Capítulo 13

La chica rosa siguió andando, estaba acostumbrada, aunque con ese tiempo tan malo debió coger el paraguas. El último autobús había llevado a Amy a otro lugar que no conocía entre su nuevo hogar y New Station Square, simplemente escuchaba la llamada de su corazón con esperanza, como había hecho anteriormente, aquel tiempo que ahora parecía haber pasado un siglo desde entonces. Miraba al cielo, veía nubes por todos lados y regiones donde debía estar diluviando, ya lo habían dicho en las noticias, que llovería en varias regiones y que posiblemente en algunos sitios lo haría durante toda la noche. Ahora mismo debía estar a punto de llover en su nuevo hogar, intentó recordar si había cerrado bien las ventanas y pensó en si Shadow habría vuelto, pero pensó que no era posible, él solía tardar mucho cuando se iba a pasear, de todas formas tenía su esmeralda y el Chaos Control. Entonces fue cuando lo vio, lo reconoció fácilmente aunque a veces tachase a todos los robots por igual, pero aquel sabía cual era porque ya había visto uno cerca de New Station Square aquel día de la cena con Sonic. Vadeó abrazándose a sí misma como si aquel recuerdo fuese de hacía años ¿había sido el lunes pasado? Sólo había pasado una semana. Perdida en sus pensamientos no vio al robot volador acercarse, le pasó el escáner y parecía mirarla de arriba abajo.
-¿Qué?- Preguntó Amy notando su presencia. -¿Me haces fotos?
Amy sonrió y posó lanzándole un beso. Si el robot hubiese sido humano se le habría visto caer una gota por la sien, pero de todas formas no le interesaba, recolectó los datos y la reconoció como último ser que había estado junto a la forma de vida perfecta y posible conocimiento de su paradero. Una alarma estridente del robot hizo que Amy instintivamente sacase su martillo y lo pusiese en órbita.
-¡Qué ruido!- Se rascó una oreja. -¿Me quiere dejar sorda o qué?
Apoyada sobre el Piko-Piko Hammer oyó detrás de ella un sonido feo, un reconocible ruido que tenía relacionado a problemas, se giró y vio un meca pilotado por alguien con casco.
-Eh... ha sido sin querer.- Intentó excusarse Amy.
-Shadow the Hedgehog.- Sonó por el altavoz fuera de la cabina. -¿Dónde está?
Amy se indignó.
-¿Cómo voy a saberlo? Va donde quiere cuando quiere, en eso es igual a Sonic.
Los focos de aquel meca que hasta ahora habían estado apuntando al suelo la enfocaron de lleno, ella se tapó la cara con los brazos.
-Sabemos el pueblo donde habita, no mientas.
¿Lo sabían? Pero se suponía que nadie sabía dónde estaban ellos.
-¡Anda y vete por ahí! Yo ya tengo mis propios problemas buscando a Sonic como para ponerme a buscar a Shadow también.- Se cruzó de brazos Amy.
Aquella no era la respuesta correcta, o no la que el piloto del meca esperaba, sus compañeros iban directos al pueblo mientras él se quedaba en la retaguardia con su meca, uno de los "especiales" que guardaban para intentar cazar a la forma de vida perfecta, y su piloto se había creído demasiado su papel de importante en el grupo, incluso pensó que si estaba la niña ahí Shadow debía andar cerca, a lo mejor no estaba en el pueblo indicado y ganaría grandes honores si podía capturarle él solo.
-¿Sois amigos?- Preguntó pícaramente el piloto.
-¿Amigos?- Se le quedó mirando Amy. -¡Pues claro! Mira éste ¿a ti te pegaban en el cole o qué?
Aunque estuviese el tiempo malo y algo oscurecido ya había curiosos asomados a la ventana que rieron con ese comentario, no sabían de qué iba la cosa, el tipo parecía un trabajador del gobierno aunque no lo fuese, y le andaba toreando una niña, qué vergüenza para él, que se puso rojo y logró sacarlo de sus cabales, usando el brazo mecánico del meca para cogerla. La pilló desde la cintura hasta poco más abajo del cuello, aunque le había quedado un brazo libre que ahora hacía fuerza para soltarse.
