Perfecto, no había moros en la costa, sin hacer ruido Sonic caminó de puntillas desde el sofá hasta la puerta entre la penumbra de la noche, pero al tocar el picaporte sonó una alarma.
-¿Dónde pensabas ir?- Se oyó una joven voz detrás suya.
Sonic rió tontamente disimulando.
-Ahhh es que hacía calor y pensé en tomar el aire.
Tails resopló rascándose la cabeza por debajo de su gorro de dormir.
-Aún no estás recuperado, al aceptar quedarte aceptaste a la vez quedar bajo mi cuidado.
-Sí, doctor.- Puso mala cara Sonic. –Pero mírame, estoy bien.
Así como intentó demostrar que estaba bien sus costillas le recordaron cómo se había ensañado Metal Sonic a patadas cuando estaba en el suelo, un poco más y a Tails casi le entra la risa viendo los esfuerzos que hacía Sonic por disimular.
-Venga, Sonic, sé que tienes una recuperación muy rápida, pero tómatelo con calma.- Le ayudó a volver al sofá. -¿A qué viene esa prisa?
Sonic no dijo nada, esperó un poco y fingió que cambiaba de tema.
-¿Miraste en la guía de dónde era el prefijo?
Tails se sorprendió por lo directo que fue.
-Realmente tienes prisa ¿estás con el mono?
-¿A qué te refieres?- Sonic se cruzó de brazos.
-Ya estás otra vez.- Medio rió Tails. –Estás tan acostumbrado a que Amy te acose que ahora la echas en falta.
-¿De dónde es el prefijo?
-Y Cream ahora le echa la culpa a Shadow por habérsela llevado.
-Tails ¿Dónde?
-No te lo voy a decir.
-¡Qué!- Sonic casi se puso en pie. –Todo el día me has dado largas ¿y ahora me dices que no?
-No estás en condiciones de ir a ningún lado, si te lo digo irás a buscarla ¿acaso sabes qué decirle? Sé que no eres capaz de decir "te quiero" y de todas formas ahora ella no te creería.
-No voy a decirle pijadas.- Sonic se puso serio. –Dime de dónde es el número.
Tails se cruzó de brazos también serio. Sonic se lo iba a decir una vez más, pero le tembló el labio, no iba a llorar, ni siquiera recordaba la última vez que lo había hecho, así que desistió, giró la cara, apoyó los codos sobre sus rodillas y bajó la cabeza. Tails sonrió tiernamente.
-Mañana.- Dijo suavemente. –Seguro estás mejor, así que mañana te lo digo, ella también necesita tiempo.
Sonic asintió con la cabeza dando las gracias en silencio.
Estiró los brazos desperezándose, Marisa bostezó y se quedó un momento sentada en la cama, miró a un lado, al tocador donde tenía el espejo, se veía la melena suelta revuelta. Se quedó algo seria, se vistió, se acercó al tocador y se peinó haciéndose una coleta, encima la gorra tapando la mayor parte de su pelo, intentaba esconderlo, incluso había pensado en teñirse, pero su madre se lo había prohibido y ella no tenía el valor de no obedecer a su madre desde la muerte de su padre, al menos ahora su madre salía con un hombre y parecía feliz, ya quedaba menos para que ella se fuese también del pueblo como hizo su hermana, ahora no tenía miedo de dejar sola a su madre. Ahí mismo tenía también una foto familiar, su madre, su hermana, ella y su padre, estaba muy unida a él, estaba con él el día que murió, estaban de viaje cuando pasó aquel follón de ARK que ella nunca llegó a entender, sólo que su padre estaba en mal lugar en mal momento y cayó como una de las víctimas inocentes.
-Ya me voy.- Dijo Marisa recogiendo su desayuno.
-¿Otra vez a casa de aquella niña?- Dijo su madre desde la cocina. –Sí que te ha caído bien.
