima de su hombro.
-¿Una llamada perdida?
La voz de Shadow la asustó tanto que casi le cae el móvil.
-¡Shadow! Pensé que te ibas a dormir.
-Vine a por un libro.
Frunció el ceño.
-Bórrala.- Ordenó Shadow autoritario.
-Pero.- Intentó decir Amy.
-Bórrala, sólo es una llamada perdida.
-Lo sé, es que... no puedo.- Amy se giró y fue hasta la ventana apoyando sus brazos en el marco. –No le dije dónde iba porque no quería tener la tentación de quedarme mirando por la ventana esperando que viniese a por mí.- Miró su móvil. –Pero tengo una llamada perdida de él del día que me fui ¿por qué? Las cosas quedaron claras, no creo que ni pidiéndoselo Tails me llamase.- Cerró los ojos. –A lo mejor era importante, a lo mejor era para ti... o puede que.
-Dame el móvil.- Le cortó Shadow. –Si tú no puedes yo la borraré.
Intentó quitarle el móvil pero Amy forcejeó.
-¡Dámelo, es mío, es mi llamada perdida!- Casi sollozaba.
-¿No ves lo que te está haciendo?- Shadow subió el brazo con ella enganchada. –No vas a avanzar nunca si te sigues aferrando a él y su recuerdo.
-¡Cállate! Eres el menos indicado para decirme eso.- Apretó los ojos. –Siempre comparando a todo el mundo con Maria, yo no te importo, sólo te importa lo que te recuerdo a ella.
-Me importas más de lo que crees.- Dijo sereno.
Pero a pesar de su tono tranquilo dio una sacudida que hizo caer al suelo a Amy, no quería hacerle daño pero esperaba que eso le devolviese la cordura, tocó los botones hasta que sólo quedó la opción de borrar y tenía que pulsar sí o no, entonces la miró de nuevo, se intentaba levantar pero estaba destrozada moralmente, de nuevo las malditas lágrimas, esta vez una pequeña en un lado de su ojo y otra ya cayendo por su mejilla en el otro lado.
-Por favor, dámelo, es mi llamada perdida.
Pero escuchó el sonido del móvil al pulsar la tecla, sintió destruida la poca esperanza que tenía al borrar sus llamadas perdidas, bajó la cabeza y apretó los puños, se puso de pie de golpe y cargó contra Shadow, que con la fuerza que hizo cayeron los dos al sofá, Shadow tumbado boca arriba con Amy encima dándole con los puños en el pecho.
-¿Por qué lo has hecho?- Le gritaba. –A pesar del parecido ¡yo no soy Maria y tú no eres Sonic!
Shadow lo entendía, casi la había convencido pero tenía razón, ella nunca sería Maria, y aunque se propusiese una nueva vida con Amy él nunca sería Sonic.
-Amy, mira.- Dijo a media voz.
Le enseñó el móvil, le había dado a la tecla de cancelar, ella respiró muy deprisa y le arrebató el móvil temblándole las manos al ver que ahí seguía la llamada perdida con el nombre de Sonic y el corazoncito junto al nombre.
-Sonic no va a volver a llamarte, quizá se equivocó y quería llamar a otra persona, nunca vendrá a por ti.- Sonó cruel todo aquello. –Pero le sigues queriendo a pesar de todo.
Amy ya se había calmado, había sido mágico el volver a coger aquel aparato y serenarse, como un enganchado a la droga con su recién tomada dosis. Shadow hizo "tch" y la abrazó, le acarició la espalda y la cabeza con la mano, luego besó su frente y apoyó la suya propia con la de ella.
-Prométeme una cosa.- Medio susurró Shadow. –Si yo intento salir adelante y dejar de lado mis recuerdos de Maria, guardarlos como eso, recuerdos, tú tienes que ponerte bien y pensar en alternativas que no te lleven a este estado de abrazarte a cualquier cosa que te recuerde a Sonic y no hacer nada más.
No supo por qué pero Amy pensó que con eso se refería a que ellos dos tenían mucho en común y que quizá debían probar suerte entre ellos, intentó separarse un poco, se sintió intimidada, pero aceptó. Algo aturdida por la situación se fue a la cama a abrazarse a la almohada, y por su parte Shadow se tumbó en la suya.
"Me llamaban niño allá en la ciudad ¿qué les costaba llamarme por mi nombre? Kaiser no es tan difícil de decir, sí que era joven, lo sigo siendo, pero ese no es motivo para tal mote, también tenía mis sueños como ellos, todavía los tengo, sigo buscando la verdad. Ese erizo negro me ha hecho pensar y recordar, no quiero ocultar la verdad pero sí que quiero proteger a las personas que me importan, no es algo incompatible, pero él rechaza la verdad, lo evidente y la honestidad, de ir con la cabeza alta sin mentiras a tu alrededor, todo se termina sabiendo, sólo hay que tener la conciencia tranquila. Por eso me fui de la ciudad, allí los gobiernos machacaban a los medios de comunicación que intentaban publicar la verdad, los sobornos estaban a la orden del día, y aquella organización acabó por atraparme en sus redes. Creen que mi sueño no es ambicioso, lo que no saben es lo seguro que es estar aquí y lo fácil que es sacar la verdad a relucir, lejos de las redes de las arañas del gobierno."
continuará...