-¡No nos subestimes, niña!- Se puso arrogante. –Mis compañeros de ARMS le encontrarán de todas formas, pero por si está por aquí.
Apretó la mano mecánica haciendo gritar a Amy.
-Grita más fuerte, si está contigo en nada le tendremos ante nosotros.
Soltó un poco el agarre y lo volvió a apretar, esta vez Amy apretó los dientes y los ojos fuerte aguantando soltando un leve gemido, sabía que Shadow no estaba ahí, pero si le había oído cuando se pegó con Nadia seguramente también podría ser que la escuchase ahora, así que decidió no llamarle. El reluciente metal del meca sintió un golpe, pequeño, insuficiente para nada, pero había sido un golpecito que había hecho ruido, el piloto miró a un lado, le habían tirado una piedra, había sido un muchacho que podía tener la edad de Tails, rápidamente su madre le cogió y le entró en casa, ocupando su padre y su abuelo su lugar, admirando la fuerza de Amy al no gritar.
-¡Deja a la niña!- Gritaron.
A ellos, a ese valor se unieron un par de vecinos más que habían visto lo que había pasado y cómo aquel poderoso meca se aprovechaba de la debilidad de una niña.
-¡Abusón!- Gritó una niña pequeña desde su ventana.
El tipo no era que se sintiese intimidado, más que nada temía que avisasen a las autoridades, realmente ARMS no era un grupo del todo legal, teóricamente fabricaban armas pero no constaba su utilización, quizá había sido un error mostrarse tan pronto y en presencia de tanta gente, recibió otra pedrada en el cristal blindado de la cabina y le hizo reaccionar, dio un par de saltos y puso en marcha los propulsores haciendo casi volar al meca lejos de ahí. Aterrizó en una zona no habitada con vegetación más bien escasa, grandes rocas y el ambiente con olor a tierra mojada. Amy no dijo nada durante todo el camino, estaba demasiado ocupada intentando respirar, le costaba porque el del meca olvidó aflojar el agarre y se estaba quedando sin aire, pero así como el piloto se dio cuenta y aflojó la manaza del meca a toda prisa, Amy reaccionó y con su brazo libre creó un martillo que golpeó con mucha fuerza la junta del cierre haciendo que se abriese por completo, en cuanto puso los pies en el suelo dio un par de saltos alejándose.
-¿Pero?- El piloto casi no podía creerlo. -¡Qué demonios!
Se acercó a ella pero saltó y le dio con el martillo al cristal de la cabina, que aunque no era lo suficientemente fuerte como para romperlo sí lo fue para hacerle algunas grietas, Amy pensó que todo lo que puede hacerse grietas puede romperse también así que insistió, pero el piloto no era un novato y que antes cometiese un error no significaba que fuese a cometerlos ahora en aquello que se empeñó en que no llegaba ni a batalla. Era bastante lento por su pesado cuerpo metálico y Amy era muy ligera, esquivó bien en un principio los ataques, y movía bien el brazo que había tenido atrapado antes, con algunos cortes por las esquinas del metal, y en su costado contrario el traje algo roto, no era gran cosa, casi estuvo tentada a decirle que Nadia pegaba más fuerte. Hasta que de nuevo la cogió, esta vez ambos brazos incluidos.
-Vamos a probar este juguetito antes de usarlo contra el erizo negro.- Rió el piloto. –Un poco de práctica de tiro.