-A lo mejor nos conocíamos en otra vida, yo que sé. Hasta luego.
Hoy se había propuesto llevar a Amy con ella al trabajo para que la ayudase y aprendiese, la verdad es que hacía tiempo que necesitaba una ayudita y Amy había llegado como caída del cielo. Cuando llegó a su casa ella ya estaba en la puerta con una ropa parecida a la suya, vaqueros y camisa, ropa de trabajo. La saludó y le dio una gorra como la suya.
-¿Ya se fue Shadow?- Preguntó Marisa.
-Hace un rato, se toma en serio su trabajo.
Y ahí comenzó la primera jornada laboral de Amy en mucho tiempo, se sintió bien, liberada, pasó el primer trago de miedo que había sentido por el cambio y todo fue bien, los nervios se habían ido y el saber que estaba saliendo adelante la hizo feliz, ya sólo le quedaba el otro tema, pero poco a poco debía superarlo, debía seguir sus propios consejos, así que mejor no pensar en ello. A medida que avanzaba con aquellos turistas, ayudando a Marisa se fijó en la gente y una pequeña niña le recordó a una persona importante para ella, pensó en cómo estaría ahora Cream y si la echaba de menos, recordó a sus amigos de Station Square, a los que la habían ayudado y a los que la traicionaron. Haciendo una parada para comer, los turistas se fotografiaron en aquel restaurante rústico mientras Marisa y Amy comían.
-Has estado muy pensativa.- Se fijó Marisa. –Aunque has trabajado bien.
-Gracias, es que recordé a una amiga que echo en falta.
-¿De dónde vivías antes?- Preguntó Marisa sin echarle mucha importancia.
-Bueno, ella no vivía allí, pero quedábamos bastante, ella sólo tiene 8 años y yo le hacía de canguro mientras su madre trabajaba.- Sonrió Amy. –Es muy buena niña y muy educada, ahora que tengo la casa decente quizá debería invitarla.
-Ah.- Dijo sin más.
Supuso que a Marisa no debía importarle aquello, sobretodo pensar en una cría de 8 años, entendía que Marisa era mayor y seguramente querría conocer a gente de su edad más o menos.
-¿Y tus amigos?- Preguntó Amy.
-A parte de Kaiser...- Marisa rió. –La verdad es que soy un poco como Shadow, no me gusta la gente, no me relaciono mucho, además de que hay pocos jóvenes, eso era más tarea de mi hermana, por eso está en la gran ciudad, allí hay más gente.
-Ah, es verdad, tienes una hermana.- Hizo memoria Amy.
-Sí, es menor que yo pero más echada para delante, yo aún sigo aquí.
-Yo...- Amy pensó un momento. –Me fui de donde vivía porque tuve un problema con la gente de allí, supongo que por eso Shadow me ha traído a un sitio con poca gente.
-Está bien pensado.- La miró de arriba abajo. –No sois primos.
-Realmente no, aunque es verdad que está cuidando de mí, yo cuidé de él cuando estábamos en la ciudad, supongo que cree que me lo debe, pero paso, por mí no me debe nada.
-Uh...- Sonrió pícara Marisa. –Está cuidando de ti ¿en qué sentido?
Amy casi se puso de pie.
-¡Marisa!- Se sentó bien. -¿Qué insinúas? Somos amigos, sólo eso, si tú le encuentras algo más todo tuyo.
-Ah pues a lo mejor lo intento.- Se burló. –Tiene un cuerpo agradable a la vista, un posado elegante, ese misterio de poco hablador y una mirada que atraviesa...- Le dio con el codo a Amy. -¿Te has fijado en su culito?
Amy no se puso más roja porque no podía, se echó a reír.
-¡Pues claro que no me he fijado en su culito!- Intentó callar su risa pero no pudo. –Su culito dice... como si tú te hubieses fijado.
-¿Quién te asegura que no me he fijado?- Rió Marisa también.
-¿Qué es tan gracioso?- Sonó a su espalda la voz de Kaiser, se asomó a la mesa de ellas. -¿De qué habláis?
-Del culito de Shadow.- Rió Marisa.
Amy se cubrió la cara con los brazos.
-¿Qué haces tú aquí?- Se puso nerviosa por la situación Amy.
-Intento arrancar del trabajo a Shadow para comer, pero el tío este no come ¿está a dieta?- Kaiser se sentó junto a ellas.
-Él es así, no come mucho.- Admitió Amy.
-Pues ayer bien que se zampó la tortilla.- Marisa no podía parar de reír.
-Es que es su plato favorito.
Comieron los tres juntos, Amy sin ser capaz de explicarle a Kaiser lo del culito de Shadow, que por mucho que lo preguntó Kaiser acabó sin entenderlo. Luego siguieron cada uno con su respectiva tarea, y Kaiser una vez más volvió a hablar con Shadow en privado.
-Vamos, sólo te pido que me devuelvas la foto.- Insistió Kaiser.
-¿Tan importante es para ti?- Shadow siguió en las suyas. –No eres de fiar, seguro que en cuanto te la diese saldría en los periódicos o se lo dirías a Amy.
-Si quisiese hacerle daño a tu protegida ya se lo habría hecho.
Uy, hace un tiempo por algo así Shadow ya le habría matado, pero ahora estaba tranquilo, Amy le apaciguaba el instinto asesino como solían llamarlo, sin darse cuenta de que era él mismo quien lo hacía y que realmente no necesitaba a nadie para eso, quizá se sentía más seguro pensando eso.
-Cada vez me fío menos de ti, buen trabajo.- Se burló Shadow.
-Oh vamos ¿qué tengo que hacer para que me la des?- Cambió de táctica, se le acercó en plan colega. –Si me la devuelves te cuento de qué estaban hablando las chicas a la hora de la comida.
-Como si me importase.- Le ignoró Shadow.
-¿Entonces no te importa que estuviesen hablando de tu culito?- Se burló Kaiser.
Shadow dio un paso atrás alejándose de él en plan "no me toques" por el tono que usó.
-Y además Amy estaba colorada como un tomate y no me quiso contar de qué iban.
Intentó pensarlo un poco.
-Dime por qué quieres la foto y te la doy.- Empezó a ceder Shadow.
-Es algo personal.- Pero en seguida se veía que no le iba a convencer así. –Por Nadia.
Shadow medio rió medio resopló.
-¿Eres fan de doña ídolo juvenil?
-Más que eso, tengo que enseñarle esta foto a Marisa.
Que mal le olió eso a Shadow.
-¿Por qué a ella?
-Es obvio.- Kaiser se dio cuenta que Shadow no lo sabía. -¿No te comentó Marisa ayer que tiene una hermana?
No gritó de milagro.
-¿Cómo?- Se calmó un momento. –¿Quieres decir que esta Nadia es la hermana que se fue a la ciudad?
-Sí, ella habló de ello durante la comida también.- Le recordó Kaiser.
-Ya, pero no las relacioné... entonces más motivos para no darte la foto, mejor que conserve el recuerdo de su querida hermana.
-¿Qué quieres decir? Nadia es buena chica, se fue a buscar fama a la ciudad, desde que murió su padre no ha podido volver.
-¿Buena chica? Menos mal que no la conocéis, es una calienta braguetas que hace las cosas más horribles por salirse con la suya sin importarle quién caiga.
Hasta él que era la forma de vida perfecta se sorprendió, o mejor dicho le sorprendió, ese tipo debía saber algún tipo de estilo de lucha, en un momento le había puesto de espaldas a la pared con el antebrazo apretándole la garganta e inmovilizándole un brazo con el suyo libre de manera que el que Shadow tenía libre evitaba que le ahogase.