La tiró fuertemente al suelo algo alejada de él, con la fuerza del golpe se arrastró unos metros hasta dar con una pared de piedra cerca de un pequeño acantilado desde el que se veía un lago. Con dificultad se levantó, pero quedó sentada en el suelo, miró a un lado, allí no llovía pero en el horizonte se veía el sol casi desaparecido, miró al otro lado el meca haciendo algo extraño, sacó un cañón de su espalda que parecía estar absorbiendo energía, pequeñas luces azules y amarillas le envolvían, se asustó, se asustó mucho, intentaba pensar, reaccionar, pero no podía hacer nada, sus piernas se habían quedado paralizadas, no lo entendía, se preguntaba una y otra vez ¿por qué no me puedo poner en pie? Le temblaban mucho, empezó a moverlas poco a poco pero el pánico la había dejado casi fuera de combate.
-Sonic...- Susurró.
No le estaba llamando, casi se estaba despidiendo, pero no se resignaba, no quería, no podía morir, ese no era su final, aún tenía mucho por hacer, tenía que ser fuerte, encontrar a Sonic, arreglar las cosas y volver a ver a sus amigos de New Station Square. No se iba a dar por vencida, pensando en Sonic y en sus ganas de volverle a ver, en sus ganas de ver a todos sus amigos reunidos de nuevo, encontró la fuerza para ponerse en pie, entonces fue cuando lo notó, apoyó una pierna pero al apoyar la otra se fue al suelo, ni la había notado cuando la apoyó, casi era como sentir que no tenía pierna, de pronto sintió un fuerte dolor de rodilla para abajo ¿se había roto el hueso con la caída? Nunca se había roto uno, siempre tomaba mucha leche para fortalecerlos, quizá esa situación sí escapaba a su control.
-Joder...- Se impacientó el piloto. –Cómo tarda esto en cargar ¿y se supone que tengo que atrapar con esto a un tipo que casi va a la velocidad de la luz?- Vio en su panel un botón que era para mantener la energía. –Ah, claro, cuando lo use ahora lo pondré a cargar y con eso se mantendrá hasta que lo use de nuevo. Los ingenieros no son tan tontos como pensé.- Miró a Amy que estaba sentada muy cerca de la pared, como intentado apoyarse en ella para levantarse. –No te muevas, será rápido.
Y disparó el cañón.

Con su velocidad corría tras aquellos robots voladores, no dejó que notasen su presencia pero tampoco les había atacado, ellos le llevarían a donde estaba Amy y Shadow, juntos podrían vencerles, aunque pensó que él solito podía con todos, lo único que quería era saber dónde estaba Amy, que le explicase a la cara por qué le había colgado el teléfono. Se detuvo de golpe como si fuese a tener un ataque al corazón, su inalterable corazón le obligó a parar, veía irse a las máquinas más lejos, debía seguirlas, pero en su cabeza sonó su nombre, no podía creerlo, hacía mucho que no escuchaba algo así, y realmente sólo había escuchado a Amy las veces anteriores, le llamaba, Amy le llamaba, imaginó que en su situación actual no le llamaría por una tontería, si estaba enfadada con él no le tenía que llamar, y de todas formas tenía a Shadow que la protegía, pero no había escuchado el nombre de Shadow, sino el suyo propio, también podían ser sus ganas locas inconscientes de verla. Ya casi no se veían los robots, iban en una dirección, sin embargo su llamada le indicaba otro lado, era una bifurcación con una difícil decisión ¿ir al pueblo donde vivía ahora Amy y ayudar a Shadow o ir en la dirección en la que le indicaba su corazón? Siempre que había hecho caso a su corazón no había dejado nunca que se equivocase, quizá debería escucharlo más a menudo. Resopló pensando que estaba sacrificando aquel pueblo, no quería sentirse mal por ello pero no podía evitarlo.
-Lo siento.- Dijo en voz baja.
Y corrió de nuevo llegando a un pueblo donde había un grupo de gente en medio de la calle intentando decidir qué hacer, por lo que escuchó una muchacha erizo color rosa había tenido problemas.