-¡No consiento que nadie hable así de Nadia! Tú no la conoces en realidad.- Apretó más el antebrazo. –Tú sólo dame la foto y haremos borrón y cuenta nueva.
Recordaba esa expresión, se compadeció de él, sabía lo importantes que podían llegar a ser los recuerdos y cómo se protegía de los malos con los buenos.
-Asegúrate de que Amy no sabe nada de esa foto.
Kaiser asintió con la cabeza, cogió la foto y soltó a Shadow.
-Ah y por cierto.- Shadow pasó por su lado sin mirarle. –Tú sabes quien soy así que procura no tentar a la suerte otra vez.
Sintió como un pequeño empujón pero no llegó a sentir el golpe, sólo fue un parpadeo y Kaiser se encontraba sentado de culo al otro lado de la habitación, había caído resbalando por el suelo, el erizo negro tenía mucha más fuerza de la que Kaiser había calculado.
Ya habían acabado, así que volvieron a sus casas, esta vez Marisa se fue directamente a la suya. Cuando Amy llegó a la casa vacía se topó de nuevo con la nostalgia, cogió el teléfono y llamó a Tails. El teléfono sonó en casa del zorro, Sonic estaba sentado en el sofá con una cara horrible del fastidio, Tails aún no le había dicho nada de Amy, escuchaba el teléfono sonar, pero no lo cogía.
-¡Tails, el teléfono!- Repitió varias veces.
-¡Cógelo!- Tails vino corriendo. -¿No ves que estoy ocupado?
Pero Sonic le giró la cara como un niño poniendo morros.
-Amy tiene razón, a veces eres muy inmaduro.- Y cogió el teléfono. -¿Diga?
-Hola Tails, soy Amy.
-¡Ah, Amy!- Tails lo dijo sin pensar, miró a Sonic. -¿Cómo estás?
-Muy bien, empecé a trabajar de nuevo, va todo bien. Quería llamar a Cream pero no sé si hablaste con ella, la echo de menos, y a ti también por supuesto.
-Sí, hablé con ella, está molesta porque no le dijiste nada, quiere que te vayas con ella.- Tails se apartó un poco de Sonic.
-Dame el teléfono.- Dijo Sonic un poco bajo.
-No.- Dijo Tails. –Estoy hablando yo.
-¿Qué dices?- Escuchó voces Amy pero no le entendía.
-Ah, nada, llama tranquila a Cream, pero te dará el sermón.
Se escuchó a Amy reír. Sonic se detuvo un momento escuchado el bajo volumen, tenía que conseguir volver a tener esa risa en directo para él, como aquella última acampada que estaba tan contenta porque le había llamado por teléfono, tan dichosa dando saltitos por todos lados, que le miraba y sonreía de nuevo. Le arrebató el teléfono a Tails.
-¿Amy?- Sonó impaciente su voz.
-¿Sonic?- Le reconoció enseguida.
-Ah, por fin, oye que tenemos que hablar...- Se impacientó más Sonic pero por dentro se había calmado.
¿Hablar? No, nada de hablar, era lo peor que podían hacer, no quería, no podía, no debía hacerlo, era la peor idea, hablar con Sonic, que Sonic le hablase, como si fuesen buenos amigos, pero si quería olvidarle, si quería hacerse a la idea de que no la quería y tenía que vivir con ello aún era muy pronto para empezar las relaciones normales, se puso tan nerviosa que no podía decirle nada.
-¿Amy? De verdad, tenemos que hablar.- A Sonic el silencio le sentó mal.
Pero peor le sentó cuando Amy apresuradamente colgó el teléfono, casi fue un golpe con sus manos temblorosas con aquella respiración ajetreada, parecía que le iba a dar un ataque. Y un ataque le iba a dar a Sonic cuando escuchó que le colgaba, se quedó de piedra, le había colgado y de aquella manera.
-¡Me cago en!- Se detuvo en seco cuando recordó que Tails estaba ahí y no debía decir tacos delante de él. -¡Me ha colgado!
Tails casi se asustó de su reacción.
-¡No me lo puedo creer!- Estuvo a punto de tirar el teléfono al suelo, hizo el ademán pero no lo llegó a tirar. -¡Pues bien! Como ella quiera ¿no quiere hablar conmigo, no me necesita? Pues vale ¡qué se espabile ella solita con Shadow!- Puso el teléfono en el sofá y le puso un cojín encima. –Ahí sin hablarme si es lo que quieres.
Apretó el cojín con frustración, casi deseó poner ese cojín sobre la cara de Amy y ahogarla, pero enseguida se arrepintió, estaba rabioso pero más por el hecho de que se sentía culpable y no quería sentirse así, la culpa no podía ser toda suya, lo pensó bien, era más culpa de Amy ¿por qué se había enamorado de él, por qué tenía que quererle tanto? Miró a Tails, parecía asustado.
-Sonic...- Susurró Tails.
-¿Qué?- Le medio gritó, aunque no era su intención. –Si no me quieres decir de dónde es el prefijo pues bien, cuando los que persiguen a Shadow los encuentren ya se las arreglará con la forma de vida imperfecta.
Se sentía muy cargado, necesitaba salir, y aunque antes de salir vio que Tails seguía inmóvil en el mismo sitio y a punto de echarse a llorar no pudo evitar dar un portazo.
-No hacía falta que se pusiese así.- Pensó en voz alta Tails notando una lágrima cayendo por su mejilla. –Yo sólo quería ayudar.
Desde el otro lado de la puerta Sonic apretó los puños.
-No es culpa tuya, Tails.- Se sintió mal por su amigo aunque sabía que no le escuchaba.
Sonic salió corriendo y ahí de pie se quedó Tails, se enjugó las lágrimas pero seguían saliendo, intentó serenarse, sabía que desde el otro lado del teléfono Amy también estaría intentando calmarse, seguro que aún no había hablado con Cream, así que él mismo cogió el teléfono y llamó a Cream.
-Hola.- Tails notaba su dificultad para hablar.
-¡Hola, Tails!- Saludó Cream animada, pero notaba su voz extraña, apagada. -¿Estás bien?
Tails no pudo responder, intentaba no gimotear pero se le oía.
-Sí, no pasa nada.- Mintió. –Me parece que te va a llamar Amy ¿podrás hablar con ella de Sonic?
-Pues claro, tranquilo.- Cream calló un momento escuchando a Tails intentando calmarse cogiendo aire. -¿Quieres que vaya?
Tails se sorprendió, esperó un momento.
-Sí.- Sonó débil su voz.
-Estaré ahí en un momento.- Se giró hacia su madre. –Mamá, si llama Amy dile que me llame al móvil, voy a casa de Tails.- Volvió a ponerse al aparato. –Ponte tranquilo, voy enseguida.
-Vale.- Se serenó un poco Tails.
Colgaron, Cream cogió su móvil, lo miró un momento, Amy se lo había regalado, era pequeñito, rosa, con una carcasa graciosa de conejitos blancos sonrientes.
-Qué difíciles las relaciones amorosas.- Pensó en voz alta Cream. -¡Vamos, Cheese!
El chao dio unos grititos de ánimo y ambos corrieron fuera de casa.