Amy puso un brazo delante de su cara apoyando el otro en el suelo, ya estaba, era el final, no podía hacer nada. El resplandor del chorro de energía alumbró la oscuridad de aquel atardecer nublado, los pequeños rayitos azules y amarillos que le envolvían parecían querer escapar del rayo mayor blanquecino que giraba en espiral hacia ella. Cerró los ojos intentando no verlo cuando una sombra pasó por delante de ella y un poco a un lado desvió la atención del rayo. Amy abrió los ojos y por el hueco de su propio brazo vio el chorro de energía que parecía inagotable aún saliendo de aquel cañón, intentando empujar al intruso, latiendo fuerte y rápido su corazón subió su mirada hasta su salvador.
-¿Estás bien?- Gritó Sonic haciendo fuerza.
Ahí estaba, de pie, en pose algo altiva para una situación tan adversa, parecía estar cediendo poco a poco, tuvo que echar una pierna atrás.
-¿Amy?- Intentó girar la cabeza hacia ella.
Pero no podía, necesitaba concentrar todas sus fuerzas en detener aquello y no estaba en su mejor forma.
-¿Sonic?- No podía moverse Amy. -¿Qué haces aquí?
Sonic sonrió de forma pícara.
-Tú sabrás, tú me llamaste, te lo dije, tienes más poder del que piensas.- Sonic cedió un poco.
Amy respiró muy deprisa, ya le había visto hacer cosas extraordinarias en otras ocasiones como detener la caída de ARK junto a Shadow, pero ahora no estaba Shadow y no entendió qué eran esos vendajes estropeados, mojados y sucios que llevaba alrededor de las costillas.
-¿Por qué?- Medio sollozó Amy. -¿Por qué has tenido que venir?
-Te... te dije algo horrible.- Sonic dio otro paso intentando alejarse de ella. –No debí decirte aquello, no era lo que sentía en verdad.
Amy abrió mucho los ojos, se estaba alejando, estaba logrando desviar el rayo, pero a la vez no podía con él, le iba a dar de lleno. Ahora ya no era por ella misma, ahora era por ayudar y proteger a la persona más importante para ella. Le dolía el hueso por dentro y de rodilla para abajo tenía la pierna adormecida, puso su mano sobre su pierna herida, no sentía su propia mano, pero tenía que hacerlo, apoyándose en la pared se puso de pie y de un saltito se agarró a la cintura de Sonic apoyándose en él, él se ruborizó.
-¿Qué haces? No es el momento.
Él mismo se asombró de su tono de voz.
-Confía en mí.- Sonó tan dulce la voz de Amy. –Como yo he confiado siempre en ti.
Sonic no se movió, se dejó coger. Amy estiró un poco de él para acercarse más a la pared rocosa, Sonic aguantó el rayo como pudo, aquello parecía tener una fuente inagotable, parecía uno de esos juegos en que gana el que le da más rápido al botón. Una vez lo suficientemente cerca, Amy echó hacia atrás la pierna mala, apoyó el pie en la pared a su espalda.
-Cuando te lo diga, deja ir el rayo.
Sonic asintió. Una, dos, tres, Amy se lo dijo a la vez que Sonic soltaba el rayo y ella apoyaba su pierna buena detrás impulsándose con ambas dando un salto enorme, siempre había sido buena saltadora, incluso Sonic se había sorprendido en alguna ocasión viéndola saltar, y ahora prácticamente había batido el record. El rayo se había estrellado contra el muro de piedra y ellos estaban muy por encima a salvo.
-¡Mierda!- Gritó el piloto. –Carga, carga, carga.- Decía una y otra vez cargando de energía el cañón otra vez.
Mientras aún estaba en el aire, Sonic notó los brazos de Amy fuertemente aferrados a él, ni siquiera le importaba que aún le doliesen las costillas, cuando notó que caían y que ella se estaba soltando giró rápidamente en el aire, ella debió perder la conciencia en algún momento del salto, la abrazó y cayeron, él paró la mayor parte del golpe pero tenía ganas de reír, había quedado tumbado boca arriba en el suelo con Amy encima y aunque no venía a cuento había recordado una broma idiota que le había hecho Tails, no recordaba exactamente qué pero era algo de que se le quitaría la tontería el día que se quedase un rato tumbado con Amy encima.
-Ya puedes decir que te has tumbado encima mía.- Rió Sonic. -¿Amy?
Ella no le contestó, soltó un pequeño gemido, ahora que la había forzado le dolía más la pierna. Sonic la miró, la tumbó boca arriba.
-Amy...- Sonic puso su mano en la cara de ella.
Le acarició la cara intentando hacerla reaccionar, miró al meca que parecía dispuesto a disparar el cañón sin terminar de cargarse. Con una esmeralda del caos podía hacer el Chaos Control, intentó pensar en ello, pudo hacerlo con una falsa, y recordó que Shadow nunca se cansaba al usarlo, entonces el Chaos Control era la técnica y las esmeraldas las que le daban la energía para hacerla, por eso él pudo hacerlo con aquella falsa y que por que ello quedó tan cansado. Amy se despertó cuando el meca estaba a punto de disparar de nuevo, se agarró a Sonic intentando apartarle, pero él no se dejó.
-Confía en mí.- Dijo sonriendo.
Sonic estaba con una rodilla apoyada en el suelo, apoyaba su peso en la otra pierna más adelantada con un brazo estirado y la palma de la mano abierta, la otra mano se la ofreció a Amy sin mirarla, ella la tomó y se aferró a aquel brazo mirando aquella mano con el guante destrozado y la piel algo quemada. El rayo salió disparado hacia ellos, con menos fuerza que antes pero con la suficiente fuerza destructora para hacerles daño, era ahora o nunca, paró el rayo con la mano y gritó "Chaos Control" cosa que sorprendió mucho a Amy, pero ahí estaban, o mejor dicho no estaban, Sonic había absorbido el rayo y usado esa energía para hacer la técnica más característica de Shadow. Aterrizaron suavemente en otro lugar, el paisaje era semejante, muy cerca del lago, no debían haber ido muy lejos.
-¿Estás bien?- Repitió Sonic poniéndose en pie.
Amy asintió con la cabeza aunque no se levantó, se quedó sentada con las piernas estiradas, apoyó las manos y se acercó a un árbol a descansar su espalda, miró a Sonic, que ahora estaba de pie de espaldas a ella con los brazos abrazados a él mismo, a la zona de los vendajes que cubrían sus costillas, aunque le llamó él no respondió y seguidamente se desplomó en el suelo. A Amy casi le da un ataque, como había caído cerca de ella no tuvo que desplazarse mucho, la maldita pierna le dolía más que antes, estiró de él y le traqueteó un poco llamándole, ya no eran sólo los vendajes, se fijó en que tenía golpes en la cara.
-Sonic...- Amy bajó la cabeza apoyándola en la de Sonic. -¿Quién te ha hecho esto?
Pero no podía quedarse ahí con él llorando, ahora más que nunca tenía que ser fuerte, no pensó en lo que le había dicho Sonic antes ni en lo que había pasado entre ellos aquel día en que se despidieron, lo único que contaba ahora era que tenían que salvarse, los dos tenían que conseguirlo. Amy se agarró al árbol y apoyando sólo la pierna buena se puso en pie, la otra pierna la tenía en perfectas condiciones y a parte de los rasguños del brazo no tenía nada más, dio un saltito con la pierna buena y se enganchó a una rama, estiró de ella insistiéndole a la rama que se partiese como si realmente pudiese escucharla y hacerle caso, cuando se rompió cayó de culo al suelo, se quejó por ello y se frotó el trasero con gesto de dolor, luego usó esa rama como bastón, se acercó al lago y mojó su pañuelo, volvió al lado de Sonic y se sentó de nuevo, estiró de él e hizo que apoyase su cabeza en ella, en sus piernas, la parte alta de los muslos. Con el pañuelo mojado comenzó a limpiarle la cara, estaba algo sucio y tenía las púas húmedas, debió estar corriendo bajo la lluvia. Con aquel suave tacto del pañuelo mojado Sonic fue recobrando el conocimiento, abrió los ojos y la miró, intentó decir algo pero ella le puso un dedo sobre los labios.