Amy siguió un poco más con sus manos sobre el auricular del teléfono, lo apretaba contra el aparato, seguía oyendo la voz de Sonic en su mente y como si pudiese acallarla con eso apretó más fuerte. Se soltó con la respiración acelerada, no podía hacerle nada, las mariposas revoloteaban por su estómago, era un cosquilleo por todo su cuerpo y sus mejillas sonrojadas las que le mostraban que no iba a escapar tan fácilmente. Se dirigió a la sala y se sentó en el sofá, cogió un cojín y se abrazó a él, miró su móvil, tenía que acabar con ello, lo cogió, estaba más serena, no iba a ser un acto guiado por los sentimientos sino por la cabeza, tocó algunas teclas hasta que por fin puso en la pantalla que ya no tenía llamadas perdidas, se repetía una y otra vez que todo aquello no había pasado, que Sonic no quería hablar con ella realmente, quizá lo que quería era darle un recado a Shadow, algo que ver con aquellas máquinas que destrozaron aquella noche, debía ser algo así, seguro, Sonic se lo había dejado claro, no la quería y eso no iba a cambiar por mucho que ella se había empeñado en el pasado en intentarlo, Sonic nunca iba a volver, las promesas del pasado eran simples compromisos de héroe, la iba a proteger siempre de máquinas, de enemigos, pero nunca de él mismo. Volvió al teléfono de la casa, llamó a Cream a casa y su madre le dio el recado de llamarla al móvil, así lo hizo.
-¡Hola Amy!- La voz de Cream parecía cansada.
-Hola ¿qué haces? Pareces agotada.
-Ja, sí, estoy corriendo.- Cream paró.
-Ah, así me gusta, que hagas ejercicio, una chica tiene que mantenerse en forma.
-Eh, sí.- Le siguió la corriente Cream.
-Tengo casa nueva, ya te lo dijo Tails ¿verdad?- Escuchó ajá. –Ya la tengo adecentada, podríamos quedar, una cenita de amigas ¿qué me dices?
-Es que...- Intentó excusarse. –Hoy no puedo, ahora iba... pero...- Intentó ordenar lo que tenía que decir. –Voy a casa de Tails.
Amy se olvidó por un momento lo que había pasado anteriormente al teléfono.
-Con que Tails ¿eh? Vaya, vaya, de lo que se entera una ¿ya lo habéis hecho oficial?
Cream no entendió en un principio lo que le había dicho, cuando lo hizo se ruborizó.
-¡Ah, no es eso!- Se ruborizó más, se le notaba la voz nerviosa. –Es que... tengo que ir a casa de Tails ahora, me necesita.
-Sí, sí, por supuesto.
-Amy.- Cream se puso seria. –Tendrías que hablar con Sonic.
No respondió.
-Tú también no, Cream, por favor, no hay nada que hablar, ya te contó Tails lo que pasó ¿verdad?
-Sí, seguro que lo interpretaste a tu manera.
-¿Qué interpretación?- Amy se molestó. –Fue bien claro, le pregunté si me quería y me dijo...- Calló un momento, no se acordaba que eso le dolía. –Me dijo que no, no dio rodeos ni dijo otras palabras, simplemente dijo no.- No escuchó a Cream. –No sabe cómo me siento, ahora no puedo hablar con él.
-Amy, tú sabes cómo te sientes.- Habló claro Cream. –Pero no sabes cómo se sienten los demás, Tails me llamó hace un rato y parecía muy triste, perdona pero tengo que ir con él.
Amy la escuchó atentamente, le dijo que lo entendía y se despidieron.
"No entiendo cómo no me lo he planteado antes, somos amigos nada más, él, Sonic, Amy, Cheese y yo, incluso Knuckles que le cuesta salir de su isla, hemos vivido muchas aventuras juntos, me han ayudado mucho y he crecido a su lado, pero nunca había pensado que quizá mi admiración por él fuese algo más, aún soy muy joven y me da vergüenza pensar que estoy creciendo, que me importa Amy y no quiero que se sienta mal pero más que nada quiero llegar donde Tails y hacer lo posible porque no esté triste. Creo que jugué demasiado a ver a Sonic como el príncipe y a Amy como la princesa sin darme cuenta de que a quien más veía como príncipe era a Tails. Ya no sé ni lo que pienso, ahora sólo me importa llegar a su casa, porque sé que me está esperando y que si estoy con él sonreirá siempre."
continuará...