-Shhh... tómatelo con calma.- Susurró suave Amy.
Él se la quedó mirando fijamente con los ojos entrecerrados, con aspecto de cansado, más que mirarla parecía admirarla dejándose hacer. Le hizo caso cuando le dijo que descansase, cerró los ojos sin moverse, pero cuando Amy puso el trapo fresco sobre su frente aliviando sus décimas de fiebre y separando sus manos de él, Sonic abrió los ojos y torpemente con su mano cogió la de Amy poniéndola sobre su hombro y acomodándose para descansar de nuevo con los ojos cerrados.

Ya estaba suficiente nerviosa cuando llegó a casa por algo que le había contado Kaiser, sabía que él no mentía porque le conocía desde que eran niños, pero le costaba encajar todo lo que le había dicho, lo que de verdad hizo cuando estuvo en la ciudad intentando hacerse un hueco entre los mejores, intentando a su vez alcanzar a Nadia. Pero ahora lo más importante era ir a buscarla, sabía el sitio donde estaba porque las pasadas vacaciones estuvo de visita y se lo mostró, en aquellas mismas escaleras merendaron alegremente, no podía aceptar que la siempre llena de vida de su hermana estuviese pasando por aquello. Era tarde y por eso no había nadie por la calle, todos se habían ido a casa, todos cenaban, ya no pasaban autobuses, los coches no pasaban y la tormenta se acercaba feroz como augurando el principio del final. Corrió hasta la carretera principal, había salido del pueblo y esperó que pasase algún coche de otro pueblo, alguien que la ayudase, pero la gente de fuera del pueblo no era como los que ella conocía, aunque estaba haciendo autostop los coches no pararon y cuando la lluvia hizo charcos más grandes un coche pasó a toda velocidad y la empapó toda.
-¡Cabrón!- Gritó Marisa enfadada.
Se asomó más a la carretera para gritarle más a ver si paraba, pero no lo hizo y rápidamente un coche comenzó a hacer sonar su claxon a su espalda, eran unos chavales que iban al trabajo nocturno para pagarse los estudios de la universidad, iban quizá más rápido de lo debido por la zona y por la lluvia, lo único que pudo ver fueron unos focos iluminándola cada vez más.

"Cuando éramos niños Nadia, Kaiser y yo jugábamos a príncipes y princesas, recuerdo que Kaiser se tomaba muy en serio su papel de príncipe y nos protegía, quizá tomaba el rol de hermano mayor. Pero a medida que pasaban los años y nos hacíamos mayores las cosas fueron cambiando, yo viajaba mucho con papá y Nadia aprendió a ser más independiente, por su lado Kaiser se quedó al lado de Nadia siempre protegiéndola como algo más que su hermano. Un día cuando Nadia cumplió 12 años vino corriendo animada diciendo que le gustaba un chico, no era porque me enseñase con tanta alegría las fotos de Sonic, ni porque la cara de Kaiser ese día fuese un mapa, apenas sonreí porque le tenía un poco de envidia, yo que era mayor que ella aún no me había enamorado ¿por qué siempre he visto a todos los chicos por igual? Nunca sentí nada especial por nadie. Por ese motivo debieron empezar mis sueños, hace dos años, durante uno de mis viajes con mi padre, el viaje donde él murió, ahí comencé a soñar con alguien que no conozco, cuando despierto no recuerdo el aspecto que tenía en el sueño, lo único que me queda en mente es que no me gustan los otros chicos porque debo pedir demasiado, porque para protegerme de sufrir por amor busco al hombre perfecto, pero el hombre perfecto no existe."

continuará...